SALUDAS
S A L U D A D E L PÁ R R O C O
¡SEMBREMOS CON GENEROSIDAD!
Un agricultor, cuyo maíz siempre había obtenido el primer premio en la Feria del Estado, tenía la costumbre de compartir sus mejores semillas de maíz con todos los demás agricultores de los contornos. Cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo. «En realidad, es por puro interés. El viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinización rebajaría la calidad de mi propio maíz. Esta es la razón por la que me interesa enormemente que sólo planten el mejor maíz.» Todo lo que das a otros te lo estás dando a ti mismo.
¡¡Se acerca nuestra fiesta!! Cada año esperamos con ilusión la llegada de estos días de reencuentro, de diversión, de descanso, de alegría… Días de encuentro entre nosotros y, por supuesto, con nuestra Madre, la Virgen de Valsordo, que nos acompaña cada día, y siempre. Vivimos unos tiempos en los que todo lo que significa la fiesta (encuentro, colaboración, entendimiento, amistad…) es más necesario que nunca. Y, paradójicamente, son tiempos en los que quizá más nos cuesta mantener estas actitudes en nuestro día a día. Todos queremos vivir con libertad, con independencia, sin que nadie nos mande o nos obligue a hacer lo que no queremos. Esto, en ocasiones, nos lleva a dejarnos conducir en la vida por el individualismo, o por el egoísmo; a no ser capaces de dialogar ni ceder en nuestras opiniones o en nuestra forma de ver las cosas y la vida; a desentendernos de los demás y pensar sólo en nosotros mismos y en nuestra familia y amigos más cercanos; a no saber o no querer ponernos en el lugar de los otros... Hoy día, la empatía (según el Diccionario, “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”) es una actitud que está poco de moda, salvo en casos muy concretos.
Sin embargo, como con las semillas de maíz del cuento, incluso interesadamente, ¡todas estas actitudes son buenas para nosotros! Normalmente, la vida, más tarde o más temprano, y de una manera o de otra, nos devuelve lo que sembramos. Decía San Pablo que “el que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará” Cada uno recogeremos lo que sembremos en nuestra vida… más pronto o más tarde. Hay semillas que crecen y florecen en unos días, y hay otras que tardan años en crecer. El día de nuestra fiesta, escuchamos en el evangelio cómo María es capaz de dejar lo suyo, dejar su casa, dejar sus cosas… y salir para ayudar a quien la necesitaba. Que nosotros aprendamos también de Ella a vivir siempre así. A sembrar generosamente buenas semillas, con la confianza de que los frutos serán aún más y mejores. ¡¡Felices fiestas para todos!!
José Luis
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