XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
SEGUNDO PANEL: Condiciones Laborales JORGELINA MATUSEVICIUS: Antes que nada agradecer a los organizadores de este congreso, y en particular al colegio de la provincia de Buenos Aires que fueron los que propusieron mi participación en el panel. Y para empezar, para reconocer de algún modo nuestras condiciones de trabajo y la forma que asume nuestra tarea en el contexto de la división socio- técnica del trabajo, debemos empezar por reconocer cuáles son las relaciones sociales que nos atraviesan como trabajadores. Vivimos en un sistema social, el sistema capitalista, esta diapositiva ya la vieron los compañeros, vieron la ponencia sobre derecho a la vivienda. Justamente vivimos en un sistema social como el sistema capitalista, que solamente en un sistema como este se puede explicar una situación como la que se ve en la foto, o sea, una persona con una necesidad y la mediación para esa necesidad y la mediación para esa necesidad son las relaciones de propiedad, es una mercancía. Mirar las relaciones de producción es no mirar otra cosa que las relaciones en la que producimos y reproducimos nuestra vida y la vida humana en general. Justamente el capital como relación social, como valor que se valoriza, rige la vida de todas las personas. Esta lógica que se nos impone, la generación de valor, va de la mano de una determinada relación de poder, desigual. Esta relación de sometimiento, de dominación no es natural, o sea, debe permanentemente ser lograda esta relación desigual, reproducida, actualizada, no nacemos sometidos, para vivir en una sociedad incorporamos a través de distintos mecanismos de socialización los modos en los que debemos comportarnos con otros, con nuestros semejantes y con la autoridad de algún modo; ya van a ver por qué planteo todo esto, a dónde quiero llegar. Entonces, para garantizar estos mecanismos de explotación es necesario garantizar al mismo tiempo y de manera sistemática mecanismos de dominación, de control y de control del poder político de los trabajadores. Estos mecanismos de dominación no son de una vez y para siempre, deben ser permanentemente logrados, dado que enfrentan de modo permanente la resistencia y la lucha de los trabajadores para superar esa dominación. Qué tiene que ver todo esto con el trabajo social, cómo participa el trabajo social en estas relaciones sociales. Como trabajadores sociales contribuimos de manera indirecta, actuamos en la acumulación de capital, en la generación de valor en todo caso. Actuamos en la reproducción de la fuerza de trabajo, que es en definitiva la que, la fuente de generación de ese valor, la reproducción de la población obrera, que
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constituye una fuente de reserva para la explotación del capital, la existencia de esta porción de la población permite que se acentúe la explotación de los trabajadores ocupados, vía la aceptación de peores condiciones de trabajo, vía la producción de plusvalía absoluta y la venta de la fuerza de trabajo por debajo del valor. Marilda Iamamoto dice, los profesionales del trabajo social ligados originariamente a la tensión de las manifestaciones de la cuestión social, vía los servicios sociales estatales, participan como trabajadores asalariados del proceso de redistribución de la riqueza social, no siendo su accionar apenas un servicio útil, sino un eslabón que produce potenciales efectos, tanto en la producción como en la distribución del valor y de la plusvalía. Es decir, en el proceso de redistribución de la plusvalía a través del fondo público, tornándose así un medio de reducción de los costos de reproducción de las fuerzas de trabajo. Pero además actuamos en la producción y reproducción de otra cosa muy importante que es una determinada subjetividad que tienda a aceptar esas condiciones y esas relaciones sociales. Que se coloque el trabajo en ese lugar de poder desigual, que acepte pasivamente determinadas relaciones de poder. Es parte, de algún modo, de lo que estamos llamados, por lo menos en los orígenes de la profesión, a hacer. Lo hacemos no sin luchas, no media otra cosa que la lucha de clases mismas, nosotros también expresamos en la tensión de nuestra intervención esa confrontación que subyace en la sociedad, somos parte de esa clase y debemos dirimir de manera cotidiana la confrontación de esas relaciones sociales. Muchas veces y en gran medida de eso se trata nuestro trabajo, esa confrontación se vuelve invisible, no se logra ver, a los ojos de la sociedad, porque la dirimimos nosotros mismos, la tensión, la contracción, el cuerpo del trabajador social, el propio trabajador social, él está todo el tiempo dirimiendo esa confrontación. En qué se manifiesta, muchas veces se manifiesta en la contradicción entre los principios ético–políticos, lo que nosotros estamos llamados a defender, y las exigencias institucionales por otro lado. De manera contradictoria, de acuerdo a la correlación de fuerzas. Me parece importante profundizar de qué hablamos cuando hablamos de relaciones desiguales del poder en el capitalismo. No haré una definición sobre el poder, obviamente un tema muy vasto en las ciencias sociales, pero es importante pensar el poder en términos de la capacidad para controlar el proceso de vida, en principio uno podría pensar es la capacidad para decidir de manera colectiva, consciente, planificada cómo organizar la reproducción de
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la vida humana, y también el poder para decidir sobre las propias acciones, o sea, los objetivos llevarlos delante de acuerdo a su propio, digamos, saber y entender. Ahora, qué poder hoy por hoy, en este sistema, en el marco de estas relaciones sociales tenemos para decidir sobre esto, como determinación más general, uno podría decir que el escaso poder que tenemos como trabajadores, se vincula entre otras cosas con los procesos de extensión de las relaciones capitalistas, por lo menos en dos sentidos. Uno, que tiene que ver con la subordinación del trabajo al capital, y el otro sobre el progresivo avance de los procesos de proletarización de vastos sectores de la población. En relación al primero, nos referimos a esa profundización del proceso de subsunción real, y para eso me ayuda un poco Tiempos Modernos de Chaplin, que es una muy buena metáfora de lo que es el proceso de subsunción real, que no lo quiero desarrollar porque me llevaría mucho tiempo, pero en principio lo que sucede en la película es esto que el trabajador ya no es quien controla el proceso de producción, sino que es la máquina la que le impone los ritmos de trabajo de producción, es el trabajador un atributo de esa máquina, en todo caso trabaja detrás de lo que exige ese proceso de producción y no al revés, o sea, no es el trabajador quien controla, sino al revés, es la propia máquina que le impone los ritmos de producción. ¿Se acuerdan? en algún momento tan es así que la máquina se lo traga. Y entonces justamente qué es lo que generan estos procesos, la imposibilidad de controlar ese proceso de trabajo en su conjunto y la consecuente alienación y sin sentido de la tarea. Uno hace una parte muy pequeña de todo un proceso de producción. ¿Y qué tiene que ver esto con el trabajo social? Esto se extiende por fuera del espacio productivo, construye modos de existencia de esa fuerza de trabajo, por eso no me quiero detener en estos procesos de cómo fue avanzando el proceso de subsunción real, pero es importante que tengamos en cuenta esa evolución. El capitalismo en general se caracteriza porque quien controla el proceso de producción ejerce su mando de despótico, según dice el capítulo de la cooperación de Marx. No somos los trabajadores organizados en asambleas, discutiendo cómo queremos organizar nuestra producción o nuestro trabajo quienes justamente organizamos ese proceso. Nos encontramos ante el control y la subordinación da las exigencias de ese proceso de valorización, eso determina quién manda en todo caso, y quien obedece al interior
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de un proceso productivo y también, y de algún modo, quién manda y quién obedece en el resto de las instituciones que están destinadas a asegurar esos procesos y esas relaciones sociales. El proceso de acumulación capitalista implica una progresiva expropiación de la capacidad para controlar el propio proceso de trabajo y también el proceso de vida humana. Por otro lado nos enfrentábamos a la proletarización de los llamados sectores medios, aquellos que ejercían en otra época las profesiones de manera independiente, pero no solo, también aquellos trabajadores que antes tenían mayor control sobre su proceso de trabajo. Según un estudio de un taller de estudios laborales, se proletarizan o pasan a ser asalariados, sectores profesionales que en su mayor parte ejercían su labor en forma independiente y categorías de trabajadores que tenían un gran control sobre su proceso de trabajo. Esto opera con una tendencia a la homogenización de las condiciones materiales de vida, las condiciones de existencia. Supone la expropiación de manera permanente de esas condiciones materiales. Vemos hoy por hoy cómo en la actualidad, médicos, científicos, arquitectos que antes ejercían su profesión de manera independiente, trabajan en el marco de empresas con las lógicas de estos procesos de producción, o de productividad en todo caso. Entonces me parecía importante rescatar, lo voy a pasar como más rápido, estos procesos que caracterizan a las modificaciones que ha sufrido la clase trabajadora en los últimos años. Procesos de fragmentación, que tienen entre trabajadores manuales, trabajadores intelectuales, entre trabajadores precarios y estables, entre ocupados y desocupados; la flexibilización como un mayor grado de libertad de la explotación de la fuerza de trabajo en términos de la polifuncionalidad, el trabajador que puede hacer las mil y un tareas, un día trabaja en un lado, otro día trabaja en otro lado y se le exige todo eso, lo que lleva a esta idea de la multifunción. La precarización en tanto el incremento de la vulneración, tanto de la estabilidad como de la calidad de las condiciones de trabajo, conocida por todos nosotros. La tercerización como fragmentación del proceso productivo, con la consecuente también fragmentación de los trabajadores y su organización sindical, y nuevas formas de organización del trabajo; esto de ponerse la camiseta de la empresa que implica los que buscan un involucramiento cada vez mayor del trabajador, la expropiación de su saber puesto al servicio de la productividad, ponerle la camiseta de la empresa, apropiarse de ese saber obrero.
