Equipo de Orientación Educativa Málaga – Este C.E.I.P. Miguel Hernández Avda. Dr. Gutiérrez Mata s/n Tel./FAX: 951 29 35 23/24 e-mail: 29070155.edu@juntadeandalucia.es
EL PEQUEÑO DICTADOR Javier Urra. Hijos maltratadores La violencia real muchas veces no está en la calle o colegios, sino en el hogar. Características de los niños tiranos (Síndrome del emperador) • Hijos únicos (35%) •
Se da más en niños que en niñas
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Sin límites. No respetan los derechos de los demás; para esto es preciso que estén rodeados de gente que no defiende los propios.
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Consentidos, caprichosos, despilfarradores. Exigen sin límites a sus padres y no soportan un no. El no de un padre frustra, pero también organiza: traza límites. Lo importante es que esos límites sean razonables, no autoritarios.
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No aceptan la frustración. No toleran los fracasos. Carecen de la suficiente humildad para aprender.
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Egoístas, egocéntricos, obstinados.
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Agresivos, quieren imponer su idea o deseo a la fuerza. Pequeños tiranos
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Desobedientes, desafiantes, discutidores, rencorosos, vengativos, coléricos
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Exigen ser el centro de atención constantemente
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Esperan el halago constante.
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Saben aprovechar los puntos de conflicto entre los padres, saben dividirlos para reinar.
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Muy movidos, no se centran en la tarea, revoletean por la clase y van de una cosa a otra.
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No saben escuchar
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Niño muy bien cuidados: muy bien aseados, alimentados, vestidos…
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No toleran la realidad. No tienen buenas experiencias de aprendizaje, no saben lidiar con ella cuando les falta la sobreprotección familiar.
Comportamientos típicos de los niños malcriados: 1.- Las rabietas Son causadas por algo que frustra al niño. Son una reacción infantil extrema en la que el niño no es capaz de controlar su ira.
El enfado, el disgusto es aceptable; la rabieta no, porque supone descontrol y chantaje. Hay que enseñarle a dominarse, a vencer la rabia. Responder con calma, pero con determinación. Hablar con él, pero ser inflexibles. Bajo ningún concepto permitir que el niño consiga lo que quiere tras una rabieta, desde pequeño ha de interiorizar que las rabietas no conducen a nada. 2.- Problemas con la alimentación Las comidas han de ser un placer, no un castigo. Hay que llevar una dieta variada La comida no se deb3e compartir con otras actividades: televisión, juegos, cuentos… Debe tener unos marcados principio y final. Si no quiere comer, no le permitamos ingerir nada hasta la siguiente toma. Esencial que el niño no vea tirar un resto de comida. Debe respetar los hábitos de higiene: lavarse los dientes, las manos… 3.- El egoísmo (Compartir) Es a partir de los 4-6 años cuando aprenden el sentimiento de la propiedad. Lo reducido de las familias, la abundancia de juguetes y medios… no enseñan a compartir. El niño egoísta no nace, se fabrica. Antes los padres compraban un solo juguete y los hermanos, amigos… debían compartirlo (aprendían a negociar, esperar, tolerar, compartir) Ahora suelen comprar uno igual para cada uno. Se comparte también el tiempo, la conversación, la alegría. A compartir se aprende compartiendo. (actividades de teatro, orfeones, campamentos…). Tres condiciones para crear personas individualistas y egoístas: concederles todo, inmediatamente, y sin esfuerzo. 4.- El egocentrismo. El egocentrismo es una etapa del desarrollo normal que todo niño vive entre los 2 y 7 años de edad. Reconocen un solo punto de vista: el propio. No en todos finaliza a los 7 años, se puede extender más allá de la adolescencia. Viven sólo preocupados por ellos, sentimiento de superioridad, autoestima aparentemente alta. Son producto de la escasa presencia de los padres en el hogar y la excesiva permisividad, cultura dialogante hasta el extremo, acaban negociándolo todo y consintiéndolo todo. Frecuentemente se da en un marco de madres hiperprotectoras y padres formal o físicamente ausentes. El afán de llamar la atención, de ser el centro y poner a prueba los límites es bastante natural en los niños de entre 4 y 8 años. En algunos casos se trata de niños rodeados de excesivas atenciones; no les han enseñado a respetar tiempos ni normas. 4.- El chantaje Puede ser empleado por los padres. También hay niños que condicionan a los adultos a través de él.
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Te sanciono porque te quiero; aunque te enfades conmigo y yo contigo, te seguiré queriendo. Antes era impensable, pero ahora hay padres que se sienten impotentes ante la actitud de su hijo de 2, 3, 4… años, no les deja dormir, coge rabietas constantes, se niega a ir a la cama, se enfurece cuando se le niega algo…, mostrando intolerancia, apatía, desagradecimiento. 5.- El llanto TIPO DE LLANTO Gritos enérgicos Lloriqueo que comienza despacio y aumenta cuando intentamos distraerle Un lamento prolongado, que se continúa con una contención de la respiración para estallar de nuevo en otro llanto. Quejidos de protesta intermitentes que cesan en cuanto el adulto se acerca.
CAUSA Hambre Sueño Algo le duele. Quiere mimos.
Tipos de maltrato de los hijos hacia sus padres: • Conductas tiránicas • Utilización de los padres • Desapego Causas: •
La mayor parte de las conductas se aprenden. inmutabilidad.
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Los primeros años son fundamentales, en los tres primeros años el cerebro del bebé crece dos tercios de su tamaño total; los lóbulos frontales se desarrollan fuera del claustro materno y no maduran totalmente hasta los 24 años.
Herencia es distinto a
El lóbulo frontal (“órgano ejecutor” para Goldberg, “órgano de la civilización” para Luria): Es la parte del cerebro que se encarga de la voluntad, de la toma de decisiones, de los valores, de la moral, de la ética, de la responsabilidad, de la intencionalidad de nuestros actos, determina nuestra identidad, controla el estrés, la ansiedad y la impulsividad. La actual generación de padres puede influir en el retardo del lóbulo frontal (J. Urra pp 58-59). El criar niños sin responsabilidad, intolerantes a la frustración, consentidos hasta el mínimo capricho, ocasiona el retardo del lóbulo frontal. Si el niño no se ve enfrentado a situaciones de responsabilidad y no sufre las consecuencias de sus elecciones, este lóbulo no tendrá la suficiente información para su desarrollo. La inmadurez del lóbulo frontal producirá que el cerebro active el área anterior a éste, dando lugar a conductas instintivas y respondiendo con impulsividad, comportamientos típicos de un cerebro “frágil” (Goldberg, 2001), que reacciona de una manera irreflexiva, precipitada, irracional y despreocupada de las consecuencias de sus actos.
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Sobreprotección. (Erase unos padres a un niño pegados). Si sobreproteges a un niño, lo haces vulnerable. Son niños incapacitados para afrontar los problemas. Son niños incapacitados para afrontar los problemas porque alguien se los ha resuelto siempre, les ha estafado. El adulto ha confundido el afecto con el confort. Tienen tendencia a huir de las situaciones de conflicto, a la búsqueda de la tranquilidad. “Se trata de dedicar a los niños la atención necesaria, no de agobiarles ni de convertirse en una plaga para ellos en una plaga omnipresente. (J. Urra, 2006). Los niños “sobreatendidos” con frecuencia no logran ser independientes, se aburren si juegan solos. Algunos pueden terminar sufirendo el complejo de Peter Pan. “Los padres hiperactivos” (E.Prado y J. Amaya, 2005) “Son producto de nuestro tiempo pues están rodeados de tecnología, de altas expectativas y de un mercado que les dice qué hacer para ser “buenos padres”; en este contexto, el término promedio ya no es aceptable y los incita a la búsqueda de la excelencia” , produciendo “niñosagenda” sobre-exigidos.
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Madre sola volcada en su hijo: Es una situación insana. La expresión “me he sacrificado por ti” es inaceptable. Se crea una hipertrofia emocional. Son madres que llenan su rol con todo lo relacionado con la atención del niño, como las visitas al pediatra. Las hay que desprecian o ningunean a su pareja y se apoyan, proyectan e identifican con el hijo. A veces, el síntoma psicosomático desvía el problema de la relación de pareja, sería el “tercer elemento”. Los hijos son importantes, pero por su propio bien, y el de los padres, nunca han de convertirse en lo “único”. “Padres obedientes de los hijos”. No se ha de renunciar a la propia vida. Los padres no pueden convertir su vida en algo monótono, han de cuidarse, mostrarse atractivos, recuperar sus pasiones (lectura, música, pintura, deporte, idiomas…); hay que ilusionarse, mantener la motivación, darse satisfacciones. Se es mujer u hombre, no sólo madre o padre.
