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ENCARNADA LIDIA LEZAMA
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Primera parte
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veces la vida te juega rudo cuando menos te lo esperas ― pensaba Toffee mientras cruzaba elegantemente de un salto la cerca que separaba su casa del jardín siguiente, en donde lo esperaba su vecino y compañero de correrías Motas. —Y bien mi apreciado Motas ¿qué tal te fue en tu chequeo trimestral? — preguntó acercándose con felino paso, al cojín en donde Motas se encontraba esa mañana tomando el sol.
—Como siempre que voy Toff, ¡horrible cosa!, pero necesaria, esta vez el pinchazo no dolió tanto. —Vaya Motas, cualquiera diría que a estas alturas ya no debería doler en absoluto, considerando las veces que te han vacunado en el cogote. —¡Nah! ¡Igual siempre duele!, y la espera se te hace eteeerna mientras el Doc atiende a otros que están antes, pero dime ¿a qué has venido?, además de a interesarte por mi control de vacunas. —Pues obviamente a ponerte al día de los últimos acontecimientos del vecindario, antes de salir en nuestra acostumbrada ronda nocturna. —¡Vaya! Y según tú ¿qué tanto puede haber pasado en el tiempo que he estado fuera?
—Muchas cosas Motas, muchas cosas —dijo con aire distraído Toffee, observando un punto por encima de la casa de Motas. —Pero viendo tu disposición argumentativa, creo que mejor te lo digo más tarde, cuando estés más receptivo, ahora iré a dar un recorrido matutino, ¡hasta esta tarde! —Concluyó Toffee mientras salía en carrerilla hacia la parte frontal de la casa, dejando a Motas nuevamente solo en el jardín. —¡Arrrgh! cómo me molesta cuando hace eso, viene y me deja con la intriga, condenado Toffee. —Mientras tanto Toffee salía corriendo por debajo del portón de la casa, y se enfilaba de manera veloz calle abajo, hacia el parque del vecindario, evitando al mismo tiempo a los perros vecinos que habían salido a... bueno, a lo que hacen en las mañanas todos los perros y que los gatos hacen de forma menos obvia.
-A
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—¡Te digo que no he sido yo querida! —le decía una ardilla macho a su pareja, mientras esta lo reñía.
—¡Cómo que no!, dime ¿a parte de ti quien más sabía en donde estaban escondidas las semillas? ¡Ahora habrá que empezar a recolectar otra vez!, como si fuera tan fácil, so ¡glotón! —Con este espectáculo se encontró Toffee nada más llegar al parque. —¡Pero bueno señora ardilla! ¿Por qué tanto disturbio a tan temprana hora? —preguntó como quien no quiere realmente enterarse de nada— Mire que los vecinos pueden llamar a la patrulla antimotines. —¡Antimotines! ¡Que los llamen si quieren! a ver si se llevan al glotón de mi marido. Además Señor gato Caramelo, ¿qué le puede interesar a usted una discusión entre marido y mujer? —Toffee, señora ardilla, mi nombre es Toffee no Caramelo —le acotó con desgano, dando una mirada general al sitio. —Caramelo, Toffee da igual ¿no?, a ver responda de una vez, y no me distraiga del arreglo de cuentas con mi marido, ¡la gula con patas aquí presente! —Pero querida ya te dije que no fui yo, bajé temprano del árbol para recoger semillas y cuando vine a guardarlas ¡todo estaba así!, y... ¡entonces llegaste tú y te pusiste a gritar! —¡Tcht! aguante un momento ahí señora ardilla —intervino Toffee levantando una pata antes de que la ardilla se abalanzara sobre su marido con intenciones asesinas.
—Para responder a su pregunta, de verdad me interesa esta discusión entre ustedes, ya que actualmente estoy investigando una serie de hurtos que han ocurrido en el vecindario, y según lo que puedo apreciar este podría ser otro de ellos. —Esto sí logró atraer la atención de la señora ardilla parando los intentos de alcanzar a su marido y estrangularlo. —¡Hurtos dice usted! —dijo poniendo los ojos como platos— ¡Aquí en el vecindario! ¿Desde cuándo?, pero si eso nunca ha pasado antes. —Exactamente, ese es el punto mí apreciada señora, como es algo que nunca
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antes habíamos vivido, no estamos conscientes de las señales que debemos notar, especialmente para no culpar a inocentes, como en este caso el señor Redondito aquí a mi lado.
—¡Toffee, tu sabes que no me llamo Redondito!, es Rondo, ¡Rondo E. Ardilla! —Intervino la ardilla macho con tono de queja. —Bueno señora ardilla, como le venía diciendo—continuo mientras ignoraba la intervención de Redondito—estos hurtos se iniciaron hace aproximadamente dos días, y desde entonces estoy a cargo de la investigación, comisionado por una de las víctimas, a la que no voy a mencionar en consideración a los privilegios entre un detective privado y su cliente —explicaba Toffee, mientras le pasaba una pata a Redondito por encima de los hombros y lo alejaba del alcance de su señora, solo en caso de que esta retomara el interés en su figura pachoncita. —¿Y cómo puede usted estar tan seguro que fue un hurto y no Rondo que se comió las semillas? —intervino la señora Ardilla poco convencida con la explicación. —¡Elemental mi querida señora!, por las huellas presentes en la escena del crimen, observe cuidadosamente donde se encontraban las semillas, ¿ve algo extraño?, ¿fuera de lugar tal vez? —¡Claro que veo algo fuera de lugar! ¡Todas las semillas están fuera del lugar!, están desaparecidas, solo quedaron las cáscaras. ¡Epa! ¿Qué es eso que revoloteó allí? —Permítame —dijo Toffee soltando a Redondito y dirigiéndose al sitio donde revoloteaba el objeto visto por la señora ardilla. —Mmmm, ¡justo como pensaba!, una pluma encarnada, esta ya es la tercera que encuentro en las escenas del crimen que he visitado —se volteó mostrando la pluma a Redondito y señora. —¿Y con eso piensa usted demostrarme que no fue Rondo? una pluma puede llegar de cualquier lado. —No señora, hay otros indicios, ¡fíjese usted!, para llegar a las semillas se arrancaron partes para agrandar el agujero de entrada, además de los ligeros rasguños, y la forma misma en que se comieron las semillas. Ambos sabemos que Redondito no come así, las otras pruebas son que no hay
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migas en el pelaje de su esposo, las cuales debería tener, si usted lo encontró casi que con las manos en la masa, y la última pero no menos reveladora, es que aparte de las cáscaras y la pluma, la zona está limpia, ¡no hay caca de perro! —¡¿Caca de perro, y eso que tiene que ver?! —intervino irritada la señora
Ardilla.
—Pues si se fija usted bien —y me sorprende que no lo haya notado— Redondito aquí ¡¿quién sabe por dónde anduvo buscando semillas?! el hecho es, que allí donde estuvo había caca de perro, la cual todavía tiene pegada en las patas traseras y anda dejando las mini muestras cada vez que da un paso—terminó Toffee al tiempo que señalaba con una de sus uñas a las patas de Redondito. —¡So cochino! y así ibas a subir a guardar semillas en el escondite, menos mal que tengo la nariz tapada por la gripe. —¡Uy!, no me había dado cuenta querida, ¡yo también tengo la nariz tapada!, ahora mismo corro a lavarme las patas —exclamó Redondito aprovechando para salir disparado hasta la fuente del parque y escapar a las atenciones de su esposa. —¡No tan rápido Redondito! creo que voy a acompañarte para hacerte algunas preguntas, con su permiso señora —se despidió Toffee tomando la dirección en que su amigo salió a lavarse las patas. —Bueno Redondito, si ya terminaste de higienizarte, me gustaría que me dijeras lo que no le dijiste a tu esposa. —¿Lo que no le dije?, ¡pero si les dije todo a los dos! —No..., ¡sabes que no lo has dicho todo!, cuando comentaste lo de los gritos de tu señora, dudaste en decir algo, algo que viste o algo que en definitiva hiciste, así que ¡déjate de rodeos y habla!; no me obligues a emplear métodos que implicarían una gran cantidad de dolor para ti, —decía mientras se inspeccionaba las uñas de una de sus patas. —¡Toffee, amigo! ¿De verdad me lastimarías?, ¿después de tanto tiempo de conocernos?—le preguntó en tono afligido la ardilla. —¡Uf! mi apreciado Redondo, sabes bien que soy un pacifista, estoy contra la violencia en todas sus manifestaciones, pero eso no me impide contar a tu señora
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esposa cierto secretillo tuyo, a eso me refiero cuando digo que implicaría una gran cantidad de dolor, no infringido por mí, sino por ella. —¡No se hable más! te diré todo lo que quieras saber —dijo Redondo temblando visiblemente. Esta mañana me levanté muy temprano y salí hacia la zona de la feria de comida, ¡tú sabes donde!, cuando venía de regreso me desvié a recoger semillas para guardarlas en el escondite, venía silbando despreocupadamente por el camino cuando pasó una sombra muy grande, escuché un chillido horripilante ¡del susto solo se me ocurrió correr hacia el almacén de las semillas para esconderme!, ¡me quede de una pieza cuando vi el estado en que se encontraba!, no había terminado de asimilar todo cuando se apareció mi señora, comenzó a gritarme y fue allí que llegaste tú.
—Bueno, Redondito, ¡viste que no fue tan difícil! —¿Tu si me crees, verdad Toffee? —Claro Redondito, ya dije que no creí por ningún momento que te hubieras comido las semillas, sobre todo sabiendo que venías de tu paseo matutino, por cierto, ¡toma! deshazte de este pedazo de cotufa con caramelo que tenías pegado en el pelaje—dijo entregándole la miga incriminadora a la ardilla. —¡Ah!, te recomiendo que te sacudas muy bien antes de llegar a tu casa después de tu paseo matutino, o tu señora se dará cuenta porque nunca rebajas, a pesar de la comida sana que te hace comer, y hasta ese día llegará tu secretillo. —¡Gracias Toffee! ¡Tú sí que eres un buen amigo! —¡Sí, sí!, nos estamos viendo Redondito —se despidió Toffee saliendo del parque en dirección al distrito comercial. —Así que, tres plumas encarnadas, en escenas del crimen diferentes, en horas diferentes, todas dentro del rango del vecindario, le unimos una sombra grande y un chillido horripilante, que no se había escuchado antes por estos lados, ya que Redondito puede reconocer fácilmente a varios tipos de aves depredadoras, mas la sombra que yo también vi de reojo cuando estaba en el jardín conversando con Motas —repasaba mentalmente Toffee, mientras continuaba su recorrido por las calles del vecindario.
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—Creo que me voy acercando a resolver este caso y recuperar lo hurtado, ¡si
señor!
—¿Cómo esta mi mejor cliente el día de hoy? —lo saludo un ratón asomado en un cubo de basura ubicado en un callejón. —Pues para serte sincero podría estar mejor —le respondió Toffee— ¿y tú, qué me dices Rat? ¿Qué tal la familia, alguna baja reciente? —No, para nada, todos estamos bien y completos, bueno hasta el último recuento de la mañana. Mmmm, ¿de casualidad vienes a alquilar otro cadáver convincente?, la prima Dela necesita algunos ingresos extras y es una de las mejores actrices que tenemos. —¡Enhorabuena, me alegro por tu familia! pero no, esta vez vengo por información, ¿aplica la misma tarifa? —¡Eso sí que es novedad!, ¿sobre qué o quién quieres información? — preguntó el ratón, con un brillo de interés en sus ojillos. —Verás, necesito saber todo lo que manejen sobre desapariciones de objetos, o comestibles, aquí en el vecindario durante los pasados dos días; y si alguien ha encontrado plumas encarnadas en los sitios donde han desaparecido las cosas. —Bien, bien, ¡eso requiere que active la R.E.D!, pásate por aquí durante la ronda nocturna, por esta vez tendremos un reporte completo por la misma tarifa. ¡Recuerda traer la paga!, por algo nuestro lema es ¡si su solicitud está a nuestro alcance, tenga la paga lista! —decía frotándose las patitas delanteras; al finalizar saltó del cubo y se internó en el callejón. —Creo que por hoy he cubierto varios aspectos de la investigación, es hora de regresar a casa, y cumplir con la inspección de rutina —dijo Toffee, saliendo del callejón.
En la ronda nocturna Segunda parte
—¡Pero bueno Motas, cada día te tardas más!, no me digas que descubrieron tu salida de emergencia —le increpó Toffee a Motas, en cuanto este último se acercó al alfeizar de una ventana donde lo esperaba cómodamente sentado.
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—¡No, para nada!, mi salida está bien oculta, lo que pasa es que hoy tardaron más en irse a dormir, y sabes que debo cumplir con mi ronda de vigilancia antes de salir contigo. —Sí, sí, ¡vamos pues, que se hace tarde!, hoy tenemos que pasar primero por el distrito comercial, debo ir a cerrar un trato con la R.E.D de Rat —le dijo Toffee saltando hacia la acera y comenzando a caminar. —¡Ah!, ya me preguntaba yo, para qué era el paquete que llevas —acotó Motas, mirando con interés la carga que transportaba Toffee. —La paga, ya sabes, se ponen frenéticos si no la tienen a la vista a la hora de cerrar el trato.
