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Incertidumbre. Por Ángel Centeno Cabezas

incertidumbre

Ángel Centeno

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Decía Francis Bacon, que solo podemos dominar a la naturaleza, si la obedecemos, y no es el caso. A lo largo de la historia, los cambios climáticos han marcado las condiciones de vida, de los seres vivos, y en esta relación entre los habitantes de la Tierra y la naturaleza, nada sucede al azar, todo es resultado de la irracionalidad humana, que agrede diariamente al planeta, por lo que no debemos extrañarnos, de las cada vez más frecuentes, situaciones extremas que muestra la naturaleza, en forma de olas de calor, sequías, incendios, inundaciones, extinción de especies, etc; el problema, es el alcance de estos desastres naturales, hasta donde pueden llegar las consecuencias, eso es lo que produce incertidumbre.

La concentración en la atmósfera de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero, no ha parado de aumentar desde principio de los años sesenta. Este dióxido de carbono, es el máximo responsable del calentamiento de la Tierra, según los científicos. El 85% de estas emisiones de gases proceden de los sectores energéticos e industriales, por lo cual, hay que cambiar urgentemente los combustibles fósiles, carbón y petróleo, por otras fuentes de energía. Si a esto añadimos más CO2 y dióxido de nitrógeno, procedentes del transporte rodado y aéreo, junto a otras partículas tóxicas en suspensión, el panorama, no es para nada, halagüeño. Según Naciones Unidas, el cambio climático es la mayor amenaza para la salud, del siglo XXI, y lo que es peor, la falta de respuesta política global, hace que esta amenaza crezca día a día.

A todo esto, hay que sumar el deshielo de los polos, el aumento del nivel del mar, la deforestación, el riesgo de desertificación al que estamos expuestos, el abuso de pesticidas y herbicidas, de fatales resultados en la cadena trófica, los vertidos tóxicos y desechos industriales, la manipulación genética en vegetales, animales y alimentación, y un sinfín de malas prácticas, que dan la razón al catedrático de ecología de la Universidad de Barcelona, Ramón Margalef, cuando dice, que “el hombre explota al resto de la naturaleza y determina su regresión”.

A lo que a nosotros se refiere, a nuestra provincia salmantina, a nuestra comarca, y a Ciudad Rodrigo en particular, uno de los factores más perjudiciales a nivel medioambiental, ha sido y es la deforestación, producida por el cambio en el uso del suelo, con resultado de incendios y talas. Este proceso de eliminar los árboles y las plantas de las zonas verdes, por cualquier sistema, trae consigo emitir más dióxido de carbono a la atmósfera, reducir la aportación de oxígeno y frenar el ciclo hidrológico. Esto implica una falta de lluvias regulares, incremento de sequías, aumento de la temperatura, pérdida de materia orgánica y por consiguiente de suelo, desaparición del hábitat de miles de especies, empobrecimiento del paisaje, daños al turismo rural y a la economía, y lo que es más importante, afecta negativamente a nuestra salud. Respecto a esto, tenemos ejemplos bien cercanos, a tan solo unos kilómetros, en Retortillo, en una zona protegida dentro de las redes ZEPA, zona de Especial Protección para las Aves y en una zona LIC, Lugar de Importancia Comunitaria, una empresa minera que tratará con polvo radiactivo para extraer uranio a cielo abierto, está arrancando encinas centenarias, hasta llegar a varios miles, sin saber aún si este proyecto llegará a su fin; solo mirar a la sierra de Gata, veremos como estaba y como está este pulmón comarcal, una masa forestal que desapareció hace años por intereses y tardará varias décadas en regenerarse, y aquí, en nuestra ciudad se ha talado más de la mitad de la masa arbórea, en las zonas de baño de las alamedas, vamos, que se ha cortado por lo sano, como diría aquel, sin contar la corta de bastantes árboles históricos, en el parque de La Florida, sin tener claro el porqué. Y, es que, estas actitudes tan atrevidas con el medio natural, deben estar perfectamente justificadas, porque a diferencia de otras cosas de este mundo, en la naturaleza, no hay castigos ni premios, solo consecuencias.

Stephen Hawking dijo recientemente, que este es el momento más peligroso de la humanidad, y si queremos que esto no sea cierto, es necesario un cambio de ciclo en costumbres y comportamientos, más conciencia ecológica, a nivel individual, social, y, sobre todo, gubernamental, porque es su responsabilidad. Nosotros como seres humanos, debemos cambiar nuestros hábitos de consumo, reciclar productos, apoyar la economía circular, ahorrar energía y agua, reducir los transportes contaminantes, olvidarnos de los plásticos, frenar las talas, limpiar los bosques, generar espacios verdes, y respetar el medio ambiente; los medios de comunicación, prensa y televisión principalmente, que hasta ahora han pasado de puntillas con los problemas medioambientales, no solo han de mostrar el parte meteorológico a diario, también han de informar regularmente sobre el cambio climático y su conexión con las máximas históricas. Y políticos y gobernantes, pactar políticas comunes, para atajar lo antes posible, esta amenaza; ser radicales en esta dirección, dejar el populismo de lado, actuar en consecuencia y marcar en sus programas y hojas de ruta, la solución a estos problemas.

Parece una utopía, pero, las utopías, han hecho cambiar el mundo, así que, esperemos de ahora en adelante, con los datos que tenemos sobre el cambio climático, hagamos entre todos, lo suficiente para frenarlo, y que nuestros descendientes no nos tengan que juzgar, por haber hecho lo contrario.

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