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Margarita Álvarez: "Dar las gracias hackea al sesgo negativo de tu cerebro"

La intervención de Margarita Álvarez, directora del Human Age Institute y ex presidenta del Instituto Coca-Cola de la Felicidad, dejó una profunda huella en el Congreso al centrar su discurso en la relevancia de las relaciones humanas dentro del ámbito educativo, y recordar que la esencia de un colegio no es la marca, sino las personas.

Álvarez, experta en felicidad y empatía, invitó a los asistentes a reflexionar sobre valores fundamentales como la humildad, la ilusión, la empatía, la confianza y el agradecimiento, esenciales para construir entornos positivos y transformadores, tanto en las aulas como en la vida profesional.

Uno de los puntos clave de su ponencia fue la redefinición de la felicidad, alertando sobre dos errores comunes: considerarla un estado y confundirla con la alegría. Según explicó, “hemos banalizado uno de los grandes temas de la humanidad: la felicidad”, destacando que esta se encuentra más vinculada a una paz interior y satisfacción vital, que a momentos efímeros de júbilo, y subrayó el impacto “brutal” que tienen los profesores en la felicidad de un adulto. “Es una responsabilidad, pero también una oportunidad”, dijo.

Asimismo, identificó cinco dimensiones del bienestar que debemos cuidar: física, emocional, mental e intelectual, relacional y espiritual. Y cuatro aspectos importantes para toda persona que trabaja en una organización y para los alumnos: crecimiento, reconocimiento, impacto y relaciones que generan vínculo.

La charla estuvo salpicada de reflexiones inspiradoras, como su afirmación de que “dar las gracias hackea el sesgo negativo de tu cerebro”, ese que te hace recordar más los pensamientos negativos, que están estandarizados mundialmente, que los positivos; o que el altruismo puede entenderse como un “egoísmo positivo”. Subrayó cómo el acto de cuidar de los demás genera una retroalimentación que beneficia tanto al entorno como al individuo, fortaleciendo los vínculos y creando comunidades educativas basadas en el respeto y la confianza. “Curiosamente, -explicó- el altruismo es egoísmo positivo, porque nada te hace más feliz que hacer felices a los demás. Todos debemos ser generosos y agradecidos si queremos ser felices de verdad”.

En un tono cercano y práctico, Margarita Álvarez animó a los docentes a cultivar “la sonrisa y la ilusión” en sus interacciones diarias, recordándoles el poder transformador de pequeñas acciones como agradecer y valorar las cosas cotidianas. “Piensa bien lo que le vas a contagiar a la próxima persona que te encuentres”, exhortó, resaltando la importancia de enfocar la energía en lo positivo y en lo que realmente importa. “Si soy agradecido la parte más negativa de mi cerebro irá mermando. Se nos olvida valorar las pequeñas cosas de la vida”, recordó.

Hemos banalizado uno de los grandes temas de la humanidad: la felicidad

La humildad también ocupó un lugar central en su mensaje, enfatizando que escuchar a los demás y aprender de ellos nos permite crecer como individuos y como comunidad. Para Álvarez, “cada uno encuentra lo que va buscando”, una idea que nos invita a reconsiderar dónde ponemos nuestro foco y cómo enseñar a los estudiantes a hacerlo.

Al concluir su intervención, dejó un mensaje que resonó profundamente entre los asistentes: la felicidad no solo es un objetivo personal, sino un motor de transformación colectiva. “Estamos en la vida para ser felices y, a ser posible, para hacer felices a los que tenemos cerca”, concluyó.

Wakelet

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