Suplemento Ni A Palos Numero 222

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SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO Domingo 14 de julio de 2013 Buenos Aires, Argentina Año 4 Nº222

A PALOS

The dark side of the web El mundo después de Snowden: PRISM, internet y la democracia de la información

Entrevista a Marcos Perearnau, director de Menem actor “La obra permite revisar cómo los argentinos aceptamos esa ficción que fue el menemismo y cómo funcionó” REOTiPOS, la Además: La semana, la mala leche , fronteras, trasvasamiento, ESTE salidera, D.R.E.A , whiskypedia, tumor gráfico y falsa escuadra

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LA SEMANA

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»  EL LUGAR

Días de guerras digitales. Por un lado, la bomba activada por el ex agente de la CIA Edward Snowden, repercutió en nuestra tierra: se conoció esta semana que la Argentina también estaba entre los países espiados por el sistema PRISM. Por el otro, el domingo pasado, Periodismo para todos, ese droid del poderoso Grupo Clarín, lanzó sus bombas sobre Luis D'Elia quien lo “desangeló” con un video casero subido a YouTube. De Snowden nos ocupamos en la nota central de este número y de los papelones de Lanata se habló mucho en la semana pero lo cierto es que, entre el ruido de la era digital y las batallas culturales, las guerras políticas se siguen dando, como siempre, tanto en la información como en los soportes.

»  EL OBJETO

»  EL PERSONAJE

» EL TWEET

Kazan //

Buzo //

Burrito //

@Ernestou

En la lejana Rusia, tierra de Iván Drago, se están llevando a cabo los Juegos Olímpicos Universitarios. Más de 30 atletas argentinos, de distintas universidades, están compitiendo allá. Suerte para ellos.

Los usuarios de MercadoLibre siempre en la vanguardia del delirio: apareció un usuario que vendía un “buzo polar Wrangler onda Mangeri” por su parecido al abrigo que llevaba el portero al momento de su detención. Lime nao tem fin

Ariel Ortega, grande entre los grandes, se despidió del fútbol. Un monstruo al que saludamos con afecto y admiración. Respect.

Lanata elige a D'Elia para lucirse pensando que gana fácil y le hacen el orto. Es como Apollo con Rocky (?)

Los siete paros capitales

WHISKYPEDIA Contenido [ocultar]

1. Definición 2. Contexto 3. Soberbia 4. Envidia 5. Ira 6. Lujuria 7. Pereza, Avaricia y Gula

Se denominó como “Los siete paros” a la seguidilla de paros nacionales convocados por el líder sindical opositor de Camioneros, Hugo Moyano, luego de su ruptura con el kirchnerismo en el 2011 por el lugar en las listas. Su salto a la oposición le valió un importante avance electoral, tras coronar el puesto 35° en las listas de De Narváez.

Contexto En consonancia con la estrategia opositora, el líder de Camioneros aportó una forma de construcción electoral que cayó muy bien entre los ciudadanos: el desarrollo de siete paros contra el Gobierno nacional. Los motivos del paro, que primero se plantearon como reclamos gremiales, luego revelaron sus verdaderas intenciones: protestar contra los pecados capitales.

Soberbia El primero de los paros, el 8 de julio de 2013, se definió como un paro “contra la soberbia de la Presidenta”. Fue la punta del ovillo para desanudar que se trataba de una estrategia electoral que buscaba instalar la oposición del moyanismo a la existencia de los siete pecados capitales en el gobierno nacional. Banderas con consignas como “Basta de cenodoxia, subtipo de soberbia” o “Terminemos con la sobrevaloración del

Yo” ocuparon una parte de la Plaza de Mayo para protestar contra este pecado capital.

Envidia El segundo paro convocado por el sindicato tuvo menos convocatoria: esta vez el objetivo era protestar contra la envidia, el segundo de los pecados capitales. Tal vez la forma gráfica de representar la envidia del gobierno nacional a la historia de lucha de Camioneros, según denunció ese sindicato, tuvo algo que ver con la escasa convocatoria: los manifestantes decidieron coserse los ojos, representando el castigo que en el Purgatorio de Dante Alighieri se daba a quienes “amaban tanto a los propios bienes hasta pervertir al deseo de privar a otros de los suyos”.

Ira El paro contra la ira del gobierno nacional convocó a ese gremio a denunciar un estado de crispación por parte del oficialismo, acercándolo más a las posiciones opositoras que consideraron que la política es apenas un espacio de gestión puro de la cosa pública donde las disputas deben ser resueltas únicamente en el marco del diálogo puro.

Lujuria La lujuria fue el objetivo siguiente elegido por la movilización (que llamativamente esta vez no se denominó “paro”) que vino a

rechazar la exacerbada presencia del deseo carnal en el gobierno nacional, en la figura de planes que abiertamente hacen mención a la actividad sexual, como el Plan Procrear, o la denuncia a las asignaciones universales por hijo, a las que la movilización rebautizó de forma polémica como “Planes Mantener Actividad Sexual”.

Pereza, Avaricia y Gula Las movilizaciones anteriores presentaron algunos signos de debilidad y por eso lo que se planteaba como un plan de un paro por pecado capital en el gobierno nacional, terminó con una última movilización donde se protestó por el combo pereza, avaricia y gula en la misma. Las consignas no se diferenciaron de las anteriores, aunque sí lograron algo más de asistencia, debido a la multiplicidad de consignas. Se mencionó la avaricia del gobierno nacional en la cuestión electoral, debido a su trabajo para la acumulación excesiva de votos por medio de artilugios tales como gobernar para conseguir los mismos. Asimismo, se denunció “la gula de los jóvenes de La Cámpora”, a quienes en algo había que ensuciar según los organizadores y hubo un fuerte reclamo a la pereza del gobierno nacional en abandonar el poder para dejarlo a alguien que verdaderamente cuide los intereses de los trabajadores, como por ejemplo Francisco De Narváez. ×


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ESTEREOTIPOS

Estar peponia. intr. Estar bajo los efectos del ácido lisérgico (de la “pepa”). // -Che Tomi, me parece que en la DREA no paramos de hacer alusión a las drogas. -Primero, no me hables así; segundo, puede ser y tercero, no me jodas que me acabo de clavar un cuartito y estoy re peponia. // ¿Che, qué le pasa a esos tres? Parecen los tres chiflados… Dejalos, están re peponia.

