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“Los manglares están amenazados”
A propósito de MangRes, la iniciativa de ‘Restauración de manglares como solución basada en la naturaleza en reservas de biosfera de América Latina’, que ejecuta la Unesco y cuyo primer encuentro se realizó en San Andrés en el mes de en julio, EL ISLEÑO dialogó con Gert Verret, policy advisor del departamento de Economía, Ciencia e Innovación del Gobierno de Flandes (Bélgica),país que viene apoyando desde hace algunos años proyectos de este tipo.
Por Billy Lunazzi Celis
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En dicho encuentro participaron expertos de la Unesco y de reservas de El Salvador, Cuba, México, Ecuador, Panamá y, naturalmente de Colombia, desde la reserva de biosfera Seaflower ubicada en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Valiosos ecosistemas
Al respecto de los manglares, Verret señaló que son ecosistemas costeros muy importantes por las múltiples funciones que cumplen, entre otras, para proteger la costa y porque la pesca depende de sus servicios ecosistémicos.
Así que precisamente este tipo de iniciativas buscan protegerlos y restaurarlos, mediante el intercambio de conocimientos entre profesionales de distintas reservas de biosfera, con el apoyo del organismo internacional.
Igualmente, mediante la cooperación económica de Flandes para contribuir con los trabajos científicos de la Unesco, para lo cual se ha destinado un fondo cercano a los 1.3 millones de euros por año.
“Soportamos en este momento cinco o siete proyectos simultáneos, apoyando a los científicos dentro del programa mundial ‘Hombre y la biosfera’ de la Unesco para distinto tipos de ecosistemas, siendo los manglares y los bosques costeros los más importantes, pero también los más amenazados”, explicó.
¿Cómo vio el encuentro en general, considera que se adelantó en temas importantes?
Sí, aunque es la segunda reunión de este proyecto (el año pasado nos encontramos al sur de México), yo veo que la dinámica es más avanzada que en 2022 porque la gente ya se conoce y han comenzado a trabajar juntos. Es muy bueno de ver eso.
¿Cuándo empieza el trabajo de campo?
Ello depende de las tareas de cada uno, porque puede haber apoyo de científicos de otras partes, o porque cada re- serva tiene que hacer su propio plan y posee diferentes prioridades en sus acciones.
En el campo, para la restauración hay que pensar lo que son las ‘acciones críticas’, que se hacen más intensamente en unas partes que en otras; además, porque hay que involucrar a la población local. Por eso es difícil hablar de un momento de inicio en particular.
Por ejemplo, en San Andrés una organización no gubernamental (ONG) va a apoyar a la Corporación Ambiental Coralina, y es la que va a organizar ese trabajo de campo, muy focalizada en involucrar a la población residente, como ya mencioné.
¿Cuál cree que sería la clave para la puesta en marcha exitosa del proyecto, dado que, como usted también dijo, se trata de siete reservas de biosfera distintas que van cada una a su ritmo?
Sería la participación de la población, lograr comunicar con ella porque es una tarea de todos participar de estos procesos.
También quiero agregar que aquí en esta isla hay una densidad de población muy grande; se ve que la gente necesita un espacio para vivir, para trabajar y todo lo demás, pero hay que proteger las zonas críticas.
Hay otra situación problemática aquí y es el tema de las basuras; es tarea poder gestionarla cuanto antes.
En nuestra región, que también es pequeña, tuvimos una presión muy alta por basuras hace unos 40 años, no teníamos espacio para poner todos los desechos, pero implementamos medidas para gestionar dicha problemática, porque había que recolectar y reciclar los residuos.
Para eso hay que implementar, entre otras medidas, instrumentos económicos que incentiven tener los residuos sólidos bajo control, porque si no va a ser un problema delicado para la sociedad y, sobre todo para el turismo, actividad de la que prioritariamente vive San Andrés.