Nuestro Estado ha sido desde tiempos remotos, cuna de grandes culturas cuyas raíces gestaron excelsos y gallardos personajes que lo han vestido de gloria y honor hasta la fecha. A este carácter de nobleza podemos sumarle la maravillosa disponibilidad de dar albergue y cobijo a quienes deseen residir aquí en paz y en armonía, manteniendo un profundo respeto por la identidad cultural que distingue tanto a foráneos como residentes. Ejemplo de esta política de brazos abiertos, son los campos menonitas que se han establecido en el Estado desde principios del siglo pasado, en donde residen las generaciones de antaño de un pueblo originario del viejo continente, que han venido a dar muestra de su disciplina, unión y trabajo. Durante los viajes realizados para la concepción de la presente edición, visitar el campo menonita de Yalnón y poder ser testigo de este singular estilo de vida, me ha dejado una experiencia exquisita que reafirma mi motivación por seguir explorando Campeche.