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Con el 7 al hombro
Si en 1977 la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno estrenaba un nuevo grupo escultórico, la ‘Coronación de Espinas’, obra del reconocido artista zamorano Higinio Vázquez –es decir, hace ahora cuarenta años de la efeméride- la historia demuestra que tiempo atrás –en 1927, por ejemplo- las cofradías se nutrían con otro tipo de intendencia, no tan costosa, es cierto, pero igualmente gratificante.
En este último año, 1927 –de aquello ya han pasado nueve décadas-, en que era abad de Jesús ‘el entusiasta papón’ Andrés Garrido Posadilla, se anuncia que la procesión de Los Pasos saldrá de la iglesia de Santa Nonia –estamos hablando de la prensa local, de Diario de León, que, acertadamente, no utiliza ¡ojo! el término capilla para referirse al templo- a las siete y media de la mañana. Ya, por entonces, se contemplaba el horario de salida de hoy en día, aunque, eso sí, la procesión se iniciaba después del sermón del Encuentro, que en esa ocasión sería predicado por el coadjutor de la parroquial de San Marcelo, Miguel Escudero. Se madrugaba en la época tanto o más que ahora.
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Sin embargo hay un dato curioso que no debe pasar desapercibido. “Las imágenes irán adornadas –dice- con bonitos ramos artificiales de la florista doña Emilia González”. Resulta chocante, o en el mejor de los casos extraño, que no se utilizara flor natural para embellecer las andas –y con ello, naturalmente, las figuras- de los diferentes capítulos de la Pasión, aunque aquéllas fueran tomadas a cuenta y sin devolución –alguna vez se hizo- del cercano jardín de San Francisco. Ahora bien, lo más destacado del cortejo, como novedad, se concentraría en los faroles de las imágenes de Cristo en La Cruz (la Crucifixión) “regalados, un par por el abogado y procurador D. Eleuterio de Rueda y otros dos por el teniente veterinario D. Paulino Macías. A la Dolorosa le ha regalado nuevos faroles el funcionario de la Diputación D. Julio Daura,” quien, en 1910, había sido nombrado secretario de la cofradía. En este año de 1927 el encargo de la administración secretarial ya lo desempeñaba Federico Muñoz Hernández, del que se responsabilizó hasta 1941, momento en que tomó las >
Fotografía: Mª Edén Fernández Suárez
riendas de la complicada y trabajosa secretaría el inolvidable Mariano González Puente. De todas las maneras, los faroles, habían sido confeccionados “por el competente artista hojalatero Pepe Parcero”, quien, a su vez, había regalado los de la Oración del Huerto.
El siguiente párrafo de la información periodística es, cuando menos, una delicia. “Digno de imitación tal ejemplo –dice- y ojalá sean muchos los leoneses pudientes que regalen objetos que, como algunas banderas, ya deterioradas, están haciendo mucha falta a la cofradía”. Lo de ‘leoneses pudientes’ era la expresión popular del momento para definir a quienes se consideraba en la ciudad como gente con una situación económica más que holgada; dicho de otra manera, ricos.
En cuanto a la procesión del Santo Entierro, auspiciada por Minerva al ser año impar, el periódico indica que “este año (1927) promete tener nuevos atractivos”. Y el asunto era “que el abad de la cofradía, Sr. Arriola, ha introducido la innovación de que vayan iluminadas eléctricamente las imágenes de la Santa Urna, la de la Piedad, la Dolorosa y San Juan. Irán, además, adornadas de flores naturales, y creemos, por lo que hemos visto –destaca el redactor- que resultará todo de un hermoso efecto.”
En la reseña de una y otra procesión, publicada el 16 de abril, Sábado de Gloria, se puede leer, referido a la procesión de Los Pasos, que “las flores y los faroles nuevos gustaron mucho, aunque no así la innovación de la peluca al Crucificado y la reposición de otra peluca al Nazareno, aunque eso vaya en gustos. Como observador leal dice esto el cronista. Por lo demás, bien todo, y mereciendo un aplauso la Junta de Seises con su abad, señor Garrido, a la cabeza, por el entusiasmo demostrado”.
Sin embargo, el mismo redactor titula como “La mejor procesión”, cuando se refiere a la del Santo Entierro. “Sin duda alguna –escribe- fue la mejor procesión de Semana Santa que se haya visto de muchos años acá la que salió ayer de San Martín. ¡Como nunca! Repetían viejos leoneses, admirando el hermoso efecto que la innovación introducida de iluminar eléctricamente los pasos llevó a cabo el abad D. Manuel Arriola, el bonachón de Manolo”.
La asistencia al cortejo junto a otros concejales –se consideraba, con todas las bendiciones como procesión oficial- de la primera munícipe de la capital leonesa, María Miñambres, se recoge de la siguiente y, hasta cierto punto, provinciana narración: “Un detalle simpático era la presencia de la culta concejal, Srta. María Miñambres, que vestía la airosa mantilla de blonda española muy castizamente, estando de veras guapa”. En cualquiera de los casos, la información del cortejo la concluía el periodista así: “Imborrable recuerdo quedará de esta bellísima procesión por su notoriedad, esplendidez y, sobre todo, devoción, que se aumenta de un año a otro”.
En 1957, treinta años después –seguimos con el siete- la Semana Santa de León cubría un vacío
de fechas, una orfandad histórica, gracias a la Hermandad de Jesús Divino Obrero –luego, en 2006, pasó a ser Real-, con la procesión de La Soledad. Efectivamente, desde la iglesia de Renueva partiría el desfile con una imagen cedida por la cofradía de Angustias -en concreto, la actual Virgen de las Lágrimas, realizada en 1952 por el escultor leonés Manuel Gutiérrez Álvarez- para dar forma y consolidar, así, al nuevo impulso que cogían las manifestaciones piadosas de la capital leonesa gracias, en ese momento, a las cinco agrupaciones penitenciales existentes. Y no sería hasta 1959, cuando la hermandad pondría en la calle la entrañable procesión de El Encuentro, con la magnífica carroza que acoge el misterio de la Resurrección, obra de Víctor de los Ríos, pero eso forma parte de otra historia y diferente capítulo.
Cabe destacar en este sentido que el dato periodístico erróneo, más que importante, lo da el diario Proa en su edición del 21 de abril, domingo. Titula, “Con la procesión de la Soledad terminó nuestra Semana Santa”, y en el interior resume lo siguiente: “… la nueva liturgia que deja el Sábado Santo en soledad de cultos, se ha llenado ahora con la procesión de la Soledad de Nuestra Señora, inaugurada anoche por la hermandad de Jesús Divino Obrero que inauguró, asimismo, el ‘paso’ titular, bella obra del ilustre imaginero Víctor de los Ríos, nombre ya tan vinculado a estas procesiones de la Semana Santa de León”. El informador, sin duda, ‘tocó’ de oído. No conocía la imaginería leonesa. Es fácil adivinar que alguien de la propia hermandad le indicara que De los Ríos estaba tallando una imagen de la Virgen (la Soledad), que se estrenaría al año siguiente, en 1958, pero el redactor en cuestión, por desconocimiento o falta de rigor, adjudicó la efigie de Gutiérrez Suárez, que había visto –o no visto, claro- por la calles de la ciudad, en la anochecida anterior, a Víctor de los Ríos, el artista cántabro tan fundido a León. Por cierto, que en la misma página ya se anuncia que “el conocido industrial de esta capital, don Luis Hurtado Gómez” había sido designado abad de la cofradía de Jesús para el bienio 1957-1958, y que la toma de posesión se haría el domingo siguiente al 14 de septiembre para conmemorar la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Llegamos, veinte años más tarde, a 1977 –continuamos, naturalmente, con el siete- y se anuncian dos importantísimas novedades en el programa de la Semana Santa. Por una parte, como ya se ha dicho, se estrena ‘La Coronación de Espinas’, que desfilará en la procesión de Los Pasos de Viernes Santo, y se anuncia, también, que, por fin, La Piedad y El Yacente –La Santa Urna- de Minerva, serán portados, de nuevo, a hombros en el cortejo del Santo Entierro. Es una gran noticia. Las impersonales carrozas de uno y otro quedarán en el almacén definitivamente.
Lo destacan en la prensa escrita cuatro seises -de aquella aún jóvenes e ilusionados-, el desaparecido Vicente Canuria, Pablo José Santos López, Julio del Valle y Gabriel Ángel Barthe Arias, que cumplen con el mandato del abad, Alejandro López Caride. Cincuenta y cuatro braceros serán los encargados de ponerse bajo las andas de cada escultura. Minerva, que dispone en ese momento de siete pasajes evangélicos, sólo tendrá sobre ruedas la monumental obra del Descendimiento que, ya por esa época, se explica con un peso próximo a los tres mil kilos. Empero, lo que parecía una utopía sin solución, una imposibilidad, se haría realidad años después, aceptando el envite de pasar a hombros y consolidar así el magnífico, sugerente y vivo grupo escultórico de Víctor de los Ríos, al bajar, con delicadeza y dolor, al Crucificado de la cruz.
