Signo :: Suplemento de Arte y Cultura de ElDía (OCTUBRE 2014)

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S gno sรกbado 11 DE octubre DE 2014

retratos del horror

Historietas por la

identidad


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sábado 11 DE octubre DE 2014 .:. GUALEGUAYCHÚ .:. ENTRE RÍOS

EFEMÉRIDES culturales

Blanca venda de nieve lo circunda de nieve que gotea como la negra sangre de una herida abierta en la pelea. ¡Todo es silencio en torno! Hasta las nubes van pasando, calladas, como tropas de espectros, que dispersan las ráfagas heladas. ¡Todo es silencio en torno! Pero hay algo en el peñasco mismo que se mueve y palpita cual si fuera el corazón enfermo del abismo. Es un nido de cóndores, colgado de su cuello gigante, que el viento de las cumbres balancea como un pendón flotante... (Fragmento de Nido de cóndores)

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30 de octubre de 1882

Olegario Víctor Andrade O

legario Víctor Andrade, nuestro más insigne poeta, nació el 6 de marzo de 1839, en Alegrete, Departamento de Río Grande del Sur, Brasil. Era hijo de Mariano Andrade, santafesino, quien ejercía como juez de paz, y Marta Burgos (entrerriana). A causa de diferencias políticas entre su padre y el gobierno, deben abandonar la Argentina rumbo al Brasil, donde nace Olegario, el mayor de tres hermanos. Poco después de haber nacido, regresan a la Argentina, donde se afincan en Gualeguaychú, ciudad donde transcurriría toda su infancia y juventud. Queda huérfano de padre y madre a muy temprana edad (1847) y se hace cargo de sus dos hermanos menores, Wenceslao y Úrsula. Estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde se mostró dotado para la literatura y la polémica. En 1848, a los nueve años de edad, Olegario despierta en la escuela la atención del delegado de Urquiza, el coronel Rosendo María Fraga, por la habilidad que poseía para la literatura. La impresión lo lleva a recomendarlo

vivamente ante el gobernador, quien dispondrá de inmediato velar por la continuación de sus estudios. Sería compañero en el Colegio del Uruguay de grandes figuras que llegarían a destacarse en la vida política nacional: Onésimo Leguizamón, Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza, Benjamín Basualdo y Eduardo Wilde entre otros. Al terminar los estudios oficiales, se casa con la uruguaya María Eloísa González Quiñones (1857), con quien tuvo cinco hijos: Agustina, considerada la principal poetisa entrerriana del siglo XIX, Eloísa, Mariano, Olegario y Lelia. Urquiza, entonces gobernador de la provincia, le ofreció viajar a Europa para completar su formación, junto a Juan Bautista Alberdi, que era entonces ministro de la Confederación Argentina. Andrade rechazó la oferta y se dedicó al periodismo en Entre Ríos. Desde 1859 se destacó por su pluma y a los 21 años fue nombrado secretario personal del presidente de la Nación, Santiago Derqui. Por esa misma

época comenzó a redactar columnas apoyando la causa federal en El Pueblo Entrerriano, de Gualeguaychú; en 1864 fundó su propio medio, El Porvenir, en el que criticaba vehemente la política porteña y sobre todo la Guerra del Paraguay. En 1866 publicó un inteligente folleto, titulado Las dos políticas: consideraciones de actualidad, donde explicaba la divergencia entre los intereses porteños y los del interior del país. El presidente Bartolomé Mitre ordenó al año siguiente la clausura de El Porvenir, lo que motivó a Andrade a mudarse a Buenos Aires para publicar en El Pueblo Argentino. Colaboró con Carlos Guido y Spano y Agustín de Vedia en la redacción de La América, en apoyo a la candidatura presidencial de Urquiza. Dirigiría luego La Tribuna Nacional, además de enseñar historia clásica en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En 1878 fue electo diputado nacional y reelecto tres años más tarde. Fue poeta de cariz lírico y épico, aunque dio poco a la publicación. Las obras épicas abordaron los mismos temas de la historia

nacional que había tratado como periodista. Posiblemente sus mejores versos podamos hallarlos en sus obras El nido de cóndores y Prometeo. El 30 de octubre de 1882 murió de un ictus cerebral. En su sepelio, habló su viejo compañero del colegio de Concepción del Uruguay, el entonces presidente Julio Roca


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crónicas urbanas | Héctor Luis Castillo

Por aquel entonces, jugar a encontrarse era solo y nada más que un juego en el que al final, nos encontrábamos, y si alguna abuela quería llorar algún nieto que ya no estaba solo tenía que acercarse al cementerio...

Los tallarines de mi tía M

i tía Nena amasaba tallarines. Cada domingo de mi infancia lleva el recuerdo de ese ritual al que asistíamos casi sin darnos cuenta. Domingos en los cuales los más grandes hablaban de fútbol mientras la radio iba anticipando la fiesta y los más chicos corríamos en las veredas o en un potrero cercano en donde también el fútbol mandaba calentar las piernas. El televisor, en ese entonces, era un mueble más en las casas alrededor del cual nos agolpábamos en las noches para ver cowboys en blanco y negro o algunos mediodías, antes de ir al colegio, para reírnos con Los tres chiflados. Mi tío trabajaba en el ferrocarril, su uniforme gris flameaba en la soga, en el fondo de la casa, húmedo aún esperando secarse al sol y al viento, impecablemente lavado a mano y con jabón blanco. En la mesa, vino y soda para los más grandes; granadina, para los chicos. Sí, ya sé, no hace falta que nadie me lo recuerde, eso sucedió en el siglo pasado, un siglo XX que pasó por dos guerras mundiales, varias revoluciones, un siglo en el que se dice que el hombre llegó a la luna y en el que también nacieron la televisión en colores, la computadora y acariciábamos la idea de que la genética iba a terminar con todas las enfermeda-

des. También fue el siglo en que el capitalismo se hizo patrón de la vereda y un japonés americano anunciaba el fin de la historia. La pelota no se mancha, dijo un profeta local, pero sí se vende, se alquila y se prostituye, lo mismo que el individualismo y la desesperación por el consumo; la pipa de Nike se expandió más que la cruz del Nazareno y escribir mensajes de texto se convirtió en algo más sencillo que redactar cartas de amor sobre una hoja de papel. Los domingos, en la casa de mi tía Nena, rara vez los grandes mencionaban −en voz baja− a un Perón que aún estaba en el exilio y los más chicos esperábamos ansiosos los días patrios para ir a aplaudir a los soldados que defendían nuestra patria. Mi tía Nena preparaba sus tallarines y ni ella ni nadie se preocupaban por los más chicos, ya que nada malo nos podía pasar si andábamos jugando por el barrio. Por aquel entonces jugar a encontrarse era solo y nada más que un juego en el que al final, nos encontrábamos, y si alguna abuela quería llorar algún nieto que ya no estaba, solo tenía que acercarse al cementerio. Mi padre y mis tíos, las pocas veces que hablaban de política delante de nosotros, desconozco si coincidirían, pero de lo que sí estoy seguro es de que jamás

hubo una discusión de ese tipo mientras compartíamos la mesa de los domingos junto a los tallarines de mi tía Nena. Seríamos ingenuos, seguramente, pero era tan lindo ser ingenuo siendo niños. Hoy mi tía Nena ya no está, ni los tallarines que amasaba los domingos, ni tampoco somos niños. Todos cambiamos; el país cambió, desapareció el potrero y el barrio... ¡Qué quiere que le diga! El barrio tampoco es el mismo: ya no se ven bicicletas para-

das en las puertas de las casas, ni chicos correteando pelotas a la siesta en las veredas, y ahora cobra otro sentido esos poemas que leíamos entonces cuando Neruda decía: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. No estoy seguro si hablo de aquellas reuniones familiares los domingos, de una ilusión, de una patria o de un sueño febril de infancia cuando releo: Puedo leer los versos más tristes esta noche, pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.

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lecturas en profundidad | Ramiro Bisa

La universidad está regulada por los mismos mecanismos políticos y económicos que regulan dicho mundo: vivimos en una sociedad de consumo, mercantilista, también tenemos una Universidad que brega por la salida laboral de estudiantes profesionalizados y consumidores...

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Preguntas para pensar la educación hoy

Los sujetos universitarios Según Walter Benjamin, “se es estudiante para que el problema de la vida espiritual cuente más que la práctica de la ayuda social… Su objetivo debería consistir en ser, al mismo tiempo, creador, filósofo y maestro”.

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egún Walter Benjamin, “se es estudiante para que el problema de la vida espiritual cuente más que la práctica de la ayuda social… Su objetivo debería consistir en ser, al mismo tiempo, creador, filósofo y maestro”. Por ello consideramos que la Universidad debe tener como fin último ser quien garantice ése y no otro estilo de vida del estudiante; es decir, quien incentive a los jóvenes en la conquista del Eros espiritual. Estas palabras llevan a diversas preguntas sobre la actualidad de los estudiantes de las diversas Instituciones Educativas: ¿Qué representaciones existen en la sociedad sobre lo que es ser estudiante? ¿Qué es ser un estudiante hoy? ¿Qué actividades son comunes a los estudiantes en nuestros días? ¿Qué significaciones realizan los jóvenes estudiantes de hoy sobre el mundo que vivimos? Quizás, actualmente, sea difícil encontrar cercanía con las palabras de Benjamin porque, de hecho, esa Universidad no existe. Ya en 1915, dicho autor escribe sobre la actitud de los estudiantes, diciendo que se encontraban a la saga de los profesores y que vivían en “la sumisión sin crítica ni resistencia a ese estado de cosas”. Es decir, para él: “Los estudiantes de hoy (1915) como comunidad son incapaces de plantear siquiera la cuestión de la vida científica y de formular una firme protesta contra la vida profesional de la época”. Se entiende aquí que la educación es esencialmente conversión espiritual. Y en ese sentido encontramos una dificultad para realizar dicho espíritu: hoy la principal pretensión del estudiante estaría dada en la ilusión que dispara convertirse en profesional. Se podría argumentar que es lógico que los estudiantes pretendan recibirse y ser profesionales. De esta manera resulta esperable que en la Argentina tengamos esta Universidad de estudiantes profesionales, ya que las políticas educativas no incentivan otro estado de cosas más que el de esa vida de los individuos. Esas políticas son también consecuencia de un mundo y una época determinados. Por lo tanto, la universidad está regulada por los mismos mecanismos políticos y económicos que regulan dicho mundo: vivimos en una sociedad de consumo, mercantilista, también tenemos una Universidad que brega por la salida laboral de estudiantes profesionalizados y consumidores. Entonces, la Universidad ni es una isla, ni la tronera de los iluminados. Para argumentar lo dicho, basta solo hablar con los estudiantes y escuchar cuáles son los reclamos mayoritarios. Diferenciemos dos grupos de temas, intereses, expectativas y reclamos. Al primer grupo de reclamos vamos a denominarlo “asistencialista”, bandera de lucha de la mayoría de las agrupaciones políticas partidarias estudiantiles. ¿Qué piden los asistencialistas? Becas, fotocopias más baratas, comedores estudiantiles, contención por parte de la Universidad a sus estudiantes, etc. Salvo el último reclamo que nos parece pertenece más a la institución familiar que a la académica (así como no le pido a mi madre que me introduzca en el psicoanálisis, tampoco tengo porque pedirle a mi profesor que me “contenga”), los otros serían legítimos, pero no prioritarios dentro de la institución académica. El segundo grupo lo denominamos “facilista”. Se escucha hablar de materias filtros, que en algunas materias te dan mucho para estudiar, que hay profesores severos o exigentes, que los estudiantes se quieren recibir rápido, que hay materias que no sirven para nada (know how). Sumando ambos grupos, podríamos afirmar que la Universidad que querrían estos estudiantes, se asemeja notablemente a una escuela, a veces primaria, y que, además, siempre hay pedagogos bien predispuestos a la demagogia, es decir, a tratar de infantes a los jóvenes. A raíz de estos reclamos surge la pregunta: ¿Qué tiene de novedoso esto que se denuncia? Que reproducimos, nada más y nada menos que las representaciones que los estudiantes tienen de su propia formación. Recordemos lo dicho por Benjamin al comienzo de este ensayo y contrastémoslo con los actuales reclamos del claustro estudiantil. ¿Y cuál es el principal obstáculo para construir una comunidad de estudiantes “creadores”? Que los estudiantes no quieren, que los estudiantes no lo exigen, que los estudiantes, más aun, no pueden construir esa

