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Insuficiencia venosa crónica. Entrevista Dr. Juan Tacuri
La insuficiencia venosa crónica se presenta en personas mayores de 40 o 50 años, en especial, en la población económicamente activa. Dr. Juan Tacuri
La insuficiencia venosa crónica (IVC) es la enfermedad vascular más frecuente en el ser humano, afecta principalmente a las mujeres y su prevalencia aumenta con la edad. La incidencia más alta se observa en personas mayores de 40 años. Ante este panorama, se vuelve crucial contar con un diagnóstico temprano, tratamientos adecuados y estrategias preventivas eficaces. Para comprender mejor esta patología y sus implicaciones, revista Guía Farmacéutica dialogó con el doctor Juan Tacuri, cirujano vascular con amplia experiencia en el manejo de la IVC en el sistema de salud público y privado, quien respondió a diversas inquietudes sobre esta enfermedad.
¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?
La insuficiencia venosa crónica (IVC) está definida como la disfunción de los principales mecanismos de retorno venoso en las extremidades inferiores. Esto significa, que las venas profundas de las piernas, encargadas de llevar la sangre de regreso al corazón, no funcionan correctamente. Este retorno depende de varios mecanismos, como las válvulas venosas y la bomba muscular de la pantorrilla, que a menudo se denomina “el corazón periférico”. Cuando alguno de estos mecanismos falla, se produce la insuficiencia venosa. Por ejemplo, el caminar activa la bomba periférica, favoreciendo el retorno venoso; por eso es tan importante mantenerse activo.
¿Cuáles son las principales causas y a qué edad se manifiesta?
La IVC afecta principalmente a personas mayores de 40 o 50 años, en especial, con ocupaciones que implican estar de pie por largos períodos. En mujeres, los cambios hormonales tras la etapa fértil también favorecen su desarrollo. El sedentarismo es una de las principales, reduce el retorno venoso al evitar la activación muscular. Estar mucho tiempo de pie aumenta la presión en las venas y daña las válvulas que previenen el estancamiento sanguíneo. La predisposición genética también influye, especialmente si hay antecedentes familiares. En mujeres, el embarazo dificulta el retorno venoso debido a la presión del útero sobre la vena cava inferior.
¿Cuáles son los síntomas principales de la IVC?
Los síntomas incluyen sensación de pesadez en las piernas y, en algunos casos, hinchazón debido a la acumulación de sangre en las venas dilatadas. También aparecen venas visibles que varían desde telangiectasias (arañas vasculares) hasta várices más prominentes. En estadios avanzados, los pacientes pueden presentar cambios en la piel, como manchas oscuras y desarrollar úlceras si no se trata de forma oportuna.
¿Cómo se clasifica la gravedad de esta enfermedad?
Se utiliza la clasificación CEAP (por sus siglas en inglés) que incluyen una descripción de la clase clínica, la etiología, la distribución anatómica y la fisiopatología subyacente, que divide la IVC en seis estadios: CEAP 0 indica ausencia de enfermedad; CEAP 1, arañas vasculares o venas reticulares; CEAP 2, venas varicosas prominentes; CEAP 3, edema; CEAP 4, cambios tróficos en la piel; CEAP 5, úlceras cicatrizadas, y CEAP 6, úlceras activas.
¿Cuál es el adecuado proceso de diagnóstico?
El diagnóstico de la IVC consta de dos etapas: evaluación clínica y exámenes complementarios. En la primera, se realiza una anamnesis para identificar síntomas, molestias y factores de riesgo, seguida de un examen físico para observar venas dilatadas o alteraciones vasculares. Las várices suelen aparecer en la cara interna de las piernas, pero su localización en áreas inusuales, como glúteos o laterales, puede indicar insuficiencia venosa pélvica, especialmente en pacientes con antecedentes de embarazo. El eco Doppler venoso, gold standard para la IVC, confirma el diagnóstico al mapear venas, origen y extensión del daño.
¿Qué alternativas terapéuticas existen?
El tratamiento incluye opciones clínicas y quirúrgicas. Las medias de compresión reducen la dilatación venosa y mejoran el retorno sanguíneo, mientras que, los flebotónicos fortalecen las paredes venosas. En casos avanzados, se opta por cirugía, ya sea abierta, láser o radiofrecuencia, según las condiciones venosas y el perfil del paciente.
¿Qué medidas de prevención se pueden aplicar?
Es esencial mantenerse activo, realizar pausas activas al estar mucho tiempo de pie; usar medias de compresión y evitar el sedentarismo. También es importante realizar ejercicios específicos como caminar de puntillas o de talones y evitar el uso prolongado de tacones altos. Un calzado con un taco bajo es ideal.
¿Algún mensaje final que desee compartir?
Es fundamental tratar la IVC a tiempo para evitar complicaciones graves como úlceras o trombosis. Los pacientes deben consultar a su médico ante cualquier signo de alarma, y los médicos generales deben derivarlos a un especialista cuando sea necesario. La prevención siempre será más económica y efectiva que tratar las complicaciones.
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El eco Doppler venoso es clave para mapear las venas, identificar el origen del daño venoso y planificar un tratamiento personalizado para cada paciente