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Permisividad. Una sociedad permisiva que educa a los hijos en sus derechos, pero no en sus deberes. Hemos pasado de la moral del sacrificio y la renuncia al hedonismo. El materialismo, el hedonismo, la permisividad, el relativismo y el consumismo son los valores que imperan en la actual sociedad (Enrique Rojas). “Un sistema educativo que dice <<dejar hacer>> es como un reglamento de tráfico que dijera <<artículo primero y único: vaya usted por donde quiera>> (J.A. Marina). La profesora: “Tal vez necesite algunos límites” La madre: “No creo, pero si es necesario le compro límites”.
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Medios de comunicación mercantilistas y des-educadores. La competencia es atroz, cada vez los padres tienen más difícil el llegar a sus hijos.
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Gran cambio en la forma de vida: los niños pasan mucho tiempo solos (niños-llave). Se reduce la vida social, la familiar en el sentido amplio del término. Se vive “indoors”.
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Los llamados “niños agenda”, estresados, programadas muchas veces no deseadas.
cargados
de
actividades
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Gran cambio en la estructura familiar. Desestructuración familiar.
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Extremos educativos: Niños llave: no se les ve, llevan la llave al cuello porque cuando llegan a casa ésta se encuentra vacía. Niños sobre-protegidos.
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Algunos padres han desistido de su labor, parecen tener miedo a madurar, a asumir su papel; han dejado de ser padres para convertirse en amigos.
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Hay padres que no sólo no se hacen respetar, sino que menoscaban la labor de los maestros. Como cuando se aprende a conducir, el que va al volante es el aprendiz, pero es el profesor el que tiene la obligación de dirigir, dar las indicaciones y, si es necesario, dar un frenazo.
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La ley del péndulo: del niño atemorizado al educador paralizado.
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Los roles parentales clásicamente definidos se han diluido; hay cierto miedo escénico generalizado; temor a actuar.
Familias muy reducidas.
Qué hacer: No existe una educación ultrarrápida, de microondas. Educar bien, como la buena cocina, requiere tiempo, hacerse “al amor de la lumbre”. Poner límites, enseñarles a aceptarlos. Enseñarles a aceptar la frustración. A los niños hay que empezar a frustrarles desde los 3 meses (Aldo Naouri, 1945). Esta idea desapareció en ediciones posteriores. Educar no es frustrar, pero la frustración sí es parte de la educación. No hay que traumatizar al bebé negándose sistemáticamente a sus deseos, pero tampoco debemos consentir que se convierta en un déspota insaciable. Es aproximadamente a los 18 meses cuando el niño cobra conciencia de su “yo”. Comenzará a intentar hacer lo que se le prohíbe a “tantear” las consecuencias. A partir de entonces cuando le digamos “no”, tiene que ser “no”. No hay que ceder ante el agotamiento o las visitas. El niño necesita que el criterio de sus padres sea más fuerte que sus impulsos. A los 20 meses,, comprende que los actos que dañan a los “no yo” están prohibidos. ¿Por qué les damos todo y más? No darles todo aquello que nos pide, deben valorar las cosas, aprender a esperar, a soñar, a desear lo que quieren, a esforzarse por conseguir lo que anhelan y a no frustrarse cuando no lo pueden obtener. -Nos lo compramos nosotros a través de ellos. Sociedad de consumo. - Escaso número de hijos. Familia muy reducida y con altos ingresos económicos. -Nos movemos más por la manifestación de cariño que por el sentimiento verdadero. - Tratamos de paliar nuestra falta de tiempo con ellos, la separación o el divorcio, nuestros defectos… Las tres C: (Pedreira Massa, Persidente de la Sociedad Española de Psiquiatría infantil) • Coherencia. No llevarnos la contraria a nosotros mismos. 5
