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Artículo de Soranyi Vargas
Soranyi Vargas
Ingeniera Civil. Máster en Geología Aplicada.
soranyivargaschalas@gmail.com
@cuandohablanloslibrosrd
Foto: Vecteeze
Marie Curie Emmeline Pankhurst Rosalind Francklin
Hace unos años fui a una consulta y en la conversación con la doctora salió a colación mi profesión, cuando le expresé que era ingeniera civil. Su respuesta fue impactante: “¡Wao! Es increíble ver a una mujer en un mundo de hombres”.
Esta opinión, expresada sin ningún tipo de malicia, me dejó un poco aturdida por unos días. Mi cerebro nunca ha entendido que exista un mundo para hombres y uno para mujeres, siempre ha sido uno solo.
Esto me hizo reflexionar sobre como los demás ven el espacio que habitamos. Es cuestión de oportunidades, no porque no existan, sino porque se ha implantado la idea de que existen profesiones, habilidades y espacios destinados para uno u otro género.
Al ser la menor de tres hermanas, en mi familia no existía diferencias en lo referente al sexo y a las actividades o labores que nos correspondían, estaban más definidas por la edad. Debo reconocer que, al ser la benjamina de la familia, fui a la que menos actividades se le asignaron, pero en cuestiones de oportunidades, valoraciones y posibilidad de cumplir sueños no hubo límites ni barreras.
Es claro que dicha escena no se representó, ni se representa de igual manera en todos los hogares, debido a múltiples razones: mentalidad de los padres, existencia de hijos de ambos sexos, relación con amigos, familiares, vecinos, amigos y modelos a seguir.
Me gustaría ser portavoz de que existe un solo mundo, habitado por personas de sexos y géneros diferentes, pero que esto no los restringe de ningún modo. Tanto niñas y niños pueden ser ingenieros, abogados, doctores, mecánicos, contables, astronautas, pilotos, arquitectos, psicólogos y todas las profesiones que puedan soñar.
La única barrera que existe está en la mente de ser humano, todo lo que podamos idear, crear y visualizar es posible. Napoleón Hill, en su libro “Piense y Hágase Rico”, dice que “nuestras únicas limitaciones son las que hemos creado en nuestras propias mentes”.
No hay palabras más ciertas, ni veraces. Es que el mundo está lleno de posibilidades y oportunidades, de otro modo en los anales de la historia no existirían hombres y mujeres como responsables de los grandes logros de la humanidad. Mencionar a Marie Curie, Rosa Parks, Emmeline Pankhurst, Ada Lovelace, Rosalind Francklin, Hedy Lamarr, Simone de Beauvoir, Valentina Tereshkova, Amelia Earhart, entre otras, presentes en movimientos sociales y políticos, en la ciencia, ingeniería, aviación, literatura, entre otras, si nos acercamos a la historia más reciente, su presencia solo se solidifica con figuras como la reina Isabel II, Ángela Merkel, Malala Yousafzai, Kathryn Bigelow, única mujer en ganar un Oscar como mejor directora; Serena Williams, Kamala Harris, solo por mencionar algunas mujeres que no se vieron confinadas por el hecho y orgullo de ser mujeres.
No existen dos mundos o uno donde solo algunos tengan un espacio, existe un mundo lleno de sueños, oportunidades y experiencias, donde niñas y niños cumplen sus aspiraciones, crean y construyen para mejorarlo y son capaces de lograrlo todo.