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Victor Amat: "Cada vez frustramos menos a la gente"
Desde la perspectiva múltiple como psicólogo, docente y padre, Amat animó a perder el miedo a la hora de afrontar la frustración y aportó claves básicas para ayudar a gestionarla y poder orientar a los alumnos.
El psicólogo, con alma y ADN de docente, tal como se presentó, comenzó su discurso desgranando cómo es la respuesta emocional cuando llega la frustración, cuando se tiene un deseo, una motivación que no se puede satisfacer. Ante ello, aseguró que la reacción es mostrar ira, que esta lleva a la ansiedad, y que ambas producen una tristeza que puede despertar decepción. Para ayudar a abordar la frustración recomendó alejarse del pensamiento naif, esa forma de pensar infantil que hace que queramos ser otras personas en lugar de mostrar lo que nos molesta; que urge a huir del malestar; a banalizar lo emocional; y a tener un pensamiento ingenuo, que él llama “Mr.Wonderfullismo”, que pretende superponer emociones positivas sobre otras negativas, actitud que para él “es no entender cómo funcionan los seres humanos”.
Además, advirtió sobre las “recetas mágicas” que se recomienda aplicar ante la frustración, como la meditación, que en su opinión “es positiva cuando uno se encuentra bien, no cuando se está quemado”; animar a la persona frustrada a motivarse; obligarla a reinventarse; aplicar el estoicismo como salvación; o la insistencia en hablar en lugar de actuar.
Llevando el tema al aula, puso de manifiesto que con los jóvenes repetimos patrones, que se les pide a menudo que sean otros, que gestionen sus emociones sin aportarles claves, y que se les infantiliza retirándoles responsabilidades que pueden abarcar. Parafraseando a su abuela, añadió que “la educación son cuatro cosas, lo importante son los valores, el encuentro con el otro”.
La meditación es positiva cuando uno se encuentra bien, no cuando se está quemado
Por estas razones, a pesar de no ser partidario de aportar consejos, porque considera que no siempre sirven para todos, se atrevió a compartir unas claves básicas para sobrevivir a la frustración en la labor educativa: reconocer que en determinados momentos no estamos bien; asumir que los intentos que se ponen en práctica pueden no funcionar; conectar con los jóvenes a través de la persuasión y retórica; estimular el pensamiento crítico en ellos; ser irreverentes, dando cabida a otras ideas; trabajar la “mano izquierda”, que permite entender a cada alumno como es; reconocer al otro, porque también ayuda a conocerse a uno mismo; y abrazar la negatividad eficiente, que lleva a asumir que “lo malo es malo”.
Echar la frustración de nuestra vida
En el diálogo junto a Chema Villanueva, aseguró que la razón de que cada vez haya menor tolerancia a la frustración es que “cada vez frustramos menos a la gente”. En su opinión, vivimos un momento de la historia en el que el sistema está encantado de que la gente no se queje, porque se cree que “si se piensa en positivo y produces, no molestas y consigues que las cosas se muevan en una determinada orientación”. Para él, existen fisuras en ese tipo de pensamiento, “porque la vida a veces nos sitúa delante de situaciones imprevisibles, que no son responsabilidad nuestra, y pensar que todo depende de uno mismo”, cuando las cosas no suceden como esperábamos, “produce en las personas mucho dolor”.