Los madrigales de yago | Santiago de Salafranca

Page 1

Poemarios de Santiago de Salafranca

Los madrigales de Yago

AntologĂ­a de mis pecados poĂŠticos

editorial E d e r



Los madrigales de Yago



Poemarios de Santiago de Salafranca

Los madrigales de Yago AntologĂ­a de mis pecados poĂŠticos

editorial E d e r


Pesado Palmieri, Cárlos Los madrigales de Yago : antología de mis pecados poéticos. – 1a ed. – Buenos Aires : Eder, 2013. 172 p. ; 20x14 cm isbn 978–987–28478–8–3 1. Poesía cdd 861

fecha de catalogación: 22/08/2013 © 2013, eder Pavón 1923, 7° 4. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Teléfonos (011) 15–5752–3843 editorialeder@gmail.com www.editorialeder.net Reservados todos los derechos. Queda prohibida, sin autorización expresa de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723

isbn 978–987–28478–8–3


A los mĂ­os, simples malvones ciudadanos, inmemoriales seres de mi canto.


8


Prólogo

(Más bien Perorata)

Queridos amigos y valientes aunque incautos lectores:

A

nte Santiago de Salafranca prometí dar a luz esta obra póstuma de sus poemarios inéditos, como expiación de sus pecados poéticos, autorizándome por filial dependencia, a ser su albacea y seleccionar entre sus copiosos y mal ordenados cuadernos, aquellas composiciones que no gravaran su memoria con comentarios aviesos posteriores, los que naturalmente también me afectarían. Tarea ésta que creo fue infructuosa. Porque yo le he conocido más que bien a este figurante seudónimo, tras la máscara en la que se es9


cudan todos los seres humanos en múltiples y diversas circunstancias. Santiago ha sido un personaje con mucho pudor y no poca timidez, pese a las apariencias externas, hoy cambux develado en razón de su etapa cronológica y prisionero, ¿quién no?, de aquella justa sentencia del Eclesiastés, de ser todo al fin de cuentas, vanidad de vanidades. En verdad, he emprendido la tarea de seleccionar y ordenar, a mi lego entender, esta Antología que sufrago, ante la promesa de Santiago de ser ella, su alfa y su omega literarios, salvando solo para una edición más que restringida su Álbum Familiar, de los retoños hogareños escritos en su vejentud, neologismo de Tálice, destinada a sus familiares directos, que han de calmar así su alarma de perder privacidad y quedar expuestos, de publicarse, ese su último cuaderno, en estas páginas. Perogrullada es, que siendo su coetáneo, fiel y habitual amigo, pudiera negarme ante esa su última voluntad, contando con la colaboración de mi joven editor, quien me ha incitado a este juego literario, para salvarlo en lo posible del ridículo, ya que es sabido que de lo sublime a tal estadio, a veces media solo un paso. Porque reconozcámoslo, el acné juvenil lo padecieron casi todos, pero sufrirlo de longevo es un irreparable dislate. 10


Creo no necesario advertir que Santiago jamás concurrió a un taller de escritura, ni tuvo tutor que corrigiera sus engendros, aunque conoció maestros y poetas argentinos de trascendencia, a los que trató y exaltó desde un microprograma televisivo de gran audiencia, “Los Creadores”, de cuyos ciclos formó parte en los 70, e interviniendo en el conocimiento y diálogo con escritores lugareños, y en la selección, prólogo y participación de la labor de Carlos Mujico, en la Antología que pergeñaron y publicaron juntos, con el nombre de La Sociedad de los Poetas Vivos, en esta ciudad de la que somos ambos vecinos, en 1986, pero jamás poseyó formación alguna sistemática en el serio, difícil y maravilloso mundo de las Letras. Fue sencillamente un temerario, que en tiempos libres y ocupados tuvo fuertes vivencias poemáticas en la lectura y en su propia vida, lo que por cierto no lo habilitaba para escribirlas. De igual forma el temido paso ya está dado y la suerte echada, por lo que ambos quedamos a merced de la misericordia del lector para la gracia de su absolución, ante el firme propósito de enmienda aquí expresado. La Paz de las Lomas de Zamora, invierno de 2013. CÁRLOS PESADO PALMIERI

11


Nota bene Como Pórtico de los seis Poemarios publicados en esta Antología se transcribe un egodocumento inédito, con la Autobiografía de los personajes ya citados en su etapa escolar anterior a sus estudios universitarios, que narran vida y época de los susodichos en la fase previa a la confección de los poemas aquí reunidos, ineludible marco referencial para comprender, al menos, alguno de ellos (Nota del Editor).

12


AutobiografĂ­a Escolar

13


14


Autobiografía escolar

Nos educamos en la escuela pública argentina que era laica, gratuita y obligatoria, cuando aún no se hallaban ausentes, vergonzantes o silenciados, ni Dios ni la Patria. Ingresamos en ella recién cumplidos los cinco años, con alguna complicidad interna de directivos que violentaron la norma aunque jugándosela, porque no adulteraron nuestra fecha de nacimiento ocurrido en el inicial verano del 42. Era un tiempo aquél de alumbramientos con partera a domicilio y jardines de infantes hogareños no reconocidos por el Estado, cuyas proles numerosas, pese a gastar salarios, auguraban felicidad. Tiempo orgulloso de una escuela de “palotes” y de “moños a lunares”, donde se confesaba haber cursado primeros grados: “inferiores” y “superiores” con “señoritas maestras” dulces o severas, pero formadas todas ellas en la “pedagogía del corazón” que fue hecha trizas después, en aras de la acelerada dinámica histórica del pasado siglo XX “problemático y febril” según la discepoliana escuela de la calle. 15


El mundo de posguerra y la “Nueva Argentina” de Perón eran el entonces, transcurriendo nuestros primeros años de vivencias escolares en una escuela de Barracas los cinco primeros grados: la “Fray Mamerto Esquiú”, y los dos últimos en una centenaria de Flores: la “Justo José de Urquiza”, preanunciadores sus patronos, de un credo laico posterior en nosotros encarnado: lo republicano y federal, aunque fuimos siempre más devotos de los “pactos preexistentes” que de nuestras constituciones. Los primeros grados cursados con maestras, los tres últimos, con varones, bien a la antigua: con división de sexos, pels y pantalones largos más autoritaria disciplina, aunque aún recordamos la vieja Plaza de San José de Flores rebosante de un piberío mixto y albo que entre palomas y gorriones jugaba a la bolita, la rayuela y la mancha todos mezclados, ya que la escuela de niñas se encontraba en la misma manzana que la nuestra, lindera a aquella plaza histórica frente al monumental Templo que se erguía, avenida Rivadavia por medio. Nostalgia evocadora de almidonados guardapolvos blancos, exaltación gozosa de las festividades patrias, con canciones, marchas y plegarias en formaciones militarizadas, maravillosos libros de lectura, 16


recreos de algarabía sin violencia y mate cocido casi amargo y bien caliente con pan “felipe” para todos. Frisos ilustrados, borradores caseros, portafolio de cuero con bolsillos cerrados por hebillas, pinturitas de colores y cartuchera de género con cierre conteniendo apenas el lápiz, la goma, el sacapuntas y la lapicera con plumas “cucharita” desmontables, eran la escenografía rutinaria de nuestras primeras experiencias escolares junto a las iniciales picardías camino de perder, entre conocimientos sistemáticos y aprendizajes no formales, nuestra irrepetible inocencia primordial. Una escuela aburrida..? En absoluto. Quizá muy exigente y ajena a la equidad, según hoy la entendemos, pero capaz de ocuparnos y preocuparnos casi toda la jornada. En nuestro caso, integrada y muy relacionada con nuestro hogar, que jamás delegó su función de primario educador y el correlato de apoyatura participativa, seguimiento y contralor de la escuela como agente básico de socialización y de nuestra inserción y crecimiento intelectual, por los que a ella fuéramos encomendados. La tradición familiar en el magisterio era femenina. Tuvimos tías y hermana maestras, madre cate17


quista y música, y por la vía paterna todos los varones con inclinación por la Ciencia y la Técnica. En casa todo estaba relacionado con la ingeniería: proyectos, cálculos, planos, tableros, compases, motores, herramientas, para con los que fuimos impíamente indiferentes. Tales circunstancias se reflejaban en nuestro rendimiento escolar. Tuvimos meridianas torpezas en casi todos esos presupuestos: dibujo, perspectiva, actividades prácticas, e incluso música, donde nos fue prohibido cantar en familia, hasta en la ducha. Nuestro padre fue el primero en darse cuenta de aquellas negaciones por ser cooperador escolar infatigable y a la vez que atendía la obra material en beneficio colectivo, se percataba, en el gradual avance de nuestros estudios, no sólo las falencias que suplía ayudándonos en dibujo, matemática y artesanías, sino develando esos signos de nuestras preferencias tan ajenas a las suyas. Mamá, la confidente de nuestros “miedos” y “berretines”, responsable eficaz de nuestra formación espiritual que atendió con un celo misional inefable, colaboró sobremanera a superar el “desencanto” que imaginamos en nuestro padre, por estas inclinaciones tan distintas a todo el ámbito profesional hogareño. 18


Debe tenerse en cuenta que la atmósfera mental de la época llevaba a suponer de carácter genético las vocaciones y aunque ello fuera un despropósito, imperturbable, causó varios infortunios generacionales. Dejamos constancia aquí que el hogar y la escuela; nuestra escuela y nuestro hogar, fueron capaces de evitarnos tal frustración permitiéndonos ser lo que somos, perfilando la posibilidad de haber vivido con autenticidad nuestras propias elecciones sintetizadas en esta vital encarnadura del amor docendi, en la suma feliz de todos sus logros y en la irreparable pena de todos sus fracasos. Debemos a esa buena escuela primaria, sembradora de mil interrogantes y multiplicadora de cotidianos asombros y a la docilidad de nuestros progenitores para con estas opciones de la libertad, todavía en almácigo, ejercitada sin rebeldías pero con tozudo genio, pretender haber sido sencillamente: Maestros. La tan remota escuela primaria nos forjó en el esfuerzo y aunque llegamos a ser alumnos destacados para alcanzar ser incluidos en sus niveles menos prominentes, en los tan aborrecidos hoy cuadros de honor, jamás pudimos alcanzar en ella, aquélla distinción que a todos incitaba: ser abanderado. 19


O tal vez llegar a ser escolta, o tener el privilegio al menos de izar la enseña patria algún día, temprano de mañana, con sol radiante o en medio de la lluvia, mientras a voz en cuello todos los compañeros, cantaban los versos conmovedores de la “Aurora”, que para algunos ahora tiene ribetes de soterrado belicismo y confesionalidades no pertinentes. Desde la caligrafía a las matemáticas, en plural, como antes se decía, todo se estudiaba y eran nuestros flancos débiles. Desenvolvimiento general, junto a las severas reglas ortográficas, versificación, lectura y redacción del idioma nacional, fueron objeto de nuestra mayor dedicación y esmero, que en casa también supieron alentar. Nuestro único deporte: natación; las diversiones jugar a la escondida y al maestro y el premio para el resto de un tiempo libre, mucho más acotado que el de la niñez actual, poder pasarnos horas simplemente leyendo. Pensábamos más en las obligaciones a cumplir que en posibles derechos que no hubiéramos gozado, pero también fue cierto que no tuvimos más que “hacer los deberes” inexorablemente diarios, encomendados por la maestra como tarea del hogar, y no sufrir adicionales a la vez, como aquéllas forzadas clases que sobrellevaban nuestros amigos como si 20


fueran “castigos familiares” de: Guitarra, Canto, Piano, Dibujo, Lenguas extranjeras, etc. La escuela primaria despertó nuestro amor por la lectura. La ayudó el sarampión y la salud algunos años, delicada y endeble. Esa niñez que vigilaron nuestros padres y que por recomendación escolar, hasta nos dieron preceptor particular, joven maestro egresado de Santa Catalina, para guía de nuestras primeras lecturas clásicas. En ellas descubrimos la pasión por la historia. Homero con la Ilíada y la Odisea en sus versiones completas, Cervantes, Hernández y Mitre, en sus obras cumbres y en letra chica de ediciones populares encuadernadas con tapa dura, que fueron leídas de corrido, capítulo por capítulo y obligatoriamente narradas a nuestros padres y a ese preceptor que poco quisimos, pero al que mucho debemos. Los ejemplares de aquellas obras fueron los que privilegiamos por ser los inaugurales de nuestra biblioteca, que de cuanto materialmente poseemos en este crepúsculo vital, es nuestro mayor bien. Aunque el verdadero punto de partida fue nuestro “endiosado” mataburros. Un regalo especial cuando cumplimos siete años de aquella tía Elvira, 21