HOY: El opositor que banca la AUH » »En su momento se opuso a la AUH. » »Dice "Plan Descansar", no siempre en joda. » »También banca a la Corte. » »Dice: "apoyo lo que está bien, critico lo que está mal", y se siente un estadista. » »En 2008 decía "la caja" para hablar de la recuperación los fondos de las AFJP. » »Hoy dice que fue una buena medida. » »Medio que en estos 10 años la levantó con pala. » »No le copa garpar impuestos. » »Cree en el concepto "países serios" y "países serios de la región". » »Ama el modelo chileno. » »Y dice respetar mucho a Lula. » »Si viviera en Brasil sería el opositor que banca el Plan Familia. » »Sueña con ir al programa de Fantino. » »Sueña con decirle “Ale” a Fantino”. » »Mira mucho canales de deporte. » »Corta boleta. » »Tiene hidrolavadora. » »Rescata algo bueno de todos los gobiernos. » »De los milicos que se podía dejar el auto abierto y con la llave puesta. » »Del menemismo el Plan

Butaquera. adj. sólo en femenino. Dicho de una persona: que gusta de salir con hombres con auto caro. // -¿Che Sabri te vas con tu novio? -No, está sin auto. -Ah, así que vos sos butaquera, eh?. Canje. » »En confianza llega a bancar la recuperación económica que generó Hitler en Alemania

» »Tiene la calco "Pinamar 2013" en la luneta de la Eco Sport que usa su jermu. » »Se emociona con la garra de los Pumas. » »Banca a del Potro. » »Le encantaría que Manu Ginóbili se meta en política. » »Le interesa mucho el Partido de la Red. » »Usa mucho Twitter. » »Siempre está queriendo armar asados con tuiteros y nunca concreta, » »Comparte muchas mentions con Miguel Braun. » »Si tira medio moderado, es potencial votante de Massa. » »Si tira medio conservador, lo vota a De Narváez. » »En toda discusión nunca deja decir "a Néstor lo banqué siempre, pero Cristina no me gusta". » »Banca la AUH pero cree que el Conectar Igualdad ya es un exceso. » »Se siente zarpado cuando se cruza en la calle con un pibe con la remera de La Cámpora. » »Reivindica las carnicerías "La Lonja" del gordo Samid.

«El coleccionista de camisetas de fútbol» Si se te ocurre cómo describirlo, mandá tus ideas a contacto@niapalos.org o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos.

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» »Fue por lo menos una vez a ver a Ricardo Montaner.

Estereotipo del domingo que viene

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falsa escuadra  |  Por Romina Sánchez

Dominguicidio

E

l domingo me hace ver el lado malo, feo, sucio de las cosas. Todo lo que en la semana me pareció amable o, por lo menos, tolerable, el domingo me resulta la peor de las versiones. Si de lunes a viernes soy, entonces, una ciega que no quiere ver, el domingo se me destapa la olla. Y el puchero se me viene encima, como a tantos. Quedamos hechos sopa. En la semana -no soy original, lo sé- por más felicidad que puedan darme mis actividades, espero el fin de semana. Y me hago constantemente, como una eterna adicta en recuperación, las promesas de salidas, limpiezas, trabajos. Minga. Vivo tan al palo la semana, y los sábados, aunque eso implique darle a la escoba toda la jornada, que el domingo me levanto con resaca, real o con humor resaca, que es resaca sin resaca: da igual. Los domingos me vuelvo una depresiva, tengo ojeras de publicidad y en el pelo solo me veo canas. El después de la euforia es angustia o muerte. Veo las agujas del relojito made in China en la mesa de luz, incorruptibles en su deber, en su honestidad brutal. El domingo se te pasa y ni el corpiño te pusiste. Te levantás al mediodía y desayunás como si vivieras en Los Ánge-

les, porque si el domingo es la muerte, que entonces sea violenta. El domingo, reunión familiar o no mediante, también da igual, es comer porque sí, porque el mundo del ocio -¿del ocio culposo?- se va a acabar. Metés siesta. Te despertás a eso de las seis, cuando parecen las diez, y el domingo sigue ahí, con su quietud inquietante. No hay nadie en la calle. Quiero gente en la calle. Esa que en la semana me molesta. El domingo es puro gataflorismo. Si en la semana me, oh, juro, volver a El padrino, el domingo me hago fan de Adam Sandler. Y me odio por eso. Me molesta todo, como la gente que siempre está de humor, el domingo me genera desconfianza. Será porque al ser bisagra de la rutina, es rutina. Y no encuentro forma de evitarlo. Me trae ex, trabajos fallidos, proyectos truncos, frustraciones. Pero no me trae soluciones. Es mera existencia. Me dice todo lo que no soy, lo que no puedo, todo lo que me gana. Me chupa la creatividad y me arroja a todos los lugares comunes de la novia dejada, la feminista fracasada, la mujer bobita. Me llaman para salir. Y salgo pensando en el lunes, como si le estuviera metiendo los cuernos. Llenate de cosas, ponele

acción, me dijo una amiga, y no le entendí si hablaba de un chongo o de una de Chuck Norris. Y hago zapping de libros, de música, de tele. Ni el fútbol me calma. En el zapping del zapping se me va el domingo, cortándome las cutículas o gugleando gente. Así, el sinsentido puede arrojar que un obispo se llama casi igual que el cantante de Amar Azul. Y gugleo sobre la depresión del domingo. “Aunque Dios haya creado el mundo en seis días y el séptimo descansó, pocos seres humanos pueden descansar los domingos”, “El problema del domingo es que nos obliga a reflexionar sobre nuestras constantes contradicciones: pensar una cosa, decir otra y hacer… otra”, me muestra el monitor. Para qué seguir, si ya hay que pensar que se está a horas de una agenda del tamaño de un elefante en la nuca. Dicen que quizás la angustia no sea por la inminente rutina sino por su ausencia. Pero pasa que la angustia es previsible. Estamos en problemas. Es la soledad, también dicen. Como sea, siempre pasa lo mismo. Al modo de Shakira, persisto en la política de no bañarme los domingos. Total, el lunes arranca la semana. Ya habrá tiempo de ducha. Y de dejar correr el agua.×


