RELATO GANADOR
EL ÁRBOL DESOLADO Ana Vega Burgos
Madre cierra el libro porque la emoción puede sobre su alma y las lágrimas nublan su mirada. En la portada, una pedrada abre aristas en los cristales de hielo, y una lágrima roja brota de un ojo negro como el cuervo de Poe. Tiendo la mano, acaricio la cubierta, lo abro. Una fotografía en blanco y negro salta a mi vista; me golpea la emoción en la garganta. Recuerdo –¡tantos años!– aquellas hojas alisadas sobre una mesa de madera tosca, y las palabras “ciero conta mi istoria” que madre guarda todavía en una lata que parece exhalar el olor a meriendas de otoño de una infancia perdida. Fragmento “El árbol”. El frío de noviembre en la sierra se clavaba en su piel como puntas de cuchillos. A lo lejos, el aullido del viento se confundía con los ladridos de perros abandonados; algún día bajarían hasta allí. Se estremeció de pavor al pensar en los afilados 15