De modo que ambas novedades centraron el interés de las procesiones de ‘los negros’ en Viernes Santo, si bien “el intenso frío deslució los desfiles”. Eran los años en que la Guardia Civil, a caballo, abría la procesión de Jesús Nazareno, dándole empaque y elegancia –incluso tronío- a la manifestación católica urbana. En este año de 1977 nevó durante la primera parte de la matinal de los, por entonces, doce pasos – buen estreno tuvo, que diría un castizo, La Coronación- que presidía, junto al resto de representantes de las demás cofradías, el abad, Manuel Gutiérrez Ballesteros. Hay que recordar que a la procesión de Los Pasos no asisten autoridades civiles ni militares, a los que la cofradía invita, eso sí, al tradicional desayuno durante el descanso de Santo Martino.
Minerva, por su parte, salió a las seis de la tarde de la iglesia de Palat del Rey, su casa y lugar natural, con una bellísima Piedad mecida con cautela por sus braceros, y un severo y serio Yacente, movido, muy despacio, con el corazón de quienes lo llevaban con caminar espartano y la mirada fija. Todo un lujo.
El número siete, por lo tanto, ha sido un guarismo que, siempre, recuerda cosas importantes e interesantes de la Semana Santa de León. Siete. Como el perdón de Jesús, que fue setenta veces siete. Siete. •
Julio CAYÓN
Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
Fundada el 4 de febrero de 1611, en el desaparecido Monasterio de Santo Domingo El Real, de la Orden de Predicadores. La Cofradía, que posee un patrimonio artístico impresionante, organiza, la mañana del Viernes Santo, la procesión de «Los Pasos», una visión catequética de la Pasión y Muerte de Cristo, mediante la puesta en escena de trece representaciones iconográficas. Incardinado en dicho cortejo penitencial, en la Plaza Mayor, aproximadamente a las 9:30 horas, se lleva a cabo «El Encuentro» entre la Santísima Virgen y San Juan, al que precede el estatutario «Sermón». Ambos actos están reflejados por Gustavo Adolfo Bécquer en sus artículos de costumbres. En este cortejo participan cerca de tres millares de papones y más de mil braceros.
Resaltan, entre otras, la magnífica talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la escuela de Gregorio Fernández, o la Flagelación de Gaspar Becerra. Ahora bien es a diversos escultores del siglo XX a los que debe la Cofradía el grueso de su patrimonio artístico actual, destacando entre ellos, especialmente la figura del imaginero Víctor de los Ríos, autor de las tallas de los pasos de La Oración del Huerto; el Cirineo, que acompaña a la imagen titular de Jesús Nazareno; San Juan y La Dolorosa.
IMAGINERÍA
• La Oración del Huerto.
Víctor de los Ríos. 1952.
• El Prendimiento.
Ángel Estrada. 1964.
• La Flagelación.
Atribuido a Gaspar Becerra. Siglo XVI.
• La Coronación.
Higinio Vázquez. 1977. • Ecce Homo. Anónimo. 1905.
• Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Imagen titular de la escuela de Gregorio
Fernández. El Cirineo que lo acompaña fue realizado por Víctor de los Ríos en 1946. • La Verónica. Francisco Pablo. 1926.
• El Expolio.
Francisco Díez de Tudanca. 1674.
• La Exaltación de la Cruz.
Navarro Arteaga. 2000. • La Crucifixión. Anónimo. 1908.
• Cristo de la Agonía.
Laureano Villanueva. 1973. • San Juan. Víctor de los Ríos. 1946. • La Dolorosa. Víctor de los Ríos. 1949.
Año de
fundación: 1611
Abad:
Manuel Ángel Modino Martínez
Templo: Capilla de Santa Nonia
Hermanos: 4.500
Indumentaria:
Túnica negra, sencilla, con el emblema JHS bordado en color vivo morado sobre la tela negra. El morado simboliza dolor y esperanza en la resurrección. Los papones, que llevan capillo, van cubiertos durante todo el trayecto.
Emblema: Corona de espinas, de doble entrelazado con ocho huecos. En el centro, arriba, una cruz. En medio, JHS y debajo los tres clavos de la crucifixión.
LA RONDA
El Jueves Santo, cuando en el reloj de la Catedral suenan las doce de la noche, el Abad y la Junta de Seises, acompañados por los hermanos de la Cofradía, acuden ante las autoridades civiles, eclesiásticas y militares de la ciudad para anunciar la salida de la procesión de los Pasos. Durante toda la noche, y por calles, plazas y esquinas de la ciudad, La Ronda repetirá la llamada a la procesión con la frase “Levantaos, hermanitos de Jesús, que ya es hora”. Este anuncio lo reciben el Alcalde, el Obispo, el Presidente de la Diputación, el Delegado de Defensa, la Subdelegada del Gobierno, el Abad de la Cofradía, y luego todos los hermanos. ••• PROCESIONES
• Lunes Santo:
Procesión de La Pasión, organizada en colaboración con las cofradías de
Minerva y Veracruz y Ntra.
Sra. de las Angustias y
Soledad.
• Jueves Santo:
La Ronda.
• Viernes Santo:
Procesión de Los Pasos.