4 minute read

Las norias en el Páramo. Francisco Ramón

LAS NORIAS EN EL PÁRAMO

FRANCISCO RAMÓN RAMÓN

Advertisement

Tomando como base contenidos y algunas fotografías de mi libro “La vida cotidiana en el Páramo leonés a mediados del siglo XX”.

Aprovecho este nuevo envío para agradecer la confi anza depositada en mí por parte de la Asociación Ave Fénix, y más en concreto de Roberto, posibilitando mi participación en la revista Hacendera. La inmensa y entusiasta labor que están llevando a cabo esas personas de la Asociación en el pueblo de Valcabado en numerosos temas tradicionales es digna de todo elogio; mi más sincera felicitación para vosotros. En lo relacionado con los trabajos lo más característico y representativo del Páramo de hace 80 años eran sin duda los pozos y las norias; en efecto, era de importancia vital el agua extraída de los pozos utilizando las norias, transformando una parte de secano en regadío. En artículos anteriores he explicado todo lo relativo a los pozos, y ahora le toca a las norias. Los primeros pozos con norias en El Páramo se hicieron y se instalaron hacia 1910-1915. Ya expuse anteriormente cuándo se hicieron, cómo se hacían y cómo eran los pozos medianos, y años más tarde los pozos grandes, terrenos y cultivos que se podían regar según el tamaño de los pozos, etc. (Ver Los pozos en El Páramo). Ahora paso a hablar de todo lo referido a las norias. Cómo era y cómo funcionaba la noria.- El agua de los pozos se sacaba con un mecanismo o máquina llamado noria. Se montaba la noria sujetando las partes fi jas con fuertes clavos

Cada caldero tenía un agujerito en el fondo para que al parar de andar se descargaran, y de esa manera se pudrieran menos las maderas laterales y se oxidara menos la parte metálica.

sobreunastraviesasdeferrocarril o sobre maderos gruesos de negrillo cruzados sobre el “bocal” del pozo. Las había de tres tamaños, y las fabricaban en Laguna Dalga. Constaba la noria de un tres pies con una rueda dentada horizontal que giraba movida por la palanca de madera de negrillo de la que tiraba el burro o el macho (equipado con collerón, y dos tiros o cadenas). La rueda dentada horizontal engranaba con otra vertical que hacía girar el bombo sobre su eje, con los calderos montados en cadenasinfín,queentrabanvacíos boca abajo en el pozo y salían llenos de agua, descargándola en la caldereta; por el tubo de la caldereta y otro trozo subterráneo salía el agua hacia la pila y luego a las regaderas superficiales (o subterráneas a través de los sifones) por donde fluía hacia los surcos. Cada caldero tenía un agujerito en el fondo para que al parar de andar se descargaran, y de esa manera se pudrieran menos las maderas laterales y se oxidara menos la parte metálica. Llevaba también el gato, que era un trozo de hierro que hacía de freno para evitar el retroceso, y que al caer sobre cada diente del engrane hacía el característico repique monótono de la noria. Las cadenas, atornilladas a los laterales de los calderos, se unían mediante pasadores (las cadenas de un caldero con las del siguiente, quedando todos los calderos unidos entre sí), con punta metida y doblada en el agujero del extremo para que no se salieran. A veces “se montaban” (se amontonaban) los calderos, o incluso se caían al pozo por algún fallo de los mecanismos (rotura de algún pasador, salirse alguna punta, etc.); se sacaban del pozo con ganchos y sogas, atándolas al bombo y empujando la palanca. Los pasadores muy gastados se quitaban y se usaban después para clavarlos en las paredes de tierra para colgar cosas, para poner una tabla encima, como estaca en el suelo, etc. Para sacar el agua se enganchaba el burro, el macho, la mula, el caballo o el jato a la palanca de la noria. A la caballería se le tapaba los ojos con un trozo de saco para que creyera que estabas al lado para arrearla y así no se parara tanto, y también para reducir el posible mareo. Con el ramal o un palo delgado desde el hocico al extremo superior de la noria, el burro o el macho se podían guiar siguiendo bien la senda sin peligro de meterse en el pozo (lo cual era difícil, pues estaba bastante protegido con maderos). La caballería daba vueltas y vueltas por el sendero del piso que se iba haciendo día a día, año tras año…; y sin parar hasta que se botaba el pozo (hasta que se agotaba casi toda el agua del pozo). Por extensión, se llamaba noria también al terreno que se tenía y se regaba donde estaban el pozo y la noria-mecanismo. En algunas norias (en este caso referido al sitio o terreno) tenían un caseto o caseta hecho de adobes embarrados junto al pozo para resguardarse de posible lluvia o tormenta, y para guardar cosas; en las norias más alejadas lo utilizaban a veces para comer al mediodía y dormir la siesta, y de esa forma no gastar tiempo en ir y volver a casa. En algunos casos se hacía una “cueva-refugio” excavada en el montón de barro y arena procedentes del hueco al hacer el pozo.

This article is from: