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Artes escénicas y patrimonio en el umbral del 75 aniversario. Por Manuel José González Fernández
ARTES ESCÉNICAS Y PATRIMONIO EN EL UMBRAL DEl 75 ANIVERSARIO
Manuel J. González Presidente de CIVITAS
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La cita más importante del verano celebró su 21ª edición del 21 al 25 de agosto volviendo a proponer una programación de calidad, variada y equilibrada, en la que se pretende destacar especialmente el patrimonio artístico y monumental con las artes escénicas como hilo conductor; recuperando el espacio público y reinventando su valor.
La Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo ha sido reconocida durante el año 2018 por el Observatorio Nacional de la Cultura como el evento de artes escénicas más importante de Castilla y León, siendo catalogado como el tercer evento cultural más importante de nuestra Comunidad, por detrás de proyectos como el Museo de la Evolución Humana de Burgos o la Seminci de Valladolid, eventos de gran amparo institucional con un presupuesto mucho mayor que el de la Feria de Teatro, que apenas sería un diez por ciento del presupuesto
habitual de estas iniciativas. Sin embargo, gracias a la Feria de Teatro, se ha podido demostrar como los proyectos culturales en contextos rurales pueden significarse como un revulsivo para promoción del territorio y cómo aun estando en la periferia la Feria de Teatro se ha hecho imprescindible en el panorama nacional, gracias a una gestión imaginativa, austera y honesta que la ha dotado de gran credibilidad en el sector de las artes escénicas. El mismo informe del Observatorio de la Cultura recoge que la Feria de Teatro está entre los siete festivales más importante de nuestro país, y se encuentra en el “top-50” de los proyectos culturales más sobresalientes para los profesionales de la cultura en España. Sin duda son unos datos abrumadores, cargados de responsabilidad, pero que nos afianzan en el camino y convicciones que hace más de veinte años nos invitaron a imaginar este proyecto.
El repaso de las cifras de la 21ª Feria de Teatro de Castilla y León/Ciudad Rodrigo que se celebró del 21 al 25 de agosto de 2018, vuelve a refrendar el trabajo de las instituciones que la hacen posible, con la implicación de la consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León que propicia el 60% del presupuesto, la fuerte y comprometida presencia del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo que aporta el 15% del presupuesto e importantes colaboraciones en infraestructuras, la importante aportación de la Diputación Provincial de Salamanca que ha sabido apreciar el valor de la Feria de Teatro para toda la provincia y cuya colaboración económica supone un 5% del presupuesto y la imprescindible participación de la organización que ha impulsado la Feria desde su nacimiento, la Asociación Civitas, que además de asumir durante todo el año la gestión y coordinación del presupuesto genera el 20% restante del presupuesto necesario para hacer realidad la Feria de Teatro, a lo que hemos de añadir un gran número de materiales, infraestructuras técnicas y trabajo de personal que supone un ahorro estimado en más de 40.000€. Juntos han sabido encontrar complicidades en otras entidades, como Afecir,
la Junta de Extremadura, el Inaem, Cofae o la propia Universidad de Salamanca que este año celebraba el VIII Centenario de su fundación y por este motivo la Feria se ha sumado a la efemérides dedicando el espectáculo inaugural a la propia Universidad. Para ello, se programó el espectáculo “La Cueva de Salamanca” coproducido por la propia Usal, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Compañía Euroescena, escrito y dirigido por Emilio Gutiérrez Caba.
Con este guiño al VIII Centenario, daba comienzo una nueva edición de la Feria de Teatro que volvió a convertirse en un punto de encuentro fundamental para el sector de las Artes Escénicas en nuestro país que atrae a casi ochocientos profesionales de diversos ámbitos a Ciudad Rodrigo, entre los integrantes de las compañías seleccionadas, los profesionales acreditados y otros agentes del sector que se desplazan por su cuenta a Miróbriga al calor del ambiente de la Feria. Este año han sido 270 las entidades profesionales diferentes acreditadas en la Feria de Teatro, 45 las compañías seleccionadas de 12 comunidades autónomas distintas y cinco países diferentes, que desarrollaron casi sesenta representaciones en 15 espacios diferentes. Todo ello supone unos datos sorprendentes e increíbles si tenemos en cuenta que la Feria se desarrolla en una localidad de apenas trece mil habitantes y con tan solo un teatro como especio escénico; donde gracias a la implicación de los ciudadanos y el apoyo fiel del público que arropa los espectáculos cada verano se produce este “milagro cultural”.
La Feria de Teatro tiene un impacto directo estimado en casi tres millones de euros (dato inferido por los estudios de Cofae), al que hemos de sumar los réditos que genera en el mercado de las artes escénicas con las contrataciones que se cierran para las compañías a partir de su exhibición en la Feria de Teatro. Sin embargo, cada edición es un nuevo reto y desde la organización son múltiples los obstáculos que han de flanquearse, procurando armar una programación de alta calidad, equilibrada y variada, con la intención de agradar
y sorprender al público y a los profesionales. La responsabilidad es mayor cada año, aunque los recursos que hemos tenido que articular han sido prácticamente los mismos en las últimas cinco ediciones.
Pero la Feria se configura como un instrumento rentable para los profesionales que hasta Ciudad Rodrigo se desplazan a realizar su trabajo, pues según se desprende de los datos de impacto de la Feria analizados junto con las compañías programadas en los últimos años podemos afirmar que 9 de cada 10 compañías españolas cierran contrataciones como consecuencia de su participación en la Feria, y el cien por cien de las compañías seleccionadas manifiestan que formar parte de la programación le reporta beneficios. Además, según datos del último año, en la programación de los Circuitos Escénicos de Castilla y León integrada por casi ochenta localidades de nuestra Comunidad, en 2018 podemos encontrarnos con que el 44% de las funciones han sido de espectáculos que han pasado antes por la Feria de Teatro, con una media de 3,1 representaciones por teatro. Y en lo que se refiere a la veintena de teatros que forman la Red de Teatros de Castilla y León el 32% de los espectáculos programados han formado antes parte de la programación de la Feria, que ha tenido presencia con al menos un espectáculo en la totalidad de espacios escénicos de la Red en nuestra región.
Por otra parte, otros datos destacable de la valoración que realizan tanto las compañías como los profesionales inscritos son las altas puntuaciones que otorgan cuando son cuestionados sobre la organización, la localidad, los equipos de trabajo de la Feria; que habitualmente son calificados de manera notable y sobresaliente.
De este modo, encaramos la evaluación de la 21ª edición con el propósito de intentar mantener las mismas impresiones que en ediciones pasadas, trabajando con seriedad y competencia desde la humildad que nos otorga el gestionar un proyecto singular como la Feria de Teatro en un territorio periférico y con unos recursos muy limitados.
La huella que también nos deja la última edición nos hace mirar en dos direcciones: los continentes y los contenidos. Por un lado, en cuanto a contenidos, la programación de la Feria este año ha sido fiel reflejo de nuestro contexto social y nuevamente no solo ha sido una Feria con espectáculos muy comprometidos, sino que de forma natural, no intencionada, quedó configurada con un hilo invisible que cosía muchos de los espectáculos
en una misma dirección: visibilizar el papel de la mujer, trabajar por el empoderamiento femenino, ejercer resistencia contra el patriarcado y denunciar las desigualdades de género que encorsetan nuestra sociedad. Fueron muchos los espectáculos en esta línea con la mujer como protagonista.
En otra dirección, ligado a los continentes, a los espacios de representación, la Feria de Teatro un año más se ha mostrado como el mejor escaparate posible para mostrar la belleza del patrimonio artístico y monumental de Ciudad Rodrigo, en vísperas de la celebración del 75 aniversario de su reconocimiento como Conjunto Histórico Artístico. En este sentido, se han mostrado espectáculos en lugares poco habituales o que nos permiten tener una nueva visión sobre nuestro patrimonio, como fueron las representaciones que tuvieron la muralla como fondo para una intervención multimedia de la compañía húngara Bandart, el nuevo enfoque del montaje de Jean Philippe Kikolas en un ambiente particular en la pista de Bolonia o los montajes de música, danza y circo programados delante de la catedral santa María en la plaza san Salvador. El patrimonio por bandera a las puertas del 75 aniversario, reivindicando una vez más Ciudad Rodrigo como Escenario Histórico y propiciando un maridaje ideal entre artes escénicas y patrimonio.
Pero cada año, al concluir cada edición y ya trabajando en la siguiente, nos encontramos ante una serie de reflexiones y nos abordan muchas preguntas. Nos preguntamos, por ejemplo, cómo podríamos planificar el futuro de la Feria a medio y largo plazo sin tener estabilidad presupuestaria pues tener una planificación estratégica es indispensable para que el proyecto no se resienta. Nos preguntamos cómo podemos facilitar la presencia de más profesionales y más público, si es pertinente o no. Nos cuestionamos sobre cómo fortalecer los servicios que Ciudad Rodrigo ofrece (hostelería, movilidad, espacio público…) y muchos de los cuales se saturan durante la Feria. La Feria es un proyecto activo durante todo el año, que propicia dar protagonismo al nombre de Ciudad Rodrigo en multitud de espacios y foros durante todo el año, y no podemos bajar la guardia para fortalecer todo lo posible esta iniciativa vital para nuestro territorio. Hay además otras muchas preguntas que nos asaltan continuamente. Desde nuestra organización estamos satisfechos con la asistencia de público a las actuaciones que organizamos a lo largo del año, pero ¿Qué ocurre para que el público no acuda con regularidad a la programación estable del Teatro Nuevo? ¿Por qué se agotan las entradas en la Feria y durante el año perdemos la oportunidad de disfrutar de algunos espectáculos? Técnicamente todo tiene su explicación, pero no nos resistíamos a compartir esta pregunta, pues después de veinte años con la Feria de Teatro debiéramos tener un caudal de público estable, debiéramos pensar en si es posible contar en Ciudad Rodrigo con una Escuela Municipal de Teatro, podríamos ir pensando en cómo rediseñar y fortalecer las iniciativas de la Escuela de Espectadores; y en definitiva buscar la forma de articular una programación cultural y escénica integradora, desde la globalidad y coordinada.
Y dado que nos encontramos en el año del 75 Aniversario de la declaración de Ciudad Rodrigo como Conjunto Histórico Artístico, queremos sumar una reflexión más. En la Feria de Teatro siempre han tenido un protagonismo especial las artes de calle y la programación
en espacios singulares, hemos procurado buscar espectáculos que puedan ser representados al amparo de nuestro marco monumental, acogidos por espacios arquitectónicos especiales que acogen espectáculos, que propician una experiencia única a los espectadores, que además luego se prolonga con cientos de imágenes que se universalizan con Ciudad Rodrigo como protagonista. Por ello queremos pedir que cuando se acometan reformas en el espacio público, se piense en los ciudadanos que pueden hacer uso, se piense en que puedan acoger la programación de actividades culturales, no solo actuaciones de la Feria de Teatro, sino que puedan ser un verdadero punto de encuentro vecinal. Que podamos recuperar la calle, que no nos encontremos las plazas llenas de obstáculos. Sería interesante poder disponer de un pequeño auditorio al aire libre en la localidad, sería importante que los patios y claustros nobles de Miróbriga pudieran ser disfrutados por los ciudadanos, tanto locales como foráneos. Es triste ver cómo se han perdido oportunidades de adecuar para la exhibición artística y la creación cultural espacios públicos que se han reformado en los últimos años y sin embargo hemos sido muy cortos de miras. Hay que pensar la ciudad, nuestro pueblo, teniendo muy presente su uso público, ciudadano y cultural. Tenemos que pensar la localidad en global, no ser cortoplacistas, contemplar otros usos para el espacio público y que las artes de calle puedan encontrar fácil acomodo en nuestra localidad. Debía ser una de nuestras señas de identidad, pero a lo largo de los últimos años hemos ido sumando dificultades para utilizar espacios emblemáticos. Y lo más triste es que no solo se hacen difíciles espacios abiertos, sino que también se han invalidado otros muchos que podrían mostrarse en diferentes edificios, como bien puede ser el palacio de los Águila, que aunque tenga sus puertas abiertas, en la práctica es un edificio muerto, vedado para los ciudadanos.
Seguiremos trabajando por revalorizar lo nuestro, por mostrar Ciudad Rodrigo de mil maneras diferentes, y aprovechar el binomio artes escénicas/patrimonio… aunque a veces tengamos la sensación de que cada vez se pone más difícil.