imagen suya porque justamente la Universidad no es un lugar donde esa idea e imagen hoy tenga cabida. El fin de este escrito no es “culpar” a los estudiantes por el actual estado de cosas, ni tampoco a los docentes, sino realizar un análisis de algunas condiciones sociohistóricas, políticas y culturales que se dejarían entrever en este modo de formarse de dichos sujetos. Las condiciones que habilitan determinadas representaciones, imaginarios, creencias, hábitos y conductas de los sujetos universitarios. Para ser más específicos: de las generaciones que nacieron en los ’70 y los primeros ’80. Para ello nos apropiaremos de la definición que Sigmund Freud da del “tabú”, como prescripción que nos interpela imaginaria y simbólicamente, pero que tiene, asimismo, raíces históricas. Esta tesis surge de observar modos de vida académica. Por ejemplo: Por qué un estudiante permite que un docente llegue, no desarrolle los temas y se retire una hora antes de lo debido. ¿Qué creencias y representaciones funcionan en los estudiantes para permitir este estado de cosas? La sospecha es que la principal condición para que esto suceda es la subjetividad sumisa creada por las políticas del Terrorismo de Estado, en base a la siguiente prescripción, a saber: “No te metas”. Subjetividad que la familia, como institución social, ha arraigado en las prácticas sociales de los individuos que participamos de los diferentes procesos sociales, entre ellos, el proceso educativo; también en base a la misma prescripción. El miedo como método del Terrorismo de Estado es la gran herencia que conquistamos los argentinos y que, como para evadir las responsabilidades que como sujetos políticos nos tocan, hemos adoptado como conducta social. Si esta Universidad actual es hija de (entre otras cosas) una moral rebañil que se fue formando en un sector importante de estudiantes, deberíamos pensar en las causas históricas de dicha moral, para entender de manera más cabal por qué tenemos la Universidad de los estudiantes profesionalizados. Una condición podría ser una prescripción (jamás hecha explícita) que pasó a formar parte del inconsciente e imaginario de los estudiantes y, por lo tanto, devino en tabú. Dicha prescripción es “No te metas”. Entonces, la condición de posibilidad de la Universidad actual es que existe una moral en los estudiantes capaz de soportarla. Parafraseando a León Rozitchner, decimos que el actual modelo de Universidad, organizado durante los últimos 30


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años, e institucionalizado con la Ley de Educación Superior, es solo posible gracias a la reorganización imaginaria y simbólica de las generaciones más jóvenes de estudiantes. Esa reorganización es la contrarreforma de un imaginario combativo y emancipador que caracteriza al estudiantado de los ´70, en una moral rebañil, característica de los jóvenes de la “democracia” y profundizada en la década del ´90. Desde el Psicoanálisis Se puede pensar que si somos capaces de reflexionar sobre las condiciones históricas de nuestras determinaciones como sujetos, podríamos comenzar a actuar dentro de y con otro imaginario y, así, trazar otro marco simbólico dentro del cual problematizar la práctica político académica. La propuesta es retomar categorías del psicoanálisis para poder entendernos como sujetos académicos hijos del enunciado prescriptivo “No te metas”. Si volvemos conciente dicha prescripción “tabú” podríamos pararnos diferente en el mundo objetivo, con una subjetividad diferente, formándonos a partir de nuevas representaciones. Ahora, ¿por qué entendemos que dicha prescripción es “tabú”? Según Freud, “tabú” designa tres nociones: el carácter sagrado o impuro de personas u objetos; la naturaleza de la prohibición que de ese carácter emana (principalmente la prohibición del contacto); y la consagración (o impurificación) resultante de la violación de la misma. Asimismo, la prohibición “tabú” carece de todo fundamento conciente y su origen es desconocido. Sin embargo, a nuestros fines, nos interesa aún más su manifestación en restricciones y prohibiciones. En palabras de Freud: “Se trata de una serie de limitaciones a las que se someten los pueblos primitivos, ignorando sus razones y sin preocuparse siquiera de investigarlas, pero considerándolas como cosa natural y perfectamente convencidos de que su violación les atraería el peor de los castigos”. Así resultaría lógico que suceda lo que sucede con docentes que se desenvuelven de la manera en que poderosamente nos llama la atención. Violar la prescripción (“No te metas”), ¿qué castigo atraería? En apariencia (concientemente), correr el riesgo de no aprobar la materia, pero en realidad (inconscientemente) convertirse en “tabú”. “Lo más singular de todo es que aquellos que tienen la desgracia de violar una de tales prohibiciones se convierten, a su vez, en interdictos o prohibidos, como si hubieran recibido la totalidad de la carga peligrosa”, dice el maestro de Viena. Ejemplos sobran: La figura del “traga” o, peor aún, la del “loquito que se vive quejando... y nos arruina la existencia porque ahora seguro el tipo se va a poner más riguroso”. Esa es otra de las características que detalla Freud sobre el “tabú”: Aquél que deviene en “tabú” sufre en sí mismo el castigo, que consiste en la reclusión, en la pérdida del contacto con el grupo social y, por peligroso, se lo debe matar, haciéndose cargo de dicho asesinato el grupo social entero. Por último, dos aspectos a resaltar de este concepto. Según Freud, el sujeto que está interpelado por el “tabú” posee una “convicción interior (una conciencia) de que la violación de la prohibición traería consigo una terrible desgracia”; por caso, reprobar una materia fácil. Ahora, violar la ley “tabú “trae consigo un peligro social y constituye un crimen que debe ser castigado o expiado por todos los miembros de la sociedad, si no se quieren sufrir sus consecuencias. Es decir, a nadie se le ocurre recriminarle al docente que llega tarde porque inmediatamente vendrá el reproche “interior” que sus compañeros le harán. De por sí esa ya es una consecuencia nefasta para el individuo, ya que este tipo de interdicciones derivan irremediablemente en un proceso patológico de neurosis obsesiva. Ahora, la consecuencia social o política que se ancla en este estudio, está ligada a la naturalización de la siguiente ley: “El docente entra al salón de clases con la seguridad (conciente o inconciente) de que el estudiante no le reprochará sus ac-

