REALIDADES LABORALES ACTUALES DE TRABAJADORES/AS SOCIALES EN EL CAMPO DE LA SALUD

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014

EJE: Condiciones laborales de los Trabajadores Sociales

REALIDADES LABORALES ACTUALES DE TRABAJADORES/AS SOCIALES EN EL CAMPO DE LA SALUD: REFLEXIONES EN TORNO A LA PRÁCTICA PROFESIONAL DE GRADUADOS RECIENTES. Lic. Verónica Gisele Campagna1 Resumen El presente trabajo tiene por objetivo la puesta en conocimiento, socialización y reflexión de la investigación cualitativa desarrollada en el marco del proyecto de investigación titulado Las condiciones actuales de la intervención profesional en Trabajo Social: su relación salarial y sus representaciones. Estudio de tres campos de intervención: jurídico, discapacidad y salud, dirigido por Dra. M. Rozas Pagaza. La investigación cualitativa se ha enmarcado en la Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas la cual fuera otorgada por el Consejo de Investigación Nacional, período 2011- 2012. Se destaca la relevancia de la temática en pos de aportar al conocimiento de las diversas realidades laborales por las que atraviesan los/as trabajadores/as sociales

recientemente

graduados,

específicamente

en

los

espacios

socio

ocupacionales del campo de la Salud. Se considera pertinente conocer los modos en que los/as profesionales construyen procesos de trabajo, otorgando relevancia a las condiciones laborales que atraviesan los espacios laborales. Consideraciones Preliminares Al mencionar las formas de contratación como uno de los ejes centrales y necesarios para reflexionar acerca de las condiciones laborales de los/as trabajadores/as sociales en el campo de la Salud, no solo se hace referencia al aspecto legal y económico de la situación, sino que se entiende como punto de partida para pensar las implicancias que dichas contrataciones formales tienen en los procesos de trabajo de los profesionales que se desempeñan como tales en distintas instituciones ligados al campo de la Salud. Pensando en que nuestra profesión no se encuentra aislada, ni que trabaja con un recorte de la realidad, sino que más bien se encuentra históricamente situada, se ha tenido en cuenta para el desarrollo del trabajo el contexto actual, económico, político, 1

Lic. en Trabajo Social. Centro de Estudio de Trabajo Social y Sociedad, Facultad de Trabajo Social, UNLP. Docente universitaria y Becaria de Investigación Tipo A-UNLP. Mail: vera.campagna@yahoo.com.ar


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cultural, en el que el Trabajo Social pretende ejercer su saber adquirido y construido a lo largo de su historia, en pos de lograr análisis respecto de las condiciones laborales de los/as trabajadores/as sociales graduados recientes en el campo2 de la Salud. Por lo cual para comprender las formas de contratación actuales de los profesionales como así también de la generalidad de las disciplinas- es necesario tener en cuenta las modificaciones que se vienen sucediendo en relación al mundo del trabajo. Se torna necesario reflexionar en relación al desarrollo del trabajo en nuestro país, específicamente a la actividad y el empleo, lo cual ha ido variando de acuerdo al contexto político, económico, ideológico y social de cada momento histórico de la Argentina. Cabe destacar que dicho estudio no tiene por objetivo especificar los tiempos históricos de la década del ’70 a la actualidad - los cuales sin duda son sumamente significativos para entender el por qué de cada transformación relacionada al trabajo en la Argentina - aunque se enuncia anteriormente por considerarlo inherente a las modificaciones sucedidas en el mundo del trabajo. Delineando interrogantes sobre las condiciones y los procesos de trabajo. A continuación se exponen reflexiones y

aproximaciones teóricas producidas de

acuerdo al universo poblacional seleccionado en la investigación mencionada, lo que no agota la generalidad de las formas de contratación como así tampoco los modos de intervención del Trabajo Social en el campo de la Salud. De esta manera lo que se intenta es producir conocimiento a través de los datos arribados a través de la investigación cualitativa que posibilite reflexionar acerca de las condiciones laborales de los/as trabajadoras/es sociales y sus significados en relación a sus procesos de trabajo, entendiendo que “(…) la forma que adquiere el proceso de trabajo requiere pensar los elementos constitutivos del mismo: la práctica profesional, los medios de trabajo y la materia prima u objeto sobre el cual incidirá su trabajo. La existencia de uno requiere la existencia del otro. Estos elementos constitutivos de cualquier proceso de trabajo existen y se moldean en particulares condiciones y relaciones sociales de la profesión, atribuyéndole significados socio históricos particulares (Iamamoto, 2003)” (CADEMARTORI y otros, 2007: 36). 2

Según Bourdieu, en términos analíticos, un campo puede definirse como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (o de capital) – cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo - y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominación, subordinación, homología, etc.).


