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Totana refugiada en su protección y alentada en su esperanza • La comunicación, imprescindible para afrontar con garantías
LA INTERVENCIÓN SANADORA DE SANTA EULALIA. TOTANA REFUGIADA EN SU PROTECCIÓN Y ALENTADA EN SU ESPERANZA
Juan Cánovas Mulero
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Cronista Oficial de la Ciudad de Totana
Las inquietudes de la persona, su sentido de transcendencia, la necesidad de vislumbrar horizontes en el incierto caminar de la existencia, ha hecho que a lo largo de la historia el ser humano busque estructurar y encajar lo que le angustia y aturde. En ese recorrido, el encuentro con lo sobrenatural, con lo sublime, con aquello que siente que está por encima de su comprensión y entendimiento, ha sido un firme cauce en el que depositar sus tribulaciones. Pero, además, la fragilidad que acompaña sus días, las vicisitudes, adversidades, afecciones, zozobras… que aturden el corazón y quiebran la salud física y espiritual, generan intensa indefensión. Parte de esos padecimientos han venido acentuados por las reiteradas crisis alimentarias y las limitadas condiciones higiénicas. Para mitigar tanto desconsuelo y agitación se ha recurrido, igualmente, a demandar el apoyo divino, dirigiendo la mirada hacia su luz salvífica y protectora, en la búsqueda de que a su amparo se atenuase el dolor, la aflicción, la tragedia…
Fundamentados en esas esencias, en la Iglesia católica arraigó tempranamente el recurso de la impetración, del ruego y de la súplica, apelando a la mediación de María, la madre del Salvador, a santos y a mártires a fin de alcanzar un positivo transitar por la vida. Esta sensibilidad la ha manifestado Totana a lo largo de sus días en una precisa esperanza, alentada por la experiencia «de los grandes favores, mercedes y beneficios recibidos de Dios Nuestro Señor por indulgencia de su patrona, santa Eulalia de Mérida»(20-IV-1683).
En esta manera de entender las relaciones con lo eterno y ante las reiteradas pandemias provocadas por la peste, el cólera morbo, la fiebre amarilla, el tifus, la gripe…, la población de nuestra tierra ha recurrido a la celebración de rogativas, novenarios o procesiones, con la vista siem-
Litografía de mediados del siglo XIX en la que se concreta la protección de santa Eulalia como «abogada contra viruelas y quartanas». Fotografía gentileza Francisco J. Plazas y Miguel López (D.E.P.)
pre puesta en el respaldo protector de santa Eulalia, acompañados, otras tantas veces, por devociones tan enraizadas en la localidad como la del Santísimo Cristo del Consuelo, vinculada al convento de franciscanos capuchinos, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la de Nuestra Señora de los Dolores. De esta manera, cuando en la primavera de 1762 el cura teniente de la iglesia parroquial de Santiago exponía a los miembros del Concejo que ante las muchas enfermedades que apenaban al vecindario, acrecentadas por la falta de lluvias, era necesario que se «hiciera rogativa a la Gloriosa Virgen y Mártir Señora santa Eulalia, patrona de esta dicha villa… para que con su protección impetrara los auxilios de la Divina Omnipotencia…», estaba reafirmando la seguridad que la comunidad tenía en el poder protector de la Mártir, en que su intervención suavizaría las angustias derivadas del quebranto de la salud. Pero, además, la convicción en ese respaldo era implorada para prevenir potenciales brotes epidémicos, tal y como ocurría en mayo de 1772 ante el riesgo de que las calenturas que comenzaban a castigar a los vecinos «se malignen y pasen a contagios con el calor del verano».
La realización de estos actos era un principal lenitivo para la población, pues en ellos encontraban la certidumbre necesaria para afrontar las dolorosas consecuencias del deterioro corporal y psíquico.Sin embargo, esas concentraciones agravaban la virulencia de la enfermedad, al favorecer su difusión, por lo que las autoridades locales se vieron obligadas, en concretas coyunturas, a suprimir los eventos, tanto los de carácter lúdico y económico (fiestas,
La presencia de santa Eulalia acompañando a los vecinos en momentos de alegría y festividad, alternó también con otros en los que su cercanía iluminó las tinieblas de lo incierto.