—¿Otro acto de gran cazador de ratones? —preguntó Motas con interés. —Pues no, esta vez se trata de información, pura y simple. —¿Información? —¡Uju!, eso mismo, si no hubieses estado tan quisquilloso esta mañana ya te habría contado todo.
—¡Es verdad! esta mañana me ibas a dar un recuento de lo que ha pasado en el vecindario mientras estaba en lo del Doc; y bien, cuéntame tu primero, que yo también tengo algunas cosas que comentarte. —Pues veras, todo comenzó hace aproximadamente dos días... —Pero hace dos días yo aun no había salido a mi control. —¡Shhh, no me interrumpas! —¡Perdón! —A la primera víctima, le hurtaron un objeto de gran valor... —¡Hurtos! quieres decirme que ha habido hurtos en el vecindario.... —¡Por favor Motas!, ¡¿quieres o no que te diga lo que ha pasado?! —¡Perdón!, otra vez. —Esta primera víctima se encontraba en la terraza de su casa junto al mencionado objeto, se tomó un momento para satisfacer una necesidad biológica personal, al regresar no encontró el objeto y en la escena del crimen en su lugar estaba una pluma encarnada.
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—¡Una pluma encarnada! oye Toffee... —¡Shhh!, interrumpes otra vez y no te cuento nada. —Está bien —dijo compungido Motas. —Desde ese momento y a solicitud de la parte interesada asumí la investigación de los hechos. El siguiente hurto se llevo a cabo en los galpones del distrito comercial, a las víctimas, una pareja de palomas, se les sustrajo parte del material que habían acumulado para armar su nido y allí también se encontró una pluma encarnada. El último de los hurtos se produjo esta misma mañana, a Redondito y señora les hurtaron, ¡no!, más bien les comieron todo su alijo de semillas directamente de su escondite, con la diferencia que esta vez sí hubo un testigo y aunque este no logró ver directamente al perpetrador, si lo escuchó claramente. —Y déjame adivinar Toffee, allí también se encontró una pluma encarnada,
¿no?
—¡Exactamente, mi querido Motas!, fui yo mismo el que la encontró, ya que llegué al lugar de los hechos siguiendo una pista fresca, y déjame decirte que si no llego cuando lo hice, en este momento estaríamos en el velatorio de nuestro amigo Redondito, su señora lo acusaba de haberse comido todas las semillas almacenadas. —¡Pero si Redondito a esas horas ya viene relleno de chucherías! —Bueno, eso lo sabemos tú, yo y el resto de los madrugadores que van a la zona de comidas, pero no lo sabe su señora esposa. —Bien ahora es mi turno de contarte....
—Un momento Motas, que ya llegamos al callejón de Rat, déjame primero finalizar el trato y después te presto toda mi atención. —¡Pero!...., ok... está bien —¡Salve, oh gato curioso que aun sigues con vida! —dijo una voz desde uno de los cubos de basura del callejón. —Rat, déjate de payasadas, vine a cerrar el trato, aquí traigo la paga acordada. —Está bien Toffee, ¡no aguantas una pequeña broma!, bueno toma, aquí está el reporte con los datos recopilados por la R.E.D —diciendo esto le entregó algunos
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trozos de papel con la información en ellos y le quitó el paquete a Toffee en menos de lo que canta un gallo. —A ver, a ver, mmmm, ¡ey Rat!, la mayor parte de esta información ya la conocía, ¡no me estas aportando mucho! —¡Pues eso es lo que hay hasta ahora!, pero si quieres mantener los radares activos, podemos establecer los términos de un contrato a largo plazo. —No creo, me las arreglare de algún modo con los pocos datos nuevos que hay aquí. —Bueno, tú te lo pierdes, ¡te tenía una oferta especial! —¡No, no, dejémoslo así por ahora! —acotó Toffee mientras salía del callejón. —¿Y bien, alguna información nueva, Toffee? —No mucho Motas, al parecer el perpetrador tiene un rango de acción específico, y un gusto algo raro en cuanto a comidas. —¿A qué te refieres? —Pues, los incidentes, que de acuerdo a esto serian cinco y no tres como pensaba, se concentran alrededor de unas tres cuadras de la zona residencial, de los cinco, tres están asociados a hurto de comida, y solo dos a hurto de objetos. En los dos incidentes que desconocía también encontraron plumas encarnadas, y ambos sucedieron en el mercado de agricultores, en uno destrozaron un aguacate resultando incriminada la R.E.D y en el otro mordieron varias tortillas desapareciendo algunas de ellas, en este último incriminaron a tu amigo el falderillo. —¡¿A Muffin?! No lo creo, ¡pero si es alérgico al maíz!, esto es el colmo, hay que detener esta cadena de eventos a como dé lugar. Por cierto Toffee, ¿qué fue lo que hurtaron a la primera víctima?, no me lo has
dicho.