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Y como
consecuencia una identificación del
proceso de trabajo con
los
correspondientes consecuencias para la salud de todos los trabajadores. Qué pasa en la Argentina, también trato de pasar lo más rápido que puedo esto, porque ya es conocido por todos, un dato, nosotros sabemos que el porcentaje de la tasa de desocupación es del 6,4% de la población económicamente activa, pero si nosotros le sumamos a eso los subocupados y aquellos que están ocupados pero que siguen buscando empleo, ese porcentaje alcanza el 22%, que son los trabajadores que tienen problemas de ocupación. Por otro lado, los problemas de precariedad laboral, si bien el 34,5 que ahí no está tiene trabajo informal, o sea trabajo no registrado, también si le sumamos a eso los que sí están registrados, pero las formas de contratación son precarias nos lleva a que más o menos la mitad de la población económicamente activa tiene problemas de precariedad laboral. Esto tiene consecuencias lógica sobre la recomposición del salario, sobre la posibilidad de exigencia de salarios más altos. Lo que también va de la mano de esto es que personas que están en el mercado de trabajo, personas que tienen algún trabajo son pobres, o sea, no acceden al piso mínimo para garantizarse una canasta de alimentos, una canasta básica total en todo caso, lo que fijaría, se estaría dado por el salario mínimo. Entonces el 33,3% de los ocupados ganan por debajo de este salario mínimo, los datos son del Instituto de Pensamiento y Política. Cómo se expresa esto en el trabajo social, ya sabemos que hay muchos estudios, bueno, acá hay compañeros que han trabajado el tema, pero me pareció importante destacar que de los problemas ya conocidos o bastante trabajados y que nos preocupan sobremanera porque se trata de las condiciones básicas de contratación y salariales, que tienen que ver con el pluriempleo, con la precarización, con los contratos, con las formas precarias de contratación, a todos estos problemas, la falta de acceso a derechos, la falta de herramientas de trabajo. De la mano de estos aparecen otros problemas que son o consecuencia, o que simplemente van, acompañan lo que son nuestras condiciones de trabajo y nuestro vínculo con la tarea que realizamos. Me parecía importante decir que estos problemas han salido de la experiencia que hemos recolectado en el segundo foro de condiciones laborales en el congreso que organizó el colegio de la provincia de Buenos Aires en Mar Del Plata, y también de algunas situaciones que vemos en la Secretaría de Asuntos Gremiales del Consejo de Trabajadores Sociales de la ciudad de Buenos Aires.
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Cuáles son estas problemáticas, nos llama la atención la cantidad de situaciones de violencia laboral que llegan al Consejo para que el Consejo pueda hacer algo; numerosos casos de arbitrariedades en órdenes impartidas, no otorgar los tiempos para la formación, para denegar salidas para realizar reuniones; maltrato psicológico, ha llegado el caso del Hospital Moyano, que no solo afectó a los trabajadores sociales sino a otros trabajadores de ese hospital, en el que le ponían una vigilancia para ver a qué hora llegaban esos trabajadores, los mismos trabajadores en asamblea discutieron, esto es violencia laboral; el caso del programa contra las violencias que las compañeras que quisieron presentar una ponencia para el congreso de Bahía Blanca después fueron despedidas, y como se hizo una medida sindical, fueron reubicadas, pero reubicadas en distintos lugares. Las enfermedades, las licencias por padecimiento de salud mental, por enfermedades psicosomáticas; tengo compañeras que terminan en la guardia por problemas de distinto orden, estrés, ataques de pánico, justamente, no llega como una demanda colectiva al Consejo, pero sabemos, nos vamos enterando. Después la división de los equipos, la estrategia de fragmentar a los equipos de trabajo, como otra forma recurrente de enfrentar la organización, y no solo la organización, sino equipos que vienen trabajando y que empiezan a exigir, a decir, las cosas se tienen que hacer de esta manera, bueno, mandamos a cada uno a lugares distintos. Después muchas confrontaciones en los lugares de trabajo, entorno a la tarea misma, por desconocimiento de incumbencia de parte de quien contrata los trabajadores sociales, pongo el caso y no creo que haya sido por desconocimiento de incumbencia, pero el caso de los trabajadores de los servicios sociales zonales de la ciudad de Buenos Aires, a quienes pusieron a repartir volantes en medio de la campaña de jefatura del Gobierno de la ciudad. Muchos se opusieron, otros sentían que no podían hacer otra cosa que hacerlo, que repartirlo, digo, esto como un ejemplo. O compañeros que quieren realizar un festejo del Día del Niño con la población y no se puede hacer porque hay un acto como el caso de la Municipalidad de Tigre que organizaba ya el partido de Gobierno, estaba organizando el acto oficial del Día del Niño. Estas confrontaciones que terminan por dirimirse de algún modo muchas veces con un costo para los trabajadores sociales de sentir que no están haciendo lo que necesitan hacer o lo que definen como criterio profesional hacer. La sobrecarga de tareas, cosa absolutamente conocida por todos, o sea, por el no nombramiento de profesionales, porque no nombran administrativos, entonces hay que hacer además del trabajo propio todo el trabajo administrativo también.
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El caso de la cantidad de seguimientos, o sea, de situaciones muy problemáticas que tienen que hacer por ejemplo los trabajadores de patronato liberado, o trabajadores de oficinas de protección de derechos del niño, situaciones muy complicadas que llevan, que tienen que llevar entre ochenta y cien casos más menos de esas situaciones y trabajar con ellas. Bien, entonces, ante toda esta situación, el sometimiento de los trabajadores sociales en los lugares de trabajo y que están atravesadas también por una concepción de la profesión, un imaginario de la profesión, como es el trabajo de la ayuda, de la voluntad, el trabajo casi voluntario que tiene que hacer el trabajador social, que eso lo destacaban unas compañeras de Neuquén en su ponencia ayer de condiciones de trabajo, y el carácter femenino de la profesión, que hace que se atraviese todo el tiempo la opresión patriarcal, muchas veces invisible donde por más que la trabajadora social, mujer, trabaja, hace todo, el jefe es un hombre y esto contribuye muchas veces a esta relación desigual de poder que tenemos los trabajadores sociales. Algunos avances en los procesos de informatización de los proceso de trabajo, me parece importante destacar esta recurrencia, ya que se utilizan las bases de datos y los mecanismos de asignación de recursos vía software informático. En el caso de la ciudad de Buenos Aires se hizo la asignación de las vacantes en los colegios vía un sistema costosísimo y que además generó un montón de otras problemáticas; y lo que generó en definitiva fue la falta de acceso de los niños a su escolaridad. Esto se ve en la bancarización de los subsidios, de los recursos, entonces termina el trabajador social teniendo que someter sus criterios profesionales a lo que es el proceso informático, o sea, lo que dice la base de datos que hay que hacer; o sea, se cruzan esas bases de datos y entonces a uno le damos el recurso y eso el trabajador social lo único que tiene que hacer es informarlo, entonces, también esos procesos inciden en nuestra capacidad de decisión. En principio es un cuadro muy complejo, estos procesos tecnológicos donde la tecnología también contribuye a la vigilancia y al control de los trabajadores. Cómo avanzamos en la organización; trato de ser muy sintética pero me pareció importante destacar que no de cualquiera manera la organización de los trabajadores genera esa reapropiación del control sobre el proceso de trabajo, es importantísima la organización sindical, pero también hay que repensar las formas de participación y de protagonismo en esas instancias. El llamado es a repensar esa forma de entender la participación entorno a nuestras condiciones y a nuestras problemáticas laborales.
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Como primer paso, de algún modo es necesaria la sindicalización, no porque esos sindicatos y esos espacios de lucha y de organización entorno a las condiciones de trabajo no estén de algún modo burocratizados o estén integrados a esos mecanismos de dominación hay que desecharlos, es importante agruparse, intercambiar, tratar de gestionar y controlar, digamos, esos espacios de organización por la base, poder apropiarnos de ellos. Pero también es importante ver cómo hacemos esto, la organización en el lugar de trabajo tiene que ser de algún modo el centro, debatir lo cotidiano de la tarea, hacer visibles las problemáticas que tenemos y de algún modo ir construyendo una disputa por mayores porciones de poder, para esto es necesario el involucramiento y el protagonismo. Si los mayores problemas que tenemos tienen que ver con la incapacidad de decidir sobre nuestro proceso de trabajo, es necesario justamente reapropiarnos de esa capacidad, marcar nosotros la cancha respecto de cuáles son las cosas que tenemos que hacer en nuestro lugar de trabajo. Para eso tenemos métodos, los trabajadores históricamente hemos ido conquistando la asamblea, el debate democrático, las decisiones construidas consensuadamente, que eso se construya de manera, de la manera más fraternamente posible, y que se respeten los mandatos que surgen desde abajo. Bueno, en realidad tenía un par de cosas más respecto de la organización, porque habían surgido en ese foro de condiciones de trabajo muchas cuestiones interesantes vinculadas no solo la organización junto con otros trabajadores, otros trabajadores por ahí con lo que compartimos la misma rama, sino también respecto a lo que tiene que ver con los reclamos que tenemos específicos como profesión. Por un lado me parece importante que la defensa de las condiciones de trabajo tiene que incluir y tiene que estar de la mano de la defensa de esos criterios de intervención de las formas de cómo entendemos el correcto ejercicio profesional. De esa manera la defensa de las incumbencias, la defensa y la discusión sobre esas incumbencias tiene un lugar central. También dimensionar los límites que tienen los colegios, las organizaciones que vamos generando, que no pueden reemplazar la organización directa de los matriculados, de los trabajadores, no se puede reemplazar por el organismo el poder presión que podemos lograr de manera más colectiva. Después hay reclamos específicos de los cuales había experiencias en ese foro de condiciones de trabajo, por ejemplo, la conquista del 40% de plus salarial por la actividad crítica.
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Por el otro lado el reconocimiento de la tarea como tarea insalubre, la jubilación anticipada, bueno, algunas cosas que se pueden pensar vinculadas a lo específico de nuestra tarea. Y por otro lado también tener en cuenta que desde la organización como trabajadores sociales es importante denunciar el vaciamiento de las políticas sociales que se expresan en condiciones de trabajo intolerables como el caso de El Envión, por ahí alguno lo conoce, y que la defensa que esas condiciones de trabajo pensarla no como una defensa corporativa, sino como una defensa de conquista de la clase trabajadora. Las condiciones de trabajo como condición de posibilidad en todo caso de construir esas políticas públicas de calidad. Bueno, había muchas más cosas, pero voy a cerrar, me parecía que es importante que nos quedemos con que nosotros como trabajadores en la Argentina tenemos una historia enorme de lucha y organización de la cual sacar aprendizajes y conocimientos. Una historia de disputas por abajo que ha dado una configuración especial de los derechos de los trabajadores en nuestro país y la política pública. Debemos esto a luchas libradas en el pasado, los trabajadores de principio del siglo XX reprimidos en la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, la Huelga del Quebracho en la Forestal, la resistencia a la dictadura, el Cordobazo, el sindicalismo combativo, las coordinadoras de fábrica del 75, las luchas contra la ofensiva neoliberal y sus consecuencias en las que cayeron Víctor Choque. Teresa Rodríguez, Aníbal Verón, Carlos Fuentealba, Javier Barrionuevo, Pocho Lepratti, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki; Mariano Ferreyra y tantos otros. De esas luchas debemos sacar aprendizajes y es nuestra tarea continuarlas en el horizonte de terminar con el sufrimiento en el trabajo. Con la alienación y la explotación de nuestra capacidad de decisión. Podemos hacer ejercicios de disputa en este sentido, trastocar la correlación de estas fuerzas, acumular poder por abajo, pero reconociendo que solo es posible transformar esas condiciones materiales de vida modificando un orden social basado en la explotación, como dijo el poeta Tejada Gómez, hay que dar vuelta el tiempo como la taba, el que no cambia todo, no cambia nada. JORGE KOHEN: Buenas tardes a todas y todos, somos absoluta minoría, nosotros los varones. En primer lugar quiero agradecer muy profundamente a la Federación por haberme invitado a participar de este panel y en particular a las compañeras del colegio de acá de la provincia de Entre Ríos, sobre a Irina que tuvo una perseverancia increíble en la
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persecución que hizo para que nosotros desde la carrera de medicina del trabajo le hiciéramos la devolución que correspondía como facultad al trabajo que ellas habían iniciado con nuestra colaboración en el marco de un cuando en ese momento yo circunstancialmente estuve en la gerencia de Prevención de la Superintendencia del Riesgos del Trabajo, del cual afortunadamente las ART lograron sacarme para beneficio de mi salud, porque ya me estaba enfermando, pero ese es otro tema. Lo que sí lograron las compañeras de Entre Ríos es que me entusiasme en profundizar las cuestiones del trabajo social, de las condiciones de trabajo de las trabajadoras y trabajadores sociales en el marco de la problemática de la contemporaneidad. Porque la complejidad del proceso laboral del trabajador y la trabajadora social, en el marco de la conflictividad contemporánea necesita de un método, una teoría para poder analizar en profundidad las condiciones y el medio ambiente de trabajo, las exigencias, las cargas laborales y el efecto que tiene sobre la salud. He dividido esta intervención en esta mesa en tres partes, una primera sobre cuáles son los aspectos teóricos metodológicos con los cuales abordamos el proceso laboral concreto de las trabajadoras sociales. El segundo, quiero compartir de esta perspectiva teórica metodológica y sacar con ustedes algunas enseñanzas y conclusiones de la experiencia hecha por las compañeras acá en la provincia de Entre Ríos. Y tercero, quiero poner en conocimiento y en manos de ustedes cuáles son las herramientas y los caminos que en veinte, veinticinco años de trabajo hemos construido justamente para garantizar algo que está en el título de la ponencia de Jorgelina, es decir, cómo construimos trabajadores capacidad autónoma para analizar las condiciones de trabajo vividas, que permitan apropiarse, en primer lugar de la conducción de las condiciones de trabajo, apropiarse del trabajo para poder dirigir la propia vida y cambiar la sociedad. Esos son los tres aspectos que yo voy abordar en estos breves veintiún minutos que me voy a tomar, porque seguramente un minuto más les voy a robar a las compañeras. Como ustedes pueden ver, el proceso laboral de las trabajadoras sociales, y lo saben mejor que yo, porque trabajan todos los días en esto, tiene una gran complejidad para analizarlo, y tiene distintos puntos donde el trabajo concreto se realiza; en particular en la Argentina el trabajador social trabaja en la Justicia, es un servidor social, trabaja en el sector Salud, trabaja en la formación y asesoramiento técnico, trabaja con el tercer sector en particular, con todo esto que se viene desarrollando en la economía, que se denomina le tercer sector, que empezó como respuesta a la problemática de la
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desocupación, pero que ahora está ocupando, que luego siguió en la recuperación de las empresas, y hoy tiene un lugar fundamental en las políticas del Ministerio de Bienestar Social, que es la economía solidaria de los procesos de autoproducción. En el sector Educación, es innumerable los campos en los cuales actúa, pero una cosa que me parece fundamental para abordar el tema de la contemporaneidad, teniendo en cuenta lo que decía Jorgelina; ella presentaba a través del ejemplo de Chaplin, lo que es el proceso de producción taylorista fordista, que ya Marx en los principios analizó la alienación en el trabajo desde esa perspectiva. Como la enajenación del producto al trabajador por parte del capital. Quiero plantear una cuestión que me parece muy de fondo, que no da para desarrollarla ya, el trabajo social se inscribe hoy en lo que se denomina el trabajo inmaterial, el trabajo inmaterial es hoy el sector de mayor nivel de acumulación de ganancia de capital a nivel global y tiene una característica fundamental, el objeto de trabajo, a diferencia del resto de los trabajos, no es un objeto de trabajo concreto, como es la materia prima, sino que el objeto de trabajo sobre lo que se trabaja no tiene, no se toca, no se siente, no se ve, se trabaja sobre la subjetividad para producir justamente una subjetividad, que puede ser alienada o liberadora; es decir que en el trabajo social el objeto del trabajo y el producto tienen esa característica de ser de carácter inmaterial. Y quiero señalar esto porque traje un material, tiene una doble característica, por un lado tiene un patrón de desgaste de los trabajadores muy particular, y fundamentalmente porque lo que el trabajador pone en el centro de sí para realizar la tarea es el conjunto de su vida misma, su afectividad que es expropiada, y entonces la problemática de la salud es la problemática misma del existir que tiene el trabajador. Pero el producto del trabajo no es un producto cualquiera, no es una mercancía cualquiera, produce el conjunto de los elementos que constituyen hoy el medio ambiente ideológico en el cual el hombre vive, trabaja y por lo tanto es el que genera y produce un consumidor antes del propio producto. Siempre doy este ejemplo: nuestros hijos y nietos nos piden que les compremos un juguete, un elemento que vieron en Cartoon Network antes que este producto llegue a cualquier juguetería, y ya hoy están demandando, eso es lo que produce el trabajo inmaterial, genera la necesidad antes de, antes del propio producto. Pero quiero redondear esto, porque me parece importante para ubicar de qué tipo de trabajo estamos hablando. Confieso que la única vez que llegué a terminar de leer el deber ser del trabajador social fue la primera vez que lo leí, porque luego cada vez que quise hablar de esto me generó una fatiga, imagínense lo que es tratar de cumplir el deber ser de la
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trabajadora social. Brindar orientación, asesoramiento a personas, grupos familiares; participar de programas de promoción de la comunidad en todas sus etapas estudiando la necesidad de recursos, diagnosticando, planificando, organizando, ejecutando, evaluando proyectos, implementándolos; organizar y coordinador grupos de niños, adolescentes y adultos, ancianos en el marco de la institución; participar de programas de bienestar social y dirigir instituciones dentro de este ámbito; organizar y coordinar actividades de diversas instituciones con trayectoria
a la comunidad;
efectuar a la supervisión del sector de servicio social; celebrar entrevistas individuales, grupales con finalidad de estudios; realizar interconsultas con profesionales de distintas disciplinas acerca de la situación concreta; realizar contactos con instituciones y recursos comunitarios y encima evaluar informe social cuanti y cualitativo. En realidad se nos va la vida en el tratar de este deber ser, pero la salud se juega entre el deber ser y lo que hago, y la salud en el trabajo se juega en este binomio, que es una cuestión fundamental, que es la relación entre la autovaloración del significado social de mi trabajo y lo que la sociedad valora, o el empleador en este caso, la sociedad valora a través del empleador, del lugar que ocupo y del valor que tiene mi salario como valor social, es lo que en este momento, y en esa inter- relación se juega la salud mental de los trabajadores. A mayor concordancia entre la autovaloración del trabajo y la valoración social, mayor salud; a mayor distancia, mayor enfermedad. Me parece que lo que determina la conformación del trabajo social, del proceso laboral concreto del trabajador y la trabajadora social tiene que ver con estas tres cuestiones. Primer lugar, cómo definimos la cuestión, la cuestión social, en términos históricos conceptuales la cuestión social puede ser considerada como la expresión politizada de la desigualdad social inherente a la constitución de la sociedad aburguesada. Su emergencia y visibilidad están orgánicamente vinculadas a la constitución de la clase trabajadora, en la medida que como sujeto sociopolítico colectivo ella torna pública la pobreza exponiendo las contradicciones centrales de la relación capitaltrabajo, presente en el antagonismo de las condiciones en que ambas clases se insertan en el proceso de producción y en el usufructo de la riqueza socialmente producidas. Exponen las exigencias históricas que determinan la reproducción continuidad de la desigualdad de estas condiciones de clases en el proceso de producción y reproducción material y social. He seguido esta línea de la profesora Monte Fernández de Brasil, porque me parece que sintetiza lo que podíamos estar desarrollando teóricamente durante otra cuestión.
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Pero la cuestión social es la expresión, es una definición estratégica que designa la condición social económica y política y cultural, en que viven las clases trabajadoras, es una forma de no tratar más la pobreza como quien tiene hambre, y sí de las condiciones bajo las cuales una parte de la población está incluida en esta sociedad. Y de la definición que nosotros adoptemos, o que se adopte o sobre la cual se estructuran las políticas sociales, surge lo que es el trabajo social. Creo que hay dos tendencias básicas en el ejercicio de la profesión del trabajo social, ambas coexisten y ambas pueden ser saludables o enfermantes¸ depende los recursos individuales y colectivos que sepamos construir para afrontar esta situación. Uno, es la pacificad frente al origen, al orden vigente, la vía de incorporación del discurso y las prácticas que mistifican públicamente el combate al proceso de pauperización, de ahí surgen ese imposible de cumplir del deber ser y esa cuestión del sacerdocio, es decir, el trabajo social como un sacerdocio al igual y, lo que se les plantea a los maestros o al resto de los trabajadores de la salud, que hacen un sometimiento pasivo de lo que uno, del desgaste cotidiano, la otra es que consiste en un trato crítico y cualificado en las exigencias de la modernidad pautados en un conjunto de principios éticos y políticos presentes en el ideario de la construcción de una nueva sociedad y me parece que esto estructura el ejercicio profesional y las políticas en el momento actual contemporáneo de la Argentina, en el cual estamos asistiendo como nunca a una ampliación de derechos de los trabajadores, de la sociedad, esto fundamentalmente a tener en cuenta a los problemas y a la constitución del proceso laboral concreto. Es en la interrelación entre la sociedad civil, el estado, y el trabajo social, donde se estructuran las políticas sociales y donde surgen las características del proceso laboral concreto. Estamos en una ampliación de derechos, una política de ampliación de derechos, y esto lógicamente ha multiplicado las exigencias laborales de los trabajadores sociales. No sólo eso, le ha dado a la profesión un nuevo lugar que no tenía en las épocas en las que el estado se desentendía de la problemática y afrontaba desde el punto de vista de la pasividad, del clientelismo, las políticas sociales, los planes en que se desarrollaban para mitigar el efecto de la desocupación y la pobreza. Basta recordar los millones y millones de dólares que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional invirtieron en la década del 90 para justamente acompañar estos proyectos desde las políticas sociales a los sectores más vulnerables, y cómo fueron cambiando la concepción de la ecuación, la concepción de la salud. En el terreno de la tercera edad no teníamos nada que hacer porque eso había sido absolutamente privatizado y se había dado a las AFJP, cuando se recupera
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el tema de la jubilación como una cuestión esencial para parte del Estado surgen también nuevas problemáticas de trabajo. Quiero significar que es el Estado hoy el principal empleador de los trabajadores y las trabajadoras sociales y, entonces, en esa contradicción entre la ampliación del derecho, la expansión de la incumbencia de nuestra profesión, se configura los procesos, el proceso laboral concreto del trabajador social. Ahí tienen ustedes, mientras preparaba esta intervención, ese mapa me llamó la atención, ese mapa que lo saqué, lo robé para traerlo acá de la página web del Ministerio de Acción Social de la Nación, y está la provincia de Entre Ríos, y está parte de nuestra provincia de Santa Fe y da una idea de hasta dónde el estado se ha hecho cargo de garantizar los derechos a la ciudadanía, pero también da la idea de la diversidad de problemáticas específicas que abordamos en el trabajo. Entonces quiero señalar esta cuestión, no es lo mismo trabajar en la Justicia y trabajar en Minoridad, que trabajar con la tercera edad o que ser un trabajador social que trabaja con una cooperativa, o con un programa productivo de un grupo de trabajadores. Son exigencias distintas, y el proceso laboral concreto se organiza de una manera distinta. Ahí tienen ustedes este mapa de la idea de la multiplicidad, del territorio de todos los lugares en los cuales estamos dando, y del ambiente en el cual trabajamos, sea urbano, sea rural, sea en un sector carenciado, sea en una institución carcelaria, sea en la educación, en salud, cada uno tiene una particularidad distinta, tiene exigencias y riesgos de trabajo distintos y condiciones, y un proceso laboral distinto. Y quiero redondear esta primera parte en lo siguiente: eso que apareció y desapareció muy rápidamente es la imagen griega del conflicto. ¿Por qué? Porque creo que además de ser el sujeto, es decir, la primer pregunta que tenemos que responder cuando analizamos condición y medio ambiente de trabajo, cuál es el objeto de trabajo y cuál es el producto, y todo proceso, para poder analizar un proceso laboral en función de la salud, es necesario descomponerlo en los cuatro elementos básicos que tiene. ¿Cuál es el objeto de trabajo? ¿Cuáles son los instrumentos de trabajo en las instalaciones donde estoy trabajando? ¿Cuáles son las exigencias laborales que derivan de la organización, la división y el contenido, del trabajo que son los cuatro elementos que están presentes en todo elemento de trabajo, por eso, el objeto de trabajo y el producto son en este caso de carácter inmaterial y generan un altísimo desgaste mental a los trabajadores. Este trabajo en la provincia de Entre Ríos, ahí tienen la página web de nuestra carrera, ahí donde dice sitio de interés, dice “herramientas para el análisis para el proceso laboral” donde dice “herramientas proceso laboral” está este programa del cual hay un conjunto de herramientas, fundamentalmente dos. Una guía de observación para
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poder analizar un proceso de trabajo, y un conjunto de encuestas y cuestionarios para poder hacer el trabajo. De ahí surgen estos resultados que dieron lo siguiente, esta es una, y esta platea maravillosa demuestra que la amplísima mayoría de los trabajadores sociales son de sexo femenino, y para participar por lo que significa la doble presencia y el triple desgaste que tienen las mujeres en relación al trabajo, en condiciones más desventajosas que nosotros, los varones, pero fíjense ya, yo llamaría la atención sobre este tema… cuál es el tipo de contratación. Prácticamente, la mitad de las compañeras están en planta permanente y la otra mitad está precarizada, he aquí dos problemas distintos en cuanto a la relación laboral, y por lo tanto dos impactos distintos, dos necesidades distintas y dos problemas a abordar de manera diferenciada y desde la misma perspectiva. Fíjense que el monotributismo, que de la forma precarizada es una forma elegante de hacernos sentir profesionales porque somos monotributistas, somos profesionales que facturamos por servicio que prestamos, es una concepción liberal del ejercicio de la profesión como cuando decía Jorgelina (Matusevicius), las profesiones se están proletarizando cada vez más, por lo menos y a quienes nos preocupa lo que le pasa al sujeto, nuestra atención, estamos todos precarizados. Todos estamos asalariados, el resto tiene una forma liberal de ejercer la profesión pero todos los que trabajamos en función, y nos interesa qué le pasa al otro, estamos todos, la mayoría asalariados. Acá hay un tema que no puede escapar y tiene que ver con lo que le quedó por ahí decir a Jorgelina, que es el tema de la organización del trabajo, y dentro de la organización del trabajo, además de las relaciones de poder, hay una cuestión que es fundamental, es decir, cuáles son las problemáticas que no son específicas de nuestra tarea, el 84% de las compañeras, casi el 85% debe resolver problemas que no son específicos de la tarea del ejercicio profesional de la trabajadora social. Digamos, y lo mismo para aquellas tareas que corresponden a otros sectores específicos que no son los trabajadores sociales, es decir que el 84% que trabaja en el sector de la Justicia, está reemplazando al sumariante, al secretario, a otros que tendrían que hacer, y los que trabajan en el sector salud les pasa lo mismo, actúan de psicólogos, actúan de enfermeros, actúan de mucamas, actúan de lo que hay que actuar en un equipo de Salud, sobre todo en la atención primaria para poder resolver la tarea. Otro elemento que hay que analizar y por las características específicas de este proceso laboral, la supervisión es un espacio de sostén para el 83,5%, pero a su vez el 46% fue sancionado por los que lo supervisaban. Fíjense qué contradicción tan importante para analizar qué pasa con la salud mental. Siento que mi supervisora me apoya porque sabe más, porque tiene la perspectiva política, tiene la visión integral de
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hacia dónde va, porque tengo a quien recurrir pero a su vez es también quien me sanciona, y esto repercute negativamente. Fíjense que quienes fueron sancionados, a la mitad esa sanción repercutió negativamente en su salud. Una exigencia que a mi juicio va tomando cada vez más espacio, y va siendo una de las exigencias más importantes. El tema de la violencia en el trabajo. La violencia en las relaciones laborales, y la violencia en el territorio donde yo desarrollo el trabajo, y la violencia en la relación que media entre yo, trabajadora social y la población sujeto de mi atención. Ahí hay un conjunto de relaciones de violencia. El 69% casi el 70% sufrió violencia en el trabajo, el 57,5% de la violencia de tipo psicológica y fíjense que interesante lo que se hace frente a la violencia, aquí me parece que hay otro elemento muy interesante para ver, primero por qué todavía, porque como dice una gran profesora, Pascal Moliné de la corriente de la psicodinamia del trabajo. En realidad lo que nos debe llamar la atención, no es los que se enferman en el trabajo, después de todo lo que venimos hablando, sino cómo se sostienen sanos los que aún están sanos en semejantes condiciones, entonces a los que se sostienen sanos cómo evitamos que se enfermen, entonces qué se hace al respecto. Fíjense que casi el 40% ante las situaciones de violencia lo conversa con un compañero, casi un 20% lo conversa, lo trabaja en el interior de su familia, el 10% denuncia la situación de violencia, pero miren qué contradicción, la inmensa mayoría se siente apoyada por la supervisión y no va y le plantea este problema a la supervisión. Lo tramita entre el compañero que está en el mismo nivel jerárquico o lo tramita en su familia, se lo come para adentro, aumenta el sufrimiento, y eso genera mayor desgaste. Ya estoy terminando, no se desesperen las compañeras de la mesa yo creo que hemos logrado captar la atención de los compañeros presentes que van a llegar hasta el final porque esto es el primer paso, yo creo que sentarse con atención, dedicarle tiempo a las cuestiones de condición y medio ambiente de trabajo y la salud y en este lugar es el primer acto sanitario en función de la salud en el trabajo, después vienen todos los demás. Entonces el 91, la inmensa mayoría, no sé por qué el 91 y no el 100%, eso sería también para ver, considera muy importante que la sociedad, para la sociedad el trabajo que realiza, pero el 42% considera que la sociedad no valora su trabajo, esto es lo que nosotros decíamos, es la contradicción, es lo que abre la puerta a los problemas de salud mental. Las compañeras aplicaron el cuestionario de riesgos psicosociales, y fíjense lo que dio; en rojo justamente es lo negativo, en verde lo positivo. Qué es lo que predomina
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en la inmensísima mayoría, exigencia psicológica, inseguridad en el trabajo, es decir, sentirse inseguro en el trabajo, baja autoestima y doble carga por el trabajo doméstico. Pero fíjense, porque eso es fundamental para agarrarse de ahí y traccionar en función de una política de salud, está en verde el trabajo activo y la posibilidad de desarrollo, quiere decir que tenemos esperanza que el trabajo social no sea enfermante, sino que sea una fuente más de salud de felicidad a los trabajadores; tenemos que agarrarnos de cuáles son las cosas de ese trabajo activo y la posibilidad de desarrollo para potenciarlo porque eso es lo saludable, eso es lo que nos va a rescatar. Indudablemente si la lectura del deber ser genera fatiga, el cuestionario de Yoshitake que mide fatiga, no podría dar otra cosa que trabajadoras sociales fatigadas, y fundamentalmente la mayoría tiene la fatiga que no se recupera con el sueño, que es la fatiga intelectual o la fatiga psicológica. Y qué dio el cuestionario de estrés: el 80% tenía síntomas de estrés, y qué otra cosa podían tener después de semejante trayectoria laboral; el 31% pidió licencia por enfermedad; el 27% por salud mental, quiere decir que con una altísima cuota de sacrificio personal y trabajando conteniendo el sufrimiento que ese desgaste las compañeras todavía se sostienen en el trabajo y es lo que tenemos que evitar. Analizamos la estructura familiar, el trabajo doméstico, el nivel de ingreso, el qué se hace en el tiempo libre, porque si hablamos de proceso laboral y desgaste, todas estas variables son las que permiten analizar si un trabajador reproduce o no lo que se desgastó en el trabajo. Creemos que todavía hay en la utilización del tiempo libre algunos elementos que son saludables; juntarse con amigos, pasear, hacer deportes, pero fíjense, son trabajadoras sociales pero en el tiempo libre nada de trabajo. El 60% no realiza actividad, política ni comunitaria, he aquí otro problema para el análisis. Qué hicimos nosotros, qué se hace con los diagnósticos, porque ese es el tema, ustedes ya tienen diagnósticos de sobra, han hecho muchas cosas, qué se hace con el diagnóstico. En el seminario de devolución que tanto nos reclamaron y finalmente lo hicimos, hicimos un taller, en ese momento expositivo, qué fue lo que hicimos, pusimos los datos, el segundo paso es la construcción de la autoimagen y nosotros trabajamos en dos dimensiones: una herramienta es la construcción de la autoimagen, es cómo nos vemos nosotros mismos en el trabajo y cómo nos representamos, cuando tenemos más tiempo usamos un instrumento que llamamos implicación subjetiva en el autoanálisis de las condiciones de trabajo, que es la posibilidad de verse colectivamente a sí mismos trabajar, cosa que no hacemos. Vemos a los demás y no nos vemos a nosotros, entonces lo cotidiano desaparece del horizonte de visibilidad, aparece sólo cuando aparece una situación explosiva, un gran accidente o
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cuando ya no podemos más. Señalamos en el taller cuáles son los procesos deteriorantes y los saludables y terminamos todos nuestros talleres, y así tienen que terminar los talleres, con una construcción, una propuesta y jerarquizando los problemas y estableciendo un cronograma, porque además eso está sancionado en la Ley de Riesgo de Trabajo y es la exigencia que todo empleador, y todos los comités mixtos tiene que hacerlo. Hay que hacer un registro de agentes de riesgos a los que están expuestos los trabajadores por la ley, hay que hacer un mapa de riesgo y hay que hacer un programa de remediación de los incumplimientos de la Ley de Higiene y Seguridad y toda la legislación vigente, y esa es una obligación de cualquier empleador, sea público o sea estatal. Y nosotros tenemos como trabajadores que rescatar esto, que nos defiende, que son las conquistas que tenemos para poder llevarlo adelante. Por eso todos los talleres terminan con la construcción de propuestas. Estas herramientas para la investigación y la acción transformadora están a disposición de todos ustedes, hace ocho años que en la provincia de Santa Fe hemos abierto un espacio en la universidad, el curso superior universitario para delegados sindicales y líderes comunitarios, hemos hecho estas herramientas, que es la guía de observación, las encuestas, los mapas de riesgo para que los trabajadores…, que tiene una particularidad esto que nosotros hacemos, automáticamente da los resultados de las encuestas que se realizan, es decir, no hace falta que venga ningún cráneo científico para hacernos los análisis estadísticos para tener los resultados de un estudio hecho por los propios trabajadores: eso es construcción de conocimiento, esa construcción de conocimiento por parte de los trabajadores es poder y lo que necesitan los trabajadores para modificar sus condiciones de vida es un poder que devenga de la organización, del conocimiento, que sea superior al poder del capital para poder construir una nueva sociedad. Gracias por el tiempo, gracias por invitarme a compartir esto con ustedes. NORA BRITOS: Quiero agradecer a todos ustedes y en particular a la Federación Argentina, al Colegio Profesional de Entre Ríos, acá como anfitriones también, y al Colegio de Córdoba, que hizo posible, que propuso que yo pudiera estar aquí, a todos muchas gracias. Me interesa abordar una cuestión que es ciertamente paradójica, desde mi punto de vista se han producido transformaciones progresivas enormes en el campo de las políticas sociales y el bienestar en Argentina, lo que modifica abiertamente un aspecto de las condiciones de trabajo en cuanto se ha establecido un piso de seguridad en los
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ingresos y en las condiciones de vida de la población más desfavorecida que es absolutamente relevante. Estos cambios impactan en los contenidos del trabajo, del trabajo social, por la vía de mejorar las condiciones divididas de la población y por la vía de la ampliación sustancial de los recursos disponibles para llevar a cabo las tareas propias de la profesión. Estos cambios relevantes se recortan sin embargo sobre formas de contratación que precarizan nuestras condiciones de trabajo, el aumento entonces de recursos y prestaciones en políticas sociales supone un significativo aumento de puestos de trabajo en servicios sociales a la vez que se mantienen formas de relación laboral atípicas, y en particular precarias. Haré referencia en la exposición a algunas condiciones, algunos resultados de una investigación reciente relacionada con el trabajo de servicios sociales, en una muestra de servicios sociales en la provincia de Córdoba. En esa revisión veremos algunas cuestiones que han sido también de algún modo ya planteadas, cómo la precarización en las condiciones de contratación impacta en la seguridad en la relación laboral, en el menor control sobre las condiciones de trabajo, en las remuneraciones más bajas frente a tareas similares, en el debilitamiento de la protección social de los trabajadores bajo estas condiciones y en la menor cobertura de las leyes laborales. Finalmente llegamos, me interesaría plantear algo sobre el nexo entre las condiciones de contratación en los servicios sociales estatales y las perspectivas para pensar los derechos sociales que se materializan en estos servicios. Voy anticipando que entiendo que el tratamiento del trabajo en los servicios sociales estatales, incluyendo el trabajo de los trabajadores sociales, forma parte ineludible del contenido de los derechos sociales, por lo tanto, indagar sobre las condiciones, el estado de situación del trabajo en el sector estatal es un test interesante que habla no solo del derecho del trabajo en sí mismo, sino del resto de los derechos sociales. La primera cuestión a la que me quiero referir está vinculada a las transformaciones progresivas de las que hablaba en las políticas sociales, la década que comenzó en 2003 dio forma a una transformación inesperada en el campo de las políticas sociales, luego del proceso que conocemos de la década de los 90 de desestructuración, privatización y descentralización, estos cambios regresivos que han sido vastamente analizados, pero que aún hoy siguen impactando lo que han dejado en las condiciones fundamentalmente de sociabilidad, estamos participando de un cambio de época, no puedo referirme a todos los aspectos que han cambiado en las políticas sociales, pero
