TRABAJADORES SOCIALES PRECARIZADOS ¿POBRES INTERVENCIONES PROFESIONALES?

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014

EJE: Condiciones laborales de los trabajadores sociales TRABAJADORES SOCIALES PRECARIZADOS ¿POBRES INTERVENCIONES PROFESIONALES?1 Luciana Anahí Moya2 María Gregoria Vallejo3

Resumen: La presente ponencia intenta reflexionar sobre las profundas transformaciones operadas en el mundo del trabajo a partir de la implementación de las políticas Neoliberales en la contemporaneidad, con el objetivo de comprender razones íntimas del contexto y escenario de producción y reproducción del conjunto de la clase trabajadora y, en particular de l@s Trabajador@s Sociales. Quienes se encuentran insertos fundamentalmente dentro del Estado, ámbito que se constituye en el principal empleador para el cual l@s Trabajador@s Sociales asalariados venden su fuerza de trabajo, que en el modo de producción capitalista se transforma en mercancía. Veremos a lo largo del ensayo como estas modificaciones operadas en el Estado y en la esfera de la producción y del trabajo inciden directamente en al menos tres aspectos de la práctica profesional de l@s Trabajador@s Sociales: las políticas sociales, los espacios socio-ocupacionales y los sujetos usuarios de los servicios sociales.

A modo de Introducción… "La crítica no arranca flores imaginarias de las amarras para que los hombres soporten las amarras sin fantasías y consuelo, sino para que se liberen y puedan brotar las flores vivas” Karl Marx El presente ensayo intenta ser un aporte para reflexionar, interpelar, la “práctica” profesional a partir de las condiciones de trabajo de l@s Trabajador@s Sociales en el ámbito estatal y la vinculación con los sujetos de su “hacer” profesional. Dicho trabajo se sustenta en la perspectiva Histórico Crítica y se concibe al Trabajo Social como una profesión inscripta en la división socio-técnica del trabajo colectivo en 1

Trabajo realizado en el marco del Proyecto de Investigación denominado “Trabajo Social y Conflicto de Clases: Procesos hegemónicos y contra hegemónicos en el Espacio socio-ocupacional” 2 Ayudante de Primera con Dedicación Simple en la Materia Metodología del Servicio Social I y II. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales-UNCO Lic. En Trabajo social- Área Programa -Hospital San Patricio del Chañar- Provincia del Neuquén 3 Docente a cargo Introducción al Servicio Social FADECS-UNCO Lic. en Trabajo Social Hospital Horacio Heller- Neuquén Capital


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un determinado momento del desarrollo del capitalismo para atender las secuelas de la cuestión social. El Trabajador Social en tanto perteneciente a la clase trabajadora, y en palabras de Netto, un ejecutor terminal de las políticas sociales, fundamentalmente estatal, es puesto en su lugar histórico y profesional, en el contexto de las profundas transformaciones Neoliberales dentro de la manutención y ampliación de la hegemonía capitalista (ahora particularmente financiera). L@s Trabajador@s Sociales como asalariados padecen la enajenación de quienes venden su fuerza de trabajo, trabajo que en el modo de producción capitalista se torna mercancía. A partir de esta concepción se derivan una serie de presupuestos que serán revisados en el presente trabajo. Ahora bien para comenzar a desentrañar estas cuestiones es necesario pensar el Estado, las políticas sociales y las transformaciones operadas en el mundo de la producción atendiendo a las formas que las mismas adquieren en el cotidiano del ejercicio profesional de l@s Trabajador@s Sociales. Como en el trabajo se pretende reflexionar sobre las condiciones laborales de l@s Trabajador@s Sociales en el ámbito estatal, es que se intenta señalar, como el Estado que se presenta ante la sociedad como “garante de los derechos de los trabajadores” se convierte en una fuente de precarización y flexibilización laboral. Estas condiciones objetivas en que l@s Trabajador@s Sociales reproducen su vida juegan un papel fundamental en los procesos de intervención y las mismas adquieren particularidades que serán desvendadas en este ensayo. Actualmente

las

políticas

sociales

se

tornan

focalizadas,

descentralizadas,

privatizadas. Lejos de arrasar con la pobreza (cosa por otro lado imposible en el modo de producción capitalista) y el desempleo como se proclama en los discursos materializados en los programas sociales tienden a exacerbarla. Estas intentan mitigar las necesidades de los sectores más explotados, con el fin último de asegurar las condiciones necesarias para el desarrollo del capitalismo y la consecuente concentración del capital. El actual cuadro socio histórico atraviesa y conforma el cotidiano del

ejercicio

profesional del trabajador social afectando sus condiciones y las relaciones de trabajo, y también las condiciones de vida de la población usuaria de los servicios sociales. Finalmente para dar cuenta del objetivo planteado al inicio del presente ensayo, se intentará realizar algunas aproximaciones teniendo como interrogantes los siguientes: ¿Cómo afecta el cuadro socio-histórico actual en las condiciones y relaciones de trabajo de l@s Trabajador@s Sociales y las condiciones de vida de la población?


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¿Cómo operan las condiciones laborales de l@s Trabajador@s Sociales en el ejercicio profesional dentro del ámbito estatal? ¿Qué implica pensar la práctica profesional como trabajo y el ejercicio profesional inscripto en el proceso de trabajo? ¿Cómo influye “el componente vocacional” del Trabajo Social en relación a las condiciones de trabajo del Trabajador Social en la esfera del Estado? ¿Cómo se vincula con el carácter fundacional de la profesión? ¿Qué incidencia tiene “el carácter femenino” de la profesión en las condiciones de trabajo de l@s Trabajador@s Sociales?

Acerca Del Contexto, La Esfera De La Producción Y El Mundo Del Trabajo

Lecciones contra los vicios inútiles

“El desempleo multiplica la delincuencia y los salarios humillantes la estimulan. Nunca tuvo tanta actualidad el viejo proverbio que enseña: El vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo. En cambio, ya nadie dice, porque nadie lo creería, aquello de trabaja y prosperas. El derecho laboral se está reduciendo al derecho de trabajar por lo que quieran pagarte y en las condiciones que quieran imponerte. El trabajo es el vicio más inútil. No hay en el mundo mercancía más barata que la mano de obra. Mientras caen los salarios y aumentan los horarios, el mercado laboral vomita gente. Tómelo o déjelo, que la cola es larga”. Eduardo Galeano “Patas arriba: La Escuela del mundo al revés”

El Neoliberalismo es un proyecto político, económico, social impulsado principalmente por Estados Unidos y por medio de instituciones financieras internacionales. Sobresale el papel adquirido por las agencias como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que desde los años 80 se convirtieron en el dispositivo nodal para la implementación de los ajustes estructurales. El paquete Neoliberal puso eje en la liberación de los mercados mundiales (comerciales, financieros, productivos). Su etapa fundacional comenzó en el año 1947 y se prolonga aproximadamente durante 30 años, su tesis básica es que el mercado es el mejor instrumento para la asignación de recursos y satisfacción de necesidades. Según Ana María Ezcurra (1998) el Neoliberalismo originario planteó una agenda de


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política con cuatro ideas fuerzas claves: La promoción del libre mercado como objetivo prioritario; lo que demandaría una tasa de ganancia del capital privado; y por ello se requeriría una reducción de los costos salariales, una disminución en el costo de la fuerza trabajo y una firme contención del gasto publico social. La etapa estatal del Neoliberalismo comienza a fines de los 70 y se da fuertemente con las administraciones de Margaret Thatcher en Gran Bretaña (1979) y Ronald Reagan en Estados Unidos (1980). Durante este segundo momento las características de este proyecto Neoliberal se plasman en los ajustes estructurales a escala mundial. Se exacerba la política de deprimir el costo de la fuerza de trabajo y los salarios. El trabajo retrocedió al precio de una mercancía comprada al menor precio posible. Este proyecto se agudizó hasta plasmarse en los programas de flexibilidad laboral. Los rasgos sobresalientes de esta etapa son en primer lugar el ensamble del ideario Neoliberal con valores democráticos, típicamente neoconservadores y una firme voluntad de homogeneización y unificación de la ortodoxia Neoliberal. Durante la tercera etapa se produce un aggiornamiento del programa Neoliberal, fase que comienza en 1990. La máxima prioridad de la política internacional y del accionar del Banco Mundial es la reducción de la pobreza en el sur, la cual es percibida como un riesgo para la sustentabilidad política de dicho programa. Según el ideario de este proyecto los efectos desfavorables serian transitorios o momentáneos. Sin embargo si se miran los indicadores sociales y económicos de América Latina durante los años 80 y 90 se tratan de consecuencias inherentes y estructurales de esa propuesta. La implementación del mismo produjo transformaciones en todos los ámbitos de la vida social, a los fines del presente ensayo se analizará solamente lo atinente a la producción y al trabajo. En relación al mundo de la producción, se modifica el modelo taylorista/fordista por el modelo japonés o toyotismo lo que implica, flexibilidad en el proceso de trabajo, flexibilidad en el mercado de trabajo, flexibilidad en los productos y flexibilidad en los modelos de consumo (Iamamoto, 2003). La producción durante el toyotismo está orientada directamente por la demanda, la cual es variada, diversificada y capaz de abastecer el consumo, a diferencia del fordismo donde se producía en masa y serie. El toyotismo supone una sobre explotación de los obreros, se estructura a través de un número mínimo de trabajadores, los cuales deben operar varias máquinas para aumentar la producción, transformándose en trabajadores multifuncionales. Para la efectiva flexibilización de los aparatos productivos se torna necesaria una


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flexibilización de los trabajadores (trabajos temporarios, subcontratados, en negro, etc). Los años 80 implicaron profundos cambios en el mundo del trabajo, la clase que vive del trabajo sufrió la crisis más aguda del siglo pasado que afecto no solo su materialidad sino también su subjetividad. Esto trae como consecuencia la producción de una importante masa de población sobrante, la cual se constituye fundamentalmente en los sujetos de la intervención profesional de l@s Trabajador@s Sociales. Ricardo Antunes (2001) al analizar hoy el “mundo del trabajo”, encuentra una precarización del trabajo, el desempleo y el subempleo que se generó. “...porque, por un lado, se dio la expansión nefasta del ideario y la pragmática del neoliberalismo y por otro, por el piso social conformado por la nueva configuración del capitalismo, que ha sido denominada como la fase de la reestructuración productiva del capital, donde el toyotismo y otros experimentos de desregulación, de flexibilización etc. han marcado al mundo capitalista, más intensamente después de la crisis estructural iniciada en los años 70 “. (Antunes, 2001:99). En Argentina el proyecto Neoliberal, orienta su política basada en el cumplimiento del pago de la deuda externa exigida por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. A partir de la década del 80 toma ímpetu un modelo Neoliberal que pretende llevar un proyecto político acorde a las necesidades del capital monopolista. Este modelo se caracteriza por la llamada desregulación, la apertura del mercado, el desmantelamiento del sector público y la autonomía del sector financiero. Pobres Políticas Para Los Pobres Los Nadies Los nadies: los hijos de nadies, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, re jodidos: Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folclore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino numero.


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Que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuesta menos que la bala que los mata Eduardo Galeano “El libro de los abrazos” Estas modificaciones operadas en el Estado y en la esfera de la producción y del trabajo inciden directamente en al menos tres aspectos de la práctica profesional de l@s Trabajador@s Sociales: las políticas sociales, los espacios socio-profesionales y los sujetos con los que trabaja. Respecto de las políticas sociales es importante pensarlas ya que en las últimas décadas se asiste a un proceso de privatización, descentralización y focalización de las mismas lo que impacta en la reproducción de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Lejos de arrasar con la pobreza (cosa por otro lado imposible en el modo de producción capitalista) y el desempleo tal como se proclama en los discursos materializados en los programas sociales tienden a exacerbarla. Retomando a Alejandra Pastorini (1997) las políticas sociales, además de constituir un instrumento redistributivo (prestación de asistencia y servicios) cumplen otras funciones: política y económica. “Esto significa que las políticas sociales no pueden ser vistas como meros instrumentos de prestación de servicios (exclusivamente su función social), sino que también es necesario analizar su contraparte política como mecanismo de legitimización del orden; y económica, que se refiere principalmente al abaratamiento de la fuerza de trabajo a través de la socialización de los costos de su reproducción y a la intervención en el aumento de la demanda efectiva” (Pastorini, 1997:214). Estas políticas focalizadas, basadas en el asistencialismo y la fragmentación social, intentan mitigar las necesidades de los sectores más explotados, con el fin último de asegurar las condiciones necesarias para el desarrollo del capitalismo y la consecuente concentración y centralización del capital. Además el Trabajador Social es concebido como implementador y ejecutor terminal de las políticas sociales y en ese sentido las mismas constituyen un medio de trabajo (y determinan los recursos que los Trabajadores Sociales utilizan)

por lo que

las

características que asuman van a incidir directamente en su “práctica”. Estas políticas sociales materializadas en los distintos programas asistenciales (clientelares y altamente estigmatizantes) están orientadas a la población sobrante. Respecto de los sujetos hacia los cuales van dirigidas las políticas sociales y retomando la noción marxista existen, según María Kabat (2009), tres formas de


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sobrepoblación relativa las cuales podrían clasificarse en superpoblación estancada, fluctuante, latente, y el pauperismo consolidado. La sobrepoblación estancada se constituye en aquella que entra y sale de la producción de manera continúa. Sobrepoblación fluctuante: la industria en su desarrollo atrae y repele obreros. “Marx llama la atención sobre el hecho de que la gran industria y el taller mecanizado necesitan muchos obreros jóvenes que cuando envejecen son, en su mayoría, expulsados” (Kabat, 2009:115). La sobrepoblación latente constituida por aquella que migra entre ramas. La sobrepoblación relativa estancada parte del ejército obrero inactivo que solo se activa cuando vende su fuerza de trabajo por debajo de su valor. Finalmente, para Marx (2012) el sedimento más bajo de la sobrepoblación relativa se compone del pauperismo consolidado. Esta categoría se conforma por tres grupos. En primer lugar se encuentran las personas aptas para el trabajo, quienes constituyen una masa que crece con la crisis y cae con el periodo de recuperación, es decir que es cíclicamente absorbida y expulsada. En segundo lugar, Marx menciona a las viudas, huérfanos e hijos de indigentes Por último, pertenecen al pauperismo las personas incapacitadas para trabajar. Estos se constituyen en los sujetos fundamentales de la “práctica profesional”.

Reflexionando Sobre El Espacio Socio-Ocupacional En relación al espacio socio-ocupacional se observa que a pesar de las políticas de achicamiento del Estado, el ámbito en el se emplean mayormente l@s Trabajador@s sociales es el estatal. Ese Estado que se presenta ante la sociedad como “neutral” o como “garante de los derechos de los trabajadores” se convierte en la fuente principal de precarización y flexibilidad laboral (Cademartori, Campos, Seiffer, 2007). Atravesado por recortes presupuestarios muy significativos, a partir de los cuales se procede al deterioro de las condiciones laborales. Ese resquebrajamiento se da tanto en el plano de lo salarial, como de la prestación de servicios. De esta forma, se modifican las condiciones laborales del Trabajador Social como asalariado y a su vez se transforman las funciones profesionales en su accionar cotidiano. Antes de avanzar se pretende precisar que se concibe a la “práctica” profesional apelando a la categoría de trabajo, ya que a partir del mismo los hombres mediatizan la satisfacción de las necesidades frente a la naturaleza y a los otros hombres. “Es por intermedio del trabajo que el hombre se afirma como un ser que da respuestas


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práctico-conscientes a sus carencias, a sus necesidades…por otro lado en el trabajo hay una proyección y anticipación de resultados, o sea dispone de una dimensión teleológica…además se afirma como un ser creador, no sólo como individuo pensante sino como un individuo que actúa consciente y racionalmente” (Iamamoto, 2003: 78 79) Ahora bien, ¿Cuáles son las implicancias de esta concepción para el trabajo social? En primer lugar implica pensar una materia prima u objeto sobre el que incide la acción, en segundo lugar los medios e instrumentos de trabajo y finalmente la propia actividad. En relación al primer aspecto se puede afirmar que el objeto está conformado por las diferentes expresiones de la cuestión social conocerla implica explicar los procesos que las producen y reproducen y comprender su influencia en los sujetos que las viven en sus relaciones sociales en la vida cotidiana. Respecto de los medios e instrumentos de trabajo los mismos están conformados por las bases teórico-metodológicas que recibe durante la formación universitaria, pero además para poder realizar su trabajo requiere de medios (financieros, técnicos y humanos) provenientes de los programas y proyectos de la institución donde desarrolla su actividad. De esta manera el Trabajador Social para desarrollar su trabajo depende del Estado u organización donde se encuentra inserto y en ese sentido la institución no es un condicionante más del trabajo del Asistente Social. Este organiza el proceso de trabajo donde participa. Finalmente el trabajo es una actividad humana ejercida por sujetos de clases ello remite a sujetos que trabajan, que poseen una tradición, una herencia cultural, un bagaje teórico constituyendo un perfil social e histórico sobre el que se volverá más adelante en el desarrollo de este trabajo. El Trabajador Social en tanto perteneciente a la clase trabajadora, es puesto en su lugar histórico y profesional, en el contexto de las profundas transformaciones Neoliberales dentro de la manutención y ampliación de la hegemonía capitalista (ahora particularmente financiera). L@s Trabajador@s Sociales como asalariados padecen la enajenación de quienes venden su fuerza de trabajo, trabajo que en el modo de producción capitalista se transforma en mercancía. Estas condiciones objetivas en que los trabajadores sociales reproducen su vida juegan un papel fundamental en los procesos de intervención. La rutinización, burocratización, naturalización, discontinuidad, fragmentación e individualización están presentes en el ejercicio profesional a partir de estas condiciones de trabajo.


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Atraviesan su cotidianeidad en situaciones laborales precarias marcadas por el pluriempleo, la inestabilidad laboral, los contratos basuras, la pérdida de derechos sociales y laborales que acompañan el proceso de tercerización y de flexibilización de los sistemas de remuneración. Una gran parte de l@s Trabajador@s Sociales se constituyen en “monotributistas”, con lo cual se enmascaran relaciones de dependencia. La inestabilidad laboral a la que están expuestos incide directamente en las acciones que desarrollan, trabajando en una constante incertidumbre que no le permite una proyección en el quehacer. Sometido a los funcionarios de turno quienes deciden mantener o no la continuidad de programas o áreas de trabajo. Intervenciones con carácter de procesos transformadores, quedan subordinadas al tiempo establecidos en los contratos laborales y a los pocos recursos disponibles, generando un tipo de respuesta inmediata, acabada, inconclusa a las complejas expresiones de la cuestión social. Perpetuando una lógica liberal, que mercantiliza el espacio socio-ocupacional. El gran desafío hoy para l@s Trabajador@s Sociales es constituirse en un profesional propositivo que intervenga no sólo en el plano de la ejecución de las políticas sociales sino también en su formulación y gestión. Vocación y Género: Agudizando Las Condiciones De Explotación De L@sTrabajador@s Sociales “Tengo a todos en mi contra. A los hombres porque pido la emancipación de la mujer a los propietarios porque reclamo la de los asalariados” Flora Tristan ¿Por qué las propias condiciones histórico-sociales, que terminaron imponiendo la profesión como una práctica asalariada, no pudieron terminar con el carácter vocacional/ apostólico de la misma? Y en este caso, ¿qué papel jugó el ideario católico en esta configuración de la profesión? Una de las cuestiones que resulta significativo mencionar es la simbología que gira en relación al accionar del Trabajador Social. Esto se refiere a las representaciones sociales existentes en torno al ejercicio profesional relativo al componente vocacional, ligado también a las bases fundacionales de la profesión. L@s Trabajador@s Sociales presuntamente eligen formarse en este campo en parte por la “voluntad de ayuda”, la solidaridad, la preocupación por los más necesitados, por mandatos de género, entre


