3 minute read

Silvia Rozas, Pedro J. Gómez y José Beltrán: "Tenemos necesidad de una escuela samaritana"

En el marco del Congreso, el panel titulado “Ser Samaritano” reunió a Silvia Rozas, periodista y secretaria general adjunta de CONFER, y a Pedro José Gómez, teólogo, economista y profesor de la UCM, en un diálogo enriquecedor sobre la parábola del Buen Samaritano y su aplicabilidad a la educación actual, moderado por el periodista José Beltrán.

Para ello recrearon la zapatería del “Buen Samaritano” y recordaron el calzado que llevaba Jesús para sugerir cómo los valores de compasión y solidaridad deben ser integrados en las escuelas católicas para fomentar un compromiso profundo con el bienestar común.

Silvia Rozas subrayó que “ser samaritano es más que ser solidario; está en el ADN de la escuela católica”. Para ella, este concepto implica vivir en el amor y asumir el dolor ajeno, promoviendo una apertura hacia el mundo y evitando convertirse en “escuelas burbuja”. Destacó la necesidad de detectar en alumnos y profesores esas heridas que son difíciles de afrontar, y de hacer frente a desafíos como la salud mental -con especial incidencia en el creciente número de suicidios-, la diversidad sexual o la acogida de migrantes, generando esperanza y buena nueva.

Rozas enfatizó que las escuelas católicas deben también cultivar la “projimidad” y la solidaridad universal, actuando de manera conjunta e intercongregacional para formar una nueva escuela, sin competencias entre instituciones. “Los proyectos educativos samaritanos serán intercongregacionales e interinstitucionales o no serán”, subrayó.

Por su parte, Pedro José Gómez describió el ser samaritano como “una manera de ser y de vivir” que debe cultivarse desde la escuela y que está en la identidad de la escuela católica. Según Gómez, educar en clave samaritana implica educar la mirada para detectar las necesidades del mundo y formar a los alumnos desde los sentidos hacia los sentimientos y, finalmente, hacia la acción: “Si no me conmuevo, no me muevo”, afirmó.

Durante su intervención, Gómez destacó que no se puede reducir la dimensión evangelizadora al equipo de pastoral, porque el objetivo de la escuela debe ser “producir samaritanos”, educar a los jóvenes tocando todos los elementos de la persona (sensibilidad, corazón, cabeza, pies y manos), ayudándoles a conectar con las necesidades del mundo y a responder desde una perspectiva de amor y servicio.

José Beltrán, como moderador, recordó la labor de los fundadores de las congregaciones educativas, quienes fueron auténticos samaritanos, dejando una profunda impronta en el ámbito educativo.

A lo largo del panel, se ofrecieron diversas ideas clave para integrar la filosofía del Buen Samaritano en la educación:

  • Reconocer las heridas: ver y acompañar las marcas de dolor en alumnos y docentes para transformarlas en savia nueva.

  • Proyectos educativos conjuntos: fomentar una educación intercongregacional e interinstitucional, centrada en las necesidades de los márgenes sociales.

  • Calzar las sandalias de Jesús: adoptar la empatía y la compasión como principios educativos fundamentales.

En palabras de Silvia Rozas, “los jóvenes nos están devolviendo la esperanza”, mientras que Pedro José Gómez recordó que la parábola del Buen Samaritano no requiere palabras, sino acciones concretas: “Ser samaritano es vivir en el amor”, dijo.

El panel concluyó con un llamamiento a redescubrir la parábola del Buen Samaritano, no solo como una historia inspiradora, sino como una guía práctica para transformar la educación en un motor de compasión y solidaridad universal.

Wakelet

Vídeo de la ponencia completa

This article is from: