El Mundo de Sophia 41

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El resurgimiento del Aprendizaje Experiencial

Claves internas

para el éxito

El Libro secreto de la Sabiduría de Thot EL MUNDO DE SOPHIA 1 “Sé tú mismo el cambio que quieres ver en el mundo” Mahatma Gandhi


El mundo de Sophia

Contenidos 5 PARA REFLEXIONAR...

Medio pan y un libro

6 PSICOLOGÍA

La era de la información y el resurgimiento del Aprendizaje Experiencial

9 LO QUE ALGUNOS DIJERON SOBRE... La tolerancia

10 HUMANIDADES

El acercamiento de las Culturas Conferencia impartida por Carlos Jiménez Renjifo, responsable para España y Andorra en el Centro Regional de Información para Europa Occidental de las Naciones Unidas en Bruselas (UNRIC).

16 ACTUALIDAD

Claves internas para el éxito

20 EGIPTOLOGÍA

El dios Thot y el Libro Secreto de la Sabiduría Los fascinantes enigmas de un antiguo libro que contenía los Arcanos de la Creación, desde la visión egiptológica y a partir de una interpretación hermenéutica. 2

EL MUNDO DE SOPHIA


Revista de difusión cultural Fundación

SOPHIA

· Difusión del pensamiento y el arte de las culturas tradicionales. · Mecenazgo de artistas. · Promoción del voluntariado.

24 PERSONAJE

Nicholas Roerich

33 LIBROS, PELÍCULAS... 34 POESÍA Y LITERATURA Antonio Machado

38 ARTE Y PSICOLOGÍA

¿Qué es en realidad el «miedo escénico»?

Portada: La regla de oro, de Norman Rockwell, con el lema “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”. En este lienzo expresa la necesidad de defender los derechos humanos, así como el respeto y la tolerancia entre las diferentes razas. En 1985, Dª Nancy Reagan (entonces Primera Dama de los E.E.U.U.) lo entregó a las naciones unidas en forma de mosaico realizado por artistas venecianos.

42 CARTAS A UN JOVEN IDEALISTA

El retorno de la Sabiduría Perenne EL MUNDO DE SOPHIA

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EL MUNDO DE SOPHIA 2011 Nº 41 DIRECTOR: Francis J.Vilar JEFE DE REDACCIÓN: Víctor Vilar REDACCIÓN Y MAQUETACIÓN: Elvira Rey Felipe Aguirre DISEÑO GRÁFICO: Diana Hirsch HAN COLABORADO: Francis J.Vilar Herminia Gisbert Antonio Marí Víctor Vilar Catalina Simonet Naty Sánchez Carlos Jiménez Elvira Rey Felipe Aguirre Luis del Palacio Rafel Ballester

Una publicación de: Fundación Sophia c/ Jaime Ferrer, 3 Palma de Mallorca (Baleares) www.fundacionsophia.com Telf. 971 72 15 55 mundosophia@mundosophia.com redacción@mundosophia.com www.mundosophia.com D.L. PM-2099-98 Los artículos firmados expresan única y exclusivamente la opinión de su autor, quien se hace responsable de la veracidad y autoría de los contenidos expuestos.

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EL MUNDO DE SOPHIA

2010, año del acercamiento de las culturas. ¿Y ahora qué? 2010 fue nombrado por la Organización de Naciones Unidas como el año de acercamiento de las culturas. Un año para abrir los brazos al otro e intentar comprender las diferencias culturales que enriquecen nuestro planeta, haciendo del ser humano y su forma de ver el mundo, o cosmovisión, el centro de las reflexiones, así como el motivo de un mutuo conocimiento. Mutuo, porque siempre miramos desde nuestra cultura, cuando en realidad todos debemos mirarnos a todos. Acercarnos es dar un paso, todos juntos… hacia un punto de encuentro… un lugar donde el diálogo y el contacto permita descubrir la riqueza del espíritu humano y matizar y explicar las diferencias. De esta forma, liberados de prejuicios, podremos comprender y respetar a los demás. Oriente y Occidente, países del Norte y del Sur, ricos y pobres, culturas industriales y agrícolas, sociedades pluriculturales y pueblos aislados del resto…. Un conjunto variopinto de culturas que a través de la globalización de pronto se encuentran. Sin embargo, en ocasiones, cuando hay ausencia de conocimiento y respeto, más que un encuentro es un «encontronazo». Se vuelve imprescindible un acercamiento para reconocer aquellos esquemas comunes a todos. Y en la realización de esas necesidades básicas del ser humano se descubren comportamientos y valores que no tienen frontera ni tiempo

aunque se expresen de formas diversas. Si nos acercamos podremos percibir esos detalles que desde la lejanía del rechazo, o de la indiferencia, se nos escapan. Al contemplar descubrimos sueños; anhelos de felicidad y realización; se ama, se trabaja, se siente curiosidad por el misterio, se expresa artísticamente, se reza y se razona en todas las lenguas, con diversos acentos. Unos valores que llamamos humanos deben alentar los esfuerzos de todos los hombres y mujeres, por diferentes que sean sus culturas: dignidad, respeto, solidaridad, profunda convicción en la importancia de la vida, compasión. Al fin y al cabo, conocer al otro es mirarse en un espejo, y también descubrir las soluciones que otras personas han dado a los mismos acertijos que nos ha impuesto la vida. Con el acercamiento nuestra mente se libera de prejuicios y fanatismos, de corchetes de etnocentrismo que colocan a cada uno y a su cultura en un pedestal inaccesible, desde el cual juzgar al otro, criminalizándolo incluso. Esos valores nos hacen más humanos. Ahora que el 2010 ha concluido, y con él también el año del acercamiento de las culturas, su espíritu no debe abandonarnos, pues el encuentro no ha hecho más que empezar. Faltan muchos pasos hasta que en nuestro propio corazón, a pesar de las diferencias, podamos tratar al otro como un hermano de la gran familia que llamamos humanidad.


Para reflexionar...

Medio pan

y un libro...

Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre de 1931.

C

uando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es

serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. No sólo de pan vive el hombre.Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hom-

bres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita.Y ¿dónde están esos libros? ¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoievsky, padre de la revolución rusa

mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. EL MUNDO DE SOPHIA

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La era de la información y el resurgimiento del

aprendizaje experiencial Antonio Marí Máster en Psicología integrativa Gestalt en la Escuela de Psicoterapia Gestalt de Valencia.

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ivimos en la cultura de la información. Cualquier acontecimiento que tenga lugar en el planeta y sus aledaños llega hasta nosotros casi en tiempo real: guerras, atentados, catástrofes naturales, cambios de gobierno, eventos deportivos, acontecimientos sociales, cotilleos, etc. De igual manera, las páginas de la historia, la ciencia, los sistemas de pensamiento, el arte, las tradiciones… están al alcance de nuestra mano, con imágenes y video incluidos, como nunca lo estuvieron. Ya sea para ponernos al día de la rabiosa actualidad o para bucear en los océanos del ayer, los periódicos, la radio y la televisión, los libros y las revistas, y su soberano indiscutible, el Internet, nos permiten acceder a cualquier información. El presente, el pasado e incluso el futuro —con las predicciones meteorológicas, estimaciones de 6

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voto y, por qué no, los vaticinios de videntes y echadores de cartas—, parecen ir desdibujando sus fronteras. La información está servida, fría o caliente, a través de cable, por antena o impresa en papel, a gusto del consumidor. La información es hoy un producto, como el café o los coches. Se puede consumir en pequeñas dosis (titulares), dosis medias (noticias) o grandes dosis (información ampliada). En todo momento «se nos informa». Cuando somos bebés, nos informan del nombre de los objetos y personas que nos rodean. De niños nos informan sobre la polinización, la anatomía de los invertebrados, los períodos históricos, la tabla periódica de elementos químicos, las capas de la atmósfera, y otros tres o cuatro millones de datos y clasificaciones. Ya de jóvenes, se añaden las ecuaciones, los loga-


Psicología ritmos, la energía cinética y los vectores de fuerza, y bueno… a todo ello hay que añadir todos los miles de datos que se recogen a través de los bien informados colegas, los padres, entrenadores de fútbol, novios, tebeos, panfletos, y un casi infinito abanico de fuentes y posibilidades. Pero, ¿qué es la información? ¿Un conjunto organizado de datos procesados? ¿La materia prima necesaria para producir el conocimiento? Para mí la información es al conocimiento lo que los alimentos al cuerpo. Entre los alimentos, no todos son comestibles, los hay que nutren y otros que matan. Algunos se pueden comer crudos y otros se tienen que cocinar. Los hay que solo engordan y otros que, siendo sabrosos, envenenan el cuerpo. Aplicando la metáfora, también hay información que nutre, facilitando el desarrollo de la comprensión, y otra que mata las ideas y creencias. La hay que ilustra el entendimiento y también que envenena la mente; la hay que engorda la vanidad sin hacerte mejor persona, y otra que te hace sabio y a la vez te vuelve más humilde. La información te puede abrir las puertas del éxito y las del infierno. Más de uno habrá escuchado mencionar —o habrá pensado alguna vez— que la información no es buena ni mala, que depende del uso que se hace de ella. Hasta hace algunas décadas también circulaba el tópico de que la información nos hace libres, y se valoraba a las personas por su coeficiente de inteligencia. La enseñanza estaba cimentada sobre un enfoque cognoscitivo, poniendo el énfasis en la interpretación y el procesamiento de la información para construir el conocimiento. De esta manera los individuos desarrollaban sus mapas cognitivos, mediante un proceso de aprendizaje que se circunscribía a la esfera del pensamiento (lo teórico) en detrimento del ámbito de la acción (lo práctico). Cada día más se alzan voces desde nuevas corrientes filosóficas, psicológicas y pedagógicas —aunque desgraciadamente no imperan en el sistema educativo vigente—, que insisten en buscar el equilibrio entre teoría y práctica. Emerge la

necesidad de comprobar el pensamiento por medio de la acción. Así como en el mercado laboral la experiencia se considera un valor añadido de primer orden, también en el ámbito humano global (saber vivir) el aprendizaje experiencial es un valor en alza para el desarrollo de nuestras capacidades. Los pensamientos que no van encaminados a una mejora en el plano de la acción, a enseñarnos más de nosotros mismos y del mundo, se quedan en sólo eso, en pensamientos. En cambio, aquellos que han sido testeados en la fragua de la experiencia se convierten, poco a poco, en sabiduría. Se comienza a concebir —y ello nos recuerda algunos filósofos antiguos— que las personas llevan dentro de sí las potencialidades necesarias para su desarrollo y evolución, que sólo se necesita del apoyo adecuado y de un entorno fértil y favorable

La información está servida, fría o caliente, a través de cable, por antena o impresa en papel, a gusto del consumidor, es hoy un producto, como el café o los coches.

