El mundo de Sophia 55

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Contenidos Pág. 4 Minimalismo Aina Tébar

Pág. 8 A orillas de la tierra Xavi Villanueva

Pág. 13 Lo que algunos dijeron sobre El tiempo

Redes sociales Pag. 14 Cómo mejorar el mundo con las redes sociales. Gina Hernández

Psicología Pág. 20. Tu mente crea la realidad. Antonio Marí

Pag. 24 El canto de la sibila. Elizabeth Montgómery

Sabiduría de oriente Pag. 28 Las leyes del Dharma y el Karma 2ª parte

Nacho Vilar

Pág. 31 Libros y películas Pág. 33 Los valores humanos y las tendencias de moda. Francis J. Vilar

MIndfulness Pag. 36 Meditación y neuroplasticidad Herminia Gisbert

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EL MUNDO DE SOPHIA

EL MUNDO DE SOPHIA 2018 Nº 55 DIRECTOR: Francis J.Vilar JEFE DE REDACCIÓN: Elvira Rey REDACCIÓN Y MAQUETACIÓN: Elvira Rey Isabel Salvá Nacho Vilar DISEÑO GRÁFICO: Elvira Rey Isabel Salvá HAN COLABORADO: Francis J.Vilar Herminia Gisbert Antonio Marí Elena Machado Aina Tebar Nacho Vilar Gina Hernández Elizabeth Montgómery Xavi Villanueva Una publicación de: Fundación Sophia c/ Jaime Ferrer, 3 Palma de Mallorca (Baleares) www.fundacionsophia.com Tel: 971 72 15 55 mundosophia@mundosophia.com redacción@mundosophia.com www.mundosophia.com D. L. PM-2099-98 Los artículos firmados expresan única y exclusivamente la opinión de su autor, quien se hace responsable de la vercidad y autoría de los contenidos expuestos.


Editorial

H

ay una canción de Alejandro Sanz, No es lo mismo, en la que se dice que «vivir es lo más peligroso que tiene la vida». Cada cual interpretará esta frase según sus propios esquemas de pensamiento, para mí es una forma poética de decir que no hace falta realizar deportes de riesgo, ni enfrascarse en la búsqueda de emociones cada vez más intensas, ni recurrir al alcohol o las drogas, etc. La vida saboreada instante a instante con la máxima consciencia y presencia puede ser tan intensa, tan increíble, tan misteriosa y tan sorpresiva que no necesita añadidos. Es peligrosa en el sentido de que nunca sabemos a ciencia cierta a dónde nos conducirán finalmente nuestros pasos. Por más vueltas que le demos a todo lo que hacemos, por más cuidadosos que seamos en nuestras decisiones, el resultado final de todo cuanto hacemos se nos escapa. No estoy diciendo con esto que haya que vivir sin brújula ni dirección, pero es bueno estar abierto a las sorpresas: para que no nos derrumben si resultan ser muy distintas a las que teníamos previstas, para disfrutarlas al máximo si se acercan a lo que queríamos y para acogerlas con curiosidad

Elena Machado

y apertura cuando desconciertan.

nos

Cuando uno se plantea seriamente esta idea de que tenemos escaso control sobre nuestras vidas, lo único que nos queda por hacer es dejar de tratar de «racionalizarla» constantemente y vivirla como absolutos protagonistas. Y solo podemos ser sus protagonistas si vivimos como queremos vivir. Parece algo obvio, sencillo, ¿verdad?, pero, ¿cuántas veces decimos que no cuando queremos decir que sí, decimos que sí cuando queremos decir que no, funcionamos con el «debo» y no con el «quiero»? En muchas personas este juego se ha convertido en algo tan habitual que no saben responder a algo tan sencillo como ¿qué quieres?, ¿cómo quieres vivir? No saben lo que quieren o sí lo saben y se asustan, aparece una vocecita insidiosa que les dice «pero, ¿cómo vas a vivir de esa manera?». Puede tratarse de la voz de la prudencia, pero muy frecuentemente es la voz del miedo. Son muchas las voces que nos acompañan de la mañana a la noche, pero la verdad no se encuentra en ninguna de ellas, sino más bien en ese impulso puro, directo,

que surge de dentro hacia fuera, con el que me pongo en contacto cuando pongo luz y silencio en mi vida. Ese impulso no deformado por ninguna voz es justamente la voz a la que debemos escuchar, es lo que me permite vivir una vida auténtica, creativa y libre. Sin esta voz no tenemos un eje fijo donde acogernos cuando todo lo demás está en continuo movimiento, no se tiene un refugio íntimo donde descansar y donde alimentarse. De ahí tantas y tantas crisis personales, porque se termina perdiendo el sentido de lo que se hace, para qué se hace y por qué se hace. Se vuelve necesario examinar siempre nuestras motivaciones porque si bien tenemos escaso control sobre el conjunto global de nuestras vidas, podemos tener el máximo control sobre cada minuto de nuestra existencia, sobre cada paso del camino, sobre cada acto realizado. Aunque nos equivoquemos, en el momento presente podemos tener control absoluto sobre nuestros actos y sobre cómo queremos vivir cada acontecimiento. Si alguien en algún momento puede tener alguna duda sobre su propio poder, esta idea, esta intuición, nos recuerda que, en realidad, nuestro poder es infinito. EL MUNDO DE SOPHIA

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Minimalismo menos es más

Aina Tébar

La simplicidad es la máxima expresión de la sofisticación Leonardo da Vinci

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Y

a son millones de personas que en mayor o menor medida se han beneficiado de los efectos de esa corriente llamada «minimalismo». El minimalismo es un estilo de vida que se opone directa y frontalmente al consumismo que rige en el s. XXI en las sociedades occidentales, que de hecho, se autodenominan «sociedad de consumo». Este movimiento que comienza con fuerza en EEUU ha sido impulsado en gran medida por personas «exitosas» y «triunfadoras» de acuerdo con los estándares actuales, p ersonas que en la cima de sus carreras y con sueldos de seis cifras tomaron conciencia de lo infelices que eran al vivir una vida de esclavitud a su trabajo, a sus enormes casas, y a la ingente cantidad de cosas materiales que «necesitaban» para poder considerarse «triunfadores». Esas personas que reunían todos los requisitos que nuestra sociedad nos dice que necesitamos para ser realmente felices cayeron en la cuenta de que no lo eran en absoluto. Encadenados a su carrera para el resto de sus vidas, a mantener sus mansiones y sus posesiones y desear más y más cada día, con cada cosa que compraban más crecía esa necesidad. A día de hoy está calculado que recibimos el impacto mínimo de unos 5000 anuncios diarios de media, publicidad que no te vende un perfume sino la belleza, que no te vende un coche sino la libertad, que no te vende una casa sino la felicidad. Lo cierto es que las cosas materiales nunca van a colmar esas necesidades de realización, de paz, de plenitud, de libertad, de serenidad. A día de hoy, la mayor aspiración de la gran mayoría de la población es tener un sueldo más alto para poder comprar más cosas, y si el nuevo smartphone que has adquirido hace un mes apenas se ha quedado obsoleto, debes tener más dinero para comprar otro lo antes posible. El objeto que hace unos meses se suponía que te iba a dar la felicidad, ahora es más bien una carga de la que debes deshacerte. Es especialmente alarmante que las grandes compañías ya se han percatado de que los niños son el público más vulnerable y dedican sumas millonarias a la publicidad

destinada al público infantil. Ni siquiera hoy podemos llegar a prever las desastrosas consecuencias que llegará a tener en las personas en desarrollo, el hecho de recibir constantemente desde su nacimiento impactos y estímulos cada vez más poderosos para que consuman ya desde la cuna toda clase de productos. De hecho, si escucháramos las conversaciones de una familia normal, probablemente oiríamos más veces la expresión «quiero tal cosa» que «te quiero». El movimiento del minimalismo que se ha expandido ya por todo el mundo y en muchas vertientes diferentes, pugna por un cambio en la conciencia y en la filosofía de vida. Obviamente, la felicidad pasa por tener una serie de necesidades básicas cubiertas (casa, comida, ropa, transporte en algunos casos etc.) Pero esas necesidades pueden ser satisfechas mucho más fácilmente de lo que nos dice el sistema. Para cubrir las necesidades de tener un techo bajo el que vivir no se necesita una mansión de 7 habitaciones con 7 baños y 4 salones con una hipoteca o un alquiler astronómicos que te esclavizará el resto de tu vida a tener un trabajo fijo aunque no te guste. Obviamente, hay que tener un techo bajo el cual vivir, pero una familia puede ser feliz (y de hecho más feliz y más unida) en un piso pequeño o en una Tiny house (mini casa) de 20 m2. Los niños no se traumatizan por compartir habitación con sus hermanos, al contrario, es una gran oportunidad para aprender a resolver los conflictos y a convivir con los demás. Esta filosofía de vida no postula que no podamos consumir en absoluto, sino que tomemos las decisiones de comprar o adquirir algo con conciencia, y no porque se supone que tengo que tenerlo. Revisar aquellas cosas que realmente quieres o necesitas, aquellas cosas que realmente vas a utilizar o a disfrutar y volver a dotar a los bienes de su verdadero valor. Si tienes un coche que funciona perfectamente no lo cambies sólo porque has visto uno más bonito, volvamos a valorar las cosas que tenemos. Una de las reflexiones más comunes de las personas que han seguido estas pautas de vida es que han sentido una gran liberación. Un peso que EL MUNDO DE SOPHIA

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en grave riesgo nuestro planeta. Vivimos en una cultura en la que las cosas usadas son un síntoma de pobreza, de bajo nivel adquisitivo; cuando algo que ha sido usado por otra persona puede ser perfectamente útil y tener nueva utilidad para alguien más. Los «viejos» electrodomésticos, aparatos, ropa, zapatos, coches etc., se acumulan en contenedores y chatarreros lejos de nuestra vista para que no sintamos el peso de la conciencia de haber tirado tantas cosas perfectamente útiles y que cubrían a la perfección nuestras necesidades. Cuando pensamos en el minimalismo, enseguida lo relacionamos con el «deber» de renunciar a cosas impuesto desde fuera. Es curioso, sin embargo, que las personas que han experimentado este modo de vida dicen no querer volver a su vida anterior ni por todo el dinero de mundo. No se trata de vivir una vida de ascetismo y de pobreza, se trata de ejercitar la propia libertad, el derecho a no ser manipulados y utilizados por el sistema capitalista. El derecho a que nuestra vida no sea medida en cifras y saldos, a que nuestra única satisfacción sea ir a las rebajas y encontrar una camiseta más que acabará como todas las otras en el armario después de haberla usado dos veces.

desaparece de sus espaldas al deshacerse de todas las expectativas y darse cuenta de que en realidad necesitan muy poco. La célebre expresión de «no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita» ha cobrado nuevo valor al convertirse en la experiencia de miles de familias que han vivido en sus carnes la esclavitud del consumismo. Cuando uno comienza a reflexionar antes de comprar las cosas descubre su verdadero valor, aprende a agradecer a la vida lo que tiene y no vivir en el constante deseo egoísta de más cosas y más nuevas que además están poniendo

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La verdadera libertad no está en tener un coche para conducirlo de casa al trabajo y del trabajo a casa, sino en poder dejar el coche en casa y marcharse a la playa, a la montaña, al parque o simplemente, sentarse en el salón de casa con tus amigos o tu familia y sentirte afortunado por lo que tienes, y mirar a los ojos a tu pareja en lugar de pensar en comprarle algo, en jugar con tus hijos en lugar de plantarlos delante del televisor o de los videojuegos. Nos pasamos el día trabajando y estudiando con la idea de que eso nos permitirá viajar y conocer nuevos países. Hay que ahorrar una fortuna para poder irse lejos y olvidarse de todo. Si deseas viajar y conocer el mundo, tienes muchos


ejemplos de personas que lo han hecho con una cantidad ridícula de dinero, viviendo nuevas experiencias, conociendo personas, confiando en la gente y en la vida, trabajando cuando lo necesitan. Seguramente esas personas no han dormido en un hotel de cinco estrellas, sino en un camping o en el sofá de alguien que han conocido en cualquiera de esos lugares; probablemente no han hecho el tour programado, sino que han tenido la libertad de recorrer a sus anchas las ciudades y ver con sus propios ojos las costumbres de las personas y su forma de vida. Seguramente guarden esos recuerdos en su corazón y no en la memoria de un ordenador. Creo que es un ejercicio muy sano y recomendable cuestionarse de vez en cuando las cosas que uno tiene por ciertas e inamovibles. Reflexionar no sirve sólo para decidir el color de tus nuevos zapatos sino también para pensar que hay millones de personas en el mundo que van descalzas y que tus zapatos todavía te pueden durar unos cuantos años más si los cuidas y los arreglas. Me hace gracia cuando veo las películas antiguas con su ritmo tranquilo y relajado y aparece una persona limpiando sus zapatos a conciencia o remendando la ropa. A día de hoy ya nadie se plantea dedicar cinco minutos en limpiar los zapatos, es más barato comprar otros que limpiarlos. Hemos creado un mundo de locos, y corremos tanto para alcanzar la meta que ni siquiera nos damos cuenta de que no existe tal meta, que todo cuanto necesitamos ya lo tenemos y no lo valoramos. Pensemos en una vida con menos cosas, e imaginemos ahora una vida llena de las cosas realmente importantes. Un antiguo proverbio oriental dice «utiliza las cosas y ama a las personas».

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Xavi Villanueva

Biólogo y divulgador científico

A orillas de la tierra 8

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¿De qué nos sirve la fe?... ¿Por qué nos empeñamos en construir castillos que nos ayuden a barrer y defendernos de los misterios que nos rodean? ¿Cómo es posible comprender profundamente los enigmas del cielo lleno de luz congelada en el tiempo?

H

emos estado mucho tiempo viviendo en la ignorancia. Y muy poco tiempo pisando la superficie de este planeta al que, equivocadamente llamamos la Tierra, cuando debería llamarse Agua o Azul o Vida… Esta tierra surgió hace 4600 millones de años. Los primeros indicios de vida se remontan a poco tiempo después, hace unos 3800 millones de años. Durante casi 3000 millones de esos años, en nuestro planeta solo vivían microorganismos, seres diminutos que nunca pudieron decir, esta boca es mía y ni falta que les hacía; eran los dueños del mundo. Hace solo 700 millones de años que se originaron los organismos pluricelulares y hace tan solo 150.000 años que existimos como especie y, durante todo ese tiempo, hemos crecido hasta creernos con el

derecho de proclamarnos los reyes del mundo cuando ni tan siquiera conocíamos qué había más allá de nuestras narices y, ni mucho menos, más allá de los cielos. Nos encerrábamos en cajas ridículas, esferas con centros ficticios que empequeñecían lo infinito y que huían de las tremendas verdades que se escondían más allá de las estrellas. A lo largo de esta historia, hemos caminado por sendas desconocidas intentando entender las extrañas estructuras que configuran el mundo en el que vivimos. No ha sido fácil. Continuamente, nuestros sentidos nos dieron una imagen hermosa pero incompleta de la realidad. Después de millones de años, obstinados en descubrir cómo funciona el mundo, nos hemos dado de bruces con la incertidumbre y el caos que han puesto en jaque nuestras más profundas creencias. EL MUNDO DE SOPHIA

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Era tras era, hemos intentado manejar la ignorancia con cierto orgullo y dignidad tratando de apartar de nuestras vidas el miedo y la desolación; y lo hemos hecho como hemos podido: religiones milenarias, principios inviolables, creencias secretas que conspiraban contra los cortos de miras, leyes científicas que nos acercaban a la verdad, espíritus que no acababan de irse, seres extraterrestres de mente prodigiosa que nos ayudaron a construir pirámides, o el dios del dinero o el de la locura asceta... En realidad, lo que hemos hecho ha sido inventar cuentos magníficos, relatos épicos y brillantes cuya única intención era curar el miedo, el pavor que nos produce el abismo abierto más allá de la comprensión de la realidad y de la muerte.... Se trata de trucos..., son solo trucos del inconsciente para aventurar sendas que nos conduzcan a un lugar apacible y sereno, más allá del caos y la desesperación... Ahí están esas cuerdas invisibles que dicen algunos que forman la materia