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Por Tomás Aguerre

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ontemos los hechos como lo que parecen: una peli. Un ex empleado de la CIA que trabaja ahora para una empresa que presta servicios para la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (a partir de ahora NSA, por sus siglas en inglés que el humor popular rebautizó como “No Such Agency”) filtra a dos diarios una cantidad aún desconocida de información sobre el sistema de inteligencia norteamericano. Viaja a Hong Kong desde donde revela su identidad. El Departamento de Estado solicita su extradición. Al día siguiente, el vuelo n°213 de Aeroflot aterriza en el aeropuerto Sheremiétevo de Moscú. El rumor es que allí viene Edward Snowden, el protagonista de esta historia, en escala hacia La Habana. Afuera espera la prensa, la policía, autos con placas diplomáticas. El avión se vacía: Snowden no está. Vladimir Putin anuncia, un día después, que el personaje en cuestión se encuentra en la zona de tránsito internacional del aeropuerto que, técnicamente, no es territorio ruso. EEUU suspende su pasaporte y la historia, al cierre de esta nota, continúa físicamente estacionada ahí: la zona de tránsito internacional del aeropuerto. Mientras tanto, la cumbre del G-8 en Irlanda del Norte no tiene otro tema sino las filtraciones. Ecuador se cruza con EEUU por un supuesto ofrecimiento de asilo. La Unión Europea le pide explicaciones a Obama. Evo Morales se ve impedido de sobrevolar Francia y Portugal por la sospecha de que lleva a Snowden. La UNASUR se reúne en Cochabamba para repudiar esa actitud. Al cierre de esta nota, sólo Venezuela y Bolivia le habían ofre-

cido asilo oficialmente. Snowden aleteó en Hawai y provocó un terremoto en todo el mundo. Un revival de la Guerra Fría en formato multipolar y vía web.

Qué es PRISM PRISM es el nombre de un programa secreto de vigilancia electrónica a cargo de la Agencia de Seguridad Nacional, en vigencia desde 2007 y cuyo objetivo es desarrollar tareas de inteligencia sobre ciudadanos extranjeros potencialmente peligrosos para Estados Unidos. No fue la única filtración, aunque sí la más llamativa por el nivel de detalle. Lo cierto es que el caso Snowden permitió también conocer detalles de ECHELON, un programa de vigilancia global que comparte información de inteligencia entre EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y programas como el británico GCHQ, que interceptó informaciones diplomáticas durante la cumbre del G20 en Londres, en 2009. Un PowerPoint publicado por los dos medios a los que Snowden filtró los documentos explica la mecánica burocrática de PRISM. Un analista de la NSA elige un objetivo, lo eleva a su supervisor que tiene la responsabilidad de garantizar, con un grado de certeza del 51%, que el objetivo elegido es un extranjero. Cumplido el requisito, el analista está en condiciones de obtener, entre otras cosas, sus emails, llamados y videos. Un archivo bastante exhaustivo que luego distintos sistemas de la NSA procesan y almacenan para futuras consultas. Y que comparte con la CIA y el FBI, para sus propias búsquedas. Pero PRISM tiene un valor agregado respecto a otros programas de vigilancia: sus fuentes. El material

La exhibición de atrocidades

Nota de tapa

Su cara está en la lista de los más buscados. En sólo unos días y profundizando el modelo impuesto por Julian Assange, el X-Men que fundó y vedetizó Wikileaks, Edward Snowden, pasó de empleado anónimo de la CIA a un “topo” capaz de horadar uno de los mejores secretos del capitalismo digital actual: PRISM, un complejo entramado de vigilancia norteamericano, que circula por las redes omnipresentes de internet y utiliza plataformas como Google o Facebook para espiar cada rincón del planeta. Entre las tensiones de la geopolítica actual y las formas juguetonas de una guerra fría 2.0, la de Snowden es también una historia sobre el presente y el quiebre de la utopía de la circulación democrática de la información. ¿Qué quedó de aquel “ciberespacio sin fronteras” con el que nació el sueño de internet?

no es interceptado sino requerido. ¿A quién? Nueve “empresas proveedoras”, como denomina la presentación de PRISM, son la materia prima principal de un programa que se denomina a sí mismo como el más usado por la NSA para sus reportes. Desde el 11 de septiembre (por si faltaban metáforas) hasta octubre de 2012, nueva empresas fueron incorporándose al programa hasta crear un plantel envidiable. Microsoft, Facebook, YouTube, Google, Yahoo, PalTalk, Skype, AOL y Apple funcionaron desde entonces como fuente de información de datos que los usuarios suponían del orden de lo privado. La revelación causó conmoción y abrió un debate sobre el papel de esas empresas, que exige conocer algunos detalles del programa. PRISM es un programa oficial de

la NSA supervisado por una corte judicial dedicada exclusivamente a esa clase de tareas, la Foreign Intelligence Surveillance Court (FISC) y regulado por la denominada ley FISA. Sancionada en 1978, la ley creó un régimen especial para este tipo de investigaciones, intentando conciliar las necesidades operativas con los principios constitucionales de respeto a la privacidad. Quizás entonces lo logró, pero desde entonces ha sufrido modificaciones que alteraron su sentido. Tras la sanción de la Patriotic Act, post septiembre de 2001, los requisitos para ordenar un seguimiento se redujeron al mínimo. El Presidente, por ejemplo, puede ordenar vigilar un objetivo sin orden de la FISC, a simple certificación de la versión norteamericana del Procurador General, que luego tiene la obligación