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Ciclo del Aprendizaje Experiencial según David Kolb

En el aprendizaje experiencial, el proceso cognitivo surge a partir de una percepción provocada por la vivencia.

para su maduración. Bajo esta visión, no se trata solo de introducir datos de fuera hacia dentro, sino de que se abone y riegue el terreno para que germinen las semillas que ya existen en el interior. Tampoco se trata de cantidad, sino de calidad. La información deja de tener el papel central en el aprendizaje, e incluso se abandona la concepción de que éste consiste en empujar a las personas a ser como nosotros suponemos que debieran ser. En el aprendizaje experiencial, el proceso cognitivo surge a partir de una percepción provocada por la vivencia; ésta es luego conceptualizada e incluso deberá ser verificada posteriormente a través de nuevas

Los pensamientos que no van encaminados a una mejora en el plano de la acción, a enseñarnos más de nosotros mismos y del mundo, se quedan en sólo eso, en pensamientos. 8

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vivencias. Este enfoque permite vislumbrar que los seres humanos aprendemos mejor cuando entramos en contacto directo con las propias experiencias y vivencias, por ello busca poner al que aprende en relación con una situación vivencial que lo motive y lo impela a reproducirla, con el fin de conocerla mejor, dominarla y utilizarla. El aprendizaje aumenta en la medida que el individuo lo descubre e incorpora por sí mismo, y este propio descubrimiento —la verdad asimilada personalmente en la experiencia— no es una información que pueda comunicarse de manera directa a otro, a no ser en su grado más superficial. Desde la óptica del aprendizaje experiencial, no se produce un desarrollo aislado de la facultad cognoscitiva, sino un verdadero cambio estructural del sistema global (cognitivo-afectivo-social), a la vez que se modifican las actitudes, valores, percepciones y patrones de conducta. Cada grupo humano crea sus sistemas educativos. La dificultad estriba en que el sistema actual no ha sido concebido para transformar la sociedad, sino, como mucho, para reproducirla. Si queremos transformarla, urge un cambio de paradigma educacional. Pero antes cabría aclarar qué sociedad es la que pretendemos construir para poder encaminarnos hacia ella. m


lo que algunos dijeron sobre...

la Tolerancia Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.

Gandhi

Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

John F. Kennedy

Albert Einstein

Convierte tu muro en un peldaño. Rainer Maria Rilke

Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés. Talmud

La consideración de los otros se gana prodigando la nuestra. José Selgas Carrasco

Aunque toda sociedad está basada en la intolerancia, todo progreso estriba en la tolerancia. George Bernard Shaw

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El Acercamiento de las Culturas

Conferencia impartida por Carlos Jiménez Renjifo, responsable para España y Andorra en el Centro Regional de Información para Europa Occidental de las Naciones Unidas en Bruselas (UNRIC), en la Fundación Sophia de Palma de Mallorca, con motivo del Año Internacional de Acercamiento de las Culturas 2010.

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¿Qué es la Cultura? El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española contiene cuatro acepciones de la palabra Cultura: 1. Cultivo. 2. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. 3. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. 4. Culto religioso. Todos estos significados nos remiten a un concepto, a una idea difusa aplicable a todas las definiciones: la cultura como elemento indispensable para la riqueza y la fertilidad, ya sea de la tierra, en la primera acepción; intelectual, en la segunda; social, en la tercera; o espiritual, en la última. La cultura es así el catalizador, el fertilizante, el sustento necesario para ser lo que somos. Según don Miguel de Unamuno, «sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe... Sólo la cultura da libertad... No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura». Si seguimos esta línea de pensamiento, nos podríamos atrever a decir entonces que sin cultura, simplemente, no somos, porque no es concebible que el ser humano no cultive la tierra; ni es concebible que sin juicio crítico, sin costumbres, sin ciencia, sin expresiones artísticas que lo relacionen con su entorno natural y social, se le entienda como la especie evolucionada y racional que se supone que somos. El sujeto es lo que es en el marco de una cultura, que es lo que se extiende a su ámbito más cercano y próximo; es donde se establecen, desde las normas de convivencia, a los criterios éticos y morales, pasando por los gustos y las preferencias.

Sigmund Freud dijo que «la función capital de la cultura, su verdadera razón de ser, es defendernos contra la naturaleza». Y Confucio, mucho antes, ya advirtió que los seres humanos «se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan». Por encima de todo, la cultura nos hace seres sociales. Es lo que perfila, define, y da forma a nuestra relación con los demás y con el mundo. La cultura no nos aísla, sino que, al contrario, es nuestro vehículo de expresión ante los demás. Este año ha sido designado por las Naciones Unidas como Año Internacional de Acercamiento de las Culturas; y es la agencia madre de la Cultura, la UNESCO, la que asume el papel principal dentro de la familia de agencias de las Naciones Unidas y se convierte en el punto focal para esta observación, por su experiencia inestimable de más de sesenta años para promover «el conocimiento y la comprensión mutuos de los pueblos». De esta manera, la ONU, liderada por la UNESCO, refuerza su compromiso con la cultura y con el acercamiento de las culturas de los pueblos del mundo. Por eso, me permito citar a la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, que, en su mensaje con motivo del inicio del Año Internacional, nos hace una propuesta para darle forma y contenido: «El mundo en el que vivimos lleva cada vez más el sello de una interdependencia creciente en todos los aspectos del quehacer humano. »La mezcla de nuestras sociedades que de ella se deriva ofrece nuevas oportunidades de estrechar los vínculos entre los pueblos, las naciones y las culturas, a escala planetaria. Al mismo tiempo, con la mundialización han aumentado en los últimos

Carlos Jiménez Renjifo durante la conferencia.

Por encima de todo, la cultura nos hace seres sociales. Es lo que perfila, define, y da forma a nuestra relación con los demás y con el mundo.

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Los dos primeros Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM): 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre 2. Lograr la enseñanza primaria universal

años la incomprensión y la desconfianza. »La crisis económica, medioambiental y también ética intensifica aún más ese sentimiento de inseguridad y de recelo. Ante esa evidencia, he propuesto una nueva visión, universal, abierta a toda la comunidad humana, a la que di el nombre de “nuevo humanismo”. »El objetivo de este Año Internacional es contribuir a que se disipen las amalgamas generadas por la ignorancia, los prejuicios y las exclusiones, que son fuente de tensiones, inseguridad, violencia y conflictos. »Promoviendo el diálogo y el conocimiento recíprocos, propiciemos el respeto por la cultura ajena y rompamos las barreras que separan a las diversas culturas. El intercambio y el diálogo entre las culturas son los mejores instrumentos para construir la paz».

El objetivo de este Año Internacional es contribuir a que se disipen las amalgamas generadas por la ignorancia, los prejuicios y las exclusiones, que son fuente de tensiones, inseguridad, violencia y conflictos.

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En un contexto internacional cambiante como en el que nos ha tocado vivir, vemos, por lo tanto, que la UNESCO concede una mayor importancia a la convivencia y al diálogo, porque considera que sólo desde una actitud dialogante, flexible e incluyente, se pueden abordar las cuestiones contemporáneas más apremiantes y necesarias. Por eso, el objetivo principal del Año Internacional será demostrar los beneficios de la diversidad cultural, reconociendo la importancia de las constantes transferencias e intercambios entre las culturas y los vínculos forjados entre ellas desde los orígenes de la humanidad. Como las culturas abarcan no sólo las artes y las humanidades, sino también los estilos de vida, las diferentes maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias, este Año Internacional nos debería invitar y alentar a encarar los nuevos desafíos que nuestra vida globalizada, interconectada y moderna nos ofrece. Esto implicará la integración de los principios del diálogo y el mutuo conocimiento en todas las políticas, es-


pecialmente las políticas de educación, culturales y de comunicación, con la esperanza de corregir aquellos valores, representaciones o estereotipos culturales que son erróneos, excluyentes o discriminatorios. ¿Cómo harán la UNESCO —en particular— y la ONU —en general— para alcanzar estos objetivos? El éxito del Año Internacional depende en gran medida de la aceptación del principio de la dignidad igual de las culturas, el respeto mutuo y el fortalecimiento de la cooperación para una paz duradera. A modo de Hoja de Ruta y Plan de Acción, se han identificado cuatro grandes objetivos: 1. Fomentar el conocimiento recíproco de la diversidad cultural, étnica, lingüística y religiosa. 2. Crear un marco de valores compartidos por todos. 3. Fortalecer la educación de calidad y la transmisión de valores. 4. Fomentar el diálogo para el desarrollo sostenible. El diálogo intercultural se inscribe, por otro lado, en el marco global establecido por la ONU en la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones. Concretamente, se trata de privilegiar —en el marco de ese diálogo intercultural, que incluye el diálogo interreligioso— todo un conjunto de prácticas adecuadas que favorezcan el pluralismo cultural con el objeto de desalentar y desmontar todas las manifestaciones de extremismo y de fanatismo y a resaltar los valores y principios que conducen al acercamiento. Y es que el intercambio equitativo, así como el diálogo entre las civilizaciones, culturas y pueblos, basados en la mutua comprensión y respeto y en la igual dignidad de las culturas, son la condición sine qua non para la construcción de la cohesión social, de la reconciliación entre los pueblos y de la paz entre las naciones.

Una cuestión de acercamiento Acercarse es atender a la llamada del otro; escuchar, comprender sus razones… Acercarse no es esperar la llegada del otro, sino acudir a su encuentro. Es dialogar. Precisamente, tras los horrores de los desencuentros, el dolor y la destrucción de la Segunda Guerra Mundial, la ONU nació para promover este acercamiento entre pueblos, entre culturas y, al fin y al cabo, entre personas. En su Carta Fundacional, además de las referencias al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, se habla de «fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos». En eso consiste ciertamente el hecho de fortalecer la paz universal: en cooperar para solucionar los problemas cualesquiera que éstos sean y armonizar los esfuerzos. En definitiva, servir de punto de encuentro, facilitar el diálogo y el acuerdo. Acercar personas con puntos de vista diversos. Ese es el objetivo esencial de la ONU: acercar culturas, acercarnos a los demás, al otro, al diferente, a aquél cuya cultura y cuyas costumbres son distintas. Acercarnos dispuestos a escuchar, a comprender a los demás en su diversidad cultural, a comprenderlos en su modo de ver el mundo, en sus modos de vida y costumbres. Llegamos así a la conclusión de que sólo comunicándonos, utilizando la palabra, lograremos acercar nuestras culturas, aprendiendo a respetar, a comprender y a valorar mejor lo que nos hace diferentes, partiendo de lo que EL MUNDO DE SOPHIA

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me gustaría contagiarles mi entusiasmo, mi esperanza y mi optimismo en ese mundo mejor que debemos construir porque se lo debemos a nuestros hijos.

