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#SENDAHÍ

Viendo siempre al mar, pero con el desierto detrás, el hotel Zadún es un escondite que debes poner en tu lista para las vacaciones de lo que queda del año.

POR FERNANDA SELA

Gin o’clock Mientras se pone el sol, tómate un coctel en el bar principal, dentro de un cubo de triple altura envuelto por una celosía de acero del artista español Jesús Jáuregui.

Creo que pasó como una hora en ese recorrido que empieza en la carretera paralela a las montañas y termina en Zadún, guardando lo mejor para el final: la vista al mar. El primer hotel Ritz-Carlton Reserve en México abrió a prin cipios de este año en la costa de San José del Cabo, lejos del ruido y de casi todo, pero cerca de lo que más importa: la playa, la calma y la comida rica.

Zadún está en una colina detrás de dos grandes dunas y por eso se llama así, su nombre es un juego de palabras entre “sand” y “dunes”. Parece que los edificios salen desde la tie rra, un efecto que se cuidó para respetar el paisaje y lograr que se mimetizaran con el desierto, justo la intención en el concepto arquitectónico del despacho ABAX.

Cuando llegamos me recibió un tosoani, quien me acom pañó durante todo el viaje para personalizar mi experiencia y ayudarme en todo lo que necesitara. Como no hay que hacer check-in (ni check-out) en el lobby fuimos directo a la habitación. Lo primero en el Ocean View Plunge Pool Room es la terraza donde se te antoja quedarte todo el día en los camastros y la alberca y pedir room service. El cuar to es espacioso, tiene una cama king, un chaise longue para acostarte a ver la tele o leer, un escritorio para escribir o tra bajar, un clóset amplio, baño y regadera, además de la tina que está en una esquina a la que le entra pura luz natural, para relajarte con el kit de sales y velas mientras escuchas música. Casi desde cualquier punto se puede ver el mar a través de un gran ventanal.

Cosas como estas son las que más aprecias al hospedarte en este hotel que en todo momento transmite lujo, pero nunca de modo exagerado. Los productos botánicos del spa Alkemia en las habitaciones (como el shampoo y las cre mas), la taza para el café de cerámica La Chicharra y una jarra de vidrio soplado en una canasta tejida (que rellenan varias veces al día con infusiones de agua), son detalles que agradeces mientras estás en la habitación; o la bata de lino, el sombrero y la bolsa de palma para bajar a las albercas o a la playa. El propósito es que estés cómodo todo el tiempo y puedas desconectarte, descansar y disfrutar.

Para tener la experiencia completa en el hotel, debes co nocer sus restaurantes a los que puedes llegar caminando por un sendero entre árboles y cactus, o si prefieres, en un carrito de golf. En X prueba combinaciones exóticas como el ceviche peruano con calamar, pulpo, camarón y cabrilla, mientras bebes un coctel artesanal. Humo abre solo para la cena y sirve platos preparados al fuego y a la parrilla, como el steak que puedes acompañar con una copa de vino. Ba rrio abre todo el día y ahí puedes desayunar unos huevos con salsa de hoja santa y un pan francés muy esponjoso, o más tarde sentarte a comer en la barra y pedir una cerveza artesanal mientras el chef te sorprende con una selección de tacos que van desde totoaba al grill, pulpo al pastor o rib eye con costra de queso, al aire libre y en una de las vajillas más originales que hemos visto, pues todos los platos de colores y decorados a mano con flores, fueron creación de Cerámi ca Suro para el hotel. Para comprar otras joyas de diseño mexicano como esta, date una vuelta a la tienda.

DECO ON POINT La tina está en una esquina decorada con plantas a la que le entra pura luz natural para hacer este momento más zen. En toda la habitación, el interiorismo del estudio Uribe Krayer presume el talento de artesanos del país con piezas de barro y vidrio, jarrones de cerámica, cojines y textiles tejidos a mano.

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