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Huesito de chabacano | Olga Aragón pág

Distrito Norte de la Baja California estaba conformado por integrantes de la “buena” sociedad fronteriza, los cuales no aceptaban sacrificarse en aras de enseñar a los menos privilegiados de su comunidad. Ya el general Porfirio Díaz vivía exiliado en Europa por efecto de la Revolución mexicana, pero los ideales porfiristas contaban con cabal salud en Ensenada. La educación como administración y no política, como conservadurismo social antes que como espíritu revolucionario.

Es importante destacar que esta primera generación de maestros y maestras del siglo xx se hallaba constituida por gente relativamente joven. La mayoría de sus integrantes no pasaba, hacia 1904, de los 35 años de edad. Eran, como la mayor parte de la comunidad del Distrito Norte, oriunda de otras partes del país o del extranjero. Entre los pobladores originales y los profesores que llegaban para hacer su tarea, la escuela se convirtió en un centro social de primera importancia. Y lo mismo va a suceder con aquellas poblaciones que para 1910 todavía no alcanzan ni el millar de habitantes, como Tijuana, Tecate y Mexicali, que también son parte ya del sistema educativo del Distrito Norte aunque en menor escala que la capital del mismo, el puerto de Ensenada.

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La educación era parte fundamental de la idea del progreso como marcha irrenunciable, de la idea de la modernidad liberal sin los estorbos de los derechos laborales, del respeto a las etnias nativas, de la igualdad ciudadana. Una educación para la tiranía disfrazada de paternalismo oficial. Tal era el sistema imperante en Baja California en los tiempos en que los revolucionarios maderistas, floresmagonistas y orosquistas se levantaban en armas en todas partes del país, declaraban que el cambio era una transformación radical de hacer las cosas, de comportamiento social, de convivencia política. La palabra democracia estaba a punto de entrar en la agenda educativa de la entidad.

gtmmx@hotmail.com *Escritor nacido en Mexicali, Baja California. Poeta, narrador y ensayista, autor de Espantapájaros y Tijuana city blues:tres novelas cortas

CRÓNICA POPULAR

Por Arnulfo Estrada Ramírez*

DON JOSÉ Coronado Cabanillas y su esposa Ofelia Díaz Barrón, fueron dos de los personajes más populares y emblemáticos del Parque Revolución. A Ofelia la conocí a finales de 1967, cuando en mi adolescencia me iba a trabajar a la calle donde Ofelia ya era muy conocida como la Bolera, mote que se había ganado debido a que apoyaba en el oficio de bolero a José, su esposo. Ambos, ya son parte de la historia del Parque Revolución.

Me referiré en esta ocasión al caso de la Bolera, quien en los últimos 20 años de su vida gozó de gran popularidad en la zona urbana de Ensenada, donde era común verla caminando por las calles de la zona céntrica.

Ofelia Díaz Barrón, la Bolera

Ofelia fue probablemente el personaje urbano más popular de Ensenada durante las décadas de 1960 y 1970. Se distinguía por su baja estatura, figura rechoncha y exagerado contoneo al caminar. De mejillas bien coloreadas y pestañas enchinadas, no vacilaba en intercambiar piropos con los transeúntes varones, casi siempre en son de vacilada y mutuo respeto, siempre y cuando le siguieras la corriente, de lo contrario te decía: “no te hagas pendejo, a ti te hablo” y te seguía insultando hasta que te alejabas lo suficiente. Si correspondías de buena gana al piropo, te seguía chiflando mientras te alejabas de ella.

Falleció hace más de 45 años, pero don José, a quien entrevisté el 12 de febrero de 2013, me platicó que a pesar de que habían transcurrido 36 años aún la extrañaba. Recuerda que “se la pasaba con el radio en el oído todo el día, pues era muy alegre… Ella sí valía la pena como mujer… Me traía comida todos los días… Le gustaban las pezuñas de marrano, las que preparaba con chile y cebolla y las traía para comerlas juntos ella y yo… Murió embrujada por una vieja que quería mi terreno… Se murió de repente… La señora le

“Bolera, mote que se había dijo que si no le firmaba los papeles del terreno, se iba a morir en cuatro semanas… Y así fue. Se murió en cuatro semanas… La extraño ganado debido a demasiado. Quisiera tenerla aunque estuviera que apoyaba en el viejita, no importa… Los dos nacimos en Agua oficio de bolero a José, su esposo” Caliente, Sinaloa… A ella le decían la Bolera porque me ayudaba a bolear cuando yo iba al mandado… Le decían la Bolera, pero para mí era Ofelia Díaz Barrón… Me viene a la memoria que todos los días iba al cine porque le gustaban mucho las películas mexicanas, principalmente las de Antonio Aguilar, y cuando se quemaba la película, la gente gritaba ¡cácaro, deja a la Bolera!, y de volada, se empalmaba el rollo y seguía la película”. kumeey@yahoo.com.mx *Nativo de Cuauhtémoc, Chihuahua, pero avecindado en Ensenada desde 1967. Formado académicamente en el área de la oceanología, y aficionado a la historia, cultura y lenguas indígenas de Baja California. Nunca ha ganado un premio, pero ha sido candidato a dos premios nacionales y dos para Ciudadano Distinguido. Actualmente, es el Cronista Oficial de Ensenada

Fotos: Cortesía

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