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Esta investigación sobre los procesos de trabajo de las profesionales entrevistadas permitió construir reflexiones en relación a los modos en que dichos procesos se desarrollan en los diferentes espacios de trabajo. Se le otorgó real importancia a las condiciones laborales que atravesaban cada institución, y su incidencia directa o indirectamente en las intervenciones profesionales construidas en el ámbito de la Salud. Para tal fin se han realizado entrevistas semi estructuradas a diferentes profesionales que se han graduado recientemente3 y se encuentran inscriptas como tales en diferentes social nacional-.

subsectores del espacio laboral sanitario y

- público-privado- seguridad

en sus tres niveles de atención de la salud – municipal, provincial y Dichas entrevistas han posibilitado el acercamiento a los modos de

contratación que cada trabajadora social sostiene, como así también hacia las significaciones que le imprimen a sus prácticas, vinculándose con las contrataciones laborales de las cuales dependen en su desarrollo profesional cotidiano. Comprender que “el trabajo funcionaba como un generador de recursos, como una puerta para la movilidad social ascendente, como un espacio de integración social y colectiva” (GABRINETI, M, 2009: 4), permite entender los modos en que el trabajo se ha ido modificando en sus formas, sus modos de ser y de construirse a lo largo de la historia argentina. En este aspecto los trabajadores han modificado sus maneras de constituirse como tales, entendiendo que los procesos políticos, económicos y sociales repercuten directamente sobre el trabajo de los ciudadanos, por lo que estos se construyen y re construyen ante la búsqueda incesante de certidumbre y estabilidad en el espacio laboral. De acuerdo a lo señalado fue necesario pensar cómo las trabajadores sociales, constituidas en profesionales y al mismo tiempo en trabajadoras asalariadas

-

inscriptos en la división socio técnica del trabajo que deben vender su fuerza de trabajo a cambio de salario-, se identifican con dichas categorías y formas de constituirse en el espacio laboral. Del trabajo de campo, surgió que las entrevistadas se ubican mayoritariamente como profesionales del campo de la Salud. Opera una lógica profesionalizante, al tiempo que aparecen relatos vinculados a los obstáculos en los procesos de trabajo. Ante dicha situación,

se reflexionó

junto a las entrevistadas acerca de las

posibilidades concretas que tienen las trabajadoras en sus espacios de trabajo, de 3

En este aspecto, cabe destacar que las entrevistas semi estructuradas se han realizado a trabajadoras sociales, lo que implicaría la posibilidad de pensar en la condición de género que atraviesa a la profesión desde los orígenes de la misma.


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pensarse como trabajadoras del campo de la salud, y a su vez como trabajadoras sociales que intentan construir intervenciones tendientes a garantizar el acceso a la salud de los ciudadanos con los cuales construyen su práctica profesional cotidiana. Por tal, es preciso mencionar que dichas posibilidades podrían encontrarse relacionadas con los tiempos de contratación y de permanencia de las trabajadoras sociales en los espacios de trabajo, considerando que en la actualidad – y de acuerdo a los datos recabados – son varias las

que se desempeñan bajo contratos

temporarios, o becas de formación que permiten trabajar en el campo de salud por dos o tres años hasta su finalización. Ante esto, ¿existen probabilidades de pensarse

en el espacio de trabajo

como

trabajador/a asalariado?, ¿los tiempos acotados de permanencia en los puestos de trabajo, operan en forma desfavorable? Se recuperó información sobre una búsqueda incesante de nuevos puestos

que garanticen estabilidad

y certidumbre para

desarrollar la intervención profesional. Al tiempo que se construyen estos interrogantes, surgió la certeza en torno a la necesidad de una reflexión constante acerca de las condiciones en que los trabajadores sociales se constituyen como tales en el campo de la Salud. También una nueva pregunta vinculada a si existen lógicas reivindicativas como trabajadores, ya que en las entrevistas no apareció con fuerza la referencia a las organizaciones sindicales ni colegiales como espacio de lucha.

Modificaciones estatales y su implicancia en la inserción laboral Sobrevenidos los cambios en las relaciones de producción, en donde el mercado se posiciona como principal regulador del trabajo y de la economía, imponiéndose ante el Estado de Bienestar propio de los años cincuenta y sesenta, privatizándose algunos servicios estatales, acrecentando la deuda externa y por consecuencia reduciendo los salarios de los trabajadores; el trabajo dignificante también comienza a sufrir cambios y por ende, también el Trabajo Social deberá posicionarse ante la lógica mercantil y las políticas de focalización estatales profundizadas en nuestro país hacia la década de los noventa. Cabe destacar que “las políticas sociales neoliberales

que se

impulsaron en este período, bajo la égida banco mundialista, se caracterizaron por la reducción del gasto público social, la descentralización, la focalización y la privatización. El impacto de estas políticas, de priorización del mercado

y

minimización del Estado, se tradujo en retrocesos en las condiciones de vida de la mayoría de los argentinos (…)” (LOPEZ, 2011:36). Dicha situación socioeconómica nacional ha generado vastas consecuencias en las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos, deteriorándose en dicho momento histórico las condiciones laborales


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de los mismos. De acuerdo a las entrevistas realizadas se considera que en la actualidad – y aquí se menciona específicamente al Trabajo Social como profesión que se desempeña en el campo de la Salud - las profesionales graduadas recientes, luego de haberse recibido han comenzado la búsqueda laboral incorporándose rápidamente al mercado formal de trabajo, lo que podría evidenciar que dichas profesionales han encontrado mayores posibilidades laborales ya sea en el ámbito público, privado o de la seguridad social. Este aspecto presenta diferencias con las condiciones de búsqueda laboral de la década de los ’90, dado que en ese momento caracterizado por privatizaciones y despidos masivos, los trabajadores encontraban un mercado de trabajo más hostil con pocas posibilidades de ingreso en trabajo formales. La incorporación de las entrevistadas a diferentes espacios laborales específicos da cuenta de la amplitud de ofertas de trabajo en los diversos subsectores del campo de Salud. Entiendo que dicha situación se encuentra relacionada por un lado, con la modificación de los espacios de trabajo en la última década, e incorporación de nuevos, tales como los del ámbito privado (clínicas de salud mental, clínicas de medicina general, centros de discapacidad, laboratorios de análisis y estudios de la salud, entre otros), vinculándose a la vez con la necesidad de incorporar al Trabajo Social a otros espacios de trabajo, visualizándose que la profesión comienza a ser considerada por diversas instituciones públicas y privadas, como parte indispensable de los equipos de trabajo, lo cual permite equiparar a la profesión con otras ya reconocidas del ámbito sanitario. Dicho aspecto a su vez, genera un mayor reconocimiento del Trabajo Social, como disciplina social, lo que permite el desarrollo en nuevos lugares de trabajo y construcción de intervenciones inexistentes o invisibilizadas por las profesiones hegemónicas de la salud. De acuerdo a Ana Arias, “como parte de los cambios operados desde 1976 y profundizados durante la década del ’90, el Estado cambió sus formas de articulación con el mercado para consolidar la reestructuración de las economías locales, una mayor apertura externa y una integración mayor con las corrientes transnacionales del capital (Vilas, 1996). Las recetas neoliberales propusieron la apertura externa, la reducción del gasto social, la reducción del tamaño del estado y la transferencia de funciones al sector privado, la descentralización de ministerios y servicios, la reducción o eliminación de servicios universales promoviendo la focalización de programas en los sectores más pobres, la modificación de la legislación laboral, la privatización de las empresas públicas (…) Las consignas de descentralización, focalización y privatizaciones formaron parte con gran peso de las agendas del Estado”(ARIAS, A.


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2012:105-106) En este contexto entender al Trabajo Social como profesión históricamente situada significa dar cuenta de los procesos políticos y económicos que inciden directamente e indirectamente sobre los modos en que los trabajadores sociales se incorporan en el mundo del trabajo, ampliando la mirada y comprendiendo que las formas contractuales formales que enmarcan legalmente las intervenciones profesionales, son producto de los cambios acaecidos en relación a las políticas sociales y laborales implementadas desde los años setenta en adelante en nuestro país. Ante esto surgió un interrogante, ¿son los/as trabajadores/as sociales, trabajadores/as precarizados/as? Teniendo en cuenta la información aportada por las trabajadoras sociales entrevistadas se evidencia que la generalidad de las profesionales recientemente graduadas se han incorporado rápidamente al mercado formal de trabajo luego de cada graduación, tal como se ha explicitado anteriormente. Dicho aspecto significaría la absorción de las trabajadoras en el ámbito sanitario (subsector público - privado y de seguridad social), lo cual figuraría como avance respecto del mercado de trabajo ofrecido hacia las/os trabajadores/as sociales en el campo mencionado. Sin embargo, cabe ampliar la perspectiva teniendo en cuenta las condiciones de trabajo en que las profesionales han desempeñado o se desempeñan actualmente como tales, haciendo hincapié en la importancia que han depositado las trabajadoras en las entrevistas a la precarización laboral, concepto con el que han definido mayoritariamente a las condiciones laborales actuales. Ahora bien, en este sentido valdría generar interrogantes respecto de la tan nombrada precarización laboral. Siguiendo con lo mencionado y de acuerdo a lo planteado por la Asociación Argentina de Especialistas en Estudios del Trabajo (ASET) “(…) Para la CEPAL (2001) el surgimiento de formas “atípicas” de empleo, asociadas a una baja calidad del empleo, permite hablar de precariedad. Este empleo atípico se define por oposición al empleo estándar o “decente” (OIT, 2002), caracterizado por ser reconocido, protegido, seguro y formal. El empleo precario es, entonces, aquel que presenta niveles inferiores de seguridad social, de derechos laborales y de remuneraciones en relación con los empleos clásicos. La precariedad, en tanto está asociada con la inseguridad en el empleo y la incertidumbre acerca de los ingresos presentes y futuros, puede conducir a parte de los trabajadores a situaciones de exclusión, en tanto sería un impedimento para su plena integración económica y social”. En este sentido considero relevante destacar que la generalidad de las trabajadoras sociales entrevistadas han remarcado que sus trabajos se encuentran atravesados