tos, ya que el último no se arriesgará a ser castigado tanto por él, como por sus compañeros totémicos”. Y por último, habría que destacar el rasgo persecutorio de las prescripciones “tabú” y de las personas totémicas, tal como Freud lo hace. Aquí podríamos encontrar causas de la necesidad de asistencialismo en la Universidad. Pero más importante aún, razones para dejarlo de lado. Dice Freud que el rasgo persecutorio de las prescripciones “tabú” consiste en “exagerar con exceso la importancia de una persona determinada y atribuirle un poder increíblemente ilimitado, con el fin de poder echar sobre ella, con cierta justificación, la responsabilidad de todo lo desagradable y penoso que al enfermo le sucede”. Habría hechos que comprobarían lo que Freud dice sobre las sociedades primitivas o los cuadros de las neurosis obsesivas, dentro de la Universidad argentina. El “No te metas”, en este sentido, parece sinónimo del tradicional, “Yo no sabía qué estaba pasando”, en alusión al secuestro, asesinato y desaparición de personas durante la última dictadura, como si la ignorancia fuera un justificativo válido de los atroces crímenes del gobierno militar. Así, “Yo no me meto, porque yo acá vine a estudiar”, sirve para justificar ilegítimamente la distancia que separa al estudiante de la Universidad, como institución política... como, además, si estudiar significara solamente aprobar materias, o quedara legitimado con dicho acto, rechazando su esencia política y revolucionaria, o transformadora. El “No te metas”, en conclusión, no es más que un no-compromiso con las prácticas que hacen a sujetos autogobernados; pretende eximir de las responsabilidades que se deben asumir como jóvenes que han dejado atrás la casa de los padres para comenzar a transitar el camino de la autonomía. Ahora, el “No te metas” se expande desde la subjetividad a diferentes actividades que hacen a un sujeto y una Nación emancipados. “No te comprometas con la educación”, “No te metas con los profesores”, “No te metas en el Centro de Estudiantes”, “No te metas a discutir, a criticar, a pensar”, “No te metas con los textos”. “Si no andás en nada raro, te vas a recibir rápido y vas a tener trabajo” son ejemplos, parte del orden simbólico que nos interpela desde el inconciente y que posibilitan que la Universidad sea y siga siendo la cuna de los futuros profesionales que aceitan la maquinaria neoconservadora. Su violación trae consigo un castigo inevitable. La transformación que implica un proceso educativo, de aprendizaje, para conquistar la emancipación política, se ve así postergada... postergada por los mismos sujetos de la emancipación: “Quiero sacar materias y recibirme lo más rápido posible para así poder salir al mercado laboral”. ¿La paradoja? Salida laboral que no es más que la entrada al mercado de los desocupados. Este escrito pretendió aportar algunas herramientas para poder seguir pensando al sujeto político enmarcado en la institución académica. Cómo es posible pensar una política que trascienda el imaginario dentro del cual pensamos; es decir, cómo pensar un sujeto universitario y político diferente capaz de pensarse a sí mismo, por un lado, como producto de una “Nueva Religión del Terror”, pero, por otro lado, como sujeto en condiciones de luchar por su emancipación simbólica (con sus consecuencias materiales) y, desde ahí, política. Una forma de comenzar dicho proceso sería pensarse como resultado del “No te metas” para volverse consciente de nuestra historia, echar luz sobre el imaginario y las representaciones que nos interpelan simbólicamente y comenzar a pensar y pensarse como los sujetos de la emancipación. Pero, sobre todo, pensarnos como docentes y, como tales, pensar cómo también estamos colaborando (sin pretenderlo tal vez) con la perpetuación de un “tabú” que condiciona e instituye al otro, el estudiante, en sus posibilidades; en las decisiones autónomas para su propia formación; y, por último, cómo nos reflejamos y vemos a través del espejo que representa ese otro.