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y que componen una música infinita e inalcanzable, o esos pasados vividos en un sin fin de reencarnaciones tan lejanas como fútiles; dioses de la ira que se regodean ante el sufrimiento de sus creyentes, desprovistos del alma de la compasión y del verdadero susurro de los ángeles. Y qué decir de esos imperios que venden protección de pacotilla, o rabinos y gurús de lo indecible que venden la riqueza y la gloria de un paraíso inventado. Todas son artimañas, ilusiones creadas para no caer en la locura ante el desconocimiento y el terror de lo que se oculta tras los velos de la realidad, una realidad que se nos escapa y de la que cada vez dudamos más. Incluso un arco iris es una ilusión impresa en nuestra mirada. Y ante este panorama y por si fuera poco, todo se halla inundado de dolor y sufrimiento. Si se pudiera reunir todo ese dolor, podríamos construir un nuevo


planeta, una antítesis oscura de nuestra Tierra que habría de girar a nuestro alrededor dando fe, día tras día y hora tras hora, de nuestro lado más terriblemente injusto. Nuestra capacidad para castigar y para sufrir no parece tener fin y seguimos amasando, a pesar de los años, toneladas de locura e incomprensión que no hacen más que esculpir a fuego lento las aristas y la oscuridad de este astro doliente que gira alrededor de nuestras consciencias. Este planeta oscuro, esta Mater dolorosa que ve cómo sus hijos se masacran y se destrozan de forma inmisericorde, hace tiempo que se pasea por los cielos del mundo, recordándonos con paciencia agónica y lágrimas de arena, que el sufrimiento, este sufrimiento, nunca debió formar parte de la aventura de la existencia. Nada ni nadie, fruto de la unión cósmica

de granos de polen hechos de luz, merece tanto dolor y tanto miedo. Pero tal vez haya un camino… Probablemente, ni la fe, ni la ciencia, ni la incertidumbre o el determinismo, ni el dolor o el sufrimiento, sino el amor sin condiciones, sea la única espada hecha con los ingredientes del alma, que sea capaz de redimirnos de estos miedos tan profundos… Poco a poco, Muy poco a poco… Volverán a encenderse los fuegos para recibir al Sol que se para en el cielo El suave crepitar de cenizas ardientes En las cálidas noches a orillas de la Tierra Volverán a encenderse corazones, ascuas de luz silbando en el aire,

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ardientes deseos vibrando en la arena En las cálidas noches a orillas de la Tierra Volverán a soplar los recuerdos y las memorias de felicidad pasada susurrando juegos de amor y tristeza, de pericia y de llanto En las cálidas noches a orillas de la Tierra Volverá la música a inundar el aire A tapizar el suave aceite de olas sin viento la danza de los amantes ensimismados y el baile de los recuerdos que atenazan el alma Volverán los fuegos Y nosotros girando hipnotizados Volverán los corazones y los recuerdos Y lentas sonrisas acariciando un millón de sueños Cuando el Sol se pare en el cielo En estas cálidas noches En las orillas del mar de la Tierra.

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Lo que algunos dijeron sobre...

El tiempo

El secreto de la salud de la mente y el cuerpo no es llorar por el pasado, sino vivir en el momento presente con prudencia y seriedad. Buda

El tiempo es una cosa creada. Para decir «no tengo tiempo», es como decir «no quiero». Lao Tse

El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños. Eleanor Roosevelt

Con la alegría y la risa deje las arrugas viejas venir. William Shakespeare.

El más fuerte de todos los guerreros son el tiempo y la paciencia. Leo Tolstoi

Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera. Pablo Neruda El reto está en el momento; el tiempo es siempre ahora. James Baldwin

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Cómo mejorar el mundo con las redes sociales Gina Hernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Las redes digitales han cambiado las relaciones humanas, ¿para bien o para mal? Algunos dicen que nos permiten transmitir ideas y mantenernos en contacto fácilmente; otros creen que nos enajenan y entorpecen la convivencia. La comunicación humana es tan compleja como los instrumentos que se han creado para facilitarla, pero cambiar el mundo depende más de las ideas que de los medios. 14

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Redes sociales sin internet Las redes sociales no son exclusivas del siglo XXI y la tecnología. Una red social es la manera en cómo nos relacionamos con otros, una estructura formada por actores y conexiones. Somos una especie social por naturaleza y toda acción en ciencia, arte, política y religión no podría lograrse si no pudiéramos transmitir mensajes entre nosotros. Algunas redes nos son dadas, nacemos dentro de ellas, como la familia y los compañeros de la escuela, pero otras se van forjando a partir del contacto con quienes comparten nuestra profesión o intereses. Por ejemplo, cuando alguien nos dice «Te voy a presentar al amigo de un amiga para que salgas con él» está utilizando sus redes sociales para un propósito, ayudarnos a conseguir pareja. Esta red se puede fortalecer o debilitar dependiendo del interés que se tenga en mantenerla y los planes que surjan de ella (¿una relación, matrimonio?).

En nuestra vida cotidiana utilizamos redes sociales para desarrollarnos en sociedad, y a la vez, somos ejemplos para que otros hagan lo mismo. Dependiendo de las conversaciones e ideas que compartimos con otros, podemos ser el referente de «el que presta dinero» o «la que siempre se está quejando», pero también «el que da buenos consejos» o «la que es honesta». Las redes que normalmente conocemos como «sociales» son en realidad «redes digitales», una herramienta que, al igual que las demás redes, se puede usar para comunicar ideas positivas a gran escala, si se sabe cómo usarlas. Malala Yousafsai, por ejemplo, Premio Nobel de la Paz 2016, utilizó sus redes digitales para denunciar a nivel mundial la dominación talibana de Pakistán en los últimos años. A sus 19 años es un poderoso referente para millones de personas sobre el poder de la educación.

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Los millenials y el mundo globalizado El uso de las redes digitales está dominado por la llamada generación millenial, los jóvenes de entre 18 y 35 años. De manera general se les caracteriza por tener una fuerte conciencia ambiental, querer romper tabús y transformar su sociedad; desear trabajar en empresas con propósito, innovar y ser creativos. Los medios digitales son su principal fuente de comunicación. Miran dispositivos móviles cerca de 43 veces al día, y pasan unas 18 horas consumiendo contenido: conversando, investigando, leyendo, o viendo videos y gifs. Entre millenials y no millenials existen 800 millones de usuarios de Facebook en los países de habla hispana, 500 millones en Twitter y 400 millones en Youtube. Estas cifras muestran que nuestra comunicación ha alcanzado en los últimos años una globalización sin precedentes: nos enteramos de las noticias en todas partes

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del mundo en cuestión de minutos; los jefes de estado y líderes de opinión utilizan las plataformas digitales para emitir, tanto opiniones como comunicados oficiales y esto tiene consecuencias en la economía y la política. No podemos negar la influencia de internet en nuestras vidas, el mundo ha cambiado a golpe de likes y nosotros hemos cambiado con él. En el libro de Nicholas Carr, ¿Qué está haciendo el internet con nuestras mentes? se explica cómo los hiperenlaces que encontramos en internet están transformando las conexiones de nuestro cerebro, permitiéndonos tener acceso rápido pero poco profundo a la información. Esto quiere decir que el exceso de datos que tenemos hoy en día nos permite saber muchas cosas, pero estamos acostumbrando al cerebro a reflexionar poco sobre ellas. Además, nuestro uso continuo de redes digitales, nos puede hacer descuidar otras


redes sociales. Durante la juventud se aprende a forjar relaciones a través de soportar los silencios incómodos de la primera cita, o hablar con el compañero de trabajo mientras empieza alguna junta… Pero Tinder, Whatsapp, Facetime y los millones de memes en internet evitan el tener que enfrentar esos procesos a veces incómodos para comunicarnos con otros. La interacción directa es difícil pero necesaria para entender a los demás y a nosotros mismos. De memes y críticas al activismo digital El acto de compartir ideas con otros de forma directa ha sido opacado por la viralización de memes, imágenes y videos. Los memes son trozos de información que abstraemos de la realidad y aplicamos en cualquier otro contexto de forma visual. Normalmente hacen referencia a películas, situaciones y figuras políticas, problemas de pareja o de trabajo. Hay memes que duran dos días y otros que tienen un impacto mundial durante meses, y muchísimas situaciones cómicas, pero también de impacto social y abrumante crítica negativa. Hoy en día se puede opinar de todo en las redes y no responsabilizarse de nada, en palabras de Umberto Eco, «se da el derecho de hablar a quienes charlaban solo en un bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios.» Cuando compartimos algo en internet, podemos imaginarlo como un germen de pensamiento que contagia a otros, no solo mis ideas sino mis sentimientos al respecto. Las publicaciones que culpan a alguien de alguna situación o demuestran ira, se comparten 10 veces más que las publicaciones positivas o aquellas cuya información ha sido investigada. Es importante ser consciente de los gérmenes que publicamos, pues todos somos en parte responsables del efecto que nuestro mensaje tenga en otros.

