EL TÚNEL KIYOTAKI
En el siglo pasado, en Japón se ordenó la construcción del túnel Kiyotaki a los esclavos chinos que tenían prisioneros. Durante ese tiempo, decenas de ellos murieron debido a las condiciones inhumanas en las que trabajaban y la escasa comida que tenían. Muchos de los cuerpos fueron dejados allí cerca y algunos enterrados por la zona. Los esclavos maldijeron el lugar y se dice que, hasta hoy en día, sus almas en pena vagan por el túnel. Aunque hay una señal que indica que su longitud es de 321 m, la gente afirma que, dependiendo de la hora del día, el tamaño cambia y se convierte en 444 (el número cuatro es señal de mala suerte para muchos países asiáticos, en especial para los japoneses, ya que, el número cuatro y muerte se pronuncian muy similar. Tal es el miedo que le tienen, que hay hospitales donde no tienen ese piso o si no, es utilizado como morgue), que le dan el significado de tres veces muerte. Los lugareños afirman que se oyen gritos aterradores que no tienen origen. Se cree, además, que dentro aparecen las almas de los difuntos y que algunos pueden llegar a subirse en la parte trasera del coche, provocándote un accidente. Algunas víctimas también cuentan que en una zona del túnel aparece un espejo, al costado de la carretera, y que, si el conductor lo observa y ve reflejado un fantasma, sufrirá una terrible muerte unos días después. Debido a esta leyenda, cuando uno va hacia allí, puede ver que, en la entrada del túnel, aunque el semáforo se encuentre en verde, los vehículos no entran. Esto se debe a que se tiene la creencia que, sí está en verde, es como una invitación de los muertos a entrar y pueden pasarte cosas malas. Por eso la gente se espera a que se ponga en rojo y luego otra vez en verde, para entrar.
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