maestra de raza que tanto incidió en nuestras “primeras letras”. El diccionario “Sapiens” en tres tomos, con mueble de cedro lustrado incluido, al que “gastamos” con particular gozo de su texto y de sus ilustraciones, en consultas y hallazgos de biografías y palabras desconocidas para el habla corriente; maravilla de ese castellano pilar de nuestra identidad, poblado de innumerables sinónimos y riquezas idiomáticas sin límite. Cuanto personaje histórico y término inusual contenía, conformaron esa “erudición casera” que sorprendía a nuestros mayores. Necios nos sentimos ante estas confesiones, cuando advertimos que los nietos habidos disponen ya en sus casas, con dos años menos a los por nosotros evocados, con el potencial acceso a Internet o a múltiples programas interactivos. Protegemos nuestra autoestima aduciendo que estos niños pertenecen, desde luego, a otro milenio. Y junto a todo ello, un creciente gusto por la poesía, no sólo la gauchesca del Martín Fierro recitado de memoria en casi todas sus partes, sino la de las letras españolas a partir de aquella “Flor nueva de romances viejos”, que exaltaron nuestra imaginación 22


de niño y de adolescente. Después fue el Mío Cid. Todo eso debemos a la escuela primaria y a nuestra educación familiar. Sirva de colofón señalar que llegamos a la secundaria previo riguroso examen de ingreso donde obtuvimos 42 puntos y medio sobre 45 posibles, pero tal era el grado de competitividad que no pudimos acceder al turno mañana previamente elegido, único tiempo hábil según nuestro padre, amante de las madrugadas, para la oración y el trabajo, fuera éste fruto de las manos o de la mente. Así que perdimos amigos y el acceso al renombrado colegio secundario “Justo José de Urquiza”, de Flores, a dos cuadras de nuestra casa sobre la misma vereda de la avenida Carabobo, entonces con boulevard de palmeras, y con el tranvía de la línea “2” debimos viajar hasta Almagro, al “ José de San Martín”, de la calle Quito. Nos consolaba al menos ser “hinchas” de San Lorenzo y poder practicar “Ejercicios Físicos” en su viejo y querido estadio de madera, sobre la avenida La Plata. A mediados de 1955, estando ya en segundo año, nos mudamos a Lomas de Zamora a la quinta de los abuelos, donde aún vivimos, por cierto que en 23


su solar ya más reducido, y llegamos así a su Escuela Normal donde nos “iniciamos” en la educación mixta dominando ya el romancero hispano, el poema nacional y la historia argentina versión Mitre, en las figuras arquetípicas de Belgrano y San Martín, lo que no nos reportó mayores ventajas con el sexo débil, encandilado por James Dean, Elvis Presley, los Beatles y las novelitas rosas de “Corin Tellado”. Mientras el derrocamiento de Perón con todas sus secuelas, signaba fuertemente nuestra novel adolescencia y nos entusiasmábamos con la dirección del periódico estudiantil de la escuela, descubríamos a la vez afinidades con algunas compañeras,-peligrosa palabra para entonces-, bailando melodías de Los Plateros o Glenn Miller en Adhelma, Panambi, o Meli-Pal, o despertábamos nuestra inquietud sexual discutiendo el “Bonjour tristesse” de Francois Sagan. Tango y Folklore, bien, gracias; apenas “Caminito”, “Clavel del aire”, “Paisajes de Catamarca” o “Sesenta granaderos”, cantados por el Coro que dirigía la Sra. de Bacigalupo y del que nosotros, por supuesto, estábamos justicieramente excluidos. Seguimos siendo alumnos de relativa medianía que lográbamos con esfuerzo, eximirnos finalmente en todas las materias, aunque pudimos intentar la hazaña de adelantar el tercer año de estudios. 24


Pero el sueño de la bandera siguió siendo solo eso: un sueño. Pensar que hoy hacemos tómbolas para su izamiento y se la desestima como premio. Ni con los voluntarios tenemos suerte a veces. Sirve de excusa el frío o el temor al ridículo, porque “los otros chicos se burlan”, mientras que nuestros colegas discuten que versión del Himno Nacional se ejecuta, si la de Jairo o la de Charly García. Bachilleres a los quince años, el revisionismo histórico y el pensamiento nacional ya se hallaban enraizados en nosotros cuando fuimos protagonistas enrolados religiosamente en los debates y disputas por la enseñanza libre o laica, y una inicial cultura crítica, alentada por maestros y profesores inolvidables; ortodoxos unos, heterodoxos otros, ninguno neutro, nos llevaron a repudiar el panteón liberal, el adoctrinamiento marxista y el nihilismo existencialista sin Dios y sin naturaleza. Agonizaba la década de los 50 cuando nos aprestábamos a iniciar la vida universitaria, más este ego documento evoca una vida escolar acontecida un largo medio siglo atrás, que concluyendo, daba inicio a los primeros versos anotados en nuestros cuadernos. 25



Del Alba



MAGIA ROTA

Primeros desencantos Posado el colibrí no hay maravilla sólo su pequeñez asombra allí en el árbol. Sin irisarse, su tornasol plumaje apenas se distingue añil entre los pinos cuyos intensos verdes dominan el paisaje. No hay flor cercana, ni chistido breve ni su vuelo veloz, todo milagro -que hace del frenesí gozo y huída-, es perdurable y mágico. Crepúsculo estival con brisa leve descansan ya sus alas en diminuto nido, quietud final que a todos desanima aún siendo paz ganada y merecida. Rayo multicolor de luz que malherido oculta su dolor y su fatiga de libertad, que en plenitud de vida fue entusiasmo fugaz y largo olvido 29


De niño así lo vi; fue un desencanto que desnudó mi inocente fantasía, casi no respiré, contuve el llanto y supe viendo al picaflor vencido que el vértigo feliz es débil utopía.

30


SED

Huérfana de un sol raptado por las aves, que dirá de nosotros esta tarde de milagro quebrado y escarnio vergonzante, llorando intermitente su melodía grave con llovizna furtiva y daciones vacantes. Develado el misterio, sin timón nuestra nave, surca salobre gozo en océanos de sangre, y el duelo, sin el augur que lo presagie ni ignotos deudos que lo guarden, la tempestad lo anuncia y lo contagia el aire. Cada dolor sin eco se hace estigma en la carne de irredentas pasiones, miserables y fáciles y esta sed de esperarte, febril, inútil y acuciante la saciarán mis lágrimas sin encontrar tu cauce eslabonando adioses, penitentes y amantes.

31


PRINCIPIO Y FIN

De la mano se va, como la arena pese al pu単o cerrado, mi existencia. La dura realidad, la diaria pena gritan esa verdad que al alma mella coloreando de sepia mis vivencias. Y castigan sin pausa, y no dan tregua, ni sombra de piedad, por acaso, reflejan. Todo principio y fin lo vertebra tu ausencia.

32


AYER

Era aquel canto feliz de la utopía con la rendida flor en luna llena y era ese sueño por el que fuiste un día enamorada virgen de mis penas. Era el cauce de un torrente cristalino que entre piedras deslizaba el agua fría y en la ladera agreste verdes pinos cerraban la otra orilla a mi porfía. Era el río un murmullo del destino y su eco repetía mis angustias, crepúsculo sin pájaros cuyo sol cetrino doraba apenas pobres hojas mustias. Era un atardecer en soledad extrema tras un largo silencio de fiel melancolía que de ocre vistió mi lánguido poema memorando infeliz cuando eras mía.

33


VIDA vs ROBÓTICA I. CIUDAD VEJADA

No preguntes por nombres de seres laboriosos que entre estruendos y escombros aprisionan los días, indaga simplemente en los rincones tibios del amor y el silencio por la eterna poesía, para saber viajero en medio de ese vértigo de palomares altos e inútiles semáforos, si en la ciudad hay vida... Amigo, su paisaje te daña si lo miras; los árboles desnudos en el otoño triste al asfalto estaqueados, viven en agonía y muñones resabios de podas asesinas revelan por doquier sus múltiples heridas. Los ríos subterráneos de miasmas y alimañas, impúdicos desbordan y lanzan sus esquirlas, y el cielo tras las rejas de cables mal atados con vergüenza y furor nos cubre con su llanto.

34


II. SUS HABITANTES

El prójimo no existe, son sombras que deambulan intercambiando voces en cotorreo estéril con andar presuroso, monótono, de hormigas. Sus alocados rumbos con armadura egoísta, tropieza en las veredas porque apenas se miran, autómatas gozosos de su propia ignominia. y aunque a muchos preguntes sobre el ciclo del sol no encontrarás a nadie que siquiera te diga por dónde los crepúsculos su belleza nos brindan. No pretendas hermano demorar a ese androide que conoces de antaño, cuando niño vivías casa por medio entonces, del potrero y la esquina. Contiene por ahora tu franca mano amiga, le espera un día de perros, frustrante como tantos, para ganarse el pan sin paz de la oficina.

35


No habrรก de saludarte, lleva prisa y fatiga y a cuestas varias noches de contables vigilias y de enojos caseros en crisis de familia.

36


MAÑANA ANOCHECIDA

Niégame..! Tal vez te sientas nueva con libertad de goce y de creencia, en plenitud de brote y primavera -savia incolora en rosa negra-. Niégame..! Habrás de ser feliz a tu manera. Para qué retenerte si ansiando vives eslabonar consciente olvidos y presencias, si te has cansado de esta porfía vieja comprometida y nuestra, donde el amor gestó en el sueño la vivencia. Conseguirás del mundo cuantas cosas te propongas tomar con insistencia, propietaria serás de realidades, tú, que no dejas de ser tierra, dueña del horizonte que prefieras hasta que seas fértil guano de una siembra. Para entonces han de sobrar razones que derramadas sobe tus manos llenas, -carne y gusano, hueso y madera-, te convenzan. 37


Mas hoy que estás negándome recuerda, que ayer fueron la fe y el verso heridos, el mito y la quimera hechos nardo y canción, rocío y pena por un querer tras rejas. Hoy quieres liberarte para no ser cautiva de esa sed que saciaste indiferente en mi sangre de siempre incomprendida. Mañana…? Mañana la dicha rutinaria de aquel amor burgués por cual suspiras, desbordante de panes sin sonrisas, de platos hondos y prole contenida, que triunfó sobre el nuestro trascendente, planificando el llanto y la alegría. Mañana…? Mañana espacio y tiempo impenitentes será tu mal ganada paz, anochecida.

38


MÁRCHATE ASÍ…! “si en tu barro de ayer alzar pudiera torres inaccesibles al olvido..” NORBERTO SILVETTI PAZ

Has comenzado a hablarme lentamente, temiendo la sucesión de instantes de irreparables muertes por delante. Ruta abierta al dolor mi corazón te escucha hilvanar amenazas con expresión serena o acusando al acíbar de tu espera -que ya desesperó-, lamentar nuestra pena. Ha tiempo que conozco sin embargo tu tibieza en esa sinrazón desamorada de carnales entregas, motivaciones íntimas y plenas de esta total distancia que a recorrer comienzas. Celar amores hoy cuando me duele la certeza que has llorado por mí, fuera de mí definitivamente ajena..? Cuándo silencias mis ansias mañaneras con tus secretas voces irredentas..? Que las palabras últimas te broten 39


de los labios, dulces, por sobre las asperezas de ese odio nacido a la sombra de mi abrazo. Que aquel ritmo cálido de tu voz naranjera una vez más acariciándome me engañe intimista y feliz, en el susurro idílico de antes. Mi lucidez convierte en agonía crédula que vestir quiero en mi duelo hábitos blancos y poblarme esta tarde de cánticos infantes.