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por la precariedad laboral, apuntando con ello a lo que se encuentra por fuera de los parámetros normales de formalidad en el trabajo. A los fines de identificar los aspectos característicos de dicha precariedad se torna necesario incorporar los contenidos esenciales del pleno empleo que permitan identificar desde su opuesto las situaciones laborales precarias, relacionadas a las condiciones de trabajo de las trabajadoras sociales entrevistadas. Para tal fin se parte de considerar, según la ASET “que (…) el concepto de empleo pleno que se utiliza implica el cumplimiento de las siguientes condiciones seguridad en el mercado de trabajo: oportunidades adecuadas de empleo garantizadas por políticas del Estado. Seguridad en el empleo: protección contra despidos arbitrarios, regulación de condiciones de contratación, etc. Seguridad en el puesto de trabajo: demarcación de actividades y calificaciones requeridas. Seguridad en las condiciones de trabajo: regulación de seguridad y salud, del trabajo nocturno, protección contra accidentes y enfermedades. Seguridad en la reproducción de las habilidades: oportunidades de capacitación laboral. Seguridad en el ingreso: salarios mínimos, seguridad social, etc. Seguridad de representación: sindicalización, derecho a huelga, etc. Tomando como parámetro esta caracterización de empleo pleno pueden identificarse distintos grados de precariedad según la carencia de los elementos que caracterizan dicha plenitud”. Dicha conceptualización permite formar mediaciones entre las situaciones laborales singulares de cada trabajadora social y aquellos postulados básicos respecto del significado que se le otorga al trabajo precario desde las profesionales entrevistadas. De esta manera se posibilita la comprensión en torno a las condiciones laborales precarizadas, no solo por el espacio físico inadecuado para el desempeño profesional, sino también caracterizado por la pérdida de derechos laborales - o beneficios de acuerdo a la perspectiva que se decida adoptar, tales como los aportes jubilatorios – de algunos tipos de contrataciones en el ámbito sanitario. Surgió en las entrevistas, una tendencia por parte de las jefaturas de los servicios sociales

a actitudes de

rechazo a la sindicalización, ya que se veda el desarrollo de reclamos por mejores condiciones de trabajo. A la in-seguridad laboral, marcada por los salarios aun bajos en relación al trabajo realizado

en los distintos espacios laborales, signada por la oferta de becas de

formación en servicio cuya duración será de dos o tres años en el campo sanitario, y caracterizada por los múltiples espacios ocupados por un único profesional que le permiten la sobrevivencia cotidiana, se le suman nuevos espacios de trabajo que permiten por un lado, la incorporación del Trabajo Social en áreas en donde antes no se contrataba, y la posibilidad de trabajar – en muchos de los casos - con un otro,


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colega o no, que favorezca el trabajo en equipo y limite de alguna manera la continua reproducción de los postulados hegemónicos en el campo de la Salud. Cabe mencionar que siguiendo a Stolkiner “(…) la interdisciplina (…) significa reconocer una contraseña que agrupa a quienes adhieren, de diversas maneras, a una epistemología que no homologa el objeto del conocimiento al objeto real, que reconoce la historicidad, y por lo tanto la relatividad de la construcción de los saberes disciplinarios, que no supone relaciones lineales de causalidad y que antepone la comprensión de la complejidad a la búsqueda de las partículas aisladas. (…) en el caso de los equipos llamados interdisciplinarios de los servicios y programas de salud, la composición de los miembros se desliza desde los campos de las disciplinas a los de las incumbencias y perfiles profesionales. (…) Al estar demasiado cerca de las demandas y necesidades sociales, y demasiado lejos de los ámbitos destinados a la reflexión; la temporalidad de estos equipos suele carecer de dispositivos específicos en los cuales conceptualizar rigurosamente sus prácticas”. (STOLKINER, A, 2005: 57). En este sentido resulta interesante profundizar acerca de la conformación de los equipos interdisciplinarios de salud, en donde el Trabajo Social encuentra en la actualidad espacios de inserción laboral, que amplían la oferta de trabajo en el mercado formal. Aunque de acuerdo a lo referido por las entrevistadas, la experiencia de trabajo en equipo da cuenta de que aún hoy

no se encuentran sellados los

procesos de trabajo interdisciplinarios, donde el saber omnipotente del médico en algunas experiencias de trabajo continúa predominando como único saber hegemónico del campo de la Salud. Considero que para alcanzar la tan buscada interdisciplina, las prácticas profesionales deberían constituirse de manera horizontal otorgando real participación a los profesionales de las disciplinas sociales. La realidad concreta de las trabajadoras sociales entrevistadas se encuentra condensada por un lado, con contextos de precarización laboral que en algunas situaciones podrían dificultar los procesos de trabajo de las profesionales, limitando los abordajes y los modos en que es posible significar dicha intervención. Cabe destacar que las intervenciones profesionales se encuentran atravesadas no sólo por las condiciones de trabajo de cada espacio laboral, aspecto al cual le imprimo relevancia, sino que a la vez podrían estar signadas por la formación y experiencia particular por la cual ha transitado cada trabajadora social. Por otra parte dicha realidad contiene aspectos novedosos en relación a las formas de trabajo, las contrataciones en el ámbito de lo privado y en becas de formación, que si bien se diferencian de las contrataciones estables y duraderas de hace algunas


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décadas atrás, permiten pensar respecto de la organización del mercado de trabajo actual, pudiendo adecuarse o no a los espacios laborales ofrecidos. Repasando las experiencias profesionales La afirmación antes mencionada encuentra su fundamento principalmente en los modos en que las trabajadoras sociales han sido contratadas por el Estado – en sus tres niveles de atención de la salud- , como así también por el ámbito privado. Aquí merece especial atención la situación de aquellas trabajadoras que se desempeñan como profesionales, pero con una condición peculiar, son residentes en el campo la Salud. Dicha figura se reglamenta en el Decreto Ley 2.557, el cual en su artículo Nº 1 menciona que

“las Residencias para Profesionales de la Salud

constituyen una modalidad de formación dentro de las políticas de desarrollo de recursos humanos en el ámbito de la salud del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y serán garantizadas conforme a las normas del presente reglamento y disposiciones complementarias que adopte en esta materia el Ministerio de Salud”. Esta forma de contratación constituye una beca de formación en servicio, lo cual significa la prestación de los servicios inherentes a nuestra profesión en instituciones sanitarias – ya sea hospitales públicos o centros de salud de acuerdo a la beca que se desarrolle – pudiendo a la vez organizarse una estructura jerárquica que permite la formación

de los profesionales en el espacio de trabajo u otros lugares físicos

asignados por los organismos competentes. De acuerdo al decreto ley mencionado, la residencia tiene por fin garantizar la formación de profesionales del equipo de salud, lo cual permite que los/as trabajadores/as sociales aun trabajando puedan formarse en sus espacios laborales. Si bien esta característica de continua formación se constituye en uno de los ejes relevantes que las trabajadoras sociales han resaltado positivamente en relación a sus procesos de intervención, es pertinente destacar que en ocasiones las estructuras de formación no se encuentran del todo conformadas tal como lo plantea la normativa vigente, lo que dificulta en parte el cumplimiento del objetivo de la Residencia en Salud, constituyéndose esto en una de las limitaciones mayores para el ejercicio profesional en el marco de la beca de formación. Dicha situación - en algún punto contradictoria - merece especial atención, dado que en los aspectos discursivo y legal la formación mencionada requiere de la implementación de un sistema de instructorías en pos de permitir las teorizaciones correspondientes en relación a

la práctica desarrollada en servicio, aunque en lo

concreto dichas instructorías no se materializan, lo que generaría cierto malestar en el


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Servicio Social del Hospital. Este aspecto atraviesa las condiciones de trabajo de las trabajadoras sociales, entendiendo que si una beca de formación, busca optimizar los recursos humanos disponibles en las instituciones de salud correspondientes, a los fines de lograr el desarrollo de dichos recursos, será pertinente que la nombrada formación intensiva se concrete, y permita al profesional desarrollar sus intervenciones con el seguimiento, acompañamiento y supervisión que dicho trabajo merece. Siguiendo con los datos recabados a través de las entrevistas, se puede señalar que, al igual que en la provincia de Buenos Aires, a nivel nacional los profesionales trabajadores sociales pueden desempeñarse en el marco de una beca en el campo de la Salud. Una de ellas es