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otros. “La incorporación histórica del ideario católico en la profesión acentuó el carácter “misional”, entendiendo que la opción por esta profesión tenía un profundo sentido “vocacional” y voluntario, vinculado más con un “llamamiento divino y una misión a desempeñar”. (Riveiro, 2011:119). La “función” de l@s Trabajador@s Sociales se constituiría en el “deber de servir” y “y hacer el bien por el bien mismo”, restringida a la manifestación voluntaria de los individuos, que contribuyera con el “mejoramiento de la sociedad” y se apoyara en la caridad y la justicia social. Se considera que este componente vocacional permite la reproducción del trabajo en condiciones inhumanas y justifica situaciones de explotación. En tanto el Trabajador Social se debe “sacrificar” o realizar a voluntad la “asistencia a los más necesitados”. Es frecuente escuchar que para ser Trabajador Social hay que tener vocación, ubicando a la misma como una cuestión innata o natural. “Este rasgo, que caracteriza las representaciones sociales sobre la profesión y que legítimamente puede ser el que haya movilizado a muchos de los miembros de este colectivo a estudiar trabajo social, es reforzado y consolidado en el paso por la formación académica y juega como un enorme condicionante para pensar cualquier proceso de reivindicación como un sector más de la clase trabajadora”. (Cademartori, Campos, Seiffer 2007:96) Esto conlleva a la dificultad de l@s Trabajador@s Sociales para organizarse y movilizarse con otros colegas para mejorar sus condiciones laborales, como cualquier trabajador de otro sector, en tanto recae sobre ellos una carga de condena y culpa por paralizar la “asistencia de los más necesitados”. Esta simbología tiende a alejar a l@s Trabajador@s Sociales de una base de identificaciones común con el resto de los asalariados. También se vincula con el carácter femenino de la profesión. Se cree que la elección de esta carrera se debe a una cuestión relacionada a la “vocación natural” atribuida socialmente a las mujeres, ligada a estereotipos que giran en torno a su condición femenina: dulzura, paciencia, capacidad de atender a los demás. Debido a estas representaciones sociales a las mujeres les quedan reservadas tareas vinculadas con lo emocional, lo particular y lo subjetivo. En contraparte, las actividades donde existe predominio de varones, se encuentran ligadas al conocimiento, la ciencia, el saber, tareas vinculadas a lo racional, lo objetivo. Esta profesión surgió con un fuerte carácter femenino, que continuó con la tradición de la caridad y la filantropía, ejercida por mujeres de la clase dominante. En el momento


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de la profesionalización, también fueron mujeres de

estos sectores quienes se

sumaron aportando a un modo de participación social, política y/o religiosa. Pero la incorporación de este nuevo agente profesional al mercado de trabajo arrastró su condición “femenina”, la cual está subordinada en la división social, sexual y técnica del trabajo, ya que las mujeres se integran masivamente al mercado laboral en el capitalismo bajo el estatuto social y sexual que tienen en el mismo. Por lo tanto, esta práctica social se presentó como una actividad propia del mundo “femenino”, donde no era demandada una ruptura con su estatuto social como mujer, ya que se preserva la defensa de la familia, la propiedad privada y el papel socialmente impuesto a la mujer en su condición de mujer-madre. A partir de esta imagen auto-atribuida, la profesión aparece como el campo de realización de la solidaridad humana. Por lo tanto, la formación de la personalidad del futuro

profesional requiere del desarrollo de ciertas cualidades, sin las cuales el

ejercicio profesional carecería de eficacia y sentido. “La lista de actitudes, virtudes y cualidades que se requieren para ser asistente social, es extensa: crear confianza y fe en los usuarios; tener simpatía, tenacidad, perseverancia, caridad, vocación, dignidad, espíritu de fraternal compasión; aliviar los sufrimientos; grandeza de alma, poder posponer su propia persona, educar con el ejemplo.” (Riveiro, 2011: 120) El carácter femenino de la profesión, va a determinar que las condiciones laborales de las Trabajadoras Sociales se correspondan con sus formas de contratación. Suelen hallarse concentradas en las posiciones más bajas, menos remuneradas y menos seguras y realizar trabajos a tiempo parcial a efectos de compatibilizar el trabajo fuera de la casa con el que desarrollan en el ámbito doméstico. Lo que se conoce como la doble jornada de trabajo. Como consecuencia de la flexibilización del trabajo, del desempleo masivo y la reducción de los salarios cada vez más mujeres deben incorporarse al mercado laboral para asegurar la supervivencia de la familia. Se abren posibilidades de inserción en el ámbito público, pero no en igualdad de condiciones ya que las mismas representan mano de obra barata, poco calificada y “dócil”. Las mujeres han sido siempre las más perjudicadas por este sistema global de explotación. El mercado no resuelve las situaciones de desigualdad, sino que las potencia. Excluye y discrimina a las mujeres pagándoles un menor salario o apropiándose de su trabajo no pagado que es el que da vida, educa, nutre y cuida a los futuros y presentes “productores” y “consumidores”.


