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Sesenta aniversario, un festejo inolvidable
from El Taquito
sesenTa aniversario un fesTeJo inolviDable J ulio se ha convertido para nosotros en el mes más representativo del año. Esto, en lo frente a la fachada de El Taquito, pudiéramos unirnos a ella y caminar hasta la iglesia, donde éramos recibidos por un personal, me ha entusiasmado desde niño, sacerdote quien daba la bienvenida a los peregrinos que porque nos remite a la fecha, el día 16, en que El Taquito transportaban en hombros a nuestra Señora. festeja un aniversario más de existencia. Con antelación, en las afueras del templo ya se hallaba
Recuerdo que cuando niño, llegaba a las cinco o seis instalada una feria con juegos mecánicos y puestos de comide la tarde al restaurante y esperaba ansioso que iniciara da, donde vendían pozole, buñuelos, tacos y tostadas. Al la peregrinación de la Virgen de El Carmen, y al pasar ésta concluir la misa, pasábamos un rato agradable en esa feria
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y continuábamos la fiesta en el restaurante.
A finales de 1982, nos percatamos que estábamos a medio año de conmemorar los 60 de existencia de El Taquito, y el hecho merecía un festejo especial. Cumplíamos ya más de medio siglo de haber alquilado esa accesoria, la cual se convertiría a la postre en nuestra sede.
Con ese motivo se redactó una poética invitación diseñada por Gustavo Aceves, hijo de Teodoro.
La portada presentó la ilustración de un toro que corre alrededor del ruedo, extraído de una de las obras de Pancho Flores. “El Taquito”: una historia que contar
Página anterior, los jóvenes David, Rafael y Enrique Guillén, con sus padres, los fundadores, Conchita y Marcos en una foto de 1945. Arriba, el cartel del 60 aniversario, elaborado por Gustavo Aceves
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De pie, Silverio Pérez, Rafael Guillén, Raúl Ratón Macías, Emilio El Indio Fernández, Luis Castro El Soldado. Sentada, María de la Paz, esposa del Faraón de Texcoco
Se responsabilizaron del festejo Teodoro Aceves y mi hermano Marcos, dirigidos por mi padre, quien con su sapiencia sobre relaciones públicas, les indicó que lo único que tenían que hacer era ir personalmente a repartir las invitaciones a personas de todos los medios; a periódicos, revistas, radio, televisión, artistas, deportistas y políticos. En pocas palabras, a todo mundo.
Yo, por mi parte, sugerí que se ofreciera algún recuerdo e hiciéramos un pequeño folleto donde se relatara la vida del restaurante. Se elaboraron pequeños porta vasos y en las mesas unos tenkards que nos obsequiaron los directivos de Casa Domecq el cual contenía una ilustración que muestra a un matador dando un derechazo torerísimo y un texto referente a que El Taquito llegaba a su 60 aniversario.
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“El Taquito”: una historia que contar
la miraDa alegre De SEvEro Mirón sobre el TaquiTo
Uno de los periodistas invitados a esta fiesta, fue Julio Manuel Morales Ferrón, quien firmaba como Severo Mirón. Escribía su columna La Triaca en El Sol de Mediodía y conducía el programa de radio Platícame un libro.
La víspera del festejo reseñó:
“Mañana todo México va a estar en Carmen 69, a las cuatro de la tarde: artistas, políticos, periodistas y las mujeres más hermosas.
Mañana, sábado 16 de Julio, a las cuatro de la tarde (y de esa hora hasta morir) van a estar en el edificio que está en la esquina de las calles de Bolivia y el Carmen, frontera sur del barrio de Tepito, todas las personalidades que viven en el Distrito Federal: artistas, toreros, políticos, deportistas, desde luego que no dejarán de estar Jacobo Zabludovsky -quien no sólo es cliente, sino el mejor amigo de la casa desde hace casi medio siglo-, el joyero Antonio Chacho Ibáñez, quien también era compadre de don Rafa; el doctor Sánchez Valle y Arnulfo García, director de publicidad de alguna área de la Organización Editorial Mexicana.
María Félix, asistió ahí más de cien veces e igualmente Mario Moreno Cantinflas.
Para no hacer una lista demasiado larga: El todo México, como solía decir doña Rosario Sansores, cronista de sociales, quien también fue habitué de este centro gastronómico, el más internacional de todos los que hay en México, pues hasta el Papa Juan Pablo II tuvo elogiosas expresiones para el entremés ranchero, que aquí se prepara con chicharrón, carnitas, nopales, guacamole y moronga.
