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EL LUGAR
HORA MÁGICA TODO EL TIEMPO
POR SOFÍA MACEDO FOTOS MAYRA CARREÑO
Cruzar la puerta es como viajar en el tiempo. No sabes si es el futuro o el pasado, lo único segu ro es que estás en un momento y lugar idílicos. Ese, entre muchos otros, es el efecto que tiene la boutique de Cartier en Masaryk.
Cuando hablamos de Cartier, normalmente nos referimos a todas esas piezas de joyería que siempre nos fascinan, pero esta vez queremos hablar del interiorismo de la tienda de dos pisos en la Ciudad de México, sus detalles que transportan a otro sitio y recuerdan por qué la casa joyera sigue creando historia después de tantos años.
Detrás de una fachada afrancesada (y ligeramente intimidante) está la boutique que parece más fácil describir en sensaciones que en palabras. Podríamos empezar diciendo que al cruzar la puerta, una luz suave y dorada (como si fuera golden hour todo el día) nos da la bienvenida para recorrer este espacio lleno de detalles en el que cada elemento, igual que cada pieza que se exhibe, se ha elegido con extremo cuidado.
La inspiración para los interiores es una fusión entre la cultura mexicana y la esencia que distingue a la casa francesa. Todo se pensó y seleccionó para reflejar la mezcla de culturas y estilos, con un equilibrio entre lo nuevo y lo clásico, entre lo excéntrico y lo tradicional. El resultado es una boutique que transmite cultura, arte, creatividad e historia. Un ejemplo es el bajo relieve en la pared blanca, hecho especialmente para la tienda, con una pantera –el elemento insignia de la marca– inmersa en una
vegetación. Otro de los rincones que representa mejor esa mezcla cultural es la sala de María Félix. En el pasado, el espíritu libre y excéntrico de la actriz mexicana inspiró a Cartier a crear las joyas más extravagantes. Ahora, la esencia de la actriz vive en una sala en la que, al centro de la pared, mira fijamente desde un retrato del ilustrador de moda francés Jean-Philippe Delhomme. Otros cuadros con piezas de la icónica colección de cocodrilos que la casa creó especialmente para La Doña, rinden tributo a la amistad entre este icono del estilo y la maison.
Para lograr un diseño con aire local en la tienda, invitaron a colaborar a la diseñadora textil y fundadora de Bi Yuu, Marisol Centeno, quien creó la instalación Chichiní, hecha de varios paneles tejidos con fibras naturales, cintas e hilos metálicos, que rodea las vitrinas que exhiben las joyas en el segundo piso. La instalación está inspirada en la ceremonia de la Danza de los Guaguas, un ritual de Veracruz que celebra al sol, el principio de la vida y la regeneración.
El mobiliario contemporáneo y en colores llamativos, el diseño de las lámparas, algunas esculturas de arte prehispánico y hasta los libros sobre las mesas, que contienen la historia de la maison y de nuestro país, rompen con el esquema clásico de lo que estamos acostumbrados a ver en una tienda de joyería. Aunque sea solo por el recorrido, merece la pena visitarla.
THE GREAT GATSBY
Como en el libro de F. Scott Fitzgerald, la boutique tiene mil y un secretos. En el tercer piso hay un salón de fiestas privado y varias salas VIP además de una barra de cocteles y postres.