nº 249 | año 5 | 19 de enero de 2014
LA SEMANA
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Ecos de una vieja querella. En 1986, Raúl Alfonsín quiso mudar la Capital Federal a Viedma. “Hay que crecer hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío”, dijo el entonces presidente. El 27 de mayo de 1987 se aprobó la Ley 23.512 declarando Capital de la República a Viedma, Carmen de Patagones y Guardia Mitre. Finalmente, el proyecto no prosperó. 28 años después el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, propuso “repensar si la capital política debe estar en esta ciudad”. El debate, que nunca desapareció del todo, resurgió por estas horas.
» EL LUGAR
» EL OBJETO
» EL PERSONAJE
» EL TWEET
Jesús María //
Subte //
Juan Gelman //
@HAL______
El tradicional festival recibió por estos días la furia de los proteccionistas tras la cruel muerte de una yegua durante la noche inaugural. Defensores de los derechos de los animales irrumpieron con pancartas que decían “No a la jineteada” y “Doma=muerte”.
“Metro sin pantalones” es una jornada que invita a subirse al subte en calzoncillos y bombacha sólo para “provocar risas y sonrisas”. No sería tan grave si Buenos Aires no hubiera aportado a unos paquetes sin lompas en el subte A. Repudiamos.
A los 83 años, falleció Juan Gelman. Se fue un poeta y una voz clave de las últimas tres décadas argentinas, una silueta atada al murmullo de esa generación política y estética de los años setenta y ochenta.
Posta que hay gente viajando en bolas en el subte? No deberíamos ser tan dogmáticos con el voto calificado, eh.
Massa Summer Fest
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La Massa Summer Fest es una celebración veraniega que recorre diversos balnearios de la provincia de Buenos Aires siendo conformada por una troupe político-farandulesca encabezada por el diputado nacional Sergio Tomás Massa. El objetivo de la MSF es posicionar a Sergio Tomás como referente de la oposición aunque algunos analistas estiman que en realidad es un viaje de egresados estival para integrantes del Frente Renovador, viaje al que no le falta un coordinador de dudosa capacidad y sentido del humor, que no sería otro que Fabián Gianola.
Características 1. Definición 2. Características 3. Famosos 4. Medios y política
Al igual que toda campaña de marketing de verano de cualquier marca, ya sea de gaseosas, analgésicos para malestar estomacal o tampones, la MSF comprende diversas actividades en donde el nombre Massa aparece rimbombante bajo la codificación +A. Solventado todo con merchandising y pro-
motoras la MSF pasó por Pinamar (rememorando viejos tiempos duhaldistas), Necochea y Mar del Plata, entre otros balnearios. Así fueron regalando calcomanías y globos, aunque la entrega de este último elemento corrió peligro debido a una demanda del PRO en la que se alegaba que esa “práctica política era de uso exclusivo de Mauricio” (sic). Finalmente la gente de Macri cedió pero poniendo como condición que Massa no cante canciones de Queen.
Famosos Sin embargo, el punto fuerte de la Massa Summer Fest es la presencia de famosos, cuestión que no se agota en la mera concurrencia de estos personajes sino que lo hacen jugando al fútbol en lo que se considera un partido homenaje a la política de los ´90, según comentó a este medio un asesor que suele acercarle a Massa todas las mañanas el Blackberry. De todas maneras, queda abierta la discusión respecto de la calidad de los “famosos”, ya que, además del mencionado Gianola, recordado por su actuación en “Charly, días de sangre”, la lista la completaron figuras del calibre de Matías Alé, Nicolás Scarpino, Federico
Bal, Beto César, Walter Queijeiro y Marcelo de Bellis, entre otros que no quisieron dar su nombre ya sea por vergüenza, porque no cobraron el caché, porque no había alcohol en el catering o porque simplemente quien esto escribe no los conoce. Cabe acotar que esta nómina estuvo matizada por Norberto “Beto” Alonso, vieja gloria del fútbol y la mala leche en declaraciones mediáticas.
Medios y política Cómo todo acontecimiento de esta calaña es esencial la cobertura mediática, la cual fue cuasi preferente de América, que ya hace unos meses tiene a Massa como artista exclusivo. Teniendo en cuenta la calidad y cantidad de los famosos citados, no fue muy difícil para el medio otorgarle espacio a la MSF en cualquier programa de chimentos vespertino. Entre tanto globo, playa, farandulero y promotora hubo unos minutos dedicados a la política tal como es entendida por Massa, quien declaró que “en esta etapa nosotros queremos proponer y ayudar, no poner palos en la rueda, sino mostrarle a la gente que se pueden hacer cosas distintas”, mientras intentaba convencer a Gianola que haga un personaje que no sea gay.
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ESTEREOTIPOS HOY: El militante que veranea en la “Patria Grande” » »En los 90 iba a Cuba y a Chiapas.
» »Se hizo una cresta un día antes de salir de viaje.
» »Ahora va a Venezuela, Ecuador y Bolivia.
» »Está clarísimo que se deja la barba. Mientras más tupida, mejor.
» »Hizo dos veces el Camino del Inca. » »Banca mucho al padre que en vez cumplirle el sueño de ir a Disney al hijo lo llevó a Cuba y filmó un documental. » »Le puso Fidel al perro.
» »Tiene la titular de la selección de Bolivia, la titular de la selección de Ecuador y la suplente del Corinthians. » »Dice que el sur “es para los chetos”.
» »Nunca viajó al sur. » »Puede tocar algún instru» »Ahora que es adulto cammento de percusión. bió el tren por el avión, la » »Mucho Manu Chao en mochila por el bolso, la repeat en su iPod. carpa por el hostel y las ideas por las cuevas de » »Tiene tatuada una estreFlorida. lla roja o el contorno de América Latina. » »Se cansa de repetir "el sur de Brasil esta lleno » »Si es irrecuperable dice de argentinos, la posta “Nuestroamérica”. está en el norte". » »Lee a Cortázar y a Ga» »Se lleva dos cajas de leano. fernet a Bahía. » »Le regaló a su hijo el Mafalda completa.
» »En los 90 militó fuerte en la Venceremos.
» »Desde que está el recargo del 35% te milita a full el turismo interno.
» »Y hablaba como un cordobés, aunque no había pasado un solo día de su vida en la Docta.
» »Va a Jujuy y se saca una foto con una pintada de la Tupac. » »Viajó al Foro de Porto Alegre en carpa. » »Puede decir “bo” tratando de imitar el tono uruguayo. » »Es el que le saca charla política al chofer del micro.
La esperanza nunca se pierde Por Patricio Cerminaro “Esta guerra y esta revolución so"Son necesarios dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar" dijo una vez Ernest Hemingway. Poco tiempo después de sobrepasar el límite de edad proclamado por el escritor norteamericano, Bruce Springsteen parece confirmar, en cierta forma, esa afirmación. Sin delegar poder en terreno compositivo o lírico, El Jefe, en su nuevo disco (el décimo octavo en su carrera), le cede los huecos instrumentales y los mosaicos sonoros a Tom Morello, el científico loco de Rage Against The Machine que nunca logró igualar la excentricidad de su sonido con un atuendo acorde al delirio que dispara su amplificador. El moreno violero, a partir de esta participación en la que colabora en ocho de los doce tracks del álbum, parece ser el abanderado elegido por Springsteen para pregonar su ideología contestataria, de la que el guitarrista ya está más que empapado por el conocido compromiso social y político de la banda que comparte con Zack De la Rocha. Sin embargo, en el plano sonoro, hace ya bastante que el cantautor estadounidense ha
» »Incluso si es España, lo que lo vuelve profundamente despreciable.
Por Romina Sánchez
» »Usa collares. » »Lleva la correspondencia Perón-Cooke a la playa.
«El fanático de las propagandas de Quilmes» Si se te ocurre cómo describirlo, mandá tus ideas a contacto@niapalos.org o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. web
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perdido la carrera frente a un mundo musical que corrió más rápido que él. Inclusive el propio mundo corrió más rápido que él. Es entonces el momento en que la música retoma su propósito primitivo: movilizar las estructuras mentales del compositor. High Hopes, el nuevo disco, está generado a partir de canciones inéditas, algunas tocadas en vivo, pero nunca registradas y un puñado de covers. En el año 1987, Tim Scott McConnel compuso "High Hopes", una marcha soul renovadora y esperanzada. La nueva versión de Springsteen inaugura su nuevo álbum y plantea el problema de las motivaciones de cara a interpretar un cover. En este caso el móvil es claro: las "grandes esperanzas" siguen firmes frente a problemas humanos que continúan sin solución, pero la respuesta frente a la reproducción de nuevas versiones es universal: encontrar un nuevo punto de vista. Un mantra contestatario pero también angustiado es el que se construye en “American Skin (41 shots)”, una de las que, a pesar de que no había sido grabada hasta el momento, es infaltable en los conciertos de Springsteen. “Down in the Hole” suena como
la dolorosa redención de almas en pena y la reaparición de “The Ghost of Tom Joad” (grabada en el disco homónimo, del año 1995) cobra una vitalidad renovada que combate la desolación haciendo foco en los aullidos del Whammy de Morello. La regularidad es un carácter difícil de conseguir en un disco, pero lo ideal es que la línea de rendimiento se mantenga en los puestos más altos de valoración. Con High Hopes, Springsteen consiguió un trabajo parejo, pero sin puntos altos, y aunque la nueva placa no signifique un ascenso en la carrera de El Jefe, tampoco es motivo para retirarlo de ese cargo vitalicio que se ha ganado. ×
FALSA ESCUADRA
Número 5
Estereotipo que viene
High Hopes, lo nuevo de Bruce Springsteen
» »De ahí le quedó la manía de volver imitando la tonada del lugar al que va.
» »No hay fin de año que no haya festejado en La Tribu.
ruido de fondo |
Cuando me empezó a gustar el fútbol, el fútbol en serio, cuando comenzó a hacerse nítida, sólida la idea de abandonar ese peloteo iniciático, nivel easy, hecho a base de compasión paterna, para empezar a querer jugar, jugar en serio, quise ser varón: sí, quise ser varón. Más tarde, mucho tiempo después, me daría cuenta que el fútbol –más allá de todo virtuosismo– no es cuestión de género sino de insistencia. Mucha insistencia. El fútbol me atrapó por televisión. Recuerdo que mi viejo miraba un partido que Argentina disputaba en Italia 90 –creo que contra Yugoslavia– en un blanco y negro chiquito, 14 pulgadas, con toda la furia. Si eso no es amor, ¿qué es el amor? Hoy conocemos las mieles futuristas de las pantallas inabordables. Recuerdo a mi viejo tensionado, tomando mate dulce solo. -¿Qué mirás, pá? -Un partido de Argentina, hijita. -¿Argentina? ¿El país? -Sí, hijita. Vení, sentate, que está difícil.
Si eso estaba difícil, lo que vendría luego sería una espiral de mística y dramatismo. Creo que eso me atrapó del fútbol: la posibilidad de lo imposible. Más adelante, ya en el ámbito local, me arrepentí de ser hincha de Boca. No me acuerdo por qué, pero sí que dije con convicción “De Boca yo no soy”. Tampoco me acuerdo por qué fui hincha de Boca, creo que esa fue mi madre. Entonces busqué y busqué clubes. Me gustaron los colores de San Lorenzo. Así arrancó mi amor cuervo, como todo amor irracional, ni una pizca de sentido. Cuando quise ser varón, ya era indefectiblemente mujer. Patear indispuesta era como comer locro con un ataque al hígado en ciernes, los ovarios y su capoeira de cada mes. Encima en esa época en Merlo proliferaban los potreros, el Merlo de mi infancia y adolescencia fue potrero y baldío y baldío devenido en potrero. Todos los días millones de partidos, torneos, apuestas y tierra hasta en los dientes. Era una postal de felicidad que no hubiera conocido si mis viejos –mis viejos y su
suerte– hubieran decidido continuar con el raid Chacharita-Paternal-Villa Pueyrredón de mis primeros años, transitado a la velocidad del Dakar. Y con la torpeza del Dakar. Yo no imagino mi vida sin fútbol, sin jugarlo ni mirarlo, aunque hoy sea más apreciar que experimentar. Hace poco Galeano dijo que para la derecha el fútbol es la prueba de que los pobres piensan con los pies, y que para la izquierda, ese mismo deporte tiene la culpa de que el pueblo no pueda pensar y romper sus cadenas. ¿Pasión? Bien, gracias. También dijo respecto a los intelectuales que critican a los fanáticos del fútbol que no hay ni hubo gente señalada por el dedo de dios, para decir cuáles son las alegrías permitidas y cuáles no. Y como yo a dios no lo conozco, me atrevo a señalar que menos chances habrá todavía de que alguna persona con ínfulas de elegida me diga, pida u ordene que deje de llorar, putear o alegrarme por cosas insignificantes, y que por sobre todas las cosas, pare de sufrir. Porque claro, este amor es, ante todo, sufrimiento, dulce y cálido, pero sufrimiento al fin. ×
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Eterno retorno Por Tomás Aguerre
En 1987, se estrenó un film mítico: Los bañeros más locos del mundo. Emilio Disi, Berugo Carámbula, Alberto Fernández de Rosa y Gino Renni interpretaban a una brigada de policías exonerados por inútiles, que se iban a hacer changas a Mar del Plata y terminaban involucrados en un operativo con armas y ninjas. La película se volvió un film de culto a fuerza de éxito de taquilla y permanentes repeticiones en televisión que permitieron grabar decenas de gags, escenas y frases en la mente de varias generaciones de argentinos. 27 años después, Bañeros... volvió a los cines remasterizada y en 3D. Fuimos a verla y salimos cargados de retromanía, nostalgia y recuerdos de una comedia que narró la otra década del ochenta: la de la parodia a Hollywood y la renovación de la comedia picaresca.
Nota de tapa
Vamos a una función normal, un día cualquiera, para purificar la muestra: para que no esté contaminada de consumidores irónicos, buscadores de prensa e impostores que reivindiquen, arribistas, a Los bañeros más locos del mundo. Vamos al cine a contrastar la hipótesis de los protagonistas de la peli en todas las entrevistas de promoción: que hay dos públicos, el nostálgico y el nuevo al que hay que conquistar. El resultado es innegable y se nota en la fila de entrada, donde reparten los anteojitos 3D. No es la misma generación que vio el estreno en los tardíos ochentas: es una posterior, la que volvió a la película un consumo de culto, la que se acerca al cine a verla. Lo vemos en la función: al paisaje normal de una comedia en la pantalla grande -la risa post gag, la relajación de los comentarios- se suma una situación pocas veces vista en el cine. El desafío de spoilear in situ, de contar la situación que está por ocurrir apenas unos segundos antes de que ocurra: “He-man, salamín, espada del poder”, “nosotros somos cuatro medialunas”, “¿usted habla uruguayo?”, “¡la chorra de la cartera!”, se puede sentir si uno aguza el oído. Es una marca generacional que, en vez de generar el repudio que provocaría en cualquier otra película, establece un sentido: que
todos los que estamos ahí hemos visto esa película en un número infinito de veces, de formatos y de situaciones. El público nuevo no está y, posiblemente, para los que estamos ahí, sea mejor. Para el público nuevo está Bañeros 3, la película innombrable para la ortodoxia bañera, la herejía comercial. Para el verdadero cultor de Bañeros, “la tres”, como la nombra(mos) despreciativamente, ni siquiera forma parte de la saga, honor que apenas le concede a Bañeros 2, la playa loca. No comparte argumentos y diría que ni siquiera actores: el Emilio Disi de Bañeros 3 no es el de la uno. O, mejor y parafraseando: componer Bañeros a fines de los ochenta era una empresa razonable, acaso necesaria; a principios del siglo veintiuno, es casi imposible. No en vano han transcurrido casi treinta años, cargados de complejísimos hechos. Entre ellos, para mencionar uno solo: Los bañeros más locos del mundo.
1Q87 “Tear down this wall”, le dijo Reagan a Gorbachov a orillas del Muro de Berlín. Margaret Thatcher por tercera vez consecutiva armaba un partido y ganaba las elecciones británicas. De manera menos electoral, Irán e Iraq intentaban resolver
unas diferencias e intercambiaban misiles. Todavía había juicios y condenas a criminales del nazismo, en Francia y en Israel. Era el año 1987. Argentina renegociaba su deuda en el marco del agotamiento del Plan Austral. Fue el año de la visita de Juan Pablo II. El año en que, profanado de la Chacarita, el cuerpo de Perón perdía sus manos. La sombra de la dictadura asomaba sin irse: era el año del Punto Final, primero; del levantamiento carapintada, después; de la Obediencia Debida, finalmente. Era el año en el que se estrenó, el 5 de febrero, Los bañeros más locos del mundo. ¿Qué compartió el estreno de esa película con ese año? ¿Cuánto hay de ese contexto en Los Bañeros? Tientan los paralelos fáciles, que semejante obra merece que evitemos. Repasemos el argumento: un grupo de policías de una brigada, llamada Brigada Z, tiene que custodiar al Presidente en una condecoración. La Brigada pierde el control, todo termina en un desastre y el sargento a cargo los expulsa de la Policía. Brigada Z decanta naturalmente en Mar del Plata como destino turístico necesario, son asaltados en el camino y consiguen trabajo en un balneario. La tentación es esta: hacer sociología de las fuerzas de seguridad,
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suponer una intención en elegir ese oficio para relatar, un mensaje, una significación política. Tienta si no fuera porque la película se las arregla para no jugar en ese terreno. Bañeros logra despegarse de la necesidad de decir algo desde el arte. El “yo sólo hago pop”, pero de verdad. En Bañeros el humor no está al servicio de reivindicaciones, no hay pretensiones de decir. Por el contrario: las instituciones, los personajes, los discursos, incluso los contextos están puestos al servicio del humor. La película se estrena, y sucede, en 1987: está en la ropa, en las palabras, en los gestos, en los 5 australes que Bañeros le debe a la taxista que persiguió a la chorra de la cartera. Pero no está la carga pesada de ese año: como si fuera un 1987 paralelo, el 1Q84 de Murakami. Un año que comparte todas las características de 1987, la estética, el plan económico, pero que tiene dos, tres anomalías que lo vuelven otro: un mundo donde los tiburones rugen y saltan del mar, donde un gordo se eleva inflando un globo y donde un grupo de mafiosos asalta un casino con mano de obra ninja. Como si fuera 1Q87: un año distinto y el mismo.
Post olmedismo Veintisiete años después, la empresa Cinema Gotika remasteriza la película. El método tiene una parte de alta tecnología y otra artesanal que provocaría la envidia de cada uno de los que estuvimos en el cine: la reconstrucción cuadro por cuadro en el soporte original de toda la película, limpiando la imagen, eliminando los puntos y rayas del original. El trabajo ideal: llegar todos los días a la oficina y
ver, cuadro por cuadro, la persecución del tiburón a Emilio. Para agregarle un atractivo al estreno se insertaron efectos 3D, que pueden haber molestado a más de un purista, a quien ya la falta de rayas y puntos originales le genera alguna que otra contradicción (el ojo atento, atentísimo, incluso debe haber notado el corte en la primera escena en la que Gino Renni saca los helados del bolsillo: nada grave). Los más pragmáticos diremos, en defensa del recurso 3D, que Bañeros sale a competir en una semana en que se estrena la enorme El Lobo de Wall Street, de Scorsese y la cartelera está repleta de ofertas para niños en situación de vacaciones. Y que en esa jungla todo vale: hasta intentar con el 3D. ¿Por qué Bañeros y no otra película? Hay un lugar común que dice que hay una crisis en el cine, una crisis de guiones, de historias, que obliga a la industria a la reedición de películas viejas, a su adaptación al 3D. No por común el lugar deja de tener su razón. “Bañeros es un ícono pop”, dice Sergio Renteno, de Cinema Gotika en una entrevista, para explicar por qué reestrenar Bañeros. Y reivindica el rol de un personaje poco mencionado: el del productor artístico Carlos Mentasti, quien también participó de la reconstrucción del original. Pero qué previamente construyó este objeto de culto: el de una película que no es una excusa para ninguna otra reivindicación más que la historia que se quiere contar. ¿Por qué Bañeros y no otra? Bañeros se destaca del resto, incluso de su propia continuación, pero también de las raíces de donde se nutre -Olmedo, Porcel, Mingo, Aníbal, Palito Ortega- por la atención y el detalle de Mentasti como produc-
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tor, y el velado rol de Emilio Disi como guionista. Esa atención es rupturista con su pasado reciente. Lo sabe Emilio, cuando asegura que hicieron un humor diferente al de Olmedo y Porcel, que hacían teatro, televisión y cine al mismo tiempo, de taco: “nosotros, en las primeras películas, nos calentábamos, compartíamos gags, chistes, reescribíamos. Nos encerrábamos en las oficinas de Argentina Sono Film a escribir chistes un mes entero”, dice Emilio en una entrevista en La Voz. Y ahí, entre el Emilio guionista junto al resto de sus compañeros y el productor artístico, se construye una película que se explica más por la parodia a antecesoras norteamericanas que por necesidades ideológicas o editoriales: las fuerzas de seguridad en Bañeros tienen más de influencia de Locademia de Policía que de transición a la democracia. Bebe más de Tiburón -bebe absurdamente en la 1 y en la 2, llevando la parodia a niveles demenciales- que de sus predecesores argentinos. Tiene en su obsesión con los ninjas una referencia constante a las películas de época sobre artes marciales, y hasta se permite un pequeño homenaje a El Padrino en la figura de Corleone, el autor intelectual del robo al casino que sellaría el pacto de amistad entre Brigada Z y León, a.k.a el Facha Martel.
Vigencia de la Historia Bañeros combina perfectamente dos cualidades que la vuelven una obra particular que no debía sino reestrenarse, más allá de necesidades comerciales y crisis de guiones. Por un lado, logra efectos como los que mencionábamos: su público es obsesivo, de una orto-
El último safari Por Emiliano Flores El 23 de enero de 1989, en los estertores del gobierno de Raúl Alfonsín, un convoy revolucionario del MTP (Movimiento Todos por la Patria) intentó copar un batallón del ejército en La Tablada. El argumento era más o menos el siguiente: hay una conspiración militar en ciernes y es nuestro deber sofocarla tomando el Regimiento de Infantería 3, sustrayendo las armas y dirigiéndonos hacia Plaza de Mayo donde nos esperará el pueblo argentino para agradecernos salvaguardar la democracia. Naturalmente, nada de eso sucedió y como no podía ser de otro modo, las consecuencias de esa mala lectura terminaron impactando sobre el devenir de la historia nacional, que encontró a los sectores más conservadores de la política frotándose las manos mientras los
partisanos del MTP pisaban el palito. Sin duda, los primeros beneficiarios de tamaño extravío de voluntarismo guerrillero fueron los propios uniformados argentinos, que, con el fracaso de Malvinas sobre sus espaldas, agitaron el fantasma del terrorismo reencontrando un leit motiv que justifique su existencia. Lo primero que consiguieron, en ese sentido, fue que Alfonsín creara el Consejo de Seguridad, un ámbito que por primera vez en cinco años, reunía dirigentes civiles con la cúpula militar. En el mediano plazo, La Tablada terminó abonando el terreno para que los posteriores indultos del menemismo, sin gozar de popularidad, florezcan en un clima de absoluta resignación. Por otra parte, la movida del MTP dejó un sistema democrático malherido que llegó a las elecciones presidenciales del 14 de mayo
doxia excluyente que no duda en empuñar el bañerómetro para diferenciar entre puros y arribistas. Por el otro lado, cumple uno de los mandamientos de una obra para convertirse en un clásico: que se pueda decir algo sobre ella aún sin haberla visto. Las escenas de Bañeros -con Lechonas inconscientes a la cabeza- están grabadas en el inconsciente colectivo aún de quienes desconocen la historia y las sutiles pinceladas intermedias que terminan de tejer la trama. Se dice, como elogio, que es una película que “no ha perdido vigencia”. Y quizás lo que deba decirse,
en todo caso, es que sobrevive a pesar de haber perdido vigencia. Porque no es, ya lo dijimos, una película que le escape a su época. Su resignificación sólo es posible porque a pesar de representar su época lo hace sin asumir la pesada carga de sus antecesores e, incluso, de sus contemporáneos. Por escaparle a la tentación del manifiesto refugiándose en una historia. Una historia tan simple como la de un grupo de amigos que van a veranear a Mar del Plata y desmantelan una red de mafiosos que importa armas en un balneario para asaltar un casino con ninjas.
