9 minute read

Estamos perdiendo el tiempo

Next Article
Formación Cofrade

Formación Cofrade

Sudario Piedad bordado por Anita Vivancos en 1953. Dibujo de Balbino de la Cerra. Foto: Juan Luis Aguirre de la Monja.

Orden, luz y flor, han sido desde siempre los pilares esenciales en nuestros desfiles pasionarios, cualidades estas, que a lo largo de los años han contribuido a que nuestras procesiones sean únicas dentro de la geografía nacional y de las pocas que han adquirido la denominación de “Interés turístico Internacional”. Con el paso de los años se le ha dado la importancia necesaria también a la Música. En los últimos años desde esta cofradía, se han realizado amplios estudios en esta materia, dando lugar a la recuperación y reinterpretación de marchas procesionales que antiguamente se tocaban en nuestros desfiles y se habían dejado de tocar, incluso dentro de la formación cofrade se han incluido conferencias, donde se ha puesto en conocimiento esas marchas que se desconocían con el fin de que sepamos algo más de nuestra historia, finalizando con la edición del Cd por parte de la Cofradía titulado “Memoria Musical del Viernes Santo”.

Advertisement

Pues bien, ahora le ha tocado al Bordado Cartagenero denominado “Bordado Cartagena”, que no es más que el arte de plasmar un dibujo en papel, directamente en una tela, normalmente raso o terciopelo, empleando hilos de oro y de plata en sus distintas variedades y entremezclándolo con distintos tipos de pedrería (perlas, cristal engarzado, etc.); a diferencia de otros donde las piezas se hacen por un lado y luego se superpone sobre la tela en cuestión.

En nuestra semana santa tenemos el honor de disponer de algunas de las mejores obras de bordado de su época. En el conjunto de nuestro patrimonio contamos con piezas que han sido premios nacionales de Artesanía, citando entre otras, el sudario (estandarte) de la agrupación de la Santísima Virgen de la Piedad o el conjunto de capa y fajín que lució durante la segunda mitad del siglo XX la imagen de San Juan Evangelista de la cofradía morada. Un patrimonio que ha salido en los dos últimos siglos, de las manos de las artesanas del Asilo San Miguel, de las de Consuelo Escámez, Anita Vivancos, Isabel Manrubia, María Dolores Sánchez, Salvadora Hodar Torregosa, Manoli Oliver, Fuensanta Jiménez, Encarna Bruna García de las Bayonas, Carmen Morales, Maribel Pan y Antonia Sánchez entre otras muchas, y algunas obras de las manos de hombres como Francisco Rabanell, que realizó el Sudario Fundacional de la Cofradía Marraja, o Tomás Valcárcel Deza, que realizó la antigua capa de San Pedro para la Cofradía California.

Todos ellos han contribuido a dejar en el seno de las cofradías cartageneras, el impresionante Patrimonio; el legado que nos han dejado y que en menor medida nos siguen dejando las que todavía están activas, que ya son pocas pues los años no pasan en balde para nadie, aunque sí es cierto que durante el XX, la labor de las bordadoras fue continuado, donde disponíamos de un gran número de artesanas, también aprendices que con los años se convertirían en artesanas, e incluso disponíamos de talleres, como el de la Sociedad Económica Amigos del País, pero hoy en día el “Bordado Cartagena” está pasando uno de sus peores momentos, todo ello a causa de los nuevos tiempos, donde las artesanías, los oficios, están desapareciendo, pues la sociedad de hoy en día, demanda otra serie de cosas. La globalización, la ley de la oferta y la demanda y unas nuevas generaciones a las que este tipo de Oficios/Artesanías no les llama la atención, han puesto en jaque a algo tan nuestro, tan de nuestra tierra como el “Bordado Cartagena”; y así lo confirmaron en la última Mesa redonda que sobre este asunto realizó la Agrupación de San Juan Evangelista de la Cofradía Marraja, las bordadoras Encarna Bruna y Carmen Morales, salidas ambas de los talleres de la Sociedad Económica, tal como nos contaban ellas mismas hace unos días, talleres como ese que hoy en día ya no existen, donde podríamos enseñar a aquellas personas, que son pocas, esa es la verdad, que quieran aprender este oficio.

No hace mucho leía en prensa, que la ciudad vecina de Lorca, que tenía el mismo problema que tenemos nosotros, estaba intentando que este oficio pudiera ser incluido como formación profesional, de modo que se incentivara a los jóvenes que estuvieran interesados, a adquirir los conocimientos necesarios en materia de bordado teniendo la tranquilidad de que todo ese tiempo dedicado le proporcionaría una titulación oficial y la posibilidad de entrar en el mercado laboral. En la mencionada mesa redonda participó el vicepresidente primero de la Hermandad de los Labradores (paso azul) de Lorca, D. Santiago Parra Soriano, en la cual nos comentó como ellos habían creado un Taller de Bordado en el seno de la Hermandad y comentaba tener 12 bordadoras en plantilla las cuales, realizaban en jornadas de 8 horas los trabajos necesarios para la hermandad de un año para otro. Es cierto que del asunto de la formación profesional realmente no comentó nada, de lo que se deduce que esta encima de la mesa, pero no se sabe cuándo podría ver la luz, ni siquiera si verá la luz.

Túnica Jesús Nazareno. Bordado por Anita Vivancos en 1973. Dibujo de Balbino de la Cerra Foto: Juan Luis Aguirre de la Monja.