la inclusión en el Programa de Médicos Comunitarios

dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, el cual tiene por finalidad “el fortalecimiento de recursos humanos para el Primer Nivel de Atención cuyo propósito es la consolidación, en los Sistemas Locales de Salud, de la estrategia de Atención Primaria (…) el objetivo es de promover la transformación del modelo de atención y garantizar a la población el acceso al cuidado de su salud como derecho universal”4. A través de esta modalidad de trabajo vinculada a la capacitación permanente en servicio, el profesional desempeña su trabajo en el primer nivel de atención a través de los centros de salud y el trabajo con la comunidad, pudiendo realizar un Posgrado en Metodología de la Investigación Aplicada a la Salud Social y Comunitaria y un Curso en Salud Social y Comunitaria, ambos de un año de duración. Así como la Residencia dependiente de la Provincia, el Programa Médicos Comunitarios, ¿permite? la capacitación - en este caso- de los profesionales, que en búsqueda de trabajo se inscriben en dicha programa, pudiendo prestar sus servicios a la vez que se forman en relación al trabajo comunitario y el primer nivel de atención de la salud. Sin embargo, al establecerse las posibilidades reales de trabajo, se ha podido tomar conocimiento

- a través de una de las entrevistadas - que la prestación de sus

servicios se realiza en dos centros de salud de diferentes localidades de La Plata, por lo que debe trabajar interdisciplinariamente con dos equipos diferentes y a la vez dividirse los días en lo que se desempeñara en los dos centros de salud correspondientes. En este sentido, la trabajadora social ha mencionado la dificultad al momento de trabajar en relación a las condiciones que impone el programa del cual forma parte, en 4

Información recabada de la página web del Ministerio de Salud de la Nación. Página web: http://www.msal.gov.ar/medicoscomunitarios Fecha de consulta: julio 2012


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tanto no tiene permanencia completa en ninguno de los centros, obstaculizando de esta manera el seguimiento de las situaciones que aborda a diario y el trabajo en red que plantea dicho programa. Lo mencionado se

constituye en una limitación al

momento de evaluar su trabajo, refiriendo como positivo que la formación en relación al trabajo comunitario es muy interesante. De acuerdo a lo planteado por la trabajadora social. Tanto

el programa de médicos comunitarios como la residencia en salud, se

presentan

como

una

posibilidad laboral

de los/as

trabajadores/as

sociales

recientemente graduados por el termino de dos o tres años respectivamente, siendo uno de los caminos transitados por la generalidad de las trabajadoras sociales entrevistadas. Si bien resulta pertinente destacar que dicha modalidad de trabajo cuenta con la posibilidad de formación constante junto a la prestación de los servicios, carece de algunos beneficios laborales tales como los aportes jubilatorios - específicamente en las residencias dependientes de Provincia- , aspecto que las trabajadoras sociales destacan

y relacionan con la precarización del trabajo que atraviesa a los

trabajadores, y por consiguiente a las condiciones laborales de los mismos. Por lo explicitado anteriormente se visualiza que la formación en servicio como modalidad laboral vigente permite el ingreso al mundo del trabajo de los profesionales del trabajo social en el ámbito de la Salud. Pero a la vez posibilita la reflexión acerca de las características del trabajo

actual, entendiendo que luego de terminada la

formación y prestación de servicio, la relación laboral se extingue. Por lo cual aquel trabajador/a social que se encuentra interesado/a en continuar trabajando en dicho campo, deberá aspirar a obtener una beca post- residencia – en el caso de la provincia de Buenos Aires- o postularse como Jefe de Residentes para lograr permanecer un año más en el circuito sanitario público. Dicha situación de permanencia temporaria da cuenta de la inestabilidad laboral a la cual se exponen las trabajadoras sociales entrevistadas que en algún momento han sido becarias en formación o que actualmente lo son. La permanencia está dada por la cantidad de años que dure la beca – dos, tres o cuatro - , en tanto que la temporalidad se vincula a la incertidumbre en la cual se encuentra el trabajador social una vez que ha transcurrido el tiempo estipulado legalmente de las becas vinculado al campo de la salud. Siguiendo con lo explicitado se puede dar cuenta que la inestabilidad laboral planteada se vincula también a la poca o nula absorción que realizan las instituciones de salud de los trabajadores sociales, es decir, de los recursos humanos formados en