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A través del activismo digital se ha conseguido difundir ideas positivas y lograr cambios sociales donde se presentaban injusticias. La revolución árabe contra la dictadura en Egipto en 2011 se pudo agilizar gracias al uso de los jóvenes que utilizaron Twitter para organizar sus reuniones y mostrar la situación del país al mundo. En 2014 el hashtag #devuelvananuestrasniñas concienció al mundo sobre el respeto a las mujeres y el maltrato infantil a partir de la desaparición de un grupo de niñas en Nigeria. En la India, una rapera cambió la letra de una canción pop e hizo con ella un video contra una empresa que contaminaba los ríos de su ciudad, logrando un año después que cerrara y los empleados fueran indemnizados. Gracias a las redes, el mundo tiene los ojos puestos en el mundo frente a situaciones como los atentados en Paris, Barcelona, Londres, la guerra en Siria, y el terremoto en México; nos hemos hecho más conscientes de que todos necesitamos ayuda de todos. Si pensamos en ayudar a otros, cualquier red que utilicemos será útil, pero cuanto más las usemos, los lazos serán más auténticos y duraderos. Hoy más que nunca se pueden compartir ideas de manera rápida y masiva, y si esas ideas son propositivas y encauzadas a ayudar, habrá más referentes para quienes necesitan escuchar un consejo o leer una palabra amable. No podemos transformar el mundo de un día para otro, pero siempre podemos ayudar a cambiar el mundo interior de alguien más.

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Antonio MarĂ­

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a mente crea la realidad. Cada mente crea su propia realidad, por lo que debe haber tantas realidades como personas. Cuando nos relacionamos unos con otros, de los encuentros y desencuentros de visiones, de las percepciones de nuestras realidades particulares van surgiendo los conflictos y amistades, los amores y los odios, las asociaciones de intereses con los afines y las enemistades con los diferentes. Basta echar una ojeada a la actualidad informativa para ver en acción el choque de realidades políticas, religiosas, culturales, económicas, personales, etc; por no hablar de que una misma mente puede crear varias realidades en la propia vida: la laboral, la familiar, la social, etc. Por otro lado, así como la mente individual crea la realidad personal, las sociedades tienen una suerte de mente colectiva que genera la realidad colectiva o cosmovisión. De ahí que, en la Edad Media, se creía que la tierra era plana y que el Sol daba vueltas a la Tierra. Al final del siglo XVII se creía que el mundo era como una gran máquina de relojería y que se

podían estudiar sus partes por separado ya que no estaban interrelacionadas; se pensaba que el observador era ajeno a lo observado y que la materia era sólida, siendo el átomo su ladrillo fundamental. Más tarde, en el siglo XX, se descubrió que el átomo no es algo sólido sino energía en vibración y que la mente del observador sí influye en lo observado (Heisenberg, Principio de incertidumbre), que la mente influye en la realidad. Según sea el observador, a la realidad se la percibe y se la describe de una u otra manera. Para el paradigma newtoniano del siglo XVII, la naturaleza era un gran engranaje en el que cada pieza se podía separar del resto, mientras para el actual paradigma emergente, gracias a los descubrimientos de la física cuántica y las neurociencias, todo está interconectado: pensamiento, cerebro y células. Los paradigmas cambian, son como programas en las mentes de las personas, como los software de los ordenadores. Haciendo una analogía, el ordenador sería la mente, el software o programas son como los patrones

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de pensamiento. Cuando compramos un ordenador le vamos instalando los programas para nuestras necesidades. A los seres humanos nos pasa parecido, en la medida que vamos viviendo se nos van instalando programas. Nos los instalan en la familia, en el colegio, el sistema educativo, la sociedad… Y si un buen día hacemos un serio ejercicio de auto observación, descubrimos conductas, tabúes, certezas, dudas, tendencias, lo que se considera verdad, lo científico, el bien y el mal, lo que es o no deseable, etc.… que no sabríamos decir muy bien de donde han aparecido ni si estamos realmente de acuerdo con ellas. Funcionan como programas mentales o creencias, que de tanto de repetir los creemos nuestros... nuestra realidad. ¿Tanto poder tiene la mente? Yo creo que sí. Ya decía el Dhammapada1 «Todos los estados encuentran su origen en la mente, la mente es su fundamento y son creaciones de la mente; si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey». Estos estados mentales son el odio, el resentimiento, la venganza, que son destructivos, que son tóxicos porque nos hacen daño, y le hacen daño a los demás, provocando que seamos la peor versión de nosotros mismos. Y continuaba el Dhammapada: 1Uno de los escritos fundamentales del budismo y que forma parte del Canon Pali.

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«Si hablas y actúas con pensamiento puro, la felicidad te sigue como una sombra». Si miramos y percibimos a los demás y al mundo con una mente luminosa, positiva, el mundo es un lugar positivo y luminoso y sabemos que hay estados en nosotros mismos que nos gustaría que se repitieran por la felicidad que nos aportaban. No se trata de cómo es el mundo, sino cómo somos nosotros; nosotros proyectamos lo que somos (ver cuento anónimo). De ahí que estamos empezando a desvelar un factor esencial de esta cuestión: la clave está en mí, no fuera de mí, en mi mente y los programas que tiene para interpretar el mundo. El Kybalion2 dice: «El todo es mente, el universo es mental. La mente infinita del Todo es la matriz del cosmos». Esta frase bien podría ser dicha hoy en día por la física cuántica. En la medida que los físicos miran la vida íntima de los átomos, han descubierto que la mente está íntimamente relacionada con la energía, y la energía íntimamente relacionada con la materia. En los años veinte (del siglo pasado) empezaron a utilizar los primeros aceleradores de partículas y descubrieron que cuando la mente del que realiza el experimento piensa un comportamiento de la partícula subatómica, ésta responde a su pensamiento. Por lo cual, 2 Texto atribuído a Hermes Trimegisto, de época griega, que recoge la tradición de la sabiduría egipcia.


tanto la tradición de la sabiduría perenne como la moderna ciencia de vanguardia nos hablan de que hay una total relación pensamientoenergía-materia. Energía y materia parecen ser los dos estados de una misma cosa; que los científicos llaman onda-partícula. Los fotones de luz se comportan a veces como partículas y a veces como ondas y el universo está repleto de ondas que atraviesan incluso el planeta entero. Los móviles utilizan ondas que atraviesan las paredes y siguen funcionando porque estas ondas se pueden transformar en energía. La neurociencia concluye que aquello que piensas con más frecuencia determina quién eres y en lo que te convertirás. El pensamiento crea la realidad. Cuando hace años yo comencé a comprender las implicaciones de esta y otras premisas similares, me invadió un sentimiento de urgencia. Necesitaba investigar cómo funciona la mente, el cerebro y cómo llega crearse la conducta y patrones de comportamiento. Necesitaba además herramientas y técnicas para modificarlos. Esa misma necesidad dio origen al proyecto Sophia, impulsado por Francis J. Vilar y Herminia Gisbert, y cuyo eje central es la Escuela de Sabiduría Práctica, con su selecto programa de estudios. En él se recoge el elixir de la sabiduría perenne, fusionado y potenciado con los revolucionarios descubrimientos de las neurociencias, dando como resultado un programa práctico para la transformación personal.

nuevas, sino que se deshacen viejos enlaces o redes neuronales y se crean otros nuevos para los nuevos patrones de pensamiento y de conducta; es lo que se denomina neuroplasticidad. El cerebro no es el pensamiento, sino que es el soporte para los pensamientos. Si tengo nuevos pensamientos más holísticos, de crecimiento, de cambio…, hay una nueva creación de redes neuronales. Y esto vale para curar enfermedades y para cambiar mi viejo yo y conquistar uno nuevo. El hecho de romper los hábitos de pensamiento, de actuación, de sentimientos, de percepciones, de comportamientos… es lo que nos permite ver el mundo de una manera diferente.