de enviar la información a los comités de Seguridad del Senado. La garantía constitucional de ser investigado sólo bajo la orden de un juez en el marco de una causa probable de delito dejó de cumplirse. Visto así, la colaboración de las empresas parecería ser un hecho casi inevitable. Sin embargo, la propia Google mantiene por estos días un conflicto con la FISC debido a sus intenciones de publicar, a raíz del caso Snowden, qué tipo y cantidad de información era requerida para el programa. La política de esa empresa es la de publicar periódicamente la cantidad de información requerida por los estados, en una suerte de contrato de transparencia con el usuario. PRISM, sin embargo, significa un cambio de matriz más por la forma de colaboración entre la NSA y las empresas que por la


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cantidad de información.

Acceso directo La presentación asegura que el programa recoge información “directamente de los servidores” de las nueve empresas. Un acceso que supondría la capacidad, al menos técnica y potencial, de la NSA de disponer de la base de datos de esas empresas para extraer datos en tiempo real sin mediación. Parece una sutileza semántica pero es el nudo de la cuestión: se trata de si las empresas debían brindar información sólo ante pedidos judiciales o si la NSA disponía de la base de datos entera. Los planteos contra esta segunda opción aseguran que sería inviable tener un plantel de agentes de seguridad capaz de consultar permanentemente todas las bases de semejantes empresas. Más plausible resultaría la existencia de mecanismos informales de consulta a esas bases, a partir de las cuales se pudieran rastrear patrones de conducta para detectar un “comportamiento sospechoso”. Tanto Google como Facebook rechazaron esa clase de permisos y aseguran que sólo accedieron a pedidos judiciales. Una última interpretación posible es la suposición de que acceso directo a los servidores implica la obtención de la información directamente de las empresas proveedoras y no de sus bases. Aún así, PRISM no dejaría de ser novedoso. Es que los programas

de inteligencia conocidos hasta el momento usaban métodos para interceptar comunicaciones que no requerían la colaboración de las empresas. Este programa sería un salto de calidad en el tipo de colaboración entre empresas de Internet y las agencias de inteligencia.

Unidos y Tercerizados Preguntarse por el significado de esta filtración implica buscar una respuesta del orden de lo estructural a una cuestión exageradamente respondida desde las acciones de una persona. Entre héroe o demonio, elegimos hacer el intento de suponerlo el emergente de un proceso que lo supera. “Un sector privado fuerte” es uno de los clichés para retratar la dinámica de los Estados Unidos. La realidad tiende a ser más compleja que las sentencias de café. El complejo militar industrial norteamericano, a riesgo de sonar conspiranoico, parece haber creado una amalgama de intereses que desdibuja el límite entre lo público y lo privado. Snowden es el hijo de esa fusión. Tras su paso como técnico en sistemas de la CIA fue empleado por Booz Allen Hamilton, una empresa global que brinda al gobierno de los Estados Unidos servicios de consultoría en defensa y tecnología. Su principal accionista es el fondo de capital de riesgo Carlyle, que vio la luz pública cuando Michael Moore probara que entre sus inversores y

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directivos figuraban nombres que iban desde George Bush padre hasta la familia Bin Laden. Booz Allen y su controlante son la expresión de un oscuro entramado entre el Estado y las empresas del sector, cuyos vínculos dan por tierra con el mito republicano del capitalismo construido a pura mano invisible del mercado. El vice presidente de Booz Allen es a la vez 2do Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, la oficina que coordina las 50 agencias de inteligencia del país, con un presupuesto anual de cerca de 80.000 millones de dólares. Y la capacidad para contratar, entre otras, a su propia empresa. No es el único caso: James Woolsey, que dirigió la CIA durante la administración Clinton, también fue vice presidente de Booz Allen. Y cualquiera puede recordar el vínculo de Dick Cheney con Halliburton, principal contratista de la reconstrucción de Irak, y de la cual formaba parte antes de asumir como vice presidente de George W. Bush. El salto no es únicamente de lo privado a lo público, porque la frontera se borró para los dos: la noticia de que Max Kelly pasaba de ser el responsable de la seguridad privada de los datos de Facebook a trabajar para la NSA en 2010 no causó demasiado revuelo por entonces. Pero, parafraseando a Pierre Menard: no en vano han transcurrido tres años de aquél pase, cargados de comple-

jísimos hechos. Entre ellos, para mencionar uno solo: Snowden.

¿Tiranía llave en mano? El lunes siguiente a la entrevista que dio Snowden en Hong Kong, Obama daba una respuesta al primero de sus problemas: la relación con los países a los que Estados Unidos apuntó con PRISM. La explicación fue houseana: todos espían. Una verdad que, por tautológica, resultó insuficiente. El aleteo de la mariposa que arrancó en Estados Unidos volvió a su punto de origen. La filtración supuso un golpe para los demócratas mucho más por lo que sugiere que por lo que demuestra: que la administración Obama espió y grabó conversaciones de ciudadanos norteamericanos, en el “noble objetivo” de prevenir el terrorismo. Ese es el núcleo del argumento de Snowden. Mucho más interesante que descubrir, ahora que está de moda, el móvil que lo llevó a filtrar resulta su hobbesiana y pesimista mirada sobre el futuro. El panorama que retrata es el de una burocracia que persigue sus propios fines y los autonomiza del gobierno civil que, se supone, los elige. Un entramado público-privado que, dirá Snowden, tiene la capacidad para cambiar, en nombre de la seguridad, políticos, políticas y leyes. Para concluir en que la independencia de la burocracia de la vigilancia se irá convirtien-