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el campo, en tanto una vez finalizada la beca de formación o capacitación, aquellos profesionales deberán aspirar a otra beca o buscar por otros espacios socio ocupacionales que le permitan continuar formándose y adquiriendo experiencia laboral. Lo mencionado produciría la circulación continua por las instituciones de diferentes profesionales en proceso de formación, dificultándose de esta manera la permanencia de los trabajadores sociales en dichos espacios y acrecentando la inestabilidad laboral que las trabajadoras sociales plantean como aspecto inherente de sus trabajos actuales. Si bien el Trabajo Social históricamente ha intervenido profesionalmente inscripto en la lógica del Estado, específicamente en las instituciones estatales formales, desde hace algunos años también encuentra espacios socioocupacionales

en el ámbito de lo

privado. A partir de las entrevistas realizadas se visualiza que algunas trabajadoras sociales se desempeñan profesionalmente en instituciones privadas, tales como centros de día y clínicas de rehabilitación, conformándose el ámbito privado en otro espacio laboral en donde el Trabajo Social puede desarrollar sus intervenciones. En dichas instituciones, la formalidad del trabajo se encuentra ligada al monotributo. En este sentido, cabe retomar reflexiones anteriores en torno a la posibilidad de ejercer liberalmente la profesión a través de la inscripción al mercado formal de trabajo como monotributistas, lo que implica la prestación de servicios de los/as trabajadores/as sociales independientemente de la lógica estatal. En este aspecto se entiende que las condiciones laborales de aquellos profesionales monotributistas se encuentran precarizadas por la particularidad que adquiere este tipo de contratación. En relación a las condiciones laborales de dichas profesionales se puede dar cuenta que las mismas se desempeñan algunos días y horas durante la semana, lo cual se desarrolla de acuerdo a la organización de cada institución. Por lo que no concurren a los centros todos los días, sino que lo hacen sólo dos o tres veces por semana y en horarios reducidos de acuerdo a la demanda institucional. La posibilidad de insertarse como profesional en el ámbito privado de la Salud ha sido considerada por las trabajadoras sociales como una conquista y una alternativa de trabajo al momento de iniciar la búsqueda laboral, sin embargo

destacan que la

intervención profesional se encuentra encuadrada por los directivos de las instituciones privadas, de los cuales algunos no conocen la finalidad de la profesión. Si bien el trabajo en instituciones privadas es

valorado como un espacio socio

ocupacional que ha surgido hace poco tiempo atrás siendo una nueva posibilidad de insertarse en el mercado formal de trabajo, teniendo en cuenta los relatos de algunas


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de las profesionales aún se solicita al Trabajo Social de acuerdo a las demandas de las directivas institucionales, limitándose ampliamente el desarrollo profesional de las trabajadoras sociales. Cabria mencionar que el trabajador social se inserta en los espacios de trabajo como profesional asalariado, entendiendo que el mismo debe responder a ciertas lógicas y organización institucional pero reconociendo a su vez la capacidad del profesional en instaurar nuevas prácticas que pongan en tensión aquellos instituidos sociales y organizacionales que operan en las prácticas profesionales. Por tal se entiende que (…) en este sentido, en algunos casos particulares, pareciera que existe la posibilidad de construir cierta autonomía prioritariamente si el Trabajador Social está sostenido por una fundada formación teórica profesional. Las posibilidades de autonomía relativa en el campo profesional ligado a las capacidades, formación y compromiso se sitúan en los aspectos operativos, es decir en la cuestión metodológica e instrumental del trabajo social, como capital adquirido en el tránsito académico para dar sentido a sus acciones, saberes, y prácticas” (AQUÍN, NORA y otros, 2007: 4-7). En este aspecto resulta pertinente preguntarse acerca de ¿cómo construir autonomía relativa en los actuales escenarios organizacionales y bajo estas condiciones? Se entiende que no existe una receta sino que los procesos de construcción de autonomía profesional se encuentran en constante edificación.

Idas y venidas: la práctica del trabajador social como cinta de Moebius Lo interno y lo externo, la práctica y la teoría, conforman una sola cara, una sola forma de ser, tal como la cinta de Moebius. En un ida y vuelta constante la investigación planteada ha sido construida pensando en la posibilidad de aportar al conocimiento crítico de la realidad, teniendo en cuenta las voces de los otros, aquellos otros necesarios, más que necesarios, indispensables en la construcción de prácticas y teorías. Pensando en la posibilidad de construir nuestras prácticas reflexionando acerca de las ya instituidas y habilitando la institución de otras superadoras, no sólo se hace necesaria la participación de las entrevistadas en el estudio, sino que para indagar respecto de las intervenciones construidas por las profesionales,

será preciso

entender que las prácticas del ejercicio profesional se construyen con un otro, aquel con una historia de vida particular, modos de ser y de vincularse con el entorno social, aspectos posiblemente diferentes a los de los profesionales de los cuales se demanda intervención. En este sentido, considero que debemos pensarnos en el trabajo diario junto a los


