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A mi amigo Santos

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A la Cruz

A la Cruz

A mi amigo Santos Yedro

José Muñoz

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Pasaron muchos, pasaron Por este atril que me agarra Dejaron delante de ti, Dolores Lo mejor de sus plegarias. Santos Yedro… Con voz segura y clara, Y ahora que yo estoy dentro Del cuento que me contaron Ahora que me santigüé Que ya sonaron las marchas Ahora que ya me toca marcharme de nuevo para mi casa. ¿Porqué, qué me pasa? Amigo Santos Si no sé pues que decirte Y las riendas se me escapan Y sólo recuerdo halagos Que otros muchos te cantaban. ¿Y a mí que me queda, nada? Si ya te llamaron Santos En la cuna de tu estampa. Si ya te llamaron flor Del jardín de las fragancias. Si ya te llamaron árbol De nuestra fe y espadaña De todo lo que sentimos En lo más hondo del alma. Si ya te llamaron sol Luna, luz, destello y alba. Si ya te llamaron Santos Cuando el ángel que nos guarda Te anunciara la noticia De vida sencilla y cristiana. Si ya te llamaron puerta Si ya te llamaron ventana Donde descubre el cielo Que tus manos nos señalan. Si ya cogiste el rumbo Camino, senda y calzada. Si te llamaron pañuelo, Con el que seca nuestras lágrimas. Si te llamaron caricia, Si te llamaron plegaria Si ya te llamaron faro Del vaivén de nuestras barcas.

Si ya te llamaron guía Timón, destino y morada. Si ya te llamaron campo Que endulza ramas amargas. Si ya te llamaron fuego De brisas, nunca de llamas. Si te llamaron sonrisas Si te llamaron semblanza Si te llamaron consuelo Como aquel que dió el mañana. Si te llamaron Santos Y te llamaron balada Que nace sólo al mirarte Del tallo de tu garganta. Si te llamaron amigo Si te llamaron Santos Que eras también la palabra Que sólo pronuncia el mundo Que al verte siempre te habla. Si te dijeron llamador Que por siempre nos levantas. Si te llamaron razón Y el fundamento infinito De nuestras vidas cristianas. Si todo te lo llamaron Quiero cruzar las miradas Que se abracen nuestros ojos De atril a tu peana. Te digo para y por siempre En este soneto que acaba Santos, Tú eres Nuestro ejemplo de amor, Nuestro centro y esperaza. Debo bajar de este atril Que fue mialiento y mi abrigo, Y no, sin antes pedir A Nuestros Titulares Y con ellos por testigo, Que cuando llegue mi fin Y vuele lejos de aquí Vuelva a encontrarme contigo.

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