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nos une, que es mucho. Sólo poniéndonos en el lugar del otro, adoptando temporalmente su cultura, podremos conocer a nuestro interlocutor y, así, dialogar con él de igual a igual. Ese es el diálogo de culturas, el verdadero acercamiento. Y sólo este diálogo inter pares, pero en el reconocimiento de la diferencia del otro, nos permitirá avanzar en el reconocimiento de los derechos económicos, políticos, sociales y culturales de los individuos que pueblan este mundo, sin excepción. Es posible que todo esto suene utópico. Seguro, todo esto es utópico —como también lo eran los esfuerzos de Ramón Llull hace ocho siglos por aproximarse a una cultura diferente a la suya como la islámica y que fructificaron propiciando el acercamiento de los principales cultos religiosos de la época—. Pero no subestimemos el valor de las utopías. Por eso, concluiré con una cita de Eduardo Galeano, a quien una vez preguntaron para qué le servían las utopías: «La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar». Podríamos decir entonces que he venido a defender una utopía, la utopía de caminar por la ruta de la cultura. Porque esa ruta, adonde nos lleva, es a estar más cerca. Hoy he venido aquí gracias a la gentileza de una Fundación que no por casualidad se llama Sophia. Como se sabe, Sophia, en griego, es Sabiduría. Creo que aquí, en Mallorca, hay gente que busca saber, y saber

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más. Que busca caminar por la ruta del saber. Otro compatriota mío, Mario Vargas Llosa, dice de la literatura que ésta —en realidad— no sirve para mucho, pero que nos ayuda —y mucho— a que la vida sea mejor, más bonita. Y que nos ayuda también a entender mejor la vida. Como la literatura es una forma de la sabiduría, por lo tanto me atrevería a decir que la vocación de esta Fundación Sophia, que lleva la palabra sabiduría en su nombre, es por lo tanto ayudarnos a hacer la vida más vivible y más bonita.Y a entenderla mejor. Yo, evidentemente, no les puedo aportar gran cosa. Pero sí me gustaría contagiarles mi entusiasmo, mi esperanza y mi optimismo en ese mundo mejor que debemos construir porque se lo debemos a nuestros hijos, a nuestros nietos y a sus descendientes. Porque la herencia que les deberíamos dejar, de tolerancia y sabiduría, sólo podrá provenir de la mezcla de la curiosidad, la humildad y el respeto. Esa es la formula con la que podremos garantizar que nuestros herederos no reciban de nosotros ni el miedo, ni la desesperanza ni el desencanto, sino la alegría, la confianza y la tranquilidad. m


Director: Roberto Benigni. Comedia. 2005. Italia.

El Tigre y la Nieve -La tigre e la neve- 2005

Esta película del mismo director de La vida es bella, es una fabulosa, mágica, sentimental y divertida historia de amor. Todo esto se desprende de un lecho dramático y doloroso que es la guerra de Irak, excusa que nos recuerda los conflictos de la humanidad. El tigre y la nieve expresa esa fuerza de amor puro, poderoso y generoso de un hombre poeta hacia la mujer de sus sueños. Parece que Benigni hace buena simbiosis de las tragedias con el amor y sabe transmitir al espectador con su inagotable y poderoso amor de qué manera llevamos nuestras propias «tragedias» internas y externas, como son los problemas sociales; nos recuerda que debemos mantener la esperanza, la alegría y la fe en nosotros mismos, en la vida y en el amor. En palabras del propio director, esta película fue su deseo de hacer un filme tan puro como la nieve y tan feroz como el tigre. Su intención no era otra que demostrar el puro sentido del amor.

La caída de los gigantes

Miguel Ángel. Obra completa: Escultura, Pintura, Arquitectura

Autor: Ken Follet

primeras luchas por los dere-

Autor: William E. Wallace

Esta primera novela, que

empieza en 1911, el día de la

Miguel Ángel es una presencia absoluta en la historia del arte, casi mítica. Él y su obra encarnan el esplendor del Renacimiento. En la obra completa brilla el genio conocido por todos y también

forma parte de una trilogía, sigue los destinos de cinco

familias diferentes a lo largo y

ancho del mundo, a través de la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y las

chos de la mujer. La historia

coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El destino de los Williams, una

familia minera de Gales, está unido por el amor y la ene-

mistad al de los Fitzherbert,

aristócratas y propietarios de

minas de carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía en la embajada ale-

mana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un asesor progresista del pre-

sidente de Estados Unidos,

Woodrow Wilson, y la de dos hermanos rusos a los que

la guerra y la revolución les ha arrebatado su sueño de buscar fortuna en América.

salen a la luz aspectos desconocidos. Gracias a una sabia combinación de imágenes y texto, cada capítulo permite conocer una nueva e íntima mirada de los diferentes aspectos de su ser artístico, los múltiples registros del genio y el hombre. Este texto compone un retrato emotivo y humano del artista, cuya vida dobló en extensión la de la mayoría de sus coetáneos. Incluye maravillosas fotografías de su trabajo, así como detalles antes inadvertidos que gracias a este formato se pueden apreciar en toda su magnitud: un tesoro para los ojos y para el conocimiento. EL MUNDO DE SOPHIA

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Claves Internas para el

ÉXITO Catalina Simonet

¿

Idea, materia y forma son los tres aspectos que aparecen en el proceso creativo.

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EL MUNDO DE SOPHIA

Quién no se ha planteado en alguna ocasión tener éxito en todo aquello que se proponga hacer en la vida? Todo ser humano, en mayor o menor medida, es consciente de que para alcanzar un fin propuesto, debe seguir unas pautas que le conduzcan a su realización. En internet hay múltiples páginas que invitan a alcanzar el éxito con las claves de oro que no fallan jamás: encontramos vídeos, conferencias, artículos y libros best sellers escritos por los hombres de negocio que han triunfado en la vida social y son referencias vivas de que se puede alcanzar cualquier propósito siempre que se sigan las indicaciones que propone el autor en cuestión. Lo que allí se propone es muy sugerente, y podría parecer relativamente fácil de realizar, pero ¿por qué cuesta tanto el cumplimiento de una meta cuando hemos puesto tantas expectativas en llevarla a cabo? Según el primer axioma de El Kybalion, antiguo tratado hermético egipcio, «El Universo es mental». Cuando nos dis-

ponemos a iniciar un proyecto, primero lo pensamos. Esta sentencia puede parecer obvia a simple vista, pero si profundizamos un poco en ella, encontraremos el origen de todo lo que ocurre en nuestra vida. Siguiendo este principio, si unimos cualquier idea que nos planteamos a los medios necesarios para realizarla dará como consecuencia el resultado esperado: estudiar una carrera, pintar un cuadro, aprender idiomas, decidir nuestro futuro… Hacia la consecución de las metas Idea, materia y forma son los tres aspectos que aparecen en el proceso creativo: hay personas que tienen muy buenas ideas pero les cuesta mucho llevarlas a la práctica por falta de capacidades para encontrar los medios necesarios, por falta de voluntad o de constancia. Hay, en cambio, otras que cuentan con muchos recursos (por ejemplo, económicos) pero no saben qué hacer con todo ello, pues están faltos de ideas. Tal vez, el primer paso necesario


Actualidad para alcanzar el éxito sea conocernos a nosotros mismos, conocer nuestras capacidades mentales para plasmar lo que queremos hacer. Esto implica tener un control sobre nuestra vida y no ser como maderos a la deriva que se mueven según la corriente. Narran las sabidurías más antiguas de Oriente y Occidente que el ser humano es un ente, un espíritu que habita en un cuerpo, en una envoltura material y psíquica a través de la cual se puede expresar y desarrollar. En la medida que nos identificamos con nuestros vehículos de expresión y fundamentamos el éxito en cosas temporales y materiales que no provocan un crecimiento interior profundo, estos éxitos serán efímeros y volátiles, porque en lo material todo está sometido a la ley del desgaste: el cuerpo envejece, la fama es pasajera y el dinero no garantiza que te vayan a querer realmente (la verdadera riqueza se determina por lo que se es no por lo que se tiene, por mucho que aparentemente se olvide a menudo esta verdad). En cambio, en la medida que basamos nuestra existencia en generar unas expectativas relacionadas con el crecimiento interno, con el conocimiento y la necesidad de experimentar, de mejorar a nivel humano, el éxito jamás puede decepcionar, porque todo ello es real y duradero. Los éxitos materiales son una consecuencia de los éxitos internos. Lo primero que hay que aprender es a desear tener éxito en cosas que realmente valgan la pena, por muy sencillas que puedan parecer, pero que supongan un beneficio para el ser interno, el «pensador», que es, al fin y al cabo, el protagonista de nuestra vida. Debemos ser capaces de dedicar tiempo al cultivo de nuestro interior, mejorando nuestras cualidades, eliminando los defectos que nos obstaculizan e impi-

den cumplir nuestros objetivos, y siempre teniendo muy presente la máxima de carpe diem, el aprovechar de verdad la vida en cosas que tengan trascendencia y no en banalidades superficiales que a nada conducen. Claves

prácticas

para

trabajar la mente

Voluntad: es imposible alcanzar ningún logro sin tenerla activa. Es la virtud más importante que permite conquistar todas las otras, pues nos faculta para enfrentar todo tipo de retos y conquistar cualquier desafío. No hay éxito exterior sin fuerza de voluntad interna, y no hay fuerza de voluntad que no se exprese primero en el propio carácter y personalidad. El verdadero logro es poder conocernos a nosotros mismos, no dejarnos arrastrar por nuestras pasiones, no quejarnos por cualquier contratiempo, no ser tan vulnerables, poder realizar lo que nos propongamos, memorizar lo que nos interesa, prevenirnos de aquello que nos puede resultar nocivo… Constancia: en un fragmento de la gran epopeya hindú El Mahabharata, el protagonista, Arjuna, símbolo del ser humano dice así: «Oh Krishna, ¿cómo podré doblegar la mente ya que ésta es impetuosa fuerte y difícil de gobernar: tan difícil como dominar el viento. Y la única contestación posible es: sin duda alguna, la EL MUNDO DE SOPHIA

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recuerdo que yo piqué más de veinte metros y no encontré ni rastro— dijo el recién llegado. —Te equivocas— contestó el aludido. La verdad es que yo sólo cavé doce metros, pero a diferencia de ti, siempre lo hice en el mismo sitio».