El cantante hispano Raphael, declaró a la revista Interviú de Madrid -en una entrevista publicada hace algunos años-, que la especialidad culinaria que más le había satisfecho de todas cuanto había probado en el planeta, eran los machitos de El Taquito, que le habían sido servidos por don Rafael y don David. Grandes invitados. Severo Mirón y Jacobo Zabludovsky
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Con este evento tan importante, se dejan venir una serie de recuerdos, en donde se evoca a una de las parroquianas que con más frecuencia visitaba este lugar, María del Carmen Salido, La Chula Prieta, quien con su gracia maravillosa y sus hermosos ojos verdes, iluminó este sitio y nuestras vidas una y otra noche; la muy estimada Sara Montes, el compadre Krumba, quien con sus hermanas Arlette, Karla y demás, también hicieron el deleite de las horas.
Lyn May llego ahí en últimas fechas, pero se hizo contumaz contertulia; también conocimos aquí a la cancionista Zoyla Flor, ahí les tocó más de una vez una cruzada a los hermanos Guillén con Lola Lucila Beltrán, antes que fuera Lola la Grande, sino la secretaria de don Amado Guzmán, alguna noche brindaron también con Lucha Reyes; Sara Guash, Anita Blanch, Ana María González, Elvira
Don Rafael Guillén y Silverio Pérez. Con ellos, María de la Paz y El Indio Fernández Ríos, Matilde Sánchez La Torcacita, Jacqueline Evans y la inolvidable Lupita Torrentera.
Les tocó a David y Rafael la dicha de chocar cristales con la inmarcesible Elsa Aguirre y su hermana Alma Rosa, con Rosa Carmina, con esa belleza extraordinaria que fue Turanda, la más bella vedette que ha pisado un escenario en México; más de una ocasión con Su Muy Key, la bella chinita muerta trágicamente, con Estela Maris, una argentina que se calificaba a sí misma como muy reata. ¿Y cuál no?
En El Taquito se han celebrado miles y miles de fiestas de todos sabores y colores:
“El Taquito”: una historia que contar
constitución de asociaciones como la AMPRYT (Asociación Mexicana de Periodista de Prensa Radio y Televisión), cumpleaños como uno de Susana Guizar que hizo historia, nombramientos políticos, aniversarios de 24 horas cada año, matrimonios como el de Antonio Badú con Esther Fernández; el de María Félix con Jorge Negrete, en fin, todo acontecimiento social de importancia tuvo lugar en El Taquito, que mañana brillará como en sus mejores épocas con la asistencia de miles de personalidades de todos los ámbitos”, concluía la reseña del ya desaparecido periodista Severo Mirón. En la imagen, Enrique Guillén, Jacobo Zabludovsky, don Rafael y Renato Leduc
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la crónica Del gran fesTeJo
De los sesenTa años
Por fin, el gran día llegó. Desde las ocho de la mañana estuvimos listos para la fiesta. La mesa estaba puesta. Esperábamos a no menos de trescientas o cuatrocientas personas.
El menú para los invitados consistió en un entremés ranchero surtido con carnitas, quesadillas, chicharrón, nopalitos y guacamole.
Luego, sopa de nopalitos con huevo y enseguida un filete a la tampiqueña. De postre, los tradicionales dulces mexicanos.
A mediodía arribó parte de la familia y nos encaminamos a la iglesia de El Carmen, donde se ofreció una misa de agradecimiento.
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Cuando volvimos al restaurante ya estaban presentes algunos invitados.
Aunque ha habido otros festejos, el 60 aniversario quizá fue uno de los más importantes en la historia de El Taquito, en donde se dio cita un grupo ecléctico, que tal vez, jamás se volverá a reunir.
Por ejemplo, el cómico Jesús Martínez Palillo chocaba su vaso con El Indio Fernández o su hija Ana Martín hacía lo mismo con Rubén El Púas Olivares. Por igual, don Renato Leduc brindaba alegremente con la guapa Christian Bach o Severo Mirón, Roberto Cobo, Raúl Ratón Macías y mi padre, compartían anécdotas. Sí, estos son grandes recuerdos.
El padrino que develó la placa alusiva, fue, por supuesto, nuestro gran amigo Jacobo Zabludovsky.
Pero dentro de toda esta algarabía, alguien tenía que trabajar y sacar a como diera lugar el gran compromiso, así que me sembré en la caja del restaurante, en la planta baja, a checar la comida, para que no fuese a faltar nada, aunque la verdad, ni alcanzaron las carnitas.
A la derecha, el actor Roberto Cobo, Severo Mirón, Raúl “Ratón” Macías y don Rafael. En la foto a la izquierda, al pie de la placa conmemorativa, doña Caridad, Conchita y Rafael Guillén “El Taquito”: una historia que contar
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Sin exagerar, llegaron no el doble, sino más bien el triple de invitados, y eso que de por medio hubo invitación y boletos numerados.
Las edecanes nunca supieron por dónde se les había metido tanta gente. Y es que, de verdad, fue un fiestononón, motivada por el anuncio del licenciado Jacobo Zabludovsky. Al final de su noticiero 24 horas de la tarde -mientras por la pantalla desfilaban los créditos de su programa-, apareció el aviso de Coma en El Taquito. Por eso todo México se dejó venir.
