Todos los viajes tienen un gran significado y aprendizaje; nadie que aprecie viajar retorna a su hogar siendo el mismo y de ello estoy seguro. Sin embargo, aquellas escapadas en donde el medio ambiente es escenario y actor principal, se convierten en las experiencias más gratas e inolvidables para quien sabe apreciar la conexión física y espiritual que solo la madre naturaleza puede ofrecer. El goce y disfrute del entorno requiere del reconocimiento de su grandeza e importancia para todo ser vivo de este planeta, así como también el ser consciente del rol que juega el ser humano como una minúscula parte del gran sistema universal. Aceptar nuestra responsabilidad en función de la protección y conservación de nuestro hogar, honra nuestra existencia en el cosmos y nos da la oportunidad de poder seguir disfrutando de las bondades y recursos naturales heredados, asentando de esta forma los precedentes de un verdadero desarrollo humano sostenible.