8 minute read

Guía rápida para una subasta

Next Article
Cuir Reaccionarie

Cuir Reaccionarie

Las subastas son una extraña combinación de mercado de esclavos, recinto bursátil, teatro y burdel. Son formas de entretenimiento enrarecidas en las que la especulación, el golpe de efecto y la caza de trofeos se fusionan del mismo modo que una casta insular celebra un ritual altamente estructurado en el que los códigos de consumo y nobleza se manipulan a simple vista.

Jerry Saltz, crítico de arte norteamericano

Advertisement

Para quienes no estén familiarizados con la lógica “barroca” de las subastas de arte, sus términos y mecanismos pueden parecer misterios impenetrables. Con el fin de propiciar los instrumentos para acercarse al mundo de las subastas de arte, a veces con un poco de ironía, hemos compilado un glosario de términos1 y así educar o arrojar luz a lectores en ese oscuro objeto de deseo, belleza y perversión:

Consignante: la persona o la institución que pone en subasta una obra mediante una entrega en depósito.

Evaluación: el valor de mercado aproximado asignado por los especialistas de la subasta a una obra. Normalmente este depende de las dimensiones, de la técnica, de la fecha de ejecución, de la procedencia, de la la obra. Sobre todo, a partir del arte contemporáneo el valor de una obra está determinado por otros factores relacionados con la mercadotecnia: desde las galerías que representan a los artistas, hasta los curadores que eligen determinadas piezas o artistas para sus exposiciones.

Estimado: la cifra acordada para la venta de un lote. Incluye una estimación baja y una alta. Según la estrategia que se quiere adoptar, la obra puede relevancia histórica y de la rareza de salir a la baja, es decir mantener la estima al mínimo para animar el relanzamiento, o tener alta la estima para subrayar la importancia de la obra. Normalmente respeta la divisa del país en el que se realiza la subasta.

Especialistas: profesionales altamente capacitados en una determinada área o sector del arte que se encargan de evaluar las piezas y contextualizarlas para los catálogos de subasta. En general tras haber recibido un encargo de venta, la casa de subasta transporta y almacena la obra, infiere su autenticidad, realiza las fotografías para el catálogo y comprueba la solvencia de los compradores potenciales.

Catálogo: el folleto que ilustra, explica y proporciona la estimación de las obras (estimado bajo-estimado alto) que saldrán a subasta. El presupuesto destinado a su realización varía de acuerdo con la importancia de la venta. Para ilustrar la portada normalmente se selecciona la obra que se cree que generará más entusiasmo en la subasta.

Reserva: el precio mínimo que el consignador indica para la venta de su obra. Si la oferta no alcanza el nivel de la reserva, la obra no puede ser vendida. También la obra puede salir a subasta sin precio de reserva.

Martillo: la batuta del subastador; el polliceverso de la Antigua Roma. Cuando baja, ya sea con un toque suave o con un golpe seco, decreta una venta.

Paleta: instrumento numerado que se enseña para registrar una oferta. Se entrega a los potenciales compradores antes de que se inaugure la subasta. Esta práctica no incluye a las súper estrellas; estos seres elegidos tienen la posibilidad de hacer una oferta sin la plebeya necesidad de estar equipados por una paleta; muchos compradores de alto vuelo optan por un enfoque más discreto, señalando al subastador con un codificado sistema preestablecido de señales. Una paleta a la vista de subastador adjudica la venta, aún si esta fuese un equívoco del asistente.

Lote: refiere a la obra en venta. Normalmente los primeros lotes tienen una base de subasta contenida, esta encuentra su ápice a mitad del evento cuando se presentan las mejores piezas, para decrecer hacia el final. Si un lote no despierta el interés de nadie, se pasa al siguiente, y la obra se considera quemada. Normalmente una obra no vendida provoca una disminución de la cotización de su autor en general. Es por eso que algunos artistas o coleccionistas suelen volver a comprar sus propias piezas, para evitar que se genere una desvalorización de su colección.

Subastador: es el maestro de ceremonias. Galante de la oferta de cada postor, dirige la subasta como si fuera una orquesta. Su ardua tarea es la de monopolizar la atención de los compradores sin caer en la repetición. El fin no solo es vender, sino hacerlo al más alto precio. En la coreografía del evento, su rol es fundamental. El ritmo es bien ponderado: el tiempo entre una oferta y la otra debe de ser suficiente para alzar la mano, pero no bastante para pensarlo demasiado. También se acreditan sus habilidades psicológicas: la cotización de muchos lotes crece en relación con cuestiones de ego. Cuando hay dos personas que desean el mismo lote, el objetivo del subastador es reavivar el desafío para que suba la oferta; en ese caso el valor estético de la obra pasa a segundo plano, pues es una cuestión de honor.