dIARIO DE BICISENDA caminando con muletas. Durante ese verano, el malhumor y la sensación de caos contagiaron a todos los argentinos: el 4 de diciembre el levantamiento carapintada de Seineldín; después vinieron los cortes de luz y de agua; para cerrar el período, tiempo después, estalló la hiperinflación. El resultado no pudo haber sido otro: el 99% de los votos se concentraron entre lo más conservador del radicalismo, lacrado con el sello monocromático de Angeloz; lo más conservador de un liberalismo ya de por sí conservador, representado por Alsogaray; y lo más, digamos, impredecible, elocuente y anómalo del peronismo, expresado en la figura del caudillo riojano. Sin embargo, la peor parte de las consecuencias directas del copamiento de La Tablada se la llevaron los sectores progresistas. Si el lenguaje de la transición había dejado de lado
el setentismo entendiendo que era algo que nada sumaba, a partir de ese momento, claramente empezó a restar. Pero grosso. No sólo la izquierda se dividió entre quienes condenaban la acción y quienes la apañaban. Los propios organismos de derechos humanos, a partir de La Tablada, profundizaron un discurso que dejaba de lado las organizaciones políticas poniendo el foco en los individuos. La organización política había quedado bajo sospecha. Consolaría pensar que el MTP era en realidad una secta de extraterrestres. Pero el MTP era una organización política como cualquiera: con sus frentes territoriales, su revista, alguna inserción en la universidad y sus referentes con un mínimo de conocimiento. Es decir, además de Gorriarán Merlo, estaban el abogado Jorge Baños, reconocido defensor en causas de derechos humanos
-muerto durante el copamiento- y el sacerdote Fray Antonio Puigjané. Como organización política, tenían relación con buena parte del espectro político. Algunos días antes del copamiento, se reunieron con la conducción del Partido Intransigente, con el Partido Comunista y con dos operadores importantes del radicalismo y del gobierno, Carlos Becerra, secretario general de la Presidencia, y Enrique Nosiglia, ministro del Interior. Consultados por una periodista sobre si eran suicidas, mesiánicos, guerrilleros o dementes, algunos miembros del MTP respondieron que eran “militantes políticos”. Nada fuera de lo común. Es justamente eso lo que resulta interesante de pensar La Tablada 25 años después: una acción de la militancia, con consecuencias catastróficas para las organizaciones; una acción de la militancia, contra la propia militancia. ×
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Luis Diego Fernández
Luis Diego Fernández
«Ser libertino no es estar todo el tiempo en pelotas» Por Mariano Vespa
“Artífices de sus propias formas de vida” dice el subtitulo del libro Los nuevos rebeldes del filósofo y ensayista Luis Diego Fernández (1976), una colección de ensayos sobre cómo personas con distintos oficios –hackers, psicólogos, surfers, activistas- proponen un cambio de paradigma en relación a las formas de vivir. A partir de una matriz libertaria, trata de entender fenómenos globales de resistencia como el Occupy y a la vez, redefine el rol del intelectual libre, producto de sus lecturas y de su camino autogestivo. Nos juntamos en una librería de Palermo para entender cómo es posible construir una forma de vida hedonista.
En el prólogo del libro decís que tanto la protesta como el pensamiento responden a una actitud micropolítica. ¿Cómo interpretas la micropolítica en relación a la filosofía? La condición de posibilidad del libro que vi –y en los intelectuales que venia leyendo desde Onfray hasta Zizek pasando por Sloterjdik- es que hay una cantidad de emergencias políticas que no tienen un cauce
representativo. Eso se veía en fenómenos extraños; Occupy en Wall Street, los cacelorazos, los indignados. Ese fue el disparador: ¿por qué la gente sale a la calle con demandas muy extrañas, por izquierda y por derecha, que tienen en común una búsqueda de deseo, de algo insatisfecho, pero que no tienen que ver con la macropolítica sino con formas de vida? El libro se pregunta por el deseo. Eso efectivamente bebe de Foucault, de Deleuze, de
Guattari y de Onfray, que es un filósofo joven francés. Ese es un punto de partida para pensar globalmente los fenómenos desde un punto de vista de la micropolítica que da cuenta de que aparecen formas de vida alternativas a un canon. Lo que hicieron estos filósofos es dar vuelta la tradición libertaria, sacarle los viejos dogmas clásicos del siglo XIX (Bakunin o Proudhon) y actualizarlos al siglo XX, en algún sentido más vital y más pop, Un
discurso libertario es un discurso muy intransigente. Me parece que Foucault o Deleuze lo que enseñan es que el poder está distribuido, no está en un lugar, que el Estado si bien sigue siendo el mal no es el mal absoluto, que uno puede votar. Entonces aparecen modos de vida libertinos, no necesariamente críticos. Es un espíritu intracapitalista no anticapitalista. Genera efectos en el capitalismo complejos, perturbadores. Deleuze bien leído
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no era anticapitalista: planteaba la lógica de fuga y de control. Decía que en los sistemas capitalistas siempre hay fugas, que evaden la norma o las cuestiones en clave de rentabilidad. Pero después esa fuga es cooptada, aplicada y es negocio, es industria. Esa fuga no es posible sin el capitalismo. Por eso digo que la revolución está en California, no en Cuba.