40


CULPABLE SOLEDAD “Yo arrojo mi propia sombra a mi sendero, porque tengo una lámpara que no ha sido prendida” RABRINDRANATH TAGORE

Los ojos viendo amor doquiera los labios prestos para besar, los nervios tensos, la fiebre ciega y yo… muriendo de soledad. La sangre ardiente duele en las venas la voz un rito de la ansiedad, los versos cálidos, las ansias nuevas y yo… muriendo de soledad. Las manos mías de pudor trémulas rezan, heridas de eternidad, mientras la noche del goce cómplice -savia del sexo en función de sal-, tienta a mi espíritu pasionalmente porque me muero de soledad. 41


DEAMBULANDO

La vida hunde sus espolones negros y oxidados sobre mi carne débil en el invierno cruento; abrumada la espalda y con los pasos lerdos desando triste el día con los ojos nublados, y no sé si te acercas si me llamas o me miento. Este frío y la lluvia me calan las entrañas mientras voy por las calles macerado en recuerdos entre sueños, deseos y espejismos que dañan; el ayer es nostalgia que nos esparce el viento, y no sé si te busco si te espero o te pierdo.

42


Tras esos adoquines de grises esperanzas, por donde desolado camino poco cuerdo, cada sombra dormida que me habita por dentro te protege y oculta en una extraĂąa danza, y no sĂŠ si me aguardas si te has ido o te encuentro.

43


SOBERANIA PERDIDA

Con los ojos cerrados aún no olvido tu geografía carnal que en sueños peregrino y desolado te sé ausente de lo mío. No habrás de recordar cuanto has herido ni clemencia tendrás con mi destino. Natalicio invernal, defínete ese frío. Paloma de la guerra, fue tu olivo arrullo dulce y cruel, arteramente impío, bien ajeno a mi amor que aún sigue vivo.

44


LA EXTRAÑA

Estos pesares viejos repetidos, esta cercana ausencia acrecentada por noches de nostalgia y desvarío, este insomnio del alma esperanzada en quimera de estío. Esta sonrisa seca dibujada definitivamente sobre mis labios fríos, embriagada de tanto beber lágrimas y ahogarse entre suspiros. Este largo silencio inconsolable, de una dación perpetua estremecida, por un “nosotros” trunco e imborrable. Este mental silicio del recuerdo, vida hacia atrás y hacia la noche, vida deleznable. Este dolor en plenitud, herida, por donde se nos escapa el Inefable, quién con su sangre trocara las tinieblas en alba redimida, aquélla, aquella en que dejaron de existir culpables. 45


Estos decires nuevos con iguales mentiras, este vacío interior de infecundos olvidos, este llanto hacia adentro, hondura triste, hecho acíbar de ira. Este existir en versos amargos y vencidos, esta quietud sin paz, esta aurora sin sol, esta hoguera sin pira en que me abraso tras el amor perdido. Y los sones del templo en su vieja campana, donde el badajo duele al metal enmohecido y dobla su tañido porque mi ser expira, así, mi vida..! Mientras el mundo gira proyectado en el vino, en licenciosa copa, el deseo se hace himno, con un dejo de fe, la esperanza hecha borra, y una extraña a mi lado donde pierdo el sentido en embrujo final y expiatorio elixir, macerado en la sombra y entre sombras bebido.

46


Cuando el Amor es Siembra

47


48


ENVÍO

Invierno alba de 1967

A ti, Innombrable a quien mi amor simiente te poblara con el crecido anhelo con la voraz urgencia, con el canto total con el doliente fuego. A ti Innombrable la de la rosa blanca, la del infante celo, la de la ofrenda prístina, la de los ojos nuevos la del silencio pleno… Éstos, mis versos prisioneros.

49


FUE AYER APENAS “sólo tu junto a mí, junto a mi pecho …juntos los dos en mi memoria sola” LEOPOLDO PANERO

I Me duele tu partida hasta en el aire que a respirar me fuerza esta existencia inmotivada y ciega. Me duele, sin quererlo, el gozo de otras vidas cuando encandilan mi noche sin luciérnagas . La casa que ha quedado inerte y desvestida, paréceme más grande y vieja. La casa, que era toda mi alegría la pueblan los silencios de tu ausencia y llora oscuridades y teme gritos porque se sabe huérfana. Como añoro la casa que llenabas de luz, aún con las sombras de tus penas, de paz, pese al clamor de tus urgencias. Y esas tardes tan nuestras, tan íntimas y quietas, tan espléndidas; 50


cuando juntos, sentados en la hierba bebíamos distancias siderales en un ensueño de enamorados cerca: Juego multicolor de mariposas y de anémonas. II Hoy todo es soledad, todo maleza, no queda nada ya de tu presencia. Como añoro el rumor fresco del agua deslizándose lenta por la olorosa huerta, y el jazminero en flor, y los frutales y en el césped tendido el perro amigo disfrutando la siesta. Ah..!, qué nostalgia tengo por el jardín querido de aquellas tardes nuestras, donde rimaba entonces vitales alborotos una palmera abuela, alquilada por cientos de gorriones, en permanente fiesta. Qué lejos me parece haber vivido aquella primavera, qué lejos el cedrón y su fragancia y esa rebelde brisa que jugaba en el oro travieso de tu cabellera. 51


QuĂŠ lejos el cantar de la calandria y tu sonrisa y mi esperanza y nuestra siembra. QuĂŠ distante estĂĄ todo y sin embargo fue ayer apenas.

52


TU SOMBRA Y YO “Que nadie diga: Ese alzó su amor en vano como una tienda en el desierto”

NARCISO POUSA

Si perdiera tu sombra en la cercana orilla en madrigales míos del mar la encontraría por las fugaces huellas de la tórrida arena deambulando extraviada en la playa vacía. Entre olas que vienen y tan pronto se van con espuma de sal curaré sus heridas y los duendes amigos me recordarán la antigua magia en que jugué la vida. Pasionales estelas avivarán la pena desde el verbo olvidado por la que fuiste mía maravilla de ayer de las locuras plenas y la febril historia que siempre nos hería.

53


Hoy en mi exilio dialogo con tu sombra y en fogĂłn solitario evoco el mismo tema. Fui yo quien te perdĂ­ y aĂşn bien te nombra con amor perdurable en fiel poema.

54


TÚ, LA INEFABLE “dormirás mucho tiempo todavía sobre la orilla vieja y encontrarás una mañana pura, amarrada tu barca a otra ribera”

ANTONIO MACHADO

Con la mirada lejos y los labios mordiendo, con las manos cerradas y el corazón abierto, con la sonrisa fuera y las lágrimas dentro, Así te contemplo..! Con el clamor ahogado y la honra hecho espectro, con la interior plegaria y el callado lamento, con la caricia inerte y los suspiros huérfanos, Así te contemplo..! Con la ansiedad negada y los dolores plenos, con la esperanza lánguida y una fe de sosiego, con el alma cansada, quieta mi vida en sueño Así te contemplo..! Tardía aparición, si mi existir tan cruento poseyera la luz con que signó otros tiempos, tal vez si retornara hacia ese ser ingenuo quizá si ya no fuera una suma de huesos… 55


Desde este hoy incierto, hacia un mañana nuevo el anhelo trocaría en frenesí sin diezmos, mujer de mi reencuentro..!

56


GOLONDRINA “Ella es así, y anarquizó mis venas para imponer y vertebrar mi afán, tiene el deber agrario de las lluvias las lluvias alimentan y se van”

JAIME FONTANA

He vuelto a dialogar contigo cediendo a mil recuerdos. A extasiarme en tus ojos, como antes para ir perdiendo tras del azul intenso mis últimos recelos. Transcurrido un silencio en dolor pleno, dolor esperanzado, vacío inmenso, sin darme cuenta casi he llegado hasta ti, una vez más, ingenuo. El seco corazón, las viejas lágrimas y el terco orgullo de mis labios se han asqueado de ambos. Repudian tu caricia y mi clemencia, los gestos repetidos y las palabras quedas, Mi deshonor feliz y tu sonrisa nueva… 57


Y los otros, que urdieron esta ausencia con asombro y malicia nos mutilan también. En silencio te acercas con temblor en las manos, golondrina sin alas con tu amor del revés, que has llegado a mi puerta pasado ya el verano y aún no sé si te quedas o te irás otra vez. Pero no desesperes sé yo bien cuanto amé y no temo el escándalo ni ahora ni después, te cobijo a mi lado sin preguntar por qué.

58


EXTRAÑO AMOR “Que amor, que extraño amor, que indefinible amor es nuestro amor que nunca ha amado”

GUSTAVO GARCÍA SARAVÍ

Lejos de mí… muy lejos, y justo a mi costado. Fuera de mi horizonte y adosada a mi sombra, ajena a mi silencio y junto a mi congoja; del corazón ausente pero tan a su lado, que los labios te niegan mientras mi voz te nombra. Lejos de mí… muy lejos, y justo a mi costado. Te olvidaron mis ojos y aún estás en mis lágrimas, distante de mis ansias y enraizada en mi honra, bien allende mi piel y hacia mis manos, próxima. Extraño amor este que niego y que me asombra.

59


RETORNARÁS ASÍ ”Por esa puerta huyó diciendo:”nunca..! por esa puerta ha de volver un día…”

AMADO NERVO

Y vendrás lentamente hacia mis manos, -desnudas de razones con mañana-, que tu piel inocente deletrearon en tibios balbuceos cotidianos para ofrendar tu sangre renovada a mi surco agostado de esperanzas. Y vendrás lentamente hacia mis ansias, -consagración de mies aún no segada-, con tu alforja cargada de añoranzas desandando en el tiempo las palabras, los secretos, los gestos, la distancia, las sombras, el olvido y la venganza.

60


Y vendrás lentamente hacia mi voz, -eco feliz de tu nostalgia-, cansada del silencio y la arrogancia, con la canción en desperezo de alas, para rimar gozosa en el reencuentro tu vocación naviera con mi porfía de ancla. Y vendrás lentamente hacia mis ojos, -ciegos de tanto deslumbrarse en albas-, para sentirte en ellos reflejada. Y en cada sueño mío que compartas aumentar ese mar de tu mirada y estar tinta en añil toda tu alma. Y vendrás lentamente hacia mi vida -quizá mellado por secular calma-, para borrar las huellas de tu herida en la paz de mi caricia madurada. Te esperará mi corazón, viejo suicida ávido cauce de tus primeras lágrimas.

61


EL DESPUÉS DE LA ESPERA “Calla..! Ni una palabra, ni un gesto, ni un reproche, tiene razón, sin duda, quien más haya sufrido.”

JUAN BURGHI

I Y tendrás que quererme como antes cuando tu ser me dabas desgranado en el beso, en el suspiro y en la lágrima, cuando las cosas todas parecían tan tontamente simples a tu lado y sin embargo, rimábamos felices más allá de las horas y los astros la palabra y el sueño; el despertar y el canto Se negarán tus labios al recuerdo de aquellos besos pálidos, gustaron tanto tiempo la amargura del increíble extraño, que habrá de correr savia entre los dos para vivificarlos.

62


Transitaron tan fríos por la pausa que es necesario aprendas junto a mí de nuevo a elaborar la miel del noble beso enamorado.

II Me besarás en medio de tu llanto con los ojos azules olvidados, derramarás tu sal sobre mi rostro huyendo del ayer grisáceo, y así renacerás con la mirada añeja, marino prisma que me cegaba tanto. Tras el silencio cruento de mi soledad, tras la tristeza íntima de tu desengaño he de tornar tus labios encarnados y tu mirar cerúleo tendrá destellos cálidos. A cambio de muy poco… tu corazón, que fuera anoche símbolo del cálculo resuelto a sumar riesgos otra vez, por este amor que fiel aún yo te guardo.