Si esta Universidad actual es hija de (entre otras cosas) una moral rebañil que se fue formando en un sector importante de estudiantes, deberíamos pensar en las causas históricas de dicha moral, para entender de manera más cabal por qué tenemos la Universidad de los estudiantes profesionalizados...

Ramiro Bisa es Licenciado en Comunicación Social. Docente de la Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales de UADER y actualmente se encuentra realizando su Tesis de Doctorado en Educación de la UNER. Esta nota es parte de las colaboraciones sobre “Las obras de la Colección “Pensamiento Contemporáneo” analizadas por los docentes de la Licenciatura en Pedagogía de la FHAyCS – UADER.

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entrevista | Luis Héctor Castillo

A partir de la experiencia de la televisión se dieron cuenta de que debían llegar a un público más joven y por lo tanto pensaron que estaría bueno que las voces fueran otras y a partir de allí eligieron que hablaran directamente los hermanos, algún primo en algún caso pero la idea era que un hermano contara que lo estaba buscando al otro...

Historietas por la Identidad

Alguien te está buscando Judith Gociol es la curadora de la muestra gráfica basada en una idea de las Abuelas de Plaza de Mayo. Durante la exhibición, en su paso por Gualeguaychú, dialogó con S gno sobre esta apuesta artística por no olvidar el pasado y recordar que “Nunca más”.

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a historieta es un género literario –negado por algunos como tal, elevado a la categoría de noveno arte por otros– del cual durante muchos años nuestro país fue un verdadero referente, un género que demostró que podías ser mucho más que un divertimento pasajero dejando inolvidables páginas como “El Eternauta” de Héctor Oesterheld y Solano López y nombres como Hugo Pratt, José Luis Salinas o Arturo del Castillo entre otros tantos dibujantes y plumas como la Guillermo Saccomano y Carlos Trillo. La historieta argentina fue de todo menos ingenua y, por lo tanto, fue el blanco elegido para la censura y las persecuciones. Por eso no resulta extraño que este formato hoy reaparezca con un mensaje fuerte, contundente y, que al mismo tiempo, logre sensibilizar hasta las lágrimas. Judith Gociol es la curadora de Historietas por la Identidad...

¿Cómo nace esta muestra y cómo llega hasta Gualeguaychú?

Formo parte de un archivo de historieta y humor gráfico nacional que funciona desde hace unos tres años en la biblioteca nacional y esta muestra fue pensada en el marco del archivo. Mi trabajo es ser curadora de los materiales de la muestra que se hizo a partir de una convocatoria que se hizo a dibujantes y artistas plásticos, se

tomó la historia real de un niño que se está buscando que fue una idea de abuelas de plaza de mayo. Ellas hicieron esa convocatoria a partir del 2008 y cuando nos

hicimos cargo del archivo nos enteramos de su existencia, fuimos a verlo y les preguntamos si podíamos tener ese material en el archivo nuestro para ser con-

sultado públicamente. Más adelante surgió la idea de hacer una muestra porque ese material estaba, nos parecía que tenía una enorme calidad y sin embargo había sido poco difundido. Esta era entonces una manera de darle difusión.

¿Por qué se eligió el formato de historieta?

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El formato lo eligieron las Abuelas, a partir de sus archivos buscaron un medio de llegar o intentar llegar con su mensaje a esos chicos –jóvenes hoy- que están buscando. Habían tenido ya una experiencia muy buena en televisión y la historieta por la identidad arrancó un poco con el Teatro por la identidad, Músicos por la identidad y demás. A partir de la experiencia de la televisión se dieron cuenta de que debían llegar a un público más joven y por lo tanto pensaron que estaría bueno que las voces fueran otras y a partir de allí eligieron que hablaran direc-


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tamente los hermanos, algún primo en algún caso pero la idea era que un hermano contara que lo estaba buscando al otro. Es decir, el mismo mensaje que daban las Abuelas pero desde la perspectiva de otro integrante de la familia y que al mismo tiempo fuera más joven, y en esa elección de una voz más joven les pareció que la historieta era mucho mejor en cuanto que es un medio leído básicamente por jóvenes, no solo por jóvenes pero sí con mucha llegada a estos, por eso se buscó esta herramienta.