Es muy común abandonar por algún motivo un proyecto, simplemente por falta de constancia.

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mente es difícil de dominar e inquieta, pero la paciencia y la práctica constante, unida a una invariable determinación terminan por doblegarla». La prueba del tiempo es perfecta para saber si algo nos gusta de verdad y queremos alcanzarlo; el problema surge, a menudo, cuando ante la menor dificultad desistimos. Hoy la sociedad tiende a regirse por la «ley del menor esfuerzo»; es muy común abandonar por algún motivo un proyecto, y así se va añadiendo peso a la mochila de fracasos, simplemente por falta de constancia. Hay un cuento oriental que expresa esta tendencia: el Esfuerzo correcto: «Un hombre decidió cavar un pozo en un terreno que poseía. Eligió un lugar y profundizó hasta los cinco metros, pero no encontró agua. Pensando que aquel no era el sitio idóneo, buscó otro lugar y se esforzó más llegando hasta los siete metros, pero tampoco esta vez halló agua. Decidió probar una tercera ocasión en distinto lugar, y cavar aún mucho más, pero cuando llegó a los diez metros, concluyó que en su terreno no había agua y que lo mejor era venderlo. Un día fue a visitar al hombre al cual había vendido el terreno, y se encontró con un hermoso pozo. —Amigo, mucho has tenido que cavar para encontrar agua,

Reflexión: La primera ventaja de parar a reflexionar es «darse cuenta» de cómo manejamos nuestra mente. Sólo aquello que hacemos consciente lo digerimos e interiorizamos. Es necesario extraer el jugo a las experiencias que vivimos. Del exceso de actividades y las prisas que genera nuestro actual sistema de vida, el estrés es una consecuencia garantizada. Hoy en día valoramos la vida por la cantidad de cosas que hacemos, olvidando en muchas ocasiones la calidad. Dice una máxima egipcia: «no gires en círculos simplemente para no permanecer inmóvil». Acostumbrados a dedicar mucho tiempo a lo que llamamos «vida social» no suele haber espacio para la reflexión, momento en donde la mente se abisma en estados más profundos descubriendo su propia naturaleza. Al parar la mente, en el «cuarto de máquinas» de nuestra vida, de repente, algo cambia. Objetividad: Dice Ernest Wood: «dejad de juzgar las cosas a través de vuestros sentimientos y prejuicios temporales, simpatías o antipatías, y valoradlas de acuerdo con su utilidad para el desarrollo del carácter, y tendréis el secreto de la felicidad y del éxito». En el discurrir diario, el éxito suele valorarse de forma subjetiva, como una opinión que tenemos de la realidad que nos envuelve en un momento dado. Un día nos sentimos invencibles, casi perfectos, y al día siguiente no tenemos fuerzas ni para realizar lo básico. Solemos ser muy extremistas y, sin embargo, quizá ninguna de las dos posturas sea «real», pues es fruto de una opinión teñida por las emociones del momento. Marco Aurelio, filósofo estoico, escribía: «Todo no es sino una opinión, y tu opinión depende de ti. Apártala de tu espíritu cuando lo tengas por conveniente, y como el navegante que ha doblado el cabo, encontrarás un


Claves prácticas para trabajar la mente

w Voluntad w Constancia w Reflexión w Objetividad

mar tranquilo completamente en calma, y un golfo sin oleada alguna». Pienso que el mayor éxito en la vida consistiría en una suerte de felicidad serena, auténtica, profunda, fruto de una actitud vital en concordancia con la armonía de la Naturaleza, en equilibrio con las leyes que rigen la existencia humana. Si somos capaces de ir adaptando nuestra existencia a ese ritmo tal vez podamos parar la vorágine a la que a veces nos vemos sometidos, y es posible que escuchemos una voz interior que nos comience a plantear inquietudes respecto a lo que realmente es necesario para nuestra vida, por encima de lo cotidiano. Entonces, tal vez nos planteemos con auténtica sinceridad preguntas como: ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos hacer realmente? ¿Cuál es el éxito con el que soñamos? ¿Qué hacemos por inercia, por convencionalismos? ¿En qué momento comencé a actuar de forma rutinaria sin que el ser interior estuviera presente?... Hoy es un buen día para comenzar a contestar éstas preguntas, a no ser que ya nos sintamos totalmente satisfechos con nuestra vida presente. ¡Ánimo! m

La primera ventaja de parar a reflexionar es «darse cuenta» de cómo manejamos nuestra mente. Sólo aquello que hacemos consciente lo interiorizamos.

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Francis J. Vilar Egiptólogo y Miembro academico de la Escuela Europea de Arqueología, Antropología y Estudios Clásicos

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Egiptología

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i hay una sola palabra que describa ese rasgo peculiar del Antiguo Egipto que envuelve su paisaje, sus dioses, sus templos y sus monumentos funerarios, definiendo el talante y la ciencia de sus sabios, esta es sin duda la de «misterio», pues para ellos la sabiduría no sólo era una ciencia sagrada de origen divino, sino también una ciencia secreta. En efecto, hace ya más de 2500 años que el último faraón egipcio, propiamente dicho, reinó sobre el «País de las dos Tierras». Sin embargo, durante todo este tiempo y hasta hace bien poco, su ciencia, su magia y sus misterios han permanecido ocultos y enterrados bajo las arenas del olvido. Es cierto que los sabios egipcios perpetuaron muchos de sus conocimientos grabándolos en la piedra, el papiro, la madera, el bronce, la cerámica o la escayola, pero también que se negaron a revelar gran parte de su saber, y cuando alguna vez lo hicieron fue de forma velada y simbólica, encubriendo el oculto significado de sus enseñanzas tras la hermética faz del símbolo, el mito y la alegoría; pues ellos pensaban que dichos conocimientos eran demasiado sagrados para divulgarse públicamente, exponiéndose a que pudieran ser profanados. Precisamente esa es una de las cosas de las que más se lamentaba

el noble Ipwer, durante la crisis que sucedió a la caída del Imperio Antiguo, cuando exclama: «Mira la Cámara Privada (los archivos secretos), sus escritos han sido robados, y han sido revelados los secretos que allí había. Mira, las fórmulas mágicas se han divulgado; los encantamientos shemu y shekenu son ineficaces a causa de que la gente los repite. Mira, se han abierto los archivos y han sido robados los inventarios… Mira, se han divulgado los secretos de los reyes del Alto y Bajo Egipto»1. Herederos de una tradición ancestral y multimilenaria, los sacerdotes de sabiduría del Antiguo Egipto se sentían legítimos depositarios de una ciencia divina que atesoraba el conocimiento de aquellos principios, leyes y fuerzas inmutables que rigen la vida en el universo. Por eso, los sabios egipcios supieron guardar herméticamente el secreto, revelado tan sólo en la más recóndita intimidad de sus templos, de los arcanos misterios de una Sabiduría de la cual todos ellos eran fieles discípulos y celosos guardianes. De hecho, la palabra «hermético» (del griego Hermes), usada normalmente para referirse a una realidad que permanece oculta, cerrada e inaccesible, y cuya integridad debe ser protegida porque contiene un secreto o información valiosa que conviene preservar, tiene su raíz y su significado original en la ciencia divina de Thot, el dios egipcio de la sabiduría cuyos Misterios eran tan sagrados como secretos. Por eso en el capítulo 114 del Libro de los muertos el iniciado proclama: «Yo he sido iniciado en estos misterios (...) pero no los divulgaré a los hombres, ni los repetiré delante de los dioses (…) Los misterios de la noche que Ra guarda celosamente, es Thot mismo quien me los ha revelado».

Los sabios egipcios supieron guardar herméticamente el secreto, revelado tan sólo en la más recóndita intimidad de sus templos,

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El Papiro Bremner-Rhind contiene una recopilación de diferentes textos religiosos, entre ellos, las canciones de Isis y Neftis, la destrucción de Apep y un monólogo de Ra en el que describe su Creación.

Amenhotep III. Subió al trono de Egipto con tan sólo doce años, y fue considerado uno de los más grandes faraones de Egipto

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La tradición egipcia atribute a Thot la invención de la escritura, los símbolos, los números, las lenguas y la palabra. Por eso ostenta los títulos de «Escriba de hábiles dedos de la Eneada», «Dueño de los escritos sagrados» y «Señor de las palabras divinas»2, siendo el protector de las artes, las ciencias y las letras.Además, como rector de la «Casa de la Vida» y «Maestro de la Ciencia Divina», es él quien revela los arcanos misterios de la Sabiduría a los iniciados. Thot es así una de las divinidades más fascinantes del panteón egipcio, cuyo prestigio trascendió las fronteras del Nilo para convertirse en un símbolo universal de la magia, el conocimiento metafísico y las ciencias ocultas de la naturaleza. De hecho, en la literatura egipcia encontramos frecuentes alusiones a un libro mítico o corpus de enseñanzas ocultas, que contenía toda la «Sabiduría secreta del dios Thot». Un legendario libro de magia cuyo origen se perdía la noche de los tiempos, ya que, según la tradición ancestral, había sido escrito por el propio dios Thot, cuando transmitió su divina ciencia a los primeros sabios egipcios. De hecho, sabemos que en las casas de la vida había un tipo especial de escribas llamados SeshMedyaut-em-Per-Anj, o «Escriba de los Libros Sagrados de la Casa de la Vida», que eran los responsables de copiar, trasmitir y conservar los «venerables escritos de sabiduría». Asimismo, la función de este sacerdote era