¿Cómo ves a la sociedad argentina en relación al deseo? Por un lado hay un discurso muy emancipatorio. Todos son el Marqués de Sade del discurso. Aparentemente no habría ningún tabú, en un arco que va desde Tinelli hasta Facebook y Twitter. En el libro pregunto: ¿por qué hay una zona roja de travestis en Buenos Aires? Ahí hay un negocio del deseo, ¿quién consume eso? En un ochenta por ciento tipos casados con hijos que tienen oficina. Consumen trans, no prostitutas vip. Hay una fuga del deseo para canalizar lo libidinal. Eso genera, como dice Sebreli, la “fascinación del mal”. En la sociedad argentina hay un discurso tolerante, libre, pero cuando hay que ir a los bifes, no va nadie. En otras sociedades es más fácil tener sexo. Acá no hay reivindicación a la exploración. Hay una cosa culpógena. En La cabeza de Goliat, Martínez Estrada habla de la neurosis de las grandes ciudades. El libro plantea las calles laterales, otras formas de vida fuera de la normalización. La mirada celebratoria, como está ajena a la culpa, es rara en Argentina.
Eso lo decís también en relación a la pornografía y supongo que lo pensás en otros temas como el aborto. Tengo la impresión de que acá hay una visión del Estado muy fuerte. SI uno hace un psicoanálisis del Estado, fuera de las funciones tradicionales, en ciertos temas como la sexualidad el Estado obtura. No por las leyes –de hecho si uno ve lo que se logró estos años hubo avales de eso- pero lo que se logra es una visión de la sexualidad en términos de derechos, no de exploración. Ahí entra lo libertino, que no busca la legitimación. También creo que en Argentina se busca el lugar de víctima. Por eso un discurso como el hedonista, como el libertino son complicados. A mí me pasó cuando empecé a escribir -hace diez añosme veían como un tipo extraño, nadie pensaba los temas de placer. Cuando le mostré un libro de pornografía que estaba escribiendo, Christian Ferrer me dijo: ”vos escribiendo sobre esto quedas en una falsa escuadra”. Me dejó pensando. No hablo de la víctima en términos jurídicos reales, sino discursivos. Si vos escribís sobre el placer, la celebración, la alegría y la sexualidad no te pones en rol de víctima. Y te ven mal. Siguiendo a Martínez Estrada, creo que en Argentina hay un sustrato de resentimiento muy fuerte, una neurosis muy fuerte.
«¿Por qué la gente sale a la calle con demandas muy extrañas, por izquierda y por derecha, que tienen en común una búsqueda de deseo, de algo insatisfecho, pero que no tienen que ver con la macropolítica sino con formas de vida? Ese fue el disparador del libro»
¿Hay un riesgo en esa necesidad de “crearse libertad” que marcás dado que nacemos domesticados? Uno nace domesticado. Cuando nacés vos no elegís nada: ni tu nombre, ni tu bandera, ni tu lengua, ni tu religión. Entrás en ese entramado institucional. Citando a Matrix, cuando pasa el tiempo uno elige tomar la pastilla azul o la roja. Si seguís en el mismo proceso de normalización o si empezás a investigar por donde pasa la cosa real. Se ve en los personajes del libro. Uno tiene que aprender a desaprender todo lo que le enseñaron. A título personal la filosofía me enseñó a desprender mandatos sociales, normativos y aprender que hay otras formas de vida viables. Eso es un proceso, como decís, que tiene riesgo, tiene dolor, desamparo pero la ganancia es muy fuerte. Es una sensación de emancipación
7 muy profunda. Hay un vitalismo muy fuerte, vos fijate que no son personajes agobiantes, no son manifestaciones nihilistas. Son gente que quieren creer en algo. La crítica es a la representación tradicional. Hay un reclamo, que uno puede decir en sentido amplio, es libertario. Lo que subyace es un malestar cultural. Soy escéptico con la política macro. No creo que haya un cambio porque gobierne el kirchnerismo, el radicalismo o el pro. Tengo la impresión de que la gente no vive demasiado feliz. Por eso apunto al cambio cultural. Es un tema ético –del ethos-.
¿Cuál es el arma de doble filo del espíritu libertino? Cuando lo libertino queda como una impostura, es una caricatura. Si es un exhibicionismo, es un vacío de contenido. Cuando cae en mueca, es neurosis. Ser libertino no es estar todo el tiempo en pelotas. Uno cree que alguien que es libertino hace absolutamente lo que quiere y ¡no! Sos más riguroso, porque no tenés un Estado que te protege, no tenés un dios, no tenés un papá que te dice qué hacer todo el tiempo. Uno tiene que ser más estricto. El eje es la no dependencia.
Planteás una disyuntiva entre el intelectual libre y el académico o dicho de otro modo, entre el filósofo y el profesor de filosofía. ¿Cómo opera en vos esa disyuntiva? Estoy absolutamente alegre de que la filosofía esté saliendo del claustro. Lo celebro. Yo estudie filosofía en los fines del menemismo con lo cual yo vivía en una universidad
donde no había muchas opciones: el paper, la nota al pie de página. No es que lo critique. Son formas de trabajo y tradiciones a las que uno responde de manera diferente. Tuve grandes profesores pero cuando leía a Foucault o Nietzsche me identificaba más con ellos, por eso yo quería ser filósofo, no profesor. La universidad me dio sistematización. Cuando terminé, no sabía con quién dialogar en la tradición local hasta que conocí a Martínez Estrada. Me deslumbró cómo él piensa la sociedad argentina, la neurosis porteña, el cuerpo, todo con un lenguaje tan psicoanalítico, tan nietzscheano. Era socialista libertario. Era esteticista, una suerte de outsider anarco antiperonista, pero no gorila. Después apareció Sebreli, yo tenía una mirada rara hasta que lo leí, lo conocí y lo entrevisté. De muchos intelectuales por ahí no coincido con su tradición sino con los posicionamientos. Hay una frase de Viñas que es clave: “un intelectual tiene que decir no”. Creo en esa conciencia libre. No soy ingenuo: la autonomía ideal no existe. Uno tiene determinaciones sociales, políticas, académicas. Pero uno en su micromundo pude crearse su libertad, como dice Nietzsche. Es una elección de vida, no es que quiera ser ejemplo de nada. Si uno se piensa un intelectual libre tiene otros recursos como el periodismo. Mi vocación es escribir. No quiero hacerlo para cuatro. Tengo ganas de tener cierta popularidad. Me gusta la figura de ser popular antipopulista. Me divierte más trabajar con temas de nicho, dotar de densidad a una figura mainstream, extraña, bizarra como Lady Gaga que hablar de Kant, que ya hablaron muchísimo.
«En la sociedad argentina hay un discurso tolerante, libre, pero cuando hay que ir a los bifes, no va nadie.»
¿Qué categoría define mejor a un nuevo rebelde? Hay una frase de Camus: “un hombre rebelde dice no”. Tiene que ver con eso que dice Viñas. El No está bueno pero después tiene que venir un Sí. O sea, hay una forma de vida que yo no quiero hacer, después tengo que ver qué quiero construir. El desafío es constituir una nueva arquitectura vital. Ahí viene lo más complejo. Uno tiene un recetario, una vida a la carta, el mapa lo tenés que armar vos. El rock reúne esas dos características. Me resultó interesante esa paradoja. El No y su construcción estética, vital, hedonista, icono de la rebeldía pero que a la vez es negocio. La pornografía también nació como contracultura y devino negocio. Vuelvo a Deleuze, fueron dos fugas que se terminaron cooptando en industrias. La Insurrección está adentro. Sasha Grey y Lady Gaga, a pesar de ellas, tienen eso: discursos fuertemente subversivos, insurrectos.
¿A qué le decís ni a palos? A esta altura a trabajar en relación de dependencia. No quiero tener más jefes. Vivo libre, autogestivo y más allá de los problemas, me da placer.
nº 249 | año 5 | 19 de enero de 2014
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Para ser campeón Por Guido Mignogna Para ser campeón / hoy hay que ganar dice la canción más linda que se canta en la cancha los domingos del fútbol argentino. Para ser campeón del mundo también tenés que ganar, por lo menos cinco partidos; uno de la fase de grupos, como mínimo, y de octavos para adelante todos, con o sin titubeos. Da bronca que diga que Italia, en el 82, y de la mano del monstruoso Paolo Rossi, empató los tres partidos de su zona y aun así avanzó, despertándose a tiempo en una segunda fase, sacudiendo a la Argentina de Kempes y Maradona, y ganando la final 3 a 1 a Alemania Federal. Otros tiempos. Para ser campeón necesitás tener un técnico que sepa lo que tiene que hacer. Acá no importa el cómo, sino el qué. Campeones salieron todos: los que juegan bonito, los que no; los amarretes y los que van al frente. El fútbol, como la economía, no tiene ecuaciones simples. Nada te garantiza el éxito, ninguna fórmula ni modelo. Lo que tranquiliza de Sabella es el cuentito que quiere contar. Resumido: tenemos a Messi, que es el mejor del mundo, y como plus, un par de delanteros brillantes. A eso hay que contenerlo, brindarle ayuda terapéutica las 24 horas. Una orden: todo aquel jugador que no sea Messi, Agüero, Higuaín o Di María, deberá arremangarse y jurar sumisión para estos cuatro. Sabella lo sabe, como lo sabían Batista y Maradona. La diferencia es que Sabella lo materializa. Tres indicadores. 1) Armó una defensa, nos guste o no, de memoria. Fede Fernández no es bueno, o no tanto como para ser el 2 de la Selección, lo sabemos, pero Sabella, audaz, conservador y paciente, confía en el tiempo y la regularidad como ensamblaje para que el tetris empiece a encastrar cada vez mejor. (Y si no es Fernández, ¿quién? ¿Coloccini, Burdisso, Samuel?) 2) Gago como limpiaparabrisas de Messi. Son sus ojos los que limpian el terreno. Gago es su base, su ladrillero; hace de Xavi y, si las lesiones no lo tuercen, es el que mejor alimenta a la fiera. 3) El no a Tévez. Messi es nuestro mejor hombre, por lejos. Si le traes a Tévez se ofusca. Es así. Después del mundial discutimos la cabeza de Messi. Hoy, que sea feliz con todos sus
caprichos. Tévez es adorable para los hinchas y perjudicial para Messi. Para ser campeón necesitás suerte, y sino hagamos memoria y recordemos ese palo de Resenbrik en el minuto 45 del segundo tiempo de la final Argentina-Holanda del 78. La suerte, claro, no es excluyente suficiente para levantar la copa. Gianluca Pagliuca, ese simpático arquero de la azzurra, cuando se terminaba la final del mundo contra Brasil en el 94, tuvo que ir a besar el palo porque la pelota que tenía dominada con las dos manos se le escurrió y todos temimos lo peor por él. La suerte no es todo en realidad porque después de ese palo milagroso Roby Baggio pateó muy mal su penal e Italia perdió esa final y Taffarel (arquero brasileño) pudo cambiar la foto de cuando se lo vio arrodillado en el 90, con Cani de fondo festejando. Hoy, post sorteo, la suerte argentina fue gigante: tocaron tres equipos principiantes en la zona de grupos, y un camino relativamente ameno para llegar a las semis. Para ser campeón tenemos que dejar de pensar que somos los mejores. Los pies sobre la tierra. Más si esa tierra es brasileña. Nosotros venimos en el pelotón de Holanda, Italia e Inglaterra, detrás de los locales, Alemania y España. Brasil es el candidato número uno. Siempre lo fue y ser local lo potencia. El morbo induce catástrofe y la catástrofe es un suceso fatídico. Por eso, a pensarlo al revés: Brasil tiene todas las de ganar y no se les ocurre otra cosa que el festejo final. Nuestra bala es una, pero de largo alcance: como un misil, fino, poderoso, estético y famélico. Messi cambió mucho desde el 2006. Se hizo querer. Por su magia, pero también porque fue forjando un temperamento más cabrón. El día que, por eliminatorias, le hace un gol de tiro libre imposible por debajo de la barrera a Uruguay, ese día, cuando el partido estaba liquidado, un uruguayo lo fue a buscar con ganas de sacudirlo, y Messi no se hizo el despistado y lo toreó. Ese día Messi se completó y nos completó. Un Messi pleno, con hambre, sin balón de oro, en Brasil y con un técnico, un equipo y un país que lo banque, puede regalarnos la alegría y el sueño. ×
¡AGEN
La salidera
DÁ!