do, paulatinamente, en un arma que denomina una “tiranía llave en mano” (turnkey tiranny). La metáfora confunde, quizás, por una barrera idiomática infranqueable. Porque retrata un escenario donde la llave se da en mano al próximo que acceda al poder. Y su denuncia es la contraria: que esa burocracia está creando una política para sí. Hay hechos, sin embargo, que permiten pensar la cuestión sin caer en una visión determinista sobre la inevitabilidad de una red ultra supervisada. Al tiempo que crecen las capacidades de obtener datos personales, crece también la capacidad de adaptación de los usuarios, con mails encriptados o software de llamadas seguras que corren en paralelo una carrera de obstáculos mutuos. La era post Snowden, si existiera, marca el fin de la utopía de la sociedad democrática de la información, basada en el libre intercambio entre ciudadanos que navegan por el ciberespacio lo que no pueden en la vida real. Si aquella utopía sirvió para caminar, como dice el mandamiento galeano, se encontró con que la autopista por la que caminan los bytes está igual de regulada y vigilada. En franca colaboración entre el Estado y las empresas concesionarias.

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Gracias a @santiagoroza y @feniciano

Colocón charrúa / Uruguay natural / Buenos humos

Pequeños grandes pasos Por Emiliano Flores

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inalizaba diciembre y entre el calor, la humedad, la certeza de no tener vacaciones y la facilidad de cometer exabruptos producto de la sucesión de brindis a los que nos somete fin de año, elegimos despedir el 2012 bardeando un poquito a Pepe Mujica. En esa nota, titulada Pintó el bajón, arremetíamos contra el presidente uruguayo por pisar el freno a la ley de legalización del consumo de drogas que él mismo había promovido en repetidas intervenciones públicas. En aquel momento, la justificación utilizada por el presidente fue la publicación de un estudio de una consultora que afirmaba que el 64% de los uruguayos estaba en contra de la legalización de la marihuana. También, que el 53 % de quienes se definían como votantes de la coalición gobernante se oponía a la iniciativa. Lejos de entenderlo como una orden taxativa, los legisladores del Frente Amplio, en especial el joven diputa-

do Sebastián Sabini, asumieron el desafío de salir a revertir la falta de apoyo que tenía la iniciativa. Así, la Comisión Especial de Adicciones y Drogas de la Cámara de Diputados, en articulación con la Junta Nacional de Drogas, comenzaron una recorrida por todos los departamentos del pequeño gran país. Se tomaron el tiempo para reunirse con todos los ciudadanos que tenían dudas, reparos o sugerencias respecto del cambio de enfoque para el uso de sustancias. El resultado fue más que admirable y, a pocos días de la ratificación del aborto a través de una consulta popular, lograron el dictamen favorable al proyecto de ley de regulación del cannabis. Pero los buenos humos no son exclusivos de la Banda Oriental. En Norteamérica, dos Estados legalizaron el uso de la marihuana para uso medicinal y para todo fin. Eso, por pequeño que parezca, provocó una de las heridas más profundas a la doctrina creada en los años sesenta por los propios norteamericanos. Cabe recordar que con ningún otro

tópico, Estados Unidos encontró mejores argumentos para intervenir militarmente cualquier país de la región que con la guerra contra las drogas. Ahora bien, frente a este panorama cabe preguntarse ¿cuánto tiempo puede seguir profesando el prohibicionismo Estados Unidos mientras en su propio país se legaliza? ¿Cuánto tiempo se puede sostener que la guerra contra las drogas es la mejor opción cuando en México, producto de la aplicación de esa doctrina, murieron más 60 mil personas inocentes en 6 años? Las respuestas están a la vista: en Centroamérica los presidentes de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, con el apoyo ambiguo de Colombia, empezaron a hablar de la posibilidad de legalización; la OEA, por su parte, semanas atrás presentó un detallado informe en el que se reconoce que la despenalización del consumo de drogas debería ser la base de cualquier estrategia sanitaria y que podría reducir los niveles de consumo y la cantidad de casos judiciales. En Argentina, según in-

forma la revista THC, la Inspección General de Justicia reconoció legalmente a una Asociación Cannábica y los ministerios de Salud y Seguridad presentaron un protocolo para uso de las fuerzas de seguridad prohibiendo la detención de personas bajo los efectos de sustancias psicoactivas. Volviendo a Uruguay, lejos de la liberalización del consumo, el proyecto no hace otra cosa que establecer la regulación del estado. En este sentido, establece tres modalidades de acceso al cannabis delimitando en cada caso las cantidades: el auto-

cultivo (hasta seis plantas hembras), los clubes de cultivo (hasta 100 miembros con 99 plantas) y la venta en farmacias autorizadas (hasta 40 gramos por mes). El proyecto, que contempla cuestiones como la inclusión de contenidos educativos referidos a la “promoción de la salud y la prevención del uso problemático”, será tratado a fin de mes y lo más probable es que logre la aprobación, según informó un legislador del FA. De ahí, esperará tratamiento en la cámara alta donde según informan, los votos están un poco más holgados. ×