63


LA DUDA “Hay tanta muerte entre nosotros, Tanto dolor callado, pero vivo…”

HORACIO NUÑEZ WEST

Si no fuera verdad lo que me ofreces -oh, margaritas secas-, si a ésta, mi pena innominada fuera del tiempo y de las cosas, mas historiable por tu arbitrio y sempiterna por mi honra dieras en olvidar ajena y presurosa por restaurar ayeres bienqueridos crucificados torpemente. Si la Rosa… la rosa símbolo, la Rosa estela de hermandad te confundiera y estima y amistad fueran tornadas -contranaturaen el herido amor de aquel beso primero. Si vanidad… tu escama volviera por sus fueros reclamando mercedes y tentando ligera a tu ansiedad inmadura. 64


Si hastío, si fortuna o justo miedo, si las viejas costumbres respetadas, si vocación de hogar o común credo; si gestos familiares, si virtudes sobre mesa de mármol fueran comparadas. Si visiones de paz y de alegría próximas, si generoso olvido o compartida misional forma de ofrendar la vida llegaran previas a tu entrega… Si antes que amor balanza hubiera donde pesar ventajas y temores, realidades tangibles y quimeras. Si una vez más aleccionada la dicha nuestra allí la decidieras, cuanto creas sentir será mentira mentira que te niega y encadena. No habrá ejercido magisterio el tiempo, ni tendrá redención el brote de mi pena. ………………………………… La noche irá gestando soledades eternas. 65


NAZARENA “Libértame de mí. Quiero salir de mi alma (…) Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame, haz tambalear los cercos de mis últimos límites”

PABLO NERUDA

Viérteme la esperanza en el vacío de mis horas sin nadie. Ebrio de noches, solitario y distante quiero beberme el alma de tu imagen. Viérteme la esperanza de tu ángel que la tristeza mía en soledad no cante. Soledad es el sino que recorren los que mueren en partes, soledad es el río que no llega a derramar su llanto en otro cauce. Soledad es el latido que se apaga silenciando los gritos de la sangre. Viérteme tu esperanza, no te canses de esa porfía tuya por poblarme sacia el ansia del recuerdo innombrable, y esta sed de esperarte. 66


Haz que el milagro de tu luz me hable. Nazarena, despiértame a la vida con la dación de tu vigilia amante. Nazarena, desvísteme las sombras… Ven y llámame..!

67


EL HIJO “Un hijo es lo que falta todavía después de ser… (en su carne)…es eco mi verdad y sombra cierta la pretensión inmensa de ser hombre”

ENRIQUE AZCOAGA

Temías la pasión definitiva, aquella que trasciende, esa que deja huellas, la que señala al mundo en delación honrosa su existencia. La que rima siempre con molestias, con bienestar perdido y con perdidas noches de goce sin sentido. Temías la pasión definitiva con su fértil herencia, de ensueños alentados en estivales siestas, y cotidianamente terca, eras todo pudor, recelo y continencia. Mas tu vientre dio cauce a las palabras sembradas por mi voz un sábado a la tarde y el eco vivo de los dos quiso ser flor en tus vírgenes entrañas.

68


Bendecida semilla de una noble dación, fue ese amor peregrino, madurado en tu carne. El “nosotros” que fuera tan pequeño y débil, permeable a la caricia de quererse sin daño, crucificando el alma, crecía y se prolongaba en el milagro eterno, del creador poema que cantáramos. Un nuevo ser nos obligaba a deponer las dudas y romper con arcanos egoísmos. El lecho olía una vez más a rosas y cobijaba como antaño, nuestros sueños íntimos. Los afiebrados besos poseían un sabor distinto -era ambrosía ecuatorial el hijo-, y las caricias transitaban derroteros místicos. Ese cuerpo intuido sobre el tuyo mis torpes manos protegían con delirio, e inocente vencedor cautivo, gozaba en la tibieza del abrazo, buen abrigo.

69


En el latir inquieto de aquella nueva vida se diluyó tu hastío y la congoja mía, ante el feliz proyecto del hogareño nido. Porque cediste al ruego y venció al temor ese prístino corazón de madre, tu mañana de gloria, estará en mi plegaria. …………………………………. Qué el hijo alegre nuestra casa..!

70


EL PERDURABLE ENCUENTRO “triste era la noche en que nos conocimos, triste era el camino de nuestro mutuo andar…”

FLAVIO DARIEL

De nada nos sirvieron a los dos eslabonar recuerdos, ni las palabras viejas ayudaron a defender lo nuestro, bebimos este amor que nos confunde jamás cuerdos, lo apuramos gozosos, sin metáforas, mientras tu ser quedaba prisionero en mis versos. Y después dimos lugar a primaveras muertas, casi ex profeso. ¿Tuviste acaso miedo a pesar de la duda florecida y el paréntesis puesto..? Viñador de tu vid pródiga en sarmientos, la fe que te inculqué dio sus frutos sin gestos. Tu corazón y el mío sabían que más allá del tiempo un querer los unía en perdurable encuentro, comunión de la carne y bendición del cielo. Ayer tarde bautizamos al niño, lo hemos llamado: Pedro...! 71


72


La Rosa Blanca

73


74


RESURRECCIÓN

Si en la estela de ayer viajara un sueño inaccesible al abordaje del recuerdo pudiera ser que ensayara de nuevo amanecido canto en bautismo de cielo. Con dolor redimido los nobles viejos leños crepitarán gozosos en tu añorado fuego la suave melodía de un poema pequeño, de esperanza y perdón, de porfía y desvelo, fidelísimo y dócil, agradecido y pleno en el amor donante de quien fuera tu dueño.

75


LA MAGIA DEL AMOR

Sin tu amor no soy trino, ni pequeña poesía, ni aprendiz de la vida, ni gozosa esperanza, ni perdurable duda, ni pacífica calma. Porque amarré mi ángel a tu sino de hada yo repito constante que por más que te ame sin tu amor no soy nada. Sin tu amor peregrino soy el cauce de heridas derramadas en lágrimas que me agostan el alma, y transcurren las horas indolentes, vencidas cuando solo, en la Villa, soy ajeno a tu magia. Sin tu amor mi destino desanda maravillas de tropiezo en tropiezo, extraviado en nostalgias, la risa se me apaga, se adormecen las ansias y todo queda inmóvil desolado y sin guarda. Sin tu amor examino porque en el triste ahora se ocultan las luciérnagas y los grillos no cantan y no tengo respuestas, pero bríndale maga a mis sueños sin fiesta la fiebre que contagia. 76


Sin tu amor no soy trino, ni pequeña poesía, ni aprendiz de la vida, ni gozosa esperanza, ni perdurable duda, ni pacífica calma. Porque amarré mi ángel a tu sino de hada yo repito constante que por más que te ame sin tu amor no soy nada.

77


SOY EN TÍ

Mi perdurable amor es un exceso que no tendrá vallado en esta vida, una miel artesana en cada beso y la mutua dación curando heridas. De tu pasión yo siempre fui poseso y esclavo o libre te consagré mis días, por ser lo eterno en cada instante preso en la habitual manera de ser mía. Sin vanas libaciones ni pecadoras migas, en noble atardecer aún sacias mi embeleso con tu viña fecunda y generosa espiga, Delirio y comunión que en mi soneto rezo en credo de esponsales mi dulcísima amiga: Yo soy en ti y humildemente lo confieso.

78


AMOR CONYUGAL

El amor conyugal que te profeso es un duende que habita la morada maravilla de Dios que en cada beso alegra el corazón, mi dulce amada. En el alba de aquella primavera de los años sesenta me aceptaste, no fue azar que María intercediera siendo quince de agosto aquella tarde. Y después transcurrieron con los años ese tiempo de rosas no agostadas, conjugando un nosotros sin alarde. Por el diario milagro y por el dulce daño por estas simples cosas con ternura evocadas, por los hijos habidos: Dios te guarde..!

79


SIMULACIÓN FELIZ

Te contemplo dormida sobre el lecho con los hombros desnudos y los labios abiertos, la sonrisa apagada por el sueño y tu rubio cabello en la almohada disperso. Ni siquiera te mueves, aún reposas sobre el costado izquierdo de mi pecho y a corazón abierto con ternura contemplo tu rostro inmaculado, perfil de camafeo que mis dedos recorren morosamente lentos. Todo mi ser quiere romper su encierro y herido por la tibieza de tu aliento quisiera despertarte a besos y sin embargo me contengo. Huelo tu piel, tan próxima a mi estás, que casi no respiro y al abrazarte siento que el ritual se aproxima y no recuerdo palabra alguna ni adecuado gesto que en mágico ademán te sume a mi desvelo.

80


Te tengo y no te tengo porque no te poseo y no quiero ese infierno, ni esta pasión adentro que me devora impía sino alcanzo tu cielo. Resuelves el problema con pícaro mohín y tu mirada añil delata el simulado sueño. Prisionero en tu enredo me delato y presiento el inefable gozo del ardiente deseo al quedarnos unidos sin aliento. Maravilla de amarte en matinal encuentro.

81


ADELANTADO DE TU AMOR

Adelantado he sido por siempre de tu amor. Perpetuo y por dos vidas. Fui siglo XVI en tu América virgen y preso de tu flor, la bienquerida, encarné la misión, tu conquista, y mi dicha. Y tú, dueña heroína de ese Cid Campeador en la ribera plata de la pampa argentina, -púrpura el corazón e inmaculada vida-, la medieval Jimena de tu siervo y señor, fue cogollo en sazón por la tizona herida. Y en los muchos octubres de juveniles fiebres -fecundas primaveras en tierra promesante con la simiente mía-, fuiste en suma pasión, feliz y ardiente amante, la dulce y fiel vencida.

82


MUJER MÍA

Mujer mía, de la sonrisa tierna a flor de labios, la del abrazo dulce y prolongado la del sueño sin sombras, y el rostro suave y cálido. Fiel ha sido quien vela a tu costado y el que en todo momento bien te nombra. Bendita mujer mía la de los ojos verde pálidos y el pícaro susurro enamorado. Lluvia para mi sed, precioso cántaro, peregrina de ayer que hoy en mí moras, Dios te proteja siempre y guarde por ser ángel custodio de mis horas.

83


Fuiste pasión feliz en nuestro tálamo y en el crepuscular sosiego de mi tarde de ese dolor que hiere eres el bálsamo. Bendita mujer mía, la de los ojos verde pálidos, de la sonrisa tierna a flor de labios, y del abrazo dulce y prolongado.

84


CONSTANCIA

Saber que estás conmigo, fiel amor en cada frase que pronuncio y en cada hijo que bendigo, en cada sol cotidiano que sorprende mi labor en las largas jornadas que repito para lograr el pan bien merecido. Saber que estás conmigo, fiel amor en los gratos momentos compartidos y en aquellos de doloroso exilio, con la inefable gracia de tu duende que es sostén, fortaleza, magia y mito, y contagio del eco con que río. Con éxtasis y sueños, con canciones y danzas nos bebimos la vida como un añejo vino, y luego de esos años de alegres esperanzas la pausa fue sabor, fue cielo y fue camino en la dulce ternura y la caricia mansa de tus piadosas manos, buena amiga. 85


El tiempo sabio maduró este atardecer y habrá de protegernos del daño y las heridas, pero saber que estás conmigo fiel amor, en este nuevo enero de pasional estío, proclamará tu nombre y tu constancia en verso noble y canto agradecido. Sigues siendo mi olivo, mi maná, el agua viva que corre por el cauce de mi agostado río. Lo vivificas todo, mujer de la templanza, de la entrega total, de la fiel ambrosía, y del amor paciente por siempre definido con tu estancia feliz al lado mío.

86


CUANDO EL OTOÑO MUERE

Unido a vos doné mi propia sombra amando, y en una sola carne fuimos con virginal dolor: asombro, siembra y canto. Unido a vos perdí el temor de ser errante peregrino de un sueño: milenario, y en noble cepas perpetué antiguos salmos. Unido a vos mi vida transcurrió espléndida y ritual en todo calendario, y en el atardecer evocador tu savia peregrina por mi árbol. 87


Unido a vos desprecié los salarios que agostaran mis ansias en combates foráneos y anclé en tu vida y en tu sangre con la pasión del dulce daño. Unido a vos no temo estos inviernos de profecías crueles y sabor amargo, porque en tu hogar erijo mi sagrario, con trece nietos tiernos, cinco hijos y un santo. Unido a vos es justo y necesario entre tanto bullicio la soledad se espante y ternuras sin cuento en noble acción donante se derramen a diario.

88


y Dios que nos uni贸, que es Uno y Trinitario, sabe que es imposible intentar separarnos desde un quince de junio hace ya muchos a帽os, en Sagrada Familia, tu santuario.

89


MUJER DE MI COSTADO

Del buen amor que he dado y que me diste somos felices prisioneros todavía esposa y confidente, noble amiga savia del corazón, mi más bella poesía. El buen amor donado y recibido es cara especiería que persiste y buena senda hacia el Edén perdido mutua dación de perdurable vida. No importa el tiempo que nos hiere si tu vives maravillas cada día, misionera feliz de la pascua florida. Trece veces abuela, madre pródiga eres en tu dorado atardecer, amada mía y mil veces mujer, la más querida.

