XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
Eje temático: Intervención profesional, contextos, escenarios y estrategias metodológicas
El ABORDAJE DE REDES ANTE LAS VULNERACIONES DE DERECHOS SOBRE NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES Gálvez, Malena1 Piccone, María Clara2 Tallarico, Silvina Luján3
Resumen: Cómo actuar desde el Trabajo Social con la modalidad de redes entre los diversos espacios públicos, privados, comunitarios y familiares para el abordaje de las complejas situaciones de vulneración de derechos en niños, niñas y jóvenes en el ámbito de una Dirección de Niñez y Adolescencia Municipal.
El presente trabajo, si bien se apoya en experiencias prácticas de actuación profesional de un equipo interdisciplinario conformado por Trabajadores/as Sociales, Psicólogos/as, Operadoras Sociales y Abogadas en el ámbito de una Dirección de Niñez y Adolescencia Municipal, es principalmente una reflexión sobre las intervenciones efectuadas y un posible camino a seguir en la búsqueda de un abordaje integral, que brinde respuestas más efectivas y eficientes ante las diversas y complejas situaciones de vulneración de derechos a las que se ven expuestos los niños, niñas y jóvenes, teniendo en consideración sus múltiples atravesamientos sociales, económicos y culturales. Antes de continuar, es importante señalar qué entendemos por juventud. De acuerdo a P. Burdieu (1984: 120), “…la juventud y la vejez no están dadas, sino que se construyen socialmente en la lucha entre jóvenes y viejos. Las relaciones entre la edad social y la edad biológica son muy complejas (…), la edad es un dato biológico
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Lic. en Trabajo Social recibida en la UNLaM. Integrante del Equipo Técnico Interdisciplinario de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Municipio de Ituzaingó. Dirección de e-mail: malena.galvez07@gmail.com 2 Lic. en Trabajo Social recibida en UBA. Integrante del Equipo Técnico Interdisciplinario de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Municipio de Ituzaingó. Dirección de e-mail: mclarita82@yahoo.com.ar 3 Lic. en Trabajo Social recibida en la UNLaM. Integrante del Equipo Técnico Interdisciplinario de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Municipio de Ituzaingó. Dirección de e-mail: silvinalujan00@gmail.com
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socialmente manipulado y manipulable; muestra que el hecho de hablar de los jóvenes como de una unidad social, de un grupo constituido, que posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente”. Cabe destacar que esto también se aplica a las múltiples experiencias de niñez que pueden existir, y que significa desmitificar el supuesto de que ambas podrían ser categorías que señalen grupos homogéneos con iguales vivencias, comportamientos, expectativas, etc. Sin embargo, y teniendo esto en consideración al abordar las problemáticas mencionadas, el marco regulatorio es claro en establecer como población destinataria la comprendida hasta los 18 años de edad. Dicha regulación se enmarca en la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, la cual ha implicado una modificación ideológica. Esta ley, en su artículo primero, dispone que velará por la protección integral de los derechos de los niños, niñas y jóvenes, garantizando el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de sus derechos, que serán reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales a los que el Estado Nación adhiera. A partir de su sanción, uno de los cambios mas significativos fue el de impulsar acciones concretas fundamentalmente relacionadas con la revisión de las prácticas. Se produce una innovación en la forma de actuación del Estado frente al área de niñez y juventud, en relación a políticas, servicios y programas, como así también en relación a funciones, responsabilidades y vínculos entre los distintos actores estatales y las organizaciones sociales para garantizar el
bienestar y la protección de los
derechos. Las nuevas actuaciones se encuentran orientadas a una nueva modalidad de trabajo, tales como el agotamiento de las medidas de protección antes de efectuar una medida excepcional, en el trabajo interdisciplinario, y en la importancia en la escucha a los sujetos y familias a fin de brindar un espacio propicio para la expresión de sus deseos y necesidades. Asimismo, los equipos de trabajo deben acompañarlos en la construcción de un proyecto de vida, dando lugar al posible padecimiento y trabajando desde la singularidad de la situación y la articulación en red con otras instituciones, haciendo fuerte hincapié en la corresponsabilidad de todas ellas. Con el nuevo paradigma, se concibe a la niñez y juventud sobre la base de la noción de ciudadano y sujeto de derechos, con saberes y experiencias propias, las cuales deben ser incorporadas como variable fundamental en la práctica profesional, tanto al momento de identificar las problemáticas sentidas, como al establecer posibles estrategias para la restitución en el ejercicio de derechos. O sea que, a partir de que los sujetos puedan identificar sus problemáticas sentidas y puedan definir sus
