XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
UNA MIRADA A LA ASIGNACIÓN UNIVERSAL POR HIJO DESDE SUS PROTAGONISTAS. REPRESENTACIONES, PARTICIPACIÓN SOCIAL Y CIUDADANÍA EJE: Enfoque de derechos y políticas públicas en la contemporaneidad. Autores: Custo Esther1 Zamarbide Alicia Leoni Natalia Soledad Diez Miguel Resumen: Para la presentación del escrito recuperamos -entre otras cuestiones- información significativa de nuestra investigación2, que se propuso indagar, las modificaciones producidas en las dimensiones doméstica y pública de la reproducción cotidiana de las unidades domésticas de los titulares de la Asignación Universal por Hijo. Los objetivos se refirieron; en una primera instancia, reconstruir la percepción de los sujetos sobre la AUH y analizar estrategias de adaptación y de cambio producidas por las unidades domésticas en relación a: servicios y consumos; capital cultural; mundo del trabajo, el uso del tiempo libre y el capital social. Asimismo, describir estrategias en relación a la participación social y a la participación ciudadana. Finalmente, para el presente escrito esbozamos algunas reflexiones que surgen de la investigación, producto de los hallazgos obtenidos en relaciona a los objetivos referidos a identificar percepciones, prácticas de los sujetos y a las estrategias de participación social y ciudadanía respecto al AUH. Introducción La Asignación Universal por Hijo para Protección Social (en adelante AUH), vigente en Argentina desde 2009 por aplicación del Decreto 1602/09, equipara a los grupos familiares que se encuentran desocupados o insertos en la economía informal, con el 1
Custo Esther. Lic. en Trabajo Social. Mgter en Salud Mental. Escuela de Trabajo Social Universidad Nacional de Córdoba. Profesora Titular. esthercusto@gmail.com Zamarbide Alicia Lic. en Trabajo Social. Especialista en Trabajo Social y Salud. Escuela de Trabajo Social Universidad Nacional de Córdoba. Profesora Asistente.aliciazamarbide@yahoo.com.ar Leoni Natalia Soledad. Estudiante avanzada de la carrera Lic. en Trabajo Social. Escuela de Trabajo Social. Universidad Nacional de Córdoba. Integrante del equipo de Investigación. soledadleoni@hotmail.com Diez Miguel. Estudiante avanzado de la carrera Lic. en Trabajo Social. Escuela de Trabajo Social. Universidad Nacional de Córdoba. Integrante del equipo de Investigación.MDIEZ@trabajo.gob.ar 2 La investigación se denomina: “¿TITULARES O TUTELADOS? Evaluación doméstica y territorial de la AUH en los procesos de reproducción cotidiana de la existencia”, aprobada y subsidiada por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba. Dirigido y Co-dirigido por Nora Aquín y Esther Custo, son integrantes del equipo Alicia Zamarbide, Alicia Miranda, Silvina Baudino, Exequiel Torres, Natalia González, Miguel Diez, Flavia Anahí Griffa y Natalia Soledad Leoni.
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régimen
de Asignaciones
Familiares
vigente
según
ley
24714. Entre
sus
considerandos, el decreto de creación de la AUH menciona explícitamente la Ley 26061, que tiene por objeto la protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes que se encuentren en territorio argentino, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los que la nación sea parte. Se trata entonces de un subsistema que ha sido incorporado al art. 1 de la ley 24714, y que por lo tanto se inscribe en el plano de la seguridad social, conjuntamente con las asignaciones familiares, las pensiones no contributivas, la jubilación de ama de casa, el seguro de desempleo y el monotributo social. Más allá de estas controversias, hay consenso generalizado en cuanto a que la AUH representa un avance en relación a la focalización de los programas desarrollados en el período anterior, y que la implementación permitió otorgar un derecho con base en la niñez. Asimismo el proyecto partió de dos supuestos: el primero, consideró la existencia de alguna incidencia -mayor o menor, positiva o negativa- de la AUH en los procesos reproductivos de los sectores vulnerables a los que está dirigida. Bourdieu (1988: 41) define a las estrategias de reproducción social como “aquel conjunto de prácticas fenomenológicamente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden de manera consciente o inconsciente a conservar o a aumentar su patrimonio, y correlativamente, a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase”. Desde esta concepción, nuestro estudio se orientó a capturar estrategias desarrolladas ante la nueva situación de titulares de AUH. Un segundo supuesto fue, que comprender la complejidad de cualquier fenómeno social exige considerar estructuras, discursos y actores. Así lo desarrollamos a lo largo de la línea de investigación que iniciamos. Por lo tanto, nuestra preocupación, fue precisamente realizar una evaluación territorial de la incidencia de la AUH en los procesos de reproducción cotidiana de la existencia, a través de la palabra de los titulares de este derecho.