• Consistencia. El sí es sí, y el no es no. No vale decir “no” ahora, y dentro de 5 minutos decir “sí. • Continuidad. Ser coherente y persistente de forma permanente. Educarles en el esfuerzo. Quien de pequeño no se esfuerza, tampoco lo hará cuando sea adulto. La sociedad actual genera la falsa ilusión en los niños y jóvenes de alcanzar sin esfuerzo objetivos ambiciosos. (Aprenda alemán sin esfuerzo….). Se les debe exigir autonomía y responsabilidad; no se les debe solucionar todo. El esfuerzo se aprende si se enseña y valora. El hecho de dar algunas otras obligaciones a los hijos que no sean las meramente académicas, los hace más humildes, responsables y bondadosos. Educar en la ética. La conciencia moral aflora entre los 6-7 años. Los valores cívicos arrancan del respeto al prójimo. El gran educador: el entorno familiar. Hablar con el resto de la familia, ir todos a una. Crear lazos, vínculos. La familia alegre y positiva, la familia que sonríe junta tiene una gran baza para educar a los hijos. Los lazos más que de consanguineidad lo son de afectividad. La familia educa por “presión osmótica”; los niños aprenden de los modelos, no de la crítica destructiva. Sois padres, no amigos de vuestros hijos. Hablar de padre a hijo cuando ya ha surgido el conflicto no da resultado, más bien al contrario. Hay padres que no saben distanciarse de los hijos, el “coleguismo”, puede llegar a ser muy perjudicial. Intentar seducir a los hijos, buscar siempre su complicidad es no ejercer de padres; manifiesta inseguridad, miedo a crecer. “Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto” (F.Savater). Pautas para que una orden o instrucción sea eficaz: • Dé sólo una instrucción cada vez, no repita las órdenes mil veces. Ha de especificar la conducta deseada de manera breve y clara. • Darlas consecutivamente, no intentar imponer varias de forma simultánea. • Debe ser acorde a la edad del niño. Sin amenazas. Con mano firme pero con gesto suave. • Usar esquemas tipo “hacer” y “Sí-entonces”. (Si terminas tus deberes, podrás ir al parque). • Dar oportunidades de obedecer mediante avisos y recordatorios. • Apoyar las de su pareja. Comprobar la realización de la tarea si fuese necesario. • Alabar la obediencia y establecer consecuencias para la desobediencia. • Hacer cumplir las sanciones. • Buscar el momento oportuno para dar las normas y razonarlas. Cómo corregir al niño:
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Darle muestras frecuentes de que se le quiere, alabando sus esfuerzos y logros.
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Reforzar los comportamientos positivos y castigar los negativos.
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Definamos claramente las conductas problemáticas. Refuerzos positivos para las conductas positivas: sociales, materiales,…
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No sermonear.
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Ignorar las conductas negativas. Sancionarlas brevemente de una manera discreta y firme. La técnica del “tiempo fuera” es una forma extrema de ignorar.
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Muchas veces las consecuencias son la verdadera sanción. Impongamos las menos “sanciones artificiales” posibles.
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La reparación, arreglar lo dañado, la compensación, son formas de sanción naturales.
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El castigo conduce al autocontrol sólo cuando el niño está del lado de la persona que le castiga. Su hijo le quiere y desea complacerle, por eso su disgusto es el verdadero castigo para el niño. El castigo debe ser puntual, no frecuente, inmediato, proporcional, justo, realizable y coherente. Debe cumplirse necesariamente y no ha de ser contradicho por el otro cónyuge. N debemos perder el “con-tacto” con nuestros hijos no caigamos en los insultos, los menosprecios, las rediculizaciones, la desafección. Pegar a un niño es cobarde y humillante, nos desautoriza ante él.
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Para que ellos cambien, debemos cambiar nosotros. “Lento es el enseñar por medio de la teoría, breve y eficaz por medio del ejemplo” (Séneca).
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Creer en nosotros mismos. seguros.
Debemos transmitir seguridad, nos deben sentir
Cómo enseñarles a controlarse: -
Ayudar al niño a ser consciente de las circunstancias en las que se enfada.
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Inculcarle la idea de que no siempre se gana y no siempre se consigue lo que se quiere.
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Enseñarle a manjar su ira, a obrar sin impulsividad.
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Enseñarles a analizar objetivamente la situación que nos enfada. Encontrar alternativas.
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Se le deben plantear las consecuencias ante las posibles manifestaciones y ayudarle a elegir la alternativa más adecuada.
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Hacerle poner en práctica lo aprendido.