Lo que las historietas quieren decir es lo que trasmiten las campañas de Abuelas: que hay alguien que te está buscando, hay una frase que dice “te estoy buscando...buscame” porque son dos puntas la de la búsqueda, porque ya no se buscan bebés sino adultos de 35 a 40 años...

¿Y qué repercusión tuvieron?

Al principio se publicó en la revista Fierro y en algún periódico de Tucumán , lo que nosotros pudimos mensurar fue la repercusión de la muestra , no en forma numérica ya que no estaba armada en una sala especial de la biblioteca nacional sino que estaba en la playa que tiene en uno de sus laterales la biblioteca y en el hall de entrada , nosotros buscábamos que la gente se encontrara con este mensaje en forma sorpresiva así como uno a veces se topa con estas historias conversando con gente o bien que cualquiera de los chicos –tanto los que buscan como los que son buscados- podrían toparse con este mensaje porque, bueno, no te olvides que uno desconoce qué hacen, ´por dónde circulan, cuáles son sus intereses ni cuán comprometidos están políticamente ni si saben del tema, entonces esa era la idea. Lo que observamos era que la gente se detenía e iba viendo una a una las 15 historietas que estaban colgadas en la plaza y por otra parte vimos que todos los catálogos que teníamos se agotaron, eso nos dio una idea de la gente que lo había podido ver y conocer.

¿La idea es seguir con esta itinerancia?

La itinerancia fue como un sueño que teníamos, pero que no sabíamos cómo se iba a concretar y esa fue otra de las formas que pudimos evaluar la repercusión, en todos los lugares adonde fuimos fue porque nos llamaron,

nosotros no llamamos a nadie, desde la comisión por la memoria de La Plata, Casa de la Cultura en Gualeguaychú, etcétera, ahora vamos a Paraná ,luego Misiones y Mar del Plata con que completamos el cronograma de este año fue todo respondiendo a diferentes pedidos hechos desde organismos oficiales o bien ligados a los derechos humanos. Otro proyecto que surgió por sugerencia de algunos quienes nos visitaron es la posibilidad de que esto se transforme en un libro.

¿Qué ves en los rostros de los niños y los jóvenes cuando se detienen frente a cada una de las historietas?

La muestra gráfica Historietas por la Identidad fue presentada por la Dirección de Cultura Municipal, dependiente de la Secretaría de Jefatura de Gabinete y Gobierno de la ciudad, con el acompañamiento del Grupo de Apoyo de Madres de Plaza de Mayo Gualeguaychú, en la Casa de la Cultura, desde el 22 al 30 de septiembre. Dicha muestra es una iniciativa de las Abuelas de Plaza de Mayo integrada en el Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional de la cual han formado parte numerosos dibujantes, ilustradores y guionistas de todo el país con el objetivo de reflejar los numerosos casos comprendidos en el plan sistemático de apropiación de niños desarrollado en la última dictadura cívico militar y contribuir a la lucha por la identidad que llevan adelante abuelas y familiares, esta muestra

Es un impacto muy fuerte. La historieta tiene esa posibilidad porque sintetiza mucho los mensajes, la combinación de la imagen con el texto es muy impactante. Además porque están muy bien logrados, Abuelas les pidió que fueran historias breves y eso ayudó a que se lograran mensajes muy compactos. Además impactan mucho también por la diversidad, pese a que tiene mucho en común.

¿Cuál sería, en tu opinión, el mensaje que trasmite esta muestra?

Lo que las historietas quieren decir es lo que trasmiten las campañas de Abuelas: que hay alguien que te está buscando, hay una fra-

se que dice “te estoy buscando... buscame” porque son dos puntas la de la búsqueda, porque ya no se buscan bebés sino adultos de 35 a 40 años y que ya tienen una actitud diferente ya que también ellos pueden estar buscando a su familia. Hay otra trama que aparece y tiene que ver con esa sensación extraña de pensar que pueden estar en cualquier lado, muy cerca de uno inclusive y no saberlo. Que haya dos hermanos compartiendo lugares o experiencias y no saberlo es algo muy fuerte; sin olvidar los juegos de infancia, que nos quedan de algún modo grabados para siempre. Además el hecho de estar trabajando con historias verdaderas fue para todos un desafío muy grande.