90


MI DULCE AMOR

Qué daño sufres hoy, mi dulce Amor, mi Amor herido, maravilla y fulgor de antiguo sino: el de los sueños jóvenes y logros bendecidos, el de largas jornadas por ignotos caminos, con el sol y la luna por únicos testigos y en la alforja , liviana, solo agua del río. Brisa suave en tu rostro y muy cálido el nido, y en fogones templados por guitarras de amigos, compartiendo buen pan y embebidos de vino, madrigales cantabas por los bines habidos. Que daño sufres hoy, mi dulce Amor, mi Amor herido, maravilla y fulgor de antiguo sino: las ansias se apagaron, el corazón dormido no se inquieta por nada, y arrítmico y mezquino late ya sin sentido. Dónde estás Amor mío..? Tras que velo ocultaste tu dación y en que olvido la pasión prisionera se aletargó de frío? Cuál fue la primavera con silencio de trinos, que te cortó las alas, fecundo Amor perdido, no ves que estoy cansado de ser tu peregrino. 91


Que daño sufres hoy, mi dulce Amor, mi Amor herido maravilla y fulgor de antiguo sino: Mi Amor de siempre, hogareño y temprano, servicial, generoso y sin frutos prohibidos que extraviado de pronto víctima de algún daño abandonó su tierra, su cielo y el encanto de tantas primaveras que gozamos por años en floridas riberas de barrios suburbanos. Cómo pude perderte si te guardaba tanto? Cómo no te retuvo ni mi voz ni mis manos? Que daño sufres hoy, mi dulce Amor, mi Amor herido maravilla y fulgor de antiguo sino: Mi voz no tiene eco y se ha quebrado el canto que evocó tantas veces nuestro ayer bienquerido; mis manos temblorosas ofrecen flores mustias, la casa desolada en sombras me da espanto, ni los grises se apiadan de este hombre vencido que no sabe que daño sufre su Amor herido, su dulce Amor de ayer, ajeno a toda angustia, el de la buena siembra y el generoso llanto.

92


Que daño sufres hoy, mi dulce Amor, mi Amor herido maravilla y fulgor de antiguo sino: Mi dulce amor precoz, apasionado y bueno que embrujo te quitó la razón de tu vuelo para ahogar entre penas uno a unos mis sueños? Dónde hallaré la senda de ese mi edén perdido si poblado de afectos bien sé yo que soy huérfano. Cuando ya no pregunte y acepte toda suerte una postrera vez mi dulce Amor encenderás mis leños y en la última décima de ese verso final, crepitará la muerte.

93


OCASO

Escribiré un poema en el mar esta tarde en el manso crepúsculo de mis horas sin nadie con el amor ausente y en soledad distante. En la arena mi sombra extrañará tu ángel mientras las olas claman con tristeza insondable por los ojos azules de tu mirada amante. Las gaviotas que surcan con piruetas el aire atrapando los peces que ingenuos se distraen con su color tu nombre, hacen gala y alarde. Y el viento que despierta con susurro gigante las voces del recuerdo prolongan ese instante de nostalgia que evoca la ofrenda de tu sangre. El sol está en su ocaso pero la piel nos arde, la vida sin tu aliento dejó de ser amable aunque escriba poemas en el mar esta tarde.

94


SAMARITANA

Cuando las manos tengo con las caricias muertas, tú eres haz de esperanzas. Cuando el canto anochece tras agonía lánguida, mi voz cautiva tu alma. Cuando otoñal temblor torna mis fibras mansas, tú alientas a mis ansias Cuando el tiempo nos pone ante espejos que dañan, hombre nuevo me llamas. Cuando los ojos tienen hacia adentro la escarcha, quieres beber mis lágrimas. Cuando los labios tengo macerados en lástima, tú mis besos reclamas. Cuando la luz ajena al corazón desangra, tú derrochas mil sueños y aumentas tu constancia. Y viniendo hacia mí, que no tengo mañanas, me das la miel mujer que tu alegría guarda.

95


Mi vida escancia con zumo de tu fe, samaritana, que me embriague el amor que tu vi帽a contagia, y en sacra comuni贸n con esa fe que sana en entrega inefable, quebranta mi nostalgia.

96


IGNOTA AFLICCIÓN

Sábado de antigua Gloria

Mujer mía no me dejes que no podré caminar, no habrá sendas ni otras vidas que me puedan ayudar. Tu dolor ya no es el tuyo, es mío y de los demás, quiero beberme tus penas para que puedas soñar. Que en este romance niño de un viejo de mucha edad pueda darte mis juguetes, los “versos del capitán”, y aquel puñado de coplas que te escribiera hace ya -en el alba del invierno-, cuarenta años atrás. Mujer mía de mis sueños, mi más dulce realidad, hilvanaré los recuerdos de mayor felicidad, y hablaremos de los hijos que en el amor conyugal crecieron como corderos de nuestra fiesta pascual. Bendita fuiste, María, rosa blanca y virginal, que rendida entre mis brazos en nuestra noche nupcial la prolongaste por años hasta nuestra ancianidad, y fuiste la musa mía en la villa del pinar. 97


Tú que has sido sedentaria, torreón de mi fortaleza, alcázar frente a la mar; que arriaste todas mis velas para obligarme a sembrar, pretendes viajar ahora sin rumbo fijo, sin norte, prisionera del azar. Hoy te ahoga la nostalgia, hoy solo quieres llorar y no importa el horizonte que al alba puedas hallar. ¿Hubo acaso desengaños? ¿Nos duele tanto la edad? Si aún estás enamorada, no es buena la soledad. No hay paraíso perdido, todo en vos es mi verdad, defiende cada alegría que construiste en tu hogar y permanece a mi lado conjugando el verbo amar, que te esperan sinsabores en la otra orilla del mar.

98


Sangre y Tierra

99


100


LA ARGENTINA INICIAL

A mi abuela paterna

En esta iglesia blanca y pequeñita que fue parroquia prístina y hoy apenas capilla, al costado del mar y con Dios a la vista, mi abuela marplatense que es punto de partida del arraigo en América de toda mi familia, en pila bautismal fue en Cristo bendecida. Y novia de gallego, aquí en Santa Cecilia, al despuntar el siglo, Juanita la doncella niña, con diecisiete años fue mujer; la Salafranca mía, salobre en cada lágrima que le arrancó la vida probada con la muerte de tantas de sus hijas, y dulce y abnegada, y fuerte en todas sus porfías. Doña Juana matrona de la prosapia hispana fundadora criolla de nuestra estirpe altiva, que ante el sueño final en octubre anunciaste con nombre y data exactos el alba de mis días, memoro la tristeza y el luto de tu Carlos una década larga por su madre querida. 101


Oh sangre de mi sangre, prolongada en mis nietos, que son nuestra esperanza, la ubĂŠrrima vendimia atesorada en odres de la cosecha quinta de esta tierra feraz y esta sagrada viĂąa. Memoro tu linaje, venero tus reliquias, glorifico tu nombre, mi inicial argentina.

102


MARÍA LUISA DEL ALMA

A matris amicae.

Qué difícil cantar mi amor comprometido con tu vientre, tu sangre y tus palabras, que difícil cantar mi amor consubstanciado con tu dolor, tus sueños y tus ansias. Qué difícil cantarlo...! Este hombre exterior engrandecido por orgullo, pasión y circunstancias, es proyección primera de tu vida, que alimentó del ser lo trascendente para templar sus faltas. Más el hombre interior, callado y pleno, aquél de la esperanza, el de las daciones renovadas y el de la Fe que sabe de rodillas y que en Cristo se yergue y se agiganta.

103


Ése, que oculta su virtud y teme su permanente nada. Aquél que tiene a honra ser tu hijo sobre sus lentas muertes cotidianas, él sí que canta..! El sí que canta en rediviva hosanna el rosario bendito de bienaventuranzas, mujercita menuda, dulce y santa, núcleo de la familia, maternal guía y dádiva María Luisa del alma..!

104


CREDO FILIAL I

A mi padre “Dux et Magister”

Padre y amigo mío tu mismo nombre llevo y tu apretón de manos y tu áspero beso, y las viejas costumbres, y el espíritu nuevo. La palabra susurro y el reto macerado tras un largo silencio, estilizan tu rostro entre bruma y reflejos, con tu mano en mi hombro en plenitud de afecto cuando supe que eras, desde el primer consejo, tú, mi mejor maestro. Ejemplar varón justo, el del camino recto transitado a pie firme y con paso sereno estás en mí, presente, a la luz del recuerdo.

105


CREDO FILIAL II

Y entretanto camino memorando los sueños de la tierra en que vivo para cumplir tu ejemplo y es recinto sagrado de venerados huesos. ¿Qué condición bravía no proclaman los vientos esparciendo a los rumbos con los brazos abiertos la lección de los tiempos..? El amor a la sangre, esa unción de los ruegos como signos fraternos del amor de mi pueblo que en La Paz enraíza la bendición del cielo. Comunión de los padres con los hijos y nietos con historia y terruño, con ternura y esfuerzos, con daciones sin nombre e inefables encuentros, con el pan compartido, eucarístico y pleno, con la fe y el milagro de los hombres hermanos en la fragua hacedora que revela el misterio: Dios está con nosotros..! Y María de la Paz, peregrina en mis versos, nos acerca a la Gracia y hace vivo el recuerdo de los hombres de antaño y su fiel magisterio en la lección fecunda de los cuatro Evangelios. 106


UN INSTANTE DE DIOS

En esta maravilla de ser hombre y no una piedra, un árbol, un felino, que tienen su belleza y su destino pero no pueden pronunciar su nombre. En esta desmesura que me asombra, con un milagro a cuesta y mis pecados, sabiéndome pequeño, más amado soy hijo de la Luz con propia sombra. Y así, peregrinando por la vida construyo en el amor a la poesía, hogar seguro con fraternal empeño. Refugio de mi Fe y de mis heridas, Ángel Custodio que con celo guía mi realidad fundada en cada sueño.

107


ALGUNA VEZ SERÉ

Alguna vez seré: sueño desdibujado, un recuerdo perdido, esa voz que se extrañe, un simple verso hallado; apenas una foto entre añejos papeles amarillos, o una oración piadosa de mis seres queridos, releyendo el cuaderno donde escribí sencillo en poema imperfecto, mi epitafio olvidado. O una placa de bronce, o un adiós, o en sigilo sentimentales lágrimas; quizá el amor herido que en palabras y en gestos por mi fuera heredado de inefable metáfora, reflejo de ese estilo, por la buena memoria de lo que siempre he dado: las dos manos fraternas, cobijo a los vencidos, perdón a las ofensas, pan al necesitado. Mas no habrá sido en vano todo lo que he vivido, si mis hijos prolongan la familia contigo y la Patria se encarna en todos sus destinos; punzó mi corazón, blanco y azul mi abrigo, 108


aunque fuera yo ayer, por ser siempre argentinos, que a la nación defienden de apátridas impíos desde el lugar que esté, en Cristo los bendigo. Alguna vez seré: huesos fundacionales de la Patria en que vivo, el canto y la esperanza, misericordia y nido. Y ustedes, mis amigos por siempre sean benditos, porque a muerte jugaron solidarios y unidos por el solar que nuestro, es todo desafío de gloria, santidad y heroísmo bravío. Moriré independiente, sin rendirme y exijo que afirmen ante todos cuanto dije y he sido. Soberana es mi patria y libres ciudadanos con memoria en su sangre de chuza y crucifijo, los hombres que la pueblan y signan su destino, y por eso proclamo que siendo mis hermanos, jurarán por su honra jamás el ser vencidos.

109


Porque creo yo en Dios, en la Patria y en los mĂ­os el amor a mi tierra se potencia en los hijos y en los nietos es fuego de aquel himno sagrado. Mientras, aguardo Amada, por lo que te he querido el tiempo que te tome en tu hacer bien prolijo, dar a todos los nuestros los frutos bien habidos, y una vez mĂĄs volver, como siempre, a mi lado.

110


MI ARCHIVO-BIBLIOTECA

Esta casa de Alem, como la quiero, quinta que construyeron los Portela y los Villa, solar de la familia un siglo casi entero que para mi aún añeja, es toda maravilla. Pero tengo un tesoro que nadie me lo roba porque hoy el saber es una burda mueca, que no brinda ni fama, ni dinero, ni trova y que más bien se torna en molesta hipoteca. En todas sus estancias hay una Biblioteca y cada libro encierra un alfa y un omega. En ella encarné Patria y poemas y becas. Mi vida en ella está y en su memoria tiene, junto con el Archivo que por espacios peca, en sus cien anaqueles mis más preciados bienes.