manda tu gacetilla a salidera@niapalos.org
MUSICA Onda Vaga Domingo 19 – Ciudad Cultural Konex Sarmiento 3151 – CABA - 19 hs.
Matienzo. La indomable Las Armas, el power trío de Nave Hogar y la troika de indie-folk Bicho Feo, formado por dos argentinos y una norteamericana en voz y charango, copan Pringles este viernes. La fecha promete y mucho. Si sácas la entrada anticipada en www. tuentrada.com/ccmatienzo te sale $40. En puerta $60
El Kuelgue + La Delio Valdez Martes 14 - Kika Honduras 5339 - 01:30 hs.
Mar del Pop Viernes 24 y Sábado 25 Centro Cultural Villa Victoria Ocampo Matheu 1851 – Mar del Plata – 17 hs. El Kuelgue y La Delio Valdez llegan a Mardel y tocan en GAP, en el marco del ciclo “Fiesta Club”. O sea: Playa + El Kuelgue + La Delio + GAP = Fiesta. La entrada: $100
Dos días de indie, pop y rock en Mar del Plata. Un festival imperdible en el mar con más de 15 bandas. El primer día tocarán: Ministerio de Energía, Aloras, Pilotos, Las Kellies, Indios. Banda de Turistas, Nairobi y Morbo y Mambo. El día 2: Las Costas, Asteroids, Sobrenadar, Cállate Mark, Zero Kill, Altocamet, Silver City y Daniel Melero. Hasta el 20 podés comprar anticipadas la entrada, por un día, a $30 o el abono a $50.
Las Armas + Nave Hogar + Bicho Feo Viernes 24 – Centro Cultural Matienzo Pringles 1249 – CABA - 22 hs.
Fiesta Clandestina con Carajo Sábado 25 – Groove Av. Santa Fe 4389 – CABA – 23 hs.
La Fiesta Clandestina no se toma vacaciones y sigue este sábado en Groove con un show duro y, sí, del carajo. Carajo, la banda de Marcelo Corvalán, le pondrá volumen a la fiesta, secundados por Melian. La entrada, por Ticketek o en Groove: $80
Viernes 24 – Niceto Club Niceto Vega 5510 – CABA – 00 hs
Recital con “lista larga, visuales e invitados” es lo que prometen estas tres bandas que cubrirán de indie rock el
Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez
Redactores Pablo Móbili Martín Rodríguez Emiliano Flores Franco Dorio Julián Eyzaguirre Romina Sánchez Diseño original Nizo Mauas
Miércoles 22 – Espacio Cultural Nuestros Hijos – Avenida Del Libertador 8151 – CABA - 20 hs El EcuNHi, ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex Esma) abre su jardín para proyectar, todos los miércoles de enero y febrero, cine clásico bajo las estrellas. Este miércoles el ciclo arranca con Vivir, film mítico de Akira Kurosawa, estrenado en 1952. Kenji Watanabe es un funcionario público en la burocracia japonesa de posguerra, consumido por su monótono y vacío trabajo. Cuando recibe la noticia de que le queda un año de vida, intenta descubrir cómo darle sentido antes de morir. “Películas en el jardín” sigue hasta el 26 de febrero con films de Fellini, Godard, Rocha, Wenders y Favio. Si llueve, no se suspende: se pasa al microcine. La entrada, obvio, es libre y gratuita.
TEATRO Mash Up, mezcla uno
Invasión!
Staff
CINE Películas en el jardín
FIESTA Boom Boom Kid vuelve a Niceto en su primera presentación de 2014. ¿Querés más excusas? La entrada está sólo 30 pe. La sacá en la boletería de Niceto o en Ticketek. Imperdible.
La tradicional y rompetodo Fiesta Invasión sigue todo enero. El DJ residente Fabián Dellamónica estará acompañado en esta ocasión por DJ Vicera. La entrada anticipada está $30. Sin lista: $50
Arte Diego Paladino Santiago Ares Gaspar Iwaniura Fotografía Patrick Haar
Redacción: Amenabar 23 (C1426AYB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Contacto: contacto@niapalos.org Departamento comercial: Tel.: 4776-1779
Jueves y Viernes – El Galpón de Guevara – Guevara 326 – CABA – 21:30 hs. Llega a Buenos Aires "Mash Up, mezcla uno", el nuevo espectáculo del talentoso actor y director Leo Kreimer, protagonista de "Hombre vertiente" e integrante de la compañía "De La Guarda". Con gran despliegue escénico y una puesta de alto impacto visual, "Mash Up, mezcla uno" provoca los sentidos del espectador convirtiéndose en una experiencia única e interactiva. En "Mash Up, mezcla uno" la realidad es una proyección de tu deseo. Podés verlo todos los jueves y viernes, hasta fines de abril. Entrada: $100
Internos: 156 y 159 Venta de ejemplares atrasados: Azopardo 455. Tel.: 4342-8476 Impresión: Editorial AMFIN S.A. Paseo Colón 1196. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Distribución en Capital Federal y Gran Buenos Aires: New Site. Baigorri 103, CABA. Distribución en el interior: Inter Rev S.R.L. Av. San Martín 3442. Caseros Pcia. de Buenos Aires.