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demandas e intereses, es que resulta posible que se involucren como protagonistas del proceso de resolución de las mismas. De esta forma, no sólo son considerados destinatarios de la actuación profesional, sino que se constituyen en sujetos activos que contribuyen a conocer y transformar su propia realidad. Para esto, y de acuerdo con Mallardi (2013: 12), es necesario “… identificar las visiones que el sujeto tiene de la situación que interpela su cotidiano, cómo la explica, cuáles son las causas que considera relevantes, es decir, en síntesis, el grado de problematización o naturalización que vincula su situación a una cuestión de derechos vulnerados o cuestiones fortuitas, respectivamente”. La ley incorpora al joven como actor social protagonista de su propio devenir, en contraposición a la construcción del mismo como menor postulado por la Ley 10903, conocida también como Ley Agote o Ley de Patronato. Frente a esta problemática, el Estado intervenía a través de un conjunto de políticas estatales atravesadas por el paradigma de la situación irregular que considera al niño o joven como objeto de tutela. Asimismo, siguiendo a Fernández (2010: 18), la autora plantea que con la anterior regulación, “ante la ausencia de una normal socialización, el Estado tiene la posibilidad de intervenir aun cuando no exista delito, a través de una acción punitiva como es la privación de libertad bajo la denominación de tutela. Es decir, que el Estado cumpliría la función de padre”. De esta manera, el Estado se hacía presente cuando consideraba al menor como un peligro para sí o para los demás, aplicando para tal caso el control social, por intermedio de la institucionalización y judicialización de la pobreza, partiendo del supuesto de que quienes provenían de hogares con familias en condición de inmigrantes y con una situación socioeconómica vulnerable, serian propensos a tal realidad. Este paradigma de protección del menor, mediante mecanismos de tutela, llevaba a cabo acciones tendientes a reeducar o resocializar a cada persona menor de edad seleccionada por la dependencia judicial, separándola de su medio familiar y comunitario, considerando que éste contribuiría a su desviada formación y evitando que se convierta en un futuro delincuente adulto. En cambio, para el nuevo paradigma, la familia, la sociedad y el Estado son corresponsables de la atención, el cuidado y la protección de los niños, niñas y jóvenes, y de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos. Por otro lado, y teniendo en consideración que en el abordaje de las problemáticas de niñez y juventud, las familias se constituyen en actores fundamentales de la actuación, resulta relevante establecer cómo las entendemos desde la institución de trabajo. Elizabeth Jelin (2005: 5) la define como una “institución social anclada en necesidades
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humanas universales de base biológica: la sexualidad, la reproducción y la subsistencia cotidiana. Es una organización social, un microcosmos de relaciones de producción, reproducción y distribución, la cual posee su propia estructura de poder y fuertes componentes ideológicos y afectivos, pero donde también hay bases estructurales de conflicto y lucha”. En coincidencia con lo planteado por la autora, desde el equipo de trabajo se entiende a las diversas familias como grupos primarios que pueden brindar apoyo, cuidado y contención, más allá de los lazos biológicos, sumando como referentes significativos a todos aquellos con quienes se mantengan vínculos de afecto y protección. La Lic. Bringiotti (2005: 85), expresa en este sentido que la familia debería poder cumplir funciones básicas en relación a los niños, niñas y jóvenes: asegurar su supervivencia, su sano crecimiento y su socialización en las conductas de comunicación y diálogo, aportando un clima de afecto y apoyo sin los cuales el desarrollo integral no es posible. Al mismo tiempo, la familia también es un ámbito donde puede desarrollarse
el
ejercicio de la violencia; puede ser el marco en el cual se generen o repliquen vínculos de desigualdad, maltrato o desprotección, es decir, un lugar donde las mismas personas que tienen una función social de protección y cuidado son las que asumen un rol de castigador y vulnerador de derechos. Esta dualidad planteada convive en todas las dinámicas familiares como característica propia de los seres humanos, pero, en algunas situaciones específicas, se configurarían como vulneración de derechos. Como explica la Lic. Bringiotti (2005: 83), en la conformación de la unidad familiar se debe tener en cuenta quién ejerce la jefatura, las competencias intergeneracionales, el ejercicio del poder, los vínculos que se establecen y las situaciones conflictivas y de violencia familiar que influyen en la calidad de vida de sus miembros. Siguiendo con la Lic. Bringiotti (2005: 83), la problemática del maltrato infantil responde a una multicausalidad de factores articulados e influyentes. Estas problemáticas podemos entenderlas a partir de modelos teóricos que introducen un conjunto de variables referidas a: -
Lo individual: como ser características e historias personales de los adultos
responsables, experiencias infantiles de apoyo y afecto; modelos parentales; presencia de figuras de apego; características del niño, tales como si es deseado, aceptado, si posee alguna enfermedad o discapacidad; -
Lo familiar: haciendo hincapié en las relaciones vinculares desarrolladas por la
pareja o los adultos responsables, si está o no presente; las relaciones con los hijos; la red familiar ampliada.
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-
Lo social: refiriéndonos a las condiciones laborales y económicas, las
características de la vivienda, las presencia o no de redes de apoyo social y los vínculos comunitarios, etc.; -
Lo cultural: los estereotipos de género que se favorecen; las ideas acerca del
papel que debe desempeñar la mujer y el hombre en tanto relaciones de poder, control y castigo; la tolerancia al castigo en la educación; la concepción de la infancia y lo que necesita un niño/a o joven. En términos generales, se podría decir que cada familia tiene su matriz de funcionamiento, que es única y específica, en la cual hay un límite que aparece al momento en que se ve alterado el bienestar y aparece, entonces una posibilidad de vulneración de derechos. Cuando esto ocurre se requiere un accionar específico: El abordaje de redes se plantea como estrategia de actuación posible en instituciones públicas -espacios municipales, educativos, de salud, de justicia, etcétera- que deberán pensar nuevos roles, tareas y sentidos. En primer lugar, cabe destacar que las instituciones tienden a establecer supuestos acerca de ese otro con el cual trabajan, en términos de categorías fijas y modelos ideales, es decir, parámetros de normalidad y de comportamientos o situaciones esperables. Así, las instituciones tienden a cristalizar sus intervenciones y de esta manera se produce un desfasaje con la realidad cambiante y dinámica que impone nuevos desafíos. En este sentido, en tanto que la institución es ejecutora de políticas sociales, resulta interesante tomar en consideración también que, en coincidencia con Fleury (1999: 9) “Las políticas sociales participan en el proceso de reproducción de la sociedad, generando conocimientos, redefiniendo y creando nuevos campos disciplinarios, produciendo instituciones y modalidades de práctica profesional, reproduciendo normas que definen los límites entre el normal y el patológico.” Esta construcción activa de los agentes que trabajan en las instituciones, es necesaria y productiva para generar un proceso instituyente, pero sin dejar de lado la posición crítica de los mismos frente al Estado y su rol de protección y ampliación de los derechos de la ciudadanía. Estas políticas sociales, siguiendo a Estela Grassi (2008: 15), “tienen la capacidad de normatizar y normalizar, en tanto el Estado se constituye en actor de la producción de los problemas sociales, en la delimitación de su propia responsabilidad, en la definición de los sujetos merecedores de sus intervenciones y de las condiciones para dicho merecimiento”.
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Por otro lado, al desarrollar la actuación profesional, se debe destacar que el abordaje integral planteado en este trabajo debe considerar las siguientes variables: -Las problemáticas sociales con las que se trabaja se han construido en el tiempo en una historia previa y singular que se manifiesta luego en un determinado grupo familiar y dentro de un marco comunitario y/o institucional. Dichos antecedentes deben ser conocidos y tenidos en cuenta, y para esto el análisis del contexto y los relatos de los sujetos involucrados resultan fundamentales. - Asimismo, cabe destacar que las distintas manifestaciones conflictivas que se detectan en el trabajo diario con niños/as y jóvenes se vinculan entre sí y se enmarcan en lo que se denomina la cuestión social, la cual, de acuerdo a Marilda Iamamoto (1997: 91) “… no es otra cosa que expresiones del proceso de desarrollo de la clase obrera y de su ingreso en el escenario político de la sociedad, exigiendo su reconocimiento como clase por parte del empresariado y del Estado. Es la manifestación, en el cotidiano de la vida social, de la contradicción entre el proletariado y la burguesía, la cual pasa a exigir otros tipos de intervención, más allá de la caridad y la represión.” - Por otro lado, no se debe olvidar que las situaciones subjetivas de cada uno de los actores involucrados, en la medida en que han tenido, como ya se mencionó, un proceso de producción y que se enmarcan en un contexto social, son dinámicas y modificables. Esto quiere decir que, así como se han construido, se pueden deconstruir o transformar. - Finalmente, es fundamental señalar que tanto las actuaciones profesionales como las no profesionales, se ubican en contextos de poder. Para entender esto, resulta facilitador el concepto de campo de P. Bourdieu (1992: 70) “En términos analíticos, un campo puede ser definido como una red o una configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones están objetivamente definidas, en su existencia y en las determinaciones que imponen sobre sus ocupantes, agentes o instituciones, por su situación presente y potencial (situs) en la estructura de distribución de espacios del poder (o capital) cuya posesión ordena el acceso a ventajas específicas que están en juego en el campo, así como por su relación objetiva con otras posiciones (dominación, subordinación, homología, etcétera)”. Habiendo aclarado estas cuatro variables fundamentales para la reflexión sobre la actuación profesional ante las situaciones vulneración de derechos en la niñez y la juventud, podemos avanzar hacia posibles definiciones acerca del trabajo en red. Como explica Roverre (2010: 34) “inscribimos el concepto de redes como una herramienta relevante dentro de movimientos emancipatorios, en lucha radical contra
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el autoritarismo abierto o encubierto, en diferentes espacios: institucionales, sociales, políticos, internacionales, etcétera y contra toda imposibilidad fáctica de democratizar el saber y el poder”. Con ésto queremos decir que en oposición al abordaje jerárquico, estático y piramidal, se propone otro de características horizontales, que favorezca la circulación de información y propicie nuevas prácticas creativas consensuadas. Asimismo, y de acuerdo a lo expresado por Dabas (2001: 16), “comenzar a pensar en términos de red nos ayuda a reconstruir nuestra propia trama social dañada, a crear dispositivos que nos permitieran elaborar nuestros miedos y ayudar a los demás a hacerlo. A desalojar de nuestro cuerpo a ese extraño instalado que nos tornaba rígidos en
nuestro
accionar,
instaurando
la
desconfianza
como
modo
básico
de
relacionarnos”. Resulta evidente que las políticas neoliberales y el daño consecuente que su implementación produjo en sucesivas generaciones de nuestra población, han resquebrajado el tejido social, alcanzando
ésto en mayor o menor medida, a la
sociedad argentina en su conjunto. Un abordaje que se disponga como articulación de los diversos sectores (salud, educación, justicia, comunidad, organizaciones sociales, etcétera) no sólo resulta más eficaz y eficiente en cuanto al aprovechamiento de los siempre escasos recursos disponibles, sino que también favorece la intercomunicación y la solidaridad entre saberes y aprendizajes diversos, todos fundamentales para la resolución de una problemática compleja y dolorosa. Por lo expuesto hasta el momento, consideramos que el eje rector que orienta dicha actuación en red es la restitución del ejercicio de los derechos. Las personas nacemos con derechos los cuales son inalienables, y por tanto no pueden sernos negados ni quitados. Sin embargo, en situaciones específicas, el ejercicio de esos derechos se puede ver interrumpido u obstaculizado, siendo obligación del Estado disponer los mecanismos para que puedan volver a ejercerse de manera plena y libre. Esto quiere decir que ante cada situación problemática visualizada en un niño/a o joven, lo que se busca esclarecer es cuál o cuáles derechos se encuentran vulnerados. De la misma forma, hay que determinar qué o quiénes actúan o pueden actuar como factores protectores; así como también, qué o quiénes resultan agravantes de la situación y cuáles serían las modalidades para restituir el ejercicio de aquel derecho que no se ha podido garantizar. Teniendo en consideración lo expresado anteriormente en relación a la legislación vigente, la cual concibe a los niños, niñas y jóvenes como sujetos de derecho; entendiendo que debemos comprender las problemáticas sociales dentro del contexto en el que se producen y que son posibles de ser modificadas; comprendiendo que dichas problemáticas se encuentran atravesadas por la cuestión social; y teniendo en
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cuenta que las actuaciones tendientes a modificar las situaciones problemáticas se encuadran en un contexto de poder, es que concluimos que: El abordaje de red concibe una mirada integral de una situación de vulneración de derechos específica y subjetiva, enmarcándola en el contexto social complejo en el cual se genera – sujeto, familia, comunidad, estado- y posibilitando una acción articulada entre los diversos actores involucrados de manera simultánea pero no superpuesta; llevando a cabo acciones tendientes a empoderar al niño, niña y joven como sujeto de derechos, protagonista en su propio devenir y como un actor fundamental en la resolución de las problemáticas detectadas y sentidas. La formación integral del Trabajo Social nos brinda una herramienta fundamental para el abordaje en red, constituyéndonos como agentes promotores de cambio en el interior del equipo interdisciplinario, donde desarrollamos estrategias integrales tendientes a la restitución en el ejercicio de derechos. Atravesados por la complejidad y obstaculizadores de la tarea cotidiana, pero convencidos que es el camino a seguir para la garantía y restitución del ejercicio de los derechos de los niños, niñas y jóvenes.
Bibliografía
Bourdieu, Pierre (1984) Sociología y Cultura. México, D. F. Grijalbo-Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes.
Bourdieu, Pierre y Loic Wacquant (1992) Una invitación a la sociología
reflexiva. Siglo Veintiuno Editores.
Bringiotti, María Inés (2005) Las familias en situación de riesgo en los casos de
violencia familiar y maltrato infantil. Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil. Texto & Contexto Enfermagem.
Dabas, Elina Nora (2001) Red de redes. Las prácticas de la intervención en
redes sociales. Editorial Paidós.
Fernández, Julieta (2010) Funcionamiento Familiar y la Tendencia a la
apropiación de familia temporaria. Tesina de Licenciatura. Universidad de la Aconcagua. Facultad de Psicología.
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Fleury, Sonia (1999) Políticas Sociales y Ciudadanía en Diseño y gerencia de
políticas y programas sociales.
Banco Interamericano de Desarrollo, Instituto
Interamericano para el Desarrollo Social (INDES). ©INDES 2002.
Grassi, Estela (2008) Adolescentes en el Sistema Penal.
Iamamoto, Marilda (1997) Servicio social y división social del trabajo: La
cuestión social. San Pablo, Ed. Cortez.
Jelin, Elizabeth (2005) Las familias latinoamericanas en el marco de las
transformaciones globales: Hacia una nueva agenda de políticas públicas. En Reunión de expertos: Políticas hacia las familias, protección e inclusión sociales. CEPAL, Conicet. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires.
Mallardi, Manuel. (2013) Procesos de intervención en Trabajo Social: Aportes
para comprender su particularidad. Tandil, CEIPIL.
Roverre, Mario y otros (2010) Redes para analizar, para comprender, para
organizar… Redes”. Buenos Aires, Revista “Posibles”. Asociación Civil el Agora.
Anexo Diapositivas
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Niñez y juventud Categorías no homogéneas dado que “(..)no están dadas, sino que se construyen socialmente en la lucha (…) hablar de los jóvenes como de una unidad social, de un grupo constituido, que posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente .” (P. Bourdieu)
Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes • Artículo1: garantiza el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de sus derechos; • Políticas públicas con nuevas modalidades de actuación; • Nuevo paradigma que los concibe como ciudadanos, sujetos de derechos y actores de su devenir en contraposición a la Ley de Patronato que los ubica como objeto de intervención.
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Familia “Es una organización social, un microcosmos de relaciones de producción, reproducción y distribución, la cual posee su propia estructura de poder y fuertes componentes ideológicos y afectivos, pero donde también hay bases estructurales de conflicto y lucha” (Elizabeth Jelin).
Políticas Sociales “Tienen la capacidad de normatizar y normalizar, en tanto el Estado se constituye en actor de la producción de los problemas sociales, en la delimitación de su propia responsabilidad, en la definición de los sujetos merecedores de sus intervenciones y de las condiciones para dicho merecimiento” (Estela Grassi).
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Variables para el abordaje integral • Contexto e historicidad de la problemática emergente; • Manifestaciones de la Cuestión Social; • Posibilidad de transformación; • Actuaciones enmarcadas en un contexto de poder.
Redes “(…) herramienta relevante dentro de movimientos emancipatorios, en lucha radical contra el autoritarismo abierto o encubierto, en diferentes espacios: institucionales, sociales, políticos, internacionales, etcétera y contra toda imposibilidad fáctica de democratizar el saber y el poder ” (Roverre).
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Restitución del ejercicio de los derechos como eje rector que orienta la actuación en red
Abordaje en red • Mirada integral de una situación de vulneración de derechos específica y subjetiva, enmarcándola en el contexto social complejo en la que se genera; • Posibilita una acción articulada entre los diversos actores involucrados de manera simultánea, evitando la sobre intervención; • Realiza acciones tendientes a empoderar al niño/a y joven como sujetos de derechos.
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Trabajo Social Herramienta fundamental para el abordaje en red, llevando adelante estrategias integrales tendientes a la restituci贸n en el ejercicio de los derechos de los ni帽os, ni帽as y j贸venes