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Abordaje terapéutico del dolor crónico de diferentes orígenes

Figura 2. Paciente tras una ovariohisterectomía por piometra. Figura 3. Perra con una distocia de 3 días de evolución.

No dolor Peor dolor imaginable

0 cm 10 cm

Figura 4. Escala analógica visual.

Figura 5. Escala de Glasgow en perros.

Vídeo 1. Escala de Glasgow en perros. Vídeo 2. Escala de Glasgow en gatos. • La zona perineal y los genitales también son muy sensibles. • El músculo en sí es un tejido poco sensible inicialmente pero, si se produce una isquemia o contractura, sí es de nivel alto de dolor. Aquí hay que considerar el corazón como la excepción, debido a que es un órgano vital. • En las articulaciones y huesos el dolor se activa si hay periostitis y procesos patológicos, fundamentalmente inflamación y tumores. Frente a las necrosis, los huesos y articulaciones se vuelven insensibles.

Métodos de diagnóstico del dolor

El dolor se diagnostica de forma diferente dependiendo del momento. El dolor pre y postoperatorio, con el paciente consciente, se evalúa mediante la observación del comportamiento del animal. En cambio, en periodo intraoperatorio, y dado que el paciente está anestesiado, se manifestará mediante la alteración de los parámetros durante la monitorización. Los signos de nocicepción intraoperatoria son taquicardia, hipertensión y taquipnea.

En este artículo vamos a centrarnos en el diagnóstico del dolor del paciente consciente. Se emplean diversas herramientas, como escalas simples y escalas multifactoriales.

Escalas simples

Escala analógica visual

Se trata de una línea de 10 cm de longitud (figura 4). En el extremo de la derecha se marca el punto de “no dolor”, mientras que en el de la derecha se sitúa el “peor dolor imaginable”. La persona que hace la evaluación marca en la línea el punto que considera. El grado de dolor es la medición desde el punto de “no dolor” hasta la marca.

Escala numérica simple

Es un método muy sencillo y rápido, pero muy subjetivo. La persona que hace la evaluación indica un número de 0 a 10, tomando 0 como “no dolor”y 10 como el “peor dolor imaginable”.

Escalas descriptivas simples

Aparecieron como un intento de reducir la subjetividad de la escala analógica visual y la escala numérica simple. Consisten en la observación del paciente y la clasificación de su estado dentro del comportamiento descrito. Hay varias publicadas para las diferentes especies. Citaremos, por ejemplo, la descrita por Donaldson et al. (2004) para gatos: • No hay dolor: el paciente está relajado, alerta y receptivo al juego. No tienen ninguna reacción a la palpación de la zona. • Malestar: si el paciente adopta posturas anormales y está atento a la palpación de la zona de la herida, pero no se resiente, y permanece más tiempo sentado o tumbado con menos interés al entorno. • Dolor leve: el paciente presenta intranquilidad, está menos activo, se toca o lame la zona de la incisión y está reactivo a la manipulación de la herida. • Dolor moderado: se observa cuando el animal permanece más tiempo tumbado e incómodo, sin interés en el entorno rechaza la actividad y se intenta escapar cuando se intenta manipular la zona de la herida. Está en actitud defensiva o esquiva, e incluso puede intentar morder, con vocalizaciones de dolor. • Dolor grave: provoca rigidez y tensión, con vocalizaciones de dolor constantes y respiración superficial. Estos pacientes en ocasiones pueden llegar a automutilarse y no colaboran al manejo, incluso pueden intentar morder.

Escalas multifactoriales

Son las herramientas más objetivas para el diagnóstico y la medición del dolor. Son escalas en las que se evalúan diferentes aspectos del comportamiento del animal, respuesta a estímulos o variables fisiológicas. Cada apartado recibe una puntuación. El resultado final es la suma de las puntuaciones parciales de cada apartado.

Escalas de Glasgow

Las escalas de Glasgow, desarrolladas tanto para perros (figura 5, vídeo 1) como para gatos (figura 6, vídeo 2) por un grupo de investigación de la Facultad de Veterinaria de Glasgow, en el Reino Unido, son de las más usadas ahora mismo en la clínica.

Tienen dos fases: en la primera se observa al paciente en su jaula y en la segunda, cómo reacciona cuando interaccionamos con él. La escala Glasgow en gatos tiene una la puntuación máxima de 20. En el caso de los perros, el total de puntos se valorará sobre 20 si no hay posibilidad de mover al paciente para observar cómo camina, y sobre 26 en caso de que sí exista esa opción. Si la puntuación es mayor a 6/24 o 5/20 se deberá administrar analgesia de rescate.

Escalas de Colorado

También hay dos: para perros y para gatos (figura 7). Menos usadas, dado que no están validadas, se basan en la observación de ciertas características. No son escalas que proporcionen un número final pero sí clasifican el grado de dolor dentro de uno de los cuatro estadios posibles.

Escala de Botucatu

Otra escala muy interesante es la de Botucatu, que nos permite evaluar el dolor agudo en gatos. Inicialmente se desarrolló una versión larga, que fue validada en diversos idiomas, entre ellos el español.

En ella se observan varios aspectos del comportamiento del animal: • Alteración psicomotriz (15 puntos) como la postura, la actividad, la comodidad, la actitud y una miscelánea de comportamientos. • Reacción ante el manejo de la zona dolorida y expresión vocal de dolor (9 puntos). • Variables fisiológicas, como la presión arterial y el apetito (9 puntos).

El mismo grupo acaba de publicar una versión corta, mucho más sencilla de realizar y una de las más recomendables para aplicar en la clínica (figura 8). En ella se evalúa la postura del animal en la jaula, el confort, la actividad y la actitud del gato tras abrir la jaula e interaccionar con él, y cómo se comporta cuando se le acaricia y se le toca la zona lesionada.

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