Bando fechado en enero de 1855 por el que el alcalde primero constitucional del ayuntamiento de Totana, Luis Félix Martínez, convocaba a la población a asistir a Te-Deum y procesión por haberse salvado el vecindario de epidemia de cólera morbo. Entre las devociones que participaban en la celebración estaba la de santa Eulalia que para tal acontecimiento se trasladaba desde su Santuario. mercados…), como los de naturaleza religiosa, instando en momentos de especial peligro a que no se «verifiquen rogativas públicas, ni se celebren funciones de iglesia mientras dure la epidemia». Por otra parte, ante la necesidad de vivificar los ánimos en este tipo de situaciones, se dictaban instrucciones encaminadas «a la reanimación del espíritu público», prohibiendo, para no acrecentar la inquietud de los vecinos, «el toque de campanas para la administración de sacramentos o cuando concurra alguna defunción», tal y como se dispuso en la década de 1850 por la difusión del cólera morbo.
La superación de las diferentes crisis sanitarias venía seguida de solemnes «Te-Deum» a fin de dar gracias «al Altísimo por su benéfica intervención», celebrándose actos de fe, presididos frecuentemente por la imagen de santa Eulalia, que o bien se bajaba de su Santuario para la ocasión o había permanecido en la localidad durante esos adversos periodos. Estas prácticas eran, además, una confirmación pública y general de que el problema había cesado. A finales del siglo XIX se anunciaban en los medios de comunicación de la Regióna fin de hacer extensiva la liberación de la población de las ingratas garras de infecciones y, de este modo, informar al resto de municipios de la apertura del comercio y de las actividades mercantiles.
En estas circunstancias han sido muchos los ojos, las miradas, las palabras que han escapado del alma para depositarse en los brazos de santa Eulalia. Su testimonio alienta al esfuerzo, a la entrega, a la solidaridad, principales herramientas del caminar creyente. Esa fuente de certeza intensifica la dedicación, el coraje y el empuje necesarios para entregar lo mejor de sí, mitigando el dolor de cuantos sufren las consecuencias de tantos infortunios que hostigan en el discurrir de la vida.
> Relación de algunas de las epidemias padecidas en Totana a lo largo de su historia. En ellas la presencia de santa
Eulalia, unas veces a través de manifestaciones públicas de fe y, otras tantas, alentando los corazones, resuena como principal referente de esperanza.
Fecha Epidemia Fecha Epidemia Fecha Epidemia
1599, agosto Peste 1794, julio Peste
1600, marzo Peste, procedente del reino de Valencia 1799 Peste, procedente del norte de África, a través de Mazarrón 1854, agosto Cólera morbo
1855, agosto Cólera morbo
1600, julio Nuevo brote de peste procedente de Andalucía 1800/1801 Peste, procedente de la ciudad de Sevilla 1877, abril Sarampión
1601, marzo Nuevo brote de peste procedente de la ciudad de Sevilla 1804/1805
1614, junio Peste, procedente de la ciudad de Málaga 1811 Fiebres tercianas, procedentes de la ciudad de Málaga Fiebre amarilla (afección palúdica y tifoidea), procedente de la ciudad de Cartagena 1890, diciembre Alteración de la salud pública por varias infecciones
1903 Viruela
1637, junio Ídem
1812/1813 Fiebre amarilla, procedente de la población de Mazarrón 1911 Viruela 1786, octubre Fiebres tercianas 1820 Peste Levantina 1918 Gripe 1772, mayo De Calenturas 1826 Plagas de langosta 1922 Peste 1787 Peste, procedente de Argel 1834, julio y octubre Cólera morbo 2020 Covid-19