2 minute read

Educación Artística

En la actualidad, se considera a la educación como “algo bueno”; la mayoría de las personas que han experimentado un sistema educativo, que han aprendido a leer y a escribir, que saben aritmética y que poseen un nivel de conocimiento razonable, estarían de acuerdo con que esta tiene claros beneficios en su vida cotidiana: les permite desenvolverse con mayor soltura en la sociedad, acceder al sistema económico con mayor facilidad y una mayor integración a la cultura.

Pero, ¿qué es la educación? Según los sociólogos Anthony Giddens y Philip W. Sutton, esta puede definirse como una institución social que promueve la adquisición de habilidades, conocimientos y permite la ampliación de horizontes personales y que puede tener lugar en muchos entornos. Esto a diferencia de la escolarización, que es el proceso formal (institucional) por medio del cual se proporcionan cierto tipo de conocimientos y habilidades, a través de un plan de estudios preestablecido, es decir, una etapa que suele ser obligatoria hasta una edad determinada. En ese sentido, la educación tiene un valor integral y universal, es un derecho; mientras que la escolarización es una garantía que otorga el Estado. En nuestro país ambas se consagran en el Artículo 3º de la Constitución: Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado –Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios– impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, conforman la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias, la educación superior lo será en términos de la fracción x1 del presente artículo. La educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia.

Advertisement

Si bien la educación y la escolarización ofrecen las herramientas para afrontar desigualdades y asegurar un modo de vida digno, paradójicamente, también juegan un papel importante en la reproducción cultural, es decir, en la transmisión de valores, de normas y experiencias que perpetúan desigualdades sociales en lugar de contribuir a igualar oportunidades vitales. En principio, porque no todos los miembros de la sociedad pueden acceder a un sistema educativo digno, por cuestiones de etnia, género o clase; en segunda, porque los sistemas son estructurales, es decir, que priorizan el poder de la estructura social y no la acción humana creativa. Afortunadamente, existen docentes e instituciones que comprenden la enseñanza como un aparato complejo, que implica un conjunto de sentimientos, reglas, paciencia, embates y preguntas simples con respuestas elaboradas.

Lee el artículo completo en nuestro ejemplar digital.

This article is from: