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Educación Ambiental
Vivimos en un mundo globalizado. Nuestra generación ha sido testigo de un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural sin precedentes.
Existe una gran comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo, que si bien ha permitido crecimiento económico y grandes avances en el campo de las ciencias naturales y de la salud, que a su vez han aportado beneficios a muchas personas, es importante señalar que el proceso también ha producido severas consecuencias: se ha ampliado la desigualdad existente entre ricos y pobres, así como un grave deterioro del medio físico en el que nos desarrollamos.
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En ese sentido, la meta del concierto de naciones, es formar una población mundial consciente y preocupada por el medio ambiente y por los problemas asociados, que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos. Aunque el progreso científico y económico ha permitido que las nuevas tecnologías simplifiquen tareas cotidianas e incluso creen nuevas áreas de oportunidad en los ámbitos académico y laboral… no ha sido suficiente para alcanzar un nivel considerable de liberalización y democratización del conocimiento, que permita a los Estados generar programas ni políticas educativas sostenibles, incluyentes y transversales, que hagan posible desarrollar nuevos conocimientos teóricos, prácticos ni valores y actitudes tendientes a conseguir el mejoramiento de la calidad del medio. Diversos organismos internacionales se han dado a la labor de generar instrumentos cuyo objetivo es implementar aparatos críticos que posibiliten la distribución equitativa de los recursos naturales mundiales, en el afán de satisfacer de manera más justa las necesidades de todos los pueblos. No ha sido una labor sencilla, por el contrario, aunque los Estados suscriban acuerdos y tratados, su implementación y validez deja mucho que desear.