A las tres de la tarde el lugar prácticamente estaba lleno. Previo al banquete, el mariachi, el trío y los norteños comandados por Guadalupe Barajas, sacaron a relucir lo mejor de su repertorio e hicieron cantar y bailar a funcionarios, intelectuales, toreros, personalidades artísticas, deportistas y periodistas.
Amigos y más amigos se reunieron en torno a la familia, para celebrar jubilosamente estos primeros 60 años.
Apoyado ahora por algunos recortes de prensa y algo de memoria, recuerdo a algunos de los invitados. Entre ellos, Pedro Ojeda Paullada -en ese entonces secretario de Pesca del gobierno de Miguel de la Madrid- acompañado de su esposa. Así también don Andrés Henestrosa el gran escritor, senador y académico, a quien le teníamos un gran cariño. Conocía, de la A a la Z, la historia de este lugar, ya que cuando niño, fue muy cercano a Conchita y a don Marquitos, los meros meros y fundadores de este recinto gastronómico.
Por igual, el maestro Renato Leduc, quien se dejaba ver cualquier día con sus amigos y los domingos, rigurosamente con la familia, en la mesa 19.
Cuatro años después, luego de su fallecimiento en 1986, se presentaría aquí mismo el libro Así hablaba Renato Leduc, de Ramón Pimentel.
En el festejo del 60 aniversario, los legendarios Silverio Pérez, Luis Castro El Soldado, don Luis Procuna El Berrendito de San Juan, don Antonio Ariza, de Casa Domecq, con el querido amigo Enrique Figueroa, Carlos Estrada Lang -quien presumía, con envidiable orgullo, ser el más viejo del periódico Ovaciones-, la gran amiga y clienta Guadalupe Vergara y Héctor Pérez Verduzco.
También amigos periodistas del viejo Excélsior como Regino Díaz Redondo, Enrique Loubet Jr., Manuel Magaña Contreras y Ricardo Perete.
Por igual, convivieron en la fiesta Guillermo Ochoa, don Pedro Ferriz -quien cada domingo apartaba un salón sólo para él y su familia-, Manuel Pallares, Alfonso López,
Christian Bach, don Rafael y Carmelita Guillén. Con ellos Jacobo Zabludovsky
“El Taquito”: una historia que contar
Pancho Lazo, Arnulfo García y nuestro gran amigo Alfredo Camacho Olivares, quien nos brindaba espacio en sus notas.
De la misma forma, entre los invitados, Mauricio José Schwarz, Riveroll del Redondel, Joaquín Maravilla, Juan Manuel Tort, Bernardo Fernández Macharnudo, Clarinero, María Violeta Hernández, Alejandra Mendoza de Lira, Martha Guerra, María Elena y Alfredo Leal, Tere Mora Guillén, Antonio Lomelín y el entonces novillero Ernesto Belmont.
Asimismo, la hermosísima Christian Bach, Edith González, el Púas Rubén Olivares -con su proverbial buen humor-, el popular
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Raúl Ratón Macías, Emilo El Indio Fernández, María Victoria Llamas, Héctor Carrillo, Severo Mirón y como 500 más -a quienes ofrezco disculpas por omitir sus nombres-, y por supuesto, la familia Guillén completita: mi tío Enrique, David mi primo, Xóchitl, Carmelita, Conchita, Francisco, su esposa Irma, sus hijos, sus maridos, las esposas, las amigas, en fin, todos.
Mi padre, la familia entera, colaboradores y sucesores, echamos la casa por la ventana con esta fiesta.
Los salones se llenaron a tope, pero consideramos -porque así nos lo transmitieron-, todos fueron muy bien atendidos. Pocas veces había visto a tantos periodistas juntos; semejaban una sola empresa, aunque representaran a diferentes medios.
Lamentamos, como era obvio, la ausencia del brioso trío que contribuyó a darle solidez al proyecto familiar: mi tío David -quien dejó de existir en 1978-, y obvio, la de los abuelos doña Conchita -fallecida en 1956, al igual que don Marcos, 2 años después, en 1958-, pero estoy seguro, como bien lo dijo en su Chisme grueso el gran amigo Héctor Pérez Verduzco, que “ese día su espíritu flotó como nunca por las calles de El Carmen”. Hubo tequilazos y domecqazos a lo grande. De la comida, ni hablar: lo mejor de la carta y bien consumida en cantidades industriales, que puso en tono el ambiente.
Luego hubo muchas otras fiestas, pero como ésta, ninguna. Al menos, así lo consignó para la historia Bernardo Fernández Macharnudo, en una columna que nos dedicó.
Tenía razón: “Sesenta años no se dejan pasar así como así”.
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