Algunas consideraciones metodológicas En cuanto a los objetivos de nuestra investigación, se propuso como objetivo general, por un lado, explorar las modificaciones producidas en las dimensiones doméstica y pública de la reproducción cotidiana de las unidades domésticas titulares de la AUH. Y por el otro, analizar si la AUH favorece la lógica de ampliación de titulares derechos, o si se dirige al control del “riesgo”.
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En este sentido algunos de los objetivos específicos se refirieron; en una primera instancia, reconstruir la percepción de los sujetos sobre la AUH. Para pasar a un segundo momento y así analizar estrategias de adaptación y de cambio producidas por las unidades domésticas en relación a: servicios y consumos; capital cultural; mundo del trabajo3; el uso del tiempo libre y el capital social. Por último, describir estrategias de adaptación y de cambio producidas por las unidades domésticas en relación a la participación social y a la participación ciudadana. En cuanto a la estrategia general que presentamos se sostuvo en un estudio exploratorio-descriptivo, delineado desde la metodología cualitativa4, constituyendo de este modo, todo un desafío y un involucramiento dialéctico5 en la compresión de la temática propuesta. Dado que nuestra investigación se orientó a explorar la incidencia doméstica y también territorial, hemos realizado una primera delimitación, que nos llevó a la selección de los barrios. Para ello, apelamos a fracciones censales de Córdoba Capital, con alta concentración (total de hogares pobres de la fracción /Total de pobres de la ciudad) e incidencia (total de hogares pobres de la fracción /total de hogares de la fracción) de la pobreza. En cuanto, la unidad de análisis estuvo representada por las unidades domésticas, que al interior de estos barrios, fueron seleccionadas para construir la muestra intencional según los siguientes atributos: -representación de grupos domésticos diversos en su organización interna; -que tengan dos o más hijos por los que perciben AUH;- grupos con los que se haya logrado algún grado de validación. Nuestra intención fue realizar
entrevistas abiertas, en profundidad, con una guía
orientadora de preguntas lo suficientemente flexible que permitiera recuperar y conocer las prácticas de las entrevistadas como así también sus percepciones y apreciaciones.
3
Entendemos por trabajo el conjunto de formas y condiciones de realización de las capacidades generadoras de ingresos de la población que, por contar sólo con su fuerza de trabajo, es dependiente del capital (Grassi y Danani, 2009). 4 “El análisis cualitativo se basa en una información observacional, identificada como poco estructurada y recogida con pautas flexibles, difícilmente cuantificable, donde la definición de la situación por actor social y el significado que este da a su conducta son claves para interpretar los hechos” (Gallart, Moreno y Cerrutti, 1991: 138). 5 Dado que la expresión “dialéctica” es utilizada en distintos marcos, a los fines de esta investigación , adherimos al planteo de Achilli (1994), quien establece que las lógicas complejas dialécticas, se construyen a partir de concebir al mundo de lo social como complejo, contradictorio y en permanente movimiento. Reconocer tal complejidad supone relacionar distintos niveles y ordenes de mediaciones en los procesos sociales. En el proceso de investigación se va afinando a partir de dialectizar permanentemente los referentes conceptuales con la información empírica.
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En cuanto el protocolo común comprendió: los datos básicos del entrevistado, datos que hacen a su historia cotidiana, es decir, familia, ocupación, costumbres, pertenencias a la comunidad y a otras instituciones. Por otra parte, también consideramos importante tener en cuenta para el análisis y resultados de la investigación los eventuales cambios producidos por la AUH en relación a la participación social y ciudadana, reflexionando tanto en relación a organizaciones territoriales como sectoriales e intersectoriales. Para ello se seleccionaron las organizaciones sociales con enclave territorial considerando la sustentabilidad en el tiempo; abordaje de necesidades derivadas de la pobreza y vulnerabilidad a través de tareas de asistencia y/o promoción y presencia en el espacio público más amplio. Es así que, como resultado de la combinación de atributos se realizaron un corpus de once entrevistas6 de las unidades domésticas y cuatro a los referentes barriales. Asimismo se consultaron mujeres integrantes de distintos tipos de familia y distintos barrios, que constituidos en unidades de estudios y análisis, permitieron comparar características comunes y de esta manera hacer emerger rasgos particulares de los casos seleccionados. De modo que las entrevistas se tomaron no como exponentes de todo el universo, pero sí como complejidades o conjuntos diferentes que posibilitaron apostar a ciertas conjeturas. En relación al análisis e interpretación, una primera etapa consistió en identificar y comparar relatos de los entrevistados, de allí que procedimos a confeccionar un cuadro con los datos centrales, y los aspectos más relevantes de cada testimonio en relación a los objetivos en este grupo estudiado
Algunos resultados y reflexiones En este punto esbozamos algunas reflexiones e interrogantes que surgen del análisis de los procesos producidos en las dimensiones doméstica y pública de la reproducción cotidiana de las unidades domésticas, titulares de la AUH. Asignación Universal por hijo: Representaciones sociales y accesibilidad Partimos del supuesto de considerar a las percepciones formando parte de un concepto mas amplio, como es el de representaciones sociales, definidas como el 6
Las personas entrevistadas son una fuente primaria de información que, como cualquier otra información, (desde los datos estadísticos producidos por cualquier organismo, pasando por documentos de cualquier tipo hasta la información periodística), es información producida, elaborada según criterios que podemos llegar a conocer, interpretar y comprender, desde puntos de mirada del problema y según conceptos y estrategias discursivas que podemos identificar, pero siempre producidas por personas reflexivas con intereses en el problema que hablamos (Grassi, E Danani, C. 2009:32).
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conjunto de conceptos y percepciones, significados y actitudes que los sujetos de un grupo comparten en relación a ellos mismos y a los fenómenos del mundo circundante (Sirvent, 1999).Las mismas son construidas a través de un conocimiento colectivo que es a su vez elaborado y compartido socialmente.Prácticas, representaciones y estructuras se van modificando mutuamente en base a prácticas anteriores, condicionando a su vez nuevas prácticas (Giddens, 1995). Por su parte Moscovici (1979:18) sostiene que “la representación es un proceso en el cual los individuos juegan un papel activo y creador de sentido. Las misma emergen en la dialéctica que se establece en las interacciones cotidianas sus experiencias previas, y las condiciones del entorno y sirven para orientarse en el contexto social y material para dominarlo”. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en nuestra investigación advertimos que la mayoría de las entrevistadas perciben a la AUH como una “ayuda”, que les posibilita obtener bienes materiales en particular para los niños/as y adolescentes: comprar zapatillas para los chicos, el roperito, pagar la cooperadora, entre otros. La obtención de bienes influye en necesidades materiales y simbólicas como la pertenencia a un lugar, donde la vivienda (construcción y ampliación) posibilita arraigarse a un espacio geográfico y proteger ciertos bienes obtenidos a partir de la AUH que forman parte del patrimonio familiar. En este arraigo también influye la pertenencia de los niños/as y adolescentes a la escuela y al centro de salud. El ingreso económico de la “ayuda” les permite decidir en qué gastar el dinero y en qué invertir. Observamos que esta toma de decisión, implica grados de poder entre sus miembros y también de autonomía que posibilitan, desde la perspectiva de las titulares, mejorar la calidad de vida. Asimismo, las entrevistadas manifiestan que a partir de la percepción de la AUH pueden planificar, “les permite llevar lo diario pero también de un mes a otro” “voy pagando la tarjeta”; “voy sacando materiales y pagando para ampliar la casa”. De este modo, evidenciamos que las transferencias monetarias están solapadas en diferentes planos que se articulan al modo de andamios entre sí al interior de la unidad doméstica: un plano que les permite acceder a bienes materiales y simbólicos, otro plano marca la temporalidad y provisión de futuro (planificar, ahorrar, administrar) y por último en relación a la toma de decisiones (grados de poder) que se juega al interior de las unidades domésticas entre sus miembros mujeres, varones, niños/as, adolescentes, generando dinámicas propias de las relaciones humanas y en particular de la familia: acuerdos, negociación y conflictos.
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Otra cuestión que analizamos refiere a las accesibilidades de sus titulares y sus repercusiones
en
la
reproducción
Conceptualizamos el término
de
la
vida
“accesibilidad” como
cotidiana aquella
de
los
mismos.
relación, vínculo,
articulación que se establece entre los sujetos (en este caso quienes perciben la AUH) y los servicios a los cuales concurren (Salud, Educación, entre otros) tomando en cuenta la relación y la complejidad de la misma. Comes y otros definen a la accesibilidad como “las condiciones y discursos de los servicios y las condiciones y representaciones de los sujetos y se manifiesta en la modalidad particular que adquiere la utilización de los servicios (Comes, 2007: 203)”. Preferimos hablar en plural de “Accesibilidades”, refiriéndonos a las diferentes dimensiones que adquiere el término desde un sentido analítico y también práctico ya que para los sujetos sus representaciones están íntimamente imbricadas. Una de las dimensiones a partir de las cuales abordamos el tema alude al acceso a las instituciones que tienen los sujetos destinatarios del Programa (niños, niñas y adolescentes), considerando la manera en que las diversas dinámicas institucionales construyen pero también condicionan las percepciones de los sujetos. Destacamos así, la accesibilidad a establecimientos educativos, centros de salud, ANSES, Banco, entre otras. Respecto a la accesibilidad administrativa, consideramos el vínculo relacional que establece el sujeto con las instituciones para gestionar bienes y/o servicios (Comes y otros, 2007).Siguiendo a
Pizarro entendemos que “las formas en que los sujetos
sociales entienden, comprenden y dan sentido al mundo social se manifiestan en narrativas con diversos grados de formalización” (2006:39). De este modo, rescatamos los testimonios de nuestras entrevistadas quienes comparando a la AUH con otros Planes/Programas Sociales mencionan: “Esto es mejor…porque estás con la tarjeta, y lo cabrás por cajero, con la otra (aludiendo al “Programa Familias por la Inclusión Social”) tenés que ir todos los meses”; “en la Asignación yo directamente llamo por teléfono saco turno al ANSES, ellos me daban un turno y yo ya voy directamente”. Quienes cobran la AUH perciben una modalidad burocrática que significa mayor comodidad y rapidez en la realización del trámite, permitiéndoles organizar los tiempos/horarios según la conveniencia de los sujetos. Esta organización cotidiana permite un mejor aprovechamiento del tiempo, valor in-visibilizado en el trabajo doméstico, por ejemplo. De los relatos se infiere que sacar turno en el ANSES por mensaje de texto o que desde tal institución se comuniquen con las personas que cobran la AUH (para informar por ejemplo sobre la disponibilidad de la libreta) implica un proceso de cambio
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paradigmático en cuanto a la trayectoria de accesibilidad a un Programa Social. Esto impacta y reconfigura los habitus7 de los sujetos que históricamente han construido sus vidas cotidianas en torno a estrategias de gestión de tales transferencias. Antes de avanzar queremos hacer una distinción, entre lo que entendemos por accesibilidad al Programa Social en el orden burocrático administrativo (en cuanto a la gestión del trámite y posteriormente la disponibilidad del dinero directamente en el banco) y el acceso efectivo a las instituciones (para el cumplimiento de las condicionalidades). Con esto, interpelamos sobre la posibilidad concreta que tienen niños, niñas y adolescentes de acceder en su espacio social comunitario a una Escuela, a un Centro de Salud/Hospital reconociendo la falta de infraestructura en los dos sistemas. En cuanto a la accesibilidad de los sujetos a las instituciones educativas, evidenciamos que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes tienen acceso a la Escuela (en su nivel inicial, primario y secundario). Al respecto una entrevistada expresa: “yo antes si no hubiera estado cobrando no los mando a los chicos a la escuela”.
Con esta accesibilidad coinciden los datos empíricos y los Informes
presentados por el Ministerio de Educación de la Nación (2010) reconociendo desde la implementación de la AUH una repercusión en la matrícula y la asistencia escolar, ampliando la accesibilidad y exigibilidad de los sujetos a nuevos espacios. Entrevistadas relatan que desde las escuelas públicas se les exige el pago de una inscripción y una cuota mensual para aportar a la cooperadora “la semana que viene ya empiezan a anotar para pagar la cuota para guardar el lugar”. Observamos que las madres se alivian con la posibilidad que tienen de abonar la cooperadora a partir del cobro de la AUH, porque suponen que de ese modo tendrán garantizado un lugar para sus hijos. No obstante, advertimos que las diferentes dinámicas institucionales pueden influir y/o restringir los mecanismos de acceso al Derecho a la Educación. Aludiendo a la accesibilidad a las instituciones de Salud la variable proximidad geográfica no es un obstáculo, pero la amplitud del área de cobertura de los dispensarios hace que se encuentren sobrecargados en demandas, dado los acotados horarios de atención, entre otros; hechos que generan malestares en los sujetos, situación por la cual muchos terminan concurriendo al sistema privado de salud, como expresa una entrevistada: “vas y sacas vos el turno cuando ellos te lo dan de acá a dos meses”. 7
Entendemos al habitus como “principio generador de estrategias que permite a los agentes enfrentarse a situaciones imprevistas y siempre cambiantes…un sistema de disposiciones duraderas y transferibles que, integrando experiencias pasadas funciona en todo momento como una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones y hace posible el alcance de infinitas y diversas tareas” (Bourdieu, 1995: 79).
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A pesar de las limitaciones antes mencionadas no podemos dejar de considerar el aporte que ha significado el acceso a la AUH, en términos de recursos con los que cuentan las familias a la hora de acceder al Derecho a la Salud. Otra dimensión es la accesibilidad a nuevos conocimientos y/o a aprendizajes relacionados tanto a la gestión de transferencias formales8(en este caso la AUH) como así también al funcionamiento de ciertas instituciones sociales, lo que en términos de Bourdieu (1998) refiere a la apropiación de nuevos capitales culturales y a la ocupación de ciertos espacios sociales. Al respecto las entrevistadas expresan: “Aprendí muy rápido por ejemplo a cómo manejar la tarjeta”; “Nunca había usado una tarjeta ni el cajero tampoco”. Algunas entrevistadas mencionan que la AUH les posibilitó por primera vez concurrir al Banco. Asimismo, podemos pensar finalmente, la gestión de la AUH, en términos de accesibilidad geográfica, la cual remite a la oportunidad espacial y temporal que tiene el sujeto para hacer uso del bien y/o servicio (Manrique Abril, 2010); con esto nos referimos a la posibilidad concreta que tiene la persona de dirigirse a alguna institución cercana a su lugar de residencia, en lo respectivo tanto al acceso a organizaciones educativas, de salud como de seguridad social (ANSES y/o sucursales de la misma). Por una parte observamos que la accesibilidad geográfica en ocasiones representa un obstáculo para las unidades domésticas, considerando que el hecho de que un establecimiento educativo esté próximo al lugar de residencia repercute en la organización y dinámica familiar. Este relato ejemplifica lo analizado: “uno de mis hijos tiene epilepsia (…) y me lo querían mandar a otra escuela. Yo les decía que no me lo mandaran a otra escuela porque si él entraba en crisis a mí me quedaba a tres cuadras para ir a retirarlo o irme al médico con él (…) no es que sea un capricho mío que mi hijo siga en esta escuela, es la más cercana”. Por otra parte al respecto las entrevistadas refieren a la posibilidad de efectuar el cobro en lugares cercanos a sus residencias, sin manifestar dificultades para dicho acceso Participación social y ciudadanía En nuestra investigación abordamos las estrategias de adaptación y de cambio producidas por las unidades domésticas, tanto en relación a la participación social como a la participación ciudadana. Hacemos una diferenciación entre uno y otro tipo de participación, en tanto “la participación ciudadana trasciende a la social, en tanto tiene en su horizonte ya no sólo el espacio público societal, sino también el público8
Siguiendo a González y otros (1999) entendemos a las transferencias formales como aquellas procedentes de instituciones estatales desde las cuales se proveen bienes y servicios tendientes a paliar necesidades sociales de las familias/unidades domésticas.
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estatal y se propone incidir en la formación de políticas públicas, intentando ingresar en la agenda política aquellos temas que afectan a la gente en sus espacios micro” (Aquín, 2003:123). Entendemos a la participación como el conjunto organizado de acciones tendientes a aumentar el control sobre recursos, decisiones o beneficios, por personas o grupos sociales que tienen niveles de injerencia relativamente menores en su medio social. Asimismo, en nuestro Proyecto nos ha interesado indagar posibles modificaciones que se hubieren producido a partir de la percepción de la AUH, tanto en el espacio públicosocietal como público-estatal; esto es, participación social y ciudadana. En cualquiera de las dos esferas entendemos que la participación amplía la democracia, en tanto implica ligarse con otros para dirimir problemas que trascienden el interés particular, implica tomar parte y compartir opiniones, decisiones y acciones. Advertimos que la participación -sea social o ciudadana- en el espacio territorial generalmente se liga de manera directa al beneficio que pueda significar en términos de obtención de satisfactores de distinta índole. En este sentido podríamos afirmar la existencia de un sentido utilitario de la participación, lo cual implica un reconocimiento a la existencia de obstáculos específicos particularmente en los sectores populares, que tornan más difícil la participación (Quirós, 2011). Considerando a la participación social, la misma hace referencia al conjunto de actividades que individuos y grupos desarrollan como parte constitutiva de la interacción social en diferentes espacios público-societales. Podría en cierto sentido considerarse como una prolongación de la esfera doméstica, en tanto los problemas comunes que aborda la participación social tienen relación directa con los procesos de reproducción cotidiana de la existencia de los particulares. Veamos algunos testimonios: “igual siempre somos los mismos los que nos movemos… pero me parecía que antes había más unión”; “yo estoy en el grupo de mujeres para comprar mercadería, me gusta mientras tenga tiempo. …Con el grupo de mujeres somos familia y conocidas, nos llevamos bien, hay que ver más adelante”. Los testimonios recogidos vienen a reconfirmar que la participación social se relaciona directamente con estrategias de supervivencia, aparecen como una prolongación del espacio doméstico y se vinculan con los procesos particulares de auto conservación (Heller, 1977).Asimismo, si bien estas estrategias participativas suelen expresar capacidad de invención de los sujetos y los conjuntos sociales populares para poder seguir viviendo -dicho en otros términos, revelan capacidad de agencia- no podemos dejar de reconocer que en la mayor parte de los casos la participación social supone un proceso de autoexigencia personal y social desmesurado, de autoexploración, dirá
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Menéndez (2006), proceso que se genera como una de las posibles respuestas a las condiciones impuestas por las restricciones estructurales. De manera que no siempre la participación social debe ser entendida como contraseña sinónimo de práctica democrática. Entonces, mirando a la participación social como una condición necesaria de los sectores sociales subalternos para asegurar un mínimo de supervivencia, y que tenga por tanto un carácter predominantemente instrumental, se comprende que la AUH la restrinja, ya que observamos una relación inversamente proporcional entre necesidades básicas satisfechas y participación social. Así lo expresa una entrevistada: “me parece que cada uno desde que cobra al tener un poquito más de plata hace la suya y piensa que necesita menos del otro…Pero creo que no es así”. En otro relato, observamos que una entrevistada, dirigente barrial se mueven en el difuso límite entre la participación social y la participación ciudadana: “Hoy no peleamos por el pan del día, peleamos por otras cosas, pedimos derechos de tierra, el acceso a tierra”; “hoy en día tenemos participación, estamos en eso de...caminando con la política…”. Cabe aclarar que estas expresiones corresponden a una dirigente, y no encuentran correspondencia con aquellas titulares que no son dirigentes. En relación a la participación ciudadana, la categoría de ciudadanía implica un complejo tema que adquiere una perspectiva problemática y polémica en la sociedad contemporánea.
Consideramos
significativo
enfatizar
algunas
reflexiones,
aproximaciones analíticas y construcción de algunas conjeturas que pueden ser de interés en estos momentos. Villavicencio y García Raggio (1995) enfatizan tres dimensiones del sentido de la ciudadanía: en primer lugar, se identifica con los derechos
-civiles, políticos y sociales- cuya dinámica cambiante lleva a una
ampliación o a una restricción de sentido. En segundo lugar, la ciudadanía es pertenencia a la comunidad política. Y en tercer término, la ciudadanía es participación, en la que derechos significa no sólo su letra legal sino su ejercicio efectivo y en la que pertenencia es, asimismo, participación en la construcción de una identidad y de un orden político democrático. Para Quiroga (1998) la idea de ciudadanía no debería designar tan sólo la pertenencia de un individuo a un Estado en cuanto sujeto de derecho y de nacionalidad, sino también su pertenencia a múltiples formas de interacción social. El desafío que propone es pensarla, además, desde la esfera de la sociedad civil, es decir, desde un lugar que ofrece oportunidades para la iniciativa y la participación, que se ejercita y opera tanto a nivel del Estado como de la sociedad civil, y que otorga a los individuos una pertenencia real como miembros de una comunidad.
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El actuar como ciudadano, la puesta en práctica del ejercicio de ciudadanía en la vida cotidiana, marca a través de las experiencias lo que acontece en las singularidades de las entrevistadas frente al espacio social territorial. A partir de sus narraciones, inferimos que en general, la AUH no se constituye como una plataforma sobre y desde la cual los sujetos participen en actividades de su comunidad o espacios sociales. Pareciera que en la mayoría de las situaciones los que no participaban de alguna actividad tampoco lo hacen ahora, y aquellos que tenían prácticas comunitarias continúan de alguna manera haciéndolo, con innovaciones. Algunas otras entrevistadas expresan que no conocen si existen organizaciones en sus barrios y tampoco experiencias de participar en ellas. En este sentido una de la entrevistada señala que ser ciudadana va más allá de percibir la AUH “…Porque si no cobrarían nada lo mismo serían ciudadanos…” y que ser ciudadano es “…pelear por lo que ellos quieren…”; “Ya por solamente ser persona somos ciudadanos…” De alguna manera se expresa aquí el componente de pertenencia como constitutivo de la ciudadanía, marcado por Villavicencio y García Raggio (1995). Pero en la misma línea, la ciudadanía es participación en la construcción de una identidad y de un orden político y democrático. Salvo las dirigentes políticas barriales, ninguna de las entrevistadas asoció la ciudadanía con democracia ni con derechos, lo cual estaría dando cuenta de que la AUH hasta ahora viene resultando indiferente en relación a la creación de conciencia de derechos. Al respecto una dirigente barrial expresa: “La participación e integración en ellos, es como que todavía le falta un poco, es como.... son zonas muy golpeadas por empezar, como que nunca vienen creciendo y al ser todo el tiempo engañados fueron como perdiendo esa esperanza…”. Quiroga, (1998) enfatiza que el individuo es a la vez ciudadano del Estado y ciudadano de la sociedad civil destacando que los asuntos comunes, los asuntos de interés general se esparcen también por la sociedad civil, para constituir un lugar común donde los ciudadanos que abandonan su refugio de la vida privada se reúnen para interrogar, controlar el poder y construir vínculos sociales solidarios. Así se evidencia a través de la expresión de una de las entrevistadas que priorizan determinadas relaciones sociales desde una posición que responde a intereses colectivos y comunes. “…A la cooperativa me gusta ir. Yo trato de participar, lo que puedo ayudar les ayudo y aparte que voy porque yo quiero mi casa…” En este caso la entrevistada se siente identificada y perteneciente a este espacio social.
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De este modo, encontramos gran heterogeneidad de opiniones y vivencias diferentes respecto a su pertenencia e integración social en el ámbito comunitario, y también en cuanto a su condición de sujetos de derecho. Asimismo el derecho a tener derechos (Arendt 1973; Lefort, 1987, citados por Jelin 1996) supone sujetos que se autonomizan de sus necesidades; de ahí que sin la cobertura de derechos sociales, la ciudadanía civil y política se empobrecen. No obstante, no es suficiente con la cobertura económica; al mismo tiempo se requiere un trabajo de reconocimiento de derechos, que a nuestro criterio, es una vía que no ha sido tocada a través de la implementación de la AUH. Más allá de los debates instalados, nos interesa enfatizar que la ciudadanía hace referencia a la pertenencia, participación, derechos, virtudes, responsabilidades de índole civil, política y social, que regulan la pertenencia y la convivencia de los individuos dentro de un Estado, y que constituyen una vía para dirimir los conflictos políticos y sociales. De ahí que afirmamos que la ciudadanía y los derechos no son atributos naturales, están siempre en proceso de construcción y su definición dependerá de la participación ciudadana y de los resultados de la lucha política. Al mismo tiempo para ejercer los derechos no solo se necesita voluntad, capacidad y disposición, sino también del conjunto de condiciones institucionales desde cuales éstos se puedan ejercer (Smulovitz, 1997). Asimismo, pensamos que la construcción de la ciudadanía plena está relacionada con la posibilidad de generar espacios donde los sujetos sean capaces de emanciparse de las limitaciones que les impone la pobreza y su condición de asistidos. Queremos terminar con una expresión que no suele ser considerada en profundidad por los académicos: “…Me parece que hay dos cosas que nos movilizan a nosotros, la alegría y las tristezas, empiezan a pasar cosas en los barrios y empieza la gente a movilizarse y veo que los moviliza mucho los encuentros, los bailes, las mateadas, pero todavía hay problemas que nos están movilizando mucho, la salud…”. Los ciudadanos se reúnen tanto para tratar los asuntos comunes, los problemas de la vida cotidiana, como para interrogar al poder y construir vínculos sociales solidarios, bailando juntos o compartiendo dolores. La esfera pública asociativa parece entonces definirse más por lo social que por el ámbito político (Quiroga, 2005).
Reflexiones Para concluir consideramos que se logra un proceso de ampliación de derechos económicos que hemos encontrado en las nuevas prácticas y representaciones de
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nuestras entrevistadas, aunque ello no se manifieste claramente en la dimensión sociocultural. Podría decirse, en cierto modo, que se están ejerciendo derechos sin que se adquiera concomitantemente la conciencia de tener derechos. Hemos encontrado que tiende a estabilizarse la apertura a un conjunto de accesibilidades en plural. Se trata de diferentes dimensiones que adquiere el término desde un nivel analítico, pero que en las prácticas y percepciones de los sujetos se encuentran íntimamente imbricadas. Una reflexión que nos devuelve la investigación es la importancia de empezar a posicionarnos respecto a la AUH en términos de Derecho y no como una “ayuda social”, esto implica un desafío no sólo para los profesionales del Trabajo Social sino también para los operadores de las políticas públicas. De igual manera, aludiendo al eje de participación social y ciudadana creemos que el problema de la participación vuelve a plantear la relación entre agencia y estructura, condiciones y disposiciones, participación real y simbólica9. Consideramos que la construcción de ciudadanía desde una perspectiva de derechos, supone el compromiso cívico centrado en la participación activa y en los aspectos simbólicos y éticos anclados en disposiciones subjetivas que otorgan un sentido de identidad y de pertenencia a una colectividad, promoviendo la conciencia de ser un sujeto con derecho a tener derechos. De estas apreciaciones surge lo que consideramos es la tarea predominante del Trabajo Social
en las actuales
complejidades de la intervención social: “El desafío es que medidas como la AUH se comprendan como un derecho y sean parte de la constitución de sujetos autónomos10”.Entendemos que el desafío planteado por Estela Grassi en relación a la AUH, puede extenderse a otras medidas propias de los tiempos que vivimos, y ser incorporado como horizonte de intervención del Trabajo Social.
Bibliografía
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Maria Teresa Sirvent (1999: 15 y 129) considera dos formas de participación: la real y la simbólica. “Por un lado, la forma real de participación tiene lugar cuando los miembros de una institución o grupo influyen efectivamente sobre todos los procesos de la vida institucional y en la naturaleza de las decisiones. Esto significa ejercer el poder real en el proceso de toma de decisiones y también denota un cambio en quién decide, qué se decide y a quién se beneficia. Por otro lado, la participación simbólica (falsa o ilusoria) se refiere a acciones que ejercen poca o ninguna influencia sobre la política o gestión institucional y que generan en los grupos la ilusión de un poder inexistente, es el como si de la participación”. 10 Esta expresión pertenece a Estela Grassi en un reportaje realizado por Iniciativa. Disponible en http://espacioiniciativa.com.ar/?p=10200. Fecha de publicación: 25 de setiembre de 2012. Fecha de consulta: 4 de diciembre de 2012
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Facultad
de
Investigaciones. Anuario de Investigaciones.
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UBA.
Secretaría
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