PHILOSOPHY TRACK
El poder de la voz
Nadia Murad
Conocida por ser una activista de derechos humanos iraquí, en 2018 fue acreedora del Premio Nobel de la Paz —junto a Denis Mukwege— por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma de guerra y conflictos armados. Autora de su cruda experiencia bajo el régimen islámico publicada en 2017, Nadia pretende, a través de su testimonio y cada una de las páginas de su libro, describir el sometimiento que sufren las habitantes yazidíes —culto preislámico— de su comunidad al ser esclavas sexuales del Estado Islámico. Esta valiente joven de 26 años cuenta cómo fue secuestrada por los hombres de negro del grupo terrorista ISIS en Kocho, la aldea en la que residía, desde la cual fue transportada hasta Mosul, y detalla el comienzo de su indiscriminado cautiverio. A seis miembros de su familia los ejecutaron, incluyendo a sus hermanos y madre. Ella encontró el modo de escapar y comprendió que debía agotar cada uno de sus recursos para abolir este genocidio que separa familias y humilla a las mujeres. Nos persiguen por nuestra religión, no se arrepienten de lo que hacen. Para ellos somos kuffar —infieles—. Previo a las agresiones de ISIS, Al Qaeda atacó nuestros pueblos con camiones suicidas, en 2007, y cientos de personas fallecieron. El motivo por el cual este grupo religioso ha sido tan castigado es que forma parte de una de las minorías más antiguas de Irak, que deriva del zoroastrismo persa, y cree en un dios particular, así como siete ángeles sagrados. El Estado Islámico les persigue por considerar que realizan adoraciones diabólicas y por su falta de devoción.
YAZIDISMO ES LA RELIGIÓN PREISLÁMICA DE MEDIO ORIENTE E IRAK ES EL PAÍS CON MAYOR NÚMERO DE SEGUIDORES
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“La gente no vivía en palacios, nuestras casas eran simples, hechas de barro. Nuestra vida era feliz antes de que todo sucediera”. A Nadia, lo que más trabajo le cuesta es perdonar la complicidad de los iraquíes que no intercedieron por las mujeres que estaban siendo golpeadas y violadas, cuando ellos gozaban de los recursos para protegerlas y ayudarles a escapar. Su lucha la ha convertido en merecedora de premios internacionales, entre ellos el Sájarov a la Libertad de Conciencia y el premio de Derechos Humanos Václav Havel. Es embajadora de Buena Voluntad de Naciones Unidas para la Dignidad de Supervivientes de Trata de Personas y un ejemplo a seguir en cuanto a la eliminación de la violencia de género.
2017
publicó su libro Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y lucha contra el Estado Islámico
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