111


VIEJA CASONA

Vieja casona, la del amor primero, la de enrejado y tejas y ventanal al cielo, con el jardín inglés y ese vitral espléndido que magno me ilumina bibliotecas de cedro, con los cientos de libros en que navego y vuelo. Vieja casona en pie de mis buenos abuelos, sesenta años ya vivo en ella y no quiero que en la Paz de las Lomas se quebrante su anhelo de cobijar los míos hasta el último nieto, y que alegren los días sus risas y sus juegos. Para que lleguen tarde esos próximos duelos que en mi edad se delatan y anidan en mis versos narraré alegremente la familiar historia, porque Dios nos bendijo cada uno de los ruegos y es bueno que de ello tengamos fiel memoria.

112


Pero estoy vigilante entre tantos recuerdos a mi hogar en Zamora donde vivo y me muero, donde leo y escribo los poemas inquietos del amor que me donas y que siempre te entrego, donde abrazo al amigo y asilo al extranjero. Así estoy expectante entre vida y recuerdos del trampolín que aguardo, la alta vida que espero cuando sea llamado; porque no sé el momento en que apaciblemente en Alem al quinientos, finalmente se apague este anónimo ego.

113


MAGISTERIO DE LA SANGRE Y LA TIERRA

Si en esa España muy lejana, en vela, Juan Ramón el poeta, a su manera oraba: “que las alas arraiguen y las raíces vuelen”. En esta Patria mía donde poco nos queda, yo proclamo y porfío contra moda y marea: que nuestra sangre ame y la tierra nos duela. Y no es cosa menor aunque pocos lo quieran que siempre sean norte las virtudes cristianas y que los hijos labren este saber de escuela: Inteligencia clara, misericordia y vida sana, tras la escondida senda que así nos lo revela, definen vida sabia, caritativa y buena. Y es en ese horizonte de argentina proclama de plenitudes bíblicas y libertades plenas, donde la tierra duele y la sangre bien ama.

114


MEMORIA FUNDACIONAL

Por el viejo camino de la paceña Lomas, hoy he vuelto a mi bosque de Santa Catalina y un domingo de sol, octubre pleno, en tu historia retorno golondrina. Los olmos centenarios resucitan sus verdes y entre silvestres lianas hay flores peregrinas; esta vida en otoño en tu solar se pierde y el corazón con alas se vuelve golondrina. En el gozo fraterno de presencias amigas, los felices recuerdos ennoblecen el día entre un coro de pájaros que trinan. Y en esta comunión de vides y de espigas, bendigo tu existencia Universitas mía en prolongado éxtasis, todo yo golondrina.

115


AL FINAL DEL CAMINO

Eco distante de juveniles sueños que reviven temprana y heroica vocación, de saber ejercido en cotidiano empeño con voz marcial y templado corazón. Pasado tiempo de nobles añoranzas forja indeleble de máximo fulgor para la Patria que es canto y esperanza, laurel, bandera, fusil y sin razón. Allí, en Caseros, donde he dictado historia sin renunciar a Dios, con federal pasión y en amalgama de amarguras y victorias con jóvenes cadetes vivir en comunión en la Verdad, que evoco con épica memoria en éste, mi Colegio Militar de la Nación.

116


EL ANCIANO MAESTRO

No te recuerdo niña... Fue tan duro el camino y tan triste la espera que apenas si memoro esos días de fiesta; una oración por todos fuertemente cantada, bien alta la mirada en la mañana fresca y guardapolvos blancos en prolijas hileras que veían izarse al tope de aquel mástil sus tiernos corazones en torno a una bandera, que desplegaba cielos y mantenía enhiesta la fe de un magisterio forjador de quimeras. Oh rostros inocentes que en el patrio futuro serían los custodios de la Argentina amada, la más bella herencia, que para todos era: el solar y el cobijo, la vigilia y la siesta, el trabajo y el pan, la bendecida paz, la justa guerra, y los nobles axiomas que en refraneros puros proclamaron historias de libertades y honras crecidas a su vera. Pero en vano es que mire en tus ojos azules esa misma bandera, que fue hace tantos años noble alegría nuestra. 117


No te recuerdo niña... a pesar de que imagine como el sol en su paño se espejaba en tu tez y en esa cabellera que me cuentas fue tuya, disciplinada en trenzas, en ayer escolar de radiante septiembre y doble primavera. Es en vano que insistas, no te recuerdo niña, muchas noches atroces de callada vergüenza, por manos desunidas carentes de memoria, borraron mi sonrisa y ensombrecen la escuela que ha quedado desnuda y carente de ciencia. Te agradezco tu beso, la nostalgia despierta, ese cálido abrazo en la paz de la misa que evocó aniversarios y promoción de abuelas. Soy demasiado viejo y una pena me ciega, la conciencia declina en su estado de alerta, el becerro de oro compra los centinelas, el pueblo se halla ausente, la gente va de prisa y solo por los bienes se definen y ruegan. La violencia se enraíza, la corrupción no ceja, y no hay justos ni héroes en la Patria desierta.

118


AVE PATRIA..!

Yo te saludo en tu alegría y en tu llanto, en tus días de gloria y de porfía y en tus noches de tristeza y cruel espanto Oro por ti, por tu pueblo soberano, Patria egregia, generosa y malherida por réprobos que te han jurado en vano. Serán tus héroes, tus justos y tus santos -tras tu norte, bandera, sol y guía-, vencedores de los impíos con sus manos. Patria mía, Argentina bien querida, aquí están los centinelas que te guardan en el día que unidos como hermanos, se olviden de amenazas y de dádivas y en la paz o en la guerra, si los llamas por la tierra y la sangre den la vida, felices por el pan o por las lágrimas con fiel grito sagrado que proclama: Ave Patria Argentina, Dios te salve..!

119


LOS SONES DE LA PATRIA

Los sones de la Patria no son sólo clarines pero sin ellos no podrás cuidarla, ni son solo las manos del hombre que trabaja, pero sin ellas no tendrá mañana. Los sones de la Patria no son sólo poemas pero sin ellos quien podrá recordarla, ni son solo las voces que suman esperanzas, pero sin ellas quien habrá de amarla. Los sones de la Patria son de antigua memoria, de luchas y derrotas, de sangre y de victorias, con santos y con héroes; de justos y traidores y de huesos raizales de anónimas historias. Los sones de la Patria son música que alegra el corazón y el alma con acordes de gloria, que al trabajo y al hogar ensalzan con fuerza y con valor y no saben de pausas.

120


No olvides esos sones que doblan o repican y templan nuestras ansias, a fuerza de constancia. Si hay silencios innobles que a las conciencias callan, haz del clamor por Ella una suprema causa.

121


LA SOMBRA DE CASEROS

La sombra de Caseros me atormenta… Son muchos años que en el alba observo el viejo Palomar de hábitos blancos -testimonio argentino de una historia irredenta-, romper la cerrazón con su enhiesta tragedia, y el temple de su espíritu gemir anonadado, ante tanta traición que se devela. Paradoja infeliz un arco de triunfo es pórtico imponente del cuartel academia y allí, en el mástil, gigante y majestuosa, azul y blanca con esplendente sol flamea, nuestra bandera nacional de guerra, mientras marciales cadetes conmemoran aquel febrero de tristeza y suerte adversa.

122


Huérfana de dignidad es sierva la memoria, de escritos oficiales que se ufanan con la vil triple alianza y sus miserias, cuando un haz de infortunios doblegara el patrio orgullo de la Argentina tierra. Todo el solar heroico con dolor encarna, una afrenta a la honra que aun espera. Oh magisterio cómplice ¿a quién veneras si tañen a rebato las campanas y el clamor de los muertos nos golpea? Sin ángeles custodios que los guarden, cada rostro es una máscara en la escena, que muda de color según quien hable y aplaude con sordina sus vergüenzas. Sin laureles de gloria ni clarín que conmueva monumentos y placas son apenas simple herrumbre que yace, vano alarde de mortales pecados y perdurable pena. Los sepulcros blanqueados aun contagian el aire y fantasmales sombras nos envuelven y aterran mientras un sol punzó, en duelo federal, viste la tarde. 123


ORACIÓN POR MI PATRIA Y SU PUEBLO Para rezar en familia cada nueve de julio y cada día que nos honre ser argentinos*.

Señor guarda a mi Patria de cuanto mal la aceche. Atiende Dios Mío la plegaria de los justos e impide a los malvados prevalecer en sus acciones contra ella. Señor en este día jubiloso de nuestra Independencia Nacional, haz que los huesos de sus santos y sus héroes encarnen en nosotros sus lecciones ejemplares, para que seamos fieles custodios de su sagrada Libertad. Bendice una vez más Señor la tierra de mis padres, que tiene por bandera el manto de la Virgen en su Inmaculada Concepción y un girón de ese cielo que cobija cada uno de los sueños y esperanzas de su Pueblo. Alienta en todos nosotros sincera unción porque flamee soberana, entusiasmo para cantar el himno, *. Fue originalmente escrita durante la crisis de 2001 y publicada en algunos medios lugareños.

124


y coraje para el testimonio diario. Dios mío y Señor mío, Padre de la Misericordia, perdona nuestros pecados, colectivos y personales de soberbia, odio, egoísmo y necedad. Protégenos Señor de la desventura y las traiciones, fortalece nuestro patriotismo probado en la escuela lacerante de la adversidad, y haznos operarios del Amor, para brindar en generosa ofrenda a los hermanos que más nos necesitan: justicia, consuelo, pan, techo, educación, trabajo y dignidad. Que María Santísima, Nuestra Señora de la Paz,** intercesora de la Gracia, ruegue por el temple y la unidad de nuestras familias, por la grande Argentina de la hospitalaria criollez y por la plena restauración y ejercicio de las nobles y antiguas virtudes de sus hijos: Fe, Honra, Valor y Laboriosidad. Que así sea...! **Advocación religiosa de María Santísima, Patrona de la ciudad de La Paz de las Lomas de Zamora y de esa Diócesis bonaerense, elegida por los vecinos del lugar hacia 1860, para levantar un Santuario que congregara las oraciones por la reconciliación de todos los argentinos.

125


126


テ]fora de mis Lテ。grimas

127


128


ADIÓS a Carlos Santiago, (1911-1983), mi padre.

Llanto que crece, voz que se apaga, cierro los ojos que no tendrán alba. Hondo silencio me conmueve y daña, y al besarte muerdo mi doliente rabia. Sé que a otra vida se elevó tu alma, pero es diciembre gélido esta madrugada y la ausencia tuya no la acepto padre, porque sabes bien cuanto me haces falta. Al rezar sufrido esa vieja plegaria de nuestra Teresa, la santa de Ávila, pido me bendigas padre en la esperanza. Y aunque no sé cómo contener las lágrimas un eco teresiano, en tu final jornada, con voz queda repite, “sólo Dios nos basta”.

129


I

HOSPITAL ITALIANO

Hospital Italiano de la ciudad porteña, urbe donde naciste en antigua casona con patio embaldosado y parra de uvas negras, de la calle Moreto 730, entonces barrio humilde de Floresta, un catorce de julio de aquel invierno cruel, en el año inicial de la Gran Guerra, María Luisa Elena. Tú solías narrar con nostalgia y tristeza, de mis abuelos gringos la dulzura de su lengua, los Palmieri Borelli, los Giugliano Lorito, su fatiga y sus sueños, su entrega y entereza; heroica suma de la sangre y la tierra, para el amor fundante y perdurable de la familia nuestra, que fue en ti Madre, savia y misericordia plena.

130


II

IINTERNACIONES 2002

Viejo solar de la salud me lo recuerdas hoy que venimos a confiarte sin reservas el fruto último de la primer cosecha: nuestra querida Licha, nuestra Mary, nuestra “mamma” vieja. Por la Capilla de la Virgen Niña, de este antiguo hospital al que retorna en agonía terrena, la peregrina pasa, se persigna y reza y sin sorpresa ni reclamo alguno, mansamente se interna, una vez y otra vez, y tantas veces más, con la Fe intacta y la esperanza plena. Vencida por los años, madre bendita y tierna, en el diario combate no has sabido de treguas, y resistes el daño y no pronuncias quejas ni te dobla la pena; fortaleza cristiana que todo lo soportas en tu injusta condena, y sufriendo en silencio una vez más: enseñas. 131


III

DOLOROSA AGONÍA

Hospital me la salvas o demoras su muerte..? Confío en tus doctores, casi todos imberbes muchachos descollantes, prolijos y eficientes, que varias veces ya con ella se sorprenden; pero no quiero cábalas, ni apuesta a simple suerte. Yo sé bien que millares en tu seno se atienden y que es premio de Dios su prolongada vida y su lúcida mente; pero no quiero engaños, ni torpes acertijos, ni falsas esperanzas, ni agravados dolores, que calla, pero siente. Hospital Italiano. Guardia, Terapia, Sala, horas, días, semanas probadas en templanza, mañanas, tardes, noches, a veces sin escalas. Mora de dos deudores nutridos de su sangre, de su amor perdurable, de su agostada carne.

132


Para sus hijos obligada posta, desánimos innobles, impaciencia que avanza; en ella, todo bruma y nostalgia. Ajena al sol, la lluvia, que diferencia las jornadas, en sin igual cansancio, aferrada a la vida, su lábil existencia es sólo contemplación y pausa. Una crónica tos fatiga su cuerpo devastado que apenas se percibe debajo de las sábanas, desdibujado entre varias almohadas. Erguida apenas, con débil voz y lánguida mirada, por la familia entera en susurros demanda.

133


IV PLEGARIA

Madre, ya no consiento que estés tan lastimada en medio de un ambiente todo sudario blanco. Sondas por todas partes y en los pequeños brazos, que inclementes agujas día a día dañaron, aflora tu nobleza con su tinte violáceo. Tantos rosarios madre por tu Jesús amado con las manos unidas hemos rezado juntos, que le requiero a diario misericordia y ánimo. Y a la Virgen María que te ha guardado siempre derrame santa Gracia sobre tu desamparo. Madre querida y dulce: ¿Qué nos está pasando? Queremos retenerte tan vivaz como antaño y entre sueños te alejas, despacio muy despacio, permaneciendo inmóvil, la cabellera alba, los labios musitando y los ojos cerrados.

134


Mientras mi mano aprietas sin provocarme da単o, tu cuerpo peque単ito, trigue単o y encorvado, se estremece y llagado asume su calvario. Madre querida y dulce que est叩s en nuestro llanto, Dios te proteja y sane, o te guarde en lo Alto..! Octubre de 2002 (Para gozar del Reino partiste el 25)

135


AL SIGUIENTE DÍA A María Luisa, (1914-2002), madre peregrina en la Patria Celeste

Las mismas voces que escuché otras veces alucinados sueños de mi endeble niñez, temer que nadie por nosotros rece y quedarme sin hada alguna vez. Cuando se apague el eco de tu voz distante y no conciba el mundo porque ya no estés, beberé el cáliz del dolor, y errante no tendré brújula para vivir después. En la inmensa cesura de mi pena infante he de perder la magia y el ángel perderé, volveré al miedo fantasmal de antes, por no hallar tu regazo de mujer. Y así desierto sin tu sombra amante, tendré exilio de cielo sin querer.

136


TU IDA

Es una herida honda que no sangra, pero nos estremece, nos abruma, nos daña; una pena tan seca que nos oprime el alma, y nos golpea duro y nos turba con saña. En medio del gentío la soledad más amplia, es la que no se anuncia, es la que no te nombra, pese a que estés presente en la quietud temida donde todo se calla, donde todo está en calma, sin quejidos ni gritos hasta la propia sombra en aflicción, deja de ser ladera y se distancia. Ni rocío salobre sobre el rostro, ni lastimero gesto; blancos jazmines te coronan; su fragancia, derrama interrogantes sobre tu cuerpo yerto que me atormentan mientras en paz descansas. Y no sé como acepto que tú, Madre, hayas muerto y que yo te contemple inmutable en la estancia. He cerrado tus ojos que aún estaban abiertos y al besarte en los labios la última esperanza de sentirte a mi lado y recibir tu aliento, fue la gélida prueba que me dejó desierto. 137


Musitabas ayer tan piadosos recuerdos, era tu Fe tan viva y tu amor tan espléndido que en tu misericordia todos éramos buenos. Y en los últimos días, vida en cruz y tormento, sufriste heroicamente sin mostrar un defecto. Madre mía, retornaste hacia el Padre en silencio, una vez más viajera ya en el más noble vuelo, con tu dolor a cuestas acallaste el lamento, para que no se asusten tus hijos ni tus nietos, que hoy regañan a Dios, aunque estés en su Cielo.

138


VIAJERA DEL AMOR

Viajera del Amor, ¿cómo es el Paraíso? Te alojaron los Ángeles tan lejos de mi alcance que por primera vez no dialogo contigo, aunque cobijas, Madre, como siempre mi vida. Tu Cielo está distante y es ajeno a mi dicha, tu Cielo no es mi cielo, si no fuera blasfemia lo llamaría enemigo, porque ni Cristo pudo ascender hacia el Padre y olvidar a María; en espíritu y cuerpo la retuvo Consigo. Preciso tu palabra, tu ejemplo, tu porfía que repitan tus manos bendición y caricias, milagro cotidiano a todas mis heridas. Porque ya no te tengo mi dolorosa ausente, en verdad dime Madre, ¿la muerte es nueva Vida?

139


Viajera del Amor, ¿cómo es el Paraíso? ¿Tan lejano él está que olvidaste a tus hijos? No me hablas en sueños ni tu sombra me guía y aunque rezo y te llamo, y te lloro y te miro en múltiples retratos tan íntimos y vívidos que en todas las estancias hoy son mi crucifijo, no me respondes Madre y aunque cierro los ojos y febril te memoro, no hay respuestas ni gestos, sólo yaces inmóvil y en silencio, ¿acaso estés dormida? Preciso tu palabra, tu ejemplo, tu porfía que repitan tus manos bendición y caricias, milagro cotidiano a todas mis heridas. Porque ya no te tengo mi dolorosa ausente, en verdad dime Madre, ¿la muerte es nueva Vida?

140


MAGISTERIO FINAL

In memoriam Luis Oscar Buján

Dime Luis, en tu diálogo celeste que currículum vitae a Pedro diste, o en tu humildad de soldado de la hueste por indiano callaste lo que hiciste. En que estrella punzó aún dictas clase para los santos que hoy están contigo, de tu Argentina de federales bases y cristiana raíz, mi buen amigo. Qué cátedra en el cielo te has ganado con la porfía por la verdad en la historia, empeño noble por el que has logrado, un magisterio heroico y sin igual victoria. Luis del desvelo, de la dación y el hado, de la suma lección y la feliz memoria.

141


AMIGO MÍO…, ESPÉRAME

En diálogo con Luis

No sé si es el dolor o es el vacío con que tu ausencia nubla mi albedrío, sin tu mirada calma amigo bueno pierdo en la tempestad, brújula y remo. Te sorprendió Melpómene en el sueño e hizo trizas de golpe el diario empeño de tu agitada vida, fiel empresa que alzó estandarte de verdad y nobleza. Vida entregada por amor al otro, historia plena que sumó en nosotros a Dios, la Patria y el Hogar surero. Sólo mi llanto sabe cuánto espero ese encuentro final, juntos de nuevo, con la misión cumplida en el relevo.

142


Tiempo Final

143


144


EL ALCÁZAR DE YAGO

He de buscar la tierra donde muera cerca del mar, en solitaria pena; atlántica la costa, bonaerense la arena, construiré en el pinar mi atalaya de piedra (y de noble madera). Crepúsculo vital de horas que soñé bellas aunque el llanto y la sal tengan cabida plena, por amores peregrinos que dan vergüenza ajena y que vienen y van, pero nunca se quedan (vagabundos de estrellas). Son inviernos que braman borrascas y tormentas, mientras templan la casa dos hogares a leña, caminata en la playa hacia un lugar cualquiera y fogón solitario en luna llena (con el frío adherido a la osamenta).

145


En el rincón amable de la cabaña esperan, la lámpara y el libro y un cuaderno de notas, donde repito a diario pese a que no lo quiera tu nombre maravilla virginal de mis temas (penitente marina, fiel viajera). En el viejo cuaderno con tapas de madera, empañadas las gafas frente a la hoja inerte, escribo sin tu gracia y en mal ganada paz, con punzante silicio, un último poema (por el amor herido ya de muerte).

146


DECEPCIÓN

¿Cuándo las luces no se concentran en un haz, puedes acaso iluminar la huella..? ¿Cuándo todos tus versos cantaron a la paz, tiene sentido tu vida siempre en guerra..? ¿Cuándo está seco el manantial del corazón puedes regar la hierba..? ¿Cuándo has quebrado el tañido de su son, aún estás ufana de tu siembra..? ¿Cuándo cada mañana recuerda nuestro ayer vistes la noche de cruel indiferencia..? ¿Cuándo todo tu ser está en sazón, mujer, sabes a fruta gélida..? ¿Cuándo la lluvia reverdece el esplendor de la pasión nupcial que es una eterna fiesta, tú eliges la tormenta..?

147


¿Cuándo este otoño madurado en el amor deshoja gozos cada tarde de siesta, te proclamas ajena a la cosecha..? Zozobra en medio de las furias mi bajel porque en lejano día y para siempre, ancló en tu piedra.

148


VIEJO AMOR ÁZIMO

Soneto a la vejez aciaga

Este amor que derramo penitente y aún sediento, angustiado, casi náufrago es esplendor final, o simplemente espejismo en el mar, salobre bálsamo. Como arena se escapa de mis manos y delata en sus lágrimas dolor máximo, una muerte de cisne en canto arcano y comunión final en pan y vino ácidos. Apasionado dar que con los años fue brasa lábil de leños desgraciados, abrazo tibio, caricia no querida. Ajeno al gozo y a los dulces daños, fue en agua viva y miel, que enamorado, signó mi beso la mas nutriente herida.

149


CUANDO LOS DOS DEJEMOS DE SER UNO

no habrá quien sobreviva…

Por un pinar sin pájaros, sin ecos y sin sombras, inmensurable ausencia que daña a quien te nombra, en soledad camino mientras el cielo llora, por la villa marina donde ya nadie mora. En el vitral del templo cincela filigranas la lluvia que es plegaria, fertilidad y hosanna, y de rodillas rezo y aún te recuerdo más, y te siento a mi lado aunque sé que no estás. Caracolas perdidas, arena, espuma y sal, ¿por qué no fuimos juntos hacia el Juicio Final.? Oh Verbo de los Verbos, te lo imploro en tu altar: ¿Cómo quieres que viva si no la puedo amar? Los verdes amalgaman crepuscular tristeza y de vuelta en la casa en la desierta mesa fiel a todo recuerdo, madrigales del mar, ajusticio mi vida para contigo estar. 150


TÚ y YO hasta que la muerte nos separe…

Quién de los dos ha de llorar después, cuando la Muerte elija..? Y ponga fin así al logro compartido del buen Amor, sus frutos y porfías..? Y qué ha de hacer el uno no yacente..? Rezar junto a los hijos? Abrazar al amigo? Mitigará la pena la plenitud de afectos, en exequias pobladas de responsos y misas, si excluido ha quedado el íntimo contigo? Será un refugio creer en la otra vida mientras la carne expurga sus pecados, agusanada o ya cenizas..? Quién de los dos ha de llorar después del inefable día de partida..?

151


Tú y Yo, que fuimos la esperanza y la alegría del sembrador en su vigilia, seremos: uno máscara, otro rictus, en el beso final, gélido y triste, de la sombría despedida.

152


ECLIPSE TOTAL

I. CUANDO TE HALLES SIN MÍ

Titilan en la noche enjambres de luciérnagas y los médanos cruzan mil luces sobre ruedas, en la villa lejana que semejan estelas. Y no orado en el cielo sus tapices de estrellas para verte mi amado si deambulas por ellas, o tu ausencia es mi sino poblado de tinieblas. En el bosque de pinos, centenares de pájaros que en la colina anidan, ya no trinan ni vuelan, ni los grillos me cantan con pausada insistencia, el tiempo transcurrido de gozo y de poemas, ni ensayan escondidas sus melodías de lluvia, las pequeñas ranas de la cercana ciénaga. Es tan honda la calma que burila y penetra y hasta torna inaudible a la propia conciencia, y ese mar confidente de mi anhelo y mi queja, ahoga todo bramido y sin eco se quiebra. Y aunque acudo a su orilla, él también te silencia, no recoge mi llanto ni tu nombre recuerda. 153


Entonces la memoria, desesperada y lenta, evoca felizmente la familia en cien fiestas, y me fuerza sonrisas con banales anĂŠcdotas, pero su ofrenda es vana, circunstancial y necia, porque al no estar conmigo con nadie ya conversas. El ayer sĂłlo enhebra vacĂ­os y tristezas.