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“El capital incorpora al trabajo femenino de modo desigual y diferenciado en la división social y sexual del trabajo. Los salarios, los derechos, las condiciones de trabajo, en suma la precarización de sus condiciones de trabajo han sido aun mas intensificadas cuando se toma en cuenta la dimensión del genero” (Antunes, 2005:100).

A Modo De Conclusión… La conclusión del presente ensayo intenta ser un aporte en relación a como se concibe al Estado, a las políticas sociales, a los sujetos con los que se trabaja, y al Trabajador Social como trabajador asalariado en el modo de producción capitalista. En un contexto Neoliberal marcado por la mercantilización de la vida social y una tendencia a reprivatizar la cuestión social, ¿Cómo denunciar el carácter colectivo, a estas necesidades que aparecen como individuales? A modo de darwinismo social donde prima el individualismo y la sobrevivencia del más apto como valores supremos. Esta cuestión social que no es nueva pero que adquiere nuevas expresiones en el actual contexto socio histórico. Como se expresó anteriormente, las condiciones de explotación en que l@s Trabajador@s Sociales desarrollan su trabajo profesional los llevan a reproducir prácticas rutinizadas, normatizadas y burocratizadas. Por ello es necesario profundizar sobre cómo se problematiza la vida cotidiana; cómo se aporta para la construcción de un sujeto colectivo, cuáles son los vínculos que se establecen con la población, cómo se habilitan discursos no hegemónicos, descartados y desautorizados de los sectores explotados, cómo superar el mesianismo y el fatalismo reconociendo el papel que le compete a la clase obrera en los procesos emancipatorios de la humanidad. “Sostener el hecho de que aprehender la cuestión social implica también aprehender como los sujetos la viven, pero desvelar las condiciones de vida de los individuos, grupos y colectividades con los cuales se trabaja es un requisito para que se pueda descifrar las diversas formas de luchas, orgánicas o no, que están siendo creativamente gestadas y alimentadas por la población. También es prerrequisito para percibir las aspiraciones, los núcleos de oposición, la capacidad de imaginación y de invención de la sociedad que están ahí presentes, donde se encuentran mezclados elementos de rechazo y afirmación del orden social vigente. Esto parece ser una de las condiciones para que el Asistente social pueda romper con la relación tutelar y de extrañamiento con los sujetos junto a los que se trabaja y, al mismo tiempo, y un camino fértil para la formulación de nuevas propuestas de trabajo” 2003:96)

(Iamamoto,


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Referencias Bibliográficas: ANTUNES, R. (2001) ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y la centralidad del mundo del trabajo. San Pablo: Cortez. ____________ (2005) Los sentidos del trabajo: ensayos sobre la afirmación y negación del trabajo. Buenos Aires: Ediciones Herramienta y Taller de Estudios Laborales. CARDEMARTORI F., CAMPOS J. y SEIFFER, T. (2007) Condiciones de Trabajo de los Trabajadores sociales. Hacia un proyecto profesional critico. Buenos Aires: Espacio. D’ ATRI, A. (2006) Luchadoras: Historia de mujeres que hicieron historia. Buenos Aires: Editorial I.P.S EZCURRA, A. (1998) ¿Qué es el Neoliberalismo? Evolución y límites de un modelo excluyente. Buenos Aires: Lugar Editorial IDEAS Instituto de Estudios y Acción Social. IAMAMOTO, M. (2003) El Servicio Social en la contemporaneidad. Trabajo y formación profesional. San Pablo: Cortez. KABAT,

M. (2009) La sobrepoblación relativa: el aspecto menos conocido de la

concepción marxista de la clase obrera. En Anuario CEICS MARX, K. (2012). El Capital Libro Primero Tomo I Vol.3 El proceso de producción del capital. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores. MONTAÑO, C. (1998): La Naturaleza del Servicio social: Un ensayo sobre su génesis, su especificidad y su reproducción. San Pablo: Cortez. PASTORINI, A. (1997) ¿Quién mueve los hilos de la Políticas sociales? Avances y limites en la categoría “concesión y conquista”. En, E. Borgianni y C. Montaño (Comp.) , La política social hoy (pp. 207-232). San Pablo: Cortez. RIVEIRO, M. Laura (2011): La Tensión Del Carácter Asalariado del Trabajo Social en sus Orígenes Revista de Trabajo Social N°5. Tandil


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