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Hans Haacke

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Cristina Garrido

Cristina Garrido

Hans Haacke

Photographic Notes, documenta 2 [Notas fotográficas, documenta 2],1959

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El éxito de la documenta 1 en 1955 animó a la celebración de una segunda edición en 1959, con la intención de convertir ésta en una convocatoria estable. Esta decisión venía motivada por la irregularidad y la falta de visión panorámica del otro evento de mayor envergadura en relación al arte moderno, la Bienal de Venecia. Frente a ésta, los organizadores de la documenta pretendían ofrecer una exposición basada en la calidad de las obras y con un discurso unificado. Tanto Werner Haftmann, como Arnold Bode volvieron a estar al cargo de la selección y la disposición museográfica. En esta ocasión, y dado el interés del primero por la abstracción, se dio prioridad a los autores abstractos de las primeras vanguardias y a la nueva generación de artistas informalistas. Esta elección se aliaba con un discurso ideológico de más calado que identificaba el arte no figurativo con la libertad, frente al realismo de connotaciones sociales y políticas, especialmente el realismo soviético. Esta misma línea artístico-política era defendida por diversas instituciones del arte estadounidense, país que se encontraba en plena expansión. De hecho, durante toda la década de los 50, los Estados Unidos, especialmente a través del International Program of Circulating Exhibitions del MoMA, había desplegado una amplia política de exposiciones en el extranjero para mostrar

Encouraged by the success of documenta 1 in 1955, the organizers decided to mount a second show in 1959, with a view to making it a regular event. This decision was partly motivated by the irregularity and narrow vision of the only other major modern art show at the time, the Venice Biennale. In contrast to that event, the organizers of documenta wanted to offer an exhibition with a unified narrative based on quality artwork. Werner Haftmann and Arnold Bode were once again responsible for selecting and arranging the featured works. This time, given Haftmann’s passion for abstraction, they prioritized abstract artists of the early avant-garde movements and the new Art Informel generation. This choice was aligned with a deeper ideological conviction that non-figurative art represented freedom as opposed to the social and political connotations of realism, particularly of the type practised by Soviet artists. This same politico-artistic premise was embraced by various art institutions in the United States, a country then in the midst of an artistic expansion. In fact, throughout the 1950s, the Americans— especially the MoMA with its “International Program of Circulating Exhibitions”—made it a policy to organize ambitious foreign exhibitions showcasing their brandnew Abstract Expressionism. This policy

el naciente expresionismo abstracto. Esta política tuvo su culminación en la Bienal de São Paulo de 1958 y en esta documenta 2, donde pudo verse un nutrido número de obras de artistas abstractos estadounidenses.

En 1959 Hans Haacke era un joven estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Kassel que pasó el verano de ese año trabajando como auxiliar de sala de la documenta. Esta oportunidad le permitió realizar un reportaje fotográfico de la misma, que permaneció oculto hasta que el historiador Walter Grasskamp lo encontró en el archivo de la documenta en 1981. En ese momento, Haacke era ya un artista destacado que trabajaba con un tipo de obras que cuestionaban la neutralidad ideológica del sistema del arte, conocidas bajo el término de crítica institucional. Estas obras primerizas anuncian ya una visión reflexiva sobre el mundo del arte. En ellas es el público, y no tanto las obras, el que desempeña un papel protagonista. Haacke imprime una mirada sociológica a una Alemania occidental que parece querer dejar atrás el recuerdo de la guerra y de unos crímenes no tan lejanos y avanza hacia la sociedad de producción y consumo que la caracterizará en los 60.

culminated in the 1958 São Paulo Biennial and documenta 2, where visitors were able to see a considerable number of works by American Abstract Expressionists.

In 1959 Hans Haacke was a young art student at the Staatliche Werkakademie in Kassel, and he spent the summer of that year working as a gallery assistant at documenta. That job gave him the opportunity to photograph the show, although his pictures were buried until 1981 when the historian Walter Grasskamp came across them in the documenta archives. By then Haacke was already a prominent artist with a reputation for works that challenged the ideological neutrality of the art establishment, a an artistic type of practice known as institutional critique. Those early photographs presaged the thoughtful reflection on the art world that would characterize his later oeuvre. In them, he chose to focus more on the audience than on the artworks. Haacke turned a keen sociological eye on the people of West Germany, seemingly determined to leave behind the memories of a not-so-distant war and its crimes and plunge headlong into the productive consumer culture of the 1960s.

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