—Ah, bueno..., eso es información clasificada mi apreciado Motas, ya sabes, confidencialidad entre cliente y detective privado. ¡Uf, pero que tarde se ha hecho! corre Motas, o vamos a llegar tarde al pase de revista —diciendo esto Toffee salió corriendo en dirección a su casa sin esperar a Motas. —¡Toffee, Toffeee!, ¡espérame!, todavía no te he contado.....
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—¡No hay tiempo Motas!, llego tarde a la revista nocturna, nos vemos mañana temprano —dijo Toffee, al tiempo que trepaba hasta la ventana del segundo piso de su casa e ingresaba a su interior. —¡¿Dónde estabas mi Toffee?! Aquí está tu bocadillo de antes de dormir —se escuchó una voz mimosa desde el interior de la casa, seguida del maullido y ronroneo de Toffee.
—¡Mañana será otro día!, espero que se solucione toda esta situación para bien, ¡a primera hora hablo con Toffee! —murmuraba Motas mientras entraba a su casa a través de una tabla suelta de la cerca, la cual volvió a su lugar una vez que este había pasado.
Tercera parte El otro día temprano en la mañana —¡Toffee, Toffeee, Toooffeeee, Toooofffff! —¡Ya te oí Motas! deja de hacer tanto ruido, ¡vas a despertar a toda la cuadra! —Baja Toff, tengo que mostrarte una cosa y decirte algo importante. —Muy bien, ¡Motas allá voy!, muévete un poco si no quieres que te caiga encima —y diciendo esto aterrizó como solo pueden hacerlo los gatos, justo al lado de Motas.
—Realmente te envidio Toffee, ¡la manera que tienes de saltar y siempre caer
de pie!
—Que te puedo decir Motas, es cosa de genes y nada más. ¿Y bien, qué es eso tan importante que tienes que mostrarme? —¡Mira aquí! —dijo Motas, mientras señalaba con la pata un sitio debajo de un árbol del jardín. —¡Plumas encarnadas! ¡Vaya, vaya!, ¿Motas, se ha llevado algo del jardín?, ¿alguno de tus juguetes, tu comida?, ¿has visto algo? —preguntó ansiosamente Toffee.
—Pues.., es decir.., bueno ¡no sé!, en cuanto las vi corrí a llamarte y no pensé en revisar si faltaba algo, pero eso no me preocupa mucho realmente, ¡siempre tengo mucha comida y el jardín está repleto de tantas cosas!
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—¡Que no te preocupa, dices!, que tal si falta algo y te culpan de su desaparición, ¿qué me dices de las otras víctimas, de las cosas que les hurtaron? —Mmmm, no creo que mi Laura me culpe de nada, sabes ¡ella me adora, no puede vivir sin mí!, siempre me lo dice cuando llega a casa y me rasca la panza. Aunque tienes razón en un punto, se me habían olvidado las cosas que se llevaron, sobre todo lo que tu cliente te encargó recuperar. —¡Motas, tenemos que buscar un rastro!, presiento que estamos cerca de descubrir al que ha estado hurtando cosas en el vecindario. —Está bien Toff, pero sabes que tan temprano por la mañana no funciona muy bien mi olfato, hay que esperar a más tarde, ¡oye! lo que te quería contar, es que mi Laura está cuidando una Cosa Tusca, se la trajo la prima antes de ayer, yo no la pude ver, venía en una caja cuadrada tapada con un paño y después me dejaron donde el Doc; te quería preguntar ¿tu sabes qué es una Cosa Tusca? —¡No Motas, no tengo ni idea de qué es una Cosa Tusca!, y ahora realmente no es mi prioridad, porque no vas con la Laura a que te la muestre, así sales de esa duda tu solito —dijo Toffee en un tono algo molesto. —Es que me da repelús, la guardó en el cuarto del medio, el que recién pintó, ¿por qué no me acompañas? —¡Ja! ya te dije que ni muerto vuelvo a entrar a la pesadilla rosa de la Laura...... —¡Eeeeck! ¡Eeeeck! —en ese momento se dejaron escuchar unos chillidos provenientes del cuarto del medio. —¿Qué ha sido eso? —dijo sobresaltándose Toffee. —Ahí vamos otra vez!, por eso también me da repelús, cuando estoy más ¡relax, relax! sobre mi cojín, la Cosa Tusca pega esos chillidos, tú no te has dado cuenta porque no paras pie en tu casa, pero la iguana de al lado me dijo que hace eso desde que llegó hace dos días. —¡Y hasta ahora me dices que hay una Cosa Tusca en tu casa desde hace dos días, que además pega esos chillidos! ¡Motas eres un desorientado! —Pero... Pero, si trate de contarte todo ayer y tu no...... —¡Vamos, quieras o no hay que entrar a la pesadilla rosa! —expresó Toffee
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mientras corría veloz hacia la puerta de la cocina de la casa. —¡Espérame Toffee! —Motas, ¡alto ahí, no vayas a subir la escalera como siempre lo haces!, puedes alertar a la Cosa lo que sea y tenemos que evitar que huya —Le dijo Toffee a Motas desde el rellano de la escalera.
—Ok, Toff, subo con paso silencioso —Una vez frente a la puerta del cuarto del medio, Toffee comenzó a empujarla lentamente para no hacer ningún ruido que alertase al ocupante. —¡Qué bueno que mi Laura no cierra la puerta de este cuarto! —¡Shhh, Motas! —¡Ajá, alto ahí malandrín! ¡Así te quería encontrar! —le gritó Toffee a un pájaro de plumaje encarnado, que en ese preciso momento estaba quitando el seguro de la jaula donde se encontraba. —¡Eeeeck, eeeeck!, ¡que alguien llame al 911, eeeeck! —¡Silencio Cosa Tusca! o me veré obligado a silenciarte yo mismo —expresó Toffee mientras se ubicaba de tal forma que bloqueaba la puerta de la jaula, desplegando simultáneamente todas sus garras retráctiles. —Pero Toff, ¡no le puedes hacer nada a la Cosa Tusca de la prima.....! —¡Quieto Motas!, hay que arreglar de una vez este feo asunto de los hurtos. —¡Vaya! así que el lindo minino sí que tiene garras —Intervino el pájaro encarnado en tono de mofa.
—Muy bien Cosa Tusca entrégame lo que hurtaste a las palomas y a mi
cliente.
—¡Uy!, pero cuanto barullo por una madejita de hilo, ¿o más bien será por ese cascabelito tan cuchi?
—¡Ni una palabra más Cosa Tusca! —dijo Toffee amenazadoramente. —¿Cascabelito cuchi? oye Toff... —comenzó a decir Motas —Bueno, la madejita de hilo de las palomas se la puedes pedir a los canaritos, si es que tienes corazón para eso, creo que ya la usaron en su nido, ahí en el árbol, ¡ese sí que fue un buen canje! —dijo despreocupadamente el pájaro. En ese momento
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se escuchó abrir la puerta de la planta baja y una voz que decía— ¡Motas, llegué temprano! vine con la prima, hoy se lleva su Cacatúa, ¿Dónde está mi Motitass? —Rápido, tú pájaro ladrón ¿dónde está el cascabel? —preguntó ansioso Toffee.
—Ok, ok, tienes suerte gato, nadie quiso cambiarlo, ¡ni siquiera el ratón ese del callejón!, una cosa muy cursi con poca salida, fue lo que dijo, ¡ahí esta!, debajo de los periódicos. —¡Por fin! —dijo Toffee, dando un brinco hasta los periódicos tomó el cascabel, y salió corriendo del cuarto con Motas pisándole los talones. Se escondieron detrás de las cortinas de la ventana del pasillo mientras la Laura y su prima entraban al cuarto del medio.
—¡Ayyy, que bello te quedó el cuarto prima Laura! este tono de rosa combina exacto con las plumas de mi Catucki, no te dio problema alguno, ¿verdad? —Para nada prima, tu Cacatúa es un tesoro, cuando quieras te la cuido otra
vez.
—¿Qué raro? Motitas no vino a saludar, debe estar profundo, vigila toda la noche —conversaban mientras bajaba las escaleras— bueno ¡adiós prima! —se escuchó al cerrar la puerta, mientras la prima se llevaba la jaula con su Cacatúa.
LIDIA J.LEZAMA Venezuela
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