La historieta autóctona y sus creadores
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La popularidad tiene nombre: Alfonso En uno de los extremos de esa madreña que casi simbólicamente ha trazado la naturaleza en la topografía astur, en un pueblo tradicionalmente agrícola, marítimo y pesquero, hoy también industrial, nació una vocación transcendental para la historieta asturiana. En Navia vino al mundo ese popular ovetense conocido por Alfonso. Vivió Alfonso en esa ciudad del occidente asturiano durante el corto periodo de un año. Después de vivir otros dos en Cudillero, su familia se afincó definitivamente en Oviedo, ciudad que él adoptó como natal: “Desde luego me siento de Oviedo aunque nací en Navia. Soy un carbayón pero, ante todo, soy asturiano”. Para corroborar su universalidad asturiana solía apostillar: “Pinón es del Oviedo, Telva del Sporting y Pinín del Unión Popular de Langreo”.
Un autor entrañable Si existe un autor asturiano de historietas con raigambre y verdadero carisma, este es sin ninguna clase de dudas Alfonso. Hablar de Alfonso en Asturias es como mentar a alguien popular y entrañable. Alfonso creó una serie de personajes enraizados en nuestras costumbres, que se mezclaron con el tipismo, se confundieron con su folclore y entraron en la mitología del pueblo astur. Hablar de Alfonso en Asturias es remitir a los asturianos a los personajes Telva, Pinón y Pinín.
Alfonso alcanzó a través de estos personajes una popularidad que disfrutó en vida y cuyo recuerdo aún perdura. Pero esta se asentó en años posteriores con otras facetas complementarias que le han traído, como artista y hombre de ideas populares, hasta nuestros días. Innumerables son los textos e imágenes salidos de su pluma, todos relacionados con nuestra tierra. Desde chistes a comics o tebeos pasando por postales, felicitaciones, esculturas, caricaturas, carteles de fiestas y romerías, ilustraciones, acuarelas, poesías, cromos e, incluso, libretos teatrales. Todo contribuyó a sustentar esa popularidad que hoy sigue manteniendo, cincuenta y ocho años después de haber creado a Pinón, Telva y Pinín. A finales de los años cincuenta comenzó a pintar acuarelas, destacando en la especialidad de los horreos. Con ellas logró que su nombre también fuera reconocido en esta nueva faceta, hasta el punto de ser uno de los primeros pintores que expuso su obra en el palacio de El Pardo. “Decían que yo era un enchufado, porque una de las primeras exposiciones que se hicieron en El Pardo fue mía. Había expuesto en la Sala del Pueblo cuando llegó Luis Díaz Alegría y me dijo que si tenía inconveniente en llevar la exposición a El Pardo. Creí que bromeaba. Aquella noche llegó un camión y se llevó los cuadros. A las nueve de la mañana estaba en El Pardo explicándole a Franco la exposi-
ción. Hablé durante media hora, en la que el Caudillo debió de decir unas cuatro palabras. Verdaderamente, era un hombre callado”.
Alfonso y el Día de América en Asturias El nombre de Alfonso está íntimamente ligado con el “Día de América en Asturias” que cada año, en Septiembre, acompañando a las Fiestas de San Mateo, se celebra en Oviedo con toda clase de algarabía popular. Y es que Alfonso ha sido uno de los que ha tenido la feliz idea de crear este homenaje que Asturias hace a todos sus hijos emigrantes y a los pueblos que los acogieron allende los mares. Un primer esbozo de este festejo había partido del
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La primera tira, partida en dos, de Las aventuras de Pinín
encargado en Valencia de construir los gigantes y cabezudos para Oviedo, en los años cuarenta. Éste, refiriéndose a la calle Uría y a los festejos ovetenses, había dicho: “Tienen ustedes, los ovetenses, una de las calles más bonitas de España para el desfile de cortejos y cabalgatas ...”. En 1950, la directiva de la Sociedad Ovetense de Festejos (S.O.F.) de la que Alfonso era miembro, propone la celebración de una cabalgata hispano-americana. La propuesta fue bien acogida y el 23 de agosto del mismo año se celebra la primera edición del “Día de América en Asturias”, anunciada con un hermoso cartel hecho por el propio Alfonso.
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El Día de América en Asturias de 1988 se dedicó póstumamente a Alfonso, como justo reconocimiento a su paternidad en la creación de esta fiesta popular. El mismo póster que pintó para la edición del 50 fue reproducido para la del 88. Una carroza con las figuras de Telva, Pinón y Pinín formó parte de la comitiva que enseñoreó la calle Uría de su querido Oviedo. Era el 17 de septiembre.
A quien Dios no i da fíos, San Mateo i da un sobrín Primero fueron Pinón y Telva (Pepe y Etelvina). Posteriormente supo llegar a los niños a través de ese pequeño personaje que representó el mágico sueño de una generación. Un sueño de aventuras, de viajes, de exotismo ... un sueño de libertad para unos niños traumatizados por una guerra que les era ajena. Un sueño rubio y menudo que se llamó Pinín (Pepín). Egipto, Estados Unidos, el Polo Norte,
la India, el Tíbet, el “madreñogiro”, la princesa china Ku-Cha-Rín y, en sucesivas aventuras, Sudán, Eritrea, etcétera. En fin, todo lo inalcanzable pero a “tiru de piedra” para la fértil imaginación de los niños, desfiló como un carrusel arrollador de aventura y gozó por los despiertos ojos de ese pequeño gigante procedente de Pajomal, pueblo de escasos vecinos situado en la cuenca minera, cerca de La Felguera. Con una gigantesca madreña que él mismo construye, Pinín -como Mickey- se lanza a la aventura. El río Nalón, en la Chalana, hace de primer fluido transportador llevándole hasta el bravío Mar Cantábrico por San Esteban de Pravia. Más tarde, cual portentosa nave espacial, la imaginación le llevará ... ¡hasta Marte! en donde encontrará, cómo no, a otro asturiano: el “coxu de Proaza”. Pinín vino a sumarse a los Mickey, Flash Gordon, Jorge y Fernando, el Hombre
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Izquierda, un cartel de Alfonso que contiene las cabeceras de algunos de los periódicos donde trabajó
Su primera caricatura, publicada en el diario Región Enmascarado, La Pandilla de los Siete, el Guerrero del Antifaz, etc. Pero además, Pinín hablaba el idioma de los niños asturianos y en sus aventuras se leían palabras tan patrimoniales como madreña, Nalón, gaita, El Magallanes, Gijón, Langreo, Oviedo, la calle Uría, San Mateo, Pachu, El Musel ... Pero esto es otra historia ... Paradójicamente, este ovetense sin par nació en Navia en 1910 y, aunque firma como Alfonso a secas, en el Registro consta como Alfonso Iglesias López de Vivigo. Humorista nato, ya en 1931 inició su labor profesional en el diario ovetense Región, donde publicó su primera caricatura, la del internacional delantero del Oviedo, Lángara. Sus colaboraciones continúan en La Nueva España, diario en el que participa desde su creación. En el número 1 de este rotativo que salió a la calle el sábado 19 de diciembre de 1936 dirigido por Francisco Arias de Velasco, se encuentra ya el trabajo de Alfonso. Durante la guerra española colabora en Carbón, en donde, entre otras, publica la virulenta serie bautizada como “Lo que pasó en siete días contado pa que te rías”. Después de nuestra contienda, en 1940, crea para La Nueva España los que, junto con Pinín, serían sus personajes con mayor popularidad: Pinón y Telva. Versión muy libre -como él mismo solía decir- de Don Quijote y Sancho bajo la perspectiva asturiana. La idiosincrasia del campesino astur y su respuesta a la civilización ciudadana, su directa ingenuidad, a la vez socarrona y cargada de doble sentido.
Al lado y en la página siguiente, algunos de los tomos recopilatorios con los chistes de Telva y Pinón
Muy pronto, Telva y Pinón se convierten en símbolos regionales haciendo popular su forma de vestir, el paraguas de Pinón o el pañuelo en la cabeza de Telva. En pocos años llegan a introducirse en nuestro folclore. Su popularidad fue tal que en algunos retretes y aseos públicos asturianos tenían colocadas imágenes de estos personajes en las puertas de acceso para diferenciar el destinado a cada sexo.
Entre 1940 y 1950, se imprimen y agotan siete ediciones de una recopilación titulada Cien chistes de Telva y Pinón. Pinón y Telva, venidos del papel, se incorporaron en cartón piedra a la galería de gigantes y cabezudos que desfilaron en el San Mateo de los años cuarenta. En 1943, Alfonso crea las aventuras de Pinín. Serán tiras de seis viñetas que se publicarán los domingos en La Nueva España con el título Aventures de Pinín que de Pinón ye sobrín, y que iniciaron su periplo el domingo 14 de
© Angel Ricardo
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Pinón: Non corría tantu como los de ahora...peru tenía una ventaja: ¡Nunca se i pinchaben les ruedes!
Gorda - ¡Va a fallate el auto-stop... ! ¿Non ves que por aquí pasen pocos camiones?
-Paezme, Telva... que aunque nos temos igualando los homes y las muyeres... ¡Non ye pa llegar a estu!
Los años pesan - Y pensar que me casé contigu porque haz cuarenta años ... ¡teníes un tipu comu el de Marylin! noviembre de 1943 en la página cinco que este diario dedicaba habitualmente a la gente menuda. Esta primera historia se desarrolla en cuarenta y cinco entregas, finalizando su publicación el 24 de septiembre de 1944. Con Pinín llega Alfonso a la apoteosis de la popularidad. Se convierte en un autor de historietas bien pagado para la época y, cosa rara, totalmente alejado de los centros de producción de este medio expresivo. Este hecho insólito no volverá a ocurrir con ningún otro autor hasta el boom de los años setenta. En 1957, por motivos de salud de su mujer, emigra a Madrid. Colabora con el diario El Alcázar haciendo todo tipo de trabajos relacionados con la gracia de sus
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Página de Amuca
Charlas políticas - Tate tranquilo, Pinón... que n’es elecciones de Octubre... el P.S.O.E. ¡va a meteyos el agua en casa a todos los demás! -¡Non me fiu! ¿Y si sigue la sequía?
textos y dibujos: chistes, caricaturas, ilustraciones, comentarios deportivos, etc. Más tarde pasará a trabajar para Arriba y Pueblo. En este último, llegó a crear más de trescientos personajes diferentes. Para el suplemento infantil de la revista Ama ideó el personaje “Amuca” que llegaría a ser como una especie de mascota de la revista. En 1962, entró en TVE donde permaneció hasta su jubilación. Para televisión dibujó y escribió infinidad de chistes y comentarios ilustrados, así como innumerables artilugios con los que trataba de dotar de animación a sus personajes. En
1971, animado por el boom de la historieta, decide hacer una nueva reedición de antiguos chistes de Telva y Pinón, previamente remozados con el título de Pinón y Telva 1971. En ese mismo año reeditó también Aventures de Pinín que de Pinón ye sobrín.
Al lado y en la siguiente, diferentes aspectos del recibimiento a Pinín el 24 de Septiembre del 44, tal y como fueron recogidas en la reedición de las aventures de Pinín
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Un héroe de historietas autóctono: Pinín Pues señor ... Telva y Pinón
Tenían un sobrinín inquieto como un gorrión. Con este verso situado como texto de apoyo, nació, creada por Alfonso la primera viñeta que daría origen a un fenómeno de masas sin equivalentes en toda la historia del cómic español: Aventures de Pinín que de Pinón ye sobrín. La historia de las andanzas de un “guaje” inquieto que tuvieron pendientes del dominical de La Nueva
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España a toda la chiquillería astur y a algunos mayores de edad, pero igual de críos en espíritu y corazón. No todo ocurre fuera de nuestras fronteras. Los fenómenos de masas en la historieta no se resumen a Asterix el galo ni al belga Tintín. El Principado de Asturias tuvo en los años cuarenta un personaje autóctono comparable a los mencionados. Ese fue Pinín. Cuando está próxima a finalizar la publicación seriada de estas aventuras en La Nueva España ... el diluvio: tres colec-
ciones de cromos con 576 estampas a todo color, figuras, cabezudos, caretas, edición de un álbum monográfico varias veces reeditado, cincuenta mil pesetas -de las de antes- por derechos de autor para Alfonso por la edición de los cromos, y hasta el popular cacao “Caopinín”. El miércoles 20 de septiembre de 1944, ante el entusiasmo popular que emanaba de una multitud de más de cien mil personas venidas de toda la geografía asturiana a su capital, Oviedo, y concentradas a lo largo de la calle Uría e inmediaciones, un
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Encima, en Oviedo Derechal, desfile durante las fiestas de San Pedro, en 1945
fiel réplica de “carne y hueso” del héroe asturiano de papel, paseó en olor de multitudes el triunfo popular de este ente de ficción. La entrada triunfal en Oviedo de Avelino Cuesta Valdés, el niño que encarnó a Pinín en aquel memorable 20 de septiembre de 1944, estaba prevista a bordo del archifamoso “madreñogiro”, réplica exacta del empleado por el sobrino de Pinón en sus correrías a través del mundo. Como la aviación en aquellos momentos no ofrecía las suficientes seguridades, el niño-Pinín llegó a Oviedo en tren y paseó en carroza con madreñogiro ante la comitiva del desfile que le estaba aguardando. Hubo otra demostración del fervor popular que produjeron las aventuras de Pinín. La S.O.F. había programado el recibimiento a Pinín para el viernes 15 de septiembre. Ese día se concentraron en la calle Uría más de cien mil personas, pero la lluvia obligó a retrasar el festejo homenaje para el miércoles de la semana siguiente. Durante los días que mediaron entre el viernes 15 y el miércoles 20, La Nueva España desplegó una intensa campaña publicitaria en relación con este acontecimiento y su cambio de fecha. Campaña insólita para la época, máxime tratándose de un personaje de historieta.
El miércoles 20, la aglomeración fue idéntica a la acontecida el día 15 o superior si cabe. Hubo hasta seis heridos entre la muchedumbre. Idénticas demostraciones de popularidad se produjeron en otras ciudades y villas asturianas. En La Felguera, durante las fiestas de San Pedro de 1945, un año después, el pueblo asturiano volvió a repetir el homenaje popular a este pequeño héroe. El éxito produce la emigración del personaje a Madrid. Sus andanzas serían publicadas en el suplemento dominical del ABC (Gente Menuda), en dos largas aventuras: Pinín en los Mundiales y Pinín en un viaje espacial. Ya no tendrán el interés de
las primeras, a pesar de contar con el atractivo del color, desde Madrid y para toda España. Eran otros tiempos. Los gustos habían cambiado. Y no existía la tradición en los niños, como en los años cuarenta, de la lectura masiva de tebeos. Tampoco los héroes clásicos tenían mucha aceptación en esta época. Aunque pequeño en estatura y edad, Pinín fue siempre un héroe al estilo clásico, un Ulises asturiano. En 1979, la productora Pelibat rodó en Asturias una película con las andanzas de este pequeño héroe de la cuenca minera como base argumental: Las aventuras de Pinín y sus amigos, que representará una novedad en relación con otros films espa-
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ñoles realizados partiendo de un personaje o una serie de tebeo: los personajes que interpretaron la ficción eran de carne y hueso. De esta manera, Pinín se convierte en el primer personaje creado para el cómic español que ha sido adaptado al cinematógrafo con actores. Por el momento, ni el más popular de todos los héroes de la historieta española, El Capitán Trueno ha conseguido que lo transplantaran en estas condiciones a la gran pantalla, aunque han existido y existen proyectos. En 1982, los personajes de Escobar, Zipi y Zape, tuvieron una adaptación con actores. En 1971, se hizo una nueva reedición de las aventuras de Pinín. En formato de libro, que no respetó el montaje original de seis viñetas por tira, pero sí mantuvo los dibujos y textos originales, a diferencia del volumen de Pinón, donde los chistes se rehicieron. En 1979, influido por la serie televisiva japonesa Mazinger Z, Alfonso crea un personaje que es una peculiar adaptación regional de éste, y que publica con el título de El Astur-Kong y Pinín. En el año 1985, con más de cuarenta años de distancia en el tiempo, La Nueva España reemprendió una nueva edición de
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las primeras aventuras de Pinín, para los niños de la era del telefilm y las superproducciones cinematográficas plagadas de efectos especiales. Fueron leídas y coleccionadas también por los “niños” de los años cuarenta, porque el más audaz guaje asturiano sigue en el recuerdo de miles de personas. Los recuerdos perduran cuando se salen de lo cotidiano. Nadie olvidó a Pinín, el rapaz
andariegu que tantos disgustos diera a sus afamados tíos, Pinón y Telva, y que hizo suyo el viejo refrán de: A quien Dios nonyos dé fíos ... el diablu da-yos sobrinos.
Pinín: una historia-río Escasos han sido los personajes de historietas que se han mantenido vivos, con nuevas aventuras, durante un periodo de treinta y seis años. Pocos han logrado esta epopeya. Pinín nace en 1943 y su última aventura original impresa aparece en 1979 (El Astur-Kong y Pinín). Durante este largo periodo de tiempo sus andanzas van desde La Nueva España al suplemento dominical de ABC (Gente Menuda) y de nuevo retornan a Asturias, a un cuento escrito e ilustrado por Alfonso que tiene en Pinín a su protagonista. La longevidad de este pequeño héroe le da un carácter insólito y extraño. Extraño, por no seguir los cauces habituales de la historieta en España: los cuadernos de tebeos. Insólito, por ser un personaje muy enraizado en su lugar de origen. Características que sólo pueden ser explicadas bajo las perspectivas de la popularidad que su crea-
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En esta página y la siguiente, diferentes momentos de Las aventures de Pinín dor tenía en su Asturias natal y en que, posiblemente, las historias de Pinín no eran tan regionales como a simple vista se pudiera pensar. Después de todo, la imaginación y el soñar son universales y de ambas cosas tienen mucho las andanzas de este chaval. Viene en apoyo de esta justificación, lo escrito por el periodista Luis Conde: “Yo vivía en un pueblecito manchego, allá por 1949/50, porque mi padre, empleado de ferrocarriles, estaba allí destinado. Yo leía tebeos a manta y complementaba los que podía comprar y alquilar con el canje a montón: “Todos estos míos por todos esos tuyos”. Así, en uno de aquellos canjes, llegó a mis manos un cuaderno grande, apaisado, sin cubiertas, ¡pero que me cautivó! Ya no lo cambié nunca. Era uno de mis preferidos, aunque no era propiamente un tebeo. Contaba cosas remotas de un chaval nacido en una provincia, para mí entonces casi remota también. ¡Cómo hubiera yo querido hacer esos viajes del guaje! Pero además la lectura de esas aventuras fue marcada por un hecho luctuoso familiar. Una noche, mientras dejaba mis ojos pegados a las páginas frente a la luz del quinqué y los arruinaba para siempre en dioptrías, tuve noticia de la muerte de mi abuela más querida. En mi
Alfonso con su busto en el parque San Francisco de Oviedo
emotividad, se quedaron ya fijadas para siempre esas dos sensaciones: soñar con Pinín y el impacto brutal de la muerte cercana, por primera vez, de un ser querido”. (El Wendigo, nº 35/36).
También apoya la justificación, el hecho de que, entre 1976/77, irrumpiera en las páginas del suplemento dominical del diario madrileño ABC, y en ellas permaneciera durante más de ciento cincuenta domingos. Cifra nada despreciable que pocos personajes de -teóricamente- mayor actualidad llegaron a igualar. En Gente Menuda, Pinín compartió espacio con Flash Gordon, Dick Tracy, Popeye, La Pantera Rosa, Los Picapiedra, Vickie el vikingo. ¿Quién se lo iba a decir a esti neñu de Langreo? En cuanto a la popularidad de Alfonso en su tierra natal, no necesita ser justificada. Existe, sin embargo, un hecho relacionado con ella que es obligado mencionar,
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no en función de esta justificación, sino en el sentido de excepción mundial en relación con este enjuto y entrañable autor y su tierra asturiana. Tuvo lugar el 21 de septiembre de 1987, en el Campo San Francisco, en el pulmón de su querida Oviedo: Alfonso tuvo el placer de descubrir, en vida, un monumento suyo. La estatua esculpida pro Felix Alonso Arena, descubierta por el alcalde de Oviedo, el socialista Antonio Masip, fue sufragada por donación popular, partiendo la idea inicial de un gijonés, lo que demuestra la asturianía de este autor y de su obra: sus/ nuestros Telva, Pinón y Pinín. “Un rapaz de Gijón me llamó para decirme que iba a proponer al Ayuntamiento de Oviedo que me hiciese un busto. No es por presumir, pero me encanta la idea de este busto que va a hacerme Felix Alonso Arena, porque es bonito que quede algún recuerdo mío para que lo vea un nieto o un bisnieto. Quisiera que se colocase en el Campillín. También es mérito que sea uno de Gijón el que tenga la idea, cuando todo lo que hice yo está más vinculado a Oviedo ...” No fue colocada en el Campillín como inicialmente había deseado Alfonso, pero fue hecha con el cariño de muchos asturianos y la admiración de todos aquellos que habían disfrutado con su obra, especialmente de aquella que no estaba contaminada con la virulencia de la Guerra Civil, la que realizó al cabo de unos años de que ésta finalizara y que, ideológicamente, se alejó día a día de aquella que hiciera para el periódico Carbón con el título de Lo que ocurrió en siete días, contado para que te rías.
Un hito sin precedentes en la historieta El que Alfonso haya vivido como profesional del comic sin publicar en revistas de historietas, o tebeos, ha hecho de él un autor singular en España. Pero sus creaciones fueron más allá. En la primera historia de Pinín, encontramos un caso único en la historia de la historieta mundial. Hubo un ser de carne y hueso que, interpretando a Pinín, vivió antes que él el final de su primera aventura. Esta insólita paradoja ocurrió el día 20 de Septiembre de 1944 en el seno del mentado homenaje que el pueblo asturiano rindió a su más
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grande héroe de papel. El domingo 17 de Septiembre de 1944 tenía que finalizar la primera aventura, pero no se produjo en esa fecha. En las páginas de La Nueva España no aparecie-
ron las dos tiras que de forma habitual se venían publicando. En su lugar se imprimió algo insólito: una entrevista titulada Una charla con Pinín. En ella el héroe cuenta sus andanzas y aventuras por tie-
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rras situadas en los cuatro puntos cardinales. Al domingo siguiente, 24 de Septiembre, después del apoteósico recibimiento que Asturias brinda a Pinín, encarnado en Avelino Cuesta, aparece finalmente la conclusión de la historia en el periódico. Era tal la garantía de la popularidad del personaje, que se previó la respuesta popular al llamamiento del homenaje a Pinín y se retrasó el final de la historieta una semana. La última tira de esta historia no fue, por tanto, una ficción, sino la representación gráfica de lo realmente acontecido unos días antes en las calles de Oviedo. Algo que nunca había pasado con un personaje de historieta hasta ese momento. No existe constancia de un hecho similar ocurrido con anterioridad. Esta última entrega posee otras características especiales, que resaltan aún más su caracter innovador, de ruptura, con la forma tradicional de crear historietas. Bajo el título de Aquí, lector, ves el fin ... de la hazaña de Pinín, se publicaron las dos últimas tiras, que son especiales: la primera está formada por tres viñetas dibujadas por Alfonso y tres fotografías del acontecimiento protagonizado días antes por el
niño que había dado vida a Pinín. La otra tira estaba compuesta íntegramente por seis fotos del apoteósico recibimiento. Resumiendo, el final de esta historieta no fue ficción sino simple y llanamente lo que ocurrió en Oviedo en la realidad en aquel día memorable. No se piense que todo acabo aquí. Ni mucho menos: La historieta “completamente dibujada” de Aventures de Pinin que de Pinón ye sobrín, no fue realmente conocida íntegramente, hasta que fueron recopiladas en un álbum y se publicaron en el mismo año 1944. Para este álbum Alfonso creo el final “dibujado” de aquella historia.
Una reedición que no fue tal En 1985, el domingo 21 de Abril, La Nueva España vuelve a publicar una “reedición” de aquellas aventuras que ya publicara entre los años 1943-1944. En vez de ser semanal, se convierte en diaria su publicación, la cual finaliza el sábado 3 de Agosto del mismo año. Sin embargo, ésta no es una verdadera reedición de lo publicado en este periódico por aquellos años. En vez de publicar el final de la historieta que se había impreso en los años cuarenta (la del final de las fotos), se cometió el
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error, probablemente deliberado, de publicar el final “dibujado” (el del álbum). Con este detalle se produjo una nueva paradoja: hasta 1985, nunca se publicó en La Nueva España el final “dibujado” de aquella aventura publicado en 1944; es decir, cuarenta y un años después. En esta historieta, ficción y realidad se funden y amalgaman en un final, del que nunca se sabrá cual fue el real y cual la ficción. Ficción-realidad-ficción, que marcan un hito en la historia de la Historieta Asturiana, nacional y mundial.
Una historia de amor La relación que sostuvo Alfonso con el diario La Nueva España fue de amor y mutuo beneficio. Es indudable que, además de ingenio, para llegar a ser popular, Alfonso contó con el importante apoyo de publicar en las páginas de este rotativo, pero también es evidente que para muchos asturianos, el creciente atractivo de este periódico se fundamentaba en la publicación de sus chistes e historietas. En los cuarenta, para un sector de la clase popular asturiana, los nombres de La Nueva España y Alfonso estuvieron unidos de forma inseparable. Unión que perduró hasta que la enfermedad de su esposa
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Las tres últimas tiras, en la versión “dibujada” del final
Autorretrato de Alfonso con el ayuntamiento de Oviedo al fondo
De su primera historieta a Rufina, la moza de Proazina
-su otro amor- les hizo trasladarse a Madrid y fijar allí su residencia. Hasta entonces, y desde el primer número de este periódico -publicado el 19 de Diciembre de 1934-, en el que se imprimió un chiste de Alfonso, su colaboración fue total: chistes, historietas cómicas, de aventuras,
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de actualidad, amenidades, ecetera. Esta es una pequeña pero entrañable historia de aquella relación hasta su partida hacia Madrid. Su etapa más prolífera, rica y creativa, y de forma muy especial, “popular”.
El lunes 13 de Enero de 1937, se publica en La Nueva España, la que fue la primera historieta de Alfonso: El Avion Rojo: El Rojo Ingenuo. Después de esta tira-historieta hasta la última entrega del serial de Rufina (26 de Junio de 1955), Alfonso creó y publicó un extenso y variado trabajo en relación con la historieta. El primer personaje con entidad y personalidad que aparece es Pinón. El 4 de Mayo de 1943 se publica una historieta que tiene como protagonista al citado personaje: Pinón y El último Bohemio. Pinín nace el 7 de Noviembre de 1943, una semana antes de que se inicien sus aventuras. Es un dibujo reclamo con el que se anuncian en el mismo diario sus próximas correrías. El suplemento “Niños” del 14 de Noviembre de 1943 (el primero que se publica) contiene dos historietas realizadas por Alfonso: Aventuras de Pinín ... y Los Forjadores de la Unidad Nacional: Viriato. Esta última, a pesar de ser de calidad muy baja, merece especial atención por el hecho de ser concebida a página entera y no en tiras, lo que representaba un notable avance estilístico en la obra de este autor. Viriato fue creada utilizando como unidad estética la página, apartándose substancialmente de la tradicional sucesión de viñetas, impuesta por el formato de tiras. Esta moderna forma de montaje sólo la volverá a emplear, con notable mejoría, en otra de sus obras: Pim Coll´Otto. Viriato finalizó el 2 de Enero de 1944, después de ocho entregas. Aventuras de Pinin se publicó a razón de una tira semanal durante los dos primeros domingos . El
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Vago -Non te da vergüenza tar tirau ahí ¡sin dar golpe! -Vaya, Telva, qué quies, ¡que sea un “golpista”! tercer domingo se producen dos cambios notables, se modifica el título que pasaría a ser el de Aventures de Pinín que de Pinón ye Sobrin, y se aumenta a dos tiras por domingo, impresas en páginas contiguas.
Una aventura de Pinín que no llegó a su fin Entre Noviembre y Diciembre del 44, después de finalizada la primera historieta, aparecen unos reportajes en los que se va perfilando el inicio de una nueva serie de Pinín. Según estos reportajes, Pinín había desaparecido.
El 3 de Diciembre del mismo año, se imprime una tira de historieta titulada Sigue fea la cuestión...del sobrino de Pinón. A la semana siguiente, se informa de que Pinín está en Oviedo. Finalmente regresa este héroe a las páginas de La Nueva España el 17 de Diciembre. Con su regreso se inicia la segunda aventura del más popular personaje asturiano... pero esta es una historieta que nunca verá el fin. El miércoles 28 de Junio de 1945 deja
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de publicarse tras veintiocho entregas y cincuenta y cuatro tiras, quedando inconclusa. Pinin desaparece junto con el suplemento “Niños”. Después de una larga temporada de ausencia, el suplemento vuelve a las páginas del diario, pero Pinín no retorna con él.
El asturwestern Pim Coll’Otto “Niños” hace como el río Guadiana: aparece y desaparece sin dar explicaciones. El domingo 11 de Noviembre del 45, retorna para quedarse una larga temporada. En esta fecha se anuncia el pronto regreso de Pinín y se da la excusa de que su segunda aventura quedó inconclusa por falta de papel. Alfonso publica una nueva historieta de Pinín a partir del 6 de Enero del 46 con el título de Pim Coll ´Otto.
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Es una historia del Oeste ambientada en Asturias, un asturwestern. Su final es verdaderamente sorprendente: Pim Coll´Otto, el héroe de la historia, tiene doble personalidad. Detrás de su gran bigote y bajo el sombrero de ala ancha que lleva, se esconde el intrépido güaje de Langreo, popularmente conocido como Pinín. Este notable descubrimiento acontece en la última entrega, publicada el 21 de Julio de 1946. De esta guisa, Pim Coll ´Otto pasa a ser la segunda aventura publicada completa de Pinín
Una obra diferente Pim Coll ´Otto es una obra rara dentro de la producción historietística de Alfonso. Esta, que nunca gozó de la popularidad de la primera de Pinin, fue editada en álbum con portada a cuatro colores, y en su interior, en papel de varios colores, cosa de por sí extraña para la época en que se hizo esta edición especial (1947); presenta innovaciones estilísticas en cuanto al resto de la producción de este autor, lo cual se merece unas líneas. Lo primero que destaca es el moderno concepto de página como unidad estética. En toda su obra -salvo excepción reseñada- Alfonso había adoptado, hasta entonces, el tradicional montaje de tira, que basa su unidad estética en la viñeta. No era nada extraño. Este autor realizó su trabajo teniendo siempre presente que su soporte editorial era un diario de prensa. En los años 40 predominaba este tipo de montaje. Sólo unos pocos artistas privilegiados en U. S. A. no habían olvidado que, en el comic en sus inicios, fue muy utilizada la página como unidad estética (Wilson Mac Cay, 1905 ): Alex Raymond, Roy Crane, Harold Foster, Emilio Freixas y algunos más. Herge (Tintin), del que creo es deudor Alfonso aunque de forma indirecta, seguía en esa época el concepto de la tira y la viñeta aunque aplicado a una página y aunque algunas de estas viñetas las hiciera a tamaño página. Con Pim Coll´Otto, el estilo narrativo y estético de Alfonso vive un gran avance, que no tendrá continuidad en su obra, salvo esporádicas apariciones en el Pinín que posteriormente dibujó para el suplemento del ABC Gente Menuda, que se produce mediados los años sesenta, cuan-
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do ya es una práctica habitual en los comic-book en los cuales había resurgido una nueva estética, o mejor dicho, habían modernizado el viejo concepto de la página. Existe en esta obra otras dos variaciones respecto a anteriores creaciones de Alfonso. El empleo del Bocadillo o Globo, aunque sea de forma muy espaciada, y la utilización de la rotulación a mano. Hasta esta obra, los globos habían sido sustituidos por Textos de apoyo al pie de viñeta y las rotulaciones eran hechas a maquina en el propio periódico.
Página de Los Cigarros del faraón de Hergé (1934)
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Encima, Mickey contra los nazis
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Página siguiente, Jorge y Fernando también se enfrentaron a los tiranos
Alfonso por manoletinas Nueva serie de Alfonso. Insólito personaje. El 15 de Agosto de 1947 se inicia la publicación de una historieta que tiene carácter de homenaje premonitorio a una de las figuras más discutidas del arte de Cúchares. Tiene como protagonista al torero del franquismo por antonomasia: Manolete. Y si la primera tira aparece el 15 de Agosto para finalizar el 23 del mismo mes, Manolete es corneado por Islero en Linares, y muere el 29 de Agosto de 1947, seis días después del final de la publicación. Historia que lleva el título :Lea la Historia y Hazañas del As de Espadas de España.
Encima, los héroes se van a la guerra. (Marvel, Flash Gordon, Superman, Batman y Robin)
Pinin se va a la guerra El domingo 21 de Enero de 1951, La Nueva España imprime un dibujo de Pinín muy significativo e insólito: Pinín tapado con una manta, está sentado bajo un indicador que señala la dirección del camino... hacia ¡Corea! Está nevando y Pinín sujeta entre sus manos un fusil. Con este dibujo se anuncia la próxima publicación de otra historia de este personaje. Pinín, en sus primeras correrías en los años 43/44 evitó muy sutilmente toda acción que llevase a tener que intervenir,
Pinín en Corea
directa o indirectamente, en la conflagración mundial que entonces se estaba produciendo. En 1951, no puede sustraerse al placer sadomasoquista de toda guerra y, con algunos años de retraso, interviene en una de ellas emulando a Flash Gordon, El Hombre Enmascarado, Merlin, Superman, Batman, El Capitan Marvel y un largo etcétera, que llevó a la mayoría de los Héroes de Papel a empuñar las armas y defender a las democracias occidentales. Esta tercera aventura (¿será la cuarta?) se inicia el 4 de Febrero de 1951 y finaliza después de algunas ausencias el 21 de Noviembre de 1954. En total, ciento tres entregas, cada una de las cuales presentó un número variable de tiras colocadas una encima de otra, a modo de páginas. Como curiosidad, en esta aventura Pinín llegó a viajar a Marte en compañía de Pinón y de unos marcianos. Llegados a este punto, es conveniente aclarar algunos errores que se han cometido con respecto a esta aventura, incluso por los más allegados a Alfonso y su obra. Siempre se ha escrito que comenzaba el 22 de Marzo de 1953, con el famoso verso “¿os acordáis de Pinín (aquel neñu aventureru), que de Pinón ye sobrin?”. Como
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aquí se ha escrito, esta aventura se inició el 4 de Febrero de 1951. ¿De dónde parte el error de dar la fecha del año 53 como inicio? El suplemento Niños desaparece entre las fechas 1 de Julio de 1951 y 22 de Marzo de 1953, y con él la historieta de Pinín quedando inconclusa. Por tanto, la fecha del 22 de Marzo del 53 no es la de inicio, sino la de retorno de la aventura que había quedado.
Pinín legionario
Fin de la etapa historietil en La Nueva España Finalizada la etapa de Pinín, al domingo siguiente ( 28 de Noviembre de 1954 ), aparece Un Serial de Rufina, La Moza de Proazina, que supondría el fin de la colaboración que Alfonso, en lo que a historietas se refiere, sostuvo con La Nueva España antes de sus partida hacia Madrid. Esta historieta se mantiene en página durante treinta domingos, finalizando el 26 de Junio de 1955. Alfonso regresó de Madrid, e incluso volvió a publicar sus chistes, especialmente relacionados con Telva y Pinón. Lo que
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Encima, una de las colecciones de cromos de Pinín nunca más volvió a publicar en este diario fueron historietas largas inéditas. Rufina
sería por tanto la última historieta editada en este periódico, firmada por Alfonso
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Entre Pinón, Pinín y la moza Rufina Además de las obras reseñadas, que destacan por su singularidad y popularidad, Alfonso creó para este diario otras historietas menos relevantes o con un sentido de la narración más primitivo, que las acercaba más a los “Aleluyas” de finales del siglo pasado, que al concepto moderno de lo que hoy se entiende por historieta Este es el caso de las tiras cómicas que tienen su origen en 1937, relacionadas, en su práctica totalidad, con motivos deportivos y especialmente futbolísticos. Tiras que se publicaron preferentemente los miércoles y que, con altibajos en su aparición, llegan hasta que Alfonso dejó el diario. A finales de 1951, estas jocosas reseñas del mundo deportivo pasan a los domingos, y se las denomina genéricamente los Resultados del Día, de un As de la Profecía. El resto de las historietas que no han sido mencionadas, son las que se detallan: Un viaje al planeta X-10. Domingo 2/2/47 al 11/5/47. Formato tira. Monos-film os presenta lo que ocurrió en el 50. Tira dominical . Aventuras del pollín atómico. Tiras dominicales del 1/7/50 al 14/9/50.
Los lunes Carbón y también Alfonso Cuando no existía La Hoja del Lunes Oviedo, se publicaba en La Nueva España un periódico de aparición semanal. En él no podía faltar Alfonso. Carbón se publicó entre el 2 de Mayo de 1938 y el 2 de Junio de 1951. En tan dilatado espacio de tiempo, Alfonso colaboró siempre en él semanalmente con sus chistes e historietas, con la excepción del periodo que va desde el 15 de Diciembre de 1941 hasta el 7 de Mayo de 1949. Todos los lunes se publicaba una historieta suya bajo el título genérico de Lo que Ocurrió en Siete Días... Contado Pa Que Te Rias. Sátira feroz y despiadada de la guerra y postguerra españolas, donde se reflejaba muy “instructivamente” el talante y la “maldad” de los rojos. Cáustica y vergonzante visión de una época de la historia del pueblo español, que hoy sólo puede tolerarse bajo la perspectiva de la deshumanide
zada violencia y las desaforadas pasiones, que tan cruel confrontación había desatado. Con todo, estas historietas tuvieron dos etapas claramente diferenciables ideológicamente. La primera, comprende del 16 de Mayo de 1938 al 15 de Diciembre de 1941. En ella se desata toda la virulencia de las pasiones. La segunda va desde el 9 de Mayo de 1949 al 25 de Junio de 1951, donde se ve el cambio de mentalidad que ha experimentado Alfonso. Ha ido perdiendo virulencia y ganando humanidad. En tan notable transformación tuvo mucho que ver su acercamiento al mundo de los niños, especialmente con su personaje mas universal: Pinin. En esta segunda etapa, solía tratar la mayoría de las veces temas festivos y futbolísticos El 3 de Enero de 1949, comienza en este semanario otra historieta con el título de Un Año Negro.
También en La Voz
de
Asturias
Investigando en el diario La Voz de Asturias, buscando principalmente los primeros trabajos de Adolfo Garcia, me encontré con una gran sorpresa: Alfonso no solo había publicado en este periódico durante un largo periodo de tiempo, sino que incluso se había editado en él la última aventura historietil de Pinín impresa en un diario asturiano. No tenía referencia de este hecho. Es más, en todas las entrevistas que en los últimos años le hicieron, en las reseñas que con motivo de su muerte se escribieron, jamás se hizo mención alguna de esta etapa. Pero ahí estaba, en la hemeroteca de La Voz de Asturias para que algún día (el presente) se desempolvase y se sacase a la luz. En 1959, se anuncian en La Voz de Asturias, la publicación del segundo y tercer álbum de cromos de Pinin. El primero en Febrero y el segundo en Octubre,
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Dibujos de Alfonso para la serie Oviedo Monumental por la “oficialidad” como una lepra para nuestra sociedad. Alfonso, hace que, en un momento de su historia, Pinín declare ser “el primer Beatle del mundo”. Todo un acontecimiento, si se piensa quienes eran los destinatarios de las andanzas de este simpático y sin par güaje asturiano. Esta aventura finalizó el 18 de Enero de 1964. El 15 de Diciembre de 1963, aparece otra tira de historieta cómica de Alfonso publicada bajo el título de Ved en Forma Jalanera, La Jornada Futbolera, tira y contenido que recuerda al publicada en La Nueva España desde 1937, relacionada con los deportes .
El estilo y la línea de dibujo
Pinín brinda con Fidel Castro
con el título de Pinín y la Locomoción. El sábado 14 de Diciembre de 1963, se imprime en este diario la primera tira de la cuarta aventura de Pinín (la quinta si contamos la inconclusa) historieta que proporciona amplia información de la tolerante y positiva evolución que se había producido en su autor desde los tiempos en que escribiera “Lo Que Pasó en Siete Dias...”. En ella, Pinín llega a Cuba y se encuentra con Fidel Castro, al que inicialmente ridiculiza para, finalmente, hacerse su amigo. Fidel, en esta época , ya era un ogro comunista aunque en España no estaba mal visto, incluso se mantenían relaciones diplomáticas con su gobierno, por aquello de que los U.S.A. nos habían echado de Cuba y por supuesto también por las raíces. Existe un hecho aún más determinante que el anterior, en relación con la positiva evolución del pensamiento de Alfonso. En esta historia es tolerante hasta con los Beatles. No hay más que repasar las crónicas periodísticas del 65, cuando este conjunto de geniales músicos vino a Madrid, para darse cuenta de que eran considerados
En raras ocasiones el estilo de una autor tiene que ver con su propia imagen, con la personalidad que trasmite. Alfonso es uno de ellos . El periodista Javier Cuervo, en un par de ocasiones escribió sobre él: “Tiene cara de retrato. La cara, hasta de frente parece estar de perfil. Es pulcro y algo dandy, flaco, anda deprisa y tiene cuerpo de caballete”. La forma en que lo ha visto Javier Cuervo, y el hecho de ser un artista rápido, nervioso: “Una acuarela podía llevarme en los buenos tiempos, treinta minutos”, han configurado un estilo de línea a base de contrastes negros y blancos, sin bocetar, con trazos geométricos muy determinados. Un dibujo poco trabajado, con pocos trazos, que con el tiempo serían sólo líneas. Pero obteniendo en determinados momentos, sensaciones de detalle, recordando con intensidad la tan traída y llevada “Linea clara”, lo que le convertiría en uno de los primeros discípulos de la forma de trazo del genial Herge.
El dibujo como parte de la narración Es esta la más importante función del dibujo de historietas y en la que el estilo de Alfonso derivó rápidamente hacia resultados muy primitivos, con exageradas elipsis, poca utilización de los fondos que apoyen la historia narrada, y falta de dominio en las expresiones, tanto corporales como faciales. Estas últimas son resueltas con extremada habilidad a base de tópicos icónico-culturales: malos muy feos, buenos de gesto simpático, representantes
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legales de aspecto gomoso, etcétera Sus dibujos, en ocasiones, se acercan más al estilo de los “aleluyas” del siglo pasado, que al moderno concepto de la narración. Sin embargo, sus resultados son eficaces, aunque su estilo contribuye a proporcionar a la historia un desafortunado estatismo.
El adios El martes 23 de Febrero de 1988, después de una larga enfermedad, falleció Alfonso en Oviedo, a la edad de 78 años. Al funeral de cuerpo presenta, asistieron cientos de amigos y autoridades, además de sus hijos Alfonso, Esteban y Covadonga, y su siempre amada esposa Tina. “Era una de las mozas más guapas de Asturias. Era de Mieres, claro. La gente me decía que como un paisano tan flaco como yo se había casado con un mujer tan guapa. La forma en que la conocí fue como un chiste. Yo la veía pasar paseando y gustaba a todos mis amigos. Así que un día me decidí a saludarla y para ello me quité el sombrero. Se me escurrió de la mano y me lo llevó el viento unos cuantos metros. Tina se moría de risa. Le cayó en gracia, así que al día siguiente la vi y me puse a hablar del sombrero y del viento. El resto de la historia llega hasta hoy”. También estuvieron presentes los hijos de su fértil imaginación, aquellos a través de los cuales permanecerá vivo en el recuerdo de Asturias, de los asturianos: Telva, Pinón y Pinín, sin olvidar a Pim Coll´Otto y a la criada Rufina. De Alfonso escribió en 1944 el académico José Francés: “Alfonso es, ante todo, el gran humorista astur de nuestros días. Su popularidad es enorme. Ha creado los tipos de Pinón y Telva, cazurra, ingenua y castiza pareja de aldeanos que viven como si ya fuesen de carne y hueso y tuvieran alma propia. La zumbonería intraducible peculiar del astur, la gracia del discutir, el hablar y el hacer de Pinón y Telva están saturados de entrañable verismo. Se pueden invocar los antecedentes de otros grandes humoristas regionales: el catalán Padró, el aragonés Gascón, el vasco Arrúa, el gallego Castelao, el andaluz Martinéz de León. Como estos otros maestros, Alfonso representa, con rasgos
de infinita comicidad, el espíritu vernáculo en su más profunda y sana esencia. Como los gallegos sombríos y desconfiados de Castelao, o los tozudos y jocundos baturros de Gascón, estos asturianos de Alfonso están palpitantes y locuaces. Emana de ellos una fuerte simpatía vernácula. Fue precisamente Castelao, quien definió el humorismo diciendo que era “La socarronería de las gentes cultas, así como la socarronería es el humor de las gentes incultas”. Y este gran humorista de Alfonso contiene, admirable e irresistible, la socarrona gracia de Pinón, Telva y Pinín, arquetipos de la aldeanería asturiana masculina, femenina e infantil”. Al llegar al final de esta pequeña historia se impone hacer un balance de lo que Alfonso representó dentro de la Historieta Española. Pinín es un personaje de comic que nace en la prensa, algo insólito en España aunque frecuente en Estados Unidos, en cuyos periódicos se desarrolló este género. La primera aventura de Pinín es la primera historieta que no acaba en dibujos, sino en fotografías, porque la última tira que publicó en su momento La Nueva España eran unas imágenes del recibimiento que se dió a Pinín en la Calle Uria de Oviedo. Alfonso no dibujó esa escena hasta que publicó el albun recopilatoria del primer viaje. Alfonso logró vivir bien como dibujante de comics, tanto es así que sus dos hijos cursaron estudios de Arquitectura, algo reservado por aquellos años a las clases muy, pero que muy pudientes. Algo casi único en aquellos tiempos. Pinín duró 36 años como personaje publicado en prensa, hasta su última aventura que data de 1978, publicada en Gente Menuda, suplemento infantil y dominical del ABC. Es el primer personaje del comic español que tuvo película con personajes reales. Zipi y Zape de Escobar, lo lograron tres años después. Su recibimiento, primero en
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Oviedo, luego en La Felguera y más tarde por toda Asturias solo tiene un precedente mundial: la llegada de Tintin a Bruselas en tren, después de visitar el país de los soviets. Alfonso fue el primer historietista al que se le dedicó un busto en España, en el Campo de San Francisco de Oviedo, costeado por suscripción popular, algo que se hizo años después en su pueblo natal con Ambros, dibujante y creador de El Capitan Trueno. Muy pocos personajes de comic tuvieron álbum de cromos. Pinín tuvo cuatro, más que El Guerrero del Antifaz, el gran héroe español de papel de los años 40. Alfonso dibujó más de 300 personajes para Arriba y Pueblo y creó al personaje principal del suplemento infantil de la revista Ama, Amuca. Su creación siguió en prensa cincuenta y un años después, con la reedición de uno de los viajes de Pinín en La Nueva España, motivada por la celebración, precisamente, de su medio siglo de existencia.