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45 años explorando Ciudad Rodrigo. Por Antonio Martiño Vázquez
45 AÑOS EXPLORANDO CIUDAD RODRIGO
Antonio Martiño Vázquez
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Cuando uno lleva mucho tiempo viendo algo deja de apreciar sus detalles. Es más, a veces éstos no han sido nunca percibidos porque no se han observado con atención. Por ejemplo, a muchas personas les cuesta dibujar su reloj con exactitud, o simplemente visualizarlo mentalmente, sin volver a examinarlo antes. Y eso que se trata de un objeto que se mira constantemente. Creo que eso nos ha pasado alguna vez a los mirobrigenses con una ciudad como la nuestra que está repleta de tesoros.
Conscientes de la riqueza que atesoran tantos y tantos lugares, los Scouts Kennedy llevan ya más de 45 años escudriñando pueblos y parajes naturales, buscando tesoros que custodian piedras, árboles y ríos. Y como no podía ser de otra manera, de entre todos esos sitios destaca Ciudad Rodrigo, cuyos rincones únicos han sido los escenarios de mil y una aventuras. Muchos han sido los campeonatos y juegos en sus parques y fosos, bailes y canciones en sus calles y plazas, rastreos por el casco antiguo y los arrabales, y un sinfín más de actividades.
Muchos farinatos adultos, tanto los que han sido scouts como los que no, recuerdan con añoranza aquellos multitudinarios campeonatos de chapas o la siempre esperada Feria del Chirimichi. Ningún barrio se ha librado de tener allí a los scouts jugando o realizando diferentes actividades; unas veces celebrando su patrón san Jorge y otras el Día Mundial del Medio Ambiente, en ocasiones recaudando dinero para causas solidarias y en otros momentos llevando alegría y unos cuantos villancicos a las residencias de ancianos. Mientras que nuestro querido río Águeda ha albergado divertidas yincanas por el día, a la luz de la luna ha sido en las calles y fosos donde han tenido lugar emocionantes juegos de stalking (acecho). Y así podríamos seguir horas y horas recordando todo lo que se ha hecho tras más de cuatro décadas y media.
Durante todo este tiempo, el afán por compartir la riqueza propia, algo inherente al Escultismo, ha llevado al Kennedy a difundir la belleza de la antigua Miróbriga por todos los lugares donde le ha sido posible. Buena prueba de ello fue un evento llamado El Señor de las Flores, que tuvo lugar en abril del 2001, en el que decenas de rutas (jóvenes scouts en su última etapa) y responsables de varios puntos de España y Portugal tuvieron la oportunidad de descubrir los tesoros de nuestra ciudad. Una de las actividades estrella de ese encuentro fue un rastreo por el centro de Ciudad Rodrigo, en el cual los participantes tenían que encontrar determinados monumentos, iglesias, escudos heráldicos, inscripciones, ornamentos, etc.
Lo curioso de estas actividades es que les resultan más sorprendentes a los propios habitantes que a los forasteros, ya que muchas veces uno no se fija en, por ejemplo, lo que hay en el muro de un edificio por el que pasa normalmente. Y eso fue lo que le ocurrió tanto a los que organizaron aquel encuentro como a los que participaron en él. Además, se puso de manifiesto el potencial que esto tenía para hacer que aquellos que visitaban nuestra ciudad pudieran descubrirla mediante una experiencia divertida y vivencial. Y es por ello que en múltiples ocasiones se han llevado a cabo rastreos de este tipo y otra serie de actividades igualmente enriquecedoras como rallies fotográficos.
Todo esto en cuanto al ámbito urbano, pero han sido innumerables las marchas y acampadas tanto por los alrededores de la ciudad como por otros rincones más recónditos de la comarca. Desde excursiones a lugares próximos, como el molino Carbonero, hasta una ruta Fuentes de Oñoro - Aldea del Obispo - Vilar Formoso haciendo noche en el Fuerte de la Concepción (antes de que se construyera sobre él un hotel) junto con otros scouts portugueses, por citar sólo un par de ellas.
Pero después de tantas actividades y kilómetros recorridos, aún quedan nuevos tesoros por descubrir, así que los Scouts Kennedy seguirán explorando estas tierras muchos años más, rastreando sus calles y caminos, inspeccionando cada recoveco y siguiendo las huellas del pasado para poder mantener el rumbo adecuado en el futuro.