8 minute read

Zweig y el Señor de la Montaña | Daniel Salinas Basave pág

Por Fernando Mancillas Treviño*

Desde el neorrealismo italiano que surgió en 1945 a fines de la posguerra –Segunda Guerra Mundial– con la película de Roberto Rossellini (1906-1977), Roma, ciudad abierta, el movimiento vanguardista fílmico deslumbró fulgurantemente en el panorama cinematográfico mundial.

Advertisement

Con figuras tan destacadas como: Vittorio De Sica (19011974), con El limpiabotas (1946), Ladrón de bicicletas (1948), Milagro en Milán (1951); Luchino Visconti (19061976), La tierra tiembla (1948), Bellísima (1951); Robert Rossellini, Paisá (1946), Alemania, año cero (1948), Stromboli, tierra de Dios (1950); Alberto Lattuada (1914-2005), El bandido (1946), Sin piedad (1948); Giuseppe De Santis (1917-1997)), Caza trágica (1947), Arroz amargo (1949); Federico Fellini (19201993), Los inútiles (1953), La strada (1954), entre otros, el neorrealismo italiano tenía como propósito fundamental exponer las condiciones socioeconómicas y culturales de su época, y lo hizo con una brillante naturalidad.

Recuperando el legado del neorrealismo italiano, el realizador contemporáneo Roberto Capucci, revela en Mi hermano, mi hermana (2021), los profundos secretos que se han sedimentado durante décadas en una familia italiana de clase media.

Al fallecer su padre los hermanos Nikola (Alessandro Preziosi) y Tesla (Claudia Pandolfi), se encuentran con la sorpresa de que su testamento los obliga a vivir juntos durante un año en la casa familiar para poder acceder a su herencia.

Después de veinte años de no haberse visto, la situación se torna complicada debido a la pervivencia de una serie de resentimientos y desacuerdos en sus estilos de vida. Mientras Nikola lleva una vida libre dedicada al kitesurf –surf de vela– en diversas playas, Tesla se ha abocado por completo a su hijo Sebastiano (Francesco Cavall) quien sufre de esquizofrenia, enfrenta además fuertes conflictos con su hija Carolina (Ludovica Martino).

A pesar de que en un inicio Nikola y Tesla mantendrán múltiples disputas

Foto: Cortesía

y confrontaciones, inadvertidamente emergerán nuevos vínculos, como el de Sebastiano –que es un dotado violonchelista– y su tío Nikola, por su amor a la música, todo en una nueva armonía familiar. También habrá un acercamiento de Nikola con su sobrina Carolina quien allanará el camino de reconciliación con su madre.

Mi hermano, mi hermana se estrenó el 8 de octubre de 2021 en Internet, por Netflix.

Roberto Capucci (Roma, Italia) es un escritor y director de cine italiano, autor de: Il frutto proibito (2008), Da Lucia (2009), Il giorno del mio compleanno (2011), Ovunque tu sarai (2017), entre otros.

Mi hermano, mi hermana –Mio fratello, mia sorella; My brother, my sister/ Italia, 2021–. Dirección: Roberto Capucci. Con: Caterina Murino, Francesco Cavallo, Alessandro Preziosi, Ludovica Martino, Frank Gerrish, Claudia Pandolfi, Stella Egitto, Fausto Morciano; guion: Roberto Capucci; fotografía: Andrea Arnone; música: Valerio Calisse; edición: Francesco Galli. Duración: 110 minutos.

fernamancillas@yahoo.com *Profesor de Tiempo Completo, Titular B, de la Universidad de Sonora, México. Investigador invitado en el Centro de Estudios México-Estados Unidos por la Universidad de California en San Diego (UCSD), 2000-2001 Por Antonio Flores Schroeder*

Caso Enrique Servín, la impunidad por delante

Van más de dos años de impunidad. Ni el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, y menos el extitular de la Fiscalía General del Estado (FGE), César Augusto Peniche, pudieron, como en muchos casos más, cumplir con su promesa de resolver el crimen del escritor Enrique Servín.

El 9 de octubre de 2019 el poeta, traductor y defensor de lenguas originarias fue localizado sin vida en su domicilio. Aunque las primeras versiones señalan que el caso apuntaba a que se trató de un asalto, las autoridades no fueron capaces siquiera de tener una línea de investigación sólida.

Ese día, el entonces mandatario estatal lamentó el crimen a través de las redes sociales, envío “un abrazo solidario a la familia del autor”, y manifestó que tras la muerte del connotado intelectual quedaba un legado invaluable en la comunidad cultural, particularmente como “promotor incansable de las lenguas indígenas”.

En su función de jefe del Ejecutivo, Corral Jurado se comprometió a que la FGE realizaría una investigación “rigurosa” para resolver el crimen.

Desde esa fecha hasta el último día de la pasada administración –hace unas semanas–, Peniche se dedicó a dar atole con el dedo a la comunidad artística de la entidad, luego de que escritores de todo el país lamentaron que el asesinato de Servín fuera parte de las cifras de la impunidad que imperan en ese estado del país, donde el 85 por ciento de los crímenes cometidos durante el año 2019 estaban sin resolver.

Unos días antes de que terminara su gestión, Peniche –quien por cierto fue cuestionado por construir una mansión en uno de los fraccionamientos más exclusivos de la capital de del estado de Chihuahua– aseguró que las investigaciones “estaban avanzadas”.