ilustra más de 30 historias particulares y concretas a través del recurso plástico de la historieta. En este sentido, para nuestra ciudad, Historietas por la Identidad tiene un profundo significado ya que entre los casos se encuentra reflejado el de Pedro, el hijo nacido en cautiverio de Blanquita Angerosa, detenida desaparecida gualeguaychuense. Pero la búsqueda en nuestra ciudad cuenta con un caso más. Por diversos testimonios, se conoció no hace mucho tiempo que Marta Bugnone de Ayastuy estaba embarazada al momento de su detención y probablemente fuera madre en cautiverio entre los meses de marzo y agosto de 1978. Así son dos los casos de búsqueda de la identidad y lucha contra la impunidad que nos deben comprometer a todos los gualeguaychuenses.

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fragmentos Xul Solar (1887 - 1963)

la frase Emil Cioran

ocio RECOMENDADO

(1915 - 1975)

staff

TODOS LOS DÍAS UNA COPITA x Paio

Lo que sé a los 60 años, ya lo sabía a los 20: 40 años de un largo y superfluo trabajo de comprobación. Nunca estoy a gusto en lo inmediato, solo me seduce lo que me precede, lo que me aleja de aquí, los innúmeros instantes en que yo no fui...

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Director ElDía Sebastián Carbone Editor S!gno Luis Castillo Editor Suplementos Fernando Piciana Colaboradores Ramiro Bisa Paio Zuloaga (ilustración de tapa)

el ultimo foucault Jorge Álvarez Yagüez | Biblioteca Nueva El gran Michel Foucault, a quien dedicamos nuestra tapa del mes pasado, se ha confirmado como uno de los pensadores más creativos del siglo XX. Los estudios de su filosofìa y su enorme legado bibliográfico no dejan de aparecer, y con ello las más variadas interpretaciones de distintos escritores alrededor del planeta. En esta obra, Jorge Álvarez Yagüez, opta por centrarse en una parte esencial de las investigaciones del autor francés, la relativa a sus últimos trabajos, y desde ese ángulo y bajo una mirada crítica, intenta mostrar el proyecto de conjunto de toda su obra, su hilo conductor y sus ideas clave. Indispendable para saber quién fue Foucault.

el enigma blegrano Tulio Halperín Donghi| Siglo XXI

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Entre los personajes venerados como Padres de la Patria, Manuel Belgrano es el único que nunca ha sido cuestionado. Como creador de la bandera, como símbolo de virtudes cívicas y de renuncia a los honores, ocupa un verdadero lugar de excepción. ¿Cómo explicar esa admiración unánime, cuando al mismo tiempo se admiten y se disculpan sus imperfecciones y sus calamitosas derrotas? ¿Qué hay detrás de ese consenso que desde hace un siglo y medio celebra a un héroe atravesado por innegables luces y sombras? Tulio Halperin Donghi encuentra en estos interrogantes un enigma, y para rastrear las claves que permitan descifrarlo ha escrito un ensayo fascinante. Leyendo a contrapelo del mito los textos del propio Belgrano, los relatos fundacionales de Bartolomé Mitre y José María Paz, y sobre todo el riquísimo intercambio epistolar entre los miembros de la familia Belgrano, se detiene en los momentos más significativos de la vida del prócer. En el funcionario de la monarquía católica que propone construir chimeneas hogareñas con materiales inaccesibles para la época, o que intenta regular la plaza comercial porteña sin atender a las consecuencias prácticas de sus ideas; en el militar revolucionario que ordena a los soldados del regimiento de Patricios cortarse las trenzas y provoca un motín con desenlace sangriento; en el principista que diseña para las escuelas primarias un estatuto con un detalle excesivo y poco coherente de castigos y penas, descubre a un Belgrano que tiene enormes dificultades para conciliar sus aspiraciones con los datos de una realidad más compleja que la imaginada, un Belgrano que comete errores y los atribuye una y otra vez a la injusticia o la estupidez del mundo. Tulio Halperin Donghi muestra a un personaje desconocido hasta ahora, dramáticamente tensionado entre las esperanzas depositadas en él, sus propias intenciones y su capacidad para satisfacerlas. Sobre estas oscilaciones construye un relato agudo y atrapante, que expone los resortes más íntimos de la personalidad de Belgrano al tiempo que lo aparta del lugar de héroe indiscutido.


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