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primero…, me gustaría decir que espero que estos cambios sean irreversibles en línea con la prohibición de regresividad que, digamos, forma parte de los estándares en materia de derecho social, esto es la prohibición de retroceso o de regresividad. Me detendré exclusivamente y brevísimamente en lo que considero una de las transformaciones más importantes, a la que también hacía referencia Jorge (Kohen) recién. Como sabemos todos, en 2005 se estableció el sistema de jubilaciones y pensiones, ¿no?, creo que justamente ese núcleo de lo que llamamos académicamente el núcleo cooperativista, el núcleo del seguro social en Argentina, es me parece uno de los campos que más radicales transformaciones ha tenido y en esto sitúo justamente a la universalización de la cobertura jubilatoria y a la universalización de las asignaciones familiares por hijo, que seguramente, como he visto, han discutido muy ampliamente en estos días. En materia del sistema de jubilación, ustedes saben que en 2005 se estableció la posibilidad de acceder a una jubilación anticipada a quienes tenían los aportes, pero no tenían los años suficientes, la edad suficiente y estaban desempleados. En 2005 también se produjo la primer moratoria previsional, que permitió que personas con la edad cumplida, pero sin aportes suficientes fueran incorporados al sistema de jubilación. En 2008 se produce la estatización de los fondos de jubilación y pensión que habían sido privatizados, como todos sabemos, en la década del 90. Durante todo este periodo se produjeron aumentos en los haberes e incluso se legisló un sistema de movilidad. Y hace pocos días se acaba de establecer la segunda moratoria que va a completar la cobertura de las personas mayores que no habían logrado completar sus aportes. Como todos sabemos, gracias a estas medidas contamos con la cobertura y vamos a contar con la cobertura más alta en esta materia de América Latina y el Caribe, ¿no?, más del 95% de las personas mayores que están en edad de jubilarse tiene cobertura. Creo que esta universalización de hecho ha producido una mayor equidad de género, las mujeres masivamente han logrado incorporarse el derecho a la seguridad social y me parece que es un campo importante para investigar las repercusiones en la autonomía de los adultos mayores que contar con un ingreso, ¿no?, cambia bastante la configuración familiar en la que se encuentran, además de la drástica disminución de la pobreza en este tramo de edad, que hay que reconocer. Esta referencia a una de las transformaciones enormes que se han producido se vincula con que desde mi punto de vista estas políticas sociales determinan tanto
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nuestro ejercicio profesional como las condiciones de vida de la población con la que trabajamos, determinan nuestras condiciones de vida como parte de esta sociedad, y las condiciones de vida de la población. Pero además afectan el contenido del trabajo profesional, un aumento de los recursos o satisfactores disponibles y sobre todo si están construidos en términos de derechos, configurados en términos de derecho, contribuye significativamente a organizar y facilitar aspectos que tienen que ver con la intermediación de recursos, las dimensiones materiales de nuestra práctica profesional. Para calibrar un poco mejor lo que significa esta ampliación histórica de los recursos y satisfactores estatales existentes en este momento, me voy a referir brevemente a una situación que aún hoy me produce una gran impotencia. En el año 97 en Córdoba me tocó trabajar como pasante, dicho sea de paso, pasante, en una oficina que se había creado, de atención de demandas sociales en la Cámara de Diputados de la provincia de Córdoba, una oficina que estaba centrada en la información, asesoramiento, derivación de ciudadanos a otras áreas del Ejecutivo, bueno, áreas del Ejecutivo o a otras jurisdicciones para la resolución de las problemáticas que presentaban. Por cierto en Córdoba, en el 97 estaba en el Gobierno Ramón Mestre, gobernador de la Unión Cívica Radical, que fue quien representó el comienzo de la oleada neoliberal tardía que padecemos. Una situación difícil de olvidar fue la de un hombre de cincuenta y seis años que había trabajado desde los catorce, entró como aprendiz, a la fábrica militar de aviones de Córdoba, como tantas otras empresas estatales, la fábrica fue privatizada y a los pocos meses de la privatización todos los trabajadores fueron despedidos. No calificaron para el seguro de desempleo por el escaso tiempo de trabajo en la empresa privada, aunque llevaban como esta persona con la que trabajamos, desde años trabajando en la misma fábrica, que había cambiado de dueño. Además este hombre había sido convencido del nuevo credo neoliberal por alguna promotora de alguna AFJP, a la que transfirió sus aportes. Cuando concurrió a la oficina, este hombre se encontraba con problemas de salud mental, reumatismo, desempleado y sin ningún ingreso. El caso es que no podía pedir una junta médica para que evaluaran su eventual incapacidad porque no cumplía con el requisito de la ley, de la letra chica, de la normativa jubilatoria de la época, según la cual tenía que contar con doce meses consecutivos de aportes, se llamaba continuidad en el aporte, al momento de presentarse solamente a solicitar que se le evaluara su incapacidad.
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Tenía, como dije, más de treinta y cinco años de aportes y servicios, y sin embargo la normativa reglamentaria en el marco de la privatización de la seguridad social le impedía ejercer su derecho. Realizamos gestiones infructuosas ante la AFJP, junto con los abogados, era una oficina con abogados y trabajadores sociales, y fue en vano. No dejo de pensar que este hombre hoy hubiera podido obtener su jubilación anticipada porque no tenía la edad, sí tenía los aportes y con ella el acceso a la cobertura médica y a otros servicios sociales. Entonces, como podemos observar hay una dimensión de las condiciones laborales en trabajo social en particular, que hacen al contenido del trabajo y a los recursos disponibles para sacarlos adelante, que se han modificado positivamente a la luz de estas transformaciones a las que no me pude referir por falta de tiempo. Pero decía que me resulta inquietante esta paradoja de que la mayor inversión histórica en materia de políticas sociales permanece acompañada por lo que podríamos llamar ocupación de trabajadores sociales y otros profesionales bajo formas de lo que podríamos denominar trabajo atípico. El trabajo atípico, digamos, se recortar justamente frente a la forma modélica del trabajo que conocemos como empleo típico por tiempo indeterminado con seguridad, y en
particular hay dos
aspectos de la tipicidad que son las que se vienen repitiendo en el marco del empleo público, que es en este caso el que me preocupa, el empleo en los servicios sociales estatales. Uno es la duración limitada o la inestabilidad en el lazo de empleo, ¿no?, lo que es empleo temporario o estos empleos por contratos. El otro es el reemplazo de la relación de empleo, por una relación cliente – proveedor, esto es esta idea de trabajo autónomo o independiente. El Estado en sus distintas jurisdicciones, decíamos, mantiene estas dos formas, o persevera utilizando esas dos formas que podríamos llamar de trabajo atípico. Yo quiero recordar aquí que en particular, para el caso que me interesa, que es el de empleo en el sector estatal, el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional, reconoce el derecho a la estabilidad del empleado público. También la ley marco de regulación del empleado público de 1999, en su artículo 9, establece los supuestos y condiciones para la contratación por tiempo determinado, la contratación atípica, y dice: cito, “El régimen de contrataciones de personal por tiempo determinado comprenderá exclusivamente la prestación de servicios de carácter transitorio o estacionales, no incluidos en las funciones propias del régimen de carrera y que no puedan ser cubiertos por personal de planta permanente”
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Como queda claro son supuestos muy específicos que no están siendo tenidos en cuenta, justamente a la hora de producir las contrataciones. Yo no he podido mirar lo que sucede en las distintas provincias, pero sí justamente tengo información en el caso específico de la provincia de Córdoba, y ahí quería señalar que la provincia, en junio de 2014, informaba sobre el estado de la planta de personal. En 2014 en algunas áreas, en este caso me centré en Salud, que es un área, digamos, donde trabajan muchos colegas, el 34% de los trabajadores estaba en condiciones de contratado o interino, es decir, en estas condiciones de trabajo atípica. En el caso de la administración general, el 32% se hallaba en esta situación, con esto quiero justamente señalar que es inquietante el porcentaje, no tenemos porcentajes de trabajadores sociales en particular, sí de la globalidad, en estas áreas del empleo en el sector público. Si bien también la información de que dispongo, es que el promedio en Nación es del 15%, fíjense ustedes que los casos que mencionaba de Córdoba duplica el nivel de contratación que se produce a nivel nacional. Para profundizar un poquito más en lo que implica estas condiciones de contratación, voy a tomar como referencia, voy a seguir con Córdoba, pero ahora voy a tomar algunos datos surgidos de un estudio, que fue un estudio muy particular que tuve el honor de dirigir, que fue un trabajo donde un colectivo de trabajadores, donde había trabajadores sociales y psicólogos, demandó a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Córdoba que hiciéramos una investigación sobre sus condiciones y medio ambiente de trabajo justamente en línea con esta discusión sobre que estaban, según su parecer, trabajando en condiciones de riesgo e insalubre, ellos querían que se dictaminara que si el trabajo era insalubre o de riesgo. Justamente lo que hicimos fue una experiencia donde desde la formulación del proyecto hasta su cierre trabajamos conjuntamente, no fue un trabajo donde la universidad intervino tomando como objeto de investigación estas condiciones de los trabajadores, sino que la propuesta fue que conjuntamente ellos se apropiaran y y tuvieran la experiencia de generar tanto los instrumentos de investigación como las alternativas en las que se podía modificar las situaciones. Y el Colegio Profesional de Trabajo Social de la provincia de Córdoba fue un actor central porque fue justamente una investigación asociada y participativa donde los trabajadores, junto con el aporte que podíamos hacer nosotros desde la universidad trabajamos en forma conjunta. Entre algunas de las mínimas cuestiones que me interesaba traer, hay una que tiene que ver con la inseguridad en la relación laboral, volviendo a los aspectos de las