Desde mi humilde punto de vista, debemos centrarnos en la posibilidad de hacer una escuela taller de bordados en el seno de nuestra cofradía, cambiando así la manera en que se gestionan este tipo de piezas. Sería muy interesante que desde la cofradía se realizarán parte de los trabajos de las agrupaciones, ello no implica el que siga habiendo profesionales de carácter privado o individual, es más creo que son necesarios, pero ya hemos comentado que la realidad es otra. No tendría que ser descabellada la idea de que una agrupación que necesitase un juego de capas, unas galas, un sudario, una capa para una imagen, etc. pudiera realizarse desde la propia cofradía.

La formación de esas posibles futuras bordadoras, podría ser a cargo de las bordadoras profesionales que todavía quedan y que, de algunas me consta, están dispuestas a realizar esa formación, para contribuir a que este precioso arte, que es un lujo que tenemos en nuestra ciudad no se pierda.

Por tanto ahora bien seguimos mirando hacia otro lado y dejamos que no haya bordadoras, si dejamos que tampoco se enseña, y tampoco creamos lugares donde poder enseñar (Talleres) y no fomentamos el aprendizaje, pues tenemos la realidad en torno al Bordado que existe hoy en día en nuestra Semana Santa, y que nos ha llevado a cambiar la mentalidad en el seno de la cofradía marraja, la cual, mientras trabaja en una solución, está dedicando el 100 de sus recursos, en esta materia, a dar otro enfoque que es: “La Conservación y el Mantenimiento”.

Siendo conscientes desde el área de patrimonio de que hoy en día no es tan fácil decir eso de “Si se hace viejo, hacemos otro nuevo”, puesto que cada vez hay menos artesanas para bordar, dedican todo su tiempo a la conservación y al mantenimiento de todas las piezas con las que cuenta la cofradía. También se han realizado en los últimos años diferentes restauraciones, con el fin de poder alargar la vida de piezas que fueron creadas en la segunda mitad del siglo XX. Pero debemos tener claro que no se debe abusar de la restauración, ya que esta consiste en un proceso AGRESIVO, por los productos empleados, a través del cual devolvemos a la obra, en la medida de lo posible, a su estado original; pero seguiremos hablando sobre la Conservación y el Mantenimiento, pues entendemos que la ausencia de esta provoca la necesidad de restaurar, así que debemos volcar nuestros esfuerzos en mejorar y en enseñar a nuestros jóvenes de la cofradía, a que entiendan la necesidad de conservar y de mantener, a cómo deben manejar las obras, que es lo mejor y lo peor para ellas. Mentalizar a los jóvenes, mediante los cursos de formación a las personas que manejan este tipo de piezas, para que sean conscientes de que debemos dejar este patrimonio a las generaciones futuras y somos responsables de ello, como nuestros anteriores nos lo dejaron a nosotros, y por extraño que parezca debemos atender con más detenimiento a las piezas más jóvenes ya que se estropean antes. La experiencia me ha demostrado que actualmente las calidades de los materiales que emplean las bordadoras han bajado espectacularmente, reconociéndolo las propias bordadoras.

Recuerdo que en la mesa redonda anteriormente comentada, Encarna Bruna hacia un comentario sobre una conversación mantenida con un representante de hilo de Oro, que le achacaba a la cercanía al puerto, el hecho de que este material se pusiese negro. Yo tengo claro que eso no es cierto. Es verdad que algunas piezas se han oscurecido más de lo normal en los últimos años, pero en ningún caso es debido a la brisa del mar, porque sino como nos explicamos el hecho de que bordados realizados por Consuelo Escámez años 40, 50 y 60 del siglo XX o las obras de Ana Vivancos, años 50, 60 y 70 que también se mantienen en muy buen estado y no hayan sufrido ese deterioro. En mi opinión los materiales de antes eran mejores que los de ahora. Pues para seguir contando con estas piezas hoy en día debemos cambiar la manera en que usamos, manipulamos, transportamos, limpiamos y recogemos. Hay que tratar a todas estas piezas como lo que son: “Obras de Arte”.

En cuanto al tema de los diseños y dibujos, siendo consciente de que hay cofrades que prefieren la innovación, yo personalmente soy de los que creo que no debemos olvidar que tenemos el gran legado que nos dejó tanto Balbino de la Cerra, como Rafael Puig, Vicente Ros y otras tantas personas que dibujaron para las cofradías, y por supuesto las obras originales que nos permitirán en el futuro obtener una réplica exacta en caso de que la decisión tomada fuere esa, tal y como hiciera Encarna Bruna que replico la capa de San Juan Evangelista (Marrajo) que bordara en el año 1943 Consuelo Escámez.

En definitiva disponemos todavía de dibujantes, actualmente Salvador de la Cerra, que sigue los pasos de su padre, Balbino de la Cerra, quien nos dejo toda su obra en las diferentes piezas que procesionan en las distintas cofradías cartageneras. También tenemos la posibilidad de alargar la vida de todas estas obras realizando un uso responsable de las mismas, aplicando una correcta manipulación y realizando una buena conservación antes y después de cada procesión en la que participen, pero tenemos que solucionar el problema de las bordadoras, es nuestra responsabilidad hacer todo lo que esté en nuestras manos para que este oficio único en la geografía española que es el Bordado Cartagena no se pierda, ni desaparezca.

Juan Luis Aguirre de la Monja Comisario General de Vestuarios

This article is from: