TRABAJO SOCIAL Y VIOLENCIA SEXUAL: ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN EN EL ÁMBITO DE LA SALUD

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014

TRABAJO SOCIAL Y VIOLENCIA SEXUAL: ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN EN EL ÁMBITO DE LA SALUD Eje

temático:

Intervención

Profesional:

contextos,

escenarios

y

estrategias

metodológicas. Goicoechea, Adela; Machesich, Anahí Lucía; Monetta Carla1 Resumen En la actualidad, la violencia de género, específicamente la violencia sexual, se ha constituido en una problemática social siendo eje de intervención en salud pública, planteando todo tipo de desafíos en las instituciones sanitarias. El sistema de salud cumple un rol esencial en el abordaje integral de las víctimas de violencia sexual y es quien puede desarrollar estrategias que reduzcan los daños asociados a esta problemática, debiendo garantizar la accesibilidad de la atención a esta población. Desde el Servicio Social del Hospital General de Agudos Dr. Ignacio Pirovano, se trabaja con otros profesionales en el Equipo de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales (en adelante EVAS). Asimismo, este equipo cuenta con residentes de Trabajo Social quienes han desarrollado un trabajo de sistematización y producción escrita sobre la problemática de la violencia sexual y lo han enmarcado desde la intervención profesional en el plano individual - familiar, grupal y comunitario.

Proceso de Salud-Enfermedad-Atención-Cuidado desde la perspectiva de género. Para trabajar sobre esta problemática es necesario, de manera previa, transmitir el marco referencial y legal que fundamenta la intervención profesional. Este trabajo se enmarca desde una mirada integral de la salud, que incluye la definición de los procesos de salud-enfermedad-atención-cuidado como expresión de las condiciones de vida de los diversos grupos sociales, que permite conocer la complejidad de los determinantes biológicos, culturales, sociales y simbólicos que repercuten en los mismos. Como menciona Menéndez “El punto de partida es considerar que el proceso salud-enfermedad-atención-cuidado, opera en un campo sociocultural heterogéneo, configurado por estructuras sistemáticas de la desigualdad social que refieren tanto a los distintos soportes de dicha desigualdad como al conjunto de significados que los justifican y explican”. Este campo socio cultural

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Lics. En Trabajo Social. Servicio Social del Hospital Gral. de Agudos Dr. Ignacio Pirovano. Correo electrónico: adela_ibarrondo@hotmail.com; anahimachesich@gmail.com; carlamon83@gmail.com


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complejo deja al descubierto las múltiples desigualdades económicas, políticas e ideológicas que se manifiestan en los procesos de salud, y que al mismo tiempo, se asocian a un eje relevante para el presente análisis, a través del cual se organiza la sociedad: el Género. Se hará referencia al concepto de Género como aquello que alude a las diferentes características sociales y culturales que se adscriben a cada uno de los sexos biológicos; haciendo referencia a una construcción sociocultural de los mismos, en contraposición al sexo como aquellos rasgos biológicos dados genéticamente. Bajo esta denominación, a los géneros se les han asignado históricamente roles, esto es, lo que “debe ser” y cómo deben comportarse los varones y las mujeres; toda construcción socio cultural como tal, depende del momento histórico y político de cada sociedad. Esta caracterización no se encuentra ajena a los procesos de salud ya que la construcción cultural de estos roles produce, de manera inequitativa, desigual y jerárquica, polaridades que refieren a varones y mujeres (fuerza/ debilidad, agresividad / ternura, actividad / pasividad, inteligencia/intuición) y que potencian la desigualdad de género. Estos falsos binomios construidos de manera falaz, han funcionado y funcionan como fundamento de la discriminación hacia las mujeres y de los sistemas jerárquicos que las oprimen y subsumen, siendo una de las características centrales de la sociedad patriarcal. Por lo tanto, los vínculos entre varones y mujeres, sostenidos desde la cultura, son asimétricos basados en una irreal jerarquía masculina y en una distribución desigual del poder; y en estas asimetrías se encuentran elementos para comprender las violencias sobre las mujeres convirtiéndolas en el objeto a poseer e invisibilizándolas. Es por ello importante explicar, porque este modelo patriarcal sigue sustentando la violencia contra la mujer en sus múltiples manifestaciones, y por ende, porque en la actualidad, es un problema relevante y vigente de salud pública. Violencia sexual: definición, modalidades y contextos. La dimensión cuantitativa. La violencia sexual es definida por la Organización Mundial de la Salud como "todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo". Se hace referencia a un acto intencional que puede ocurrir en el ámbito doméstico o en el ámbito público; el/la o los/las agresores pueden ser familiares, allegados o desconocidos. A veces se trata de episodios


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aislados y otras, de situaciones reiteradas. Muchas veces pueden ser intentos de agresión sexual sin llevarse a cabo, pero que contemplan claramente situaciones forzadas contra la población más vulnerable: mujeres, niños y niñas. Es por ello, que en la actualidad, la violencia sexual contempla diversas agresiones sexuales, donde se la ha clasificado en distintos tipos: Exhibicionismo; Acoso sexual; Abuso Sexual (actos sexuales sin acceso carnal); Sexo Oral y Violación (penetración vaginal, anal, con el pene, digital o utilizando objetos). Desde este enfoque, la violencia sexual no está ajena al contexto. Esto quiere decir, que existen diversas formas específicas en las que se despliegan estas situaciones: cuando se menciona el ámbito privado, es que puede manifestarse en el matrimonio o en el noviazgo; por otro lado, a través de la prostitución forzada y la trata de personas con fines de explotación sexual. Todas las agresiones sexuales antes mencionadas, están reconocidas como delitos contra la integridad sexual, y contemplados en el código penal argentino. De acuerdo a las estadísticas que elabora el Programa “Las víctimas contra las Violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la Oficina de Violencia Doméstica, dependiente de la Corte Suprema de Justicia de La Nación, en el 2013 la cantidad de casos denunciados por violencia en sus múltiples formas fueron aproximadamente 7200, y por violencia sexual alrededor de 500. Es importante aclarar en este marco que menos de un 10% realiza la denuncia y continúa con el proceso judicial.

Violencia contra la Mujer: Marco Normativo en Argentina. Ley Nacional Nº 26.485. En las últimas décadas, se fue desarrollando un marco normativo internacional en relación a la violencia contra la mujer, que fue sentando precedentes para las posteriores leyes de índole regional y nacional. La Asamblea General de los Estados Americanos (OEA) aprueba, en el año 1994, la “Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer” conocida como “Convención de Belem Do Pará”. Su Preámbulo declara que la violencia contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos. Es el primer instrumento regional que hace un reconocimiento expreso en este sentido. En la República Argentina, la “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, fue promulgada el 1 de abril de 2009 y reglamentada mediante el Decreto 1011/10. La misma tiene como objeto promover y garantizar la eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la


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vida; el derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia; el desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia contra las mujeres, entre otros. De acuerdo a la ley antes mencionada, se define la violencia contra las mujeres como “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas también las perpetradas desde el Estado o por sus agentes”. Desde el Equipo de Atención se adhiere a esta definición, y a su vez, de acuerdo a la misma, se considera violencia indirecta, a toda conducta, acción u omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón. Continuando con la descripción de la misma, es interesante mencionar que también contempla los diversos tipos de violencia contra las mujeres, entre los cuales figura: la violencia física; la psicológica; la sexual; la económica y patrimonial y la simbólica. Con respecto a la legislación específica en el ámbito jurisdiccional, en el año 2002 fue sancionada la Resolución Nº 334, de manera conjunta entre la Secretaría de Salud y la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por la cual se crea el Programa de Prevención y Atención de Mujeres Víctimas de Delitos contra la integridad sexual. El mismo tiene como objetivo dar respuesta, desde las políticas públicas, a la problemática subrayando la importancia de la misma e incrementando los recursos materiales y humanos para la correspondiente atención.

Protocolo de atención integral a víctimas de violación en la Ciudad de Buenos Aires. Como se mencionó previamente, la violencia sexual contempla varios tipos de agresiones sexuales, y de acuerdo a la Resolución N° 2557, sancionada el 16 de Diciembre del 2003, existe en funcionamiento un protocolo de atención que está dirigido para víctimas de violación [1]. Es menester destacar, que si bien formalmente está enunciado de esta forma, en la práctica se puede visualizar que se implementa en cualquier situación que implique algún tipo de agresión sexual que involucre un riesgo para la salud de la víctima. El protocolo está diseñado para que la persona que ha sufrido una violación (u otra agresión sexual de riesgo) pueda ingresar al hospital por guardia o por otros servicios y que inmediatamente sea derivada al Servicio de Guardia de Tocoginecología. Aquí el componente médico del examen incluye el tratamiento de lesiones, se indican exámenes de infecciones, especialmente de infecciones de transmisión sexual; a las


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mujeres se les ofrece una posibilidad de test de embarazo y de prevención (Anticoncepción de Emergencia) y se evalúa la aplicación de los antirretrovirales para prevención de VIH – Sida. Al mismo tiempo, se ofrece asistencia psicológica, social y legal, respetando su derecho a decidir ante cualquier circunstancia. La importancia de este tipo de procedimiento normatizado es que la intervención no queda librada a la decisión o discrecionalidad de los profesionales, sino que garantiza la atención integral de esta problemática y fija circuitos asegurando atención acorde a la situación. A continuación se expone un gráfico señalando con mayor claridad lo antes descrito:

*Fuente: Instructivo para el Equipo de Salud. Protocolo para la atención integral de personas víctimas de violaciones sexuales (Ministerio de Salud de la Nación; 2011).


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Equipo de atención a victimas de agresiones sexuales del Htal. Pirovano Características del equipo. El equipo EVAS se conformó en el Hospital Pirovano en el año 2005, y se consolidó a través de varias capacitaciones brindadas por la ONG “Centro Cultura y Mujer” y por la coordinación del equipo del Hospital Álvarez (quienes colaboraron en la elaboración del protocolo de atención a víctimas de violaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) a varios profesionales del área programática que demostraron interés en trabajar una problemática tan compleja como la mencionada. En relación a sus características, EVAS brinda atención integral a mujeres y varones que han sido víctimas de algún tipo de agresión sexual, mayores de 15 años, que acudan al hospital dentro de los seis meses de ocurrido el episodio, las 24 horas del día. Del mismo modo, ofrece asistencia psicológica, legal y social. Si bien en sus orígenes el equipo estuvo conformado exclusivamente por profesionales mujeres, en la actualidad está constituido también por profesionales varones de distintos servicios entre ellos: el director del Hospital, médicos especializados en ginecología y obstetricia; médicos especializados en adolescencia, profesionales de infectologia, de farmacia, de laboratorio, trabajadoras sociales de planta y residentes de trabajo social; psicólogos y psiquiatras. Es importante señalar, que el mismo se encuentra enmarcado en el protocolo específico de atención sobre esta problemática perteneciente a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El equipo está pensando desde una construcción colectiva y con una mirada interdisciplinaria. De acuerdo al trabajo realizado de manera previa por una de las coautoras y otras profesionales en el documento “EVAS”, se menciona que el equipo “supone un marco de representaciones comunes entre las integrantes, distintos niveles de análisis del mismo, su interacción y la inclusión programada, dentro de las actividades y los dispositivos necesarios”. A su vez, la mirada enriquecedora de distintas disciplinas, permite complementar los diversos saberes y lograr una nueva puesta en común que intenta reflexionar sobre las prácticas de intervención. El ejercicio de compartir un espacio de discusión donde se posicionan diferentes disciplinas colabora con la premisa de la horizontalidad y la democratización a la hora de definir estrategias conjuntas. EVAS se piensa como un modelo replicable donde una de sus características principales se relaciona con el seguimiento simultáneo de todos los servicios involucrados teniendo en cuenta que si bien las consecuencias de las violaciones dependen de varios factores: la gravedad del hecho en sí mismo; la edad, características y experiencias previas de la víctima, las respuestas del entorno, la


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posibilidad de encontrar ayudas adecuadas, los factores de autoafirmación y la resistencia que haya ejercido, la violación es siempre una experiencia de fuerte impacto en la vida de una persona y afecta todas las esferas de su vida: su integridad física, emocional, su libertad sexual entre otras. El equipo está comprometido con la población que asiste y tiene como meta poder acompañar en el proceso a la persona que le permita en algún punto mejorar su calidad de vida. Características de la población asistida. De acuerdo a las intervenciones realizadas por el Servicio Social del equipo EVAS, durante el período Junio 2013 - Diciembre 2013 se contemplaron 17 casos. Al mismo tiempo, se continuaron las situaciones de intervención de larga data, y la intervención con mujeres que se han reintegrado a los distintos dispositivos ofrecidos. Todas las situaciones que se presentaron fueron mujeres de las cuales 14 casos eran mayores de 18 años y sólo 3 eran adolescentes. Con respecto al episodio de agresión sexual, existen 11 casos ocurridos en el área programática del Hospital observado como un indicador claro de residencia de las mujeres en la misma; 3 casos del resto de la ciudad Autónoma de Buenos Aires y 3 en el conurbano bonaerense. En relación al ámbito donde sucedió el episodio, 14 casos fueron en la vía pública, mientras que sólo 3 casos acontecieron en algún lugar privado. Sobre los mismos, se puede señalar que en 10 casos el tipo de agresión sexual sufrida fue violación, mientras que 7 casos fueron víctimas de abuso sexual. En referencia al agresor, en todas las situaciones fueron identificados uno o más hombres. De los 17 casos, 16 fueron personas desconocidas por las víctimas y sólo un caso era un varón conocido, aunque no hubo ningún familiar de las víctimas. Con respecto a la situación judicial, en 10 casos las víctimas denunciaron el episodio ante distintos organismos que continúan con la denuncia judicial (brigada, comisaría, fiscalía, etcétera) mientras que en 7 casos no se realizó ningún tipo de denuncia. Cabe aclarar que en 3 casos las víctimas son adolescentes habiendo realizado la denuncia acompañadas por los responsables/tutores. Desarrollo y Análisis de las Intervenciones Intervención del Trabajo Social desde el nivel individual – familiar Dentro de las modalidades de intervención profesional en relación a la problemática planteada, se trabaja con la población a partir de entrevistas individuales - familiares, siendo éste el primer contacto de la persona con el servicio social. La intervención


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social se desarrolla a partir de una situación emergente que se construye desde el conflicto que se origina entre el sentido que se le otorga a la realidad y a la sociedad, y las necesidades existenciales de cada sujeto (Gattino, S. y Flores, M.E.; 1995) Se entiende a la misma basada en los derechos de las personas trabajando especialmente la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra aportando a su calidad de vida. La herramienta y el instrumento metodológico por excelencia en este nivel de intervención es la entrevista. La misma permite acceder al universo de significaciones de los actores (Guber, R.; 2005) entendiéndose como una relación social, fomentando un espacio para el trabajo de ciertos temas y el diseño de líneas de acción. La población que ingresa al Hospital puede llegar desde la Guardia General, de la guardia de Obstetricia y también desde otros hospitales u organismos. En este primer encuentro, se prioriza la voz de la persona, entendiendo que este puede ser el primer y último contacto que llegue a establecerse con el equipo luego de tomar la decisión de concurrir a la atención y exponer en cuerpo y palabras la situación vivida. Se trabaja en la escucha activa del relato, respeto de los tiempos, identificación de debilidades y fortalezas, redes de contención y garantías de acompañamiento en los distintos contactos con integrantes del equipo y otros servicios. También en la posibilidad de iniciar proyectos nuevos, retomar proyectos postergados, invitación al espacio grupal, ofrecimiento del servicio social como referencia dentro de la institución, entre otros (Goicoechea, A y Otros; 2008) Se entiende desde el equipo que la mujer ha tomado una importante decisión al acercarse hasta el efector de salud por lo que debe priorizarse este contacto. Es de relevancia tener en cuenta que la demanda implícita o explícita puede ser una oportunidad privilegiada para abrir una instancia de confiabilidad y adecuada intervención (Chejter, S; Ruffa, B.; 2005) prevalece la voz de la persona, trabajando en conjunto con los demás equipos dentro del hospital sin que la mujer deba explicar en cada momento de la atención lo sucedido. Como principal estrategia de intervención se mantiene la importancia en resguardar a la persona que está atravesando un momento doloroso, facilitando la atención en salud, brindando escucha y ofreciendo en cada momento el espacio del servicio social. Se trabaja con el otro profesional/administrativo del efector de salud en la atención inmediata de la mujer y en la necesidad de que las actitudes profesionales o el resultado

de

la

actividad

desplegada

institucionalmente

no

favorezcan

la

revictimización. En este sentido, integrar una perspectiva de género en la atención de mujeres que sufren violencia sexual, contribuye de una manera decisiva a evitar formas específicas de revictimización, es decir aquellas que silencian, descreen,


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culpabilizan, toleran la impunidad, desvalorizan la voluntad de supervivencia y de resistencia de las mujeres. (Chejter, S. Ruffa, B.; 2002). En consonancia con esto, se debe tener en cuenta que la prioridad de los profesionales de la salud no es aclarar sino saber escuchar, incluso más allá de las reticencias, silencios y dudas de la víctima. En determinadas situaciones, los testimonios pueden resultar confusos siendo lo más probable que éste sea un efecto de la necesidad de protegerse. Si tenemos en cuenta que las relaciones agresor-víctima están basadas en el dominio y en la sumisión, es importante que la relación asistencial no reproduzca un sistema jerárquico (Calle Fernández, S.; 2004). En este sentido se propone desde el equipo y particularmente desde el servicio social, cada vez que se realizan entrevistas con las mujeres, visibilizar y valorar las estrategias implementadas para impedir la violación y/o disminuir los efectos evitando construir identidades de pasividad, sometimiento o poca capacidad de defensa. De las situaciones atendidas en el Servicio Social, se intenta durante la entrevista que la mujer pueda reconocer alguna red si es que llegaron al Hospital sin acompañamiento. Esta línea de intervención se fundamenta en la importancia de reconocer familiares, amigos y/o parejas que acompañan y que pueda expresar cómo se vivencia al interior de la red socio-familiar lo ocurrido, pensando en conjunto como continuaran su organización cotidiana, con el énfasis puesto en superar el hecho vivido. En algunas situaciones de intervención las mujeres prefieren no convocar a la familia, amigos y/o parejas, manifestando no haber comunicado lo ocurrido. Así también, las mujeres mantienen intenciones de cuidar a las personas queridas, sentimientos de vergüenza y/o protegerse ellas mismas de situaciones de mayor violencia que pueden derivarse de los deseos de los familiares y/o amigos. Es importante que sea la mujer quien decida a quién contarle y cuándo. Una vez decidido, se reformula esta intención y se abre el diálogo acerca de cómo lo quiere relatar. Otras mujeres expresan el deseo de realizar todas las entrevistas en compañía de su familia, en especial las madres de las víctimas. Y en otras situaciones la mujer siente la necesidad que se intervenga en las relaciones con su pareja, familia y/o amigos. Las cuestiones que surgen más comúnmente son: falta de comunicación, problemáticas vinculares al interior del grupo familiar, falta de recursos económicos, orientación para realizar la denuncia, etc. Es importante aclarar que en algunos casos, el episodio de agresión sexual profundiza problemáticas vinculares previas o acentúa conflictos en la comunicación.


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Se ha planteado que una de las cuestiones a trabajar es la superación de hecho vivido, entendiendo que es crucial que quienes atienden a las mujeres puedan cuestionar y sobreponerse a la idea de daño irreductible, en la cual se advierten resonancias de la noción de estigma como “condensación de prejuicios patriarcales arcaicos, relacionados con la honestidad y pureza de la mujer y el honor de los varones” (Chejter, S; Ruffa, B.; 2005). Así, la agresión sexual, es vista como una afrenta y mancha irreparable. Se propicia allí la relevancia de contribuir que estas mujeres no queden capturadas por una identidad fija e inamovible, “marcadas por una violación”. Se pretende resaltar que las vías de reparación son diferentes para cada mujer, hay quienes la encuentran en actos privados, procesos internos y apoyo en personas reconocidas afectivamente, también necesitan la reparación desde el terreno público donde las instituciones jurídicas cumplen un papel importante, aunque no son éstas las únicas ni las más viables. De esta manera la persona evalúa la posibilidad de realizar la denuncia. Se realiza orientación sobre lugares donde se puede efectuar y la importancia de la misma explicando a la denuncia en sí misma como derecho. Muchas veces las mujeres prefieren esperar, no hacerla en el momento o conversar la decisión con amigos y familiares. Las mujeres que logran esta instancia se muestran comprometidas con el proceso judicial, siendo esto un eje futuro de trabajo en las posteriores entrevistas. Aquí la principal estrategia desplegada cuando una mujer decide realizar la denuncia, es la comunicación con otras instituciones que se encargan de acompañar a la víctima a efectuar la misma. El trabajo interinstitucional se constituye también en un aspecto de relevancia dentro del equipo en sí y del Servicio Social como mediador y facilitador del contacto. Se realizan derivaciones a las mujeres a otros organismos públicos de la Ciudad a través de contactos directos y/o personalizados. El servicio social se posiciona dentro del equipo como espacio concreto de atención, dando lugar a que las mujeres puedan regresar las veces que sean necesarias. El futuro contacto se efectúa telefónicamente, acordando una nueva entrevista y a su vez, ofreciendo el espacio grupal, que se desarrolla a continuación. Intervención del Trabajo social en el dispositivo grupal. El espacio grupal de EVAS coordinado por el servicio social, está pensado como parte de la intervención que complementa lo individual-familiar y tiene varios objetivos: promover un espacio de participación activa a partir de la reflexión sobre aspectos