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formas de contratación precarias, cómo impactan en este caso en la inseguridad en la relación laboral. Trabajamos sobre cuatro reparticiones estatales en 2012, y lo que notamos fue una importante heterogeneidad de las condiciones de contratación, según si se trataba del Poder Legislativo, del Poder Judicial o del Poder Ejecutivo, y aún al interior del Poder Ejecutivo, según de qué Ministerio estamos hablando, era la situación, en materia de contratos. Y en este caso, por ejemplo, en el equipo del Poder Judicial con el que trabajamos, que es el equipo de servicios, equipos y servicios técnicos del Poder Judicial, nos encontramos con que ahí el 87% de los trabajadores, en su mayoría profesionales que participaron de esta encuesta estaban en planta permanente, o sea que contaban con seguridad laboral. Y en cambio en una, en la Dirección de Violencia Familiar, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social el 60% de los trabajadores estaba precarizado, entonces hay una diferencia ahí muy grande. Pero también queríamos señalar que dentro de los distintos estadios de precarización de la relación laboral hay distintos tipos de contratos y distintos niveles de precarización. Por un lado están los contratos por tiempo determinado en la provincia de Córdoba, pero existen distintos contratos con una duración diferente, porque hay una normativa, que no la podemos encontrar, pero que dice que si dos contratos se repiten, dos contratos de la misma duración, se repiten consecutivamente este trabajador pasa a gozar de estabilidad, ¿no?, entonces el trabajador desconoce qué contrato firmó, porque un mes el contrato es por un mes, otro mes es por cinco meses, otro mes por doce, no tiene idea porque además jamás los contratos los tienen los trabajadores, o sea, firme aquí y punto. Luego en un segundo estadio de precarización o de distancia con respecto a la relación laboral típica encontramos la figura del profesional autónomo, que lo denominamos monotributista por la figura ante la AFIP meramente, pero es la idea de autónomo, que emite el recibo. Este trabajador tiene que tomar por su cuenta los riesgos de salud, los aportes jubilatorios, todo lo que tiene que ver con esta lógica de la autonomía. Finalmente están los becarios y voluntarios que tienen un cheque a fin de mes y nada más. Me gustaría, lamentablemente el tiempo nos tiraniza, pero había traído algunos testimonios extraídos de esta encuesta, de estas entrevistas y grupos focales, se hicieron entrevistas, grupos focales y una encuesta, pero quisiera pasar al último punto
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que…, justamente porque los compañeros fueron desarrollando aspectos que ya todos conocemos de las implicancias que tienen en el trabajo profesional, el vínculo precario laboral, pasaría a proponer algunas cuestiones que creo que pueden ser interesantes o relevantes para profundizar en estas temáticas. Una primera cuestión tiene que ver con una hipótesis que me parece que puede resultar fructífera para explicar las diferencias en la utilización del trabajo atípico entre la jurisdicción nacional, que es menor, con respecto a las provincias y municipios. Quizás podamos trabajar en la línea de que la jurisdicción produjo las mayores transformaciones progresivas en las políticas sociales, pero estas transformaciones tan importantes; o bien adquieren la forma de transferencias monetarias, que no implican trabajo y mucho menos esta relación de servicio con la complejidad que tiene, y en las políticas en las que produjo transformaciones con educación o salud pública los que están a cargo de la ejecución de esas políticas son las provincias y los municipios. Entonces, son esas esferas las que están produciendo mayor precarización laboral y vamos a tener que quizá analizar un poco mejor cómo son estos procesos y qué implicancias tienen, pero creo que para el colectivo profesional nuestro sería muy importante contar con un más profundo diagnóstico de lo que sucede en cada municipio y en cada provincia. La otra cuestión que deberíamos precisar mejor desde mi punto de vista es cómo pensar el vínculo entre derechos sociales y condiciones laborales. En este sentido sabemos que los servicios sociales pueden estar organizados de distintos modos, pero la gestión estatal de los servicios sociales, o al menos, cualquier garantía de derechos sociales requiere formas de organización, provisión o control a cargo del Estado. El tratamiento del trabajo en los servicios sociales estatales entonces forma parte ineludible del contenido de los derechos sociales, en tanto resulta inimaginable la garantía por ejemplo del derecho a la salud sin la organización de servicios asistenciales caracterizados por una función económica trabajo intensiva donde médicos, enfermeros, trabajadores sociales y otros profesionales participan en la prestación de estos servicios. Entonces, de qué derecho a la salud podríamos hablar sin esa organización estatal de esta función, ¿no?, económica, humano intensiva. Entonces, en otros trabajos también caracterizaba esta relación a este trabajo de servicios sociales como un trabajo inmaterial enmarcado en una relación social de servicio que requiere la participación de otro, ¿no?, del que demanda estos servicios. En ese sentido, esta producción inmaterial existe, no existe separada de la propia actividad.
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Y me parece importante recordar el anteproyecto de Ley federal de Trabajo Social, que en su capítulo 3, referido a las competencias profesionales plantea, en primer lugar, la defensa, reivindicación y promoción del ejercicio efectivo de los derechos humanos. Todos conocemos y contamos con un cuadro impresionante de reconocimiento de derechos, ¿no?, a nivel constitucional por vía de pactos, etcétera. Pero también conocemos que hay dificultades, por un lado hay antinomias, normas contrapuestas, hay lagunas, normas que no se desarrollan, justamente antes derechos consagrados a nivel constitucional y además, y esto es lo más importante, hay derechos llanamente incumplidos por los distintos poderes del estado y las distintas jurisdicciones. En este sentido cuando el anteproyecto de ley nos vincula con el acompañamiento y la exigencia de los derechos sociales, este acompañamiento y exigencia no es pacífico, exige adoptar posiciones profesionales de reclamo; de denuncia; de acompañamiento de procedimiento administrativo; de rechazos fundados de órdenes irregulares; de reivindicación de cumplimiento de las normas a los propios superiores, entre otras medidas cotidianas. Cómo se supone que un profesional contratado, sin ninguna estabilidad, se oponga a medidas que son inconstitucionales, discriminatorias, arbitrarias o simplemente insuficientes o inadecuadas para garantizar derechos sociales de la población. En qué medida un profesional precarizado puede comprometerse con hacer cumplir sus obligaciones al Estado, si esto implica precisamente un ejercicio insistente y crítico, sobre todo, frente a sus superiores. En esta línea argumental, si los servicios sociales estatales forman parte, obviamente, de los mecanismos para la satisfacción de los derechos sociales… podemos observar una doble afectación: cuando se afectan las condiciones de trabajo en este sector, también se está afectando la calidad de los servicios sociales. De estos servicios sociales en su conjunto. Esta es una presunción que me parece que puede ser un camino interesante para profundizar nuestra investigación y este vínculo que estamos restableciendo teóricamente, si se quiere, con los derechos sociales, con el lenguaje del derecho, y creo además que esta discusión nos interpela muy fuertemente, porque por fin los Estados de esta región van a asumir el desafío de dar cuentas del estado de situación de los derechos sociales de cada país de Latinoamérica en el marco del cumplimiento del protocolo de San Salvador, y de los informes sobre derechos sociales en la región. Creo que es un momento óptimo para repensar estas cuestiones, y para, en este país federal, repensar qué pasa con las provincias porque, desde mi experiencia de Córdoba, todo lo muy progresista que se hace a nivel
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nacional, cuando llega a la provincia, realmente, una provincia opuesta políticamente, se desintegra. Bueno, muchas gracias. ANA ARIAS: Muchísimas gracias por la invitación a participar de este encuentro y a formar parte de este panel. Realmente un honor para mí. Cuando me invitaron, pese a que no soy especialista en condiciones laborales, me interesó igualmente participar a partir de algunas cuestiones que surgen en distintos estudios que venimos llevando adelante, que tienen por fin identificar cuestiones que tienen que ver con reconstrucción de lo público, entre las cuales, que se vinculan de manera directa como ya señaló en varios aspectos Nora antes de mí. En primer lugar voy a plantear una pequeña cantidad de puntos, de ítems, que me parece que son relevantes para pensar la relación que podemos encontrar entre demandas que tienen que ver con la reconstrucción de lo público y condiciones laborales. La primera cuestión es que no necesariamente la defensa o la mejora de las condiciones laborales implica aporte en términos de reconstrucción de lo público, y las disciplinas hegemónicas han demostrado esto. Me mira el médico, digo los médicos, los abogados han generado ciertos estatutos, han generado determinadas condiciones que no necesariamente sean vinculadas históricamente más allá de que sectores que sí. En este sentido, de la misma manera no creo que sea útil en términos políticos la identificación de un proyecto político exclusivo del trabajo social o exclusivo de trabajadores sociales. Creo que necesariamente tributamos explícita ó implícitamente a proyectos que nos superan, a proyectos mayores, pero además proyectos en términos generales, en términos concretos que identifican a actores, sectores concretos,
puntuales
que
están
disputando
sus
proyectos,
sus
acciones,
situadamente… de la misma manera creo que la reconstrucción de lo público que se exige
desde los proyectos populares exigen un tipo particular de definición y de
defensa de la condición laboral. En esto la Argentina tiene una trayectoria histórica ampliamente relevante, me viene a la memoria algunas cuestiones de la CGT de los Argentinos. La producción, la enorme producción de ATE en los 80 y en los 90, cuando se decía que la única manera de defender los derechos del Estado es refundar el Estado, repensar el Estado. La histórica producción de la CTERA que tiene una producción enorme y que ha logrado poder vincular la defensa del salario con la idea de la defensa de la escuela. Los que hemos tenido la posibilidad de participar de estas
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experiencias siempre nos hemos ido maravillados de la posibilidad de generación de conocimiento y de propuesta concreta que se ha vinculado a la práctica sindical. A mí me parece esto ampliamente considerable, me parece que son tradiciones que sería importante recorrer. En función de esto el primer eje que me parece importante identificar es que el Estado argentino con muchas diferencias con respecto a los niveles sigue manteniendo una pauta que es histórica, y es que a mayores niveles de complejidad en términos de demanda de la población, de situaciones sumamente complejas, que requerirían mayores intervenciones, hay menor densidad institucional, y menor calidad en la propuesta de política que llega a estos sectores. Hay estudios que lo demuestran, recuerdo en este momento con cercanía una presentación que hizo Teresa Matus en la UBA, pero me parece que todos hemos tenido los trabajos con mayores niveles de exigencia de exposición, cuando teníamos los peores niveles de formación, por lo menos estando recién recibidos y siendo peores pagos. Poder identificar este mapa de las complejidades y poder plantear que estas complejidades deben ser vinculadas con los trabajadores, mejor formados y mejores pagos con mejores condiciones es una condición importante para avanzar en esta relación entre cuestiones vinculadas a las condiciones laborales y demandas populares. Me parece que esto que digo no es novedad, un elemento histórico. Me parece que Nora lo señaló y es cada vez más importante recuperar el análisis de la Argentina y de la política social de la Argentina desde una perspectiva mucho más federal… Es cierto que el Estado Nacional ha tenido una capacidad de recomposición muy superior a la que han tenido los estados provinciales y municipales, y esto tiene impactos directos sobre algunas temáticas que no están directamente asociadas a la distribución del ingreso que son en las que el Estado nacional ha tenido mayor capacidad de intervención directa en materia de intervención social. Después hay un eje de problemas que nos interpela como colectivo y que tiene que ver con cómo se aborda el problema de las violencias, y cómo esta implica… qué reacciones, qué acciones… nos damos sobre estas cuestiones que se vinculan tanto con nuestras condiciones laborales con como nuestra posibilidad efectiva de nuestro ejercicio profesional pero también, y de manera muy importante con la valoración social que va a tener nuestra disciplina sin la cual nuestro futuro va a tener patas bastante cortas en términos de demandas. Yo recuerdo que estaba en la CTERA el día siguiente que una madre, un padre, no me acuerdo, le pegó a un directivo de una escuela, y la reacción fue convocar un paro para el día siguiente. Esta situación era problematizada en el momento… Yo estaba
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ahí en esa discusión y se planteaba la tensión frente a situaciones de escala de violencia, la situación de retiro de la presencia, en este caso era de la escuela. Tenemos en este momento situaciones muy complejas en territorios donde lo que estamos haciendo frente a situaciones de violencia es retirar… las prestaciones sociales, retirar recurso humano, de la misma manera que denunciamos la no entrada de las ambulancias en villas de Capital y de provincia de Buenos Aires. Me parece que también tendríamos que hacer un ejercicio crítico y reflexivo de lo que implica el abandono de los territorios frente a estas situaciones, y esto no se resuelve de manera altruista, no se resuelve diciendo, exponiendo el cuerpo de aquellos que tengan que entrar. Se entiende repensando formas de intervención territorial en donde la recuperación de lo público tenga presencia en niveles de institucionalidad, que protejan a los trabajadores pero que no abandonen, no generen Siberia… Porque si no, lo resuelve el Estado en sus otras formas de intervención, son territorios donde el agente de intervención social exclusivo que queda es la policía, la gendarmería o la fuerza de seguridad que gracias, más bien en desgracia coincide con esto. Entonces la idea de que los territorios solo podrán, los territorios con grados enormes de conflictividad vinculados con violencias van a ser resueltos por vía de la faz represiva para después habilitar la intervención, es una vía que deberíamos abandonar, y es una vía por la cual nosotros deberíamos alertarnos porque sino será lógico que se siga pidiendo policías y no se siga pidiendo otro tipo de institucionalidad. En las formas de intervención en problemáticas sumamente complejas uno de los grandes temas problema, recursos, se relaciona con el problema del tiempo. Y el tiempo es una dimensión que en términos de condiciones laborales es muy significativa. Necesitamos superar las formas de trabajo, las formas de intervención política a partir de la lógica de proyectos o programas, porque recortan temporal y geográficamente la intervención ante situaciones que requieren intervenciones temporalmente estables. Nadie resuelve sus temas de acá a seis meses salvo que sean cuestiones muy puntuales, y sobre todo las temáticas de intervención en la complejidad en la que nos encontramos en muchas cuestiones que se asocian a vínculos sumamente deteriorados, a serios problemas vinculados a los consumos de sustancias… Los problemas asociados a las violencias no se resuelven en seis meses y la intervención basada en forma de proyectos y no ancladas en instituciones tienen una rotación en el tiempo que debilita tanto la posibilidad de incidencia sobre el problema como la posibilidad de los trabajadores que llevan adelante estas acciones de poder profundizar su tarea, con enormes grados de… me sale la palabra deterioro, pero en realidad de decepción… La rotación extrema que se tienen en algunas
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situaciones es un grave problema a ser abordado en este marco de recuperación de lo público. Otras de las cuestiones vinculadas con el tiempo es el reconocimiento de los tiempos de formación… el reconocimiento de los tiempos de trabajo colectivo, reconocimiento de trabajo con otras instituciones… el reconocimiento no sólo pago sino jerarquizado de estos tiempos de trabajo. Y por último me parece que estamos en un período histórico porque las crisis de las instituciones en las que intervenimos son crisis que tienen en algunos casos amplias posibilidades de la intervención. Me parece que la modificación de una parte importante del andamiaje legal… de la intervención social, y hablo de la 26.061, la Derogación del Patronato, la Ley de salud Mental, la Obligatoriedad de la Escuela Media… son normas que exigen una revisión de las instituciones para las cuales muchas veces la intervención concreta de las instituciones no llega a poder efectivizar el derecho que estas normas han logrado institucionalizar. Y ante esta posibilidad, se requiere la refundación de instituciones, la consolidación de un tipo de estatalidad que me parece importante. No casualmente muchas de las formas de abordaje novedosas que habilitan estas formas siguen dándose bajo condiciones sumamente precarias, y ese es un tema a ser tomado porque tenemos una responsabilidad histórica con la posibilidad de consolidar estos avances, y estos avances se consolidarán en el marco de instituir un tipo de estatalidad de acuerdo a estas nuevas exigencias de derechos. Y esto exigirá trabajadores con reconocimiento de su condición en el marco de que estén pensadas así, a esta lógica de afianzamiento de derechos. Me parece que la idea que cierta idea adolescente acerca de que cuando las instituciones entraran en crisis iban a generar individuos más libres, más propensos a sublevarse, la década del 90 ha demostrado que no es así. Digo en términos de (François) Dubet uno podría decir que lo que se generó fue la débil protección de los más débiles, y si yo estoy convencida de que donde hay una necesidad hay un derecho, donde hay un derecho tiene que haber una capacidad institucional de garantizar este acceso y esto exige trabajadores reconocidos para esto. Así que bueno, eran básicamente estas cuatro ideas las que me parecían que podrían servir para discutir esta relación sobre demandas de estatalidad y condiciones laborales, la relación con la complejidad de los territorios y la relación con los recursos humanos. Invertir esta relación histórica, prevenir las políticas del abandono, que frente a las situaciones de mayor complejidad muchas veces defensivamente se resuelven. Reconocer el problema del tiempo, identificar la crisis o la demanda de las
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instituciones como un momento de amplia posibilidad. Yo creo que estamos en un perĂodo en el cual hemos tenido una capacidad importante de avance y tenemos responsabilidad histĂłrica de consolidarlo. Estas discusiones nos pueden servir para ello. MuchĂsimas gracias.