De este modo, el caso Servín ejemplifica la debilidad de las instituciones en esa entidad federativa durante la gestión del panista Corral Jurado, pero también muestra la ineficacia y la falta de sensibilidad y compromiso no sólo con la familia del poeta, sino con la comunidad artística. Me refiero a Concepción Landa García Téllez, extitular de la Secretaría de Cultura estatal, quien desde su puesto de comodidad, poco hizo para presionar a las autoridades judiciales a que dieran respuesta puntual en las investigaciones.

De Landa sólo queda su paso gris por la secretaría a su cargo y un viaje con gastos pagados por el erario a las ciudades de París y Madrid donde radicaban dos de sus hijas. Esto fue durante la comisión oficial que efectuó en marzo de 2019 para asistir a la Feria del Libro en Londres, Inglaterra.

Hoy sólo queda esperar a que el gobierno del estado, dirigido por María Eugenia Campos, dé un giro en el caso de Enrique, como ya lo ha hecho en otras situaciones para bien del estado de Chihuahua.

antoniofloress@yahoo.com.mx *Nació en Chihuahua. Se ha desempeñado en varios medios impresos mexicanos durante los últimos 23 años. Es autor de dos libros, promotor cultural y editor de la revista literaria Poetripiados. Actualmente trabaja en edición en El Diario de Juárez

Por Daniel Salinas Basave*

“El producto principal es la vida, de la cual lo demás son sólo astillas y despojos. Mi oficio y mi arte es vivir”.

Michel de Montaigne

Amenudo cedo a la tentación de creer en la existencia de un duende capaz de tejer los hilos de las serendipias librescas. De pronto, las más improbables lecturas irrumpen en el camino y arrojan frases o ideas capaces de explicar o iluminar un momento determinado de nuestra vida o de la historia. Cuando una duda o una angustia machacona se ha instalado en nuestra cabeza, nos sale al paso un libro que arroja luz sobre ella. En viaje relámpago por Monterrey me hice de la biografía de Michel de Montaigne escrita por Stefan Zweig. Pocas veces se da el caso en que biógrafo y biografiado desarrollen semejante juego de espejos. A Montaigne, pensador francés del siglo xvi y padre del ensayo literario como género, lo veo reflejado y casi encarnado en su biógrafo Stefan Zweig, ensayista austriaco de principios del siglo xx. Cuando Zweig explica lo que siente al leer a Montaigne, parece estar definiendo lo que siento yo al leer a los dos en el otoño 2021. Hay en estas páginas un tú que se refleja en mi yo, la distancia queda abolida, el tiempo se separa de los tiempos. No tengo conmigo un libro, una literatura, una filosofía, sino un hombre del que soy hermano, un hombre que me aconseja, que me consuela y traba amistad conmigo, un hombre al que comprendo y que me comprende. Si tomo los Ensayos el papel impreso desaparece en la penumbra de la habitación, escribe el austrohúngaro para describir su sensación al leer los Ensayos del “Señor de la Montaña”. A Zweig y a Montaigne los hermana la claridad y la templanza de ideas en medio de escenarios de tormenta y delirio. Tanto el francés como el austriaco vivieron periodos de auge artístico, científico e intelectual donde la humanidad parecía estar alcanzando un elevadísimo pico de sabiduría y racionalidad. Montaigne vivió el Renacimiento, Zweig la Belle Époque y ambos tuvieron tiempo para maravillarse con entornos que parecían alcanzar el éxtasis, inmersos en una carrera donde había prisa por dejar atrás las tinieblas y la ignorancia. Pero, precisamente cuando el arte y la razón colocan sus banderas en la cima, irrumpe la barbarie y el infierno. A Montaigne le tocó vivir muy de cerca la sanguinaria demencia de las guerras de religión que en Francia fueron particularmente sádicas entre católicos y hugonotes, mientras que a Zweig le tocó ver el desmembramiento del Imperio austrohúngaro en la Gran Guerra y el posterior ascenso del nazismo que acabó por tragarse a los austriacos. Es un placer vivir, pero cada vez que la ola

“Las más improbables asciende demasiado rápida y escarpada, cae como lecturas irrumpen una catarata con en el camino y tanta más fuerza. arrojan frases o Siempre que el esideas capaces de pacio se ensancha el alma se tensa, explicar o iluminar escribe el austriaun momento co. Así me siento determinado de en estos tiempos. nuestra vida o de la En 1942 Stehistoria” fan Zweig escribió su testamento literario, El mundo de ayer y tras concluirlo se quitó la vida. Refugiado en Brasil a donde llegó huyendo del horror nazi, Zweig, quien tenía una plena conciencia de los vaivenes de la historia, creía estar llegando a un punto de no retorno. Su libro es desgarrador, porque nos refleja cómo su mundo entero se destruyó por completo en unos cuantos años. El siglo xx fue “rico” en apocalipsis diversos. No se llegó al final de la raza humana, pero sí a la completa devastación de culturas y formas de vida. Cuando creemos que la humanidad ha domado a sus ancestrales pesadillas, renacen de sus cenizas nuestros añejos jinetes apocalípticos y nosotros demostramos con nuestras reacciones ser no tan distintos al hombre medieval. Hoy más que nunca necesitamos volver a honrar las ideas y el librepensamiento frente a la enajenación del dogma y el pensamiento único.

danibasave@hotmail.com

*Nació en Monterrey, Nuevo León. Ensayista y periodista. Reside en Tijuana desde 1999. Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg y ganador del premio literario de la Fundación El Libro, entre muchos otros. Autor de Juglares del Bardo, El lobo en su hora, Bajo la luz de una estrella muerta

This article is from: