LA EXPERIENCIA DE TRABAJADORAS SOCIALES EN UNA CONSEJERÍA PRE Y POST ABORTO

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014

EJE: Intervención profesional: contextos, escenarios y estrategias metodológicas.

LA EXPERIENCIA DE TRABAJADORAS SOCIALES EN UNA CONSEJERÍA PRE Y POST ABORTO Un acercamiento a su intervención en la Unidad Sanitaria 1ro de Mayo, Lanús este, Buenos Aires. Florencia M. Fernández1

Resumen En este artículo se realizará un acercamiento a la experiencia de trabajadoras sociales en una Consejería pre y post aborto en la Unidad Sanitaria 1ro de Mayo de la localidad de Lanús este, zona sur del conurbano bonaerense. El equipo interdisciplinario que conforma dicho dispositivo tiene la particularidad de ser en su totalidad integrantes de una residencia PRIM2. Las especialidades que integran la Consejería son: Medicina General, Psicología y Trabajo Social. En términos históricos las Consejerías son dispositivos novedosos y no explorados en su totalidad dentro del sistema de salud, generando dilemas y desafíos en la práctica de los efectores. Palabras Clave: Género- Aborto- Salud Pública

Aspectos teórico- metodológicos Acerca de género, maternidad y derechos sexuales y (no) reproductivos3 El género es según Marta Lamas (2007) “el conjunto de creencias, prescripciones y atribuciones que se construyen socialmente tomando a la diferencia sexual como base.” Agrega la antropóloga mexicana que esta construcción social funciona como una especie de "filtro" cultural con el cual se interpreta al mundo. En esta línea, proponemos pensar con Marcela Nari la maternidad desde una concepción política, y es en las primeras décadas del siglo XX que en nuestro país cobran mayor visibilidad 1

Lic. en Trabajo Social, UNICEN. Residente de Trabajo Social de 2do año, PRIM Lanús.

florjl87@gmail.com 2

El Programa de Residencias Integradas Multidisciplinarias funciona en esta sede de región VI con

asiento en el Primer Nivel de Atención. Cuenta con Residencias de: Enfermería comunitaria, Medicina General,

Psicología,

Psiquiatría

y

Trabajo

Social.

Para

más

información:

http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/regionsanitaria6/# 3

Categoría abordada por Josefina Brown en su Tesis de Maestría (2007): “Ciudadanía de mujeres en

Argentina. Los derechos (no) reproductivos y sexuales como bisagra, lo público y lo privado puesto en cuestión”


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los esfuerzos estatales para consolidar la idea del “binomio madre- hijo”. Las políticas sociales en general, y las del campo de la salud en particular normatizan y “normalizan” imponiendo una concepción médico hegemónica para legitimar el lugar del médico “en el acceso científico a los cuerpos de las mujeres” (Nari, 2004: 172) Entender la sexualidad y la (no) reproducción4 en clave de derechos supone correrlas del plano de lo natural o privado o religioso en que muchas veces son colocadas, para propiciar, en palabras de Ortiz Ortega el desarrollo humano, el bienestar y el ejercicio pleno de la ciudadanía, libre de coerciones o imposiciones hacia quienes han sido excluidos del acceso a las libertades civiles y políticas porque sus prácticas sexuales o reproductivas escapan de la permisividad social definida en los códigos civiles, que aún guardan una estrecha cercanía con las enseñanzas religiosas. (Ortiz Ortega, 2004: 601) Es decir, entender los derechos sexuales como Derechos Humanos significa superar la lógica de los mecanismos legales que rigen el ejercicio de la ciudadanía (Brown, 2007) para poder reflexionar políticamente sobre el reconocimiento mutuo entre las personas y la relación que establecen con el Estado y sus instituciones. Luego de un recorrido histórico, que reivindica la lucha de los movimientos feministas en la conquista de derechos, Josefina Brown (2007) señala que en el término “Derechos reproductivos” convergen dos puntos disímiles: tanto la demanda feminista, en países como Inglaterra y Francia en los setenta, por el control del propio cuerpo, la capacidad reproductiva de las mujeres y aborto seguro; como la resistencias a las políticas coercitivas antinatalistas en los países periféricos (Brown, 2007: 183). Los organismos internacionales toman la noción de derechos reproductivos que se traducirán luego en políticas y programas nacionales En nuestro país, la Ley Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (2002) dio origen al Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (2003), el cual tiene como objetivos: a) Alcanzar para la población el nivel más elevado de salud sexual y procreación responsable con el fin de que pueda adoptar decisiones libres de discriminación, coacciones o violencia; b) Disminuir la morbimortalidad maternoinfantil; c) Prevenir embarazos no deseados; d) Promover la salud sexual de los adolescentes; e) Contribuir a la prevención y detección precoz de enfermedades de transmisión sexual, de VIH/sida y patologías genitales y mamarias; f) Garantizar a toda la población el acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones de 4

La perspectiva de Josefina Brown, “derechos (no) reproductivos y sexuales” supone tres aspectos: “1) seguridad en la reproducción y los eventos relacionados con ella; 2) anticoncepción y aborto, los aspectos de la opción no reproductiva; 3) el libre ejercicio de la sexualidad” ( Brown: 2007: 185).


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servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable; g) Potenciar la participación femenina en la toma de decisiones relativas a su salud sexual y procreación responsable. Estos objetivos orientaran los proyectos y programas enmarcados en la ley a nivel nacional, tal es el caso de las Consejerías Integrales, entre ellas las de pre y post aborto, cuyo sentido es que las mujeres accedan de manera gratuita a información confiable, en un clima de amabilidad y confidencialidad para la toma de decisiones autónomas. Argentina cuenta con una serie de leyes sancionadas recientemente, además de la ya mencionada, que apuntan a la promoción y a la garantía de los “derechos sexuales y reproductivos”: Ley Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (Ley 25.673; año 2002), la Ley de Anticoncepción Quirúrgica (Ley 26. 130; año 2006), la Ley de Educación Sexual (Ley 26.150; año 2006) y la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (Ley 26. 485; año 2009). Además las normativas de aplicabilidad: la “Guía para el mejoramiento de la atención postaborto” (2004) y la Guía para la Atención Integral de los Abortos No Punibles (2007), actualizada en 2010, las Consejerías Integrales de salud sexual, entre ellas las Consejerías pre y post aborto, pertenecientes al Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. El aborto inseguro o provocado en condiciones de riesgo es un problema de salud pública, definido por la Organización Mundial de la Salud como un procedimiento que tiene por objetivo interrumpir el embarazo no planeado. Es realizado por personas sin la capacitación necesaria, en un entorno que no se ajusta a los estándares médicos mínimos, o ambas circunstancias cuando estas coinciden (OMS, 2003). En nuestro país la práctica del aborto está restringida legalmente y es penada por la ley, excepto cuando, y con el consentimiento de la mujer: se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida de la mujer y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la salud de la mujer y si este peligro no puede ser evitado por otros; si el embarazo proviene de una violación o si el embarazo proviene de “un atentado al pudor sobre mujer idiota o demente” (del artículo 86, Código Penal de la Nación). Penalizar la práctica del aborto no disuade a las mujeres de abortar, sino que lo vuelve inseguro y peligroso. De hecho se calcula que hay en el país entre 460.000 y 500.000 abortos al año, llegando a hospitalizarse alrededor de 80.000 mujeres con abortos incompletos o complicaciones por abortos, donde corren riesgo de vida las


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mujeres más pobres que tienen poco acceso o directamente no tienen acceso a los servicios de salud5. Cuando las mujeres sufren complicaciones post- aborto, como hemorragias, infecciones o perforación de órganos y acuden a los servicios de salud, se desencadenan generalmente hechos que aumentan su situación de vulnerabilidad, violan el derecho a la dignidad, a la vida privada, a la intimidad, a la salud, a la información, entre otros. Creemos que lo anterior es producto de la condición de ilegalidad, de penalización, de clandestinidad y de los prejuicios sobre esta práctica; además del temor a la denuncia, del maltrato y la estigmatización de la mujer que decide abortar. Las instituciones producen y reproducen prácticas que colocan a las/os usuarias/os en determinados lugares, facilitando la accesibilidad al derecho de atención u obstaculizándolo, condicionando así la accesibilidad real y la calidad del servicio. A modo general compartimos la perspectiva de Rojas Soriano (1999) del proceso salud- enfermedad para interpretar la problemática del aborto inseguro o realizado en condiciones de riesgo, entendiendo que se presenta de una manera concreta “en individuos y grupos con determinadas características socioeconómicas y culturales, producto de sus condiciones reales de trabajo y de vida” (Rojas Soriano, 1999: 13) Rojas Soriano nombra tres niveles de comprensión del proceso salud- enfermedad, niveles que van de menor a mayor complejidad. En el primer nivel, “la enfermedad se presenta en un organismo determinado y para resolver el problema de salud que lo afecta se requiere el concurso de la medicina y ciencias afines (biología, bacteriología)” (Ibíd.: 14) Desde un segundo nivel “el individuo ya no se concibe en forma aislada sino como parte de una comunidad que tiene ciertas características socioeconómicas y culturales y está expuesto a determinados riesgos de enfermedad” (Ibíd.: 16). Se podría decir que éste enfoque multicausal adopta un nivel de comprensión que considera variables sociales sin alcanzar, según Rojas Soriano, una comprensión profunda del verdadero significado de lo social. Dando un salto cualitativo, el tercer nivel busca conocer las causas fundamentales de la enfermedad, la esperanza de vida y la muerte, y del acceso real a los servicios médicos en los seres humanos, no vistos en forma abstracta sino como seres históricos que pertenecen a grupos sociales que trabajan y viven de determinada manera, resultado de la forma en que se estructura y organiza la sociedad para producir y reproducirse (Ibíd.: 17) 5

FUENTE: http://www.abortolegal.com.ar/?p=2088


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Creemos que el aborto como problemática de salud pública, no afecta de la misma manera a mujeres de sectores populares que a mujeres de otros sectores socioeconómicos6. Sobre la Modalidad de reducción de riesgos y daños, las consejerías pre y post aborto. La Modalidad de Reducción de Riesgos y Daños es una estrategia para disminuir las muertes causadas por abortos inseguros. En el contexto de ilegalidad y penalización de esta práctica, se implementan en nuestro país desde hace algunos años Consejerías pre y post aborto que brindan información a mujeres en un marco de confidencialidad y con el objetivo de construir prácticas autónomas. Una de las primeras experiencias data del año 2007 en el Servicio de Adolescencia del Hospital Argerich, referenciada a su vez en la experiencia uruguaya encabezada por Iniciativas Sanitarias en el año 2001. Otros ejemplos que emplean esta modalidad de atención son algunos CAPS del Municipio de Morón, Centro de Salud 10 de José León Suarez Partido de San Martin, equipo de salud comunitaria del Hospital José Ingenieros en La Plata, la Línea “Más información menos riesgo”, entre otros. En la Unidad Sanitaria 1ro de Mayo la Consejería se conformó en diciembre de 2012 luego de debates al interior del equipo de residencia y también con el Director de la Unidad Sanitaria. El grupo de efectores realizó una capacitación a cargo del Coordinador de Salud Sexual de la Región Sanitaria correspondiente. En un principio el equipo interdisciplinario estuvo integrado también por efectores de planta (una Médica Obstetra y una Lic. en Psicología), pero actualmente está conformado por residentes, de Medicina General, Psicología y Trabajo Social. Los profesionales elaboraron un protocolo de actuación para todos los efectores y administrativos de la sala y diseñaron también una guía de entrevista, a modo de Historia Clínica (confidencial), para registrar datos que permitan realizar una estadística para el análisis de situación. El dispositivo no tiene un espacio físico definido dentro de la Unidad Sanitaria, pero la mayoría de las entrevistas así como las reuniones semanales de equipo se realizan en los consultorios de Trabajo Social o Medicina General. La intervención se estructura en una primera consulta; en este momento se entrevista y escucha a la mujer, su motivo de consulta; presentan el dispositivo y sus objetivos, el porqué de la intervención interdisciplinaria, además la situación del aborto en Argentina, y las políticas que legitiman la demanda de la mujer y la existencia de las Consejerías. 6

Entendiendo por sectores populares a la “clase- que- vive- del- trabajo” (Antunes, 2009: 13)


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En caso de que decida interrumpir la gesta, el proceso de atención se estructura en dos momentos: entrevista pre aborto y entrevista post aborto. En las entrevistas preaborto preguntan si quiere entrar acompañada, se la recibe y escucha, explican el encuadre de trabajo del equipo. Indagan sobre la situación particular de la mujer, en relación a las dudas, inquietudes o no que ella tenga. Es decir, cada situación particular configura la primera entrevista. Durante la misma, el equipo interviniente evaluará indicadores de riesgo social, psicológico y/o médico. Si se considera pertinente realizarán la articulación con el segundo nivel de atención. Parte de la intervención en la Consejería es realizar una anamnesis ginecoobstétrica, para conocer el estado de salud más general, descartando factores de riesgo para uso de misoprostol. Solicitan ecografía para determinar edad gestacional y viabilidad de la gesta y evalúan si la situación encuadra en los términos de un aborto no punible. El equipo profesional que interviene también socializa al momento de la consulta información sobre riesgos y daños producidos por ciertas prácticas no seguras, y brindan información veraz, validada científicamente y de dominio público acerca del uso obstétrico del misoprostol. Por otra parte anticipan a la mujer acerca de los síntomas y signos esperables así como las pautas de alarma y conductas a seguir. Los datos y el relato de la entrevista se registran en el instrumento elaborado por el equipo. En la entrevista post- aborto realizan anamnesis y examen físico, nuevamente ecografía para evaluar restos embrionarios, si el aborto es incompleto se realiza articulación con el 2° Nivel. En la entrevista post se orienta sobre métodos anticonceptivos, identificando las necesidades y deseos de las usuarias. En la actualidad los profesionales se encuentran en un fuerte debate al interior y con otras Consejerías de la provincia en torno a la “objeción de conciencia” manifestada por profesionales médicos en algunos hospitales. Discuten diferentes estrategias para que esa “opción” personal no sea un motivo más en la restricción al derecho, exponiendo a las mujeres a mayores riesgos. Lo anterior hace de marco de referencia para empezar a pensar la Intervención del Trabajo Social en el marco de la Consejería. Como disciplina dentro de las Ciencias Sociales, según Marilda Iamamoto contempla tres dimensiones indisolubles: una dimensión teórica metodológica, la cual supone una concepción de mundo, de hombre y de sociedad desde donde se analiza y lee la realidad, fundamentando el ejercicio profesional; una operativa instrumental, que hace referencia a instrumentos y técnicas de los que los profesionales se valen en su ejercicio profesional, y que operativizan los fundamentos teórico-metodológicos y una ética política, la cual refiere a todos aquellos


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valores que guían y orientan la intervención profesional con una dirección social explícita. Esas dimensiones se utilizaron para analizar los testimonios de las Trabajadoras Sociales que integran la Consejería. El interés en conocer y comprender las percepciones y las prácticas profesionales en las Consejerías resulta de la heterogeneidad de posicionamientos y juicios de valor, respecto al aborto inducido y a las mujeres que deciden abortar, que estos espacios generan; conformando a su vez la dinámica de funcionamiento en los dispositivos. Opté por Grupo Focal como técnica cualitativa apropiada. La misma fue llevada a cabo con trabajadoras sociales, residentes de distintos niveles (1, 2 y 3) y jefa de residentes. La técnica permite explorar el área de interés, así como formular hipótesis de trabajo para avanzar en el conocimiento de la temática.

Análisis El grupo se conformó con seis integrantes: Lic. Silvina Arbillaga (UBA, 2009), Lic. Agustina Amiconi (UNLP, 2009), Lic. Sabrina Alzamendi (UNLaM, 2011), Lic. Carolina Portel (UNLP, 2012), Lic. Ana Laura Moirón (ULZ, 2007) y Lic. Andrea Ponti (UBA, 2005). Cada una con un recorrido diferente en cuanto a experiencias laborales y de participación previas, desde Dirección de Niñez de CABA, Área de Tierras y Planificación, adicciones, sin experiencia laboral, participación en movimientos sociales u organizaciones de la sociedad civil. Las profesionales eran residentes de diferentes niveles, eso condicionó el momento en que se incorporaron y el tiempo que permanecieron en el dispositivo; había trayectorias de participación desde el comienzo así como trayectorias más cortas, de hace pocos meses. La inserción se da siempre con un referente de la misma disciplina o de otra (Medicina General o Psicología) para acompañar la instancia de aprendizaje. Además es importante aclarar que es optativa la rotación por el mismo, lo cual da un margen de elección personal. Es decir, que la perspectiva político- ideológica del profesional en este dispositivo es una de las determinaciones que hacen al mismo. Al preguntar a las profesionales cómo creían ellas que operativizaban su intervención desde una perspectiva de género, dijeron que en principio reflexionan y cuestionan la maternidad como destino único del rol de la mujer; a lo que agregaron que contextualizan cada caso en una realidad más amplia y compleja, que incluye nivel de escolarización alcanzado, condiciones laborales, si tiene hijos o algún familiar a cargo. Es decir, analizan el rol de cada usuaria como mujer en un tejido social más amplio, es decir el rol que ella tiene y/o asume en la dinámica familiar, si tiene pareja o


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no y cómo es ese vínculo; si tiene hijos o no y si es la única responsable en el cuidado de aquellos. Además indagan por ejemplo, si pudo hablar con alguien cercano sobre el embarazo no deseado, “si tiene sostén de alguna amiga, amigo, un familiar o alguna vecina…” En palabras de una de las profesionales, tienen presente el “contexto familiar, socio- económico, sistema de salud, accesibilidad real a derechos” (Lic. Moirón). A la hora del abordaje interdisciplinario identificaron una serie de tensiones o diferencias, necesarias y positivas desde el punto de vista de las informantes. Es decir, diferencias que remiten a la formación de cada especialidad, pero que son desandadas, y discutidas en las reuniones de equipo. “Las tensiones son buenas, en el sentido de que tienen que ver con todo el bagaje ideológico y teórico que tiene cada disciplina… hacen que podamos plantearnos todo” (Lic. Arbillaga). Lic. Portel agrega que la tensión que atraviesa el espacio tendría que ver con la temática en sí, “pensar el aborto en el contexto actual genera de antemano cuestiones que no remiten necesariamente con lo interdisciplinar.” Expresaron que por ejemplo, en una situación donde un psicólogo/a pone el foco en el “padecimiento subjetivo, el Trabajo Social se detendría en la vulneración de los derechos, en la red de contención familiar” (Lic. Moirón), “en los atravesamientos que trae el ser madres o no, el decidir estar en ese espacio…” (Lic. Amiconi). Analizándolo, vemos que la vulneración a derechos (acceso real o no al sistema de salud y calidad de atención, condiciones de trabajo, condiciones materiales de vida: vivienda, alimentación, educación, recreación) es algo que atraviesa e interpela a todos y todas los efectores, así como el “padecimiento subjetivo” (más ligado en el relato de las informantes a lo emocional); pero lo que ellas transmiten es que al momento de diseñar la estrategia de intervención de un caso, las trabajadoras sociales aportarán una lectura desde las condiciones materiales de vida (determinación material de la vida), mientras que el psicólogo se centrará seguramente en lo que siente, refiere emocionalmente la usuaria. Lo anterior no quiere decir que se detienen en esa fragmentación de lo real, sino que por el contrario, reflexionan y elaboran un objeto de intervención que da cuenta de las múltiples de terminaciones, para diseñar una línea de acción. El espacio tiene una lógica de intervención que aspira al respeto, a la accesibilidad real y la no vulneración de los Derechos Humanos, atendiendo a su indivisibilidad y considerando la muerte de mujeres a causa de abortos inseguros así como los múltiples maltratos sufridos en instituciones de salud, una vulneración a dichos derechos.


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Las informantes coincidieron en que un aporte operativo del Trabajo Social al dispositivo en el momento de su constitución, fueron las herramientas de planificación, con esto me refiero a pensar un marco teórico para redactar el proyecto, el planteo de los objetivos, pensar los recursos disponibles, así como la redacción del protocolo; aunque vale aclarar que son todos documentos construidos con el equipo interdisciplinario. Una de ellas expresó que por ser un espacio con poca trayectoria dentro de la Unidad Sanitaria, atravesó y seguirá atravesando diferentes etapas; con esto hace referencia a la etapa de constitución del equipo, las discusiones por diferentes posicionamientos político- ideológicos con los profesionales de planta que en un comienzo integraron el grupo. Otro momento fue la instalación de la temática al interior de la Unidad Sanitaria, cómo nombrar al dispositivo en la cartelería hasta que se decidió “llamarla por su nombre”: Consejería pre y post aborto. Una de las informantes recuerda que pensaron en hacer referencia a “un espacio para mujeres con embarazos no deseados”, hasta que finalmente se decide hablar de aborto. Ellas recuperaron como algo valioso el lugar que se ganó el dispositivo entre los administrativos y promotores de salud en la Unidad Sanitaria, ya que son ellos quienes orientan a las mujeres que consultan hacia qué consultorio dirigirse, a qué profesionales consultar, los horarios y días de atención, etc. Los modos en que se recibe a la mujer en el sistema de salud, el trato que se le da en la atención, la información que se brinda, da cuenta del reconocimiento de sus derechos, avanzando en la desestigmatización la práctica y esto es fundamental si pensamos en los objetivos del espacio, mencionados más arriba. Pensando en el rol del Trabajo Social específicamente, una de ellas relató que al principio le “costó” pensarse como trabajadora social allí: “qué decíamos nosotras y qué tenía que decir el médico o el psicólogo. Ahora con la experiencia y con una supervisión externa me parece que es un equipo, no hay que pensarlo como trabajadoras sociales y médicos generalistas, sino que trabajamos en equipo sin focalizarnos si somos de tal disciplina o qué…” (Lic. Arbillaga). Diferencia que apunta según la informante a que hay una cierta disolución del rol y cobra mayor preponderancia la dupla interdisciplinar que la especificidad. ¿Eso significa que no esté? Cuando hablamos de especificidad en el artículo hacemos referencia a los saberes, conocimientos y técnicas adquiridos en la formación de grado. Los y las profesionales que conforman la Consejería problematizan qué palabra o categorías se utilizan durante la entrevista, porqué las utilizarían y porqué no; es decir qué modelos de mujer, de varón, de familia, de sexualidad reflejan dichas categorías.


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“Implica pensar cada palabra que vas a usar, los tiempos… al principio pensábamos, no digamos “mamá” o no digamos “bebe” o “ilegal.” Metodológicamente, los y las profesionales valoran y priorizan las reuniones semanales de equipo para habilitar el debate y pensar la propia práctica. Este aspecto marcó la modalidad de trabajo desde el comienzo, cuando se pensaba el propósito de la Consejería en la Unidad Sanitaria, cuáles eran los objetivos (políticos). Es decir, conciben su intervención como acción fundamentada en determinados valores: el respeto (que hace a la construcción de autonomía y libertad) de la mujer que consulta, hacia la decisión que tomó o desea tomar, responsabilidad y compromiso. No obstante, dichos valores no son pensados de manera abstracta, sino que son pensados a partir de una determinada materialidad que garantice su concreción. Notablemente este espacio a diferencia de otros dentro de la Unidad Sanitaria coloca a los sujetos en instancias que demandan la explicitación de sus posicionamientos ético- políticos coherentes a su accionar. “…implica un posicionamiento, que tiene que ver con lo que es el aborto en Argentina, con el espacio que estas brindando a una mujer o a una pareja o grupo familiar, que está atravesando una situación en la que no había puertas abiertas en las instituciones de salud, para mí la consejería por eso es distinto y te paras distinto” (Lic. Amiconi) Una de las profesionales introdujo la cuestión de la legitimidad; el posicionarse en un espacio legítimo sobre algo que en el discurso social es ilegítimo era “muy complejo”. Consideramos que dicha categoría permite avanzar en el debate sobre aborto y correrse de la clausura que genera la dicotomía legal- ilegal. La población usuaria del servicio fue caracterizada como “heterogénea”. Expresaron que circulaba una idea previa acerca de cómo sería la población que se acercaría: “mujeres muy jóvenes, o sin hijos, con pocos recursos”. Si bien en su mayoría son mujeres de sectores populares, también concurren mujeres de otros sectores socioeconómicos; solas, acompañadas por su pareja, amigas, amigos o acompañados por sus madres. Algo que sorprendió a las entrevistadas es la cantidad de saberes con que se acercan las mujeres. “Vienen a la consejería con mucha información que circula, que leyeron. El método de las pastillas está bastante visible, bastante hablado y no solo de internet, sino que siempre hay una vecina, una amiga…”. También se han identificado situaciones de mucha “precariedad, falta de controles de salud o con problemáticas de salud complicadas”, habilitando la alternativa del


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aborto no punible (ANP) a través de la Causal salud.7 Señalaron como nudo problemático el acceso de las mujeres a la medicación (misoprostol). En palabras de Lic. Ponti: “la medicación es un punto central, como cuestiones que tienen que ver con avanzar en el ANP, como desafíos al interior de la consejería, lo de la medicación tiene más que ver con pelear para que el aborto realmente sea legal, ya que visto desde la lógica de la consejería, es una limitación concreta (…) y convierte a la misma, en un paliativo” Uno de los tópicos propuestos en el desarrollo del grupo focal, fue la dimensión técnico- operativa del Trabajo Social en la Consejería pre y post aborto. Para operacionalizar dicha dimensión, quien coordina pregunta si ellas identifican herramientas que haya aportado su formación de grado y que utilicen en su intervención cotidiana en el espacio en cuestión. Las informantes recuperan de su trayectoria académica la formación en torno al uso de herramientas operativas, algunas ya mencionadas: construcción de proyectos, planificación estratégica, utilización y diseño de entrevistas y/ o encuestas, sistematización. Así como en un plano más abstracto (aunque lo anterior también lo suponga) un bagaje teórico en torno al contexto histórico social necesario para situar y comprender la actualidad de los sectores populares. Todas marcaron un déficits en cuanto a perspectiva de género como eje transversal a la curricula académica, así como instancias de discusión sobre aborto específicamente y señalaron que fue en espacios educativos no formales donde pudieron debatir sobre esos temas, actividades organizadas por centros de estudiantes, agrupaciones estudiantiles u organizaciones sociales. “ese tipo de formación específica no la obtuve dentro de mi formación de grado, pero sí (…) en la ONG donde laburé. (...) los movimientos sociales, de mujeres y distintas organizaciones han dado un paso al frente respecto al tema y creo que nutren mucho la práctica el poder vincularnos con ellos” (Lic. Alzamendi) No obstante observan un movimiento de cambio en la oferta de seminarios por parte de los espacios académicos en torno a la temática de géneros y aborto, cada vez más instaladas. Reivindican el rol de los movimientos sociales en la lucha por los

7

“La causal salud es uno de los supuestos de permisión legal para la interrupción del embarazo consagrados en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. Se refiere a la posibilidad de la interrupción del embarazo cuando éste pone en riesgo la salud de la mujer. (…) Desde una perspectiva integral de salud que incluye tres dimensiones: física, mental y social, el riesgo para la salud no se acaba con el riesgo de morir, sino que en aras de una interpretación integral (…) se debe dirigir a evitar la consolidación de la enfermedad, y a detectar los factores de vulnerabilidad que pueden presentarse durante cualquier etapa de la gestación (…) Evitar el riesgo implica también la preservación del bienestar” ( Causal Salud, 2008:16


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derechos de las mujeres y en su ya larga trayectoria de Consejerías de aborto con pastillas.

Consideraciones finales A lo largo del artículo se exploró cómo es la intervención de trabajadoras sociales dentro de un equipo interdisciplinario en el área de salud. Las estrategias desarrolladas las interpela constantemente, en el orden de lo político, lo ético y lo disciplinar. La naturaleza de la modalidad de Reducción de Riesgos y Daños resulta ambigua, por un lado es un avance en el reconocimiento de los derechos porque habilita espacios como las Consejerías. En el caso analizado, conquistando progresivamente un lugar legítimo al interior de la Unidad Sanitaria. Pero al mismo tiempo ésta modalidad, según lo expresaron las profesionales, encuentra límites en el ejercicio real de los derechos. Entonces, la vulneración de éstos no es solo de tipo material (dinero para comprar las pastillas, realización de ecografía, dinero para transporte, riesgo de perder empleo) sino que, recuperando las voces de las entrevistadas, es también del orden de lo simbólico y con esto digo que se vulneran derechos cuando una mujer es víctima del maltrato institucional y es expuesta a serios riesgos de salud, por actitudes de diferentes efectores (tratos despectivos, discriminatorios, o negación a la atención) El núcleo duro de la práctica de éste equipo de profesionales es el reconocimiento de los derechos (no) reproductivos y sexuales de las mujeres en el marco del respeto de los Derechos Humanos. Desde esa perspectiva en común, es que según las profesionales, cada una de las disciplinas entiende su intervención en la Consejería pre y post- aborto. Las dimensiones propuestas por M. Iamamoto fueron utilizadas en el desarrollo del trabajo para analizar el Grupo Focal; sus perspectivas ético- políticas (asumidas explícitamente) interpelan intervenciones donde muchas veces “prima la opinión personal y moralizadora que socava el ejercicio de la autonomía que todas deberíamos tener como mujeres y ciudadanas” (Lic. Alzamendi) Se identificaron herramientas técnico- operativas (llamadas por las informantes “caja de saberes y herramientas”) que no siendo exclusivas de la disciplina fueron un importante aporte del Trabajo Social. Finalmente categorías teóricas que permiten contextualizar, leer y comprender la situación singular en un todo más amplio, recuperando la dimensión social de la problemática, contra prácticas que individualizan y culpabiliza al sujeto, las usuarias en este caso.


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Reflexionando constantemente la práctica (crítica) persiguen institucionalizar modos de intervención con horizontes emancipatorios, concretamente: construir autonomía, respetando la decisión de la mujer y construyendo alternativas cuando esa autonomía esta coartada. Las luchas al interior del colectivo profesional, por romper con tradiciones tutelares y conservadoras (vinculadas al origen del Trabajo Social en la división del trabajo) son históricas. La inserción de las profesionales en la “Consejería pre y post aborto” como campo de intervención en construcción es, siguiendo a M. Iamamoto (2001: 191), una forma

“de

aprehender

las

demandas

potenciales

gestadas

históricamente,

contribuyendo así a recrear el perfil profesional del Asistente Social8, indicando y anticipando perspectivas, a nivel de elaboración teórica, de la investigación o de la intervención profesional” La práctica del Trabajo Social en este dispositivo está condicionada por los desafíos propios de un nuevo campo de intervención y los desafíos de un abordaje interdisciplinar, en el sentido que lo plantea Stolkiner al decir que los problemas se presentan como demandas complejas y difusas y no como objetos, dando lugar a intervenciones con cuerpos conceptuales diversos. El trabajo mostró un primer acercamiento para la comprensión de las prácticas profesionales en el marco de funcionamiento de la Consejería pre y post aborto en la Unidad Sanitaria 1ro de Mayo, Lanús este. Por ser de tipo exploratorio permitió pensar varias aristas para avanzar en la construcción del campo, una de ellas será conocer las voces de las demás disciplinas, sobre el Trabajo Social (demandas a la profesión) y sobre su propia práctica disciplinar en una Consejería pre y post aborto.

Bibliografía BROWN, J. (2007) Ciudadanía de mujeres en Argentina. Los derechos (no) reproductivos y sexuales como bisagra, lo público y lo privado puesto en cuestión (Tesis de Maestría) Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Argentina. FERNÁNDEZ SOTO, S. y Tripiana, J. (Org.).(2009). Políticas sociales, trabajo y trabajadores en el capitalismo actual. Aportes teóricos y empíricos para una estrategia de emancipación. Buenos Aires: Espacio

8 El Trabajo Social como profesión es nominado de ésta manera en Brasil, de donde es originaria la autora


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