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vinculados a la situación de violencia en el marco de su contexto de vida; favorecer la construcción de vínculos y el fortalecimiento de la subjetividad; propiciando el redescubrimiento de capacidades y potencialidades e incentivar el intercambio de vivencias y experiencias, favoreciendo la construcción colectiva de aprendizajes. Los mismos hacen referencia a ofrecer un espacio exclusivo de contención específico que les permita a las mujeres víctimas de violencia sexual, compartir experiencias similares o diferentes con otras mujeres, sus historias de vida, mediar a través de las palabras y su significado; y romper con el posible aislamiento de su situación. Al mismo tiempo, tiene una mirada profesional que acompaña los aspectos positivos que surgen del mismo, potenciando la producción de saberes que emergen del escenario grupal. El dispositivo grupal se inspira en experiencias previas con grupos de ayuda mutua, el cual se diferencia de la ayuda profesional directa con la víctima, ya que son las mismas mujeres las que dan y las que reciben en una relación de cooperación, es decir, de pares. Esto contribuye a reforzar sus relaciones afectivas, crearlas y recrearlas, constituyendo este espacio como una nueva red social. Al mismo tiempo, las profesionales que coordinan también participan de todas las actividades potenciando la empatía en cada situación y estimulando a la reflexión. Desde el servicio social, se construye este espacio como herramienta fundamental para sostener el seguimiento con las mujeres que fueron víctimas de violencia sexual y ya fueron entrevistadas por primera vez por el equipo. Es allí donde se les ofrece este recurso para que evalúen su incorporación siempre respetando el deseo de las mismas. Todas las intervenciones persiguen un objetivo determinado. El propósito de cada una de las instancias grupales es poder desplegar diversas actividades que sirvan para la problematización, reflexión y construcción colectiva. Cada encuentro es planificado a través de reuniones de equipo donde se conversan los temas a trabajar, tomando como insumo lo que surgió en los encuentros previos. Lo importante de este material es la posibilidad de formular nuevas estrategias de intervención de acuerdo a la situación de las participantes en cada instancia. Allí se retoman lo que manifestaron sobre diversas problemáticas de su vida cotidiana, y también dudas y/o consultas. Posteriormente, se realiza la planificación donde se oficia un espacio para el intercambio de cada profesional, sobre lo que surgió a través de la experiencia y sobre las futuras actividades para la próxima reunión. En relación a la organización de las actividades dentro del espacio, el mismo está constituido por tres momentos: el primero, la apertura a través del saludo e


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intercambio inicial. Un segundo momento, denominado desarrollo, donde se expone alguna actividad que motorice la reflexión y la interacción entre todas las participantes. Allí surgen procesos de identificación y empatía donde cada una expone alguna situación similar, tanto positiva como negativa. Aquí, el rol de las trabajadoras sociales está relacionado con dejar fluir la comunicación, aportando ciertos elementos que permitan la interacción solidaria. Finalmente, se pasa al tercer momento donde se realiza un intercambio entre todas las participantes y donde se realiza un cierre con las conclusiones de la reunión y las propuestas de las participantes para el próximo encuentro. Si bien desde el equipo se promueve la búsqueda constante de nuevas técnicas de intervención, es importante destacar, el lugar prioritario que tiene el juego cooperativo tomándolo como una forma de aprendizaje diferente. La premisa del juego cooperativo es que no haya ganadores ni perdedores, sino que permita la integración de una manera entretenida y que a su vez, transmita valores. Desde el equipo EVAS se intenta sostener la actitud cooperativa de las integrantes, es decir buscar el aporte de todas. También enfatizar el proceso y no el resultado y articular esta actividad como disparadora de los temas que se trabajan posteriormente. Desde el equipo EVAS y de acuerdo con el tema planificado, se trabaja con muchas dinámicas grupales: de presentación, de comunicación y las de resolución de conflicto. Prioritariamente, las dinámicas comunicativas son las que más se utilizan ya que por sus características permiten potenciar el diálogo, la escucha activa y la estimulación del lenguaje verbal y no-verbal, enriqueciendo el análisis profesional.

Intervención del Trabajo Social desde el nivel comunitario. El dispositivo de intervención comunitaria está vinculado a la difusión hacia la comunidad del trabajo que se realiza desde el equipo de atención, buscando sensibilizar a la población y visibilizando la temática. Es objetivo principal que se conozca que existe un equipo de atención a víctimas de agresiones sexuales dentro del hospital, horarios de atención, lugar, profesionales intervinientes. La difusión es realizada por las profesionales del Servicio Social en el área geográfica del Hospital. Hasta el momento y durante el período de trabajo se difundió en comercios (kioscos, gimnasios,

locales

de

indumentaria,

farmacias,

mueblerías,

supermercados,

estaciones de tren y subte) y a las personas que circulan por la vía pública. Luego de la actividad se completa una grilla con datos del lugar donde se estuvo llevando adelante la acción. Entre las estrategias desplegadas, se priorizan las siguientes: entrega folletería sobre el equipo, charlas informales con la comunidad sobre la


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importancia de atención en el hospital bajo la premisa que ante una agresión sexual “Lo primero es la salud”. De acuerdo a las personas entrevistadas, el área es reconocida como “un lugar donde se han vivido muchos episodios de violaciones”. Por ello se entiende como necesario, realizar la difusión en todos los espacios posibles. La difusión por los comercios de la zona estuvo enfocada a dar a conocer la existencia del equipo realizando un primer contacto en forma de presentación y entregando el folleto y/o calcomanía a la persona. En este primer acercamiento, se introduce al interlocutor sobre el equipo, en la mayoría de las ocasiones se han mostrado interesados en el trabajo del equipo y se ha logrado un intercambio con el otro, donde se prioriza la voz de la otra persona intentando responder sus interrogantes, y al mismo tiempo, tomar conocimiento sobre la información que tienen sobre

la

problemática. En otras situaciones aparece la reticencia a conocer acerca de la problemática, como si se tratara de un tema tabú y enunciando claramente que “a nadie le gustaría pasar por esa situación”. Se intenta abrir el diálogo pero cuando no se logra simplemente se da a conocer el recurso y se ofrecen datos de contacto. Por esto, en el último tiempo, se comenzó a discutir entre las integrantes del equipo la posibilidad de contacto con otras instituciones del barrio con la idea de proponer un abordaje intersectorial de la problemática, convocando a otras instancias de la gestión pública, instituciones y organizaciones sociales. La primera elección fueron escuelas cercanas al Hospital en donde se pueda intercambiar con los trabajadores de las mismas.

Reflexiones finales La elaboración del presente trabajo permitió analizar y reflexionar acerca de la intervención profesional del Trabajo Social en una problemática específica y compleja como es la Violencia Sexual. Tal lo señalado en otros apartados del trabajo, se piensa a la violencia sexual como una problemática social y de salud pública, y desde esta posición, se promueve el abordaje del Trabajo Social como el quehacer profesional que trabaja en pos de efectivizar el cumplimiento de los derechos considerando a la salud de forma integral. Luego de realizado el presente trabajo se puede visualizar a la violación como un hecho concreto sumado a un contexto de múltiples vulneraciones. La incorporación al equipo fue un desafío tanto en lo profesional y como en lo personal ya que implicaba estar en el comienzo de la residencia e intervenir en una


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problemática, que por ser mujeres genera cierto impacto en la subjetividad desde lo simbólico. Los obstáculos que se fueron presentando se abordaron con otras profesionales quienes aportaron desde su perspectiva y su trayectoria en la resolución de los mismos. Como resultado de esta experiencia, se puede subrayar la importancia que significó este espacio ya que permitió una aproximación tanto teórica como práctica a una problemática de gran sensibilidad tanto para la población y como para el equipo de salud. Se han podido desarrollar todos los objetivos del presente trabajo, arribando a conclusiones que analizan, al menos en algunos aspectos, las estrategias de intervención en torno a esta problemática en el Hospital Pirovano. Con esto se quiere aclarar que las mismas no son definitivas ni únicas y que es enriquecedor seguir trabajando en pos de continuar actualizando estos espacios de intervención a través de la investigación y la sistematización de experiencias. El análisis de las estrategias realizadas por las profesionales en el marco del equipo EVAS, permitió reconocer que los tres niveles de intervención en el Trabajo Social, se constituyeron desde la integralidad. Con esto se afirma que a pesar de que las modalidades de intervención (individual – familiar, grupal y comunitaria) están escindidas en el análisis, conviven como totalidad en la práctica. En primer lugar, si bien EVAS funciona como equipo interdisciplinario y actúa en base al protocolo de atención reglamentado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, muchas mujeres que ingresan a través de la guardia o por consultorios externos, sólo reciben atención médica, pero carecen de atención psicológica y social de seguimiento, ya que en algunos casos, los servicios no han aceitado los circuitos de comunicación. Es por ello, que se considera necesario retomar contacto con los servicios médicos con el objetivo de revalorizar esta comunicación, teniendo en cuenta la complejidad de la problemática de la violencia sexual como tema de salud pública. Por otro lado, promover reuniones continuas con los servicios que forman parte del equipo con el objetivo de revisar los distintos objetivos propios del dispositivo, así como también, intercambiar información sobre la problemática, discusión de situaciones de intervención y diálogo sobre charlas de capacitación. El intercambio con otras disciplinas se constituye en un elemento fundamental que aporta a la comprensión de la complejidad de los procesos de salud-enfermedad desde una perspectiva integral. En segundo lugar, se cree importante reforzar la difusión dentro de los servicios y a la comunidad, con el objetivo de fortalecer los recursos con los que cuenta el Hospital


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Pirovano. Esto significa realizar actividades “por afuera del Hospital” que permitan dar a conocer el espacio, para esto se puede pensar en incorporar carteleras sobre el mismo, entrega de folletería y charlas o talleres convocando a diversas instituciones. Proponer la difusión en escuelas, iglesias, clubes, organizaciones no gubernamentales del área permite darle un alcance mayor al trabajo que se viene realizando. Por otro lado se cree importante repensar el rol de los ciudadanos como partícipes de la difusión y del conocimiento de sus derechos, dando lugar a la participación comunitaria en la difusión y en el compromiso de los mismos vecinos para pensar la difusión del dispositivo. El desafío como profesionales de la salud continúa. Repensar las prácticas del Trabajo Social sosteniendo, a pesar de todas las dificultades, los espacios construidos en términos de salud integral trabajando en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas (hombres o mujeres) que vivencian esta situación. Se entiende que tanto el trabajo interdisciplinario como intersectorial podrían dar la clave precisa a la hora de intervenir desde un efector público de salud. BIBLIOGRAFÍA ●Brown, G. (1990) ¿Qué tal si jugamos? Venezuela. Editorial Guarura. ●Calle Fernández, S. (2004) Consideraciones sobre la victimización secundaria en la atención social a las víctimas de la violencia de género. Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat. España. ●Carballeda, A. (2002). La intervención de lo social. Exclusión e integración en los nuevos escenarios sociales. Buenos Aires. Editorial Paidós. ●Carballeda, A. (2008) Salud e Intervención en lo Social. Buenos Aires. Colección Cuadernos de Margen. Editorial Espacio. ●CECYM (2002) Mujeres víctimas de Violencia Sexual: Proteger, recuperar, reparar. Buenos Aires. Ediciones CECYM. ●Chejter, S.; Rodríguez, M. (1999) Ley 25087. Reforma del Código Penal en lo relativo a los hoy llamados Delitos contra la Integridad Sexual de las Personas. Buenos Aires. Boletín de CECYM y Centro Municipal de la Mujer de Vicente López. Ediciones CECYM. ●Chejter, S; Ruffa, Beatriz y otros. (2005) Violaciones. Aportes para la intervención desde del sistema público de salud. Buenos Aires. Ediciones CECYM. ●Chejter, S.; Ruffa, B. (2005) Violencia sexual. Dimensiones políticos culturales de la violencia hacia las mujeres. En Delitos contra la Integridad Sexual”. Buenos Aires. Documento Nº 3. Secretaría de Desarrollo Social.


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● Organización de Estados Americanos (1995) Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra la Mujer. Brasil, Belém do Pará. ●Entel, R. (1997) Grupos de mutua ayuda y reflexión de Mujeres Maltratadas. Publicaciones Fundación Propuesta ●Galimberti, D., Guz, M, Larcamón, S, y CECYM. (2003) Protocolo de Acción ante Víctimas de Violación. Buenos Aires. Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. ●Gattino, S. y Flores, M.E. (1995) La familia y el Trabajo Social. Manual de Cátedra. Córdoba. Universidad Nacional de Córdoba. ●Goicoechea, A.; Leonardt, F. (2008) Documento de trabajo de E.V.A.S. Buenos Aires. ●Matus, T. (1999) Propuestas Contemporáneas en Trabajo Social. Hacia una Intervención Polifónica. Buenos Aires. Editorial Espacio. ●Menéndez, E. (1995) Modelo hegemónico, crisis socio-económicas y estrategias de acción en el sector salud. Buenos Aires. Cuadernos médicos sociales. ●Ministerio de Salud de la Nación. (2011) Protocolo para la atención integral de personas víctimas de violaciones sexuales. Instructivo para el Equipo de Salud. Buenos Aires. ●Organización Mundial de la Salud. (1996) Prevención de la violencia: una prioridad de salud pública. Asamblea Mundial de la Salud ●Organización

por

las

Naciones

Unidas

Mujeres

Argentinas.

Boletín

3,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13,14 y 15. (2013). Argentina. ● Pichón Riviere, E. (1985) El proceso grupal: del Psicoanálisis a la Psicología Social. Buenos Aires. Editorial Nueva Visión. ● Rozas Pagaza, M. (1998) Una perspectiva teórica-metodológica de la intervención en trabajo social. Buenos Aires. Editorial Espacio.

Otras Fuentes: ●Amelotti, F; Fernandez Ventura, N. y Ot. (2012) Trayectoria del Servicio Social en el Hospital Pirovano. Proyecto Anual de la Residencia de Servicio Social en Salud 2011 – 2012. Buenos Aires. ●Ley 25.087 Delitos contra la integridad sexual de las personas, 1999. ●Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, 2009. ●Ley Básica de Salud de la Ciudad de Buenos Aires Nº 153, 1999. ●Página web: www.buenosaires.gov.ar


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