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DE ESTO Y DE AQUELLO
YO SOY PERSONISTA -¡Hola, Julia, ¿no vienes a la manifestación? - Pues… no. Ya sabes que yo no soy muy de manifestaciones. - Pero, hija, si todas las mujeres del mundo somos víctimas del Machismo. Tenemos que unirnos para protestar. - Bueno, es que yo no soy ni feminista ni machista. Soy… personista. - ¿Personista? Ya me lo explicarás en otro momento. Yo soy feminista de las buenas, no de las de los miembros y las “miembras”, sino de las que saben qué hay que reclamar. Y adiós, que se me hace tarde. ¡Viva el Feminismo! El día ocho de marzo hubo en España una masiva manifestación de mujeres reivindicando, entre otras cosas, igualdad de salarios con relación a los hombres, cuando realizan el mismo trabajo. Es verdad que, aunque las feministas han alcanzado muchas metas, quedan todavía bastantes desigualdades por resolver. Estos días se habla de la conveniencia de introducir en las aulas una asignatura que conciencie a los niños del respeto que deben al otro sexo; que sepan que niños y niñas tienen los mismos derechos y obligaciones y que solo dentro de esa igualdad pueden establecerse unas relaciones amigables y justas. Estos conceptos adquiridos en la infancia serían esenciales para evitar el machismo en la edad adulta. Julia piensa que eso está bien, pero que en vez de ser educados en el respeto al otro sexo, ¿por qué no educarles en el respeto a las personas, a cada persona? Habría que empezar por enseñarles qué es ser persona y los valores que el hecho de serlo lleva consigo. El respeto tiene que empezar por uno mismo, siendo fiel a esos valores. Quien no se respeta a sí mismo no respeta a los demás. Hay algo que es común a todos los humanos sea cual sea su raza, sexo, edad, posición social, orientación sexual, ideas políticas o religiosas… y es el ser persona. Cuando
Julia dice no ser ni feminista ni machista, se está refiriendo a esto: a admitir con naturalidad que, por ejemplo, hombres o mujeres puedan acceder indistintamente a un puesto de trabajo según su idoneidad para el mismo. (La paridad le parece a Julia ofensiva, como una concesión machista innecesaria cuando de verdad se considere que la mujer está en el mismo plano que el hombre) Ser respetada por los hombres como persona implica el ser respetada como mujer. Porque el respeto empieza por la aceptación de la condición de cada cual. (Raza, sexo, edad… etc) y a partir de ahí hacer nuestras valoraciones. La EDUCACIÓN así, con mayúsculas, es lo único que puede llevarnos a una convivencia armónica, justa y en paz. “Pues mira, Julia, todo eso es muy bonito, pero por el momento contra el Machismo, Feminismo. No hay otra. Y yo pienso seguir yendo a cuantas manifestaciones se convoquen contra la prepotencia del macho dominante. ¿Te enteras?” (Esta fue la respuesta que Julia recibió de su amiga cuando le explicó por qué ella era “personista.”) Leonor Morales