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alimentación: últimas tendencias
Un laberinto de etiquetas En estos momentos, la oferta de alimentación para animales de compañía es tan amplia que no solo puede desorientar a los propietarios, sino incluso a los comerciantes.
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grupoasis.com
La evolución que ha experimentado el sector de la alimentación para animales de compañía en apenas unos años puede desorientar no solo a los propietarios, sino también a los profesionales del comercio que han de ser el vínculo entre la industria y los consumidores finales. Incluso la normativa encargada de regular las características de un alimento para animales se ha quedado atrás ante los términos que definen a las nuevas ofertas de comida para mascotas que llegan al mercado. Cada vez están más presentes en los productos de alimentación conceptos como “natural”, “orgánico” o “grain free” (así, en inglés), sin olvidar la etiqueta “apto para consumo humano”, que últimamente está experimentando un gran auge. Veamos qué quieren decir algunos de estos términos con los que han de enfrentarse los consumidores, pero también los vendedores.
Orgánico
La palabra “orgánico” puede encontrarse actualmente en el etiquetado de numerosos piensos para mascotas. En este caso, más que a los ingredientes hace referencia a la forma de producción. La FAO, en una definición que puede hacerse extensiva a la producción de alimentos para animales, explica que la “agricultura orgánica” se refiere a “un sistema holístico de ordenación de la producción que promueve y mejora la salud del agrosistema, con inclusión de la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo”. Hace hincapié en la utilización de prácticas de ordenación más que en el uso de insumos no agrícolas, teniendo en cuenta que las condiciones regionales requieren sistemas adaptados a cada lugar. Esto se realiza utilizando, en lo posible, métodos agronómicos, biológicos y mecánicos, en lugar de materiales sintéticos, para desempeñar cualquier función específica dentro del sistema. Habitualmente, los productos orgánicos resultan más caros que los no orgánicos. La FAO da también varias razones que lo explican: por ejemplo, que la oferta de alimentos orgánicos es limitada con relación a la demanda de los mismos; o que sus costos de producción suelen ser más elevados porque requieren más mano de obra por unidad de producción y porque la mayor diversidad de las empresas impide hacer economías de escala. También recuerda que los precios de los alimentos orgánicos no sólo comprenden al costo de la producción misma de los alimentos, sino también a otra serie de factores que no quedan contenidos en los precios de los alimentos corrientes, como la promo191
ción y protección del medio ambiente, un mayor bienestar de los animales, la eliminación de riesgos para los agricultores por la manipulación inadecuada de plaguicidas o el desarrollo rural a través de la creación de más empleos agrícolas, y asegurar así un ingreso justo y suficiente para los productores.
Natural
Menos dudas debería plantear el término “natural” cuando se refiere a alimentación para animales de compañía. Según el Código de buenas prácticas de etiquetado de alimentos para animales de compañía, editado por la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (Fediaf) y suscrito por la Asociación Nacional de Fabricantes de de Alimentos para Animales de Compañía (Anfaac), el término “natural” debe ser utilizado únicamente “para describir los componentes del alimento (derivados de plantas, animales, microrganismos o minerales) a los que no se les ha añadido nada o que únicamente han sido sometidos a un procesamiento físico para hacerlos utilizables en la producción de alimentos para animales de compañía manteniendo su composición natural”. Entre los procesamientos que según la Fediaf admiten el calificativo de “naturales” están la congelación, concentración, extracción sin productos químicos, secado, pasteurización o ahumado sin productos químicos, siempre que mantengan la composición natural, así como procesos microbiológicos y enzimáticos o de hidrólisis, y los de fermentación natural sin el empleo de organismos modificados genéticamente.
El precio de los alimentos orgánicos no sólo comprende su producción, sino también otros factores como la protección del medio ambiente, un mayor bienestar animal o el desarrollo rural.
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Miguel Ángel Ordovás
En crudo Aunque hablar de comida cruda preparada puede parecer una contradicción, las dietas BARF (que son las iniciales de Biologically Appropiate Raw Food, es decir, comida cruda biológicamente apropiada) también han llegado a los piensos manufacturados. Las marcas que se ofrecen con estas características no son muy numerosas, pero existen, y todas tienen en común su “filosofía”: se componen de ingredientes crudos, sin cocinar, con lo que están más cercanas a lo que serían las dietas de los perros en la naturaleza. Si alguno de tus clientes opta por este estilo de alimentación puedes satisfacer sus necesidades, pero no estaría de más recordarle que, al tratarse de alimentos crudos, es importante que observe unas estrictas medidas higiénicas para evitar la aparición de bacterias que pueden hacer peligrar la salud de su animal.
Apto para consumo humano
El Reglamento (CE) Nº 1069/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo es donde vienen recogidos cuáles pueden ser los ingredientes que compongan un pienso para animales de compañía. En dicho reglamento se habla de una amplia gama de estos componentes, que se denominan “subproductos” y se contraponen a los denominados “aptos para alimentación humana”. El procesamiento y selección de estos últimos son por ley mucho más exhaustivos y cuidadosos, y de ahí que algunas empresas lo hayan incorporado como un valor añadido en las marcas de comida para animales que comercializan. A ello se suma también la ya conocida tendencia a la humanización de las mascotas, por la que los propietarios exigen para sus animales productos de similares características a los que ellos
mismos consumen, para entender un poco mejor su auge.
Grain free
Una de las últimas tendencias en alimentación es la de los piensos grain free, de los que cada vez se oye hablar más. La traducción literal de grain free es “libre de grano”, y se refiere a la comida que no tiene como ingredientes cereales. Quienes defienden estos alimentos sostienen que la dieta primigenia de perros y gatos era esencialmente carnívora y no incluía los cereales. Al suprimirlos en los piensos, estos se acercan más a lo que sería una dieta saludable para los animales, y a la vez se eliminan los riesgos de intolerancias o reacciones alérgicas. Los piensos grain free suelen tener un alto contenido en proteínas y un bajo aporte de hidratos de carbono, que evidentemente no vienen de los cereales.