No vemos las cosas como son, sino que las vemos como somos. Si descubro cuáles son mis patrones mentales y los cambio, cambio mi futuro, cambio la realidad y me cambio a mí mismo. Las nuevas neurociencias ya han descubierto que las redes neuronales y el cerebro se pueden cambiar. En el siglo pasado se enseñaba en los colegios y universidades que las neuronas iban muriendo sin posibilidad de reproducirse y que íbamos perdiendo facultades con el envejecimiento. Hoy se sabe que no sólo se crean neuronas

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Elizabeth Montgomery

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ace ya unos años que mis pasos me llevaron por primera vez a pisar esta maravillosa isla. El lugar que siempre había permanecido en mi recuerdo se presentaba por fin ante mis ojos. Fue una visita efímera aún, pero con momentos que se quedaron profundamente grabados en mi corazón. Momentos como aquel en el que mis amigos me llevaron a hacer un viaje en el espacio y en el tiempo, al Puig de María del Siglo XIII. Fue un fin de semana lleno de pequeños grandes regalos, desde la 24

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majestuosidad de la montaña en invierno, a incontables momentos que no podía describir. Uno de ellos fue cuando, en medio del patio de la Iglesia, con toda la montaña a mis pies, una de mis amigas, con espada en ristre, me cantó el «Canto de la Sibila». En aquellos momentos no sabía qué era, sin embargo esto no importaba, me dejaba llevar por la sobrecogedora melodía que hizo vibrar algo dentro de mi pecho. Me


hablaron de un canto premonitorio del fin del mundo pero, en aquella situación, solo podía dejarme llevar por tan sublime melodía.

Condados Catalanes de la Marca Hispánica, el Reino de Castilla, Italia o Francia. Pero no fue hasta la conquista de Jaime I en el Siglo XIII que llegó a Mallorca.

Después, lejos ya de mi querida Mallorca, quise saber un poco más sobre la magia de ese canto que se resistía a abandonarme. Sabía que las Sibilas o pitonisas eran consideradas las mujeres más sabias de la antigüedad, poseedoras del don de la profecía y cuyo origen se cree en la lejana Asia Menor, aunque las más conocidas fueron aquellas que jalonaron la cultura griega y romana. Eran figuras tan importantes en la sociedad que, una vez llegado el cristianismo, se las denominó profetisas, para darles un lugar en la nueva religión como reveladoras de la venida del Mesías.

En una sociedad fundamentalmente iletrada, la Iglesia recurrió al arte y a una serie de representaciones moralizantes de carácter didáctico, a través de las cuales se trataba de explicar al pueblo los contenidos de la doctrina cristiana. Una de esas representaciones fue el Canto de la Sibila, que pertenecía a la liturgia de Navidad, concretamente a los maitines. Se trataba de un poema sobre el día del Juicio Final basado en el Iudicii Signum, texto que reproducía las profecías de la Sibila Eritrea1, traducidos al latín por San Agustín

«El Canto de la Sibila» hunde sus raíces en la Edad Media. Ya en el siglo X se encontraron restos documentales en los

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Introducida en el Siglo V al cristianismo por San Agustín, la Sibila Eritrea se toma como la primera profetisa que predice la llegada de Jesucristo como hijo de Dios.

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e incluidos en su obra Civitate Dei2 . El Canto de la Sibila medieval era muy diferente de lo que conocemos hoy en día. Formaba parte de un ritual conocido como la Procesión de los Profetas y se cantaba al son del canto gregoriano por un presbítero o un niño vestido de Sibila; en un principio en latín, pero poco a poco se fue imponiendo el uso de lenguas vernáculas. Y no fue hasta el siglo XIX que tomó la versión melódica que hoy conocemos y empezó a ser representado por una mujer. Sin embargo, los cambios sociales fueron relegando todo este tipo de representaciones hasta que, en el Concilio de Trento, terminaron por prohibirse, incluido el Canto de la Sibila. Así, en el año 1572 deja de representarse en Mallorca pero, al estar tan profundamente arraigado, el obispo Joan Vich i Manriqué lo volvió a autorizar en 1575, aunque lo traslada al día 25 de Diciembre, y la Reforma Vaticana II lo devuelve en 1967 a la Nochebuena. Para poder comprender mejor este canto debemos ir más allá, dejarnos imbuir por el espíritu de la época en que surgió, y ver qué hay detrás de su belleza. El Canto de la Sibila no es solo un canto apocalíptico, nos habla del camino para alcanzar la liberación del mundo terrenal y ascender a la Jerusalén Celeste. Y lo entenderemos aún mejor si lo visualizamos en el marco en el que surgió, el del Románico, símbolo de recogimiento y misticismo. Así, vemos que el canto es privativo del templo, la cueva primordial (en la que muchas de las Sibilas revelaban sus profecías), como una analogía de que nuestro espíritu se encuentra encerrado en el olvido y debe transitar un largo camino para llegar a la liberación, la salida de la cueva, muchas veces representada al mismo tiempo como el nacimiento o la propia muerte. En el simbolismo del Templo, el altar es el único lugar donde entra la luz, allí donde la Sibila ejecuta su canto. 2 Obra de fuerte carácter cristiano escrita al final de su vida, en la que a través de la confrontación de la Ciudad Cristiana y la Pagana trata de glorificar 26

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Sin embargo, este pequeño viaje por la historia no hizo más que ratificar todo aquello que sentí aquel día en la montaña. Porque el Canto de la Sibila, tal como la melodía evoca, fue para mí un canto de esperanza, una prueba de que, a pesar de la más cruel tormenta, siempre vuelve a amanecer un nuevo día, una nueva vida, como amaneció aquella mañana de diciembre, convirtiéndose en el primer amanecer, el más bello de todos.

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Segunda parte

Nacho Vilar

Las leyes del Dharma y Karma

Lo

que hoy somos descansa en lo que ayer pensamos y nuestros actuales pensamientos forjan nuestra vida futura.

Buda

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C

omo vimos en el artículo de la revista pasada, según la filosofía de la India hemos de caminar en armonía con el Dharma, esa ley misteriosa, la causa que está detrás de todo nuestro universo manifestado e inmanifestado, esa ley que bajándola al plano humano e individual nos habla de encontrar nuestro lugar y nuestro propósito de vida. Existe un lazo invisible que nos ata al Dharma, pero nuestro espíritu, al estar encarnado en la materia, al tener que interactuar con el

Nos dice que cada acción que realizamos, tanto a nivel físico, energético, emocional, mental y espiritual generará una consecuencia de su misma naturaleza. «Karma es ley de compensación por la cual no solo cada causa tiene su efecto, sino que la persona que pone la causa del movimiento sufre sus efectos. Karma es la tendencia infalible del universo a restablecer el equilibrio.» Encontrar nuestro Dharma es una tarea que dura toda la vida y el Karma son los pasos

mundo, con las prisas y el estrés de nuestra moderna sociedad, a veces se olvida de esa meta, de aquellas cosas que nos hacen felices. Es entonces cuando, alejados del camino del Dharma, acude en nuestra ayuda otra ley, su hermana pequeña, la ley del Karma. El Karma es una especie de juez imparcial que nos volverá a indicar por dónde debemos marchar, pero no es un juez malo o severo; el Karma solo quiere nuestro bien, aunque a veces no lo veamos como tal.

Al adentrarnos en el conocimiento del Dharma emprendemos un maravilloso desafío, la construcción de nuestro propio carácter y de nuestra vida, ya que con nuestros actos construímos nuestro presente y forjamos nuestro futuro. EL MUNDO DE SOPHIA

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necesarios que uno tiene que seguir para completar esa tarea. Es verdad que el campesino que siembra patatas, no recoge zanahorias, que si siembra fuera de temporada, no recogerá los frutos. ¿Por qué? Porque ha actuado en contra de la ley de la tierra y de la naturaleza. Nosotros somos como campesinos, pero campesinos de nuestro destino; de ahí que según sea la siembra, así será la cosecha. Está muy de moda decir «qué buen Karma tienes o qué mal Karma», pero no es correcto, pues como hemos visto, el Karma no es algo ajeno a nosotros, pues somos nosotros con nuestros actos los que lo creamos. Según actuemos a favor o en contra de la naturaleza, el restablecimiento del equilibrio resultará más o menos doloroso y nos podrá parecer mejor o peor nuestro karma.

Al adentrarnos en el tema del Dharma y del Karma pienso que emprendemos un maravilloso desafío, la construcción de nuestro propio carácter y de nuestra propia vida, ya que con nuestros actos construimos nuestro presente y forjamos nuestro futuro. Como decían los egipcios, veamos la vida como una escuela de aprendizaje, ante las dificultades reflexionemos sobre lo que la vida quiere enseñarnos. Todo lo que nos sucede, aunque a veces no lo comprendamos es lo que tiene que ser. El universo nos da siempre lo que necesitamos para crecer, para encontrar el camino de nuestro propio Dharma.

Seguro que todos podríamos enumerar un sinfín de momentos en nuestra vida que nos parecieron malos, pero que si los miramos pasado el tiempo, en retrospectiva y sin ya estar atados a ellos emocionalmente, podemos ver que nos han aportado experiencias claves para mejorar, para crecer y conocernos mejor; momentos que han marcado un antes y un después en nuestra vida y que nos demuestran que las cosas no son ni buenas ni malas, las cosas son como son. Decir «está en tu Karma», es como decir «está en tu destino», ha venido a mí porque necesitaba vivir eso para aprender algo. El problema es que nuestra mente racional lo interpreta todo como bueno o malo, como positivo o negativo. Sabiendo todo esto, si una persona actúa en contra del Dharma activará inevitablemente los resortes del Karma. De esta forma, si somos conscientes de que con nuestros actos creamos el futuro, no tiene sentido echar la culpa de nuestras desgracias al Karma, al destino o a la suerte; muy al contrario, responsabilizarnos de todo cuanto hacemos ya que lo que sembramos, recogemos, y por lo tanto, si actuamos bien, no tenemos por qué preocuparnos. Si la vida nos trae dificultades, también nos trae valiosas lecciones. 30

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Sé el maestro de tu destino y no el esclavo de tus problemas. Buda


CAPITÁN FANTÁSTIC Director: Matt Ross

Ben Cash es un padre de familia que, junto a su mujer Leslie, decide vivir con sus seis hijos en un lugar aislado de la sociedad, mostrándoles la belleza de vivir en comunión con la naturaleza e inmersos en un paradigma anticapitalista marcado por una educación de métodos alternativos y autodidactas. El conflicto surge a partir del ingreso de Leslie en un centro hospitalario y su posterior muerte. Viajan a Estados Unidos para asistir al funeral organizado por los padres de Leslie y donde la familia se verá obligada a convivir con una sociedad profundamente materialista. El choque de ambos estilos de vida y las situaciones que se vivirán a acausa de ellos nos harán reflexionar sobre los pros y los contras de cada uno de los paradigmas.

La biología de la creencia: La liberación del poder de la conciencia, la materia y los milagros. Autor: Bruce H. Lipton Un libro revolucionario en el campo de la Biología moderna. Su autor, el Dr, Bruce Lipton, es biólogo, profesor de la Escuela de Medicina y un investigador que, desde hace más de 30 años ha estudiado en detalle los mecanismos con los cuales las células se ven afectadas por nuestros pensamientos gracias a los efectos bioquímicos de las funciones cerebrales. Epigenética, el nombre de esta nueva biologia se une a los descubrimientos actuales de la física cuántica creando un puente

entre la ciencia y la espiritualidad nunca antes imaginado. Con lenguaje sencillo, múltiples ilustraciones, humor y ejemplos actuales;el autor explica que los genes y el ADN no controlan nuestra biología, sino que es el ADN el que está controlado por las señales procedentes del medio externo celular, entre las que destacan los poderosos mensajes que provienen de nuestros pensamientos positivos y negativos. De esta manera nuestro cuerpo puede cambiar radicalmente si reeducamos nuestra forma de pensar.

El hijo de César Autor: John Williams Novela que, en forma de fragmentos de cartas y otros textos, recorre la vida del joven Octavio Augusto y su lucha por llegar al poder y consolidarse como primer emperador de Roma. El hijo de César nace después de una meticulosa labor de investigación, de la pluma de un autor de prosa magistral, y nos narra el sueño de un hombre por liberar a la corrupta Roma de las guerras intestinas que amenazaban con acabar con ella y afianzarla como je del mundo. Se han escrito muchas novelas acerca de Octavio Augus-

to, pero esta destaca no solo por la belleza de su prosa, sino por la creación de personajes muy humanos con cuya experiencia vital el lector puede empatizar por completo.

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Francis J. Vilar

Los valores humanos y las tendencias de moda C

omo observador de la conducta humana y aprendiz del difícil «Arte de vivir», una de las cosas que más me han llamado siempre la atención es la omnipresente y casi omnipotente autoridad que tiene la moda del momento y las hoy llamadas «últimas tendencias» para imponer su criterio sobre la vida y la conciencia del común de las gentes. En este sentido, nunca dejará de sorprenderme cuán pocos «individuos», en el sentido platónico de la palabra, tienen 32

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la voluntad necesaria, el discernimiento suficiente y la independencia de criterio que hace falta, para no quedar atrapados en el hechizo de la moda actual, de lo que se lleva y lo que no se lleva, de lo que está bien visto y lo que no está bien visto, de lo que «mola» y de lo que «no mola»… Pero lo más curioso es que cada época cree tener razón con respecto a las anteriores, y piensa que lo suyo es lo único realmente válido, lo más perfecto y lo mejor.


Toda tendencia estética refleja siempre de una u otra forma la mentalidad, los valores y creencias de la sociedad en un período histórico determinado En todo caso, si el inapelable y todopoderoso tirano de la moda se limitase solo a dictar como hemos de vestir, qué nuevo look o peinado hay que llevar, cual ha de ser nuestro próximo modelo de coche, el estilo de decoración de nuestro hogar, los lugares más fashion para ir a cenar o a tomar una copa, o simplemente a decretar quien es el artista, torero, cantante, futbolista, actor o deportista más famoso del momento, la cosa no trascendería y las modas no pasarían de ser una cuestión superficial, con cierta influencia para modelar nuestros gustos y aficiones personales. Pero lamentablemente, el poder de la moda va mucho más lejos, llegando a definir no sólo la estética de nuestra casa, nuestro coche o nuestro atuendo, sino también, en gran medida, nuestra forma de pensar, de sentir, de hablar y de vivir. Y es que realmente es bastante difícil separar la estética de la ética, ya que todo estilo artístico y toda tendencia estética refleja siempre de una u otra forma la mentalidad, los valores y creencias de la sociedad en un periodo

histórico determinado. De hecho, el arte nunca miente, pues en esencia, no es más que la expresión formal de lo que sueña, piensa y siente el alma humana. Según esto, podríamos hablar también de modas mentales o «corrientes de opinión»; de tendencias políticas, ideológicas o religiosas; de costumbres sociales, de tribus urbanas, e incluso de «argots» o «modas verbales» del momento. Por ejemplo hoy día hay ciertas palabras como compasión, tolerancia, empatía, sinergia, integración, pluralidad, diversidad, cooperación, comunicación, consenso o libertad de expresión, que últimamente se han puesto de moda. Sin embargo, hay otras, como nobleza, bondad, pureza, humildad, valentía, integridad, fortaleza, lealtad, veracidad, idealismo, entrega o generosidad, que se han ido quedando como desfasadas u obsoletas. Y otras como fe, honor, disciplina, honradez, rectitud, autodominio, sacrificio, templanza, dignidad, cortesía u obediencia, que incluso están un poco mal vistas.

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Pero el gran problema surge cuando nos damos cuenta de que muchas de esas palabras expresan ciertos principios éticos, virtudes del carácter y cualidades del espíritu humano que no se pueden expresar de otra forma, sin perder al menos, una parte esencial del su valor semántico. Y que tampoco existen otras palabras equivalentes que puedan reemplazar su significado y que además estén de moda… Con lo cual, entonces ¿qué hacemos? ¿Cómo lo decimos? ¿Cómo lo expresamos? Yo creo que el lenguaje tendría que ser atemporal y estar más allá de modas y corrientes de opinión, pero como no es así, nos encontramos ante un verdadero problema, que no es tan sólo socio-cultural, sino también ético, moral y espiritual, pues 34

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lo que no podemos hacer es ir perdiendo por el camino aquellos valores éticos y espirituales que son inherentes al alma humana, simplemente porque hoy no están de moda; pues se trata de cualidades y principios que son tan universales como atemporales, ya que pertenecen al hombre y la mujer de todos los tiempos, todas las naciones, todas las culturas y todas las creencias. ¿Qué pueblo hay sobre la faz de la tierra que no haya ensalzado en su arte, su literatura, sus tradiciones y sus mitos, el valor y la audacia de sus héroes, la bondad y pureza de sus santos, la justicia y rectitud de sus reyes, el honor y la nobleza de sus caballeros, la virtud y belleza de sus mujeres, la piedad y la devoción de sus místicos o la sabiduría y la prudencia de sus sabios?


Más allá de las últimas tendencias tiene que haber algo más sereno, luminoso e intemporal que pueda alzarse en medio de tanta frivolidad y confusión Si esto es así, deberíamos preguntarnos ¿por qué la educación actual, salvo honrosas excepciones, no promueve en los niños y los jóvenes el conocimiento y comprensión de todos estos valores humanos? ¿Por qué pertenecen a la época de nuestros abuelos? ¿Por qué las palabras que los nombran han quedado obsoletas y no están de moda? ¿Por qué están mal vistas? ¿Por qué los escritores del momento no las usan? ¿Por qué ya no se llevan? ¿Desde cuándo la verdad, el valor, la nobleza, la bondad, la justicia, la generosidad, el amor, la amistad, la belleza, la integridad, la dignidad o el honor pertenecen exclusivamente a una época, una religión o una cultura determinada? Lo que sí es cierto es que hace falta mucho valor, una gran libertad de criterio, una sólida fortaleza de ánimo y una verdadera independencia de carácter, para atreverse a hablar hoy abiertamente de aquellos valores que fueron, son y serán siempre tan auténticos y verdaderos como universales

y atemporales, sin dejarse hechizar por la voluble, frívola y pasajera opinión de las modas del momento en la que lo que hoy es verdad, mañana será mentira, y viceversa. Sinceramente, creo que más allá de la última moda, de las últimas tendencias y las últimas corrientes de opinión, debe haber algo en nosotros que sea un poco más firme, un poco más estable, un poco más sólido y mas real. Algo que no gire y gire constantemente según sopla la brisa del momento, como un frágil molino de viento. Algo más sereno, luminoso e intemporal, que sea capaz de alzarse tranquilo en medio de tanta frivolidad, tanta confusión y tanto desatino, y volver a llamar a las cosas por su nombre proclamando con voz alta y clara la validez de aquellas bellas palabras que designan unos principios éticos, unas nobles cualidades del carácter y unos excelentes valores humanos que nos pertenecen a todos los seres humanos por igual, dado que forman parte del patrimonio espiritual del hombre de ayer, de hoy y de siempre.

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Herminia Gisbert

y neuroplasticidad 36

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omenzaremos esta reflexión sobre la relación entre la meditación, el mindfulness y las neurociencias aportando algunos datos relevantes de autores de prestigio en el mundo científico. Estos estudios ponen de manifiesto la importancia de las prácticas meditativas no solo para ampliar el conocimiento de nuestra mente y mejorar la calidad de nuestro cerebro, sino también para desentrañar los procesos biológicos que intervienen en el proceso de la felicidad, asunto de especial preeminencia en nuestras vidas. Coincidimos totalmente con Sri Chinmoy cuando dice que: «Ciencia y espiritualidad deben estar unidas. Se necesitan mutuamente. Sin la una, la otra es incompleta. Juntas no solo son supremamente completas sino también divinamente fructíferas.» Veamos algunos de los comentarios sobre este apasionante tema: Texto «El Poder Curativo de la meditación», pág. 43, exponente Richard Davidson: «Cualidades positivas como la felicidad y la compasión, según las tradiciones contemplativas, no son rasgos fijos. No estamos indisolublemente atados a un determinado estado, sino que esas características pueden modificarse. Esta es una idea que coincide con el moderno concepto de neuroplasticidad, es decir, con la idea de que, en respuesta a la experiencia y el entrenamiento, el cerebro puede cambiar, una coincidencia que proporciona a los científicos un fundamento para seguir avanzando de un modo novedoso e integrado.» Fragmentos de la entrevista realizada a Joe Dispenza, doctor en Quiropráctica, bioquímico, neurocientífico, en la Cumbre Mundial de Hay House 2013, por Michael Neill: «Por este concepto de neuroplasticidad, no estamos atados a ser de la misma manera

el resto de nuestra vida y por el concepto de la epigenética no estamos condenados por nuestros genes. La línea de partida de este trabajo es que tu personalidad crea tu realidad personal y tu personalidad está hecha de cómo piensas, de cómo actúas y de cómo sientes. Así es que la personalidad presente que está escuchando esta conferencia ha creado la realidad presente llamada vida, lo que significa entonces que, si quieres crear una nueva realidad personal en un nivel fundamental tienes que empezar a examinar los pensamientos que has estado pensando y cambiarlos; tienes que empezar a darte cuenta de los comportamientos y hábitos que tienes inconscientemente cada día y empezar a ser consciente de ellos y empezar a cambiarlos; tienes que empezar a mirar las emociones que has memorizado que están conectadas con experiencias pasadas y darte cuenta si esas emociones son queridas para ti y si quieres seguir en ese estado. Creo que uno de los mayores problemas es que la mayoría de la gente trata de crear una nueva realidad personal con la misma personalidad y no funciona, literalmente tienes que convertirte en otra persona Así es que tenemos entre 60.000 y 70.000 pensamientos en un día , estos pensamientos que tenemos en un día, el 90% son los mismos pensamientos que el día anterior y los mismos pensamientos llevan a las mismas elecciones, las mismas elecciones llevan a los mismos comportamientos y los mismos comportamientos llevan a las mismas experiencias y las mismas experiencias crean las mismas emociones y esas emociones conducen a los mismos pensamientos y eso es una personalidad. Nuestra biología se convierte literalmente en un reflejo de nuestra conciencia. Así es que neurológica, química y genéticamente nada está cambiando y ahora estamos encaminados hacia nuestro destino genético. El que puedas empezar a darte cuenta de lo que estás pensando, empezar a darte cuenta de cómo te comportas y empezar a prestar atención al cómo te sientes significa EL MUNDO DE SOPHIA

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que puedes modificar tu estado del ser para hacer un trabajo mejor en la vida. La plasticidad y la epigenética dicen que tienes la habilidad de cambiar literalmente el tejido de quién eres en el momento en que empieces a cambiar uno de esos pensamientos.» «El pensamiento que estamos pensando literalmente se vuelve una experiencia y el producto final de una experiencia se llama sentimiento, una vez que empezamos a aceptar el acontecimiento emocionalmente activamos una cierta cantidad de sustancias químicas que empiezan a enseñar al cuerpo a entender emocionalmente lo que la mente ha entendido intelectualmente, así que en cierto modo estamos en realidad condicionando el cuerpo , estamos dando al cuerpo la muestra de la experiencia que con antelación al acontecimiento real cuando piensas y sientes diferente a cuando empezaste , estás en un estado de ser y un estado de ser es aquel en el que tu cuerpo y tu mente trabajan juntos y tus pensamientos y sentimientos se alinean hacia un mismo destino porque los pensamientos son el lenguaje del cerebro y los sentimientos son 38

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el lenguaje del cuerpo y cómo piensas y cómo sientes crea un estado de ser» Fragmento del Artículo publicado en «Scientific american» en noviembre de 2014 firmado por Richard J. Davidson, Antoine Lutz y Matthieu Ricard: «Neurociencia de la meditación: efectos cerebrales y psicológicos de las prácticas contemplativas» Cuando la Sociedad de Neurociencia invitó a Tenzin Gyatso, el decimocuarto dalái lama (líder del budismo tibetano), para que pronunciara un discurso en la reunión anual de 2005 en Washington D.C., unos cientos de los cerca de 35.000 miembros que iban a asistir al encuentro pidieron que se le anulara la invitación. Pensaban que un dirigente religioso no tenía lugar en una reunión científica. Sin embargo, el líder supo plantear a la concurrencia una pregunta provocativa y, en última instancia, productiva: «¿Qué relación podría haber entre el budismo, una antigua tradición filosófica y espiritual india, y la ciencia moderna?».


El dalái lama, siguiendo el lema «hechos, no palabras», ya había tratado de responder a esa pregunta. En los años ochenta inició un debate sobre ciencia y budismo que llevó a la creación del Instituto de Mente y Vida, dedicado al estudio de la ciencia contemplativa. En 2000, dio un nuevo enfoque a su empeño. Puso en marcha la subdisciplina de «neurociencia contemplativa» al proponer a los científicos que estudiaran la actividad cerebral de meditadores budistas expertos (con más de 10.000 horas de práctica). Durante casi quince años, más de cien practicantes del budismo monacales y laicos, así como numerosos principiantes, han participado en los experimentos científicos de la Universidad de WisconsinMadison y al menos otras 19 universidades más. El presente artículo, de hecho, es el producto de una colaboración entre dos neurocientíficos y un monje budista que inicialmente se formó como biólogo celular. La comparación de las imágenes cerebrales de meditadores expertos con las de neófitos y no meditadores ha permitido empezar a vislumbrar por qué este conjunto de

técnicas de entrenamiento mental puede proporcionar beneficios cognitivos y emocionales.

LA ACTITUD MINDFULNESS ACEPTAR, ADMIRAR Y AGRADECER: LA TRIPLE «A»

1. Acepta y confía en la vida. Lo que resistes persiste, solo lo que aceptas se transforma. El mindfulness nos enseña a aliarnos con el momento presente, sin resistencia ni lucha, permitiendo que las cosas sean tal como son, dejando que la vida se despliegue naturalmente instante a instante, sin forzar las circunstancias ni apegarse a los resultados. Generalmente el origen de la insatisfacción y del sufrimiento es querer que las cosas sean de manera distinta a como son. Si una experiencia nos es placentera y agradable nos apegamos a ella tratando de hacer que se mantenga el mayor tiempo posible, y por el contrario, cuando algo nos desagrada o trastoca nuestros planes, la desechamos

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o la negamos. El problema está en que como las circunstancias muchas veces no dependen de nosotros, forzamos a la vida o nos resistimos a ella, consiguiendo con ello el efecto contrario, que no es otro que obtener una mayor carga de sufrimiento. Cuanto más esfuerzo y energía generes resistiéndote, más alimentarás el conflicto y por lo tanto más persistirá lo que quieres cambiar. Por el contrario, cuánto más aceptes las cosas tal como son, más rápido y fácilmente se transformarán tus dificultades. Acepta la vida tal cual es. Tal vez las 40

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circunstancias no las podemos cambiar pero siempre podemos elegir nuestra actitud hacia ellas. Cada momento de la existencia es la expresión de la propia vida, y aunque a veces pueda parecernos dolorosa, desagradable o injusta en realidad es perfecta aun en su imperfección, por ser la misma vida manifestándose. Algo tendremos que aprender de sus lecciones. Como bien dice H.P. Blavatsky: No os quejéis, porque lo que os parecen sufrimientos y obstáculos suelen ser en


realidad los misteriosos esfuerzos de la naturaleza para ayudaros en vuestra obra si sabéis aprovecharlos. 2. Admira y celebra las cosas, los seres y los momentos buenos de la vida. La actitud mindfulness de admirar y celebrar la vida está en relación directa con lo que se conoce en el Zen como «mente de principiante»: «Shoshin». Esta idea se refiere a adoptar una actitud mental abierta, curiosa, entusiasta y libre de prejuicios a la hora de relacionarse con cualquier ser o circunstancia de la vida, tal como lo haría un niño o un principiante de cualquier disciplina. La mente del principiante está firmemente

asentada en el aquí y en el ahora, en el momento presente, viendo y sintiendo las cosas como son en realidad, sin los velos de nuestros propios filtros mentales o emocionales. De ahí que solo a través de esta mirada se pueda llegar al corazón de los seres y las cosas, pudiendo admirar y celebrar su naturaleza esencial. La mente de principiante nos permite vivir las cosas siempre «como la primera vez», ayudándonos a disipar las nieblas de la rutina, la inercia y los mecanismos inconscientes que atentan contra la vida. La mente de principiante es ilusión de vivir, es decir, mirar y ver las cosas desde nuestra propia luz, siendo capaz de ver lo extraordinario en todas las cosas y los seres. Como decía Mahatma Gandhi: «La vida es como un espejo, te sonríe si la miras

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sonriendo.» «En la mente del principiante hay muchas posibilidades, en la mente del experto hay pocas.» Shunryu Suzuki. 3. Agradecimiento y humildad: las aguas fecundas donde toda semilla fructifica. En el mundo occidental hemos empezado a redescubrir el inmenso poder del sentimiento de gratitud. Este es uno de los caminos más eficaces para conquistar la tan ansiada felicidad, puesto que se centra en una actitud de vida que valora y aprecia lo que tenemos por encima de lo que nos falta. Y aunque sabemos que la gratitud se puede expresar de múltiples maneras, está comprobado que el mero hecho de sentirse agradecidos nos hace más conscientes del momento presente, que es único e irrepetible. Nos hace estar en el aquí y en el ahora con una actitud de aceptación, valoración y confianza en la vida. Por eso la actitud de ser agradecidos implica también pensar mejor. Ver la parte luminosa de la existencia por encima de la sombría, darnos cuenta de las cosas que tenemos, centrándonos más en los aspectos positivos, que en las carencias, generando con ello cambios profundos en nuestra forma de mirar y de ver el mundo. En la actualidad existen numerosos estudios sobre la importancia de la gratitud para mejorar nuestro nivel de bienestar emocional. En la Universidad de California los psicólogos midieron el nivel de felicidad de dos grupos de personas. A uno de ellos se le indicó que durante diez semanas hicieran una lista de las cosas por las que podían sentirse agradecidos. Al otro grupo se les pidió que tan solo debían escribir sobre un tema neutro. Las personas que habían practicado y reflejado en su cuaderno los momentos de gratitud, apuntaban sentirse un 25% más felices y satisfechas con la vida. Por otro lado el sentimiento de gratitud nace en gran medida del sentimiento 42

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de humildad y de la toma de conciencia de que todavía somos imperfectos, vulnerables y sujetos a los avatares de la buena o mala fortuna; de sabernos sujetos a error y necesitados de los demás para poder desarrollarnos en el gran arte de vivir. Es por eso que al reconocer que todos los dones que hemos recibido, todo lo que somos y todo lo que tenemos, se lo debemos a lo mucho que la vida nos ha ayudado y enseñado, hace que nazca en nosotros un profundo sentimiento de gratitud y de reconocimiento que se traduce en generosidad. De ahí que podemos asegurar que la gratitud y la humildad forman parte de una actitud vital que nos faculta para entregar al mundo generosamente lo mejor de nosotros. Como reza el dicho «es de bien nacido ser agradecido» por ello nuestra mejor manera de agradecer a la vida los dones recibidos es servir al mundo a través de ellos con presencia plena.


• LA GRATITUD es la cualidad que nos conecta con lo mejor de nosotros mismos. Con nuestro SER ESENCIAL. • LA GRATITUD es una actitud de vida que valora y aprecia lo que tenemos por encima de lo que nos falta. • LA GRATITUD ayuda a los demás a mostrar su mejor parte. • LA GRATITUD mejora tu salud. • LA GRATITUD desarrolla la generosidad. • LA GRATITUD es uno de los pilares de la felicidad. En sus aguas fecundas fructifican todas las semillas que siembres.

Cuando bebas agua, recuerda la fuente. Sé agradecido. Proverbio chino. EL MUNDO DE SOPHIA

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