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también personificar simbólicamente al propio dios Thot en los rituales, y como leemos en el papiro Bremner-Rhind, es uno de los pocos cargos sacerdotales que estaban autorizados a entrar en la parte más oculta y secreta del santuario. Según el texto, «el escriba de los Libros Sagrados, que es Thot, será quien recite las glorificaciones rituales en el curso de cada día. Y todo ello no podrá ser visto ni oído por los profanos». La tradición sapiencial de los antiguos egipcios nos ha legado diversos testimonios escritos, a veces biográficos y a veces literarios, sobre la existencia de este legendario «Libro Secreto de Thot». Por ejemplo, en el Papiro Westcar vemos que el sabio rey Keops le pregunta al mago Djedy si sabe donde se halla oculto el «Libro Secreto de Thot» para poder aplicar sus cánones, proporciones y medidas en la construcción de su templo, y Djedy le dice que el libro se haya guardado en un cofre de la «Cámara de los anales del templo de Heliópolis». En el Imperio Medio aparece también otro gran sabio llamado Amenhotep hijo de Hapu, gran escriba real, gran hierofante de Amón, arquitecto real y superintendente de todas las obras del rey Amenhotep III, además de constructor del templo de Amón en Luxor y de otros célebres monumentos, que acabó siendo divinizado y venerado en su templo funerario de Tebas Oeste. Un sabio de gran talla que compartió una capilla-santuario con Imhotep en el templo de Deir el Bahari y que podemos ver representado también en el templo inacabado de Medinet Habu junto a Thot y a Imhotep. En su estatua biográfica3 Amenhotep declara explícitamente «haber sido iniciado en los Misterios de la Sabiduría contenidos en el libro secreto del dios Thot», pudiendo


profundizar en el estudio de aquellos textos y enseñanzas secretas que eran inaccesibles al común de los mortales. El texto en cuestión dice así: «Yo fui educado con el libro de los dioses y vi los instrumentos mágicos del dios Thot; yo fui iniciado en las secretas enseñanzas que son inaccesibles al común de las gentes y exploré todos sus pasajes difíciles». Por otro lado, existe una leyenda encontrada en diversos papiros de la época baja conocida como el «Ciclo de Setne-Jamuas». En ella se recogen varias historias de magia y de misterio, como la del gran mago Nefer-ka-Ptah, obsesionado con la búsqueda del libro de la magia secreta de Thot. El texto describe con un gran talento narrativo las tremendas pruebas y peligros que tuvo que acometer el mago para poder conseguirlo y de cómo después el dios Thot muy enojado al saber que su libro había sido robado, le castiga y al final los tres perecen ahogados. Pero antes de hundirse en el agua el mago consigue atar a su cuerpo el libro por medio de un lienzo. Finalmente, el rey, viendo lo sucedido, ordenó que permaneciese así para siempre unido al libro de Thot en un lugar secreto. Los sacerdotes entonces momificaron el cuerpo del mago junto al de su mujer y su hijo en una tumba escondida de Sakkara, dejando el papiro mágico envuelto entre las vendas de su momia. Tiempo más tarde aparece en escena otro prestigioso mago, el Príncipe Ja-em-Uaset, que era el cuarto hijo de Ramses II, Sumo Sacerdote de Ptah en Memfis y muy posiblemente uno de los primeros egiptólogos de la historia, ya que se dedicó a estudiar y restaurar gran cantidad de monumentos antiguos. Enterado del escondite secreto del «Libro mágico de Thot», Jamuas consigue localizar la tumba perdida de Nefer-Ka-Ptah en la necrópolis de Sakkara y tras múltiples peripecias

tiene que combatir finalmente con el espectro del mago para poder apoderarse de él. Finalmente se lo consigue arrebatar, pero el difunto mago le lanza una maldición y, tras una serie sucesivas de calamidades e infortunios, el Príncipe Jamuas, devolvió el Libro de Thot a la tumba del mago Na-Nefer-Ka-Ptah, pero no antes de habérselo aprendido entero de memoria. Como podemos ver, la leyenda del «Libro secreto del dios Thot» tiene un extenso y rico fundamento literario, a caballo entre el mito y la historia. Un tema cuyo poder de evocación ha conseguido traspasar la barrera de los siglos, inspirando no sólo a los propios sabios egipcios, sino también a los filósofos alejandrinos fundadores del hermetismo; así como también a los posteriores sabios, magos y alquimistas de la Edad Media, resurgiendo siglos mas tarde, ya en época el Renacimiento, con la Escuela «Neoplatónico-Hermética» de Florencia, y logrando pervivir hasta nuestros días a través de diversos cultos y movimientos de pensamiento que podemos englobar actualmente bajo el nombre de la «Tradición hermética». Finalmente, la iniciación a los misterios de la «Ciencia secreta del dios Thot», aparece citada también con frecuencia en diversos pasajes de los libros funerarios, pues es ella la que otorga al difunto el poder y el conocimiento necesarios para poder derrotar a la muerte y salir victorioso de las grandes pruebas y peligros que habrá de librar su alma en el Más Allá, a fin de lograr un veredicto favorable cuando su corazón sea juzgado en la balanza de Maat. m

NOTAS Las lamentaciones de Ipwer. Traducción de José Miguel Serrano Delgado. 2 E. A. Wallis Budge, Ideas de los egipcios sobre el más allá. José J. de Olañeta, Editor. Barcelona 2006. 3 Estatua biográfica. Cairo, CG 853. 4 Ibid. 1

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Nicholas Roerich un titán entre los hombres

Rafel Ballester

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ablar de la vida de Nicholas Roerich constituye un gran reto, pues todo aquel que pretende desentrañar el secreto de la minuciosa obra que legó al mundo se topa con el muro de su reservada existencia y un cierto halo de misterio que envolvía su pensamiento. Nuestro personaje pertenece a esa clase de hombres que lograron marcar un hito en su época. Era un artista consagrado, diligente viajero y poseedor de un fervoroso e infatigable espíritu de servicio; maestro pintor, filósofo y albacea de un pacto y una bandera que cambiarían el devenir cultural de nuestro mundo. Aún años después de su muerte, percibimos el aroma a gloria de su paso por la historia. Nació un 9 de octubre de 1874 en Rusia, tierra de hombres notables y haz de reminiscencias de los míticos migrantes hiperbóreos; cuna de grandes almas y artífices de la forma; paisaje idílico en el que se fraguó su espíritu voluntarioso y templado; pueblo de artistas, científicos y literatos, tales como Mendele24

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yev, Mussorgsky, Stravinsky, Rimsky Korsakov y Tolstói. Se crió en el ambiente de una familia de alta alcurnia, su padre fue un conocido notario y su madre heredera de una rica estirpe de comerciantes.Ya de muy joven despertó entusiasmo por la pintura, así como la curiosidad por desvelar los misterios que escondían esos fabulosos pueblos, llamados «de Oriente». La razón y la intuición, dos corazones que latían unidos en su interior, fueron los ingredientes que inflamaron el dorado sino que marcó su vida: en la obra artística y filosófica de nuestro personaje destacan sus inquietudes por armonizar los conflictos que surgen de la dualidad antagónica presente en todos los aspectos de la vida. Le preocupaban en especial las dicotomías entre espiritualidad y ciencia, el pensamiento oriental y el occidental, el patrimonio cultural de los pueblos y su incipiente mentalidad materialista; pero, sobre todo, el poder crear un puente de unión entre estas distintas formas de pensamiento y acercar este nuevo y a la vez antiguo paradigma a la mayor cantidad


Personaje

de pueblos del mundo. A los diecinueve años se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Petersburgo, y fue aceptado como aprendiz en el taller del gran pintor Arkhip Ivánovich Kuindzhi. Posteriormente ingresó a la Academia Imperial de Bellas Artes, logrando graduarse a los veintitrés años. Nicholas era un hombre cultivado; albergaba en su interior el áureo espíritu de un erudito sensible a las palabras de los sabios orientales. Los leía infatigablemente, adentrándose, cada vez más, en su mundo. Como buscador nato que era, encontró la fórmula alquímica que lo llevaría de ser un utópico idealista a convertirse en un titán de la elocuencia. Éste mágico don, presente en sus escritos, determinó la influencia que tuvo en la cosmovisión imperante de su época. Junto con su familia realizó, entre los años 1903 y 1904, un viaje de observación y estudio por todo el territorio ruso. En aquella época turbulenta los conflictos desolaban el horizonte sociopolítico de Europa, configurando un panorama de cambios constantes; el desgaste moral y ético del Antiguo Continente estaban a la orden del día. La invasión bolchevique y los efectos de las dos grandes Guerras provocaron en Nicholas la toma de conciencia de un fenómeno muy usual pero poco entendido: la guerra —a menudo motivada por instancias políticas— es causa de pérdida de la memoria y la esperanza de los pueblos. Observó cómo

el patrimonio cultural ruso y el del resto del mundo, las iglesias, las murallas, así como antiguos palacios y obras de arte en general, habían caído en un profundo olvido; el desgaste y mal trato hacia éstos era tal, que en pocos años habrían de desaparecer en su gran mayoría. «La cultura no pertenece a un hombre, grupo, nación o era: es la mutua propiedad de las generaciones de toda la humanidad, es herencia y es la creación constructiva del esfuerzo humano que trasciende todos los obstáculos, prejuicios e intolerancias; es la suprema percepción de la belleza y el conocimiento. Sin cultura no hay verdad, no hay unión, no hay paz…»1 Los años posteriores al viaje fueron de duro trabajo académico. A través de sus lienzos expresó sus ideas y al cabo de unos años su talento le fue reconocido. Le nombraron director de la Sociedad Estimuladora de las Artes así como miembro honorífico de la Aca-

Nicholas Roerich durante una de sus expediciones.

demia de las Artes de Rusia y de la Academia de Reims, en Francia. En el año 1915, a sus 41 años, Nicholas Roerich contaba ya con una elevada posición social y era bastante conocido dentro del ambiente cultural y político de su país. Fue en este momento cuando decidió relatar un informe y presentarlo al emperador Nicolás II, llamando su atención para que empezasen a tomar serias medidas para normalizar la protección legal de los tesoros culturales de todo el territorio ruso. De la tentativa no surgió el efecto esperado, ya que al poco tiempo Rusia entró en guerra. Tras un pequeño periodo de refugio, Nicholas emprendió un viaje por todo

Fragmento extraído de La defensa del mundo cultural, El Pacto Roerich y la Bandera de la paz – Un poderoso auxiliar para la comprensión (pág.6). 1

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Nicolás Roerich • 1874: Nace Nikolái Konstantínovich Roerich • 1885: Es alumno del pintor Arkhip Ivánovich Kuindzhi. • 1897: Se gradúa en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo • 1898: Se gradúa en la facultad de Derecho de la Universidad de San Petersburgo, ocupa el puesto de asistente del director del museo adjunto a la Sociedad Imperial Estimuladora de las Artes y, al mismo tiempo, asistente del redactor de la revista artística «Las Artes y la Industria Artística». • 1903: Primer viaje de estudio. Viaja por toda Rusia.. • 1909: Fue elegido miembro académico de la Academia de Artes de Rusia y al mismo tiempo, miembro de la Academia de Reims, en Francia. • 1915: Presenta un informe al emperador Nicolás II y al Gran Príncipe Nikolai Nikoláievich, llamándoles a tomar medidas serias a nivel de estado para proteger tesoros de cultura en todo el territorio de Rusia. • 1916: Padece una grave enfermedad de pulmones y se ve obligado a ir a vivir con su familia a Finlandia. • 1917: Fue elegido asesor de Máximo Gorki en la comisión para las cuestiones de arte. • 1919: Empieza su actividad cultural e ilustradora por Europa y América • 1920: Empieza una gira de exposiciones de sus lienzos por Estados Unidos. • 1921: Inaugura el Maestro-Instituto de Artes Unidas en Nueva York. • 1923: Inaugura el «Museo Roerich» en Nueva York. y empieza su segundo viaje de Estudio, esta vez por la India, donde pasaria ya el resto de sus dias. • 1928: Funda en el valle de Kullu el Instituto «Urusvati» de Investigaciones Himalaicas. • 1929: Junto con el Dr. en Ciencias Políticas George Chklaver, prepara el proyecto del Convenio sobre la protección de los tesoros de cultura (El Pacto Roerich) • 1930: El texto del proyecto del Pacto, se publica en la prensa y se envía a las instituciones gubernamentales, científicas, artísticas y educativas de todo el mundo. • 1935: El presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt firma el Pacto Roerich. A partir de este momento se retira a la India. • 1947: Fallece en su casa del valle Kullu, junto a su familia.