Relativizar.
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Entrevista de Evaluación Funcional del Niño Pequeño (O’Neill; en J. Urra, 2006)
1.- ¿Cuál es el comportamiento que le preocupa? (agrede física o verbalmente, rompe cosas). 2.- ¿Con qué frecuencia o intensidad se producen estos comportamientos? (Habitualmente, durante segundos, de manera intensa) 3.- ¿Aparecen ante alguna situación, de manera aislada o conjunta? 4.- ¿Cuándo y dónde se producen? ¿Cuándo y dónde no se producen? 5.- ¿Hay alguna actividad que pueda provocar la conducta? ¿Alguna situación particular (interrupciones, demoras, ser ignorado)? 6.- ¿Hay alguna persona con la que se producen más o menos? 7.- ¿Hay alguna cosa que usted pueda hacer para que no se produzca el comportamiento? (Dejarle hacer lo que quiere, juagar con sus reglas, hacer lo que él dice). 8.- ¿Toma algún medicamento o padece alguna enfermedad que pudiera incidir en el comportamiento? 9.- En las rutinas de las comidas, sueño… ¿hay alguna anomalía que pudiera repercutir en su actitud? 10.- ¿Cree que su hijo sabe las actividades que se van a realizar durante el día? 11.- ¿Qué decisiones toma? (en los juegos, en las comidas). 12.- ¿Cómo juega su hijo? (Solo, con niños de su edad, con adultos, con
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determinados juegos…). ¿Tiene comportamientos problemáticos mientras juega? (si le cogen sus juguetes si se le estropea lo que ha realizado con construcciones). ¿Cómo reacciona si se deja de jugar con él o se le cambia de juego? 13.- ¿Por qué cree que su hijo se comporta así? ¿Qué obtiene? (Si agrede a otor niño, obtiene un juguete y evita jugar en grupo; si agrede verbalmente, los niños le dejan en paz y obtienen la atención de un adulto). 14.- ¿Es más o menos probable que se desencadene la reacción si su hijo está solo; si quiere algo que no puede obtener; si se cambia alguna rutina; si le ignora; si le pide/ordena/reprende; si interrumpe algo que él quería hacer? 15.- ¿Estos comportamientos implican mucho esfuerzo físico (llantos, explosiones verbales, agresiones)? 16.- ¿Consigue lo que quiere con estos arranques? ¿Es inmediata la respuesta? 17.- ¿Cómo se comunica su hijo? (Hablando, con gestos, señales). Si usted no le entiende, ¿qué es lo que hace? (Llora, utiliza otras palabras, agrede, se comunica con gestos). 18.- ¿Es receptivo? ¿Sigue las instrucciones? ¿imita? ¿Utiliza usted con él los gestos? 19.- ¿Usa algún tipo de táctica para corregir estos comportamientos? ¿Sabe cómo actuar? 20.- Piense qué cosas le hacen feliz a su hijo.
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Comparación entre límites firmes y laxos (MacKenzie, 1993; en J.Urra, 2006) POSIBLES RESULTADOS
CARACTERÍSTICAS Indicaciones claras, directas, hacia conductas concretas.
REPERCUSIÓN LOS NIÑOS
EN
“No” significa “No”. Cooperación
Palabras apoyadas con acciones. LÍMITES FIRMES
Exigencia obediencia.
de
Dar suficiente información para tomar decisiones aceptables y cooperar. Proporcionar estabilidad.
Indicaciones claridad. mensajes.
LÍMITES LAXOS
Esperan y me exigen que cumpla las Disminución del normas. incumplimiento de límites. Las normas las hemos de cumplir todos. Comprensión de las normas y expectativas. Responsabilidad ante mi conducta. Respeto a la palabra de los padres. Los adultos son consecuentes con lo que establecen.
sin Dobles
“No” significa “Quizá”. Resistencia.
Reglas sin apoyo en Aumento de los las acciones. intentos de saltarse los límites. No exigir obediencia. Ésta es opcional. Desobediencia, lucha de poder. Falta de información para tomar decisiones Ignoran la palabra de aceptables. los padres. Falta responsabilidad.
de
“Sí”,
No esperan que cumpla las normas. Las normas no son para mí. Los adultos son responsables de mis actos. Los adultos no son consecuentes con lo que establecen.
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