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Por Patricio Tesei

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i fuese mujer, en este mismo momento me estaría agarrando la teta izquierda como una especie de ritual que ahuyente a los malos espíritus. Pero yo, ahora, me estoy agarrando un testículo y, mientras lo hago, pienso en la carga simbólica que tiene esta palabra capicúa. Sin repetir y sin soplar: convertibilidad, Cavallo, pizza con champán, los tapados de María Julia Alsogaray, las privatizaciones, Miami, viaje a la luna, AMIA, tragedias, tráfico de armas. Repito el nombre tres veces, como Michael Keaton en la gloriosa Beetlejuice de Tim Burton. Estamos hablando de Menem, Carlos Saúl. El mismo que hace poco festejó sus 83 años, que dijo sentirse un “perseguido político”, que sueña con volver al sillón de Casa Rosada y que fue condenado a siete años de prisión como coautor del delito de contrabando de armas ilegales a Croacia y Ecuador. Para Marcos Perearnau, la década de los 90, y la vida pública -como Presidente de la Nación- y privada del riojano se puede contar en clave teatral. "Tiene tantos elementos, amores, desamores, muerte, poder, soledad, que si hacemos un juego con los clásicos, podemos hablar de' la tragedia de Menem'", señala a Ni a Palos el director de la obra Menem actor, que se puede ver todos los domingos hasta agosto, a las 19, en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3125). Condensada en 80 minutos, la obra es un reflejo de la forma de hacer política en la Argentina durante los años 90, y cómo lo público y lo privado se funde y se mezcla generando un combo de relaciones cada vez más conflictivas. En definitiva, Perearnau nos propone un cóctel de amor, familia, poder, un poco de ficción y un poco de realidad; toda una construcción que se hilvana con un metalenguaje: actores que actúan de Menen y su círculo intimo quienes, a su vez, actúan en su respectivo rol: de presidente; de hija y primera dama; de amante y confidente; o de servil lacayo que representa la ostentación, la corrupción y las relaciones peligrosas del poder. Todo eso es Menem Actor.

Marcos Perearnau, director de Menem actor

«Yo creo que el arte está después de la moral. Si se queda en el dominio de lo moral, no trascendió» Es una historia conocida, pero levemente deformada. Asume un nuevo presidente. Pocos días después, echa a su mujer de la residencia presidencial. Astuto, convierte a su hija en Primera Dama y a pesar de las resistencias de una amante, decide nombrar como testaferro al supuesto hijo de un viejo dirigente sindical. Entre medio del lujo, las cirugías plásticas y las carpas árabes, la historia se convierte en una tragedia shakespereana. “Una obra que hubiéramos deseado ver y evitar haber vivido”, dice la gacetilla de esta pieza que mezcla ficción, realidad y metalenguaje para contar la historia de Menem pero, también, la historia de cómo procesa un país su propia experiencia política. De eso -de lo que se vive y después se desea haber evitado vivir- está hecho Menem actor, la obra que puede verse todos los domingos en el Konex y por la cual nos juntamos con su autor, Marcos Perearnau, para hablar de teatro, política y la moral de la Historia.

¿Por qué una obra sobre Menem? Porque es un apellido que nos marcó a todos, y de esa marca nadie puede hacerse el desenten-

«Tiene tantos elementos, amores, desamores, muerte, poder, soledad, que si hacemos un juego con los clásicos, podemos hablar de 'la tragedia de Menem»

dido. Si yo trabajo una marca que está presente en todos los argentinos voy a poder convocar a todos y que todos se sientan interpelados. En realidad, me interesa la condición del teatro de poder opinar sobre su propia época, reírse de sus representantes y trabajar representaciones que tuvieran mucho efecto. Menem es una representación complicada porque a Menem no lo dominás y hasta el día de hoy el tipo sigue significando, y eso es algo que yo no puedo controlar, como tampoco puedo controlar lo que genera ese nombre en los de-

más. Eso es un riesgo, y me gustó.

¿Cómo fue el proceso para escribir la obra? Siempre traté de sobreimprimir mi marca de autor sobre un nombre que es de todos; producir algo distinto. Esta obra también tiene que ver con que yo nací en el ‘85, un año fuerte porque está el fallo de los juicios a las Juntas, entonces nací un poco con ese signo de juzgar. De ahí que yo necesito pensar qué había pasado en los ’90 porque no tenía un juicio sobre esa época. La viví, la atravesé, y hacer

esta obra es la posibilidad de construir una mirada propia sobre ese material.

Sin embargo, la obra no juzga, sino que muestra ciertas prácticas del menemismo ¿fue algo buscado? Yo creo que el arte está después de la moral. Si se queda en el dominio de lo moral, no trascendió, y en este punto era muy importante desafectar esa representación que era Menem de esos juicios morales. Un poco la idea que activa la obra es que es un nombre maldito, y es loco, porque funciona hoy

en día la maldición del nombre Menem: uno escucha el nombre y se tiene que tocar un huevo, o madera; es el poder de un nombre fuerte. A través del hechizo de la actuación se busca romper el hechizo de ese nombre, no a través de la razón o el juicio, sino a través de otro hechizo que es el teatro.

¿Cómo trabajás el hecho de contar algo tan reciente? Estoy tratando cada vez más de no respetar esa distancia, de no esperar. Ese es el tiempo de la ciencia. Por ejemplo, tengo escrita una


14 de julio de 2013  |  año 4  |  nº 222

« Lo que me interesa de los acontecimientos políticos es que son marcas subjetivas que están en todos, entonces busco producir una mirada singular sobre eso (...). Quizá en Menem fue tomado en primera persona, pero en otros trabajos no funciona eso. Pienso: ¿cómo sería hacer de Jorge Julio López? Ahí tengo que trabajar la ausencia » obra sobre Julio López. A mí me interesa la no distancia y cómo producirla, porque sino el teatro se queda sin posibilidad de interpretar o de hacer una lectura sobre las cosas que pasan, y creo que el teatro sí tiene lugares para pensar y entender y está bueno que pase eso. Por esa razón también está la posibilidad de producir esa distancia, que se construye al llevar una carpa árabe a la quinta de Olivos, o sea, generar un mundo árabe para Menem. Es una realidad que no solo está constituida por lo que pasó, sino por lo que podría haber pasado.

Durante toda la obra se hace énfasis en que lo que estamos viendo es una actuación… Es que la realidad de ese fenómeno es lo teatral, y eso lo mostramos. Es el actor que hace de Menem y

Menem, las dos cosas a la vez. Lo que pasa es que por lo general hay un teatro que borra y solo se ve el personaje. A mí me interesa que se vea el actor que está haciéndolo y lo que hace; me gusta mostrar el titiritero, es ahí donde está lo más interesante de las marcas, ese traspaso de un actor y lo que representa, borrarlo es como matar eso y creo que puedo creer en el teatro si veo eso en juego, sino creo que me toman como un estúpido y empiezo a deslegitimar lo que estoy viendo.