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el mundo, en el cual difundió su ideal, a través de su arte y su pensamiento. En 1921 llegó a América, donde ganó una perspectiva mucho más amplia de su trabajo y se dedicó a fundar organizaciones culturales y filosóficas, como el Instituto de Artes Unidas, en Chicago, un centro de estudios de arte comparado de los distintos pueblos del mundo. Nicholas Roerich propuso un cambio que otorgaba responsabilidad a los líderes, gobernantes y políticos, a la sociedad y al individuo; propuso un movimiento de cooperación urgente, cuyo significado filosófico, político y moral, no tenía precedente en la historia: el «Pacto Roerich», cuyo estandarte, tres esferas rodeadas por un círculo de color magenta sobre un fondo blanco (símbolo de los logros religiosos artísticos y filosóficos de la humanidad, protegidos por el círculo de la eternidad), se convertiría en la «bandera de la paz». «El mundo está esforzándose hacia la paz en muchas direcciones y cada uno experimenta en su corazón que esta obra constructiva es una verdadera profecía de la Nueva Era. Por supuesto, argumentos de las cualidades comparativas de varias clases de bombas o acerca de la conveniencia de reemplazar los cañones de los acorazados por otros tipos más nuevos, no contribuyen armoniosamente a las ideas constructivas de la paz. Empero, confiemos en que hasta estas discusiones sean pasos preliminares hacia el mismo gran concepto de la paz que tendrá lugar gracias a un amansamiento de los instintos beligerantes de las naciones mediante las grandes y brillantes creaciones del espíritu. Entre tanto, permanece el hecho de que las bombas o


El Instituto de Artes de Chicago.

balas de algunos cañones pueden destruir los más grandes tesoros del arte y de la ciencia tan completamente como los de una flota entera. Deploramos la pérdida de las bibliotecas de Lovaina y Oviedo y la de la irreparable belleza de la catedral de Reims. Recordamos los preciosos tesoros de las colecciones privadas que se perdieron durante las calamidades sufridas por el mundo. Pero nosotros no deseamos inscribirnos en estas acciones y palabras de odio. Digamos simplemente: «Destruido por la ignorancia humana, reconstruido por la esperanza humana». La cultura es reverencia a la luz, es amor a la humanidad, y fragancia, y la unificación de la vida y la belleza. Cultura, además, es la síntesis de los más elevados y sensitivos logros. La cultura es la armadura de la paz, es la salvación, el motivo-poder. Cultura, en fin, es el corazón». El proceso de redacción y legalización del texto duró varios años. Finalmente, el 15 de abril de 1935, El «Pacto Roerich» fue firmado en la Casa Blanca, en presencia del Presidente Franklin D. Roosevelt, por los veintiún representantes de la Unión Panamericana que inicialmente se adhirieron al plan. El Pacto, expresa, los nobles propósitos de un sabio del siglo XX, un paladín del tiempo, que portando el estandarte de la paz asentó las bases de una cosmovisión que no tardaría mucho

tiempo en confraternizar con el cambiante mundo en el que se vivía. El pacto declama que: «Serán consideradas como neutrales y como tales respetadas y protegidas por las partes beligerantes, las instituciones de ciencia, arte, educación, de conservación de los objetos de cultura y misiones científicas. Con igual respeto y protección se tratará al personal de las instituciones arriba mencionadas, sus bienes y colecciones. Las instituciones, colecciones y misiones que se registren a base del Pacto Roerich serán diferenciadas con la bandera distintiva de ese Pacto (la Bandera de la Paz), lo que les otorgará especial protección y respeto por parte de los estados beligerantes y de los pueblos de todos los países signatarios del Pacto». El diamantino ideal humanitario que empujó a nuestro gran hombre dentro de la esfera protectora del patrimonio de la humanidad, tan sólo puede asemejarse al amparo que ofrece la Cruz Roja en el ámbito de la salud. Los frutos de su vida pusieron la tilde a un

instante histórico en que el mundo clamaba un cambio, y éstos fueron el inicio de una consecución de brillantes ideas que configuraron el esquema intelectual del futuro en que vivimos. El 16 de Noviembre de 1945, fundamentándose bajo las premisas del Pacto Roerich se fundó el organismo de las Naciones Unidas, conocido bajo el nombre de la UNESCO, cuyo objetivo, hasta el día de hoy, ha sido procurar la paz a través de la educación, la ciencia y la cultura. El 13 de diciembre de 1947 moría Nicholas Roerich en su casa de la ladera del monte Kullu, la India, iniciándose así la leyenda de un hombre que con su sencillez y su desapercibida vida consiguió lo que muy pocos, aportar algo de luz y esperanza a los hombres. m

Una de sus pinturas: Tíbet.

Izquierda: El emblema del Pacto Roerich.

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las figuras mitológicas e históricas, palabrassímbolo y la proyección del yo en el tú. Por su parte, la generación del 98, rebelde e inconformista por los males que aquejaban a España (como la pérdida de sus colonias en Cuba, Filipinas y Puerto Rico) proponía soluciones: encontrar la verdadera esencia de España y el sentido de la vida. Sus componentes eran Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Ramón María del ValleInclán y el mismo Machado. Fue en Madrid donde éste último se formó y tuvo un fructífero acercamiento a la literatura. Allí asistió a tertulias (en las que conoció a Valle Inclán), estuvo presente en la vida de la bohemia madrileña, realizó colaboraciones en algunas publicaciones y dio inicio a su obra poética según las tendencias modernistas que estaban de moda en la época. En lo sentimental, conoció a dos mujeres: Leonor Izquierdo, una joven de quince años, menuda, bella, sencilla y de corazón generoso, con la que se casará, la cual moriría tres años más tarde:

Antonio Machado (1875-1939)

Por Elvira Rey

E

n los años 60 y 70, algunos cantautores españoles pusieron de moda entonar la poesía de la tierra, bien porque una vez más se volvían a añorar los mismos ideales o como mera reprobación de los tiempos modernos; el inconformismo y la tradición siempre se han buscado y atraído como dos enamorados en una eterna búsqueda. Estos poemas con un eterno mensaje en su corazón, no sólo se podían leer, sino que también se podían cantar, para lanzarlos al viento y sobre él llegar a todos los rincones. Así lo hizo Serrat expandiendo con sus canciones parte de la obra de Antonio Machado. Y es que la música y la poesía siempre se han potenciado maravillosamente, pues la belleza y profundidad de una letra vuela del papel impulsada por las alas de la melodía. Ya fue poético el destino de Antonio Machado de nacer en Sevilla, pues lo ilustraron unos 28

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delfines que, perdidos, se adentraron en el Guadalquivir hasta la ciudad, y entre esta aglomeración de gente concentrada para verlos se conocieron sus padres. El año de su nacimiento (el 26 de Junio de 1875) coincidió con la llegada de Alfonso XXII a Madrid para ocupar el trono después de su exilio en Francia, cuando el entorno ético y estético estaba teñido de un realismo alejado de la sensibilidad humana, debido a las propuestas de la filosofía empírica y positivista. En esta época existían dos movimientos artísticos: el modernismo y la generación del 98. Al primero pertenecía Antonio Machado y era un grupo literario que venía de Hispano América, motivado por Rubén Darío, en el que la literatura no quería limitarse a ser un espejo de la sociedad, sino ir en busca de la belleza. De este célebre poeta (que conocería en 1899) tomó el vocabulario, la métrica,

Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules,


v En 1899, se desempeña como traductor para la Editorial Garnier, Paris. v En 1927, es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española.

una mañana serena. Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!... Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!. ¡Ay! Señor, si me la llevas ya no te vuelvo a rezar. ¡Ay!, mi corazón se rompe de dolor. ¿Es verdad que me la quitas? No la quites, Señor. La que sería el amor de su vida fue Pilar de Valderrama, poetisa, a la que llamaría Guiomar, la musa de sus últimas rimas amorosas. Era un amor de madurez y por los poemas parece ser que se trataba más de un amor platónico, dentro de la línea del amor cortés. Pilar era ferviente admiradora de la poesía de Antonio Machado. «yo que nunca tuve en la memoria ni los versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio». Valderrama era hermosa, con abundante pelo negro y grandes ojos oscuros. Nada más verla, el poeta se enamoró de ella.

Con la llegada de la Guerra Civil Española, con 61 años, Antonio Machado emergió como una figura emblemática ante el compromiso histórico vivido por su país, pero por su condición de republicano tuvo que viajar al exilio a Collioure (Francia), donde murió el 22 de febrero de 1939. En lo personal era discreto y prudente, de amplia sensibilidad, viviendo las experiencias con intensidad, buscando el fondo y las causas de las cosas. En su poesía no es tan relevante la forma, la musicalidad y la buena rima, como la necesidad de expresar lo íntimo y personal. Es «una honda palpitación del espíritu», «el diálogo del hombre con su tiempo». En sus obras, Antonio Machado dió mucha importancia al sentimiento que había de impregnar la imagen; y rechazaba la poesía surrealista porque no tiene estructura lógica, considerándola una deshumanización, pues no le atribuía la capacidad de «hablar con el corazón». Se puede decir que es uno de los poetas más importantes del siglo XX y uno de los que más se leen todavía y del que más hemos tarareado sus letras, probablemente porque ha sabido sortear los vientos de la moda y del olvido.

v Trabaja en la parte de los verbos, en el Diccionario de ideas afines. v Durante siete años, hasta 1919, enseña Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato instalado en la Antigua Universidad Baezana. v En 1932, inicia su profesorado en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid. v En 1919 se traslada a Segovia, para participar en las actividades de la reciente Universidad Popular. v Se licencia en Filosofia en la Universidad Central, la actual Universidad Complutense.