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sujetos de la práctica profesional, los cuales forman parte y construyen la sociedad en la cual se inscribe la intervención del Trabajo Social. Se constituye en un ida y vuelta, en una circulación constante, donde la reflexión se torna prioritaria ya que permite pensar los procesos de trabajo, su coyuntura y los modos posibles de trabajar con otros, que al igual que los profesionales se encuentran cargados de sentidos y significados que permiten la construcción de las prácticas sociales. Pensar la precarización en el trabajo como característica particular de la actualidad laboral de los trabajadores sociales, significa dar cuenta de las percepciones que los mismos tienen de su propia práctica profesional, vinculada, no sólo a los ingresos económicos bajos, sino también a las formas en que deben y pueden desarrollar las intervenciones profesionales atravesadas por condiciones que no terminan de garantizar el efectivo cumplimiento de todos los derechos laborales en el campo de la Salud. Falta de espacio físico, división por días en diferentes espacios de trabajo, poca o nula autonomía en la construcción de las intervenciones, ausencia de instructorías para la formación en servicio, incertidumbre constante en relación a la estabilidad en el empleo, constituyen algunos de los ejes principales que han destacado las profesionales como parte de la precariedad en sus puestos de trabajo. Claro que resulta necesario entender estas situaciones como parte de un contexto económico y político nacional e internacional cambiante, que ha generado modificaciones en el mundo del trabajo, y por supuesto lo ha hecho también al interior del Trabajo Social. Por lo cual, comprender la sociedad y las modificaciones acaecidas en los diferentes planos – políticos, económicos, sociales, culturales – permitirán tener una mirada más acabada de la realidad, que posibilite pensar en los modos en que hoy los trabajadores sociales son contratados en sus espacios de trabajo, para poder reflexionar acerca de las representaciones que prevalecen en aquellos profesionales mediatizadas por las condiciones de trabajo actuales. Se evidencia en la generalidad de las profesionales graduadas recientes la presencia de condiciones que si bien no resultan favorables para el desempeño profesional, tampoco imposibilitan las prácticas cotidianas. Es decir, si bien las trabajadoras refieren constantemente a las reales condiciones laborales, cargadas de aspectos negativos en relación a las formas de contratación, asimismo aceptan aquellos puestos del mercado formal que se presentan como nuevas formas de contratación y mayor absorción de las profesionales. Dicha tendencia marca una posibilidad: desempeñarse laboralmente en ambientes un tanto hostiles, ocupando espacios de trabajo que antes no existían como posibles para


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el Trabajo Social. Se comprende que las trabajadoras sociales presentan mayores posibilidades de inserción luego de haberse graduado, lo que se vincula con la oferta de trabajos de menos horas o contratos temporarios, lo que permite la rápida absorción de las profesionales. Claro que dicha situación presenta dificultades en relación al sostenimiento de un trabajo por muchos años, debiendo las profesionales encontrarse en búsquedas constantes de

otros espacios laborales, que presenten mejores condiciones de

contratación. Considero que es preciso comprender las formas de intervención de los trabajadores sociales, las cuales se construyen en los diferentes espacios del campo de la Salud, a los fines de poder reflexionar respecto de cómo operan las condiciones laborales en los mismos procesos de trabajo. Dicha comprensión permitirá la indagación constante respecto de las posibilidades reales y viables que los/as trabajadores/as sociales podrán desarrollar en un mundo laboral cargado de inestabilidad e incertidumbre, pero a su vez que posibilita el avance de la profesión en nuevos espacios de trabajo en el campo sanitario, donde el Trabajo Social comienza a ser visto, escuchado y percibido por los otros como necesario de las prácticas profesionales e indispensable en los equipos de trabajo conformados y en proceso de conformación. Indagar respecto de las condiciones laborales implica el inicio de un camino infinito que permita la elaboración de nuevas prácticas tendientes a sortear aquellos obstáculos propios del contexto laboral que encuentran los profesionales recientes graduados al momento de la inserción en el mundo sanitario, en pos de generar intervenciones profesionales que favorezcan la accesibilidad de los sujetos a la atención de la salud en sus diferentes formas. Bibliografía AAB, C. y otros. (2011). Las condiciones laborales de los Trabajadores Sociales Matriculados en el Colegio de Asistentes Sociales y/o Trabajadores Sociales del Distrito La Plata, provincia de Buenos Aires. Publicado en la página web del Colegio de Asistentes Sociales y/o Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires Distrito La Plata ACUÑA, C y CHUVNOSKY, M. (2001). El sistema de salud en Argentina. Documento de trabajo Nº 60. CEDI. Buenos Aires. Argentina. AQUÍN, N. y otros. (2007). La intervención profesional en las actuales relaciones Estado/ Sociedad: el caso del Trabajo Social. En Dossier de Confluencias Nº 59. ARIAS, A. (2012). Pobreza y modelos de intervención. Aportes para la superación del


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