¿Por eso se buscó a un actor que no es parecido al ex Presidente? Tal cual. Me interesa contar y muestro cómo está contado, sino seria una biópic. Es decir, me interesa mostrar los procedimientos que están en juego. En Menem, tuvimos que aprender cómo era su gesto, cómo escribía, cómo se movía. Leónidas Lamborghini, lo cito porque es muy interesante como piensa la verdad y la ficción, el modelo y la copia, dice que “en la caricatura, en la copia, está la verdad del modelo”. Y eso es muy interesante, me estimula pensar en eso. Tratando de mostrar cómo uno copia o imita ciertos movimientos aparecen las diferencias que es la propia firma de autor. Si uno puede aprender esos movimientos después se pueden aplicar a la obra que uno quiera, inclusive si queremos hablar sobre kirchnerismo. Llevar el material a ese terreno es una posibilidad de sacarlos de lo moral, de los prejuicios, de una serie de lugares que no te permite pensar nada.

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Ficha Elenco: Julio Suárez (como Menem: manipulador, débil, seductor); Julia Funari (como Ana María Luján: amante, consultora, posesiva); Melanya Badalyan (como Zulemita Menem: acomplejada e inocente, mantiene una relación que se podría caracterizar entre incestuosa y edípica con su padre); Ariel Gigena (como Leonel Miguel: supuesto hijo de Lorenzo Miguel y supuesto hijo no reconocido de Menem; la imagen de la ostentación, la corrupción y las relaciones peligrosas del poder. Amigo de Carlitos Jr.) Menem actor está todos los domingos a las 19 hs. en la Sala B del Konex, Sarmiento 3125.

¿Qué fuiste descubriendo en el proceso de creación de la obra? La obra se me arma en la cabeza y la empiezo a trabajar. Cuando pensé la historia de Menem dije, ‘esto está perfecto’. La realidad la tramó de una manera extraordinaria y, la verdad no hay que inventar mucho, sino ver cómo está inventando la realidad y cómo va a seguir inventando, y eso me fascinó.

Planteás relaciones como la de Menem con Zulemita, una relación incestuosa, ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción? Me encanta ese tipo de burla o chiste o el armado de hipótesis que son ficcionales, pero que tranquilamente pueden ser verdad. Es algo que me sirve para pensar y despejar alguna fantasía. Concretamente, hay una línea ficcional que es la de Leonel Miguel (supuesto hijo del dirigente sindical Lorenzo Miguel) como testaferro de Menem, como una forma de generar una contraposición dramática que iba a volver al relato interesante, e iba a poder activar muchos temas que a mí me interesaban como el color de la piel, el negro, la pretensión de ser alguien más de lo que se es a través de un truco de falsificación como un testaferro. La obra permite revisar cómo los argentinos aceptamos esa ficción que fue el menemismo y cómo funcionó.

O sea, fue Leonel Miguel, pero podría haber sido cualquier otro nombre… Claro, es la excusa para hablar de alguien que no fue reconocido por su padre, y quiere reconocimiento a través de este papel que le da Menem; un reconocimiento acelerado, sin trabajo, algo así como pegarla, que también es algo muy argentino. Habla no solo de Leonel Miguel, sino de algo humano y de las cosas que uno resigna por culpa de ese reconocimiento vertiginoso.

«A mí me interesa la no distancia y cómo producirla, porque sino el teatro se queda sin posibilidad de interpretar o de hacer una lectura sobre las cosas que pasan» Quizá la pregunta se la tenga que hacer al actor (Julio Suárez), pero ¿cómo es interpretar a un tipo como Menem? Él se comportó con el personaje como artista, dejando un poco de lado la condena moral para dejarse atravesar por la fuerza que tiene ese nombre y hacerlo funcionar. En ese sentido, hay que estar

fuerte para poder dejarse atravesar por todo esto, porque te puede conmover, te puede desordenar, no es fácil. Hay que tener valor y producir una actuación que logre algo de esta búsqueda para que se lo vea a él como actor y, por otro lado, se lo vea a Menem. Es algo que todos los personajes en la obra hacen: Zulemita con ese complejo de fealdad, una personalidad muy sometida a la imagen y una relación casi incestuosa con su padre; Ana María Luján, que si bien maneja los hilos de las relaciones del ex Presidente como su amante, sufre dos veces porque anticipa vía el tarot las cosas que pasan (por ejemplo, la muerte de Carlos Jr.).

¿Se puede considerar ésta una obra de teatro político? Hay diversas formas de abordar lo político. Lo que me interesa de los acontecimientos políticos es que son marcas subjetivas que están en todos, entonces busco producir una mirada singular sobre eso, que haya una manera de relacionarse y formar algo en función de un fenómeno de este tipo. Quizá en Menem fue tomado en primera persona, pero en otros trabajos no funciona esa primera persona –un actor que hace de un personaje particular-. Pienso: ¿cómo sería hacer de Jorge Julio López? Ahí tengo que trabajar la ausencia.×


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La salidera

Diga me Por Martín Rodríguez.