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SU OBRA... 1. Campos de Castilla (en 1912 descubre el paisaje castellano reflexiones morales y filosóficas a raíz del conocimiento de la realidad castellana andaluza. 2. Soledades, galerías y otros poemas, de tono melancólico e intimista, 3. El crimen fue en Granada, a Federico García Lorca. 4. Nuevas canciones (1924), un cancionero con poemas. Predomina el tono sentencioso y reflexivo. 5. Proverbios y cantares, el primer libro en prosa de Antonio Machado:. 6. La guerra (1936-1937), último libro publicado en vida. Contiene poemas y prosas cuyos temas y motivos giran en torno a la contienda. Trata del héroe anónimo, de la juventud y del compromiso del intelectual en la causa del pueblo. 7. Entre 1937 y 1939 publica un total de 26 artículos en La Vanguardia, que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República. 8. Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. 9. En sus Poesías completas de 1928 y 1933, se decanta una lírica de tema amoroso y erótico inspirada por la que fue, tras la muerte de su esposa, su gran pasión en la vida real, Pilar de Valderrama, llamada Guiomar en

El Guadalquivir

Algunos de sus Símbolos... t EL AGUA: Regeneración corporal y espiritual. t El CREPÚSCULO: Expresión de la lucha entre la luz y las sombras; premonición de muerte t LA NOCHE aparece personificada como una vieja amiga del poeta y es su confidente. t LA FUENTE: El agua que brota, símbolo de anhelos, de ilusiones. t EL CAMINO: La vida en su devenir, como peregrinaje y búsqueda. t EL AIRE: La libertad del hombre t EL FUEGO: La poesía amorosa t LA TIERRA: La realidad solitaria t LA CRIPTA, EL LABERINTO O LAS GALERÍAS: la búsqueda del mundo interno, del alma. t EL ESPEJO: el lugar donde se proyectan los recuerdos y los sueños. 30

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ANOCHE CUANDO DORMÍA Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que un sol ardiente lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón.

Joan Manuel Serrat, unos de los cantautores que musicalizó sus poemas.

DE PROVERBIOS Y CANTARES

Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar. Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse. Ayer soñé que veía a Dios y que a Dios hablaba; y soñé que Dios me oía... Después soñé que soñaba. No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada; yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas. EL MUNDO DE SOPHIA

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¿Qué es en realidad el

«miedo escénico»? Felipe Aguirre

Director de Orquesta por el Conservatorio de Viena

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entro del conocido hecho de «actuar en público» existe una paleta muy extensa de matices. Desde un sencillo brindis, pronunciado al cobijo de la mesa familiar, hasta una representación artística frente a cientos o miles de personas que no conocemos… Éstas y todas las gamas intermedias tienen algo en común: el fenómeno psicológico que se ha dado en llamar el «miedo escénico». Y, a pesar de que lo escribimos entre comillas para restarle dramatismo, la realidad es que todos, en mayor o menor medida, lo hemos sufrido una que otra vez. Pero ¿qué es en verdad este miedo? Creo que sería útil plantear la cuestión desde el punto

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de vista artístico, pues es en el escenario, propiamente dicho, donde el hombre ha librado algunas de sus más duras batallas frente a ese gran desconocido… Pero para responder a este interrogante es necesario primero indagar acerca de lo que motiva a un artista a subirse a una tarima. Descartando todo hecho «extra-artístico» (como la fama, el reconocimiento, el prestigio, la seguridad de sí mismo, etc.), y haciendo de lado el concepto de arte como «vía de realización», encontraremos que en lo psicológico uno de los motores esenciales que tiene el actor, el músico, el bailarín o el declamador es la profunda necesidad de compartir con su audiencia los fuertes sentimientos que su arte le procura en privado. Esto va desde el querer transmitir en una conversación ideas y conclusiones a las que hemos llegado por la reflexión y la comprensión y que tienen un valor afectivo para nosotros, hasta una revelación, en sentido artística, donde lo que el personaje en cuestión se siente con el deber moral de transmitir a los demás dicha verdad. En este último caso podemos englobar no sólo las obras de arte, sino también los descubrimientos de la ciencia y las revelaciones religiosas. Pero en el caso concreto del arte, y, sobre todo, de


Arte - Psicología la interpretación de las obras ya existentes, podemos decir que el artista, en su esfuerzo por llegar hasta la esencia de su objeto de estudio, encuentra, en mayor o menor medida, una verdad en él, es decir aquel «mensaje» que subyace detrás de su forma. Y es entonces cuando, ante la dicha que supone la contemplación de tal verdad, no puede quedárselo para sí y necesita entregarlo a los demás. Ahora bien, en ese proceso de «entregar» aquello que nos inquieta en nuestro interior existe una gran diferencia entre ensayar algo en casa, en solitario, y presentarlo ante los demás. Pues, ¿quién no ha vivido la dura experiencia de haber preparado con esmero algún breve discurso y, al momento de ver los rostros expectantes de su público, perder todo hilo y todo guión?… Muchas veces basta que una sola persona nos escuche —incluso un ser cercano— para que se desmorone nuestro aparentemente robusto edificio. Y esta idea conduce a una primera afirmación: el protagonizar un acto público es cualitativamente diferente de la vivencia en privado, nos lleva a un límite que supera nuestra actividad cotidiana, exigiendo una entrega extra-ordinaria y una activación de todas las capacidades de que disponemos. Además, ante la imposibilidad de repetir y de corregir, como lo haríamos en casa, la sensación del tiempo y del espacio se intensifican al máximo, creando una impresión de inminencia e irrevocabilidad del presente. El efecto es notorio: nuestra predisposición emocional, que en condiciones normales suele permanecer pasiva y receptiva, se ve de repente afectada por una ráfaga de in-

tenciones exteriores (de todo tipo) que, cual dardos invisibles, parecen clavarse en nuestro estómago, produciendo aquellas famosas «mariposas». Pero ahondemos ahora en la idea de la representación artística en sí misma. El artista, en sentido amplio, tiene dos vías de abordar la interpretación: la primera de ellas, de índole racional, hace referencia al control técnico, es decir a todas aquellas herramientas y habilidades mecánicas y motrices —en suma mentales— de que dispone para presentar la obra, por lo menos desde el punto de vista de su estructura formal y funcionalidad. Y la segunda, relacionada más con los sentimientos y la intuición, es lo que podríamos denominar la entrega emocional, que constituye el caudal de expresión que vivifica el armazón técnico, dotándolo de «alma». Aunque en el caso ideal una y otra son inseparables, en la práctica oscilan según la personalidad del intérprete, la obra en sí y el momento, a veces complementándose fructíferamente, pero otras excluyéndose de forma peligrosa. Así, encontramos a menudo artistas un tanto «parcos», lejanos de una implicación afectiva to-

¿Quién no ha vivido la dura experiencia de haber preparado con esmero algún breve discurso y, al momento de ver los rostros expectantes de su público, perder todo hilo y todo guión?…

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tal, centrados en el dominio de la técnica. O, en su antípoda, los «diletantes» (en su antigua acepción de «aquellos que se deleitan») que durante la interpretación suelen abandonarse con facilidad a la emoción, perdiendo el contacto con los medios propios de la ejecución. En forma metafórica, si imaginamos la profunda esencia de una obra artística como un «paisaje maravilloso» que sólo puede ser contemplado desde la altura, podríamos intuír la situación ideal del acto artístico como un «caminar al borde del precipicio», siendo aquel riesgoso paraje el único lugar desde el cuál artista y público pueden disfrutar en su totalidad dicho «paisaje». Esta sugerente imagen nos lleva a comprender los dos extremos, anteriormente mencionados, es decir el efecto que la ambivalente predisposición del artista puede llegar a ejercer sobre el público: aquel que se excede en el control técnico es como si caminara cómodamente a diez metros del borde, lo cual suele despertar bostezos entre un público atento y sincero; y el otro, que en su desprendido arrojo pisa más allá de la raya y cae al vacío (léase aquellos momentos en que el artista queda en blanco por «exceso de emotividad» —o «falta» de control—), lo que le impide seguir lle-

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vando de la mano al oyente o espectador por los caminos de la contemplación del «horizonte» de la obra. A la luz de esta metáfora, el mágico alumbramiento de una obra artística pareciera pender de un sutil hilo, del equilibrio de estos dos aspectos: el de arriesgarse a andar cerca del abismo pero sin dar ese «último paso», sino manteniendo constantemente un invisible pero efectivo «contacto» con el suelo, es decir la conciencia de la memoria, la fluidez de la idea, el concepto de forma y unidad, la coherencia y la claridad, etc. Pero si ahora, por último, recordamos lo dicho anteriormente acerca de la diferencia entre una situación cotidiana y una actuación pública y las trasladamos a la imagen descrita, encontraremos que el suelo en el que nos movemos cuando practicamos algo «a solas» se encuentra a menudo —salvo contados momentos de inspiración— lejos del «límite». Pues durante la preparación de una obra, cuando hacemos «simulacros» teniendo en frente sólo espectadores imaginarios, también el «paisaje» de tal obra corre el peligro de mantenerse imaginario, pues ¿quién va a querer arriesgarse a llegar hasta un límite si no hay necesidad? Entonces, ¿no será esa presión que ejerce la presencia examinadora del público la fuerza que nos conduce del cómodo lecho de nuestro estudio al «borde del precipicio»? ¿No es la actitud perceptiva de los espectadores la que nos impele a superar nuestras propias limitaciones para entregar lo mejor que tenemos, e incluso más? Y, en suma, ¿no son nuestros aparentes miedos (miedo al ridículo, a ser juzgado, a estar «al descubierto») en realidad un ejército invisible que nos empuja, a veces por la fuerza, a llegar hasta al límite del «suelo firme»?


¿No será esa presión que ejerce la presencia examinadora del público la fuerza que nos conduce del cómodo lecho de nuestro estudio al «borde del precipicio»?

¿Qué es, entonces, el miedo? Para los guerreros de la antigüedad era un gran aliado, pues si está de nuestro lado agudiza nuestros sentidos, acrecienta nuestra atención, enaltece nuestras habilidades y eleva nuestra conciencia. Pero, claro, si en cambio permitimos que se yerga como un todopoderoso enemigo, nos oprimirá, bloqueará y menguará nuestras capacidades. Sentir su presencia antes de salir a escena nos recuerda que estamos ante algo grande. Situados lejos del efímero transcurrir de lo cotidiano, nos hace percibir el tiempo como un momento único, intenso, un tiempo «fuerte» en el que nuestras palabras y acciones pueden repercutir en los demás o, por qué no, transformar sus vidas. No es, pues, la faz del miedo escénico tan terrorífica como nuestra psique a menudo nos hace creer, ni su efecto tan nefasto si se le puede controlar y convertirlo en un aliado. Tampoco es casualidad que muchos de los discursos más elocuentes, de las poesías más inspiradas y de las interpretaciones musicales más conmovedoras brotaran en situaciones de inmensa «tensión», y de manos de aquellos que siempre buscaron el límite de lo posible, que se arriesgaron a caminar siempre en el «filo del abismo».

La técnica es sólo un medio, un camino para llegar a aquel punto desde el que se divisa la totalidad de la obra, punto lejano, eso sí, del confort. Como dijo uno de aquellos grandes artistas, el músico Nikolaus Harnoncourt, mientras animaba a los tímidos miembros de una orquesta a trascender la comodidad del control técnico, ese anodino desierto de la «tierra firme», para poder interpretar a Beethoven con la fuerza e intensidad que merece: «No teman a la catástrofe, sólo al borde del precipicio se encuentra la belleza». m

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Cartas a un joven idealista EL RETORNO DE LA SABIDURIA PERENNE

Francis J.Vilar Herminia Gisbert

Querido Jorge: Con este capítulo sobre el retorno de la sabiduría perenne, ponemos broche final a nuestro recorrido por la rica multiplicidad de formas de vivir y de pensar que han existido a lo largo de la Historia. Unas vías de conocimiento que, como afluentes de un mismo río, desembocan todas en el gran océano de la Sabiduría perenne. A lo largo de nuestros tres siguientes entregas, recogeremos las inquietudes internas del momento presente, en donde una nueva conciencia está empezando a emerger hacia el reencuentro de nuevos valores humanos.Y no decimos que son nuevos en el sentido de «primeros», sino en el sentido de válidos. Si bien son los mismos valores que han servido de base moral a las civilizaciones vistas hasta el momento, su atemporalidad los hacen ser tremendamente útiles para 36

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aquellos que mas allá de las limitaciones epocales y geográficas, sentimos latir en nuestro interior la semilla de la eternidad. Varios son los factores que han desencadenado en los últimos siglos la búsqueda hacia el reencuentro con esa Sabiduría atemporal: En primer lugar, debemos tener en cuenta una de las leyes de la naturaleza que se convierte en premisa, imprescindible para poder entender el proceso de manera global: la ley de los ciclos. Ella nos recuerda que el universo evoluciona en base a un movimiento cíclico en espiral. Ciclos que se repiten una y otra vez, en un «eterno retorno», pero siempre alcanzando un grado mayor en cada revolución. Como ya comentamos en artículos anteriores, el tiempo en espiral es aquel que permite la evolución histórica y la evolución de la conciencia, pues la repetición consciente es la que lleva al ser humano a la maestría, tanto a nivel individual como social. De esta manera, como las olas del mar, los ciclos históricos se suceden unos a otros en un continuo vaivén en busca de la estabilidad y la perfección… Civilizaciones que otrora fueron colosales modelos de grandeza, hoy yacen se-


pultadas en las arenas del desierto, en el fondo del lecho marino, o bajo las abruptas y boscosas selvas… y otras, vuelven a levantarse para ir gestando un nuevo amanecer en el horizonte del hombre y de la historia. Sobre las ruinas de antiguos templos se construyen nuevos santuarios. De arcanas ciencias se redescubren nuevos conocimientos, y de las viejas ideas surgen nuevas verdades y se conciben nuevos paradigmas. Así, es lógico suponer que tras la caída paulatina del materialismo imperante en los últimos siglos, el ciclo natural de la existencia retornará hacia una en cuenta, está en relación a una caractevisión más espiritual del mundo y de la vida rística innata del alma humana y que obedece en general, volviendo a compensar el desequi- al fin trascendente de la evolución. Llevado librio anterior. En los últimos tiempor el anhelo de perfección, el pos hemos podido ser testigos de hombre tiene una insaciable cuTras la caída la invalidez de los postulados mariosidad hacia todo aquello que terialistas, tanto a niveles físicos le rodea y un natural deseo por paulatina del como metafísicos, que condujeron conocer y comprender. Cualidamaterialismo al hombre hacia una reacción nades inherentes a la «gran bústural de re-(e)volución: el modelo imperante en los queda», pues constituyen los del universo como un ciego mecaprimeros peldaños de la larga nismo está siendo sustituido por el últimos siglos, el escalera que conduce a la conmodelo orgánico, más acorde y afín ciclo natural de la quista consciente de la Sabidua la Ley Natural; la fatiga del viejo ría. mundo, cínico y descreído, va poco existencia retorDe ahí que muchos han sido a poco cediendo ante el avance de aquellos que en los últimos sinará hacia una minorías incipientes con nuevas anglos, tras el interés por descusias de aventura, de espiritualidad visión más espiri- brir nuevos países y formas de y de pasión por la vida; Occidente abrir nuevas rutas comertual del mundo. vida, re-orienta su mirada hacia la búsciales, desenterrar conocimienqueda de un nuevo amanecer tos dormidos en de la luz espiritual; y el hombre las profundidades comienza otra vez a mirar hade la tierra o en cia su interior al encuentro de los sótanos de bisu propia esencia inmortal. bliotecas secretas, El segundo factor a tener o tan solo por el único afán de aventura, se fueron adentrando en diferentes universos tanto geográficos como mentales, convirtiéndose en precursores de un nuevo paradigma, en donde la Sabiduría Perenne deberá ocupar un lugar relevante. Desde la publicación, en el siglo XIV, del Libro de las Maravillas de Marco Polo, que despertó el deseo por EL MUNDO DE SOPHIA

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explorar paises desconocidos u olvidados, hasta la aparición, ya en el siglo XX, de nuevas ciencias como la Egiptología, la Física cuántica, la Arqueoastronomía o la Cosmobiología, que ponen al descubierto nuevos campos del saber, hemos asistido a una gran cantidad de hechos que son puertas abiertas a una nueva cosmovisión mundial que comienza a despuntar. Encabezada la lista por el gran elenco de investigadores y orientalistas de los siglos XVIII y XIX dispuestos a penetrar en los tesoros místicos y filosóficos de Asia, podemos seguir por las primeras publicaciones en el siglo XVIII de textos literarios de incalculable valor metafísico, como por ejemplo los Upanishads o el Bagavad-gita, del hinduismo (por nombrar tan solo uno); las inapreciables aportaciones en materia de Sabiduría Oculta de H.P.B. y la Sociedad Teosófica durante los siglos XIX y XX; los descubrimientos arqueológicos de ciudades que se creían míticas, como Troya, Creta, Mohenjo Daro, o Harappa, también del XIX; los importantes trabajos realizados (ya en el siglo XX) en diversos campos del saber: Mircea Eliade en la antropología de lo sagrado, C. G. Jung en la psicología, Carlos Castaneda en el chamanismo o Frijot Capra en Física cuántica, por citar tan sólo a algunos de los muchos precursores de este nuevo paradigma. No cabe duda de que estamos asistiendo, como diría el mismo Capra, a un punto crucial, un momento gozne en la historia de la humanidad; y todo indica que, si sabemos aprovechar 38

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el impulso, podría llevarnos hacia el re-encuentro con la Sabiduría Perenne. Por otra parte, el desencanto del materialismo y del progreso tecnológico como medios para lograr la felicidad y la paz mundial, y la falta de respuestas metafísicas a las inquietudes profundas espirituales por parte de las religiones imperantes, está llevando al hombre de nuestro siglo hacia una búsqueda consciente de nuevos valores éticos, metafísicos, políticos y ecológicos, que le permitan vivir en armonía con la naturaleza y con los demás hombres, reencontrando su legítimo lugar en el universo. En nuestro momento actual, la «manía mental» de querer etiquetar todas las ideas —mas allá de la coherencia racional y utilidad de las mismas— ha saturado nuestro mundo de «ismos» (racionalismo, empirismo, mecanicismo, positivismo, capitalismo, socialismo, cubismo, surrealismo, etc…) llegando a esterilizarlo. Por otro lado, la constante frustración del hombre por no poder obtener respuestas validas y necesarias que le permita llevar una

Un nuevo paradigma está empezando a emerger entre las ruinas de lo viejo.


cultural que estará firmemente enraizado en lo que fue, es y será siempre. La historia, como una gran maestra de vida, vuelve una y otra vez a recordarnos que el hombre que olvida su pasado, está condenado a repetirlo… Sin embargo, nosotros no hemos olvidado. Lo que fue no puede cambiarse, pues ha quedado inscrito en los anales del tiempo. Como legítimos herederos de la sabiduría, recogemos el legado atemporal de los sabios, el silencioso mensaje de las piedras y las arcanas enseñanzas de los antiguos textos manuscritos para aprender de todo ello, extrayendo los valiosos tesoros que, cual preciadas perlas, insertaremos en el collar de nuestra conciencia. Con todo

ello iremos conformando una unidad rica y coherente que nos puede ser muy útil y práctica en nuestro vivir, a la vez cotidiano y trascendente, de este siglo XXI. La visión de un universo material, frío y desalmado, regido por ciegas leyes y mecanismos automáticos, ha comenzado a derrumbarse estrepitosamente, y una nueva visión del hombre y del cosmos comienza a emerger, lenta pero inexorablemente, entre sus escombros. Un paradigma que coincide cada vez más con la visión mantenida por los sabios y místicos de todas las épocas y tradiciones. Así, en los albores del siglo XXI un nuevo ciclo de tiempo se cierra en una nueva vuelta que asciende en la espiral de la evolución y que nos acerca un paso más hacia la Sabiduría Universal. m

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© Exposición «Mayas Tradiciones del Sol». Fundación Sophia, NASA.

vida acorde a sus necesidades internas, todo ello unido a una profunda decepción nacida de tantos fracasos acumulados, ha generado el escenario propicio para el resurgimiento de una nueva cosmovisión, en donde lo sagrado, la integración del hombre con la Naturaleza, la concordia entre los pueblos y el entendimiento entre los seres humanos, ocupen un lugar preponderante. Estamos convencidos que sólo la Sabiduría es capaz de devolverle al ser humano la esperanza, puesto que ella es la única que otorga al hombre el conocimiento de su propia naturaleza espiritual, el recuerdo de su divino origen y la conciencia de su trascendente destino en el marco de la eternidad. Un nuevo paradigma está empezando a emerger entre las ruinas de lo viejo. Un nuevo modelo

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