Comprador: víctima o verdugo de los exorbitantes precios que llegan a alcanzar algunas obras de arte. Dependiendo de lo que están dispuestos a pagar, pueden hacer subir la cotización de un determinado artista o género. Usualmente en las salas de subastas los primeros puestos están reservados a los representantes de los museos más importantes, siguen los agentes que operan por cuenta de grandes coleccionistas y los curadores de colecciones empresariales. En las otras filas se encuentran compradores extranjeros, sobre todo rusos, árabes o asiáticos, y los coleccionistas más notorios.

Premium: una cuota (normalmente entre el 10 y el 15 %) que se añade a la oferta ganadora. En la consigna del precio usualmente este recargo está incluido.

Comisión del vendedor: la cuota que se le puede cobrar al vendedor de acuerdo con los intereses de la casa de subasta.

Garantía: la cantidad de dinero que la casa de subastas se compromete a pagar al consignador independientemente de que la obra se venda o no. Esta estrategia servía para garantizar la presencia de “obras maestras”. Tras la crisis financiera de 2008 que involucró también el mundo del mercado del arte, las casas de subastas perdieron mucho dinero al pagar las garantías, así que hoy se suele recurrir a la subvención de terceros. También, para que la subastadora se asegure para sí misma una obra, podría proporcionar un anticipo que suele ser entre el 40 y el 50% de la estimación mínima. Esto no aplica en todos los países.

Garantía de terceros: una fianza que ofrece la casa de subastas al encontrar un comprador para una obra antes de la venta. Eso permite a la casa asegurar al consignador la venta de la obra.

Venta nocturna: subastas que tienen lugar en la noche y ofrecen los lotes más codiciados. El ambiente es elegante y refinado. En los muros de la sala pende una pantalla que convierte en tiempo real las ofertas en libras inglesas, dólares americanos, euros, francos suizos, yenes japoneses y dólares de Hong Kong. Obviamente cada comprador puede hacer su conversión, pero la pantalla recalca la internacionalidad del momento. Normalmente, las subastas de Christie’s y Sotheby’s toman lugar en dos noches consecutivas, alternando cada vez el orden de quien empieza. Oficialmente se hace para favorecer a los compradores extranjeros, pero también hay motivaciones de tipo psicológico, con dos subastas un comprador dudoso tiene una doble persuasión. Por lo general el día posterior a las ventas nocturnas se da la venta diurna que ofrece obra del mismo género pero de menor costo.

Oferta: el precio que un postor está dispuesto a pagar para una obra. La oferta puede darse por vía telefónica, a menudo de forma anónima (oferta telefónica); mediante un sustituto (oferta ausente); incluso aunque no es ético puede darse una oferta falsa para alcanzar el precio de reserva, crear apariencia de una mayor demanda o subir el valor de las pujas (oferta fantasma), aunque bastante común, este tipo de práctica no está bien vista en el ambiente. Entre una oferta y la otra, el postor debe superar una suma mínima (incremento de puja).

Precio de martillo: el precio de la oferta ganadora en el momento decretado por el golpe del martillo, antes de que se agregue la prima del comprador.

Sell-Through Rate o estimado de venta total: el cálculo que se realiza para evaluar el propio valor de una subasta. Tiene que ver con el porcentaje de lotes que se vendieron y el porcentaje del valor estimado que se ha alcanzado. El porcentaje de los lotes que no ha sido vendido se le denomina tasa de compra [Buy-In Rate].

Venta de guantes blancos: la venta perfecta; es la subasta que logra vender el 100 % de los lotes.

Colusión: es una práctica que se da cuando un grupo de compradores que dominan un determinado sector del mercado acuerdan no pujar entre sí mismos para no adjudicarse obras con precios inflados artificialmente. Esta costumbre no es bien vista en el ambiente, pero es inevitable cuando unos pocos coleccionistas detentan el monopolio sobre un artista.

Protección de un mercado: cuando un mercante realiza una oferta para un artista que representa y así garantiza que el valor de su obra no caiga por no haber sido vendida. Aunque no sea entre las prácticas más elegantes, muchos artistas lo ven como una tutela por parte de los galeristas que los representan.

Esperamos que esta información haya sido provechosa, y por último, un consejo si quieren iniciar su propia colección de arte: las piezas deben elegirse con base en el gusto y la sensibilidad. Una vez que se comienza, la búsqueda de objetos artísticos nunca termina; es continua; es adictiva. Es fundamental visitar exposiciones, ferias de arte, revisar los avances de las subastas, las bienales... estar al día. No se puede dar un paso atrás. En cualquier caso, no querrán dar un paso atrás porque es intensamente gratificante: nunca se puede ver demasiado arte. Nunca es suficiente…

This article is from: