XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
EJE: Enfoque de derechos y políticas públicas en la contemporaneidad.
MUJERES QUEMADAS EN EL CONTEXTO DE SITUACIONES DE VIOLENCIA: UNA MIRADA DESDE EL TRABAJO SOCIAL.
Lic. Gabriela Sierro1 Lic. María Cristina Igoillo2 Lic. Viviana Visintìn3 Lic. Natalia Tripodi4 Lic. María Soledad Pascual5 Lic. Candela Ruiz Diaz6
Resumen: En los últimos años, este equipo de trabajo social ha sufrido un importante impacto por el incremento de situaciones de violencia de género por método fuego, por lo que se propone realizar un estudio de relevamiento y análisis de historias sociales, durante el periodo 2011-2013. De un total de 535 mujeres internadas, 70 han sufrido situaciones de violencia y de este total el 61% son situaciones de violencia de genero. Respecto a los varones, de un total de 850 internados, 54 han sufrido situaciones de violencia y de este total, el 44% son victimas de violencia ejercida por terceros. Los supuestos que guiaron el estudio se sustentaron en los espacios colectivos de reflexión sobre una problemática
que
necesita
imperiosamente
la
modificación
de
estereotipos
socioculturales que tiendan a provocar transformaciones, tanto del lugar de la mujer y del hombre como en el cuidado de sus propias vidas.
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Trabajadora Social de Unidad de Terapia Intensiva Infantil, Hospital de Quemados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar 2 Trabajadora Social, Jefa del Servicio Social Hospital de Quemados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar 3
Trabajadora Social, Jefa de Consultorios Externos de Servicio Social del Hospital de Quemados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar 4 Trabajadora Social de Unidad Cuidados intermedios y Generales de Niños, Hospital de Quemados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar 5 Trabajadora Social de Unidad Cuidados intermedios y Generales de Niños, Hospital de Quemados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar 6 Trabajadora Social de Unidad Cuidados intensivos, intermedios y Generales de Adultos, Hospital de Quem ados. quemados_servsocial@buenosaires.gob.ar
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“El trabajador de la salud, es un mediador entre el conocimiento y la singularidad de los casos” Gastao Wagner de Souza Campos
Comienzos de una reflexión: El equipo de trabajo social del Hospital de Quemados parte de la idea de comprender a la práctica profesional como un permanente estado reflexivo; reflexiones que implican por un lado recuperar la oportunidad de la capacidad de asombro y por el otro, tomar distancia en el quehacer cotidiano, sin perder la pasión o
dejar de
comprometerse. Es posible así el intento de alcanzar la apropiación y producción de conocimiento, para realizar aportes con la intención de transformación que hoy, si bien puede ser una verdadera utopía, a la vez puede ser un estímulo para el sostenimiento de las prácticas cotidianas. El proceso salud enfermedad atención7 es un concepto central y punto de partida que el equipo de trabajo social incluye en su mirada sobre las intervenciones. Mirada que se propone visibilizar las problemáticas complejas que presentan las personas que concurren a este hospital. En los últimos años, este equipo de trabajo ha sufrido un importante impacto al observar e intervenir en el incremento de situaciones de violencia de género por elemento fuego. Es por eso que decide de manera imprescindible enmarcarla en un contexto de violencia social que se manifiesta en los últimos años, tanto en nuestro país como en toda America Latina. A partir de intervenir en esta realidad de violencias, el equipo de trabajo social se propone realizar un estudio enfocado en el relevamiento y análisis de las historias sociales. Se aborda el periodo 2011-2013 con un total de 1385 personas adultas internadas y un total de 928 historias sociales confeccionadas por el equipo profesional. Cabe destacar que este hospital no cuenta con trabajador social de guardia. Los supuestos que guiaron el estudio se sustentaron en los espacios colectivos de reflexión y en el replanteo y cuestionamientos individuales sobre una problemática que necesita imperiosamente la modificación de estereotipos socioculturales que tiendan a provocar transformaciones, tanto del lugar de la mujer y del hombre, como del cuidado de sus propias vidas.
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El proceso salud/enfermedad/atención constituye un universal que opera estructuralmente –por supuesto que en
forma diferenciada– en toda sociedad, y en todos los conjuntos sociales estratificados que la integran. Menendez(1994)
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Explorando entre los resultados: En este apartado, presentaremos el relevamiento y análisis de los datos, a través de nuestra mirada y con la intención de compartir las reflexiones que construimos. Sobre un total de 1385 personas adultas internadas en el periodo 2011-2013, 535 son mujeres y 850 son varones. De estos grupos, 54 hombres y 70 mujeres han atravesado situaciones de violencia. Consideramos importante destacar que partimos de la idea de contextualizar a la violencia de género en un marco de violencia social. Los cambios estructurales producidos en nuestro país en
los últimos años y
visibilizados principalmente en aspectos socio económicos han impactado de manera directa en la precariedad de la condiciones y en la calidad de vida de la población, originándose un incremento de desigualdad en su forma mas significativa. Desigualdad producida por la diferencia entre la disponibilidad de recursos y el acceso a la estructura de oportunidades sociales, económicas, culturales que se originan en el Estado, en el mercado y en la sociedad civil, agravando el proceso de integración social provocando una fragmentación social. En los últimos años el imaginario social del “hombre proveedor” se vio modificado, dando lugar a nuevas formas de organización familiar y repercusiones en la simbología subjetiva de la masculinidad, en la ausencia de lazos solidarios y vínculos atravesados por situaciones de consumo y abuso de sustancias tóxicas. En estos resultados, se puede visualizar los aspectos señalados a través del motivo de agresión de violencia en varones, donde prevalece la violencia ejercida por terceros8 30 25 20 15 10 5 0
D LU SA
L TA EN M
TO AU
R IA FL V.
S R O IA ER FL .V RC C E T R R. TE R. AG AG
Consideramos que existe socialmente una violencia invisible que en ocasiones se traduce al conjugarse con otros factores, en una violencia que ocurre en el ámbito privado/familiar y se extiende a los distintos miembros, conformando la instalación de un ciclo de violencia que, de no mediar alguna interrupción se repetirá.
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Definida por el equipo de salud como pacientes agredidos por personas sin vínculo familiar.
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La violencia de género se produce como consecuencia de la relación desigual entre hombres y mujeres y la existencia de la «cultura de la violencia» como medio para resolver conflictos. Barbieri (1992) plantea que la introducción de la noción de género en el
análisis
social, generó una ruptura epistemológica en la forma de entender la posición de la mujer en las distintas sociedades, mostrándonos que la definición de ser mujer u hombre no es universal, ya que es una construcción social que alude a la diferencia entre femenino y masculino y a la forma en que ellos se relacionan, dejando ver la desigualdad y permitiendo reconocer la existencia de relaciones de jerarquía que se produce por las diferencias existentes entre ambos. El concepto de género permite conocer los cambios en la relación entre mujeres y hombres, y abre la posibilidad de transformar esas relaciones. De acuerdo a la conceptualización de la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 1993, se define a la Violencia de Genero, como “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”. Continuando con esta línea, podemos aportar que los conceptos multidimensionales permiten articular aspectos de carácter socio-estructural y socio-simbólico, tanto en el nivel macro como micro. Por lo cual, se toma como marco de referencia en el abordaje de la problemática de violencia de genero al Modelo Ecológico Multidimensional (elaborado por Urie Bronfenbrenner, en 1978) dado que consideramos que es un paradigma superador e integrador que permite visibilizar el entramado de elementos constitutivos del problema. Pérez Aquila (2010) Violencia de género - Autoagresión En relación situaciones de autoagresión en un contexto de Violencia de Género, se encontró en el 2011 un porcentaje de 10 % de los casos, en el 2012 un porcentaje de 75 % de los casos y el 2013 un porcentaje de 15 % de los casos. VIOLENCIA DE GENERO AUTOAGRESION 2013 10%
2012 75%
2011 15%
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Violencia de género - Agresión En relación situaciones de agresión en un contexto de Violencia de Género, se encontró en el 2011 un porcentaje de 48 % de los casos, en el 2012 un porcentaje de 9 % de los casos y el 2013 un porcentaje de 43 % de los casos.
2013 43%
2011 48%
2012 9%
La etiología del episodio de quemaduras muestra la importancia del fuego como método de agresión elegido por los hombres en el momento del ejercicio de la violencia física.
AGUA
FUEGO
0
10
20
30
40
50
El fuego como símbolo, ha tenido en las diferentes culturas y sociedades a lo largo de la historia una preponderancia tal que nos remite a pensar en las sensaciones, inclinaciones por las que atraviesan las personas que se enfrentan con el mismo. El fuego parecería ser un elemento viviente que consume, calienta, alumbra, pero también puede causar dolor, destrucción y muerte. Puede proveer luz y calor o aparecer con fines purificatorios, consumir a las víctimas inmoladas y elevarlas hasta las moradas celestiales. Así como también arrasar con la vida, incendiar, carbonizar. Según varias religiones el infierno es el lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Las formulaciones desarrolladas por Jung consideran al fuego como un perfecto arquetipo; es creación y destrucción, no hay arquetipo que contenga de una manera tan balanceada la formula vida-muerte, muerte-vida. Difícil es de explicar qué representaba exactamente el agresor, que significado tenia este mecanismo de ataque, en el momento del episodio de agresión. Lo que encontramos en principio como eje rector, es la idea de imán, de atracción por este
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elemento, específicamente como forma de destrucción, provocando sufrimiento, haciéndole “vivir un infierno” a su victima y como fin ultimo buscando “extinguir” la vida. Es decir, en las situaciones que analizamos, el fuego es asociado a un método de escarmiento – sanción – castigo – muerte. En relación a esto encontramos similitudes con los sucesos que se desarrollaron en Europa entre los S. XV y XVII : “la caza de brujas” . Aproximadamente el 85% de los acusados de la brujería fueron mujeres. Eran acusadas de ser culpables de cualquier desgracia personal o social. Para realizar sus atrocidades se reunían, generalmente por la noche, en aquelarres o sabath, reuniones orgiásticas que tenían como invitado de honor al propio demonio. El Malleus Maleficarum de1486, es probablemente el tratado más importante que se haya publicado en el contexto de la persecución de brujas. No había tortura demasiada excesiva con tal de obtener confesiones. Se habla de las debilidades de las mujeres que las llevaban a convertirse en brujas: la infidelidad, la ambición y la lujuria. La virginidad siempre fue un ideal, la mujer es peligrosa por su sexualidad. Toda la brujería proviene del apetito carnal que en las mujeres es insaciable. No existía la oportunidad de enfrentarse a los acusadores, la sola acusación de un vecino o el reconocimiento bajo tortura servia para aplicar el castigo al culpable: la hoguera (la Iglesia Católica legisló que la quema en la hoguera iba a ser el castigo oficial por herejía). A partir de las entrevistas en profundidad que tenemos con nuestros pacientes y familiares reconocemos que los elementos discursivos del agresor, se inscriben en estos criterios mencionados con anterioridad. Estas supuestas conductas “desviadas” de la mujer, como ser malvado, inferior, que pone en jaque el control por parte del hombre, ofendiendo su virilidad. La victima aparece en el relato, como objeto de su pertenencia, así como también es portadora de una supuesta “labilidad emocional”. La sexualidad como competencia del hombre en contraposición a la ternura como elemento esperable en la mujer, el rol de proveedor material y la imposición de la mujer relegada al ámbito de lo domestico, entre algunos de las dispositivos que se destacan en los relatos de los entrevistados. Cuando la mujer no cumple con sus expectativas, aparece la desvalorización, la humillación, la intimidación, la coerción, la amenaza y por último el castigo. Nos enfrentamos a un agresor que usa
el fuego dentro de esta perspectivas, como
intimidación/ coerción, amenaza y/o como castigo. El daño que provoca es un daño permanente en su victima, desfigurándola para que “nadie se vuelva a fijar en ella” o
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con el deseo de “dejar una marca”, aquel sello acuñado en el cuerpo de la mujer como signo de “mal comportamiento”. La reunión de la mujer con sus amigas (“modernos aquelarres”) representa para este hombre la idea de conspiración maliciosa digna de ser limitada. La perdida de control de “su” mujer es para él un gran riesgo. Aparecen alusiones del tipo: “esas te llenan la cabeza”. Para el agresor la mujer es propensa a la malignidad y embustera por naturaleza, infiel, busca ser encubierta por sus pares, débil y frágil frente a las ideas propias o del otro. El fuego directo o la amenaza de provocarle quemaduras es para el agresor parte de una trama de torturas; el rumor público (dichos, cuchicheos) es un disparador para éste, quien como juez supremo es capaz de “enjuiciarla y declararla culpable”, utilizando su propia lógica. Así, su novia/ esposa, la “bruja” (termino que continua siendo utilizado cotidianamente para hacer referencia a las mujeres de su entorno) debe pagar su “castigo”, debe “morir en la hoguera”. Si bien no se puede hablar de un único perfil de las mujeres víctimas de violencia de género, a partir del relevamiento de datos comprendido entre 2011-2013, podemos analizar algunos aspectos significativos. En lo que refiere a la franja etárea, se observa que el mayor porcentaje, esta comprendido en mujeres de entre 25 y 40 años de edad.
40 EN ADELANTE 25 A 40
14 A 25 0
10
20
30
Se puede decir que en esta etapa, las mujeres están en edad fértil, en general se encuentran en pareja o han tenido ya parejas anteriores. En líneas generales ya son madres y tienen uno o varios hijos a su cuidado. El mayor porcentaje de las mujeres atendidas provienen del Gran Buenos Aires, dato que es significativo desde la accesibilidad a los recursos especializados que les provean el apoyo necesario para salir de la situación de violencia. Desde la práctica cotidiana
resulta
dificultoso
poder
garantizar
un
acompañamiento
serio
y
comprometido por parte de las instituciones u organismos territoriales o un referente barrial donde se le brinde información clara y precisa en materia de violencia de género sobre los procesos a seguir.
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30 25 20 15 10 5 0 CABA
G.BS.AS.
OTROS
Es común que las mujeres que atraviesan estas situaciones se sientan cuestionadas por los demás, avergonzadas o no se atrevan a contar lo que les sucede. A menudo, esto deriva en enfrentamientos con el entorno familiar y afectivo, lo que provoca aislamiento y debilitamiento de las redes socio-afectivas de contención. Es por ello que, incluso una vez que egresan del ámbito hospitalario y en algunos casos, habiendo llegado a situaciones límite de violencia física, regresan mayormente con el agresor.
NO REGRESA CON EL AGRESOR
REGRESA CON EL AGRESOR
Con estos resultados tan significativos se plantearon ejes
de análisis para la
comprensión de los datos: Desde el ciclo de violencia: ¿Por qué la mujer no abandona en un primer momento la relación y mas aun luego de la quemadura? Dutton y Painter (1981) hacen referencia a una relación basada en el desequilibrio de poder que hace el maltratador en forma intermitente y creando en la mujer fuertes apegos emocionales. Es posible que luego de la fuerte agresión por quemaduras cuando no ha tenido graves consecuencias como la muerte,
esa agresión sea parte del círculo de violencia y ese vínculo
traumático sea más poderoso cuando es alternado por periodos amigables o de arrepentimiento. Desde la situación de vulnerabilidad social profunda: los factores que intervienen se relacionan con falta de ingresos propios, falta de vivienda y ausencia de redes de contención. La fragmentación social actual visualizada en la ruptura de vínculos de
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solidaridad entre vecinas, amigas, familia, es otro de los aspectos posibles al igual que la falta de espacios de contención y educación para niños como jardines maternales o escuelas de jornada completa para tener con quien dejar los niños y poder salir a trabajar, a realizar gestiones legales o tratamientos. Desde los modelos socio culturales dominantes: “la mujer no puede sola, necesita un hombre para todas las decisiones de la vida”, a lo largo de nuestra historia hay un gran paralelismo en la consideración cultural que se da a la naturaleza y la que se adjudica a las mujeres, respecto al trabajo por ejemplo, este se comprende como “improductivo” y ha tenido que satisfacer las necesidades básicas de la existencia humana, esto comprende desde la producción de alimentos hasta el trabajo domestico, tareas que, mayoritariamente se realizan en el marco del hogar. En lo que respecta a las acciones previas nos referimos a cualquier acción que se vincule con un reconocimiento del problema o pedido de ayuda desde las mujeres victimas de violencia hacia una institución jurídica, de contención u orientación a su problema. 30 25 20 15 10 5 0 1 ACCIONES PREVIAS
2 SIN ACCIONES PREVIAS
De acuerdo a los datos relevados, la mayoría de las mujeres no ha realizado estas acciones y este equipo lo analiza desde el punto de vista del proceso de reconocimiento del problema, la toma de decisiones, las posibilidades concretas frente a las amenazas tanto de los agresores como de familiares de este. Es por eso que se trabaja en la búsqueda de una posible articulación con instituciones u organizaciones, que puedan brindar esta contención una vez que la mujer egresa del hospital.
Desenlaces y nuevos interrogantes para continuar profundizando la problemática: La violencia contra las mujeres tiene un carácter estructural, es decir que aunque las interacciones agresivas las protagonicen personas concretas en sus relaciones privadas, la explicación del fenómeno tiene que ver con la estructura patriarcal de la sociedad.
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Uno de los resultados más relevantes es el número de situaciones de violencia: sobre un total de 535 mujeres internadas durante el periodo 2011-2013, 70 atravesaron situaciones de violencia. De esas 70 mujeres el 61 % fueron victimas de violencia de género. De un total de 850 varones internados durante el periodo 2011-2013, 54 atravesaron situaciones de violencia. De esos 54 varones, el 44% fueron agredidos por terceros. Estos datos nos brindan la posibilidad de continuar indagando y profundizando el análisis de la violencia de género, con su mayor expresión visualizada en la multiplicación de mujeres quemadas por elemento fuego, teniendo en cuenta el contexto de violencia social en el cual estos episodios se enmarcan. El equipo de trabajo se plantea la búsqueda de nuevas respuestas a interrogantes que funcionaron como guía para la acción-reflexión de este campo problemático. Después del caso de W. T., varias mujeres resultaron violentadas con ese mismo método por su pareja, novio o ex pareja. Aquí, dos miradas reflejan la preocupación en torno del fenómeno: la posibilidad de duda sobre quien realiza la acción y sus consecuencias judiciales (“crimen perfecto”) y por otro lado el riesgo de la repetición (del método) por la influencia de los medios de comunicación. Respecto al método agresión/ autoagresión por elemento fuego,
¿Es posible que esta elección tenga influencia de aspectos socio culturales?
¿La elección del método es porque permite la posibilidad de duda sobre quien realiza la acción?
¿Las dudas sobre quien realiza la acción, tienen consecuencias en las futuras decisiones judiciales: homicidio-suicidio-femicidio?
Respecto a la posibilidad de ruptura o salida del ciclo de violencias:
El acceso a la justicia y las respuestas del sistema ¿Son posibilidades concretas de cortar con el ciclo de violencia?
Respecto a los modelos dominantes que operan cotidianamente en la vida de las personas:
¿En qué medida los medios dominantes de comunicación podrían tener influencia al riesgo de la repetición del método por masificación de información?
Desde estos planteamientos consideramos que las prácticas profesionales cuestionen los viejos modelos dominantes y se encaminen a incorporar construcciones sociales que integren una aproximación a la vida desde un proceso cuya única finalidad sea la vida misma.
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“... si la asistencia no se articula con una política feminista que incluya un abanico de proyectos y propuestas claramente orientadas a eliminar la opresión de género, se corre riesgo de diluirse en el asistencialismo que sólo puede, en el mejor de los casos, ayudar a algunas mujeres a limitar la violencia de sus vidas”. Marta Fontela y Magui Belloti.
Referencias Bibliográficas: Dutton, Donald G. y Susan L. Painter, (1981) Vinculo traumático: el desarrollo de lazos emocionales de Mujeres Maltratadas y otras relaciones de abuso intermitente. Victimologia: An International Journal 6. Menéndez, Eduardo (2008), Salud y Genero aportes y problemas, Revista Salud Colectiva, Buenos Aires, UNLa. Carballeda, Alfredo (2008), La intervención en lo social y las problemáticas sociales complejas: los escenarios actuales del Trabajo Social, Revista Margen, Buenos Aires. Mellor, Mary (2002) Entrevista con J. Blasco sobre “Ecologismo, feminismo y socialismo”, en http://polis.revues.org/6711; http://www.revues.org De Beauvoir, Simone (1970) El segundo sexo, Siglo XX, Buenos Aires. Izaguirre, Ines (2008), Violencia social y derechos humanos, Eudeba, Buenos Aires Foucault, Michel (1996), La vida de los hombres infames, Altamira, Buenos Aires. Cirlot,
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Símbolos.
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del
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Editorial. ISBN 978-84-206-1032-0. Barbieri, Teresita. (1992). Sobre la categoría género. Una introducción teóricometodológica. Revista Interamericana de Sociología - Año VI, núm. 2-3. Benería, Lourdes y Martha Roldán (1992.): Las encrucijadas de clase y género. Trabajo a domicilio, subcontratación y dinámica de la unidad doméstica en la ciudad de México. Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México, México. Ronfenbrenner, U. (1971). La ecología del desarrollo humano. Barcelona, Paidós. Perez Aquila, Carla (2009) Trabajo Social y Violencia Familiar. Trabajo final residencia de Trabajo Social en Salud. Hospital Penna.