M

e caen mejor los ex combatientes de Corea que los ex combatientes de Vietnam porque son más oscuros y sórdidos y no fueron tan reconocidos por la industria del cine de esa gran nación que acaba de cumplir años y que con Vietnam hizo estragos en su “hegemonía cultural de los vencidos”: Apocalipsis Now y El francotirador por empezar, por terminar; mientras Corea es Gran Torino. Me caen bien las historias de colimbas argentinos, esas en que los colimbas le ponían “espumita” al mate que le servían al coronel, o el mito ese de los que les tocaba hacer de fercho de algún general y se cogían a la esposa del general cuando la pasaban a buscar y la llevaban a la peluquería; y ése hubiera sido el cine shampoo de la patria montonera si hubieran ganado los Montoneros con las actuaciones de los mismos Alfonso De Grazia, Víctor Bo, la Coca Sarli, Jorge Porcel, Alberto Olmedo, la misma crema del costumbrismo pero en un modo de cine de revancha subsidiado por el INCAA montonero y con Portales haciendo del general cornudo. Me acuerdo siempre de la enfermedad mental de un tipo que conocía mi viejo, que iba a su oficina y el tipo creía que vivía en otro tiempo, básicamente en el tiempo en que la República Argentina era gobernada por el General Juan Carlos Onganía. Me acuerdo: durante años mi encuesta de viajes en taxi con tacheros jovatos dio la presidencia de facto de Onganía como la mejor recordada. Me siento en el grado cero de una ciudadanía peculiar: la de los resistentes compradores de cd’s originales en disquerías que los venden carísimos por las obvias razones económicas de nuestro programa de gobierno, y, de hecho, la posta me la dijo un vendedor en Palermo Freud: en nuestra industria la sustitución de importaciones es como que me pidas un disco de Bob Dylan y yo te diga que mejor te lleves uno de León Gieco, porque León es de acá. Me gustaría dormirme sobre una carretilla y que me lleve mi hermano por el baldío de la calle Agüero, ahí, cerca de la

Avenida Córdoba, la mañana esa de un feriado de otoño del año 1983, nuestra pandilla a pleno en la vereda, cuando vimos a un linyera salir del fondo del baldío, ahí, y se paró y éramos varios mirándolo, y él nos miraba fijo, segundos de silencio, un hombre de neandertal, mi hermano gritó “vámonos, vámonos”, era el mayor, daba las órdenes, y sobre ese baldío se construyó una gran Sinagoga o escuela de la comunidad judía, no sé, pero me acuerdo que llevó años de construcción … y me gustaría volver con mi hermano a dar vueltas en la carretilla: primero me lleva él, después lo llevo yo, tierra arrasada, tierra virgen. Me dan mucha lástima las personas durante sus primeros días en un trabajo nuevo, cuando se les nota, cuando son observados por otros compañeros o por sus jefes y no tienen naturalidad para dar un vuelto o para hacer la suma de una compra: ¿quién no sintió ese temblor, ese desgano, ese “qué hago acá”? Me gusta más cargarme el mp3 con discos enteros que armar carpetas con la selección de canciones porque siento que me pierdo la edición: ese momento en que el orden de las canciones altera el producto. Me gusta ir en bicicleta por la bajada de Salguero a costanera, cruzando el shopping, Barrio Parque, el último hilo de ranchos que nace en Retiro, doblar a la derecha, agarrar a contramano la avenida Rafael Obligado Costanera, ahí, adonde llegan los barcos de las areneras a descargar, los que vienen de San Pedro, y en esa mezcla de arena limpia y río podrido hacer las paces con la ciudad así: agradecer el cine clásico de Hollywood que nos enseñó el honor, agradecer a Menem el fin de la colimba (y eso quiere decir muchas cosas a la vez), agradecer saber en qué tiempo y bajo qué presidencia vivimos, agradecer a Dios la larga vida de Neil Young, agradecer la memoria fresca llena de hermanos que amamos, agradecer la prudente sabiduría de los años cuando acoplamos la música de adentro con la música de afuera. Viento y arena adentro y afuera. ×

¡AGEN

DÁ!

FIESTA

PUBLICACIONES

Michael Mike + Lo Pibitos

Mansilla #5

Viernes 19 – Ciudad Cultural Konex – Sarmiento 3131 – 00 hs. Si querés joda este viernes podés pasar por el Konex para disfrutar de Michael Mike y Lo Pibitos, también conocidos como lo nuevo de la escena funk. Además tenés buenos DJ's y VJ's para acompañar este viernes de fiesta. La entrada: 40 pe.

Salió un nuevo número de la revista Mansilla y sus responsables nos cuentan que trae dossiers de ensayos sobre el Tigre, los años '90, el arte pop. De Cavallo a Kicillof, de Berni a los memes, de Tinelli a Houellebecq, varios intentos de pensar la época. También, una entrevista y poemas del poeta bahiense Sergio Raimondi. Para saber más, andá y pedila en las librerías Vivaldi, Páginas Libres, Eterna Cadencia, Lilith, Crack-Up, Libros Del Pasaje y La internacional argentina.

Ricardo Cohen, alias Rocambole, es conocido por ser el autor de las ya míticas tapas de los discos de los Redondos. Su nueva muestra, Rocambole contra el arte contemporáneo, es una exposición concebida, según sus curadores, como una instalación de cuadros colgados en las paredes, serie de actividades y gestos pictóricos que no se ajustan a un sólo concepto general sino que está dedicada a coreografiar y múltiples miradas, materiales, métodos y conocimientos. Arte para los ricoteros y para los otros también. Gratis.

Ladies Night Jueves – Unplu Bar – Rivadavia 1132 – Desde las 19 hs. Si querés salir de joda un jueves con tus amigas este es un lugar ideal. Mirá: tenés happy hour toda la noche y si son cuatro o más les regalan un champagne. Está pensado para que te juntes con las chicas después del laburo. Tenés música de los 80 y 90 y unas buenas comidas. Lo mejor, la entrada es gratis.

Billy Grow

Todos los días excepto los lunes - Centro Cultural Recoleta – Junín 1930

Si formas parte de la generación que descubrió su pasión por la botánica desde un lugar entre racional y onírico, tenés que visitar Billy Grow. A pasitos de San Juan y Boedo, Billy ofrece el más amplio catálogo de productos para el cultivo de cannabis y el mejor asesoramiento que necesitan vos y tus plantas.

Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez

Martín Rodríguez Zappa Emiliano Flores Benito Messina Tomás Aguerre Salvador Salinas Franco Dorio

Miércoles 17. Centro Cultural Matienzo. Matienzo 2424, esquina Cabildo.

Colombres 859 - Tel: 4932 9041 – billygrow.com

Rocambole contra el arte contemporáneo

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