XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
Eje temático Intervención profesional, contextos, escenarios y estrategias metodológicas
LA LEGITIMIDAD EN LA CONFORMACIÓN DEL CAMPO PROFESIONAL DEL TRABAJO SOCIAL Gonzalez Natalia Debora1 Grasso, Marianela2 Bertotto, Nicolasa Del Valle3
Resumen El siguiente escrito pretende dar cuenta del trabajo realizado por el equipo de investigación y docencia de la cátedra Fundamentos y Constitución Histórica del Trabajo Social B, de la Escuela de Trabajo Social-UNC; que desde el año 2004 viene investigando acerca de los procesos de configuración del Trabajo Social como profesión. Centrando el análisis en un momento histórico particular: el desarrollismo (1955 a 1965). Dicho estudio nos llevó a la construcción de una matriz teórica de análisis, como herramienta para estudiar la conformación del campo profesional, desde la cual identificamos como categoría central para la conformación del campo profesional del Trabajo Social, la legitimidad y autonomía profesional. Es en torno a estas categorías y a la de profesión que centraremos la mirada en el escrito.
Campo Profesional Adentrarnos a pensar en la constitución del campo profesional del Trabajo Social, implicó en nuestra tarea investigativa iniciar un proceso de lectura de fuentes secundarias y de recuperación de las diferentes corrientes teóricas que a lo largo de la historia de las ciencias han aportado y puesto el debate en torno a las profesiones. 4 1
Lic. En Trabajo Social. Escuela de Trabajo Social, FDYCS de la Universidad Nacional de Córdoba. natalia.ts.gonzalez@gmail.com. Tel: 0351-156191302 2 Lic. En Trabajo Social. Escuela de Trabajo Social, FDYCS de la Universidad Nacional de Córdoba. marianela26585@hotmail.com. Tel: 03564-15685543 3 Lic. En Trabajo Social. Escuela de Trabajo Social, FDYCS de la Universidad Nacional de Córdoba.nicolandra_b@yahoo.com.ar . Tel: 0351-155597800. 4 En relación a la discusión sobre las profesiones dos de los autores que iniciaron dicho proceso fueron
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Sumergiéndonos en estos debates y asumiendo un posicionamiento teórico desde la perspectiva constructivista de Pierre Bourdieu5 hemos decidido hablar de Campo Profesional del Trabajo Social, entendiendo al mismo como; “Los campos se presentan para la aprehensión sincrónica como espacios estructurados de posiciones (o de puestos) cuyas propiedades dependen de su posición en dichos espacios y pueden analizarse en forma independiente de las características de sus ocupantes (en parte determinados por ellas)”. (1976:135). Siguiendo la línea de análisis de Bourdieu entendemos al Campo Social como el espacio social en el cual se relacionan y ponen en juego todos los campos a excepción del campo Estatal/burocrático. Este campo estatal es concebido por el autor como metacampo por ser el único que posee el monopolio de la violencia legítima que presupone el poder de regular y legislar aspectos que determinan al resto de los campos que se constituyen al interior de un territorio. Es decir, en esta zoom que es meramente gráfico y abstracto identificamos al metacampo estatal como aquel capaz de imponer como universal y universalmente aplicable un conjunto de normas que impactan en los demás campos, entre ellos el campo social y el campo profesional. Coincidiendo con Panaia (2008), entendemos que los procesos de construcción de los campos profesionales se caracterizan por estar ligados al contexto, donde coexisten grupos en competencia y dentro de los cuales se produce una relación dinámica de la agencia y los actores, de la estructura y los sujetos, de las instituciones y las trayectorias individuales, donde se construyen y deconstruyen identidades profesionales (sociales y personales). El Estado como meta-campo es productor de sentidos, establece los problemas sociales al reconocerlos-nominarlos y promueve el desarrollo de mecanismos Emile Dukheim y Max Weber, a partir de los aportes de estos clásicos los debates respecto a la categoría profesión fue diversificándose y construyendo diferentes líneas teóricas que hemos identificado tomando algunos de sus aportes para pensar en el proceso particular del Trabajo Social. Entre esas líneas mencionamos el estructuralismo, el funcionalismo y el interaccionismo simbólico. Asimismo nos acercamos a las reflexiones de la teoría de los campos de Pierre Bourdieu y a las contribuciones de la teoría de las tecnologías del poder de Michael Foucault. Todas estas corrientes aportaron diferentes categorías para la conformación de la matriz teórica anteriormente mencionada. 5 “El esquema de Bourdieu presenta, por un lado una mayor riqueza conceptual y, por otro, contiene un importante grado de flexibilidad que lo convierte en especialmente útil para el estudio de grupos profesionales específicos (…) también resulta de gran utilidad debido a que, como sostiene el propio Bourdieu, el concepto de campo permite romper con las vagas referencias al mundo social”. (Gonzalez Leandri; 1999:142).
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para enfrentarlos, y es en el marco del enfrentamiento de dichos problemas que va a requerir del surgimiento y consolidación de determinadas profesiones, como en nuestro caso el Trabajo Social. Así, entendemos al Trabajo Social, como una profesión que no puede ser aislada del contexto y cuyo proceso de construcción del campo profesional está indisolublemente vinculada al medio social. La conformación de la profesión está ligada entonces a las características particulares que adquiere el contexto a nivel político, social, económico en cada momento histórico, y particularmente a las características y demandas del Estado en nuestro país. Particularmente, el Trabajo Social en Argentina, surge como en Europa continental de la mano del Estado. Este actor fundamental en primer instancia va a crear las políticas públicas desde donde se desempeñan los profesionales, y va a marcar el perfil de Trabajador Social que se necesita de acuerdo a las demandas políticas, económicas y culturales del contexto, pero también es quien crea y regula los lugares de formación y finalmente
habilita la
colegiación. “Ese abordaje supone pensar las relaciones que se establecen en el interior del campo como fruto de la interacción entre agentes dotados de intereses y capacidades específicas, y en condiciones de defender formas organizativas que suponen una determinada distribución de los recursos materiales y simbólicos disponibles en ese campo. En tanto el interlocutor principal para tales actores es el Estado, en función de su control de la capacidad –al menos teórica de normatizar prácticas y organizaciones y reasignar recursos, la presencia de tales actores descubre, junto a referentes técnico-administrativos y financieros, una instancia que es fundamentalmente política.” (Belmartino, 2011:11). En este sentido los textos de formación, de registro, el ante-proyecto de ley de colegiación6 estaban claramente atravesados por las teorías de las ciencias sociales 6
hegemónicas
del
desarrollismo,
específicamente
la
impronta
“Estudio y Anteproyecto Preliminares sobre una Ley de Ejercicio de la Profesión de Asistente Social en la Provincia de Córdoba”. Trabajo presentado como relato a las IV JORNADAS ARGENTINAS DE SERVICIO SOCIAL. Tucumán, 10 al 13 de Octubre 1968. Córdoba (Rep. Argentina) Septiembre de 1968. Universidad Nacional de Córdoba. Escuela de Asistencia Social
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estructural funcionalista es claramente visible en los textos de formación, donde se observa el carácter evolutivo que le asignan al proceso de profesionalización del “Servicio Social”, el que alcanzará su máximo desarrollo en lo que definen como “método científico”. En ellos se observa una exaltación de la racionalidad pragmática que enarbola a las tecnologías como las herramientas más eficaces y eficientes para luchar contra la pobreza, ensalzando las bondades del desarrollo económico (visión evolutiva) y confundiendo sus objetivos (del desarrollo) con los de la profesión, lo cual evidencia la estrecha ligazón con el contexto que caracteriza al Trabajo Social. Pero no sólo los Estados nacionales intervienen, en el momento desarrollista la política internacional, específicamente
los organismos internacionales
jugaron un papel fundamental, no sólo definiendo los problemas de la agenda pública y diseñando programas para enfrentarlos, sino también demandando la intervención de determinados profesionales formados según sus lineamientos.
La autonomía profesional en el contexto desarrollista Este contexto global,
las preocupaciones políticas y las particularidades del
escenario nacional, dan cuenta de los desafíos profesionales de la época, los/ las trabajadores sociales eran “llamados” a cumplir tareas, funciones, de una práctica que hasta ese momento no había sido desarrollada ni discutida hacia dentro de la profesión. Generando de esta manera una nueva lucha dentro del campo en conformación que instaba a los nuevos profesionales a repensar su rol y reforzaba la necesidad de diferenciarse de los demás agentes que disputaban el control de la actividad sin tener el aval de la academia. Siendo el Estado un intermediario entre los objetivos de los Organismos Internacionales para la región, y la institucionalización de un espacio ocupacional para los Trabajadores Sociales de la época, en planes y programas para el desarrollo. Sin dejar de lado el análisis precedente es necesario comprender que las profesiones detentan cierta autonomía, la que no es absoluta y no comprende todas las esferas de la actividad profesional, pero le otorga márgenes de autocontrol que dependen incluso de la protección del Estado, del control del contenido mismo del trabajo, derecho a la autorregulación, definido como: “el resultado critico de la interacción del poder político y económico y la
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representación ocupacional, interacción facilitada a veces por instituciones educacionales y otros dispositivos que convencieron satisfactoriamente al Estado de que el trabajo de la ocupación es fiable y valioso”
(Freidson,
1978:93)7. El “control técnico sobre una actividad” (Gonzáles Leandri 1999) como base de la autonomía de una profesión no garantiza el desempeño de un campo profesional, ya que es justamente el Estado quien establecerá las condiciones y posibilidades reales de ejercicio, en este caso instrumentando políticas definidas por organismos internacionales. En tanto la autonomía desde esta perspectiva teórica es siempre relativa a la trama de posiciones y conflictos. Respecto al tema Danani recupera de Hasenfeld la idea de poder relativo de los agentes institucionales según desarrollen la capacidad, individual y colectiva, de generar “[...] eslabones con fuentes externas de legitimación, prestigio y reputación y un cierto control sobre un cuerpo de conocimientos y de aptitudes que no puede ser sustituido así como así” (Hasenfeld, 1983: 185). Desde ese lugar
considera que el Trabajo Social ocupa una
posición de
subordinación relativa a partir de una fuerte tendencia a la rutinización de la práctica profesional que consagra “la no posesión de capacidad de dominio sobre las condiciones de trabajo” (Danani, 2006, p. 44).8 En el mismo sentido Aquin9 dice "la profesionalización de esta práctica en nuestro país se realizó en estrecha relación con la gestión estatal de la cuestión social. De allí deriva la consolidación de un campo ocupacional para esta profesión centrado en el empleo estatal, en distintas áreas relacionadas con las políticas sociales", por lo que cuando habla de autonomía debe calificar a la misma o caracterizarla siempre como relativa, observando en los profesionales que se desempeñan en la administración pública cierta rutinización, "han interiorizado acríticamente la imposición de normas, con escasas posibilidades de autocrítica y de trabajo 7
8
Citado por Belmartino, 2000:86.
Danani, Claudia C. (2006) Politización: ¿autonomía para el Trabajo Social? Un intento de reconstruir el panorama latinoamericano. KATÁLYSIS vol 9 N° 2 jul/dez 2006 Florianópolis SC 189-199. www.scielo.br/pdf/rk/v9n2/a06v09n2.pdf 9 Nora Aquin, Patricia Acevedo, Nelly Nucci, Esther Custo (2008): El caso del Trabajo Social. “La construcción y conquista de autonomía de los Trabajadores Sociales en los escenarios sociales, hoy", Revista Savia N° 6, Universidad de Sonora, México.
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sistemático en pro de un reposicionamiento profesional". Teniendo en cuenta una mirada no lineal
y considerando la importancia y
complejidad de continuidades y rupturas del proceso de profesionalización; podríamos repensar la noción de autonomía directamente ligada a la capacidad y a la creación de condiciones que posibilitan “autoridad” reconocida para hablar y hacer en el ejercicio profesional. Entendemos que esta autoridad a lo largo de la historia fue poniendo en debate diferentes perspectivas en el campo de juego y marcaron la producción de conocimiento como así también el ejercicio profesional. La dimensión de poder en este análisis no pueda presentarse excluida, en tanto en el escenario del momento desarrollista; se generaron y posibilitaron espacios laborales desde la estructura del Estado y emergen nuevos sentidos y re significación de la categoría profesional. Se presenta un reconocimiento radical en tanto la disciplina y el lugar de la profesión desde una nueva posición ligada a la condición salarial. Este reconocimiento y la inclusión en el mercado de trabajo crearon y re-significaron la problematización como revisión de las funciones y formación académica de nuestra profesión. Podríamos afirmar que en el momento desarrollista se inaugura el proceso de subjetivación de lo político
generando las condiciones para una mayor
autonomía. El análisis del objeto inicia una interpretación estructural en la que se empieza a reconocer la naturaleza socio política de los problemas sociales. Acordamos con Danani que
“Cuanto más heterónomo es un campo, más
imperfecta es la competencia y más legítimo resulta que los agentes hagan intervenir fuerzas no científicas en las luchas científicas. Al contrario, cuanto más autónomo es un campo y más cerca está de una competencia pura y perfecta, mas puramente científica es la censura que excluye la fuerzas meramente sociales… hay que hacer valer razones, y para triunfar, hay que hacer triunfar argumentos, demostraciones y refutaciones” (Danani, 2006: 193)10
10
Idem Obra citada.
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Repensando la legitimidad de la disciplina en el campo de las ciencias sociales Consideramos que este particular momento del desarrollo profesional, está signado por la necesidad de organización interna profesional y la obtención de la legitimidad última, otorgada
por parte del Estado. Así entendemos a la
Legitimidad como una categoría transversal que está en relación al grado de organización interna del campo profesional y las instituciones que se van conformando dentro del mismo. Entendiendo que el control sobre la actividad debe ser necesariamente producto de la organización del campo, y que es ese control el que otorga legitimidad resulta interesante rescatar aquí el planteo de Urteaga (2011) siguiendo la línea de Freidson “ la legitimidad del control recae sobre: un cuerpo de conocimientos especializados y validados por un reconocimiento oficial; la existencia de un espacio profesional y de una división del trabajo controlado por los propios trabajadores; la existencia de un mercado del trabajo cerrado; la formación larga y directamente controlada por la élite profesional.” El Estado al actuar sobre las manifestaciones de la Cuestión Social va reconociendo a través de los años la necesidad de conocimiento especializado en atender los problemas sociales. Particularmente en el proceso del Desarrollismo, el
Trabajo Social logra legitimarse a través
de distintos lugares como; la
Academia, ya que se comienzan a expandir los lugares de formación de la profesión, algunos centros de formación del tipo terciarios desarrollados por institutos religiosos, otros lugares desde el ámbito universitario y laico. Sin ir más lejos la Escuela de Trabajo Social se funda en este período. Otro lugar que comienza a ocupar la profesión es el compartir proyectos de intervención con otras disciplinas, con esto hacemos referencia a que desde los Organismos Internacionales se instaba a trabajar sobre políticas de Desarrollo de la Comunidad, lo cual era bajado en “programas integrales” que buscaban el cambio y progreso de las comunidades e interactuaban diferentes profesiones. El Trabajo Social se legitimaba como profesión a través de estos planes y programas y aquí comienza a dibujar los límites de la acción de las otras profesiones y las intervenciones propias del Trabajador Social, intentado clausurar el campo profesional a través de la definición de los campos de intervención en lo comunitario, del bienestar social y de la asistencia pública,
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interpelando al Estado en la necesidad de reconocimiento de la profesión Y también es importante de destacar que Trabajadores Sociales comienzan a ejercer la docencia, cuya actividad era ocupada por otras profesiones como la medicina y el derecho, no olvidemos la concepción con la que nace el Trabajo Social de ser una profesión para médica y para jurídica. Además en este momento histórico, los colegas argentinos comienzan a producir teoría específica de la profesión11, que hasta ese momento provenía de otras profesiones o de corrientes anglosajonas. Todas estas características legitiman a la profesión, enmarcadas en lo que demandaba el meta campo estatal. Siguiendo a Panaia (2008) en Dubar y Tripier entienden a las profesiones y sus procesos de legitimización como, algo que no se puede separar del medio social donde es practicada, esto nos remite a que cada periodo histórico nacional e internacional le ha impartido una impronta a la constitución de los elementos externos e internos del campo profesional. Esta lógica ha constituido el proceso de profesionalización y legitimación laboral. La clausura del campo profesional fue un desafío del momento desarrollista, que implicó la construcción de discursos y de una identidad colectiva que posibilitara al mismo tiempo la definición de nuevos objetivos, formación académica y perfil profesional.
Reflexiones finales… En relación al campo disciplinar del Trabajo Social, una de las fuentes más importantes para comprender los procesos de construcción de identidades profesionales, de legitimación como profesión y de construcción de sentido de pertenencia de los Trabajadores Sociales a sus respectivas organizaciones profesionales, es indagar los procesos de construcción de memorias colectivas, como asimismo rastrear en las fuentes históricas, conociendo las diferentes circunstancias que fueron incidiendo en el trayecto que iba realizando el 11
Hacemos referencia a los siguientes textos: El Servicio Social en el proceso de desarrollo. Egle Grela. Editorial Humanitas. Buenos Aires, 1964. Manual de Servicio Social. Valentina Maidagán de Ugarte. Instituto de Servicio Social – Escuela Nacional de Salud Pública. República Argentina –Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública. Buenos Aires, 1960. Primera Edición. Metodología y Práctica del Desarrollo de la Comunidad. Ezequiel Ander Egg. Editorial Hvmanitas (Segunda Edición). Buenos Aires, 1967.
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colectivo profesional, así como las determinaciones sociohistóricas y los marcos sociales
que pesaron a la hora de adoptar determinado perfil o
posición en el campo de las ciencias sociales y también en la construcción del campo profesional. La construcción del campo profesional es un entramado complejo y en interrelación que no deviene de los debates entre campo interno y externo o de los orígenes mas o menos conservadores de las profesiones, tampoco se dirime en la antinomia simplista de endogenismo-exogenismo, ni en los binomios de la autonomia-heteronomia, identidad colectiva-identidad individual. Por el contrario, deviene de la relación mutuamente dependiente donde el estado o meta campo estatal pone en juego sus intereses en la definición de la cuestión social, de las necesidades y consecuentemente de las posibilidades de resolución y los mecanismos. Deviene de la relación con los desarrollos gremiales, la clausura del campo y los agentes habilitados. Deviene de la existencia de una práctica legitimada y de sujetos adscriptos a la misma, que bregan por el desarrollo de conocimientos transmisibles y científicos en búsqueda de legitimidad y poder, que se fortalece y erige por medio de la elaboración de un discurso oficial de los mismos profesionales y un reconocimiento de su efectividad, construyendo una historia oficial desde donde identificarse colectiva y personalmente. Estas son variables que hablan de la complejidad del modelo para analizar la construcción de un campo Profesional, como es el caso de Córdoba Argentina, en donde en el momento de mayor expansión del debate en torno a la profesión, el desarrollismo, muchas variables cruzaron y definieron la consolidación del campo profesional del Trabajo Social. Pero en la actualidad, nos vuelven a resurgir las interpelaciones en torno al campo profesional y los atravesamientos de los procesos de legitimidad, autonomía y la injerencia del estado, en lo que somos como profesión. ¿Cómo el meta campo estatal hoy nos impacta?, ¿cómo las condiciones laborales nos restringen/limitan/posibilitan/habilitan en las luchas de poder a mantener la autonomía relativa?, ¿cómo los posicionamientos profesionales actuales contribuyen o socavan la inevitable tensión de cerrar el campo donde las fisuras aparecen?
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