154


II. CUANDO ME HALLE SIN TÍ

La soledad insondable, me somete y me cerca y una torpe ceguera entre sombras y nieblas, enmudece las voces de cuanto me rodea, y la luz no se hace y el verso se me niega. Madrigales que añoro de las horas de siesta, cotidiana alegría y soportable pena, pequeñas maravillas engarzadas cual perlas, solitarias, una a una, y en comuniones, plenas. Son recuerdos que abruman o que quizá me alegran, como cuando lucías con el rostro radiante sobre esbelta figura y el cabello de alto, en misa de esponsales, una nívea diadema. Ya retorno a la casa por la senda de piedras, azotándome el rostro el viento sin clemencia y descalzo tropiezo y dañada la piel, trazan huellas los pies, con mi sangre en la arena.

155


Coraz贸n en agosto preludian mis arterias, y el trance amargo apuro embriagado de hiel con versos desolados que suspiran apenas, el eclipse de amor que agiganta tu ausencia.

156


EL RELEVO Y SU INCÓGNITA

¿Dónde habrá de inscribir el tiempo nuevo mi fatiga y mi gozo, mi realidad y mi sueños..? ¿Y que perdurará de tanto esfuerzo? Dentro del diario ímpetu en el que vivo y pienso, desvarío el instante del tránsito perpetuo y me pregunto: ¿ memoria habrá en nuestro relevo? ¿Nos aguarda tan solo un tétrico vacío que hace absurda la vida, como a Sartre, el ateo, si no hay Dios que redima nuestro inmortal deseo? Me atormenta la duda, mas cristiana esperanza brinda luz a mi búsqueda, la verdad y el camino, aunque por mis pecados deambulo y estoy ciego. Confío en Tu Palabra y elevo yo este ruego, porque todo lo obrado buen Jesús no me alcanza a merecer el premio de gozar de tu Cielo.

157


EL AÑO DE LA FE

Mujer de mi costado, como en los viejos cuentos, obediente a la voz de tus reclamos, acallaré las voces del desvelo esparciendo mis versos a los vientos, con la historia concebida entre tus leños, que nos dio calor y luz, embriaguez y sosiego. Tiempo sin tiempo en que nos bien amamos, maravilla de ser un nosotros sin término, esplendor de los hijos y protección del cielo, felicidad hogareña y sendero hacia el Reino, son los preciados bienes que tengo y que proclamo cual victoria final en este crudo invierno.

158


VÉRTIGO

De prisa transcurren las horas de dicha matinal crepúsculo que forja sonrisas, bendición de olivos y de vides y espigas, florecer de besos que lleva la brisa, trinos que despiertan una algarabía, en niños que acunan brazos de nodriza. Son los años jóvenes plenos de colores sin alforja a cuestas ni cruentas heridas, con sueños poblados por tiernas caricias y fuertes delirios de ese mal de amores, que en horas de siesta despertó una amiga, promesante bella, simple y bienquerida. Las décadas pasan veloces, encintas de esperanzas áureas y nobles premisas y corres sin pausa quedando escondida, la senda del sabio, verdad que nos guía, Gracia y maravilla, la Buena Noticia, magisterio eterno: Luz, Camino y Vida. 159


Y escribes y cantas, y rezas y pintas, estudias, padeces, te enervas o lidias, trabajas, descansas, porfías y gritas. Graduado en nostalgias, vivencias y rimas en silencio ocultas: fracasos, fatigas, traiciones, pesares y la propia estima. Y entonces, de pronto, sin saber que pasa jubilas tus ansias, todo te fastidia, te mudas de casa, los otros te olvidan; sin sosiego donas tu viaje de ida triste peregrino de la misma prisa, quedándote solo, sin paz ni consigna. En el largo insomnio que renueva dudas, agria los recuerdos y nubla tu vista, una vieja dama de gris te visita, y en la tarde pálida de fría llovizna resuelve tu enigma y a morir te invita, como de costumbre, también muy de prisa.

160


POSTRER SOSIEGO

Seguir..! Seguir..! Seguir..! Un día más y otro y el siguiente, la semana y el mes, y el año entero. Sin domingo ni paz, la pausa es duelo un tiempo trastocado, ajeno a todo reto, una brecha que daña el pensamiento, un hiato que nos denuncia viejos. Seguir..! Seguir..! Seguir..! Tomando todo atajo y bebiéndose el viento, en bicicletas fijas y en horizontes quietos. Jubilado el espíritu, cobayo en rodamiento, el alma gime y duele el esqueleto y el disfraz de hombre nuevo al crujirnos los huesos, astilla los espejos.

161


Seguir..! Seguir..! Seguir..! Eslabonando esfuerzos por temor al tedio, jornada tras jornada, invierno tras invierno, con la sonrisa mueca y el acíbar por dentro. Quebrada la salud y el ave fénix lejos, no sirve su leyenda para incitarle vuelos al pobre cóndor ciego. Seguir..! Seguir..! Seguir..! Con la porfía necia de jugarnos hasta el último aliento del no va más final. Y entonces retornamos a Dios, que es soplo y cielo, silencio y maravilla, el bienhechor sosiego que en la misericordia de su amor eterno, vivifica la muerte en esperado sueño.

162


VEJEZ

En este atardecer del desencanto sin Gracia ni pecado, en punto medio el frío nos escarcha aliento y llanto, desandando un camino a pleno tedio. Los años transcurridos fueron vida como agua entre las manos derramada, tantos días fugaces, tantas sendas perdidas, en un vértigo inútil que terminó en la nada. Delirio de Quijote tras esperanzas vanas en espejados lances que cegaron las ansias, cuando el tiempo era eterno y la muerte lejana. Cien viajes juveniles a comarcas extrañas y anhelos peregrinos entre tantas distancias, hoy son sólo recuerdos que entristecen y dañan.

163


ADVIENTO 2012

¿Hasta dónde prefiero este saldo que resta si poseo pocos bienes y jamás tuve fama? ¿Qué pierdo a los setenta si ausente de la fiesta, honra y virtudes guardo para Dios que me ama? ¿Vale el deseo innoble de proseguir el juego y apostar ese resto a la pasión que inflama? ¿Y querer con las brasas la posesión del fuego Si todo es color sepia y mi vida se apaga. Que las tardes de estío me brinden el sosiego para con mansedumbre aceptar esta calma, mientras ruego en silencio a Jesús y sus llagas. Y ya en paz, tu caricia, agua viva que mana, me persigne la frente al bien morir, y luego amortaje mi cuerpo y deje libre el alma.

164


EL TÓTEM DE YAGO

Tótem medicinal el eucalipto erguido le talaron sus ramas y se quedó sin nidos, pero se ve un gigante de la villa en el mar y el viento lo respeta sobre el arenal. Unos pequeños chopos coronan su cabeza, y lo visten apenas pegado a su corteza tres muñones del tronco con las hojas de plata, y un hijuelo a su vera que su fuerza delata. Doce metros de altura, un dolmen del pinar y en el Yago que habito, su primer madrigal. Así estoy como el árbol, en este nuevo enero y confío en mi ocaso la eternidad que quiero, porque tengo esperanza y una Fe siempre lista, en toda tempestad con mi “Dios a la vista”. Madrigales de Yago que me han brindado paz, con la familia unida como espigas en haz, denme aún más coraje para enfrentar la vida; que si es noble misión no habrá causa perdida y es deber de cristiano hasta el último instante, librar el buen combate y seguir adelante. 165


SONETO DEL VIERNES SANTO

Qué gran dolor me tienes reservado Cristo que exangüe sufres por nosotros, brazos en cruz clavados al madero, sangre expiatoria por quienes has amado. Que Tu Pasión que redimió a los otros, sea mi prueba Señor si soy sincero, aunque temo mi Dios crucificado, que por débil, no pueda ver Tu rostro. Te ayudaré Señor cual Cirineo aunque Tú seas quien cargue mis pecados, mientras yo peregrino torpe y ciego. Proclamo Tu Verdad, e indigno, aún creo en Ti, Dios Trino, que siempre me has brindado refugio, paz y bien, tras cada ruego.

166


LAUS DEO

Festividad de Santiago Ap贸stol, julio de 2013

167


Índice Prólogo.........................................................................9 Nota bene.................................................................... 12 Autobiografía Escolar.............................................. 13 del alba

magia rota................................................................... 29 sed................................................................................ 31 principio y fin............................................................. 32 ayer.............................................................................. 33 vida vs robótica........................................................... 34 mañana anochecida.................................................... 37 márchate así…!........................................................... 39 culpable soledad........................................................ 41 deambulando.............................................................. 42 soberania perdida....................................................... 44 la extraña................................................................... 45 cuando el amor es siembra

envío............................................................................ 49 fue ayer apenas............................................................ 50 tu sombra y yo............................................................. 53 tú, la inefable............................................................. 55 golondrina................................................................. 57 extraño amor.............................................................. 59 168


retornarás así............................................................. 60 el después de la espera............................................... 62 la duda........................................................................ 64 nazarena...................................................................... 66 el hijo.......................................................................... 68 el perdurable encuentro........................................... 71

la rosa blanca

resurrección............................................................... 75 la magia del amor....................................................... 76 soy en tí....................................................................... 78 amor conyugal............................................................ 79 simulación feliz.......................................................... 80 adelantado de tu amor.............................................. 82 mujer mía..................................................................... 83 constancia................................................................... 85 cuando el otoño muere............................................. 87 mujer de mi costado................................................... 90 mi dulce amor............................................................. 91 ocaso............................................................................ 94 samaritana................................................................... 95 ignota aflicción......................................................... 97

169


sangre y tierra

la argentina inicial.................................................. 101 maría luisa del alma................................................. 103 credo filial i.............................................................. |05 credo filial ii............................................................ 106 un instante de dios.................................................. 107 alguna vez seré......................................................... 108 mi archivo-biblioteca.............................................. 111 vieja casona............................................................... 112 magisterio de la sangre y la tierra........................ 114 memoria fundacional............................................... 115 al final del camino.................................................. 116 el anciano maestro.................................................. 117 ave patria..!................................................................ 119 los sones de la patria............................................... 120 la sombra de caseros................................................ 122 oración por mi patria y su pueblo........................... 124

ánfora de mis lágrimas

adiós.......................................................................... 129 i. hospital italiano................................................... 130 ii. internaciones 2002.............................................. 131 iii. dolorosa agonía.................................................. 132 iv. plegaria................................................................ 134

170


al siguiente día......................................................... 136 tu ida......................................................................... 137 viajera del amor....................................................... 139 magisterio final........................................................ 141 amigo mío…, espérame............................................. 142

tiempo final

el alcázar de yago.................................................... 145 decepción.................................................................. 147 viejo amor ázimo....................................................... 149 cuando los dos dejemos de ser uno........................ 150 tú y yo........................................................................ 151 eclipse total.............................................................. 153 el relevo y su incógnita........................................... 157 el año de la fe........................................................... 158 vértigo....................................................................... 159 postrer sosiego......................................................... 161 vejez........................................................................... 163 adviento 2012........................................................... 164 el tótem de yago....................................................... 165 soneto del viernes santo......................................... 166

171


Los madrigales de Yago Antología de mis pecados poéticos

I S B N 9 7 8 - 9 8 7- 2 8 4 7 8 - 8 - 3

Le prometí a Santiago de Salafranca dar a luz esta obra póstuma de sus poemarios inéditos, como expiación de sus pecados poéticos. Autorizado, por filial dependencia, a ser su albacea y elegir entre sus copiosos y mal ordenados cuadernos, las composiciones que no gravaran su memoria. Santiago ha sido un personaje con mucho pudor y no poca timidez, pese a las apariencias externas, hoy máscara develada en razón de su etapa cronológica y prisionero, ¿quién no?, de aquella justa sentencia del Eclesiastés, de ser todo al fin de cuentas, vanidad de vanidades. Emprendí la tarea de seleccionar y ordenar, a mi lego entender, esta Antología que sufrago, ante la promesa de Santiago de ser ella, su alfa y su omega literarios. De igual forma, el temido paso ya está dado y la suerte, echada, por lo que ambos quedamos a merced de la misericordia del lector para la gracia de su absolución, ante el firme propósito de enmienda aquí expresado. CÁRLOS PESADO PALMIERI

172


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.